LOS LENGUAJES DE LA ECONOMÍA

Un recorrido por los marcos conceptuales de la Economía.

PARTE PRIMERA

CAPÍTULO 2.- FILOSOFÍA DE LA CIENCIA.

Deducción inductiva y provisionalidad

“La teoría que desarrollaremos en las páginas que siguen, nos dirá Popper, se opone directamente a todos los intentos de apoyarse en las ideas de una lógica inductiva. Podría describírsela como la teoría del método deductivo de contrastar, o como la opinión de que una hipótesis sólo puede contrastarse empíricamente -y únicamente después de que ha sido formulada.” (Popper, 1934, p 30; cursiva en el original).

De acuerdo con las tesis que Popper propone, el método de contrastar críticamente las teorías y de escogerlas, teniendo en cuenta los resultados obtenidos en el contraste, procede siempre del modo que indicaremos a continuación. “Una vez presentada a título provisional una nueva idea, aún no justificada en absoluto -sea una anticipación, una hipótesis, un sistema teórico o lo que se quiera- se extraen conclusiones de ella por medio de una deducción lógica; estas conclusiones se comparan entre sí y con otros enunciados pertinentes, con objeto de hallar las relaciones lógicas (tales como equivalencia, deductibilidad, compatibilidad o incompatibilidad, etc.) que existen entre ellas.” (Popper, 1934, p 32).

Para llevar a cabo el contraste de una teoría, Popper distingue cuatro procedimientos. En primer lugar, se realiza una comparación lógica de las conclusiones unas con otras: con lo cual se somete a contraste la coherencia interna del sistema. En segundo lugar, se efectúa un estudio de la forma lógica de la teoría, con el objeto de determinar su carácter: si es una teoría empírica -científica, en palabras de Popper- o si, por ejemplo, es tautológica. En tercer lugar, debe compararse con otras teorías para averiguar si la teoría examinada constituiría un adelanto científico en caso de que sobreviviera a las diferentes contrastaciones a que la sometemos. Y, por último, cabe contrastarla por medio de la aplicación empírica de las conclusiones que pueden deducirse de ellas.

Este último tipo de contraste mencionado pretende descubrir hasta qué punto satisfarán las nuevas consecuencias de la teoría -sea cual fuere la novedad de sus asertos- a los requerimientos de la práctica, provengan estos de experimentos puramente científicos o de aplicaciones tecnológicas prácticas. Éste procedimiento de contrastar también es deductivo, pues con ayuda de otros enunciados anteriormente aceptados se deducen de la teoría a contrastar ciertos enunciados singulares -que pueden, siguiendo a Popper, denominarse «predicciones»-; especialmente predicciones que sean fácilmente contrastables o aplicables. Se eligen entre estos enunciados los que no sean deductibles de la teoría vigente y, más en particular, los que se encuentren en contradicción con ella. A continuación trataremos de decidir en lo que se refiere a estos enunciados deducidos (y a otros), comparándolos con los resultados de las aplicaciones prácticas y de experimentos. Si la decisión es positiva, esto es, si las conclusiones singulares resultan ser aceptables, o verificadas, la teoría a que nos referimos ha pasado con éxito las contrastaciones. Pero, si la decisión es negativa, o sea, si las conclusiones han sido falsadas, esta falsación revela que la teoría de la que se han deducido lógicamente es también falsa.

Conviene observar que, con este modo de proceder, una decisión positiva puede apoyar a la teoría examinada sólo temporalmente, pues otras decisiones negativas subsiguientes pueden siempre derrocarla. Durante el tiempo en que una teoría resiste contrastaciones exigentes y minuciosas, y en que no la deje anticuada otra teoría en la evolución del progreso científico, podemos decir que ha «demostrado su temple» o que está «corroborada» por la experiencia. Y, esto es cuanto permite la propuesta popperiana. Pues, como dice su propio autor, “En ningún momento he asumido que podamos pasar por un razonamiento de la verdad de enunciados singulares a la verdad de teorías. No he supuesto un sólo instante que, en virtud de unas conclusiones «verificadas», pueda establecerse que unas teorías sean «verdaderas», ni siquiera meramente probables».” (Popper, 1934, p 33).

Así pues, las teorías no son nunca verificadas empíricamente. Si queremos evitar el error positivista de que nuestro criterio de demarcación elimine los sistemas teóricos de la ciencia natural, debemos elegir un criterio que nos permita admitir en el dominio de la ciencia empírica incluso enunciados que no puedan verificarse. “Pero, ciertamente, sólo admitiré un sistema entre los científicos o empíricos si es susceptible de ser contrastado por la experiencia. Estas consideraciones nos sugieren que el criterio de demarcación que hemos de adoptar no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de los sistemas. Dicho de otro modo, no exigiré que un sistema científico pueda ser seleccionado, de una vez para siempre, en un sentido positivo; pero sí que sea susceptible de selección en un sentido negativo por medio de contrastes o pruebas empíricas: ha de ser posible refutar por la experiencia un sistema científico.” (Popper, 1934, p 40).

En definitiva, nos dirá Popper: “Mi propuesta está basada en una asimetría entre la verificabilidad y la falsabilidad: asimetría que se deriva de la forma lógica de los enunciados universales. Pues éstos no son jamás deducibles de enunciados singulares, pero sí pueden estar en contradicción con estos últimos. En consecuencia, por medio de inferencias puramente deductivas ... es posible argüir de la verdad de enunciados singulares la falsedad de enunciados universales. Una argumentación de esta índole que lleva a la falsedad de enunciados universales, es el único tipo de inferencia estrictamente deductiva que se mueve, como si dijéramos, en «dirección inductiva»: esto es, de enunciados singulares a universales.” (Popper, 1934, p 41). He aquí el primer término del título del presente apartado.

El segundo, la provisionalidad, ya ha sido presentado pero prolonguemos la idea; Para Popper las teorías científicas no son nunca enteramente justificables o verificables, pero son, no obstante, contrastables. La objetividad de los enunciados científicos descansa en el hecho de que pueden contrastarse intersubjetivamente.”

No obstante, antes de ocuparnos de la objetividad y contrastación intersubjetiva, cabe recordar la posibilidad lógica de una vía de escape de la falsación, a saber: la introducción ad hoc de una hipótesis auxiliar o por un cambio ad hoc de una definición.

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