La dinámica de la acumulación de capital

Introducción

El dinámico proceso capitalista se caracteriza por la búsqueda de beneficios de sus actores dominantes: los empresarios. Los primeros economistas clásicos pensaban  que esto era suficiente para que el crecimiento económico fuera continuo y generara riquezas para todos sus participantes.

Y ciertamente es un hecho indisputado el que la sociedad en que vivimos se ha caracterizado por la generación de bienes sin precedentes en la historia humana, aún cuando sea más discutible como ha sido la participación en esas riquezas.

Pero este crecimiento en el largo plazo ha sido el resultado de períodos de fuerte aumento de la producción de bienes alternándose con períodos  de  importante decrecimiento, períodos estos últimos que denominamos crisis o depresiones. Las fluctuaciones de crecimiento y crisis, esto es los ciclos económicos y en particular los de “onda larga”, son el objeto de nuestro estudio. La dinámica de los ciclos cortos, ciclos de inventarios de 3 a 5 años resultantes de los ajustes del desequilibrio de oferta y demanda sobre una trayectoria de crecimiento endogenamente generada por la tasa de beneficio, y de los ciclos medianos del orden de una década producto de los ajustes entre la oferta y la capacidad instalada,  están fuera del alcance del presente trabajo.

Las crisis son fases claves del ascendente y oscilante espiral de generación de riquezas: las fuerzas que provocan el crecimiento también crean las condiciones necesarias para las crisis. Y de las mismas depresiones surgen los remedios que permiten retomar el crecimiento. Las crisis generales son consecuencias de la acumulación del capital y como son intrínsecas al sistema capitalista, no pueden ser explicadas (o evitadas) por circunstancias históricas particulares tales como regímenes regulatorios, sistemas de innovación o un comportamiento competitivo especial. Pero las crisis no han resultado hasta el presente en una ruptura final del sistema: el capitalismo puede recobrarse y así lo ha hecho en cada ocasión.

¿Por qué se generan estas crisis si todos los empresarios están buscando incrementar sus negocios para aumentar sus ganancias? ¿Por qué en la historia del capitalismo los períodos de rápida expansión se alternan cíclicamente con períodos de recesión? ¿Son las crisis inevitables?

La variable clave que explica las fluctuaciones cíclicas es la ganancia de los empresarios, el indicador que es el hilo conductor del proceso de crecimiento y crisis es la variación en la tasa de beneficio de los empresarios.  Y los motivos por los que los beneficios y la rentabilidad varían con el tiempo son internos (endógenos) al sistema.

En la sección I hemos visto la doble y relacionada tendencia de disminución de la tasa de ganancia y el aumento de la productividad laboral, incremento que desplaza mano de obra ocupada.

La búsqueda de menores costos totales lleva al empresario a cambiar la técnica de producción invirtiendo en maquinaria. Esta inversión por una parte reduce la mano de obra necesaria para obtener el producto final. Por la otra aumenta el capital constante utilizado en un monto menor que la mano de obra ahorrada por período (por esto logra un ahorro de costos) pero el total de la inversión es mayor que el monto de mano de obra ahorrada por período. Esto incrementa entonces el capital que el empresario debe adelantar para realizar la producción.

Si el empresario es el pionero en adoptar la nueva técnica de producción obtendrá beneficios extras mientras el precio de venta se mantenga. Pero el precio de venta del producto cae al generalizarse la técnica y disminuir los costos de todos los productores, con lo que el margen disminuye para todos, incluso con respecto a la situación original. El empresario encuentra que luego de un lapso de ganancias extraordinarias, los beneficios retroceden pero ahora con un mayor capital adelantado.

A partir de estas consideraciones planteémonos el ciclo económico.

En una primera etapa, cuando la técnica empleada es rudimentaria, la mano de obra (capital variable) utilizada es alta en relación con las maquinarias (capital constante) que se disponen. En estas condiciones, la intensificación en el uso de maquinarias permite un aumento de la productividad que aumenta los beneficios en valor absoluto y la tasa de beneficio. Este beneficio incrementado al ser reinvertido amplía la repetición del proceso de producción, utilizando en esta etapa más mano de obra  total aunque sea menor por unidad producida. Pero esto también implica una mayor cantidad de capital constante en relación con el capital variable utilizado. Y este crecimiento del capital constante, maquinaria y materias primas, es más rápido que el incremento del capital variable por lo cual se tiende a reducir la masa laboral con respecto al capital constante utilizado. Los efectos del progreso tecnológico intensifican el aumento del capital adelantado  y la disminución de la mano de obra empleada.

En otras palabras, tenemos dos efectos contrapuestos: en esta fase el proceso de crecimiento implica mayores excedentes apropiados por el empresario, en cuanto reproduce y amplia su producción. Pero cada vez debe utilizar más capital para lograr esos excedentes.

Al paso del tiempo y al repetirse ampliándose el circuito de producción, las ganancias continúan aumentando pero a una velocidad cada vez menor con respecto al capital que el empresario debe adelantar, las ganancias provienen de los excedentes producidos por el trabajador que son mayores con mayor productividad laboral, pero las mejoras de productividad siguen una tasa decreciente: a mayor productividad las mejoras en forma porcentual son menores.

De esta forma la tasa de beneficio se reduce. Este descenso de la tasa de ganancias es compensado, en la etapa inicial del proceso, por el crecimiento del ciclo económico que permite producir y comercializar más productos. Pero la mayor inversión de capital necesaria, como se ha comentado, termina haciendo descender la tasa de beneficio y el beneficio mismo. Esta disminución puede ser momentáneamente contrarrestada por el abaratamiento de las mercancías, tanto las de subsistencia como los medios de producción, pero el contrapeso es insuficiente ante la magnitud del incremento en capital constante que caracteriza al sistema económico en su búsqueda de beneficios.

Dado el descenso progresivo de la tasa de ganancia, solamente un aumento también progresivo y superior de la tasa de acumulación  puede arrojar un aumento de la masa total de ganancias. Pero tan pronto como la tasa de acumulación deja de aumentar a los ritmos requeridos, se reduce sustancialmente la masa de excedentes disponible. Y en la medida que la tasa de beneficio se reduce cada vez es menos conveniente reinvertir en la producción: llega un momento en que dadas las pocas posibilidades de obtener un retorno para la inversión el dinero se retiene en colocaciones bancarias o crece la inversión financiera especulativa que es ahora más rentable o se envía el capital al exterior en busca de mayor rentabilidad o seguridad, por lo que desaparece la inversión productiva. El empresario comienza a producir menos y por tanto contrata menos mano de obra y compra menos materia prima. Pero además no actualiza sus técnicas de producción, no invirtiendo en maquinarias: es la tasa de beneficio la que regula la demanda de inversión y por lo tanto la demanda total. Pero esto también implica una reducción de la cantidad de excedente que se crea y por tanto ya no de la tasa de beneficio sino del beneficio mismo, ahora son las ganancias y no su monto relativo al capital adelantado las que se reducen.

 La desocupación aumenta y con ello disminuye la demanda de bienes de consumo debido al menor poder adquisitivo de la población. Los trabajadores son importantes para el empresario porque son quienes suministran sus energías y habilidades para la producción de bienes materiales. Pero también lo son, considerados en general, porque son quienes consumen mayoritariamente (por su gran número en relación con los empresarios) los productos fabricados por las empresas. La desocupación implica por una parte la disminución de  la cantidad de trabajadores que cobran un salario y tienen poder de compra, por la otra los trabajadores que continúan empleados ven reducidos sus salarios debido a un menor poder de negociación. Estos efectos amplifican la crisis pero no la han creado: la causa original ha sido el proceso de cambio descrito que implica la disminución de la tasa de beneficio[i].

La disminución de la demanda, la de inversión y la de consumo, provoca la pérdida de rentabilidad de otras empresas que no estaban inicialmente afectadas por la crisis, se produce una caída de los precios y de los volúmenes comercializados que disminuye los beneficios de estas industrias y aumentan la gravedad de la crisis. Adicionalmente el sistema de créditos es minado por la alta exposición al riesgo que se produce, contrayéndose y amplificando la crisis. El sistema monetario estalla incrementando el caos económico y social.


 

[i] El sentido de la relación causal es el aquí enunciado y se contrapone a la línea de explicación que ve en la disminución de la demanda (“el problema de realización” o de subconsumo) el hecho causal y la caída de la tasa de beneficio la consecuencia. En forma similar, una línea de explicación ve en la lucha distributiva por la apropiación de beneficios y salarios, la causante de la dinámica de crecimiento y crisis. En Moral Santín (1986), Howard y King (1988) y Kliman (1999) se pueden encontrar la presentación y las refutaciones tanto a la postura del subconsumo que reconoce a Rosa Luxemburgo como la precursora y a Keynes, como el gran teórico de la demanda; como a la del “profit squeeze” cuyo modelo matemático desarrollara Goodwin y que puede encontrarse en Veneziani (2001) y Aguiar (2001)