Conferencia internacional por la paz
 

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POESÍA

Tres poemas inéditos de Marina de Santiago Haas, poeta ganadora del Premio Editorial de la International Library of Poetry de Estados Unidos, soprano, filósofa, locutora de radio,
profesora lingüista formada en Londres, Milán y Río de Janeiro.


LOS PIRATAS EN IRAQ

Ancló en Iraq el barco pirata,
como en Cuba y Panamá, Puerto Rico y Nicaragua.
Como en Vietnam, Corea y el Golfo.
Desdobló su red de espinas para el pescado petrificar
en baúles de oro negro.
Llegaron los piratas.
Tú que ves su telescopio mutilante y al faro cuidas guardián,
no abandones a la historia como paño de lágrimas viejo.
Donde reina el buitre caníbal y su corona de miseria,
la historia no tiene pico ni cola:
es un chicle que estira las fauces que lo muerdan,
lo chupen, lo masquen y lo escupan para pisarlo.
Como hoy pisa el pirata la costa náhuatl, inca, tarahumara,
con su flamante zapato tenis hecho por niños en Taiwan.
No dejes a Iraq en el cajón cual camisa apolillada.
No dejes sus vísceras desangrar en diarios que compra el ropavejero,
lágrimas de madres semimuertas en velos negros proféticos de luto:
el robo impune del canasto en el tianguis huérfano de la historia.
Que el Anticristo no olvide sus pecados en tu memoria.
Que el hijo de Luzbel no respire sin testigos sobre sus cuernos,
que el cielo hará su parte y tú haz la tuya no vendiéndote al olvido
del matador que descuartiza toros sagrados.
Los piratas verán a Dante en el infierno.
El cascabel de la culebra será el fantasma de su propia muerte,
pues el cuchillo que sostienen corta las venas de sus almas
y sus pasos son de sangre sobre el blanco invierno inextinguible
de cadena perpetua, de bola de nieve engullidora.
Corre y dile al pueblo de la avalancha come-naciones.
Si eres veloz, no pises sus trampas cazavidas.
Si vas lento, no distraigas tus ojos del poblado que has de alertar
antes que la nieve sepulte sus iglesias.
Corre, te digo. Si es de noche, no duermas;
si es de día, aprieta el paso, que el mundo aguarda;
que la selva aborígena tendrá el invierno que nunca probó
donde las flores y frutas se congelan en cubos de hielo seco.
Corre, que los piratas sanguinarios acechan todas las costas
donde brillan las estrellas de mar.
Tal vez su luz rescates si las cuelgas en el cielo,
mas si no corres no podrás saber que por ti
aún habrá estrellas en el firmamento.
 


FUEGOS ARTIFICIALES 2003

Fuegos artificiales para los artificiales,
celebran el entierro de sus hermanos.
No reconocen a su familia,
de dónde vienen, a dónde van.
Preguntan de su gente, ¿quién es quién?
No se han visto en el espejo los agujeros en sus rostros.
Soles fingidos, párpados sin lunas.
Celebran sin velas, música ni canto.
Celebran a puro balazo,
sus tanques son castillos de lodo turbio,
cual sus almas empañadas.
Estrenan Iraq.
Lo nombran rastro de puercos,
matadero en el patio trasero de Oriente.
Babilonia está seca.
Cuántos pozos exprimen los perros guardianes del Oeste.
Cuántos cubanos escurren cual ropa en el tendedero.
Cuántos indios, cuántos mayas, cuántos musulmanes.
Coleccionistas de esqueletos,
Lacayos del oro que alfombra sus victorias.
Profanan el nombre de Dios.
Reúnen huesos crujientes y áridos cuya sangre ensucia al Éufrates.
Suenan los fusiles, es la última llamada:
La estatua de la libertad conmemore la gloria.
Fuegos artificiales para los artificiales,
no se admite el natural que rompa las gafas oscuras
y muestre sus ojos.
En la subasta del imperio los sin hogar no conocen su voz.
Barran harto las calles, escondan la basura de la memoria.
Compren mucho que ayuda a olvidar.
Y, callen toda idea, que está prohibido pensar.
El hermano grande de Orwell, engorda y sigue comiendo.
Tiene hambre, grita: denme de comer.
Suenan los fusiles en la cocina, en el agua,
en los bosques, en los pozos, en las minas.
La Tierra no alcanza, se come la luna.
No sacia su estómago el cosmos.
Su hambre es un hoyo negro, aspira la vida en su vacuedad.
Estallan los fuegos artificiales, consumiendo toda verdad.
 

POEMA AL PALESTINO


Con fe serrucha los barrotes de la emboscada,
que el Juicio Mayor aún espera.
La causa y efecto del albedrío, son uno solo:
Aquél que falta al respeto, lo pierde para sí.
Aquél que niega una vida, niega la propia.
La Ley de la Creación a cada acto una reacción.
El suceso continúa, se transforma eternamente.
Nada muere, sólo sigue su destino.
Toda historia es el fruto de su semilla,
como la pureza inmacula tu flor bajo el fango de la ocupación.
Es justa tu lucha, honrada.
El tiempo es una sábana eterna, lo que ahí bordes verás tejido.
El Juicio nada olvida: todo escribe y todo ata o desenreda.
Nada engaña al Gran Sabio, nada huye de Su Ley.
En su mundo, en sus hijos, todo hombre rinde cuentas.
Todo hombre ha de hincarse ante el Gran Trono;
todo caballero por su espada será muerto o redimido.
Quien sirva al hombre por su fatalidad será esclavo de su armadura.
Quien sirva al hombre por su justicia será libre de toda condena.
No desfallezcas, no doblegues tu verdor ante el torcido:
déjalo caer como tronco y levanta el corazón hacia Jenín.
Estira tus ramas, que la primavera siembra el amanecer
de mil olivos cuyas cenizas queman tu piel.
La severidad de tu batalla pasará como el viento;
nada es siempre, todo madura en las raíces del horizonte.
La verdad es tu astro en la noche más negra.
Todos somos hijos de la verdad mas sólo ella da la última palabra:
El soberbio crea poseer todo el discurso;
el mezquino crea ser juez para juzgar.
Mas habrá de someterse al Superior y su palacio será arena bajo las
olas.
Aquel muro que te separa de tu suelo,
tus cosechas, tus labores... un puñado de polvo.
Aquel cuchillo que a tu gente corta como naranjas,
divide en gajos tu universidad, rebana familias...
una puerta apolillada.
Aquellos tentáculos que ahorcan la plegaria de tus mujeres...
miembros castrados de su cuerpo,
pues la Torre de Babel ha de incendiarse por la antorcha
y el despierto será el virtuoso, el consciente de camino,
el soberano cuyo hogar desmiembran murallas ajenas.
Verás el oasis en el desierto, tus hijos beberán el agua,
pues todo hijo del Universo es tan digno como su Padre.
Tu hermano con la llave de la mentira abrió la Casa del Oriente
y hasta que ahogue su cerrojo en el Mar Muerto será libre.
El ahora no se lee en los pergaminos,
sino en las hojas verdes de hoy que tus hojas
han sido cortadas por un árbol seco a orillas de su era.
Una vez fue como el roble y su follaje vistió a tu huerto,
mas pretende dejar su tumba y talar tu tronco llamándolo suyo.
El tiempo no ha estado muerto:
Europa no es de Roma, ni es de Napoleón;
India no es más inglesa, ni Australia, ni Canadá;
y Florida, Arizona y Texas no son mexicanas
como tu jardín no es del soldado que lo pisa.
Aguarda despertar en tu cama roja
bajo la sábana negra, blanca y verde.
Surca un poco más estas aguas donde navega
tu pueblo al sol naciente...
Palestino, gracias por tu esperanza que nutre a toda la humanidad;
por saberte hombre cuyo deber sostiene a la conciencia de quien es.
Que el hombre no olvide ser Hombre, que el hijo no olvide ser Hijo.
Que el hermano no olvide su apellido,
pues el único apellido del hombre es Humano
y que no se equivoque jamás al pronunciarlo,
pues que todos los pueblos son los elegidos
y todos los hombres son hechos de lo mismo
y todas los pasos en la Tierra labran su historia.
Así que cuide bien quien llame a otro indigno,
y cuide bien quien corra a su hermano del hogar de su familia
y guarde bien su lengua, muerda bien el verbo
quien hable desde donde la palabra se incinera
como la peste de la arrogancia.
Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios
y a ti, palestino, lo que es tuyo por la cuna de tu patria.
Cual ave fénix habrás de renacer de tus cenizas.
Habrás de desclavarte de la cruz.
Llegará tu Domingo de Pascua,
como el sol amanece tras la noche más oscura.
 


Tres poemas tomados del libro de poesía “Cantos de Amor y Muerte”, de Raúl Corral Quintero, Editorial Quiasmo, México 2000.


MUERTE SINFÍN


Y yo que todo abandoné
por esta inmensa soledad.
Te extraño triste nostalgia,
aún cuando ya no existas.
Infinita soledad, vuelo lento y silencioso,
fin del placer y del dolor.
Volar sin volver la vista atrás,
deambular sin padres ni hijos ni hermanos,
sin amistades ni objetos ni nada.
De todo lo visto sólo el recuerdo.
Nadar en el eterno retorno, de la imagen a la nada
y de la nada a la imagen.
Y, ¡he aquí y ahora el humano!, aquél que entierra a sus muertos.
¡Eh aquí! en antes y después y en ni antes ni después.
En la Divina Comedia, en el túnel del Bosco, en el mundo sublunar.
En el lugar donde la magia del origen es el origen de la magia.
El lugar de la aquiescencia,
donde magia y origen se funden en la esencia.
El lugar del eterno retorno donde
El Infinito muestra su infinitud interior.
Ser-esencia-espejo-reflejo.
Fuente Infinita de Infinitud, que incluyes todo existir y no existir.
Muerte sinfín plena y maravillosa,
fin de todos los colores que el cerebro revela.
Paz perpetua, reintegración final, recuperación del Ser.
Ser eterno.
Y aún argüían los silentes silenciosos.
Y, yo sin sospechar sabía, que mis muertos viven
aunque han dejado de existir.
En espera del salir de los sepulcros,
para el último juicio de este mundo.
Lo mismo que la magia de mi,
que nace y renace y muere y vuelve a morir.
Luciérnaga nocturna que aparece y desaparece como humo en el aire.
Así, hasta que La Luz me alcance, iluminando mi triste espejo,
desvaneciendo mi pobre penumbra.
Por fin, dejaré de Ser y de existir,
de sufrir y de gozar, de vivir y de morir.
El dilema no es morir, pues Uno no muere.
Lo que arde tanto en el cielo como en el infierno es el Ser.
 


MAR DESÉRTICO

¡Todos moriremos!
Cada algo, cada cuando, cada como, cada todo.
Moriremos todos y cada quien.
Lo mismo que todo, nacemos para morir, morimos para renacer.
¿Quién es quien para impedir la furia de Kali,
el caos de Dionisio, el sacrificio del Jaguar?
¿Quién detendrá el universo?
Susurros murmurantes, holoflujos de la fantasía.
Al final de la era de la razón cada quien andaba por ahí,
en un estar y un malestar constante,
acogiéndose a la sombra de lo repetible,
Trabajo, beneficio y consumo, rezaba la razón.
Los tiempos de la razón, ojos del alma que la lente opacó.
Oídos introyectados, husmeo tecnificado,
lengua, traje, reloj, simulación, mentira, seducción.
Finitación vana del infinito.
Sombras aparentes bordadas de realidad.
Espejos de luz contenidos en la teluria.
Queriendo elevar grandes olas, todos aspiraban a permanecer.
Pero el todo se derrumbó.
El cielo se abrió, los árboles cayeron, los volcanes se irguieron,
los mares se abrieron, los niños lloraron.
Hijos del sufrimiento y la abnegación, no más lágrimas se derramó.
Al inicio del fin, saltando como un ladrón,
se dejaban sentir momentos sin movimiento
jalados por movimientos sin momentos.
Espejos sin imágenes, lugares sin fronteras, sentidos sin sentido.
Entendimos que el mal al mostrarse deviene en bien.
Y el bien en exceso deviene en mal.
Pero, ya no era el caso ni bien ni mal porque la culpa nos abandonó.
Era algo que nadie podía entender,
que no tenía ni porqué ni para qué.
Algo que no se tocaba ni se veía,
ni se olía ni se oía ni se decía.
Algo que no se podía pensar.
Al alba del nuevo amanecer emergen universos por doquier.
Ante la jerarquía Divina la humildad digna predominó,
renaciendo el imperio del amor.
Pero las fuerzas del mal habían hecho lo suyo.
Con cadencia silenciosa el mar dejó la tempestad.
Dioses y dioses de dioses, tras de ellos un solo Dios.
El tiempo se agotó, el verbo varió.
Yo, nosotros, nación y meganación,
se diluyen entre los fines del Señor del Universo.
De cuyas cenizas surge el ave fénix de la conciencia planetaria.
Emana el aliento vital inundando cada parte,
jalándonos tras sus alas por el manto del viento sideral.
Así, se logró sublimar el poder de navegar,
de ascender y descender con pasión las olas del mar desértico.
La Luz guía mi ser, mi ser guía mi voluntad.
Sigo lo que mi amor a Dios de a entenderme,
y sé que no tendré que lamentarme.
El vivir material es corto pero la vida es eterna.
Ahora, no temo perder mi cuerpo, temo a la segunda muerte.
Que Dios, por olvidarme de El me envíe a la oscuridad eterna.
A pesar de todo sigo vivo en la misma sustancia,
en el mismo sueño ancestral.
En el mismo mar que abrazo y nado, que viene y deviene,
que se pliega y se despliega, que se hace y se rehace,
que se inventa y se reinventa.
Desatando una fábula cada mañana y cada noche dejándole morir.
Como el aletear de una mariposa.
 


VIAJERO SIDERAL


El universo es un laberinto de paradojas que parecen estar vedadas.
Que se ocultan unas tras otras, que se pliegan y se despliegan.
Que se forman y se transforman.
Paradojas inverosímiles, lógicamente indecibles, olvidos de la razón.
Cada una para su cada cual en su jerarquía y en todo.
Arquetipos, ritos, mandalas, seducción de la eternidad.
Paradojas cerradas a la razón más no al entendimiento.
Paradojas que se encuentran dentro de uno mismo y son eternas.
Si en verdad quieres cruzar tendrás que dejar de desear,
dejar de saber, dejar de decir, dejar de importar, dejar de existir.
Dejarte llevar por la sombra propia, dejarte guiar por uno mismo.
Dejarte llevar por la Nada, la única e infinita posibilidad de todo.
Una vez santificada tu memoria,
una vez consagrado tu talento,
revivirás la conciencia divina.
Serás entonces un invisible,
un viajero sideral.
 

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