Conferencia internacional por la paz
 

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ENSAYOS

SANGRE POR PETRÓLEO

Alfredo Rojas Díaz Durán

Profesor de la UAM-Azcapotzalco. Especialista en ciencia política, comunicación y administración.

El nuevo siglo, permitió al mundo occidental conocer desde la comodidad de su casa, el horror de la guerra para “garantizar la paz mundial”. Escuchó con atención, los argumentos de George Bush, Tony Blair y Aznar, quienes afirmaron tajantemente que el gobierno de Sadam Hussein poseían armas de destrucción masiva y por consecuencia representaba una amenaza mundial. El mundo, fue testigo de la estrategia militar del grupo gobernante en la Casa Blanca: evitar un ataque de incalculables consecuencias, que tenía planeado Sadam Hussein. Los aparatos ideológicos de comunicación, se encargaron de repetir una y otra vez estos argumentos, para fortalecer estas tesis y respaldar la decisión unilateral de los jefes de Estado que salvarían al mundo.

La segunda guerra en Iraq

Los resultados de las investigaciones de las agencias especializadas de Estados Unidos y Gran Bretaña, proporcionaron información para justificar ante el mundo la “guerra preventiva”, incluso, Colin Powell, secretario de la defensa de Estados Unidos, presentó fotografías de plantas de producción de estas armas ante los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Ante la televisión de todo el mundo, Powell, manipuló un frasco con una muestra de estas armas letales, que supuestamente se encontraban ya en algunas calles de la nación americana. Mientras tanto, algunos comentaristas suplicaban que el ataque comenzara ya y sin diligencia, una operación rápida y contundente, para acabar con la amenaza de un ataque contra el mundo libre.

El 7 de junio de 2003, el inspector alemán en desarme, Peter Franck, dijo que las pruebas presentadas por Colin Powell, ante ONU, fueron "una gran trampa". Contradiciendo la versión final del documento presentado por Blair, que afirmaba que, el régimen de Bagdad era capaz de utilizar armas biológicas o químicas en un plazo de 45 minutos. El jefe de inspectores de armas de ONU, Hans Blix, criticó en diciembre de 2003, la calidad de la información de inteligencia que le fue suministrada por los gobiernos británico y estadunidense.

De acuerdo con los reportes, la Agencia de Inteligencia de Defensa, indicó que no había información fiable sobre la existencia de armas químicas y que la amplitud de las armas biológicas era desconocida.

Mientras tanto, en televisión y diarios, se informaba de las tareas militares rastreando algunos barrios con equipos de astronautas, para erradicar un ataque de Ántrax y una pandemia. Se informaba de personas contaminadas a consecuencia de Ántrax, ligado a las armas de Hussein. La transmisión del conflicto, se convirtió en una estrategia mediática controlada por el Pentágono a través de CNN, en contra de la cadena Al Jazeera. Los comentaristas alineados a favor de la invasión, reclamaban una y otra vez la invasión rápida, que no había tiempo que perder, que mejor si la guerra es corta. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, pedía al mundo que no se preocuparan, que esta guerra sería muy corta, de al menos seis semanas.

Una vez invadido Iraq, en la medida en que avanzaba la violencia, reestructuraron los noticiarios, proporcionando al mundo la visión de una cámara dirigida al horizonte, siempre una calle decimonónica, parecía foto fija más que video. Como si se tratase de ciudades muy tranquilas, con algunos fuegos pirotécnicos aislados a lo lejos.

Después del climax informativo, el 19 de marzo del 2003, doscientos periodistas informaban al mundo el inicio formal de la guerra. Las oligarquías hegemónicas de Estados Unidos, Israel y Japón, se interconectaron con las viejas oligarquías, para construir la nueva correlación de fuerzas internacional en el Siglo XXI. No fue el ataque a las torres gemelas el inicio de una nueva visión militar, pues, el Pentágono sólo necesitaba el pretexto para detonar el decálogo de la barbarie. Son de suma relevancia, las revelaciones del señor O´Neill, quien afirma que muchos meses antes del 11 de Septiembre, George Bush, tenía contemplado impulsar decididamente el decálogo en Medio Oriente, solo faltaba un buen pretexto.

Cual guión hollywoodezco, la CIA no ha probado al mundo que Usama Bin Laden ya no trabaja para ellos, dejando en duda los motivos del ataque o autoataque terrorista de Al Qaeda en Nueva York.

Por ello, no sorprendió mucho la renuncia de David Kay, inspector de armas de la Casa Blanca, ni lo que dijo al senado estadunidense en enero de 2004: “casi todos estábamos equivocados en torno a la amenaza que representaba Hussein”. Dick Cheney, justifica la guerra con el argumento de que el pueblo iraquí se deshizo de un tirano, que no respetaba los derechos humanos y la libertad. Sin embargo, mientras los medios de comunicación pronosticaban un masivo éxodo en Iraq, la población se resguardaba para defender su territorio y, particularmente, la soberanía del manejo del petróleo.

Posteriormente, Estados Unidos pretende instalar un gobierno local bajo sus instrucciones. A finales de 2002, en magno referéndum frente a más de dos mil observadores de todo el mundo, el pueblo iraquí sufragó libremente. Había un padrón, mamparas, boletas, urnas y una comisión electoral. Ese derecho no se lo pudieron arrebatar al pueblo iraquí. Pero, ni los chiítas aceptarían elecciones tipo americano.

Lo que los iraquíes quieren, es democracia, pero, con sus propias reglas o con un proceso electoral muy autónomo.

Respecto a la detención de Hussein, se arma una película estilo western americano. Sin embargo, Sadam Hussein debería ser juzgado por la Corte Penal Internacional y no por los colaboracionistas y, menos aun, si no tienen pruebas de que poseía armas de destrucción masiva. Bajo un marco de derecho internacional, es como se daría un juicio justo bajo la observancia de la conciencia internacional de los acontecimientos por los cuales se le llevan a juicio. Analizar conforme al derecho público internacional, si hubo excesos o repelía un golpe dirigido por Estados Unidos, puesto que, pretendían derrocarlo y asesinarlo. Serán discusiones que tendremos que conocer. La primera acción de ONU en 2004, después de apoyar una legislación electoral plural, libre y democrática; es evitar que, los colaboracionistas integrados en el actual gobierno provisional, linchen a un conjunto de personas que fueron derrocadas, así como detener inmediatamente el genocidio en contra de civiles que mueren diariamente.

La política exterior norteamericana, depende de las empresas multinacionales y su interconexión con los círculos militares. La único que no ha podido controlar Bush, son las movilizaciones sociales que se oponen a su decisión, así como, la difusión de estos en los medios masivos de comunicación.

La guerra, es un negocio

Del fondo estadunidense para la reconstrucción de Iraq, cuatro mil millones de dólares son destinados a empresas estadunidenses con vínculos cercanos a funcionarios del gobierno de Bush. La Halliburton Corporation, que fue encabezada por el vicepresidente Dick Cheney, ha obtenido contratos con valor de dos mil millones de dólares bajo la “operación libertad” de Iraq; mientras que, Bechtel Corporation, goza de contratos que suman casi mil millones de dólares.

La gigantesca empresa de construcción e ingeniería energética, con sede en Texas, estuvo encabezada por Cheney durante gran parte de la década anterior, ahora, como funcionario, recibe pagos de entre 140 mil y 160 mil dólares cada año, según datos del Servicio de Investigación del Congreso.

Las sugerencias maquiavélicas, respecto de la apropiación de la riqueza de otros, son de lo más útil para comprender el modelo geopolítico que utilizaría un grupo de déspotas. Estos puntos constituyen, lo que luego conoceremos como el decálogo de la barbarie:

1) redefinir a nivel internacional la hegemonía de una nueva oligarquía,

2) fijar un nuevo mapa mundial de acuerdo a los compromisos de dichas alianzas,

3) consolidar la brecha entre países poseedores de tecnología y suministradores de materia prima, 4) establecer los criterios de política económica internacional de acuerdo a la crisis estructural de Estados Unidos,

5) fortalecer la política paternalista de subsidiaridad a las oligarquías,

6) garantizar flujos regulados y normados de toda clase de recursos,

7) garantizar la relación internacional entre países productores y franquicitarios,

8) expansión de bases militares por todos lados,

9) exportar modelos democráticos occidentales y,

10) utilizar la fuerza militar en todos los casos que se dude de la viabilidad de los puntos anteriores.

Antes, eran los infieles, después el comunismo y, ahora, el flagelo del terrorismo y el narcotráfico. Nuevos pretextos para implementar una política militar que garantice la economía de guerra y mantenga flujos de capitales en una planta productiva deprimida, así como, garantizar la expansión de capitales especulativos en zonas protegidas.

Las resistencias al decálogo existen, van de las manifestaciones altermundistas a la respuesta del ex primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamed, autor de vías alternas que evitan la crisis estructural de su país alejado de los parámetros fondomonetaristas. También, por los resultados de pobreza, desempleo y pérdida de calidad de vida, existe una oposición creciente en contra de las políticas estructuradas desde los centros financieros, hacia algunas universidades anglosajonas orientadas por el Consenso de Washington. Y, hacia las oligarquías criollas globalistas, como el proyecto “Nuevos Horizontes” de Jesús Reyes Heroles, González Garza y Téllez Kuenzler.

Alfredo Jalife-Rahme, comenta que, es buena la tesis de Mahathir, de cotizar las materias primas más estratégicas de hoy (oro, petróleo, uranio, biodiversidad, etcétera), en base al oro amarillo. Riquezas que, por su mismo desarrollo, los países ricos han agotado considerablemente y, que ahora, los países periféricos aún conservan.

Si el petróleo dejara de ser valuado en dólares americanos para ser valuado nuevamente en oro, colapsaría treinta años de sistema Breton Woods, el dólar se derrumbaría elevando al máximo el déficit estadunidense, valuado en cerca de treinta y seis billones de dólares.

Esto contrasta, con lo que afirman los promotores de “Nuevos Horizontes”, que opinan que las materias primas valdrán cada día menos.

Esta propuesta, podría ubicar a Mahathir como un terrorista más peligroso que Al Qaeda. Esta nueva propuesta, provocaría que las materias primas tuviesen un precio real, colocando al dólar en su verdadero nivel. Cuando las últimas devaluaciones del dólar americano frente al euro, ya absorben alrededor del 40%.

Sadam Hussein, ensayó antes esta propuesta, al impulsar que el pago del petróleo fuese en euros y no en dólares americanos. De haber perdurado, el déficit y reservas norteamericanas, habrían provocado una parálisis brutal en los centros hegemónicos financieros.

Con esta sencilla idea, Hussein, comenzó a minar la base misma de la burbuja especulativa norteamericana. Por ello, no le fue posible al Pentágono, esperar a que los inspectores de ONU buscaran armas de destrucción masiva, que de antemano sabían que nunca encontrarían.

La historia, registra una serie de sujetos revolucionarios de los siglos XV y XVI, que en aquella época, la oligarquía aristotélica les denominó “infieles”. Después, los monarquistas se horrorizaron con los “liberales”, luego, los burgueses con los “revolucionarios” y, ahora, los imperialistas con los “terroristas”.

En México, el imperialismo tiene sus aliados. Existen, una serie de personajes al servicio de Washington, promotores del “Consenso de Washington” y “Nuevos Horizontes”. Su perfil profesional, requiere un temple similar al de Antonio López de Santa Anna. Quien, antes de pactar Texas, buscó al general Houston para negociar con el presidente Jackson, logrando de extraña manera, convencer a Houston de que llegaría a ser útil para la causa texana9. Lo peor de todo esto, es que, todo resultó siendo cierto. Y, el espíritu de Santa Anna, ha ahogado a muchos funcionarios mexicanos, que buscan primero ser útiles al gobierno norteamericano que al pueblo mexicano.

Ronald Reagan, reinventa la guerra bajo el concepto de “guerra de las galaxias”, dirigida a hacer triunfar al imperio del bien (mundo libre) y el mal (socialismo). Pero, sólo terminó aplicando su maniqueísmo al líder libio, Muhamar el Gaddafi, con dieciocho bombardeos enviados a Trípoli en 1986. Ahora, el concepto del imperio del mal es sustituido por el concepto ideológico “eje del mal“; el lugar de Gaddafi, que Estados Unidos acoge entre sus brazos, pronto será sustituido por Usama Bin Laden y Sadam Hussein. El primero, empleado del gobierno norteamericano y, el segundo, una oportunidad para modificar la estructura de poder en Medio Oriente. Estos planes fracasan, a pesar de los apoyos dados a Hussein, cuando no privatiza el petróleo de Iraq e intenta recuperar su territorio perdido de Kuwait.

Entonces, Hussein se transforma, de amigo proveedor de petróleo a enemigo, sus riquezas petroleras empiezan a ser contempladas dentro de la política de seguridad estadunidense, según el National Energy Policy Development Group, encabezado por Dick Cheney.

Queda claro, entonces, la guerra que inició la familia Bush en Medio Oriente, tiene las siguientes connotaciones: 1) construcción de un nuevo orden internacional, 2) redefinición del mapa regional, 3) aseguramiento de la supremacía militar Israelí en la zona, 4) desmantelamiento nuclear y militar del resto de la zona, 5) apropiación de los yacimientos petrolíferos y materias primas, 6) expansión de bases militares en la zona, 7) alianzas con oligarquías locales obedientes, 8) avasallamiento de nacionalismos y resistencias, 9) implantación de las políticas recomendadas por el Consenso de Washington y, 10) persecución y castigo penal, militar o informal a la resistencia.

El costo de la guerra

No importando los medios, con el fin último de convertir una serie de principados en una nación, Maquiavelo aconsejaba a Lorenzo de Médici la creación y profesionalización de ejércitos, para conquistar territorios y riquezas. Ahora, el príncipe moderno, sigue los consejos de Maquiavelo, con el fin de unificar todas las naciones en un imperio. Gran Bretaña y Francia, lo intentaron en el siglo XIX, los Estados Unidos en Vietnam. El enormísimo gasto en armas de hoy, es análogo al concepto de hegemonía, a la adquisición y mantenimiento de tropas y equipos cada vez más sofisticados que garanticen la extracción de recursos, sin respeto a la vida y los derechos humanos, el medio ambiente, costumbres y riquezas personales.

La industria militar norteamericana, observó un incremento de ochenta mil millones de dólares, para atacar Iraq. No extraña al congreso estadunidense, que, George Bush, solicite un incremento de mil doscientos millones de dólares para gastos de defensa antimisiles y, casi el doble, para modernizar al ejército. Se calcula que para el año fiscal 2005, la industria militar exigirá 401 mil 700 millones de dólares. Su gobierno buscaba un incremento de cerca de 13%, para el programa de defensa antimisiles hasta por 10 mil 200 millones de dólares, adicionales a los 9 mil millones solicitados para el año fiscal 2000. Los misiles “patriot” siguen siendo los preferidos y, la militarización del presupuesto, sigue creciendo en detrimento de programas sociales y productivos.

Por ello, han comenzado a buscar la reelección, lavándose la cara con viejos socios de Bush y ex colaboradores de su padre. Como el ex secretario de Estado, James Baker y, el ex asesor de Seguridad Nacional, Brent Scowcroft, quienes por presión internacional abandonaron el esquema unilateral como el utilizado en Iraq. Ahora, intentan restaurar el multilateralismo que ellos mismos dejaron caer y, recomponer a la ONU que ellos mismos despreciaron. La presión política y social, de naciones como Rusia, China, Francia, Alemania y el Vaticano, reducen márgenes de maniobra para la consecución de sus planes geoestratégicos. Cuando, el 10 de diciembre 2003, el propio presidente Bush consideró, al igual que el New York Times, como “totalmente apropiado” impedir que los opositores a la invasión a Iraq participen en los jugosos contratos financiados por Washington.

Scott Mc Clellan, lo secundó y justificó, al afirmar que los principales contratos para la reconstrucción, fueron financiados con dinero de los contribuyentes estadunidenses.

Muchos estudiantes norteamericanos de hoy, siguen los pasos del ex presidente de ENRON, Kenneth Lay, a quien no le importa la ley con tal de concentrar poder, se debe practicar el fraude, el soborno, la manipulación artificial de precios, el desprecio por las conquistas laborales. En la economía etílica de Bush, estas prácticas no solo se permiten, sino que ya son un requisito indispensable para aumentar la competitividad de las empresas. Y, la guerra, representa el mejor campo y el más propicio para estos tipos de “grandes negocios”.

Russell Mokhiber y Robert Weissman, recomiendan a los “Chicago Boys“, que gerentes de empresas no solo pueden sino deben violar las reglas, si ello genera utilidades. Se hace aparecer como necesario, que estas conductas delictivas entre empresas multinacionales y autoridades, contribuyan a garantizar la expansión de reservas estratégicas de energía y minerales preciosos, así como la instalación de bases militares.

Los crímenes de cuello blanco abundan en las corporaciones multinacionales.

San Agustín, recrea en “La ciudad de Dios”, a Alejandro Magno en campaña, interpelando a un pirata capturado: “¿Cómo osas molestar al mar? -¿Cómo osas tú molestar al mundo entero?”, contesta el pirata. Yo tengo un pequeño barco, por eso me llaman ladrón. Tú tienes toda una flota, por eso te llaman emperador”. La Casa Blanca, trabaja de manera simbiótica la política empresarial y la política militar, sin requerir recomendaciones fondomonetaristas de ningún tipo, como el déficit de casi cuatroscientos mil millones de dólares y la devaluación del dólar. Colin Powell, en Bagdad, ahora dice a la opinión pública internacional que “es posible que Hussein no haya tenido armas letales”. Cuando los inspectores de armas de la ONU, Hans Blix y Rof Ekeus, concluyeron que, Iraq no representa ninguna amenaza por las supuestas armas de destrucción masiva, ya que este se había desecho de ellas antes de 1991.

El manejo de imágenes de la resistencia y, del número de soldados heridos y muertos que regresan a Estados Unidos, son cada vez menos, en virtud de que se fortalecería la idea de que la resistencia es poderosa. El número de bajas estadunidenses es pequeña, pero al parecer, constante. En Iraq y Afganistán, el ejército norteamericano no es querido ni se desea su permanencia, porque no han hecho lo que les justificaba hacer. Al no encontrar armas de destrucción masiva, se comete una injusticia y la credibilidad pública respecto del gobierno americano, será minada aún más. La falta de causas, puede abrir un juicio para los responsables en la Corte Penal Internacional.

Ahora, se entiende porqué, hasta México avaló en el Consejo de Seguridad, el que no se castigue los crímenes de guerra.

El movimiento ciudadano electoral y pacifista en Estados Unidos, respaldado por la sociedad civil internacional, puede modificar el objetivo central de esta estrategia y llevar ante la justicia a los criminales de guerra. El diario Le Monde, de París, después del mensaje a la nación del presidente George Bush, realiza una encuesta, obteniendo que el 67% de sus lectores considera que Estados Unidos representa una grave amenaza para la paz mundial. Esta política de sangre por petróleo, ha sido puesta al descubierto en todo el mundo, gracias a los mismos medios masivos de comunicación, cuando intentaban desacreditar a Hussein y justificar la invasión. Pero, para su desgracia, sus mismos datos e imágenes, también podrán ser utilizados en su contra en el futuro. En todo esto, los movimientos pacifistas de todo el mundo, somos fundamentales.

El suministro norteamericano de armas y promoción de conflictos regionales, es una alternativa para hacer negocios, a costa de la paz de los pueblos. Si, la misma administración del demócrata Jimmy Carter, vendió el sistema AWACS a Irán, sugirió la venta de aviones Hércules C130 y de reconocimiento a Egipto, por cerca de doscientos millones de dólares. También, promovió la venta de armamento a Israel, Arabia Saudita, Sudán, y otras naciones, todo por un monto cercano a los treinta mil millones de dólares. De aquella época, destacan importantes empresas hasta el día de hoy como podremos ver en este breve listado:

McDonnell-Douglas Aviones F-18, F-15 Eagle, F- 4 Phanton Grumman F-14 Topmcat Northrop F-5 Tiger II, F-18L Cobra General Dynamics F-16 LTV Aerospace F-8 Crusader, A-7 Corsair Fairschild Industries Aviones antitanques A-10 Lockheed Aviones Orion P-3 Smith &Wesson Armas de fuego, gas lacrimógeno Colt Industries Armas de fuego, rifles M- 150 Federal Laboratories Armas químicas Remington Arms y Winchester international Rifles Federal Cartidge Municiones Jornas Aicraf & Armas Co Municiones Wstland Equipo Voickers Equipo Decca A Municiones y equipo Ramal Municiones y equipo Faoirey Municiones United Scientific Municiones Food Machinery Cor. Transporte brindado General Electric Motores para avión Chrysler Tanmque M-60 Boeing Helicóptero Ch-47, aviones 707 General Motors Motores camiones y aviones Pacific Car & Fondry Cañon de 175 milímetros Halliburton Co Campos petroleros Bechtel Nuclear y agua MCI Campos petroleros Neron Co. Reconstrucción  

La era postindustrial, de las mega especulaciones y la tecnología digital, no ha implicado aun abandonar el petróleo como un insumo para generar energía y productos, por el contrario, la potencia requiere cada día más. Franklin Delano Roosevelt, forjó el acuerdo con Abdul-Aziz Ib Saud, de la monarquía Saudi. Estableció acuerdos petroleros, comerciales y militares, al igual que con los Emiratos Arabes Unidos, Irán y Kuwait, para garantizar su abastecimiento. En aquella época, creó una empresa con Mobil, Esso y Texaco, para cerrar el paso a los británicos pioneros en Medio Oriente. En 1945, se inicia el proyecto “Tapline”, para construir un oleoducto de Arabia, a través de Siria al puerto de Haifa, actualmente en manos de Israel14.

Siria, primero aceptó este proyecto, pero tiempo después se opuso, razón por la cual, la CIA promovió el derrocamiento del mandatario.

En 1980, James Carter, después de la invasión soviética a Afganistán y de la caída del Sha en Irán, define la “Doctrina Carter”, que garantizará el flujo continuo de petróleo de Medio Oriente a Estados Unidos. En 1984, Estados Unidos apoya a Iraq en su guerra contra Irán, asignando un equipo secreto formado por sesenta miembros de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA), para dar inteligencia y armas químicas a Bagdad, al igual que a Irán. La meta era, asegurar la construcción de oleoductos para la extracción del petróleo. Donald Rumsfeld, actual Secretario de Defensa estadunidense, puede explicar alianzas y compromisos que hizo con Hussein o, explicar ante la Corte Penal Internacional, los acuerdos y acciones que impulsó en toda la zona. Incluyendo las razones por las que se utilizaron armas prohibidas, que ellos mismos suministraban.

El consumismo energético estadunidense

Y, la principal causa del belicismo: el consumo de petróleo en Estados Unidos. A pesar de la crisis del dólar estadunidense, se estima que el consumo de petróleo crecerá de 19.5 millones de barriles diarios (mbd) a 25.5 mbd para el 2005 y, en el mismo lapso, se requerirán 18.5 mbd de gas natural. Actualmente, Estados Unidos, contribuye a la estabilidad de precios, obteniendo sólo el 18% de petróleo del área del Golfo Pérsico, gracias a su alianza estratégica con los vecinos de Iraq.

La política energética norteamericana de posguerra, la definió Henry Kissinger, quien en el “Proyecto Independencia”, propone reducir la demanda interna de petróleo y gas para no pagar precios reales.

De no hacerlo, se amenazaría al mundo con un círculo vicioso de competencia, autarquía, rivalidad y una depresión como la de 1929. Además, Kissinger, consideraba la apropiación de reservas en Medio Oriente, para no depender de otros, de ahí, el interés por controlar o invadir a países productores de petróleo.

La elevación de los precios del petróleo, durante los setentas, hizo indispensable para los estadunidenses, evitar que los precios del petróleo estuvieran en manos de los países productores de materias primas. Kissinger, sugirió en aquella ocasión, la manipulación de la oferta, con el fin de condicionar la política exterior de países importadores, evitando así, incrementos inusitados en los costos.

Kissinger, pretendía que el precio del petróleo se cotizara en 4.50 dólares barril, pero, la crisis superó las expectativas, cuando el precio llegó alrededor de los 34 dólares barril a principios de los setentas.

Lo que obligó a Estados Unidos, a replantear sus perspectivas de suministro, sabían que incurrirían en una demanda mayor a mediano y largo plazo y, requerían precios subsidiados. Era necesario la apropiación de reservas e, incrementar las reservas norteamericanas, a como diera lugar. La cooperación internacional que demandó Kissinger, impacta a la OPEP, se negocia la reducción de la producción en 35%. Con ello, se detuvo temporalmente la caída de la balanza comercial norteamericana, la devaluación del dólar y, una inflación relativamente estable. Actualmente, se mantiene el gran déficit americano y la balanza deficitaria, por el respaldo de divisas que hacen China y Japón, como por los precios subsidiados del petróleo y gas.

Desde hace dos décadas, el actual secretario de Defensa, Dick Cheney, influenciado por Kissinger (después de recibir el informe en 2001 del Secretario de Energía, Spencer Abraham), considera como un asunto de seguridad nacional el agotamiento de las reservas petroleras de Estados Unidos. Pondera las desventajas, de no hacer nada o de actuar violentamente. Estados Unidos, pondría en riego su balanza comercial, el abastecimiento garantizado de petróleo y gas, precios subsidiados, medidas antirecesivas, competitividad internacional, moneda sobrevaluada, control del desempleo y la inflación. La política exterior estadunidense de aquella época, fue para asegurar el dominio de los países periféricos, auxiliándolos a fortalecer sus fuerzas armadas, asesorando conflictos nacionales o regionales a través de la intervención armada o injerencia por medio de la CIA.

La asociación de empresas productoras de armas y el Pentágono, es una desviación de recursos a la inversión productiva y contribuye a la inflación, e incluso, a la violación de derechos humanos, desempleo y genocidios. James Carter, revaluó la política exterior norteamericana postvietnam, estableciendo pautas en la OEA en torno a la no-intervención, los derechos humanos y la ampliación del diálogo Norte-Sur. Pero, hoy la política exterior norteamericana es más descarada y perversa. En el caso de Iraq, las empresas Halliburton y Carlyle Group, están en descrédito público, por haberse abierto a la opinión pública los manejos irregulares. La reconstrucción es el otro gran negocio, pero la opinión pública ve con malos ojos, a quienes hacen la guerra y simultáneamente disputan los contratos.

El contexto

El Mar Mediterráneo, ha sido escenario de actividades bélicas y comerciales desde antes de Cristo, teniendo como camino predilecto la “ruta de la seda” que comunicaba Europa, Asia y China. En el siglo XIX, el Medio Oriente fue centro de disputa entre tres miembros de la hegemonía octagonal: Francia, Gran Bretaña y Turquía. La hegemonía octagonal, es trastocada por las nuevas ideologías nacionalistas, que buscaban independencia fuera de los esquemas imperiales del Imperio Otomano, encabezado por Kemal Mustafá Pachá entre 1914 y 1918. El viejo colonialismo, fue derrotado en el siglo XX, por las tres nuevas potencias, Estados Unidos, la URSS e Israel. Estados Unidos se consolida por sobre los demás, la URSS desaparece e, Israel, está por fijar una frontera supranacional en la zona.

Afganistán, Etiopía, Irán e Iraq, son las perlas más codiciadas por Estados Unidos, en particular, la zona del Chat El Arab, ubicada entre los ríos Tigris y Éufrates, en donde los casi cien kilómetros finales son vitales para Iraq e Irán, ya que es la única salida al mar. En la estación iraquí de Umm Qasr, sobre el Golfo, suben hasta Basora las naves mercantes, permitiendo la salida del petróleo que no va por oleoductos hacia el exterior. En la zona, Irán tiene grandes puertos petroleros en Abadán y de Jorramchar, esenciales para sus exportaciones e importaciones. Los conflictos en la zona llevaron primero a la firma del tratado de 1847, para fijar las fronteras entre los imperios, pero el oro negro llevó a Inglaterra y Rusia a buscar otras definiciones.

Poco después de la Primera Guerra Mundial, se firmó el Tratado de Istana, ratificando las fronteras que la Corte Internacional de Justicia, en manos de franceses e ingleses, negó los derechos iraquíes.

Irán nacionalizaba la industria petrolera, impulsado por Mossadegh, posteriormente derrocado con asesoría y apoyo norteamericano.

Quien fue sustituido por el Sha, Reza Pahlevi, quien es traído de regreso al trono para privatizar el petróleo iraní, acentuando el conflicto en la zona. En Iraq, la monarquía también había sido derrocada, con el asesinato del rey Faisal II y la liquidación del poderío inglés.

Llegan los nacionalistas con Kassem y, en 1963, bajo la forma de Ba´th, se arrebata la industria petrolera a los ingleses y se amenaza a la monarquía persa. El sha, anula unilateralmente el convenio de 1937, sobre navegación en Chatt el Arab y, la soberanía de Iraq reconoció otras fronteras. Desde 1968, Estados Unidos, ve en Irán un punto geoestratégico en la producción de petróleo, apoya totalmente al régimen del sha para su expansión en la zona y, financia a los Kurdos en alianza con Israel en contra de Iraq.

Los norteamericanos, se vieron favorecidos al retirarse Inglaterra del Canal de Suez en ese año y, entonces, apuntalaron al Sha, por sobre el resto de las naciones en Medio Oriente. Pero, el gobierno iraquí, se opuso a la iranización del Golfo, entonces, complica el tránsito del Estrecho de Ormuz abriendo una disputa por el dominio en la zona. En 1975, después de varios acuerdos limítrofes y de libre navegación, el sha, abandona el apoyo a la rebelión de Mustafá Barzani en el Kurdistán iraquí. Finalmente, la sorpresiva revolución iraní, derriba al Sha de Irán, despojando a los norteamericanos de su principal bastión en Asia.

El Ba´th, fue fundado, en plena guerra mundial, como un movimiento nacionalista, panárabe, republicano y con un tinte socialista antiimperialista. El Ba´th, es culpable de que los actuales derechos de los ciudadanos iraquíes sean muy atractivos en prestaciones sociales, será difícil luchar contra ello, ahora que les pretenden privatizar los servicios de salud, educación, vivienda, alimentación.

El ideal de retornar a la posición anterior al tratado de Argel de 1975, al control del Chatt el Arab y terminar con el protectorado que obtuvo el sha; provocó que Iraq, Arabia Saudita y Jordania, viesen con temor al shiísmo jomenista. Estados Unidos, alienta el conflicto entre Irán e Iraq, a fin de favorecer a los sectores oligárquicos opuestos a Jomeni en Irán, con la vana ilusión de restituir la monaquía del Sha. Por su parte, la antigua URSS, se interesa en la burguesía nacionalista a fin de favorecer sus posiciones en Afganistán e Irán, encontrando espacio para iniciar un conflicto regional.

Cuando Saddam Hussein, creyó contar con respaldo popular después de las elecciones, purga el ala pro siria del propio Ba´th; unifica los mandos y aleja a los comunistas, para impulsar una política de consenso nacional e internacional en contra del Jomenismo. En esa época de oro, el gobierno de Bagdad, era mejor visto que el de Teherán, a partir del conflicto de los rehenes norteamericanos y los actos terroristas de la década de 1980.

Estados Unidos y la URSS, mantenían sus posiciones con grupos locales, que les permitía proveer armas y mantener una estructura geopolítica, esperando la nulidad del Tratado de Argel, como el principio de un conflicto regional. Sin embargo, el acuerdo sobre fronteras, firmado por el entonces vicepresidente Saddam Hussein y Reza Pahlevi, el 6 de marzo de 1975, es abrogado unilateralmente por Saddam el 17 de septiembre de 1980. En el siglo XX, por el control de Asia, Estados Unidos y la URSS, se suman a la pugna con Gran Bretaña y, en menor medida, Francia, Alemania e Israel; envueltos, en una serie de contradicciones ideológicas y conflictos interétnicos, entre la filosofía de Nassar y la ofensiva shiíta y persa.

Cuando Iraq rompe con la URSS, empieza a recibir apoyo de Estados Unidos, con el fin de detener la gran oleada de la avanzada shiíta, surge entonces, un conflicto regional de gran desolación, que dejó más de seiscientas mil víctimas.

La guerra entre Irán e Iraq, sirvió para apropiarse de las rutas y el control regional hacia el mar, medir fuerzas entre ambas potencias, diezmar las estructuras de ambos países, fortalecer a Israel como potencia militar y nuclear en la región y, a mediano plazo, quedarse con el petróleo y gas de ambas naciones. Así, como a los mexicanos se les despojó de Texas, a los iraquíes se les despoja de Kuwait, con la diferencia de que, Inglaterra decidía las fronteras para garantizarse el 10% de las reservas internacionales del petróleo. Pero, para desgracia de los británicos, Estados Unidos fue el ganador de esta operación.

Sadam Hussein, es engañado por la embajada de Estados Unidos en Bagdad, quienes le alentaban a recuperar Kuwait. El gobierno de George Bush padre, toma este acontecimiento como un pretexto para iniciar la guerra contra Iraq, para garantizar los precios subsidiados en suministro de petróleo y gas. En cuanto a la política exterior, controlar los flujos de petróleo hacia Europa, Rusia y China. Si Estados Unidos, no hubiese impedido la reconstitución del territorio iraquí, el gobierno hubiese adquirido un poder inconmensurable en la fijación de precios. Lo que representaría una amenaza para todos los países industrializados, a expensas de las alianzas estratégicas de Sadam Hussein.

En la primera guerra de Iraq, una coalición de grandes potencias atacan a Iraq, cinco semanas después, el 11 de septiembre de 1990, Dick Cheney reiteraba el interés por la zona y la viabilidad económica subsidiada a favor de Estados Unidos. En esta segunda guerra de Iraq, se reitera la política de apropiación y suministro de petróleo barato para Estados Unidos e, incremento de sus reservas, en detrimento de Europa y China. A precios preferenciales y fuera del alcance de la Organización Mundial de Comercio (OMC). En todos los foros y en todos los sentidos, la Casa Blanca defiende su nueva postura, incluso, Ari Fleisher a fines de 2002, reiteraba que el petróleo no tenía nada que ver con la invasión a Iraq. Es, Paul Wolfowitz, con su pragmatismo exacerbado, quien ordena evitar ataques a campos petroleros, oleoductos y oficinas del Ministerio del Interior del petróleo y del Museo Nacional de Iraq. De todo esto, en lo único que falló muy lamentablemente Wolfowitz, fue en resguardar el Museo Nacional de Iraq, con el objetivo de reactivar los pozos inmediatamente, levantar el embargo y comercializar el petróleo y gas a través de sus empresas. Privatizando la industria petrolera de Iraq, se pretende estabilizar la economía americana.

También el demócrata, William Clinton, buscó acceso a las existencias de crudo del Mar Caspio, a través de oleoductos en Azerbaiján, Georgia, kazajastán, kyrgizstán, Turkemenistán, Tajikistán, Uzbekistán, partes adyacentes de Irán y Rusia. Evitando pasar por Irán y tomar desde Azerbaiján a Ceyhán. En su época, se consideró que, para garantizar los oleoductos, más que erradicar a los terroristas, bastaba con desplegar tropas en el mar Caspio y Asia Central, en Kyrgistán y Uzbekistán. El mito de la seguridad interna de Estados Unidos, ha sido el principal argumento utilizado para atacar a Iraq, tanto en 1981 como en 2003. Con “seguridad interna”, se refieren a, seguridad en el suministro y precios “accesibles” del petróleo. La nueva estrategia militar norteamericana, fue reiterada en Davós, en enero de 2004, por Richard Cheney, vicepresidente estadunidense, al afirmar que, Estados Unidos y Europa deben llevar la democracia a Medio Oriente. Cuando, la democracia en Estados Unidos, no ha conocido peores días ni perdido tanto terreno, como en los últimos dos años.

Tarek Haziz, viceprimer ministro de Iraq, tenía razón cuando a un día del ataque, el 28 de febrero del 2003, nos dijo vía telefónica, a todo el público y televidente de la “III Conferencia Internacional por la Paz”, que esta guerra la ganarían los iraquíes “en el plano moral e histórico” y, reiteraba al mundo, que “esta guerra es por nuestro petróleo”. El tiempo le ha dado la razón. Colin Powell, ha llegado a admitir la posibilidad de que Iraq no tuviera armas de destrucción masiva antes de la invasión. David Kay, jefe de inspectores de armamento estadunidense en Iraq, renuncia a su cargo en enero de 2004, luego de asegurar que, no existen armas de destrucción masiva en Iraq. El ex inspector de armas de ONU, Hans Blix, reitero en diciembre de 2003, que Sadam Hussein destruyó sus reservas de armas químicas y biológicas otorgadas por Estados Unidos, bajo su supervisión, en el lapso de una década desde 1991. Y, tenemos las revelaciones del republicano, Paul O´Neill, ex secretario del Tesoro, quien en enero de 2004, exhibe las intenciones de George Bush por atacar Iraq antes del 11 de septiembre, como parte de la segunda fase de la “operación del desierto” que iniciaron George Bush padre y Colin Powell.

Después de declarar el fin de la guerra el 1º de mayo de 2003 y, administrar la “reconstrucción” de Iraq, Paul Bremen, pretende imponer a través de una elección indirecta a la autoridad provisional de la coalición, negando el derecho político al pueblo de Iraq de hacer elecciones libres. Todo, con el objetivo de privatizar petróleo, gas, electricidad y agua. Sin embargo, las regulaciones de la Haya de 1907, la Convención de Ginebra de 1949 y la autoridad provisional en Iraq, sólo pueden actuar como el cuidador de los bienes económicos de Iraq, pero nunca como un corredor de bienes, por lo que, todos los contratos que ha prometido la autoridad provisional, serán anulados legalmente en las cortes internacionales.

Es una prioridad norteamericana, impulsar un gobierno pro estadounidense, consolidar alianzas con la oligarquía local y compartir una pequeña parte de las ganancias que otorgue la explotación del crudo y gas. Pero, el pueblo iraquí, ya ha sufrido con ingleses y norteamericanos esta situación, la resistencia siempre buscará la independencia, por lo que, resultará ser un conflicto de largo plazo en la zona.

Gracias a los movimientos pacifistas cibernautas, se ha sabido que en la primera fase del conflicto en 1990, las fuerzas norteamericanas, lanzaron cerca de trescientas toneladas de uranio empobrecido.

Lo que a la fecha, sigue provocando estragos, en la población infantil iraquí. En este conflicto del 2003, se estima que utilizaron doscientas toneladas más de uranio empobrecido en Bagdad. Ahmad Hardan, consejero científico especial de la Organización Mundial de la Salud, consideró como un acto de terrorismo el haber utilizado nuevamente este tipo de armamento.

La nueva guerra en Iraq, ha sido convertida en un laboratorio de experimentación de nuevas armas, entre las que destaca el JDAM (Joint Direct Attack Munitions), que es una multiojiva que lanza varias bombas sincrónicas sobre diferentes objetivos, así como las armas nucleares de baja radiactividad como las armas penetradoras de la tierra, consideradas por la Federación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear, como productoras de radiactividad letal silenciosa a miles de víctimas. El estudio fue realizado por el doctor Víctor Sidel del Colegio de Medicina Albert Einstein y por el físico Robert Nelson de la Universidad de Princeton, entregado a la Corte Internacional de Justicia para juzgar a quienes resulten responsables. A lo que, deberá responder Bush, Cheney y demás.

Pero no sólo se lanzaron bombas con uranio empobrecido, como en la primera guerra de Iraq en 1990, la televisión dio a conocer al mundo la “liberación” del pueblo de Iraq cuando la coalición lanzó bombas de racimo, como en Vietnam, Yugoslavia, Afganistan y Kósovo.

Armamento prohibido, pero la ocasión, “por la libertad, la democracia y la privartización, lo ameritaban” -según la Casa Blanca, a través de las cadenas en Fox, CNN y BBC. Queda claro, tanto en 1990 como en 2003, la televisión presenta imágenes de una ciudad semipacífica con algunos juegos pirotécnicos aislados, mientras fuera de cámara, lanzan uranio empobrecido y bombas de racimo.

La organización Human Rights Watch, reveló, que en la guerra de 1990-91, los Estados Unidos y la coalición lanzaron bombas con alrededor de veinte millones de submuniciones y, también, lanzaron dispararon proyectiles de artillería que contenían más de treinta millones de submuniciones. Incluso, existen a la fecha millones de peligrosas cargas sin detonar. Amnistía Internacional y Landmine Actino, organizaciones no gubernamentales, han confirmado que las submuniciones de racimo son devastadoras, pero las que están sin explotar son de gravedad. Es criminal utilizar este tipo de armamento, los culpables deben ser castigados, ya que los civiles corren el principal riesgo. El derecho internacional humanitario, Amnistía Internacional y esta Conferencia Internacional por la Paz, demandamos la suspensión inmediata del uso de bombas de racimo, armas de uso indiscriminado y con uranio empobrecido.

La guerra Irán-Iraq, ocasionó cerca de ochoscientas mil o un millón de muertes. Los cerca de diez años de bombardeo sostenido sobre Iraq, a partir de 1990, ha dejado un saldo de cerca de, quinientas mil víctimas civiles y, un basurero tóxico radioactivo para millones de años. El conflicto en Iraq, de marzo a mayo de 2003, ha ocasionado más víctimas de las que dice la coalición. En cincuenta días de bombardeos, se han lanzado tres mil bombas diarias (150 mil), causando en promedio tres muertes cada una, más un promedio de cinco civiles muertos diarios, sin contar los cientos de heridos.

El responsable del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Carel de Rooy, denunció en París, los riesgos adicionales que para los niños iraquíes representa el uso de bombas de fragmentación y minas personales, ya que son del mismo color amarillo que las raciones alimenticias lanzadas por los aviones. A su vez, el coordinador de la organización no gubernamental, Handicap International, Philippe Chabasse, sostiene que cientos de bombas al caer, no estallan al momento, sino tiempo después, cuando alguien las encuentra, generalmente niños. En Londres, el ministro británico de defensa, Geoff Hoon, defendió el uso de las bombas de racimo en Iraq ante la cadena BBC, dijo: "son perfectamente legales" y "cumplen un papel altamente legítimo". El Ministerio de Defensa kuwaití, informó recientemente que, cerca de cino mil municiones de bombas de racimo sin detonar, fueron encontradas y destruidas en Kuwait en 2002 y 2003.

La ONU, calcula que en los últimos conflictos, dos millones de niños han muerto y, seis millones, han quedado gravemente heridos de por vida. En la primera guerra mundial, se produjo una víctima civil por cada siete militares, ya que había un enfrentamiento relativo cuerpo a cuerpo. Ahora, se ha invertido esta relación, gracias a la nueva tecnología y una estrategia militar más inhumana, mueren más civiles que combatientes. Para el periodista, Ryszard Kapuscinski, autor del libro “El Sha”, corresponsal de guerra en Kosovo, guerra del Golfo y Afganistán; estas cifras son reales. En Iraq y Afganistán, mueren dos o tres soldados diariamente y, decenas de civiles bombardeados en sus casas, edificios, escuelas. Hace una década, la Cruz Roja en Asia Central, informó que la mitad de entrevistados tenía un familiar muerto en combate, uno de cada tres un familiar herido con lesiones graves, dos de cada cinco un familiar torturado y uno de cada cinco un familiar en prisión. UNICEF indica que, cerca de 150 millones de niños en el 2001, murieron por hambre en Centroamérica, la India y África. Por lo que, es urgente impulsar el “protocolo facultativo de la convención sobre los derechos del niño”, referido a la participación de los niños en conflictos armados.

Conclusiones

Todos los argumentos en torno a la guerra, como la posesión de armas de destrucción masiva o, la relación de Hussein con el 11 de septiembre y el terrorismo, se ha demostrado que fueron fabricados - como consta en documentos y declaraciones expuestas anteriormente.

Incluso, el 17 de septiembre de 2003, el propio presidente Bush, así lo aceptó, al indicar que no existía relación entre Hussein y el terrorismo.

Por lo tanto, tenemos que evitar que la ocupación continúe.

Que salgan inmediatamente las tropas invasoras de Iraq y se restituya el gobierno ratificado en elecciones libres por el pueblo iraquí, en noviembre de 2002. De ser necesario, se realicen nuevas elecciones supervisadas por la ONU y organismos no gubernamentales. Se firme inmediatamente, el Tratado de Paz para Medio Oriente, inspirado en el de Tlaltelolco, libre de posesión y desarrollo de armas de destrucción masiva, incluyendo Israel. Tratado que aceptó firmar Tarek Haziz, dos días antes al ataque de 2003 y, que los medios de comunicación, evitaron difundir.

No puede continuar el estado de guerra, asesinatos y aprehensiones sin órdenes judiciales ni cargos comprobados. Alto al genocidio en contra de la población iraquí. No se puede retener a dirigentes de un país, al que no se le ha comprobado nada en tribunales internacionales y, que tenían una relación diplomática aceptada en la ONU.

Iraq, ha sido por décadas, miembro con plenos derechos en la ONU.

No podemos ser cómplices de asesinatos, torturas y violaciones que reportan destacados periodistas a quienes les han dado golpizas, muerte y tortura a manos de la inteligencia militar americana, en Afganistán y Bagdad. Para no hablar de los que se encuentran en Guantánamo sin evidencia alguna o, de las atrocidades cometidas contra cinco cubanos presos en Estados Unidos, acusados injustamente de terrorismo.

Agradecimientos

La Conferencia Internacional por la Paz, es un espacio plural, que ha ido creciendo en calidad y cantidad de participantes. La serie de conferencias, de cuya versión escrita presentamos en este libro, fueron realizadas en la honorable Cámara de Diputados de México.

En este proyecto, es necesario agradecer, en primer lugar, al presidente del Partido del Trabajo, profesor Alberto Anaya, a quien agradecemos su apoyo incondicional. El diputado Alberto Anaya, preocupado por la situación del pueblo iraquí, respaldó las misiones de paz que se realizaron a Bagdad, así como, verificó y difundió la no existencia de armas de destrucción masiva. También, apoyó económicamente la difusión de los únicos desplegados que agruparon las firmas de intelectuales y personalidades que se oponían a la guerra, así como también fue organizador de la marcha por la paz en el Ángel de la Independencia. Agradecemos a la presidencia del PRI, haya tenido a bien enviarnos a Celso Humberto Delgado, su representante ante la COPPPAL y secretario ejecutivo de la misma. El PRD, asignó en uno de los viajes a Iraq, a su encargado de asuntos internacionales.

Agradezco a todos los intelectuales que participaron, en particular a Johan Galtung y Carlos Monsiváis, a los líderes de las organizaciones civiles mexicanas participantes, a los líderes de la fracción parlamentaria latinoamericana y europea, a excelentísimos embajadores, cancilleres, ministros, jefes de estado y miembros de la sociedad civil. Les doy las gracias a todos, agradezco su comprensión y apoyo a favor de la paz.

En particular, agradezco a Benito Bahena y a Alfredo Jalife- Rahme, quienes siempre confiaron en este proyecto pacifista mexicano.

Al doctor Raúl Corral, por su participación y coordinación editorial de esta “Conferencia Internacional por la Paz”. Al igual que a, Raquel Rodríguez, al Club de Periodistas, a Marina de Santiago Hass y a Rocío Moreno. También agradezco, al diputado Jesús Martínez, coordinador de la fracción de Convergencia en la Cámara de Diputados, por haber subido a tribuna un punto de acuerdo que esta “Conferencia Internacional por la Paz” propuso, para hacer ver la necesidad al Ejecutivo de una posición apegada a los principios históricos de nuestra nación, así como el respeto irrestricto a la autodeterminación.

Y, a muchos otros colaboradores, participantes y público en general que nos acompañó. A todos los que queremos un mundo mejor para nuestros hijos. Por último, a mis hijos Alfredo y Aldo, como a mi esposa Susy, les pido disculpas por la angustia que pasaron por mis distintos viajes a Iraq. Las circunstancias me obligaron, a hacer algo para evitar la impunidad internacional. Para que todos los niños del mundo hereden otro mundo mejor y no peor, con todas las oportunidades para un desarrollo integral y sustentable.

La “Conferencia Internacional por la Paz”, ratifica su compromiso por continuar trabajando en todos los espacios, para que la ONU acoja en su agenda de actividades el “Día Internacional de las Víctimas de Guerra” y consolide un fondo para prótesis y auxilio a mujeres, niños y hombres que quedan viudas, huérfanos, lisiados y con lesiones psicológicas. Como también, para que se firme el Tratado de Paz para Medio Oriente, América y Europa. Nadie debe erigirse con armas de destrucción masiva por sobre los demás, en ningún caso.

Nunca más un decálogo de la barbarie. Por un mundo sin armas.

Muchas gracias.

 

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