El papel del Estado en el crecimiento económico.

La relación entre la economía y el Estado

El papel sustancial del Estado en la sociedad actual es el de asegurar la obtención de los beneficios de las empresas, permitiendo la acumulación de capital por parte de unas pocas personas (en comparación a la gran masa trabajadora) y el conservarlo privadamente con tranquilidad. Como estos beneficios deben ser constantemente ampliados  por la repetición del circuito de producción descrito en capítulos anteriores, el Estado debe asegurar las condiciones para que exista un crecimiento económico suficiente para lograr este objetivo.  A esto se refieren los economistas actuales con la expresión “crear un ambiente de negocios”, un entorno social e institucional que favorezca la existencia de excedentes y les posibilite su retención en manos privadas. En lenguaje empresarial un sistema donde se garantice la propiedad privada de los medios de producción, las reglas de juego (leyes, decretos, políticas económicas) sean claras y con relativa permanencia, la justicia proteja lo que entienden sus derechos (la apropiación del excedente) y exista una cultura empresarial desarrollada.

Desde este punto de vista, no es posible considerar el sistema actual como un sistema económico únicamente privado. Esto no significa que no se cumplan los análisis y tendencias que hemos descrito con anterioridad, por el contrario no se puede explicar las fluctuaciones de la economía de la sociedad actual sin estas leyes. Pero sí significa que la economía capitalista basada en unidades empresariales  no coordinadas  no se podría sostener sin las actividades de protección, estimulación y socialización que realiza el Estado. Baste nombrar en cada caso y a manera de ejemplo no taxativo el aseguramiento de los derechos de propiedad en sus diversas formas (para asegurar al empresario la apropiación de los excedentes creados por el trabajador), las actividades de investigación básicas y aplicadas (contribuyendo al progreso técnico tan necesario al capitalismo, realizando el Estado estas actividades no rentables en sí mismas) y la educación de la población (para reproducir la fuerza de trabajo en condiciones adecuadas al grado de progreso técnico alcanzado.)

Es totalmente cierto que en la sociedad actual Estado y empresarios no son la misma cosa. El capitalismo, a diferencia de los sistemas anteriores tales como el feudalismo y la esclavitud, es un nuevo sistema en el que la estructura económica no tiene acceso directo a los medios de violencia para imponer una coerción directa de acuerdo a sus intereses. En ese sentido en la sociedad actual existen una dimensión económica y una dimensión política que en determinados momentos de la vida de los países pueden entrar en tensión. La sociedad económica conforma un sistema en donde todos los elementos se relacionan y producen resultados que no se pueden explicar en forma aislada. Pero en la marcha normal del sistema y, más aun en los momentos de crisis, el Estado interviene en la organización social en representación de los grupos dominantes económicamente.

Desde un punto de vista histórico, el Estado desempeñó un papel esencial en la creación del mercado nacional a partir de los mercados locales existentes en los burgos de la época feudal y de los mercados internacionales de los mercaderes de esa misma época. Estos mercados nacionales de los siglos XVIII y XIX junto con la evolución técnica y social propiciaron el pasaje de la manufactura a la gran industria y del trabajo manual al mecanizado. El papel del Estado a este respecto no finalizó con la creación de mercados nacionales: en la medida que la acumulación de capital lo hizo necesario el Estado en los países desarrollados apoyó por medios diplomáticos y militares la obtención de  mercados para sus productos mediante el imperialismo a finales del siglo XIX o la apertura de mercados por negociaciones bilaterales y multilaterales en siglo XX, a la vez que aseguró el acceso de las materias primas necesarias para el proceso de industrialización (de las cuáles la más conocida y también la más importante pero no la única es el petróleo[i].)

La intervención del Estado ha crecido a lo largo de la historia del capitalismo por la necesidad de favorecer la reproducción de un sistema cada vez más complejo, regulando mútiples esferas de actividad en cuanto ellas fueran claves para el proceso de acumulación de capital.

La internalización del capital, la competencia creciente por los mercados internacionales debido a las necesidades de reproducción constante del capital, el creciente costo de investigación, desarrollo y adopción de nuevas tecnologías, la incrementada complejidad de preparación de la fuerza de trabajo y el imperativo de introducir elementos que legitimen el sistema explican la complejidad actual que hace necesaria un rol cada vez más activo del Estado, sea o no explicitado por aquellos que propugnan una menor intervención del Estado. Por el contrario, el mantenimiento y ampliación de un orden social que favorece  a determinados grupos sociales es una cuestión de primera prioridad en sus acciones, a punto tal de que luego de la Segunda Guerra Mundial, en los países europeos el capitalismo amenazado por las luchas sociales y la cercanía de la Unión Soviética, utilizó parte de los excedentes para brindar servicios sociales (mejorando el nivel de vida de los trabajadores) en un afán (exitoso) de mantener el orden social capitalista.

Quienes propugnan la menor intervención estatal lo hacen pensando en lo que ha sido característico del Estado en el sistema capitalista: retirarse  de las actividades que  pueden generar beneficios[ii] , quedándose con las actividades no rentables. De esta manera, por una parte la masa de excedentes generados por los trabajadores productivos puede transformarse en beneficio para los empresarios, por otra el capital estatal permite un monto inferior de capital constante a los empresarios lo que aumenta su tasa de beneficio.

También para mejorar la rentabilidad empresarial el Estado se encarga de realizar las obras de infraestructura necesarias para la mejora de las técnicas de producción y la gestión de comercialización, abaratando los costos de suministros a las empresas permitiéndole una mayor rentabilidad al transferirles recursos desde otros sectores sociales. En muchos casos el Estado toma a su cargo la investigación científica y los conocimientos obtenidos son transferidos gratuitamente a los empresarios.

Y en épocas de crisis la intervención del Estado favorecerá a los empresarios, facilitando (aunque no es la causa) la reducción de los salarios reales que elevará la decaída rentabilidad de las empresas, procediendo a la liquidación de las empresas pequeñas que eliminará capital constante a la vez que concentrará la producción en grandes empresas y, en las crisis más graves, cambiando el marco institucional para lograr que el esquema de producción ampliada se ponga nuevamente en marcha. Debe quedar en claro que el cambio de marco institucional que el Estado a través de los agentes políticos propicia no cambia los instrumentos básicos de la economía actual, la búsqueda del beneficio y la competencia, por el contrario siempre el Estado termina adaptándose a ellas.

El Estado en la sociedad capitalista no puede excederse de ciertos límites, los empresarios nacionales o transnacionales según el caso, poseen las herramientas necesarias (control de la inversión, flujo de capitales, etc.) como para bloquear cualquier intento de autonomía del gobierno con respecto al mundo empresarial. Por el contrario, en la mayor parte de la historia económica  de los países el Estado se ha aliado con los grupos dominantes que buscan aumentar sus beneficios, por medio del crecimiento económico y/o asegurándose una mayor porción de la riqueza generada.Y en la actualidad, la expansión del comercio internacional, los flujos financieros y las inversiones extranjeras directas, de la mano de las estrategias empresariales de las mutinacionales productivas, comerciales y finacieras ha supuesto una pérdida de funcionalidad del Estado como regulador del proceso de acumulación y un desarrollo de estructuras y organismos internacionales, aún más aliadas a los intereses capitalistas dominantes a nivel global.

Establecido entonces el rol general del Estado en el proceso de acumulaución, pasaremos a analizar como las políticas específicas de los gobiernos influyen sobre el crecimiento económico.


 

 

 

[i] La importancia actual de la geopolítica, ahora extendida desde el acceso a las materias primas estratégicas a la tecnología de la información, es analizada desde el punto de vista de los intereses norteamericanos en Bloomfield (2002)

 

[ii] Es también cierto que muchas de estas actividades que por susceptibles de generar ganancias pasan del estado a manos privadas, cuando en épocas de crisis generan pérdidas, son retomadas por Estado con lo que “las ganancias se capitalizan y las pérdidas se socializan”.