Antecedentes y actualidad de la medición macroeconómica en Cuba

Elier Méndez Delgado
María Elena Figueroa Gonzáles
María del Carmen Lloret Feijóo

 

La Comparabilidad Internacional.



Actualmente el tema de las comparaciones internacionales ha despertado mayor interés y ha ganado mayor amplitud; por lo que su estudio resulta interesante para los gobiernos y organismos internacionales. Con frecuencia las informaciones sobre este tema son citadas como base para extraer conclusiones de largo alcance.

Los resultados alcanzados en el desarrollo económico y social de un determinado país, así como la rapidez de esta evolución en su contraste con los niveles registrados por otras naciones, permite ubicar la posición en que aquel se sitúa en el contexto de los países observados.

Las comparaciones internacionales surgen a partir del interés creciente del individuo en conocer como viven las personas, como se desarrolla la economía, la cultura, la ciencia en las diferentes regiones a través del tiempo.

4.2.1 Antecedentes históricos.

A finales del siglo XVII, para los años 1688 y 1695 se llevó a cabo la primera comparación del ingreso nacional entre países -Inglaterra, Francia y Holanda- , la cual es atribuida al célebre matemático inglés Gregory King a pesar de las primitivas interpretaciones del indicador y sus métodos de cálculo, este ha sido un importante trabajo de referencia.

En la segunda mitad del siglo XIX se hicieron experimentos similares por un grupo de ingleses -Leone Levi, Dudley Baxter y Michael Mulhall – En 1860, L. Levi calculó en libras de esterlinas la renta nacional de Inglaterra, Francia, la entonces URSS y Austria. Diez años después, D. Baxter publicó cálculos sobre la renta nacional de los países antes mencionados, más Alemania y Estados Unidos, a partir de 1881 M.Mulhall publicó la renta nacional de 18 países.

Durante el siglo XX en gran medida aumentaron los estudios comparativos referentes a diversas economías en este tiempo un mayor número de países realizaron cálculos de la renta nacional, lo que amplió las posibilidades de comparación.

En 1919 el economista inglés Stamp, en el estudio escrito para la Sociedad Estadística Real Inglesa analizó el método de cálculo de la renta nacional de los diferentes países y como conclusión brindó una tabla para diez países -Inglaterra, E.U., Alemania, Francia, Italia, Austria, Hungría, España, Australia, Canadá y Japón.

Entre las comparaciones internacionales realizadas después de la 1ra Guerra Mundial se encuentran los trabajos del estadístico-economista italiano Conrado Gini, los cuales fueron realizados por encargo de la liga de las Naciones; en 1925 comparó el ingreso nacional percápita de cinco países -Inglaterra, Bélgica, Francia, Italia y EE.UU. -para los años 1914 y 1925. En el recálculo de las monedas utilizó la tasa oficial de cambio vigente en cada año.

En el período siguiente, la Liga de las Naciones y su sucesora Naciones Unidas fueron las primeras patrocinadoras de las comparaciones del ingreso, a partir de entonces los esfuerzos se encaminaron en la armonización del cálculo del ingreso nacional, la publicación de algunas series de índices como también en la reorganización de la tasa oficial de cambio buscando fidelidad en el poder adquisitivo de las monedas y en el precio patrón de los bienes que constituyen el ingreso nacional.

Otro de los grandes en el campo de las comparaciones internacionales y que es tomado como modelo de referencia es Colin Clark, su importancia está dada no sólo por el análisis económico de Las Condiciones del Progreso sino porque contiene abundante información acerca de la estadística comparativa. En 1938 propuso y realizó la medición del ingreso nacional de varios países en una unidad internacional, así determinó la cantidad de artículos y servicios que podían ser comparados en los EE.UU. en los años 1925-1934 por un Dólar; Clark de igual forma, construyó esta unidad de consumo para los países de bajo desarrollo denominada unidad oriental tomando como base la rupia india.

La primera comparación macroeconómica de grandes proporciones está unida a los nombres de Milton Gilbert e Irving Kravis, ellos en el marco de la OEEC -Organización para la colaboración Económica Europea - en 1950 compararon el ingreso nacional de cinco países - Estados Unidos, Inglaterra, Francia, RFA e Italia-, posteriormente, en 1955 incorporaron cuatro países más de Europa Occidental -Dinamarca, Noruega, Bélgica y Holanda-, este trabajo abrió un nuevo capítulo en la historia de las comparaciones internacionales. Los autores recalcularon los datos de cada país expresado en sus respectivas monedas en una moneda única (dólar), además demostraron que el supuesto de utilizar la tasa oficial de cambio era engañoso.

Posteriormente en 1959, bajo el auspicio de la OEEC y el Dpto de Aplicaciones Económicas de la Universidad de Cambridge, Deborah Paige y Galtfried Bombach llevaron a efecto una detallada comparación de la producción y la productividad de Inglaterra y Estados Unidos.

En relación a comparaciones entre países socialistas las cuales se iniciaron en la década de los años 50 se destacan las organizadas por el grupo de trabajo de "Ingreso Nacional de la Comisión Permanente Económica" del CAME y que abarcó cinco agregados: la producción industrial, la producción bruta y final agropecuaria, las inversiones, la acumulación y el consumo de la población.
La comparación entre países de diferentes sistemas sociales y distintos niveles de desarrollo sobre la base del PIB se realizó en 1968 por el Comité‚ Estadístico de las Naciones Unidas -por el nombrado proyecto de comparaciones internacionales o IPC-. El proyecto es dirigido por Irving Kravis y su organización fue una responsabilidad conjunta de la Oficina de Estadística de la Naciones Unidas, el Banco Mundial y la Universidad de Pennsylvania.

Paralelamente a estos trabajos se han llevado a cabo diferentes estudios comparativos relacionados con otros aspectos de la vida económica y social, por ejemplo entre 1908 y 1911 la Junta de comercio del Reino Unido comparó el salario, el costo de los alimentos y la vivienda de algunos países europeos y los Estados Unidos, Así mismo, en la década de los años 20 la Oficina Internacional del Trabajo recopiló una serie de datos no sólo para las comparaciones generales del costo de la vida y los salarios sino que también efectuó estudios en sectores específicos.

A partir de estos trabajos realizados en esta temática, es que se han incrementado no sólo el número de comparaciones e indicadores sino que también han surgido diferentes métodos estadístico-Matemáticos que han posibilitado el enriquecimiento del estudio de esta problemática.

4.2.2 Tipos de comparabilidad Internacional.

1- Comparabilidad metodológica: Se refiere a los criterios metodológicos y de procedimientos para conformar indicadores aislados, sistemas de agregación y de contabilidad nacional. Esta comparabilidad se manifiesta tanto en el tiempo como en el espacio, por lo que está vinculada tanto con la de carácter temporal como espacial.

2- Comparabilidad temporal: Implica la uniformidad de contenido, en el tiempo, de indicadores en términos físicos o de valor. Su aseguramiento supone en primera instancia, la existencia de comparabilidad metodológica.

En indicadores físicos, exceptuando los llamados "productos elementales", esta conlleva la existencia de una clasificación estable y adecuada de bienes y servicios. Para indicadores en términos de valor, implica su valuación en precios constantes, a fin de evitar el efecto distorcionador de las modificaciones de precios y tarifas. Esto último supone, a su vez, cambios de base periódicos y sistemáticos o, en su defecto, montar un mecanismo de índices en cadena, para atenuar el impacto de los cambios estructurales.

3- Comparabilidad espacial: Se denomina así a la comparabilidad internacional, tanto de indicadores físicos como de agregados en valor.

Cuando la comparación se efectúa en materia de bienes concretos, estos deben poseer un contenido, estructura tecnológica y/o características cualitativa idénticas. En su defecto, se requiere aplicar coeficientes de rectificación, cuya base de determinación es la relación cuantitativa existente entre uno o excepcionalmente más parámetros fundamentales del objeto comparado.

Para la comparación de agregados en valor es necesaria la aplicación de sistemas de precios y tarifas, así como las unidades monetarias únicas. A este fin puede utilizarse como ponderación los de un país dado, utilizado como base. Las comparaciones internacionales pueden tener un carácter bilateral o multilateral, en dependencia del número de países participantes.

Cuando la comparación está referida a agregados en valor ello supone, además, la existencia de una consecuente comparabilidad metodológica.

4.2.3 La comparabilidad internacional y sus problemáticas.

Las comparaciones internacionales tienen como objeto comparar las estructuras o sociedades de los países y sus resultados en el desarrollo económico. Sin embargo para poder medir este desarrollo en cada país, sólo se podría lograr, sí se compara la situación de determinado país con otros. Algunos autores son del criterio que el estudio de las comparaciones es simple, otros plantean que resulta complejo, difícil, y hasta imposible de realizar; en tal sentido muchos estudiosos efectuaron comparaciones directas de indicadores sin la utilización de métodos estadísticos-matemáticos y exentos de complejidades metodológicas. Así mismo otros realizaron estudios comparativos que exigieron de requerimientos más profundos y que determinaron el surgimiento de diferentes factores que contribuyen en la ampliación de la problemática de las comparaciones.

Entre los factores que inciden en la ejecución de las comparaciones internacionales se debe mencionar la comparabilidad estadística; esto significa que en primer lugar es necesario determinar las diferencias de contenido y asegurar la similitud del mismo.

En la comparabilidad se presenta también como un obstáculo, la composición interna de la categoría que forma el objeto de comparación -comparabilidad estructural-, es decir que los países no sólo producen o consumen en cantidades diferentes sino que producen y consumen los mismos bienes u otros con una composición distinta. Estas diferencias estructurales frenan las comparaciones de nivel y limitan la posibilidad de interpretación.

Teniendo presente los aspectos anteriores se puede precisar que la calidad de toda comparación depende de la comparabilidad estadística, de la similitud estructural, así como de los métodos estadísticos empleados.

Otra de las causas que atenta contra la comparabilidad son las diferencias institucionales y organizativas que aparecen en las comparaciones de países con diferentes sistemas socio-económico.

En particular, a las comparaciones en valor se le adicionan una serie de problemas entre los que destacan:

 El sistema de formación de precios de los bienes en cada país comparado.
 La ubicación geográfica que determina en gran medida aspectos tales como son: hábitos de consumo y de vida.
 La selección adecuada del método para calcular la paridad del poder adquisitivo de la moneda -ya que los resultados dependen en gran medida del método empleado.
 El tratamiento dado a las mercancías y servicios que en algunos países son gratuitos o parcialmente gratuitos y en otros no.

Unido a los problemas antes mencionados, se adiciona el que, en algunas organizaciones internacionales donde intervienen países de economía de mercado en vías de desarrollo, se une también la situación financiera de los mismos, ya que estos trabajos demandan un determinado presupuesto.

4.2.3.1 El SCN condición necesaria, pero no suficiente al comparar

En el caso concreto de Cuba uno de los objetivos del proceso de perfeccionamiento de la contabilidad nacional que se lleva a cabo actualmente es alcanzar la comparabilidad internacional de los agregados macroeconómicos, en especial con los países latinoamericanos. Ello sin embargo permitiría sólo resolver su comparabilidad metodológica, pero no así, la de carácter numérico o cuantitativo.

En efecto dos países con sistemas idénticos o muy semejantes de contabilidad nacional podrán comparar por ejemplo, la dinámica o estructura de su PIB en términos relativos. Más si se quiere llegar a la conclusión de cual de los dos tiene un PIB total o percápita mayor, esto no podrá hacerse directamente, pues sus agregados respectivos están conformados sobre la base de sistemas de precios, tarifas, salarios y monedas nacionales que son únicos en cada caso.
De aquí se desprende que la disponibilidad de sistemas de contabilidad nacional análogos, es una condición necesaria pero no suficiente para resolver enteramente la problemática de la comparabilidad internacional.

Por tanto la única solución para alcanzar la comparabilidad directa de los agregados macroeconómicos de dos o más países estriba en la realización de comparaciones internacionales multilaterales, estudios estadísticos altamente complejos y costosos pero insoslayables a este fin. En su defecto varios especialistas han recurrido a realizar comparaciones internacionales por métodos indirectos. Pero esta vía tiene limitaciones y puede generar errores de estimación que desvirtúen los resultados que se alcancen, salvo que pudiera establecerse mecanismos que restrinjan a un grado estadísticamente admisible dichos errores.


4.2.3.2 Los servicios sociales en la Comparabilidad Internacional.

Uno de los aspectos que promueve más detractores acerca de la validez práctica de las comparaciones internacionales, está referido a las diferencias institucionales que se manifiestan entre países. Esto se agudiza cuando tales diferencias revisten un carácter intrínseco al sistema económico social; tales argumentaciones también se presentan en nuestro país.

Hace tiempo se viene discutiendo, por ejemplo, cómo comparar -en términos de valor- los servicios públicos de salud o de educación de Cuba, con los de diferentes países capitalistas donde una parte sustancial de los mismos se prestan por el sector privado y por tanto tienen un margen de ganancia implícito.

En este sentido se ha propuesto hacer la imputación de una tasa de ganancia ficticia en las respectivas ramas de actividad cubana, a fin de hacerlas "comparables" con los de esos países se plantea que de no hacerse esto se subvaluaría el valor agregado bruto de estos servicios y por tanto, el PIB.

Desde el ámbito global no es real que el PIB de Cuba, (ni el de ningún otro país), se subvalore en una situación de esta naturaleza. Aunque estos servicios públicos se prestan por lo general sin costo alguno para el que lo recibe, en la práctica no son gratuitos para la sociedad en su conjunto, pues el estado tiene que financiar los gastos en bienes y servicios insumidos, los salarios de los trabajadores que lo prestan y otras erogaciones corrientes. Esto sólo puede hacerse si los recursos necesarios a este fin son generados por las actividades de carácter mercantil existentes en la economía, a través de la formación de precios y pasan al proceso de redistribución. (He aquí por qué en la mayoría -si no en todas - las economías centralmente planificadas, determinados bienes de consumo -aún los de primera necesidad- pueden llegar a alcanzar precios muy superiores a su valor. Ello es posible que ocurra también en ciertas economías de mercado. Las ganancias así formadas permiten financiar posteriormente -a través del presupuesto, ya sea mediante la fijación de impuestos indirectos o directos- el costo de dichos servicios no mercantiles y, como éstas son también un factor de producción de tales actividades mercantiles, forma parte del valor agregado bruto de todas las economías (PIB) por lo que el mismo no puede estar subvaluado.

Por otra parte aún suponiendo que pudiera efectuarse una imputación como la que se propone ello implicaría fijar a estos fines la tasa de ganancia de un sólo país, invalidándose así la posibilidad de alcanzar la comparabilidad deseada con un conjunto de naciones simultáneamente. Además una "solución" de esta naturaleza, estaría pasando por alto un aspecto esencial el valor de un servicio -como el de un producto- no sólo está formado por la ganancia, sino también por otros componentes, como son los bienes y servicios insumidos y la fuerza de trabajo imprescindible para su prestación. Así a partir de la ya clásica ecuación de Marx de la formación del valor, referida en este caso a un servicio no mercantil:


DONDE:
C= Consumo intermedio + Depreciación.
V= Remuneración de empleados.
P= Ganancia (= 0, por definición, en este caso particular).
Pr= Valor del servicio.

Queda claro que no sólo sería necesario hacer comparable P sino igualmente C y V, si queremos que el valor total del servicio Pr sea comparable también.

De lo anterior se desprende que tales propuestas son impracticables dadas sus propias inconsistencias. Pero además tal enfoque sería violatorio de un principio básico de la contabilidad nacional, esto es que la formación de macromagnitudes debe responder al comportamiento real del sistema económico y ser el reflejo de las características institucionales que le son propias. Ya hemos visto, cómo el problema de la comparabilidad internacional directa de los agregados macroeconómicos es objeto de estudio de otra especialidad de la estadística: las comparaciones internacionales, a la cual la contabilidad nacional puede tributar tan sólo, la comparabilidad metodológica.

Es necesario dejar esclarecido un aspecto fundamental: la vinculación entre la aplicación del SCN y la comparabilidad internacional con los países de economía de mercado.

Disponer de agregados macroeconómicos en términos del SCN constituye solo una primera aproximación a la problemática de la comparabilidad internacional con estos países. En efecto, la utilización de este sistema, asegura únicamente la comparabilidad metodológica, pero no así la de las cifras globales en términos absolutos.

Ello obedece a que cada país posee un sistema de precios, tarifas y salarios y una moneda que le son únicos y en consecuencia el monto de los agregados de valor estar determinado por las características y estructuras de estos sistemas y de la moneda nacional correspondiente.

De aquí se deriva que, aún cuando se cuente con indicadores conformados metodológicamente de forma semejante o incluso idéntica a la de otros países, su comparación internacional sólo podrá realizarse en el campo de sus dinámicas y estructuras, pero no en lo referente a sus valores absolutos.

Esto último solo puede resolverse recurriendo a métodos estadísticos complejos y específicos, que se aplican en las comparaciones internacionales (bilaterales o multilaterales). Mediante éstas es posible entonces, llevar a una moneda común las cifras de dos o más países, lo que sí permite la comparabilidad directa de los valores absolutos contabilizados por cada país. Las relaciones globales de precios que surgen de estos cálculos se denominan "Paridades del Poder de Compra" (PPP).

Un método recurrente que aplican las organizaciones internacionales para poder efectuar estas comparaciones es llevar a una moneda común los datos disponibles mediante la utilización de las tasas oficiales de cambio publicadas por cada país pero este procedimiento es válido solamente para los países de alto desarrollo relativo donde las PPP y las tasas oficiales de cambio presentan desviaciones recíprocas de baja magnitud, como consecuencia de la interdependencia comercial y en los sistemas de precios existentes en estos países. Pero en los países de mediano desarrollo o subdesarrollo las tasas oficiales de cambio reflejan fundamentalmente el costo de oportunidad de la obtención de divisas externas, por los que se diferencian ostensiblemente de sus paridades del Poder de Compra y su utilización a estos fines a subestimar en forma apreciable los agregados que se calculen en otra moneda por este procedimiento.
 


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