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Lecturas sobre Crecimiento Económico Regional

Mario Alberto Gaviria Ríos y Hedmann Alberto Sierra Sierra
 

CAPÍTULO IV EXPORTACIONES, COMERCIO EXTERIOR Y CRECIMIENTO ECONÓMICO, revisión de la teoría y la evidencia empírica


Modelos de análisis y alguna literatura empírica



Los estudios empíricos que han analizado la relación entre el comercio exterior y el crecimiento económico casi siempre han especificado modelos econométricos lineales, como el que aparece en la ecuación 6.

(6)

Donde CE es una medida del comercio exterior y k, l son en forma respectiva las tasas de crecimiento del stock de capital y del empleo en la economía. El modelo 6 resulta muy similar a la ecuación neoclásica tradicional de fuentes del crecimiento (7), en la que la variable de comercio exterior sirve para explicar una parte de la variación en la productividad total de los factores:

(7)

Con la tasa de crecimiento de la productividad total de los factores y las elasticidades producto del capital y del trabajo.

El modelo de la ecuación 6 es también compatible con la teoría del crecimiento endógeno, la cual sostiene que el crecimiento económico o de la productividad es el resultado de actividades o políticas económicas determinadas endógenamente. Por ejemplo, Grossman y Helpman (1995) desarrollaron modelos en los que la transferencia del conocimiento y de la tecnología de otros países, a través del comercio internacional, disminuía el costo de introducir nuevos conocimientos y tecnología en la economía interna.

Sin embargo, es posible que el modelo 6 no provea unos resultados estadísticamente consistentes. Esto debido a posibles errores en las variables utilizadas, variables omitidas y/o la presencia de simultaneidad entre la variable dependiente y las independientes.

En cuanto a lo primero, y dadas las limitaciones en los datos, la relación entre la inversión y el producto, el crecimiento de la población total, y el crecimiento de las exportaciones, normalmente han servido como aproximaciones de las tasas de crecimiento del stock de capital, el empleo y el comercio exterior, respectivamente. Sin embargo, esa especificación puede producir estimaciones sesgadas.

En el caso del crecimiento de la población total, si la productividad de la mano de obra no es igual en cada uno de los países o regiones incluidas en un estudio de sección cruzada, o si la productividad cambia de un año a otro en estudios de series temporales, las estimaciones del coeficiente que acompaña a la variable de comercio exterior probablemente serán sesgadas. Si por casualidad las exportaciones y la educación crecieran más rápidamente en economías con alto nivel de crecimiento económico, lo cual es muy probable, y si el crecimiento de la población total no se ajusta para el capital humano y la educación; las estimaciones terminarán atribuyendo a la variable de comercio exterior los cambios en la tasa de crecimiento de la economía, cuando estas se deben a incrementos en la productividad de la mano de obra (Van den Berg, 1996).

De otro lado, la relación entre la inversión y el producto no es necesariamente una buena aproximación para la tasa de crecimiento del stock de capital, porque ignora la depreciación del capital. Además, si la atención en las variables de comercio exterior tiene que ver con su contribución al cambio técnico, el crecimiento de las exportaciones totales tampoco es una buena aproximación; resultando más adecuado considerar solo las exportaciones manufacturadas. Además, hay quienes piensan que las importaciones también son relevantes para el crecimiento económico, pues ayudan a mejorar la productividad al eliminar la escasez crítica de insumos y equipos y propiciar la entrada de nuevas tecnologías, por lo que recomiendan su inclusión en el modelo a estimar.

El uso de muestras de sección cruzada también genera problemas de estimación. Al estimar una ecuación como 6 con muestras de este tipo, se asume de manera implícita que los países o regiones incluidas poseen funciones de producción idénticas; lo cual es difícil que se cumpla, por lo que en estos casos dicho modelo no resulta adecuado para establecer la relación entre comercio exterior y crecimiento económico.

Frente a las dificultades observadas para los datos de sección cruzada, el análisis de series temporales para cada país o región resulta ser una opción interesante; entre otras, porque reduce el sesgo causado por variables omitidas y los resultados son más indicativos de la relación entre comercio y crecimiento para el caso específico en análisis.

Sin embargo, en los estudios de series temporales persiste el peligro del sesgo de simultaneidad. Como las exportaciones son un componente del PIB de una economía, es muy probable que en la estimación de la ecuación 6 se esté sobredimensionando la relación de causalidad entre comercio exterior y crecimiento económico . Sin embargo, Bela Balassa (1978) y Gershon Feder (1982) consideraron que el uso de las tasas de crecimiento de las variables evita la identidad estricta entre el PIB y sus componentes. En el mismo sentido, Michael Michaely (1977) propuso utilizar la relación exportaciones a PIB.

Bajo estas consideraciones Van den Berg (1996) realizó un análisis de series temporales para Argentina, Brasil, Chile, México y Venezuela, en donde se estimó un modelo incluyendo la variable crecimiento de las importaciones y otro sin incluirla. En ambas estimaciones se encontró una relación positiva entre el crecimiento de las exportaciones y el crecimiento de la economía; sin embargo, al comparar los resultados de los modelos se apreció que en la mayoría de los países el tamaño y el nivel de significación del coeficiente de las exportaciones fue más bajo cuando se incluyeron las importaciones, por lo que se consideró que la omisión de ésta última variable sesga en alguna medida el coeficiente de las exportaciones.

Además, cuando solo incluyó el crecimiento de las exportaciones, encontró que la hipótesis de que el comercio internacional y el crecimiento económico están directamente relacionados se puede aceptar solamente en tres de los seis países. Pero cuando se incluyeron las importaciones, por lo menos una de las dos variables resultó significativa en todos los países; concluyéndose que el comercio internacional es importante casi siempre, pero el canal de influencia pueden ser tanto las importaciones como las exportaciones.

En el ámbito latinoamericano se encuentra otro estudio con resultados que contrastan los de Van den Berg. En su trabajo Reyes (2002) examina el papel que han jugado las exportaciones en el crecimiento de las economías de América Latina durante 1960 - 1995 y encuentra que solo en los casos específicos de México y Venezuela, y durante períodos muy cortos, las exportaciones tienen un efecto importante en el crecimiento. Sin embargo, ello puede deberse a la no inclusión de las importaciones como variable regresora.

En un estudio para el caso chileno (Agosin, 1999) se obtiene evidencia según la cual las exportaciones han sido uno de los principales factores causales del crecimiento económico chileno, al igual que los aumentos en la tasa de inversión. En su trabajo Agosin encuentra, además, que las exportaciones fueron aparentemente exógenas y no fueron influenciadas por los aumentos en el PIB. Debe advertirse que en este análisis, al igual que en los de Van den Berg y Reyes, no se hizo diferencia entre las exportaciones manufacturadas y no manufacturadas.

Entre los estudios para el caso colombiano, se cuentan los de Clavijo (1991, 2003), Mesa (1994) Greco (2002) y Echavarría (2003). En su primer trabajo, Clavijo realiza estimaciones econométricas sobre los determinantes del crecimiento y la productividad entre 1950 y 1989, utilizando un modelo como el de la ecuación 6 e incorporando las importaciones como regresor. Concluye que el crecimiento real en Colombia fue elástico durante el período a las exportaciones y a las importaciones e inelástico a la relación inversión/producto.

Posteriormente Clavijo (2003) actualiza sus estimaciones al año 2002, confirmando la relación entre las variables de comercio exterior (exportaciones e importaciones) y el crecimiento económico colombiano. En este caso observó una elasticidad casi unitaria entre el crecimiento y la tasa de inversión. Clavijo tampoco hizo diferencia entre las exportaciones manufacturadas y no manufacturadas.

Mesa estima un modelo planteado inicialmente por Feder que explica el crecimiento de la economía por la agregación de las contribuciones factoriales del capital, el trabajo, los bienes intermedios domésticos e importados, ponderados por su relación con el PIB, y por las ganancias conseguidas por la reasignación factorial del sector de no exportables al de exportables. Lo novedoso del modelo radica en la introducción y en el papel que desempeñan los dos últimos elementos: los bienes intermedios importados, como un indicador de la restricción de divisas, y las exportaciones, como el ingrediente dinámico que incorpora aumentos en productividad y genera externalidades para el resto de sectores.

La evidencia obtenida permitió a Mesa afirmar que las exportaciones de Colombia, específicamente las de manufacturas, han afectado positivamente el crecimiento de la economía, tanto por aumentos en productividad como por el efecto externalidades. Según esos resultados, un crecimiento de 10% de las exportaciones de manufacturas genera un crecimiento de 1.24% en el producto de la economía. De manera similar, con un aumento de 10% en la oferta de importaciones de bienes intermedios, como efecto de la mayor disponibilidad de divisas, se obtiene un crecimiento de 0.64% en el producto de la economía.

Por su parte, el grupo de estudios de crecimiento económico del Banco de la República (GRECO), en el capítulo siete de su trabajo sobre crecimiento económico colombiano en el siglo XX, aporta evidencia según la cual, dados los resultados de las pruebas de Granger, entre 1905 y 1990 pudo haber causalidad de doble vía entre las dinámicas de crecimiento de las exportaciones y el producto colombiano.

Finalmente, en su estudio, Echavarría discute las características, determinantes e impacto de las exportaciones colombianas, con base en información a nivel de plantas y firmas. Entre otras, concluye que las firmas exportadoras son más eficientes pues innovaron más en el pasado, pero no encuentra evidencia sólida que permita plantear que las firmas que comienzan a exportar hoy innoven más en el futuro. Es decir, parece que la causalidad va de la innovación a la exportación y no a la inversa.    


 


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