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Estrategias alternativas frente a la globalización y al mercado: la experiencia socialista
Mario González Arencibia
 

 

PARTE III: CUBA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN

 

Desafíos del proyecto socialista

 

Entre los desafíos a los que tiene que enfrentarse el proyecto socialista caribeño se encuentran el carácter obligado de oponerse a los desequilibrios y contradicciones, que se han venido presentando con fuerza en el proceso de reproducción económica desde la década del 80',[1] los cuales fueron resultados de los desajustes estructurales que no fueron superados en los marcos de la división internacional socialista del trabajo. Ello está referido a la desarticulación productiva puesta de manifiesto, en la débil articulación entre sectores y ramas productivas, y en el carácter estático en los marcos de la división internacional del trabajo. En contraste con el esfuerzo industrializador cubano, se hace sentir la alta dependencia de bienes intermedios y de capital del exterior para complementar el ciclo de significativas producciones, a lo que se le añaden los evidentes grados de obsolescencia tecnológica.[2]

Tales señales de crisis estructural en el patrón productivo cubano son evidentes cuando se compara al fenómeno con respecto al mismo debido a las malformaciones estructurales, y en los marcos de la globalización donde la estructura productiva tiende cada vez más a productos de alto valor agregado y son los que lideran la dinámica del proceso. Resultan todavía más perceptibles, si se comparan con las profundas transformaciones que venían desarrollándose en la dinámica de la economía mundial desde la década del 70'.

No obstante, en las condiciones señaladas, la opción socialista caribeña no ha permanecido estática, una de las prioridades de la política interna y externa cubana, ha sido la de preservar las conquistas alcanzadas, así como, la búsqueda de un espacio para la seguridad nacional, en el contexto del actual sistema de economía mundial, dándole particular prioridad al factor externo.

Desde 1990, el Estado cubano en acuerdo con los intereses de la nación, reformula el modelo de desarrollo, con la finalidad, de lograr una salida de la crisis en que se encuentra inmerso, y de reordenar la economía, en cuanto a su forma de funcionamiento, de manera que ello permita una inserción adecuada, en los marcos de la globalización y progresivamente superar los desafíos que esta representa. Uno de los principales propósitos del redimensionamiento del modelo de desarrollo cubano, ha estado dirigido a romper el bloqueo económico y político de los Estados Unidos.

El primer grupo de medidas, fue dirigido a una reorientación de las relaciones económicas externas. Estas desde 1990, han sufrido cambios significativos, particularmente en la orientación geográfica del comercio exterior. En estas transformaciones el comercio exterior cubano ha tenido que enfrentar, serios desafíos, como la competencia que ejercen las grandes empresas transnacionales, y de hecho el bloqueo norteamericano. A lo expresado se han unido las barreras del marketing, por la vía de los precios, la calidad y presentación del producto. El desafío consiste en que la economía cubana tiene que moverse atendiendo no solo a las condiciones internas sino externas, en condiciones en que las relaciones monetario mercantiles pasan a ocupar un papel activo..

Otra de las opciones, ha estado orientada a la descentralización de algunos esquemas de autofinanciamiento, en el ámbito de ramas y empresas, en el turismo, el níquel y el petróleo. En ello ha sido significativa la descentralización del comercio exterior, como parte de la reestructuración de los mecanismos de gestión económica externa. Conjuntamente con las opciones mencionadas, se avanza en la implementación de leyes que legisla la presencia del capital extranjero en Cuba. Como parte de este proceso, se ha desarrollado con relativa importancia en el país el fenómeno de capitalismo de Estado o empresa capitalista controlados, por el Estado cubano bajo la modalidad de empresas mixtas.

Estas empresas inicialmente actuaron en la esfera de la circulación, a través de asociaciones comerciales, y paulatinamente, han ido, cruzando las esferas productivas. Las mismas además de incorporar conocimientos, y tecnología, han desempeñado un papel importante, en la rearticulación de la economía cubana en el contexto de la globalización, sirviendo como “muro” de contención del recrudecimiento del bloqueo norteamericano, a pesar, del carácter globalizante que imprime la ley Helms-Burton y de sus anteriores proyectos.

La implementación de políticas económicas por parte del Estado cubano, ha ido dirigida a diversificar la economía, y hacerle frente a la crisis. Como resultado de ello, la estructura económica ha asumido un carácter multiforme. Se distinguen diversos tipos socio-económicos, que tocan a fondo el problema de la propiedad, entre ellas se destacan: las corporaciones o empresas estatales que operan en divisas, las empresas mixtas, y asociaciones contractuales con capital extranjero, las unidades básicas de producción cooperativas, las cooperativas de producción agropecuaria, el pequeño productor campesino, y el trabajador por cuenta propia.

Cada uno de estos tipos socio-económicos funciona de acuerdo a una lógica propia, haciendo complejo el proceso, pero, con una base en común orientada y controlada por el Estado, en dirección a la socialización de los resultados del proceso; preservar los espacios de la soberanía nacional; y fortalecer el mercado interno. Ello se ha comportado como un desafío a vencer en el contexto de la globalización.

Por consiguiente, la década de los ‘90 fue testigo de profundas transformaciones en el modelo de desarrollo cubano que apuntan desde el punto de vista cualitativo hacia la conformación de un modelo en transición socialista renovado, ello tiene su base en el conjunto de medidas implementadas hacia el interior de la economía cubana.

Tales medidas en sus aspectos esenciales tocan las relaciones de propiedad, como consecuencia de ello, se asiste a un proceso de modificaciones en la estructura socio-clasista cubana, con un particular movimiento en la estructura del empleo. Como tendencia general todavía la mayor parte de la fuerza de trabajo se encuentra empleada en el sector estatal, aunque se aprecia una tendencia a disminuir, en cambio en la estructura no estatal - dígase cooperativas, Unidades Básicas de Producción Cooperativas campesinos privados trabajadores por cuenta propia- la tendencia ha sido a una mayor participación.

Derivado de la descentralización de la gestión económica que se opera en el ámbito de la administración del Estado y el sector empresarial y unido al desarrollo de nuevas formas de propiedad en Cuba, surgió la necesidad de nuevos mecanismos de regulación fiscal y cambiaria dando espacio a instrumentos de política monetaria que inciden directamente en los diversos sectores.

En este ámbito se han creado instituciones bancarias con alto grado de flexibilidad y eficiencia, con el propósito de gestionar flujos financieros tanto a la economía doméstica como en sus relaciones con el exterior. El reto ha sido implementar un sistema financiero capaz de insertarse en los mercados internacionales, buscar nuevas fuentes de financiamiento externo y canalizar los ahorros internos hacia los proyectos de mayor desarrollo económico y social. Para tal propósito se desarrollo un acelerado proceso de modernización del sistema bancario cubano, sobre bases automatizadas y con altos niveles de interconexión, permitiendo que ya en 1998 el 100% de las transacciones bancarias pudiera ejecutarse en tiempo real,[3] algo similar a lo que ocurre en los mecanismos de la globalización financiera de los países subdesarrollados.

Para enfrentar los desafíos de fondo ya señalados, en un futuro inmediato, de mediano y largo plazo, se ha optado por la elaboración de un plan estratégico de desarrollo, para lograr combinar los factores internos y externos, determinantes del desarrollo económico y social. Aquí cabe la pena mencionar el carácter inédito, con que se da cuenta del uso de los factores de la dinámica de la globalización, aprovechándose la positividad que le impele al proceso, y colocando esos conocimientos en función de objetivos socialistas. Anótese en esta dirección, el uso del capital extranjero, donde en el caso particular cubano, -a diferencia de China y Viet Nam- se le levantan barreras a la hegemonía del capital, el cual actúa de acuerdo a las direcciones del desarrollo cubano, orientado por el Estado, sin que ello signifique una pérdida de soberanía nacional.


 

[1] Téngase en cuenta el proceso de rectificación de errores y tendencias negativa que se inicia en Cuba desde 1986.  

[2] Para una ilustración de estas características vea: Anuario Estadístico de Cuba en 1987, Comité Estatal de Estadísticas, Cuba pp. 696.

[3] Resolución Económica V congreso del PCC Op. cit. p. XII.


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