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El marco institucional del
Banco Central de Venezuela

CAPÍTULO I

EL DISEÑO INSTITUCIONAL DE LOS BANCOS CENTRALES DESDE UNA PERSPECTIVA DE LA TEORIA ECONOMICA CONVENCIONAL

Los bancos centrales (BC) en la mayoría de los países, se han propuesto diseñar un marco institucional que desde un enfoque teórico convencional se esperaba que favorecerían tanto la efectividad de sus funciones como una mejor consecución de sus objetivos; ello involucra una serie de factores sustentados en disposiciones normativas dentro de la cual se tiene un enfoque inicial de cómo diseñar y ejecutar la política monetaria. Al respecto, la posibilidad de manejar dicha política por quienes están a su cargo, ha sido previamente analizada por autores que han hecho aportes importantes al estudio de los BC. Es por ello que a continuación se presentan una serie de consideraciones que desde el punto de vista de la teoría económica tratarán de darle respuesta a los debates planteados sobre los instrumentos a considerar al momento de diseñar la política monetaria y por ende como influyen directamente en la creación de la legislación de los BC.

1. Reglas Vs. Discrecionalidad en la Política Monetaria

Existe una variedad de argumentos a favor de la aplicabilidad de una regla esbozada en la conducción del BC (basada en resultados ó instrumentos de política) cuyas características deben ser : a) Sencilla, para ser comprendida por los legisladores y por los jueces; b) Estables, deben durar en el tiempo para evitar distorsiones y c) Flexibles, para lidiar con los shocks imprevistos de la economía de manera de guiar y regular la actuación de las autoridades monetarias al momento de determinar y llevar a cabo una política macroeconómica. Friedman (1.959) sostiene que una regla constante para la masa monetaria puede evitar que las autoridades monetarias expandan dicha masa y se genere sorpresas inflacionarias. Sin embargo, también esta la posibilidad de practicar política monetaria de manera discrecional, esto es que los directivos del BC actúen sin ningún control, adoptando sus decisiones a los cambios de la economía y a las circunstancias externas (nivel de actividad, tasa de desempleo, entre otros), por la que atraviese.

La literatura económica sobre la inflación estudia los objetivos de las autoridades monetarias porque a través de ello se puede explicar el fenómeno de la inflación y las diferencias existentes en los países. Kydland y Prescott (1.977), y posteriormente, Barro y Gordon (1.983) desarrollaron un modelo formal cuyos argumentos se basan en el anuncio que el BC hace sobre la tasa de inflación en un período determinado, enmarcados dentro de un plan que para un primer momento, período (t), se consideraban óptimos pero de luego un cambio en las variables exógenas induce a cambiar de estrategias, a fin de disminuir la pérdida del Bienestar Social afectando a su vez las expectativas de las familias y empresas porque en un período futuro (t+1), los agentes no tendrán ningún incentivo para creerle al BC sobre las próximas políticas que aplique, dado el incumplimiento en el período pasado. El problema descrito anteriormente se presenta de manera esquemática en la gráfica 1.

La secuencia se inicia con la optimización de la función objetivo establecida por la autoridad monetaria, luego esta realiza en el período (t) un anuncio sobre la política monetaria, donde puede resultar creíble o no. Si las políticas anunciadas por el BC son creíbles, los agentes económicos aceptarán este anuncio y adaptarán sus decisiones a dicha política. Ante tal situación, el BC en el período (t+1), vuelve a optimizar su función objetivo pero con diferentes restricciones, esto conlleva a que la autoridad monetaria tenga incentivos de incumplir su anuncio, originando sorpresas inflacionarias, y de ésta forma se obtiene lo que se denomina equilibrio de primero mejor. Sin embargo, ante la tentación del BC en cambiar su anuncio, los sujetos económicos privados pueden fijar su salario nominal en unos contratos antes de que el BC fije la tasa de inflación. Entonces, el salario real y el desempleo son consecuencia de las expectativas de los individuos que establecen el salario nominal, como de la reacción del BC; el empleo esta determinado por

Grafico 1
Credibilidad de la Política Monetaria


el salario real, el BC puede fijar una tasa de desempleo con mayor inflación a la esperada por los trabajadores; si ellos reconocen la intención del BC de disminuir los salarios reales y el desempleo, entonces, pueden anticipar la inflación y adaptar correctamente sus expectativas de inflación a las del BC, dicha reacción se denomina equilibrio de tercero mejor. El resultado del modelo es ineficiente porque el BC persigue el bienestar de la sociedad a través de una función del bienestar social cuyas características la hacen indeterminada. Esta inconsistencia en la política anunciada por el BC genera un sesgo inflacionario. Lo anterior, se puede ilustrar con la experiencia de Estados Unidos: el Gobierno Revolucionario prometió pagar la deuda contraída con Gran Bretaña cuando terminara la guerra, pero muchos americanos no estaban de acuerdo con esta promesa de devolverle el dinero. Hamilton, primer secretario del Tesoro Nacional de Estados Unidos, se opuso a esta inconsistencia de no devolverle la deuda, pues consideraba:

“Si el mantenimiento de la credibilidad es realmente tan importante, la pregunta siguiente es esta ¿Cómo se consigue? La respuesta inmediata a esta pregunta es: cumpliéndose puntualmente los contratos. Los Estados, como los individuos que cumplen sus acuerdos son respetados y gozan de la confianza de los demás, mientras que lo contrario es el sino de los que siguen la conducta”.

Esta afirmación lleva a la conclusión de que el problema de inconsistencia temporal puede resolverse si el BC es consistente en el diseño y ejecución de la política monetaria anunciada. Sin embargo, varios autores afirman que existen otros mecanismos de resolver el problema de la inconsistencia temporal, entre los cuales podemos mencionar:

• Comprometer al BC a mantener su objetivo de crecimiento monetario.
• A fin de minimizar el sesgo inflacionario, es necesario establecer un cuerpo directivo donde la duración promedio de sus miembros sea superior a la del gobierno de turno y donde cada gobierno no alcance a proponer al parlamento un número de miembros suficiente para lograr mayoría en la reunión del cuerpo directivo del BC a fin de evitar despidos y presiones políticas. Esto ayudaría a fortalecer la reputación de los banqueros centrales como recurso para diseñar políticas adecuadas que mantengan la estabilidad de precios.
• Declarar al BC como ente autónomo.
• La idea central del modelo propuesto por Rogoff (1.985), es delegar la gestión de la política monetaria a un BC independiente y elegir un gobernador “conservador”, es decir, a una persona que le desagrade la inflación, según Bofinger (2.001), “se caracterizará por tener una función objetivo personal que pondere el desempleo por debajo de lo que lo hace la sociedad, o de lo que desearía un banquero central no conservador”. El objetivo final es promover políticas estabilizadoras sin intercambiarla por un incremento del desempleo.
• Los Contratos entre la agencia y el principal : Aplicando un sistema de incentivos que influya en el comportamiento de los hacedores de política, Walsh (1.995) propone atar el sueldo nominal (fijado por el parlamento) del cuerpo de los directores del BC a los cambios de los niveles de inflación. En algunos países se fija el presupuesto del instituto emisor (Agente) para que no haya incentivos de inflar la moneda. Ello es fiscalizado por el parlamento que actúa como principal. Al respecto Blinder (1.998) critica esta alternativa ya que en la realidad, los gobiernos de turno tiene aún más incentivos que los banqueros centrales para aspirar a conseguir, en el corto plazo, mayores niveles de empleo, sacrificando el futuro por el presente dado los períodos de reelección de sus cargos políticos. Su actitud miope no les permite ver los resultados futuros por ello no están interesados en establecer un contrato de éste tipo, “en el mundo real son los gobernadores independientes que impiden a los políticos sucumbir en la tentación de Kydland y Prescott” .
• Cabe considerar, y mediante un ejemplo sencillo, otra perspectiva del modelo agente-principal: El principal es la sociedad, cuyo propósito es mantener baja la inflación a largo plazo para continuar con su bienestar. Por otro lado, el agente es el BC, cuyo objetivo es alcanzar con éxito lo propuesto por la sociedad. El problema se presenta por la información privilegiada que tiene el BC y quizás pueda lograr objetivos diferentes a los asignados por la sociedad. De allí, la necesidad de constreñir mediante reglas rígidas el radio de acción del BC. Si bien es cierto, esto puede solventar dicho problema pero, ante circunstancias imprevistas los que apoyan las reglas pueden no actuar con la rapidez requerida para evitar desequilibrios en la economía. Otra forma de resolver la inconsistencia temporal es utilizando la teoría de juegos de Nash , se presenta una situación en donde ninguno de los jugadores siente la tentación de cambiar las estrategias ya que cualquier cambio implica una disminución ó desmejora para ambos. Es de esta forma como en la mayoría de los países desarrollados se ha resuelto dicho problema. A modo de ilustración se presenta este modelo de juegos simple para la relación entre las autoridades monetarias y fiscales:



Tabla 1

Las autoridades monetarias y fiscales tienen dos opciones cada una: pueden elegir tanto una política contractiva como expansiva. Cuando ambos juegan de manera contractiva, la inflación y el empleo es bajo. Cuando ambos eligen expansiva, la inflación y el empleo son altos y; cuando sólo uno de ellos juega de forma contractiva, el resultado es inflación y empleo medios.

Lo interesante del juego es que ambos jugadores tienen preferencias diferentes sobre los niveles de empleo e inflación, se puede observar en la estructuras de preferencias. Mientras el BC considera importante disminuir la inflación el Gobierno tiene como prioridad aumentar el empleo. Es por ello, que el único equilibrio de Nash que se puede conseguir es una política monetaria contractiva y una política fiscal expansiva , las otras alternativas presentan beneficios particulares para las autoridades. Por ejemplo, si el BC accede optar por una política monetaria expansiva, aceptando una promesa del Gobierno de ser estrictamente restrictiva, a este le resultaría óptimo romper su promesa y llevar a cabo una política fiscal expansiva. De igual forma sucede con las demás opciones no óptimas. Sin embargo, a largo plazo en términos de resultados una política monetaria expansiva y una fiscal restrictiva son más saludables que el equilibrio de Nash, porque no compromete la sustentabilidad fiscal y no debilita la capacidad de inversión del sector privado.

En conclusión, el problema de inconsistencia temporal no necesariamente se puede resolver adoptando reglas rígidas, más aún se puede apelar por la vía discrecional -flexibilidad- de manera de poder responder efectivamente a los cambios coyunturales y estructurales de la economía. La Ley del BC debe ser diseñada con el propósito de inducir a los gestores de la política monetaria –influyendo sobre sus incentivos- a actuar de manera favorable, a fin de alcanzar los objetivos de inflación propuestos por la autoridad monetaria en el largo plazo. En otras palabras, siguiendo las ideas de Blinder, “la discrecionalidad inteligente es la norma” (1.998; Pág. 49).