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PROTOPÍA

 

PRINCIPIO DE PREVENCIÓN DE LA INDEFENSIÓN

 

Después de tanto hablar de castigos, aumentar castigos, extender castigos y remodelar castigos, parecería que estoy defendiendo la "mano dura".

Pero lo único que se defiende es que "el de la mano no esté borracho". De hecho, no creo en absoluto en la mano dura. Lo que una comunidad necesita es que la ley cumpla su función, no venganza; pero eso sí, cumplir su función exige que se sea coherente, que alguien se haga cargo de todo lo que tiene que hacerlo, y desde luego, que la ley sea sistemáticamente eficiente. La amenaza de ser duramente castigado por transgredir la ley no ejerce mucha influencia si parece remota, como demuestra que sigamos haciendo transgresiones no solo a la Ley, sino al sentido común, cuando manejamos irresponsablemente las fuerzas de la Naturaleza, pero ejerce una tremenda influencia cuando deja de ser una amenaza y se convierte en una certeza. Si tomamos una Justicia escasamente eficaz, que solo detecta y corrige el 50 % de los problemas, la probabilidad de ser castigado tras transgredir una ley es de solo el 50%, de modo que puede ser que al final no nos toque.

Algunas personas son capaces de tirarse de un avión sólo porque llevan un cacho de trapo, Mno iban otros a arriesgarse de esta forma por ganar un montón de dinero, si lo más que pudiera ocurrirles es acabar entre rejas?. Pero si la Justicia alcanzase con certeza al 100% de los transgresores de la Ley (cosa imposible, por otra parte), nadie en su sano juicio la transgredería, incluso aunque el castigo fuera la mitad de duro. Por eso, una ley que multiplica por dos su eficiencia, no solo incrementa su porcentaje de aciertos, sino que el número de delitos se reduce considerablemente, que a fin de cuentas es lo que se pretende. Para un pobre negro americano que vaga por las calles con la mano pegada a un arma, fumando un polvo cuya composición desconoce, amenazado tanto por enemigos como por amigos, la amenaza de muerte en la silla eléctrica es la menor de sus preocupaciones. Por lo tanto, pretender que la silla eléctrica es eficaz, es sólo una tontería propia de salvajes que no saben lo que dicen. Naturalmente, tampoco digo que las personas violentas, tanto si han tenido la culpa de serlo como si no, tengan que campar a sus anchas. Todo el mundo sabe que alguien encerrado entre rejas no ataca a los transeúntes. Pero está claro que no se puede creer en la dureza de los castigos como medio de control del delito, en especial cuando tantos de ellos escapan al control. Incluso si se pudiera asegurar que el delito se detecta inevitablemente, es dudoso que el aumento del castigo fuera efectivo. A fin de cuentas, sea cual sea el castigo, tiene que estar uno muy desesperado, e importarle bastante poco, para cometer un delito cuando sabe que le van a coger. Pero aún es más dudoso que tenga eficacia alguna cuando se tienen fundadas sospechas de que se escapará impune del castigo.

Durante millones de años, ya lo decíamos antes, no ha habido más justicia que el capricho del señor poderoso que sabía instintivamente que algo de paz hay que poner en el rebaño. Los señores no son muy distintos de los granjeros. No es que les importe mucho que unos perros se muerdan a otros, que los caballos pisoteen gallinas o los gallos se peleen. Lo único que le preocupa es los perros heridos son menos productivos y cuantos menos gallos y gallinas, menos huevos. Nunca les ha preocupado matar un cerdo para comer. De hecho, para eso los tienen.

Apostaría a que el mundo, contemplado desde las alturas de las jerarquías, no se diferencia mucho de una granja. Lo sabe todo el mundo. Incluso una vez se escribió una novela llamada "Rebelión en la granja". Esta claro que a los señores no les interesa que la granja rebose de mierda, pero tampoco les preocupa un poco de basura. Dependiendo de las épocas, de todas maneras, los señores son más o menos guarros.

Los señores de la época actual son bastante guarros. No sé si tanto, o más, o menos que los de otra. Pero lo son bastante.

Durante millones de años, la más común de las acusaciones merecidas por la justicia de los señores era la de BRUTALIDAD. MPodría decirse que la justicia actual ha llegado a la estupidez que demuestra mediante un proceso de "ablandamiento"?. No es esa mi opinión. Creo que es tan absolutamente brutal o más que la de cualquier otra época pretérita. Brutal, arbitraria, ineficaz...y completamente inaplicable a los señores.

Ninguno de los principios expuestos pretende "más mano dura". Todo lo contrario. En realidad, en su mayor parte, pretende que la justicia sea proporcional a quien se enfrenta, que sea capaz de poner en orden también a quienes se creen "granjeros", porque son ELLOS, y no los animales, quienes están convirtiendo la granja en un hervidero loco de violencia e infecciones. Si creen que no les afectará la hambruna y la enfermedad, están sencillamente locos. Lo están.

Supongo que la gente protestaría, en el seno de una democracia, por la existencia de una ley que dijera "todos los que ganen menos de tanto o cuanto, o no tengan un título nobiliario o político, tendrán prohibido salir a la calle como no sea para ir a trabajar o al mercado, tendrán prohibido leer y enseñar a sus hijos, y no se les atenderá cuando pidan ningún tipo de ayuda". Digo que supongo. Espero que se aprenda a distinguir una ley de "buenas intenciones" de las leyes "meramente para animales de granja", que por desgracia son casi todas.

Quizá en ello hay una esperanza de que, aunque los granjeros sigan siendo granjeros, al menos los animales podamos estar en una granja limpia y en paz unos con otros.

Pero insisto, no es mano dura lo que se pretende. Solo se pretende coherencia. Solo se pretende que la ley sirva a la función para cumplir la cual existe. Solo se pretende que se acaben los lamentables espectáculos de inmunidad de unos, y brutalidad para con otros.

En realidad, los pringados que acaban realmente en la cárcel, nunca harían tanto daño como para arruinar una comunidad. Son quienes tienen más poder los que más daño pueden hacer. Ya hablemos de coches deportivos en la carretera, empresarios que contaminan, políticos corruptos, y así sucesivamente.

Pero por si no hubiera quedado claro que no es mano dura lo que se pretende, sino eficacia, veamos, casi para acabar, este principio, esencial para la credibilidad de un sistema legal: La ley procurará ser conocida por todos aquellos que pudieran transgredirla sin saberlo; no será de tal forma que sea inevitable transgredirla para algunos colectivos; no tendrá una forma que defina a sus transgresores en función de lo que son y no lo que hacen.

Formalmente lo definiremos como que la ley, cualquier ley, tiene que PODER ser obedecida. Las personas que por lo que son, y no por lo que hacen, transgreden la ley. Las personas que NO PUEDEN, por sus circunstancias, obedecerlas. Las personas que transgreden leyes que nunca llegaron a sus oídos. Todas estas personas están indefensas ante la ley.

El principio dice que las leyes que cumplen esta condición son absurdas, que no pretenden evitar ni organizar nada, que no provienen de buena intención alguna, que no buscan reparar un daño ni prevenir que se de él. Sencillamente, son medios utilizados por el Estado para dejar fuera de la ley a colectivos seleccionados. Sencillamente, son medios para que esos colectivos se conviertan en presas del aparato. Solo pretenden crear una excusa legal para la persecución, para la marginación, para la desprotección, para la expulsión, para una represión conveniente cuando no se puede admitir ni la existencia de la represión ni el motivo por el que se ejerce.

Ejemplo. Si digo que TODO el mundo pague un impuesto de tanto dinero, creo una situación de indefensión en quien no tiene ese dinero. Si digo que está prohibido tener la piel oscura, creo una situación de indefensión en los negros. Si digo que todos los hombres acudan a mi ejército, creo una situación de indefensión en los hombres que deben mantener a sus familias. Si digo que todos anden hacia allá, creo una situación de indefensión en quien está paralítico. Si digo que todos los que coman carne sean encerrados, creo una situación de indefensión en los que no tienen otra fuente de proteínas.

Naturalmente, existen formas más descaradas y formas más encubiertas de crear situaciones de indefensión. Algunas pueden ser tan sutiles que solo se puedan ver en los mismos tribunales. Por lo tanto, debe ser un principio judicial que no se pueda castigar a alguien que está en situación de indefensión frente a una ley. Por ejemplo, si la ley de reciclado obliga a poner recipientes para recoger envases en todos los puntos de venta, crea una situación de indefensión en las tiendas que solo disponen de un único espacio y no pueden tener separada la basura a reciclar de los alimentos a vender. En este caso, la ley debería ser automáticamente pasada por alto en estas tiendas.

El problema con los casos sutiles de indefensión es determinar hasta qué punto uno "no puede" o "no pone los medios para poder". En todo caso, la ley debe disponer los medios de que se "llegue a poder" cuando existen personas o empresas que "no pueden". Mientras no haga esto, la ley no tiene sentido.

El principio de indefensión es un mundo en sí. Y me temo que debe ser resuelto en cada caso. Pero el aparato judicial no debería ser libre de estudiar o no estudiar los casos según le apetezca. DEBE hacerlo.

PRINCIPIO DE NULIDAD DE LA LEY

No hará falta extenderse mucho en explicar este principio, pues supongo que se ve venir. Es tan simple como que aplicar judicialmente una ley que transgreda los principios esenciales debe ser entendido como un delito en sí. Es decir, los jueces se entienden suficientemente inteligentes para distinguir si una ley transgrede alguno de los principios. No es tan difícil, incluso aunque no se tenga mucha idea de leyes. En todo caso, como siempre, uno tiene que ser lo bastante responsable para asegurarse que entiende los rudimentos de su profesión, y si no lo es, no está en el sitio adecuado cuando la ejerce. Si un juez, a sabiendas de que una ley es una claramente deficiente, la aplica, entonces claramente sobra como juez. El efecto final de esto es que, como ciudadanos, podamos hacer oídos sordos de las leyes que no cumplan con las condiciones que nuestra filosofía de Ley, claramente expuesta, ordenada y conocida, les exigen. Naturalmente, la separación de poderes ayudaría mucho en este sentido, porque ¿irían los jueces a cumplir con el principio de nulidad si estuvieran identificados con quien legisla tonterías?  


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