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PROTOPÍA

 

SOBRE LOS ENEMIGOS DEL CÍRCULO

LOS RECURSOS NATURALES NO ALQUILABLES

Inicié el estudio de la economía estudiando el fenómeno de la especulación, en el curso de lo cual descubrí inevitablemente los mismos fenómenos absurdos que los grandes pensadores habían ya descrito. En mi opinión, el problema básico de la teoría socialista es que no distingue entre recursos y capital, y lo trata todo por un igual. Las evidentes injusticias sociales se achacan a un modo de manejar el concepto de riqueza y se proponen otros. Sin embargo, existen diferencias importantes entre capital (teóricamente incrementable mediante el trabajo) y los recursos naturales (tierra, agua, aire, minas...) los cuales, de aquí en unos miles de años son absolutamente finitos e inincrementables. Los capitalistas descritos por los socialistas ejercen un tipo de influencia que en su mayor parte niego que sea intrínsecamente malo, ya que frente al capital establecido siempre cabe la posibilidad económica de la reformulación de nuevos círculos. Sin embargo, con los recursos naturales pasa algo distinto. Los recursos naturales deben estar a disposición de las personas según su derecho de nacimiento. Sin embargo, cuando están en manos de solo ciertas personas, son estas personas las que gobiernan, de un modo u otro, la marcha de los círculos económicos. A fin de cuentas, los círculos económicos "respiran" recursos naturales de forma inevitable.

El truco del almendruco del capitalismo es bien conocido. Dominar los medios de producción, obteniendo sin límite un diezmo de la producción.

Una imposición, un pago, que no se acaba nunca. El caso es que evidentemente, la utilidad de los recursos no tiene fin. Pero ¿por qué motivo ciertas personas habrían de tener el poder personal de alterar la buena marcha de un círculo económico solo por su santa voluntad, constituyendo de este modo una constante amenaza a su funcionamiento?. Además, la cantidad de trabajo que se deriva hacia estos "superconsumidores", dueños de los recursos naturales, no vuelve jamás hacia el círculo. Es una sangría constante de las posibilidades económicas del círculo.

En este sentido, las comunidades, los Estados, actúan frente a los dueños de los recursos naturales del mismo modo estúpido que actúan las empresas que nunca se deciden a adquirir en propiedad los medios que usan para producir, y pagan, de este modo, una cantidad injustificadamente mayor por un recurso dado que lo que tal recurso vale.

La discusión que cabría hacer en este momento, es bastante simple: ¿por qué seguiría pagando con su trabajo, sin resolver nunca nada, una comunidad a unos "dueños"?. Y la respuesta es bien simple. Un círculo tendría que "alquilar" los recursos naturales a los dueños en la medida que no pudiera obligarlos a VENDERLES los recursos. La facultad de POSEER, es decir, de dominar de un modo definitivo, requiere alguien que garantice la propiedad. Curiosamente, los ejércitos que garantizan las propiedades los alimentan los círculos económicos, no los dueños de las tierras. Un recurso natural está vacío hasta que se lo trabaja, motivo por el cual siempre es el trabajo real el que pone en marcha la satisfacción de las necesidades de los ejércitos que han de garantizar la propiedad. En mi opinión, como ya he dicho, poder conseguir propiedad es el aliciente mayor y más definitivo que las personas pueden encontrar a cambio de su trabajo, y esa propiedad ha de ser garantizada (como decía más arriba, de un modo definitivo), pero los círculos no deberían reconocer la propiedad de las personas que han recibido un pago por sus tierras (y otros recursos naturales). Co¿portarse frente a los dueños de las tierras como actores de la economía estúpidos no beneficia en nada la economía de los círculos, y la que menos, la empresarial.

La justificación racional que los economistas han hecho del concepto de "alquiler" viene a ser esta: tomado de un modo global un recurso como una propiedad, puede asimilarse a un conjunto de recursos definidos en un período dado. Quien posee la tierra y la posee para siempre la posee durante todos y cada uno de los años del tiempo. Si no usa la propiedad durante un año, por ejemplo, el dueño es como si hubiera "vendido" esa propiedad, pero no toda.

Pongamos que tuvieran razón, y pensemos por un momento en esta cuestión desde el punto de vista del criterio que venimos utilizando.

¿Cómo se fija el precio del usufructo de una tierra o cualquier otro recurso natural?. Evidentemente, la existencia de un precio significa que hay una cantidad de trabajo por debajo de la cual el dueño del recurso no está dispuesto a ceder el uso te¿poral del recurso. Mas esta cantidad debe ser fijada en la práctica. El dueño obtiene una cantidad de trabajo porque amenaza con no ceder el uso del recurso salvo por esa cantidad, más esa amenaza tiene que hacerse efectiva de vez en cuando o el círculo no estaría realmente dispuesto a pagarla. Lo que significa que sea mucho o sea poco, los dueños de los recursos naturales obtienen cierto precio porque en alguna medida, impiden al círculo acceder a los recursos existentes que dominan. Mas si el círculo no puede acceder a los recursos naturales que existen, esto está limitando su facultad de crecer y hacerse grande. De modo que los jerarcas de los círculos no deberían plantearse si tiene o no tiene sentido que los terratenientes simplemente "chupen de la teta del círculo" o no, sino que sencillamente esto impide al círculo crecer y por tanto esta costumbre es una fuerza centrífuga de marca mayor.

Si los capitalistas llegaron a dominar (en parte) la tierra fue porque se la COMPRARON a los señores feudales. Si los capitalistas hubieran seguido pagando por la tierra a cambio de meramente su uso, está claro que los señores feudales seguirían siendo los únicos dueños de la tierra. Creo que esto constituye una importante lección histórica. Llega un momento en que los círculos económicos deben plantearse expandir su disponibilidad de recursos. Ahora bien, la Historia nos enseña que los señores feudales vendieron sus tierras porque deseaban ardientemente los frutos del círculo capitalista, y los capitalistas no estaban dispuestos a cedérselos a cambio de meramente el uso de las tierras, sino que deseaban su propiedad. Y si pudieron aguantar los machos en esta negociación fue precisamente debido a lo mucho que los señores feudales envidiaban la forma de vida que ofrecía el capital, y a su propia escasa necesidad de usar esas tierras. Como ven, simplemente una cuestión de negociación bastante inteligente de los capitalistas. Ahora bien, en algunos casos los capitalistas también promovieron (gracias a sus recursos económicos) revoluciones que acabasen con la propiedad feudal directamente. Fue una forma más barata de financiar una guerra que si hubieran tenido que pagar a todos sus actores. Mediante estas revoluciones, muchos campesinos fueron a la batalla a cambio de nada, solo porque deseaban quitar de enmedio a los señores feudales. Lástima que no fueran conscientes de que estaban simplemente haciendo de mercenarios por la gorra para el interés de los capitalistas. En realidad, los capitalistas solo querían la tierra para ejercer la misma clase de acción que previamente habían practicado los señores feudales. Ahí siguen desde entonces.

El problema seguirá siendo el mismo mientras no se llegue a la conclusión pública de que no es lo mismo una cosa que otra. Los círculos deben NO reconocer la propiedad de los recursos por los que el círculo ya ha pagado. En suma, los círculos no deben reconocer los precios "infinitos".

Mientras una comunidad pague a los dueños de los recursos que utiliza, debe adquirir en esa medida una parte de esos recursos. Las comunidades pueden hacer esto en la medida que la garantía de propiedad en que se basa el dominio de los terratenientes de los recursos proviene de la facultad de ejercer la fuerza (los ejércitos) los cuales son sostenidos por las comunidades económicamente activas, no por los terratenientes que solo participan del círculo obteniendo bienes de él, pero sin aportárselos nunca.

En resumen, yo diría que la propiedad de los recursos naturales debe ser tan definitiva como cualquier otra. Mas los recursos naturales no debe admitirse que se "alquilen". Eso no es más que el truco del almendruco.

Un timo en toda regla, más grave aún que el de la estampita. Los círculos deben preguntarse muy seriamente quien paga a los ejércitos que garantizan la propiedad, y en consecuencia deben ponerles a estos bien clarito quien es su cliente. El cliente de los ejércitos son las comunidades activas, no los que dominan los recursos naturales sin hacer nada.

Estoy seguro que la duda más importante que debe surgirle a cualquiera es si se puede asegurar que realmente son las comunidades activas las que sostienen los ejércitos y no los dueños inertes de los recursos. ¿No puede ser que los ejércitos defiendan las tierras a cambio del uso de esos recursos?. Veamos: ¿porqué motivo habrían los ejércitos de conformarse con el uso de las tierras?. ¿por qué motivo, ya que ellos garantizan la propiedad, no se deciden simplemente a poseerla?. En verdad, durante miles de años eso es justamente lo que han hecho. Ser dueños inertes y guerreros de alto rango al mismo tiempo. Pero tienen un problema. Quizá los dueños puedan armarse, pero a fin de cuentas, el poder real está en la obediencia de los soldados, y los soldados no pueden ser, al mismo tiempo, los dueños inertes de la tierra, o la tierra estaría en extremo dividida. Todo dueño sería soldado, todo soldado sería dueño de una porción de tierra. La realidad que se plantea es que los soldados en los que se basa el poder militar han de ser alimentados, no basta con dejarles aparcados en una parcela x.

Ahora bien, la alimentación (y cualesquiera otra satisfacción de necesidades) provienen del trabajo, no de la tierra aparcada. De modo que a fin de cuentas, los terratenientes necesitan obtener de las comunidades activas recursos para alimentar a sus ejércitos. Su mera posesión no les vale de nada. Los terratenientes jefes de ejércitos obtienen esos recursos como pago por el uso de sus tierras. Pero la manutención viene de aquellos que producen la comida trabajando la tierra. Y es demasiado fácil que los que producen la comida paguen DIRECTAMENTE a los soldados para que dejen de obedecer a sus jefes y les garanticen la tierra a ellos y no a sus viejos señores. Por este elemental motivo, porque los soldados deben comer y satisfacer sus necesidades, y porque en ellos radica la fuerza militar y no en los señores, es por lo que, parezca lo que parezca, la defensa que hacen los ejércitos de las propiedades inertes se basa solo en la confusión de las comunidades activas sobre quien paga a quien y en consecuencia a quien deben obediencia quienes.

Este es el motivo por el cual CUALQUIER comunidad puede conseguir que la propiedad de los recursos naturales esté en manos de personas con una vida económica activa, y no de quien meramente vive de rentas. Es decir, todas las comunidades siempre tienen el poder de imponer y hacer efectiva la ley que les conviene. Desde luego, los círculos económicos dependen de la confianza y de las fuerzas centrípetas que de ella se derivan. La fundamental, sin duda alguna, es la que proviene del respeto y la garantía de la propiedad. Por esto, la propiedad debe ser respetada religiosamente, pero no el timo. Tratándose de recursos naturales, los círculos deben forzosamente hacerse dueños de las propiedades que pagan. Si los dueños de las tierras convencen a sus habitantes para que les produzcan para vivir o para intercambiar con el círculo a cambio de lo que no producen, es decir, son capaces ellos mismos de iniciar y sostener su propio círculo, pues muy bien, olé por ellos. Pero en tanto los dueños de las tierras simplemente obtengan usufructo de un dominio, de forma continuada y sin devolución económica alguna, deben perder su dominio, en el sentido de que el círculo no ha de reconocerlo. Espero haber dejado clara cual es la pretensión del concepto de que los recursos naturales han de tener un precio FINITO, y por tanto, el alquiler de éstos no ha lugar. Es meramente evitar una fuerza que debilita al círculo: la posibilidad de que alguien gaste la producción del círculo sin producir nada para el círculo, lo que evidentemente es una fuerza centrífuga, debilitante, imposibilitadora para el círculo. Que el círculo permita que algunas familias vivan de lo que produce el círculo pero no produzcan algo, es simplemente una mala gestión del círculo. Hasta el más tonto puede entender que no se está gestionando bien una comunidad (empresa, familia, lo que sea) que está haciendo un gasto (bastante terrible a veces) innecesario y que además puede ser peligroso en ciertos momentos, cuando lo tiene tan fácil como usar su poder real para no reconocer el derecho a ser expoliado de una forma tan tonta.

Ahora bien, ¿quiere esto decir que los recursos naturales no han de tener propietario, o que los propietarios de los recursos han de pagar al círculo por usarlos?. Insisto: NO. La participación en las reglas del juego del círculo ha de ser libre, necesariamente libre para que sea potente. Aquel que compra un terreno y vive de lo que produce su terreno, o lo que produce gracias a su trabajo propio, NO ha de tener que pagar nada, lo que iría en contra del principio de la propiedad definitiva. Solo aquellos que se dedican a gastar los bienes que produce el círculo, pero no producen ningún bien a cambio, deben ir cediendo poco a poco la propiedad a consecuencia de la cual están obteniendo esos bienes.

Imaginemos lo siguiente. Si el dueño de un recurso natural en lugar de simplemente alquilar su recurso, vendiese algún producto derivado de este recurso, Mno le colocaría eso en la posición de "aumentar" el precio de ese bien derivado de forma que obtuviese por un lado un justo ingreso por el bien MAS su "alquiler"?. Eso podría ocurrir si todo el recurso natural estuviese en manos del mismo dueño, de forma que pudiera subir el precio del bien derivado tanto como quisiese, o bien, si habiendo varios dueños productores, se pusiesen de acuerdo para poner un precio determinado. Es decir, si los dueños de las tierras, por ejemplo, pudieran exigir por la comida que se cría en ellas, el precio que les pareciera. En pocas palabras Mno podrían ejercer los dueños de los recursos naturales un monopolio sobre los bienes derivados de esos recursos, manteniendo con ello una posición de poder con los mismos efectos, al final, que la mera posesión de los recursos naturales?.

De entrada existe la pequeña diferencia de que el monopolio sobre los bienes derivados de un recurso ya asegura que al menos los recursos se han puesto en marcha, lo que ya es algo que de entrada beneficia claramente al círculo. Aun así, no descubrimos América si decimos que el monopolio es una de las viejas y mal resueltas contradicciones del capitalismo. Los más acérrimos defensores del capitalismo reconocen que la tendencia al monopolio que surge inevitablemente de la libertad de fijar un precio y adquirir bienes de producción, es una de sus mayores pegas. Se supone que mientras existen personas diferentes y enfrentadas entre sí produciendo bienes equivalentes (en realidad, nunca es posible producir exactamente lo mismo), la guerra que se establece entre ellos para colocar su producción asegura que fijarán un precio de venta suficientemente razonable, pero en el momento que se establece el monopolio, pueden empezar a poner el precio que les parezca bien.

En realidad, esto no es del todo cierto. Incluso aunque supongamos que todos los productores de un bien se ponen de acuerdo, o un solo productor produce un bien determinado, ello no se aleja demasiado de la situación ficticia de un círculo ideal en el que cada bien es producido por un solo miembro. Y está claro que en este caso ideal llega a haber un precio finito, más o menos razonable, pero finito, para cada cosa. Pero ¿qué fuerzas fijan los precios en este caso ideal, si no son las de la competencia?.

Está claro que todo depende de la necesidad que tienen unos miembros de lo que producen otros. Una de las más potentes paradojas del capitalismo es la siguiente.

Supongamos que tenemos un círculo formado por Fulanito, Menganito y Zutanito, que producen respectivamente los bienes de consumo F, M y Z. Supongamos que partimos de la situación ideal de que los tres producen 90 unidades anuales de estos bienes y que el consumo razonable de un miembro es 30 unidades anuales. En esta situación ideal, todos producen exactamente lo que todos necesitan. En esta situación ideal, los tres productos F, M y Z tendrían el mismo precio, que en una unidad de dinero ficticia, pongamos c, supongamos que fuera 100. Todos tendrían una producción, venta y consumo anual de 9000 c, aunque en realidad el dinero que realmente movería cada uno sería de 6000 c. La teoría capitalista supone que el dinero es una especie de ficha del monopoly que meramente representa a las cosas y se pone en juego meramente para facilitar los intercambios. Da igual si vale tanto o cuanto de un modo teórico.

¿Cuánto dinero debería haber, físicamente, es decir, cuantas unidades de c deberían estar circulando?. El hecho más interesante, altamente consensuado, es que al final de haber intercambiado todo esa producción, ninguno de los tres debería tener una sola ficha de C, puesto que han gastado todo lo que han ingresado. Un enfoque más razonable, y mucho más moderno, es que en realidad DA LO MISMO cuantas unidades de C posean. A fin de cuentas, las fichas han de ser puestas en juego en algún momento, y solo pueden ser puestas en juego sencillamente mediante algún tipo de reparto más bien arbitrario. Pongamos entonces que en el origen se crearon 27000 c para representar la producción que iba a haber. Obsérvese una vez más que es perfectamente indiferente la cifra. Si hay menos fichas en manos de los jugadores, los jugadores meramente han de manejar más lentamente las mercancías, y comprarlas y venderlas, por ejemplo, de una en una en lugar de treinta en treinta. El caso es que originalmente cada jugador recibe 9000 c, y como se puede comprobar fácilmente, al final del juego, cada jugador sigue teniendo, como corresponde al equilibrio de la situación económica, 9000 c, después de haber movido 6000 c. (Vendió mercancías por valor de 6000 c y compró mercancía por valor de 6000 c).

¿Qué impediría a Fulanito, al cabo de este maravilloso año de paz, decidir que producir 60 unidades de F para vender le cansa mucho, y que este año que viene en lugar de producir 60 va a producir solo 30, pero que en lugar de venderlas a 100 las va a vender a 200, consciente de que NECESITA vender por valor de 6000 para poder comprar la producción de los otros dos?. En realidad, esa es la libertad que concede el monopolio, y justamente por este motivo los teóricos del capitalismo sostienen que es necesaria la libre competencia, es decir, que haya más gente produciendo de lo mismo. Pero obsérvese que la idea que hay detrás de la pluralidad de la producción es tan tonta como que "se evite que a cualquiera se le ocurra primero". En la realidad, algo que es característico en el capitalismo es que casi siempre es más difícil encontrar alguien que quiera comprar la producción de alguien que el encontrar alguien que quiera vender algo a un precio determinado.

O dicho de otra manera, en el capitalismo floreciente es habitual que las personas estén en disposición de producir más de lo que pueden vender. Es como si Fulanito, Menganito, y Zutanito pudieran producir en lugar de 90, 180. Supongamos que F lo producen Fulanito y Fulanín.

Cada uno de ellos produciría 45 y podría producir 90. Si Fulanito quiere subir su precio de venta a 200, Fulanín estará encantado de colocar 90 a 100 en lugar de 45 a 100. Este es el motivo por el que Fulanito no se atreverá a poner a 200 su precio. En lugar de vender 24 a 200, vendería cero a 200 y no podría comprar nada. Ahora bien, aunque en la práctica es completamente cierto que la ansiedad por conquistar "mercado" (es decir, por vender más) ejerce el tipo de influencia esperada y realmente ningún empresario se hace el propósito de subir el precio para ganar lo mismo produciendo menos, un somero análisis de la realidad empresarial conduce a la conclusión de que los empresarios no quieren hacerlo...pero LO HACEN. Los empresarios nunca se plantean reducir su productividad, pero siempre se están planteando reducir gastos, y tal reducción conduce más tarde o más temprano a una menor productividad. Los empresarios intentan acercar su productividad máxima a su producción real, pero como las ventas nunca son estables, lo que hacen en realidad cuando intentan ese acercamiento es perder la oportunidad de colocar más producto en los momentos de máxima demanda, pérdida de venta que los empresarios intentan compensar subiendo un poquito el precio de venta de su producto. Ahora bien, como la competencia detecta un aumento de la demanda, incrementa sus precios de venta. Si alguien se atreve a negar esto, que levante la mano para que le peguemos todos: si no fuera porque este tipo de fenómenos se produce, ningún economista hubiera formulado la ley de la oferta y la demanda.

De modo que a fin de cuentas, la competitividad es una buena protectora contra el deseo de aumentar la rentabilidad a base de subir los precios de venta de un modo INTENCIONADO, pero no protege en absoluto contra que el efecto se produzca de un modo NO INTENCIONADO.

Como hemos visto, quien se beneficia del efecto no es quien lo inicia (que más o menos tiende a quedarse como estaba), pero el hecho es que la dinámica real empresarial TIENDE a producir el efecto, y de él se aprovechan algunos, aunque no lo iniciaran. Este efecto existe y evidentemente es un efecto centrífugo.

Por lo tanto, seguramente es otro efecto diferente el que nos protege (si es que estamos protegidos), contra los desmanes monopolistas.

Volvamos a Fulanito, Menganito y Zutanito y tratemos de ver qué clase de seguridad podemos encontrar. Seguramente, la solución del problema está en que tanto Menganito como Zutanito realmente tienen fichas en su poder cuando se inicia un nuevo ciclo en el que Fulanito, sin venir a cuento, ha incrementado el precio a 200. Lo que hacen Menganito y Zutanito es pagar a 200, y A CONTINUACION, viendo que su economía se va a ir al garete rápidamente, suben sus precios para compensar el mayor gasto que han tenido. Si Fulanito había bajado la producción a 30, tanto Menganito como Zutanito habrán comprado 15, pero como no saben nada de cuánto ha producido Fulanito, querrán comprar otros 15. Naturalmente, como quieren comprar otros 15, pensarán en subir sus propios precios para ingresar los 3000 c suplementarios que necesitan. Puesto que su intención es vender 60 unidades de su propia producción, incrementarán el precio en 50. De modo que M y Z suben de precio hasta 150. Cuando Fulanito se acerca ahora al mercado a comprar su M y Z con los 6000 c que consiguió de la venta, encuentra que mientras que necesitaba 30 unidades de M y Z, solo puede comprar 20. Le está bien empleado por listo, pero eso no le impide, por desgracia, volver a subir su propio precio (ya que está en posición de monopolio), y volver a empezar. El efecto centrífugo se multiplica: tanto Fulanito como Menganito como Zutanito han tenido un mal año. Ninguno ha podido comprar todo lo que necesitaba. El círculo se ha estrechado. Puede que, hablando de muchas personas, alguna se haya quedado fuera definitivamente.

La realidad, por consiguiente, es que cuando un monopolio incrementa sus precios, lo único que consigue al final es que todo el mercado suba de precio y las personas que lo integran pierdan capacidad de compra.

Al final, nadie gana nada, tal como corresponde al efecto de una fuerza económica centrífuga.

De esto extraemos dos lecciones: primera, que si los dueños de los recursos naturales venden algún bien derivado de éstos, no sacarán gran cosa del círculo a no ser que se lo vendan a un precio razonable.

Segunda, los monopolios actúan como una fuerza centrífuga terrible, pero no son la única fuerza centrífuga que se deriva de la libertad de poder incrementar el precio de venta sin motivo. Por tanto, es necesario que se establezca un medio de control de esta última fuerza centrífuga analizada, la cual actuará sobre los dueños de los recursos naturales, haciendo que el bien que producen se le ofrezca al círculo por el precio que debería, sin que quepa hablar de que, por el hecho de poseer los recursos naturales, obtienen una ventaja inacabable. En esa situación ideal, quienes dominan los recursos naturales serán simplemente aquellos que están en condiciones de producir un bien determinado por el que obtendrán algo a cambio del círculo, pero eso no tiene nada de especial.

Parece claro que esta fuerza centrífuga que hemos tenido que analizar a consecuencia del razonamiento sobre los recursos naturales habría que haberla analizado de todas formas. Así que empecemos con ella de nuevo.

¿Existe algún medio de determinar exactamente qué producción debe tener cada individuo dentro de algún círculo económico?. Me parece que la ingenuidad socialista contestó afirmativamente en algún momento de la Historia. Pero está claro que no es así. La ingenuidad socialista pretendía determinar mediante razonamientos filosóficos acerca del hombre la "tabla" ideal de gasto de cada persona. Volviendo al ejemplo, venían a decir que estaban filosóficamente seguros de que todos los hombres desean y necesitan exactamente 30 u de F, M y Z. Mientras se produjeran y se distribuyeran exactamente esas unidades a todos los hombres, todos estarían en paz. Pero se encontraron con que lo que desean Fulanito, Menganito y Zutanito dista mucho, primero, de ser igual, segundo, de ser constante, tercero, de tener sentido para ninguno en particular. Fulanito no encuentra sentido a lo que quiere Menganito, o Zutanito, Menganito a lo que quieren los otros dos, y a Zutanito le pasa lo mismo con los primeros. De modo que no hay manera de ponerse de acuerdo en lo que producir, y se produzca lo que se produzca, todos estarán en desacuerdo con lo producido. Peor aún. Cualquiera que quiera asegurarse de que tal o cual cosa se producirá en tal o cual medida, tendrá que obligar a los tres a producir exactamente eso. La reacción inmediata es que a Fulanito no le da la gana producir M, a Menganito no le da la gana producir F, y puede que ni siquiera a Zutanito le apetezca ya dedicarse a producir Z. El fracaso socialista se cuece.

Es evidente que la producción que cada uno hace de sus propios productos debe ser más espontánea. En realidad importaría poco que Fulanito solo produjera 30 unidades de F en lugar de 60, si no tuviera posibilidades de producir más. Lo que es un auténtico fastidio es que Fulanito pudiera producir 60, y Menganito y Zutanito quisieran (o necesitaran) 30, pero no pudieran obtenerlas, porque a Fulanito no le diera la real gana de producirlo. Sería un problema que Menga y Zuta no tuvieran lo que quieren si queriendo más dijeran: bueno, pues pongámonos nosotros a producir F, y no les dejaran. Ahora, si pudiendo hacerlo, no quieren, entonces ellos no son mucho mejores que Fula. Así pues, creo que la cuestión realmente está en que nadie pueda impedir a Menga y Zuta ponerse a producir F si quieren y la naturaleza se lo permite.

Naturalmente, es lógico que quizá tengan que reducir algo la producción de M y Z, y quizá F pierda algo con aquella decisión. Pero también es su problema, si sabiendo que es posible producir más y que los otros quieren más, no se ha puesto a hacerlo.

¿Cuando surgiría ese problema de que Menga y Zuta no pudieran ponerse a producir F?. Naturalmente, y volviendo al tema anterior, cuando producir F exigiese el uso de un recurso natural que posee exclusivamente Fula. Mientras Menga y Zuta quieran más F, pueden incrementar el precio de M y Z para ponérselo difícil a Fula y animarlo a producir más F, pero si este se conforma con el M y Z que consigue, parece que no tendría mucho sentido obligarlo a producir más, y pienso que no lo tiene.

La cuestión es que quizá alguien propondría que Fula cediese el uso del recurso que domina para que fueran M y Z quienes produjesen el resto de F que quieren. Naturalmente, eso obligaría a Menga y Zuta a producir más M y Z del que necesitaban producir. Y volveríamos a las andadas.

Más que nada porque si permitiésemos eso, nada impediría a Fula no producir F en absoluto, ceder todo el uso del recurso que domina, y entonces el círculo ya no incluiría más que a Menga y Zuta, quienes tendrían que producir todo el M y el Z, más todo el F, para conseguir el mismo efecto que se obtendría si Fula hiciera su parte, con lo que les costaría menos.

Si Menga y Zuta fueran listos, no deberían entrar en ese juego. ¿Qué otra solución cabe, pues?.

En mi opinión, lo que está ocurriendo aquí es que Fula pertenece al círculo solo en un cierto grado. Produce algo cuando podría producir más y compra algo cuando podría comprar más. Pero no quiere hacerlo. Por lo demás, la parte de Fula que no trabaja más, simplemente disfruta de su propiedad como le parece. Y creo que las cosas deben ser así. Cualquier estímulo coercitivo que proviniese del círculo para obligarlo a ceder el uso de su propiedad o a producir más para sostener esa misma propiedad, solo actuaría enemistándole con el círculo y convenciéndolo de que debería buscar la manera de producir M y Z para cederle un poco a unos soldados que defiendan su propiedad cuando se decida a no producir nada de F para los tiranos de Menga y Zuta, lo que solo conseguirá a la larga, evidentemente, que Menga y Zuta empiecen a tener serios problemas para sobrevivir. Si se pretende que Fula participe en mayor grado, bien vendiendo parte de su propiedad a Menga y Zuta, bien produciendo más a partir de su propiedad, lo único que debería hacerse es, tal y como hicieron los capitalistas con los señores feudales, aumentar el atractivo del círculo, mejorando M y Z (más precio por esos artículos), bien creando nuevos productos. Por otro lado, supongamos que hay un ejército que pagan en conjunto Fula, Menga y Zuta. Si Menga y Zuta se ponen de acuerdo en adquirir por la fuerza los recursos de Fula lo tendrán fácil, ya que tienen una economía mucho más activa que Fula y además son mayoría. Pero no deberían hacerlo. Después que el ejército arrebate a Fula su propiedad, ¿Qué impediría a ese ejército que también se pusiera de acuerdo con el Fula que trabaja y el Menga para quitárselo a Zuta?. Por ese camino, nadie estaría muy seguro de ganar nada para sí mismo cuando actúa en relación al círculo. Lo que ya sabemos que es una fuerza centrífuga.

Por consiguiente, si simplemente hacemos que Fula no pueda recibir del círculo M y Z (en la práctica, unidades de dinero), más que a cambio o bien de F, o bien de VENDER su propiedad al círculo (es decir, a cualquiera de los dos, a Menga o Zuta o a ambos), las cosas funcionarán como deben. Quizá Fula solo produzca la mitad de lo que podría. Con ello perderán también Menga y Zuta. Pero qué se puede hacer. Al fin y al cabo, el problema es que Fula solo pertenece parcialmente al círculo (respecto a lo que podría pertenecer), pero así es como funcionan los círculos: cuanto más pertenece la gente a ellos, más saca cada uno de ellos. Pero al menos, aunque con su laxitud Fula gana menos y hace que Menga y Zuta también ganen menos, Menga y Zuta también trabajan menos, ya que tienen que producir menos para Fula. Mientras las cosas estén así, están bien.

El círculo no crece, pero tampoco se desmorona. En realidad, lo más seguro es que con el tiempo que les sobra, Menga y Zuta produzcan algo nuevo que estimule a Fula a producir más o a vender su propiedad en parte. Entonces Menga y Zuta podrán producir el F que les falta (subjetivamente) o simplemente comprarlo. Así el círculo crecerá. Por las buenas. Sólidamente.

Por consiguiente, todo círculo económico con visos de actuar con lógica debe impedir que se de el fenómeno del alquiler de los recursos naturales.

En algunos casos, como ocurre con el petróleo, el recurso es un bien limitado y no reemplazable. MNo supone esto que los dueños de las tierras petrolíferas, y por tanto, del petróleo, están cediendo ya al círculo su propiedad?. Ellos venden algo que ya no poseerán más. Lo dicho hasta aquí, no tiene mucho que decir sobre ellos. Si hay algo que decir sobre este tipo de recursos, seguramente será de otra índole, como veremos más adelante.  


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