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EL FUTURO, DE LA ESPERANZA
Alejandro A. Tagliavini

EJEMPLOS DE SISTEMAS MONETARIOS ESTATISTAS. PATRON ORO Y CONVERTIBILIDAD

Sólo a modo de curiosidad, analicemos, muy rápidamente, algunos sistemas monetarios estatistas.

Muchos autores han propuesto sistemas monetarios de curso forzoso con 'respaldo'. Los casos más conocidos son el 'patrón oro'(1), y el 'sistema de convertibilidad' según el cual el Gobierno se compromete a pagar una determinada cantidad en especies (dólares u otros), con mercado de cambios libre (o no). Suponen que, con esto, se ponen a resguardo de la arbitrariedad del funcionario de turno. Dado que, en éstos sistemas, el Estado se obliga a pagar algo fijo (oro, dólares u otras mercaderías) al portador del billete. Y, efectivamente, en alguna medida lo logran. Pero sigue siendo un sistema estatista, desde el momento en que el Estado es emisor y monopólico. Consecuentemente, es un sistema 'enfermo', de nacimiento, de inflación o deflación.

Dado que, en estos sistemas, se suele ponderar a la deflación, quiero insistir en que ésta no es la baja de los precios (la que no sería mala, si fuera determinada naturalmente por el mercado), sino la misma enfermedad que la inflación, pero de signo contrario. Producto de la escasez artificial de moneda, con respecto a lo que el mercado necesita. Y, generalmente, tiende a provocar desinversión y baja en los salarios por cuanto, ante la baja artificial (ineficiente) en los precios (insisto que, en realidad, no son los precios los que bajan sino que aumenta el precio de la única moneda), los empresarios se ven forzados a recortar gastos.

Por otro lado, ¿las enormes reservas que el Banco Central mantiene, necesariamente, para sostener los sistemas de 'convertibilidad', sin consultar al mercado, realmente son útiles en donde están, o podrían utilizarse más eficientemente? Nunca lo sabremos con certeza en tanto no exista mercado natural, pero es de pensar que están desaprovechadas, dado que están coercitivamente asignadas.

Para entrar un poco más en detalle tomemos, por caso, un sistema de convertibilidad de un peso por dólar, con mercado de cambios libre. Que haya un oferente (el Estado) que, por el nivel de la oferta que hace, mantenga el valor de un peso por dólar, no significa que se obligue a comprar o vender a ese precio. Claramente, entonces, el mercado de cambios puede ser libre, y la obligación que el Estado se ha auto impuesto, de pagar un dólar por cada peso que emite es, sin duda, un favor al mercado natural como lo es cualquier limitación que se le imponga a la arbitrariedad de la coerción institucional. Pero, insisto, el sistema sigue siendo estatista y, consecuentemente, inflacionario (o deflacionario).

Quienes pretenden cambiar un sistema de 'convertibilidad' por una 'flotación sucia' (siempre dentro de un sistema monetario monopólico), lo que, supuestamente, derivaría en que el mercado fijaría el precio del dólar (cuando la verdad es que, en el caso de 'convertibilidad' que estamos analizando, el precio del dólar está fijado por el mercado, y éste dice que vale un peso debido a que existe un oferente, el Estado, con un altísimo nivel de oferta a ese precio), lo hacen basados en dos preocupaciones fundamentales: primero, una eventual huída de capitales que obligaría al Banco Central a vender una peligrosamente grande cantidad de dólares, y la segunda, una forma de corregir probables sub o sobre valuaciones del peso.

La segunda de las preocupaciones significa una discusión bizantina. Pues, que la 'convertibilidad', se realice a un peso por dólar es más una cuestión puramente nominal que real (desde que, según vimos, en un sistema estatista es imposible conocer la OD natural). El mismo problema de 'sobre valuación' podría ocurrir si fueran dos pesos por dólar. De hecho, generalmente, la 'sobre valuación' se debe, básicamente, al 'costo interno' del país en cuestión.

En fin, lo que le importa al mercado, en definitiva, es la competencia entre monedas. Y, en esta competencia, ganará la que ofrezca mejores servicios; básicamente, capacidad de cálculo, pago y ahorro.


(1) Entre quienes veían con simpatía el patrón oro, están los liberales Ludwig von Mises (cfr. 'Theory of Money and Credit', Yale University Press, New Haven, 1953) y Jacques Rueff (cfr. 'The Monetary Sin of the West', Macmillian Co., New York, 1972). Ver también Michael A. Heilperin, 'Aspects of the Pathology of Money', Michael Joseph, Ginebra 1968.


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