LA PREDICCIÓN DE LA ECONOMÍA BAJO NUEVOS ENFOQUES TEÓRICOS

La modelación de la realidad macroeconómica ha seguido innumerables avances teóricos, la mayoría de estos avances surgieron como una respuesta a las fluctuaciones de la economía, las cuales eran débilmente explicadas por el modelo IS - LM.
En sus inicios las modificaciones teóricas eran poco usadas por la práctica económica real, sin embargo esa brecha se ha ido cerrando, toda vez que los actuales modelos macroeconómicos pueden explicar de manera bastante cercana, los cambios que se dan en la economía y su efecto en los agentes; sean estos consumidores o empresarios.
Los avances más significativos en los últimos años se han referido al aporte de las llamadas expectativas racionales en la dinámica de las variables macro, otro debate de la actualidad son los límites de acción de las autoridades que manejan la política monetaria, es decir el debate reglas versus discreción. Otro significativo aporte son las teorías relacionadas a los ciclos de negocios, como el ciclo real, la asimetría de información o los mecanismos de información perfecta, los cambios intersectoriales, los desequili
brios, los modelos de equilibrio general y otros de rigidez de precios y contractuales (Mankiw 1990).
La economía en la práctica usa activamente los esquemas de predicción del modelo IS - LM, el cual con sus muchas ausencias e incorporando la curva de Phillips, sigue siendo el modelo básico a seguir por quienes hacen política económica o quienes predicen el entorno económico. Sin embargo el avance académico es vertiginoso, Friedman y Phelps en la década de los 60īs cuestionaron los principios de la curva de Phillips, teorizando sobre la existencia de niveles naturales de desempleo e inflación permanentes, la certeza de esto depende del uso de las políticas económicas y su impacto en los mercados laborales sea en la oferta o demanda de trabajo e incluso de las prácticas de los agentes en el tiempo, más allá de su sola relación con los niveles de oferta monetaria.
En los 70īs, Lucas siguió con las renovaciones teóricas al mostrar que las decisiones macroeconómicas se sustentan en las decisiones y expectativas de los agentes, sobre todo de las expectativas futuras del consumo e inversión, con esto se criticó severamente los usos de los grandes modelos de predicción macroeconómicos, que usaban activamente variables de aproximación o reemplazo de aquellas que introducían sesgos, para evitar las fallas estadísticas, esto evadía y no medía los efectos de las decisiones microeconómicas de los agentes.
A partir de estos desarrollos, se ingresa al campo de la dinámica económica, se comienza a desarrollar el análisis de las expectativas de los agentes. Muth, establece que las expectativas son racionales en la medida que se basaban en la información existente en la economía. Además de ello, las expectativas son racionales porque se centran en las decisiones de optimización de los agentes y las empresas. Esta optimización debía darse en el futuro, del mismo modo en que los agentes deciden en el presente.
Sargent y Wallace, aplican posteriormente las expectativas racionales en las relaciones del sector real y monetario, existen efectos reales sólo cuando la inflación difiere de la esperada, ante cambios monetarios no previstos. De este modo se afectan los mercados laborales ante un salario real no esperado, lo que establece la existencia de una curva de Phillips ampliada, entre inflación, desempleo y producto. Sin embargo cuando la inflación es la esperada, los mercados se mantienen inalterados, rompiendo la curva de Phillips y se mantiene el nivel de pleno empleo. Los agentes aprenden continuamente, pueden ser sorprendidos en el inicio, por cambios monetarios. Pero van ajustando sus expectativas inflacionarias ante cada cambio en la emisión de dinero, de modo que ante una información amplia y perfecta, el precio esperado se ajusta al real y no se cambian los mercados laborales ni los niveles de empleo y producto; eso fue denominado la irrelevancia de la política monetaria.
En los 80`s, Kydland, Prescott, Barro, Calvo, Gordon y Fischer; cuestionaron la efectividad de las políticas económicas cuando estas eran dejadas a la libre discreción de los agentes decisores, este debate de reglas frente a discreción se centró en los efectos inflacionarios de las políticas monetarias. Considerando los posibles efectos reales de políticas inesperadas, la autoridad monetaria puede estar tentada a variar sus niveles de emisión monetaria, pudiendo afectar el empleo y producto. No obstante sus prácticas pueden conducir a mayor inflación, que si se mantuviera con políticas de emisión estables.
En este caso las políticas discrecionales conllevan a un riesgo de mayor inflación, debido a que existen muchos incentivos en los decisores para cambiar sus acuerdos o promesas, por ejemplo un gobierno que promete bajos impuestos y que no puede cumplir por problemas de déficit, o un gobierno que promete baja inflación pero se ve tentado a incentivar la producción, estas conductas cambiantes en el tiempo se han analizado en los denominados planes óptimos inconsistentes en el tiempo, por lo que la opción de menor costo inflacionario pareciera ser la de reglas de política económica o de estabilidad de estas variables. La aproximación de estas teorías a la realidad, sugiere modelos económicos que analicen el comportamiento de las variables, por ejemplo si encontramos series cuyo comportamiento es claramente inestable, es decir sus niveles de varianza o media son crecientes o cambiantes, entonces es difícil de predecir. Ante esto la posibilidad de lograr impactos por política económica es altamente riesgoso, ya que los agentes reaccionarán de maneras que no podemos medir, ello implica el surgimiento de nuevos modelos que explican la realidad económica partir de comportamientos impredecibles o inestables de los agentes, analizando las variables y extrayendo aquella parte consistente en el tiempo o estable, en donde podemos visualizar los impactos.
Lucas, desde los 70`s, advirtió las implicancias de economías con información imperfecta, las cuales producían efectos reales en la oferta agregada. Ello se denotó el ciclo de negocios de la economía. La información imperfecta lleva a los individuos a una mala relación entre precios relativos y nivel general de precios, entonces cuando la emisión de dinero crece de manera imprevista, suben los niveles de precios generales o tasa de inflación, los agentes perciben que los bienes cuestan más y terminan produciendo más, lo que hace una pendiente positiva en la curva de oferta agregada, esto es un ciclo de negocios expansivo. Sin embargo posteriormente se dan cuenta de la naturaleza invariante de los precios relativos y ajustan sus niveles de producción, reduciendo el ciclo de negocio y llegando a la curva de oferta de Lucas, en donde la oferta agregada permanece inalterada mayor nivel de precios.
En los 80`s, Barro, Plosser, Prescott y otros, propusieron un modelo de ciclo real de negocios, en donde las fluctuaciones económicas provienen generalmente de cambios tecnológicos, para ello se basan en modelos de optimización del consumo que se basa en los cambios de los niveles de producto per cápita, en cambios tecnológicos, de inversión, de ahorro y otros fundamentos microeconómicos, estableciendo una teoría de crecimiento del producto que encaja en los nuevos enfoques de modelos de equilibrio general.
Estos modelos de ciclos reales pueden explicar los cambios en el producto, cuando suceden mejoras tecnológicas, sin embargo es débil el argumento de tener regresiones o caídas tecnológicas que explican una etapa recesiva del producto.
Los avances macroeconómicos inciden en mostrar desajustes del mercado para explicar las causas de las fluctuaciones del producto, los nuevos keynesianos argumentan que las imperfecciones del mercado como monopolios, oligopolios, contratos laborales largos, costos de fijación de precios, poder sindical y otros; son las trabas que evitan, por lo menos en el corto plazo, que el mercado se ajusta al nivel que igualan la oferta y la demanda, lo que supone una vez más, que la macroeconomía tiene un fuerte sustento en las decisiones económicas de los agentes.
De este modo, por ejemplo una economía monopólica no venderá todos los bienes que desee, pues su comportamiento es vender menos para ir por un precio más alto, esta restricción impuesta por el mercado genera desempleo y afecta finalmente la producción. A la inversa de los nuevos clásicos, en donde las limitantes de empleo son salarios altos o rígidos a la baja, aún cuando se esta en un mercado de bienes competitivo.
En el caso de los contratos largos, estos estipulan salarios nominales que no cambiarán en lapso relativamente largo de tiempo, entonces ante cualquier cambio en precios, el salario real baja y eso estimula la demanda de trabajo reduciendo el desempleo y mejorando la producción, algo que no se daría en un esquema competitivo, pero esta rigidez es contraria a la neutralidad o irrelevancia de la política monetaria. De modo que el banco central puede ser un agente de influencia en la economía.
Sin embargo estos modelos tienen sus inconvenientes, la evidencia señala la poca existencia de contratos largos en economía pequeñas y fluctuantes como la peruana, asimismo cuando existe una oferta de trabajo excedentaria los salarios tienden a la baja, aún cuando los contratos sean prefijados, salvo que el poder sindical sea fuerte y que la empresa siga teniendo beneficios a costos más altos que sus competidores.
Estos modelos se sustentan en la dinámica del salario real, sin embargo es posible encontrar en economía en desarrollo, que los salarios reales son decrecientes, pero el empleo o las variables productivas no se han visto afectados, e incluso decrecen, por lo que el modelo pierde fuerza en explicar la dinámica económica.
Los avances de los nuevos keynesianos, no se quedaron en la rigidez de salarios, se plantean ahora las rigideces de mercado, que hace que los precios no se muevan en un contexto de competencia monopolística, o la competencia de grandes empresas.
Blanchard, Romer, Parkin, Mankiw y otros, de los años 90, sostienen que es costoso para un negocio en este tipo de competencia, cambiar los precios. Primero por las reacciones del consumidor, los costos de información, los costos logísticos y la rigidez de las grandes firmas para reducir sus precios, aún en mercados estancados o recesivos.
Esta naturaleza rígida de los precios puede afectar negativamente la demanda agregada y con ello la producción, inclusive las contracciones monetarias serían irrelevantes en la baja de precios y la expansión monetaria encontraría efectos en los precios antes que en la producción, llegando a similares conclusiones que los nuevos clásicos, sólo que bajo fundamentos distintos.
En los noventa, ha surgido otra explicación en torno a los salarios rígidos a la baja, en este caso las empresas pagan por la productividad del empleado, si pagan menos la productividad se reduce, de modo que los salarios son llamados de eficiencia y son rígidos a la baja, con ello se afecta el mercado de trabajo priorizando a cierto sector laboral de alta productividad, el cual puede tener una dinámica de empleo más alta, e inclusive puede estar en equilibrio laboral en comparación a un sector de baja productividad. Estos avances de los nuevos keynesianos se han denominado teorías basadas en los desequilibrios.