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La Inversión Extranjera Directa (IED)
y la crisis económica cubana



Leandro Venacio

CAPÍTULO III

Las Transformaciones en los 90. Las IED como la vía más probable para hacer frente a la crisis

3.9 - Efectos de las medidas de Reforma de la Economía Cubana: logros, restricciones y retos futuros

Al analizar el proceso de reformas en la economía cubana y el comportamiento de la misma es necesario tener presente que las medidas no han sido tomadas como parte de una estrategia de reforma económica sino como “males necesarios” que es necesario asumir para evitar el colapso en las condiciones del “Período Especial.”

“Las reformas económicas y la mayor apertura de los mecanismos de mercado han dado resultados económicos, de aumento de la eficiencia de la producción y posibilitado, sin lugar a dudas, que el país haya podido remontar los años más difíciles de la crisis económica; todo lo cual se ha llevado a cabo de una manera escalonada, dirigida y controlada por el Gobierno.”

El sólo hecho de adoptar una serie de medidas tendientes a liberalizar la economía, creando espacios alternativos al control del Estado, a saber, la inversión de capital extranjero, el estímulo al desarrollo de los mercados internos, así como el trabajo por cuenta propia, es definitivamente un reconocimiento implícito a que esas medidas son las que funcionan y pueden sacar a la economía del atolladero en el que se encuentraba.

“Cabe destacar que la década del 90 ha implicado transformaciones significativas tanto en la estructura como en el funcionamiento empresarial; han aparecido nuevas formas jurídicas y de propiedad y se ha diversificado el número de agentes económicos. Estos cambios deben continuar e incluso profundizarse.”

Pero, al mismo tiempo, no puede desconocerse que estos cambios han tenido también un impacto sobre la estructura social y el funcionamiento de la sociedad cubana, lo que se ha reflejado en diversas facetas de la vida de la población.

“Tanto la crisis como el conjunto de decisiones tomadas para aliviarla, han tenido una repercusión en el nivel de vida de la población que ha experimentado un deterioro por el compromiso social de la política económica, que a producido:”

a) el empobrecimiento de vastos sectores de la fuerza laboral

b) la aparición de una elite trabajadora

c) surgimiento de niveles de vida divorciados de los resultados del trabajo

d) exclusión de importantes segmentos de la población del consumo en ciertos mercados o al menos de la reducción del acceso a un grupo muy limitado de productos

e) reestratificación social

De una sociedad caracterizada hace sólo un poco más de una década por un excesivo “igualitarismo”, en términos de división de los ingresos y de los patrones de consumo, se ha pasado a una conformación social en la que, sin abandonar principios de igualdad de posibilidades en esferas vitales como la salud, la educación, o la asistencia y la seguridad social, se ha impuesto por el propio peso de las circunstancias una mayor diferenciación en la distribución monetaria y en el acceso a los bienes y servicios comerciales por parte de diferentes grupos y sectores poblacionales.

Una de las principales causas de esta diferenciación es el acceso que tienen algunos cubanos al dólar. Dentro de este grupo se destacan aquellas personas que tienen acceso al dólar a través de su actividad (principalmente las actividades ligadas al turismo). También acceden al dólar familiares que reciben remesas de cubanos exiliados en EE.UU.

“El monto total de remesas que ingresan a la Isla anualmente es de 800 millones de dólares. Éstas, le dan al ciudadano cubano autonomía para acceder a bienes fuera de la ración estatal. Estos bienes son inalcanzables para aquellos que viven sólo de la economía del peso cubano.”

“Las remesas son una de las principales fuentes de obtención de dólares, también proveen al régimen el incentivo para establecer mecanismos de adquisición de esta moneda. Por ejemplo, en el esfuerzo del gobierno cubano para obtener dólares, éste ha abierto locales de venta con productos en dólares (dólar stores). Los mismos, en otras épocas, estaban reservados exclusivamente a extranjeros”

“Las desigualdades que se han ido generando en la sociedad, y que han producido una inversión en la pirámide social, al colocar en mejores condiciones de obtención de ingresos al emergente sector privado, se motivan en las restricciones que actualmente se imponen a los profesionales de ofrecer sus servicios con carácter privado a los mismos propietarios de restaurantes, campesinos, taxistas, albañiles o carpinteros que hoy cobran precios de mercado a toda la sociedad por sus bienes o servicios, mientras que médicos, abogados o maestros, sólo pueden cobrar un módico sueldo por su obligatoria vinculación al Estado para poderse dedicar a las actividades para las cuales se formaron. Las normas que regulan el trabajo por cuenta propia, autorizan a los profesionales a ejercer actividades privadas distintas a las de su profesión, prohibiéndose el ejercicio privado de cualquier actividad profesional.”

De tal forma, las desigualdades que hoy han aparecido en la sociedad cubana son el resultado de la desigualdad de oportunidades que ha impuesto la legislación vigente sobre el desarrollo de actividades económicas particulares.

“También, con el resurgimiento del mini capitalismo cubano resurgió también el racismo. Empezaron a aparecer chistes contra los negros-africanos, algunos de los cuales, los más jóvenes, se los ve deambular por las calles. Otros comercializan cigarrillos en el mercado negro, y algunas de las mujeres ejercen la prostitución.”

“En los niveles administrativos de hoteles y la industria del turismo los blancos predominan, así como también, en otros sectores de la nueva economía, como empresas extranjeras y corporaciones nacionales que utilizan dólares. Los blancos, también son, mayoría en cuanto al número de estudiantes universitarios (en la Universidad de La Habana). Por otro lado, los negros son empleados en trabajos que requieren poca educación como aquellos en la construcción, plantaciones de caña de azúcar y sectores de servicios. Este racismo parece ser producto de recientes cambios económicos del gobierno cubano y es poco probable que desaparezca.”

En un intento por mejorar las condiciones de vida de médicos, maestros primarios y secundarios y jueces, y más recientemente, periodistas, el gobierno cubano adoptó en 1999 un aumento de salarios a estas categorías de profesionales. Así, el Estado cubano ha reaccionado “inyectando” estímulos, directos e indirectos, en divisas a sus trabajadores. De esta forma un poco más de un millón de trabajadores del sector estatal de la economía recibieron, en distintas cuantías y de diversas formas, estímulos en divisas; lo cual representa un beneficio para aproximadamente un 40 % del total de los empleados de ese sector.

A estas formas de estímulo se agrega la red de tiendas especiales, en las que unos 700 mil trabajadores pueden adquirir en moneda nacional, a precios subvencionados, artículos que se venden en divisas en la red de tiendas comerciales en esa moneda.

“Además de adoptar medidas semejantes, no se resuelve el problema central, que es un problema de desigualdad de oportunidades. Para ello debería liberalizarse la actividad de la empresa privada, comenzando por la pequeña y mediana empresa nacionales, así como la opción de dedicarse a actividades profesionales privadas a todo aquel que lo desee, y contribuya por ello al fisco con un sistema impositivo que no resulte asfixiante sino que estimule la responsabilidad personal y social de cada quien con su contribución al presupuesto del Estado, que podría concentrarse en la salvaguardia de los objetivos de justicia social que son hoy un patrimonio de la Nación Cubana.”

Frente a este tipo de propuestas se alza a menudo el argumento del peligro de la restauración del capitalismo. En realidad, el capitalismo está cada día más presente en la economía cubana, en forma de capitalismo de Estado, a partir de la presencia de compañías transnacionales e instituciones financieras que, a pesar de las presiones del embargo estadounidense, aumentan paulatinamente sus posiciones, en forma de empresas mixtas con entidades cubanas, o incluso en forma de empresas extranjeras.

“En diversos sectores de la economía, tales como la minería metálica, la exploración petrolera, la producción de lubricantes, la exportación de ron, la producción de jabonería y perfumería, empresas mixtas del Estado cubano y de capital privado extranjero controlan el 100% de dichas actividades. En la producción de níquel y cemento, controlan el 50%. Además, capitales extranjeros tienen una presencia muy importante en la administración de hoteles para turismo internacional.”

Esas empresas funcionan con criterios de mercado; obtienen beneficios, una parte de los cuales corresponde al capital extranjero. Sin embargo, esta realidad no les ha impedido realizar una contribución determinante a la recuperación de la economía nacional, en tanto que han provisto de recursos financieros frescos, generado empleo en bienes y servicios transables internacionalmente, así como tecnología moderna.

“El impacto de un posible pequeño y mediano sector privado nacional no será de igual magnitud que el de las inversiones extranjeras. No significará transferencia tecnológica, no representaría una entrada de recursos frescos de capital, especialmente de divisas, pero generaría empleos y contribuiría a elevar la oferta de bienes y servicios en el mercado interno que aún sufre de la contracción que resulta de la crisis; por otra parte, revitalizaría una cultura empresarial. De igual forma, se establecerían mecanismos de sana competencia bajo la observación de normas regulatorias no intervencionistas del Estado, que, complementado con la presencia de un sector privado pujante, podría dedicarse a asegurar la vocación de justicia social que implica el derecho de toda la sociedad al disfrute de las garantías sociales respecto a la salud, la asistencia social; la educación, la cultura, y los deportes.”

Un modelo de esta naturaleza, requeriría una reforma tributaria que incorpore tarifas progresivas a las rentas, generalice el impuesto a las ventas, y establezca ciertos impuestos adicionales a la actividad empresarial privada, siempre y cuando la magnitud de los mismos no se convierta en asfixiante, de forma que en lugar de estimularse dichas actividades se produzca lo que hoy se observa en el sentido de que muchos antiguos trabajadores por cuenta propia engrosan las filas de la economía informal como forma de subsistencia.

La unificación del sistema monetario y la utilización de una tasa de cambio del mercado, económicamente fundamentada, en toda la economía del país, permitiría eliminar las restricciones que hoy en día existen en el acceso a la obtención de ciertos bienes que sólo pueden ser adquiridos en dólares por parte no sólo de las personas individuales, sino también de las empresas, incluso las estatales. En tal sentido, podría promoverse un mercado de bienes duraderos, en cuyo consumo podría influir el diseño de un sistema moderno de créditos al consumo, que permita utilizar el manejo de la tasa de interés, como instrumento de política monetaria.

El principal reto que enfrenta la política económica en Cuba radica en la necesidad de profundizar las reformas de mercado, para dinamizar el crecimiento económico a partir del cual se podrá avanzar en el desarrollo, manteniendo los principales logros de su política social que ha diferenciado a Cuba del resto de países de América Latina. Para ello resulta conveniente que el Estado se desprenda de aquellas actividades que pueden lastrar su actividad y se concentre en garantizar la satisfacción de las principales necesidades sociales, así como mantener políticas redistributivas que conduzcan a paliar las injusticias distributivas que genera todo mercado en su desarrollo, de manera que se garantice la igualdad de oportunidades y se proteja a los desvalidos de la sociedad mediante mecanismos de asistencia social a los que contribuyan financieramente las empresas y los ciudadanos que pueden velar por sí mismos.

Junto a lo anterior también es necesario lograr una reducción del alto componente importado que presentan algunas de las actividades generadoras de ingreso externo, así como en sentido general, ganar en eficiencia en el uso de los recursos, con vistas a disminuir el peso relativo de las importaciones.

En el enfrentamiento de los retos anteriores, la planificación debe hacer una contribución decisiva, mediante el diseño de programas y políticas que orienten e impulsen el desarrollo productivo en las ramas y sectores estratégicos y sirvan de base para la captación de inversión y financiamiento externos, así como para el diseño de programas de cooperación internacional.

“En este contexto, la cooperación internacional tiene amplios espacios para desarrollarse exitosamente, tanto en calidad de país receptor como de donante. La existencia de un modelo que combina más descentralización con la conducción planificada de la economía, con prioridades estratégicas definidas, centrado en la búsqueda de la eficiencia, con nuevos actores sociales; unido al potencial creado tanto material y científico, como en recursos humanos, constituye un basamento importante para este propósito, pues permite un mejor aprovechamiento de la cooperación que el país recibe, así como brinda la posibilidad de ofertar cooperación sobre bases cualitativamente superiores y de manera integral, bajo nuevas concepciones.”

En este sentido uno de los mayores potenciales radica en la fuerza de trabajo calificada, esta inversión en capital humano constituye sin dudas una de las fortalezas del modelo de desarrollo cubano que le permite enfrentar en mejores condiciones los desafíos del siglo XXI, en que la información y el conocimiento son fuentes de ventajas competitivas. A la vez, este capital humano es un valioso activo para acometer las tareas de la cooperación internacional.


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