RESULTADOS MACROECONÓMICOS

A partir de la crisis asiática de mediados de 1997, el crecimiento económico en América Latina empezó a perder fuerza, y a raíz de la crisis rusa, se volvió negativo entre el tercer trimestre de 1998 y el segundo trimestre de 1999. Siguió entonces un período de fuerte recuperación, aunque de corta duración, propiciado en gran parte por el dinamismo de Estados Unidos. Las caídas en los términos de intercambio, la desaceleración del comercio mundial y el deterioro de las condiciones financieras internacionales pusieron fin a la recuperación económica que ocurrió entre mediados de 1999 y el primer trimestre del 2000. Desde entonces, las tasas de crecimiento han sido moderadas y han tendido a debilitarse aún más a medida que la situación externa se fue tornando más adversa. Para 2001 se prevé un crecimiento del orden del 1% para América Latina y el Caribe en conjunto. En Argentina el crecimiento sufrió una caída de no menos del 2%, y en México fue prácticamente nulo. La mayoría de los demás países tuvieron tasas de crecimiento positivas pero moderadas, incluso en Chile, donde se prevé que no llegará al 4%. Varios países de América Central y el Caribe fueron afectados por desastres naturales recientes y por caídas en el turismo y la maquila. Unos de los pocos países con buen crecimiento en el curso del año fue Ecuador, que estaba recuperándose de la profunda recesión de 1999 y donde el retorno de la estabilidad macroeconómica y la expansión de las actividades petroleras han dado nuevo aliento a la economía.

La inversión ha sido el componente de la demanda más afectado por los vaivenes de la situación económica. A partir de la recesión de 19981999, sufrió una caída del orden del 15% en promedio, de la cual sólo en mínima parte logró reponerse durante la fase de recuperación. Desde comienzos del 2000, la inversión ha estado prácticamente estancada. El consumo sufrió un revés menos severo durante la recesión, pero el consumo per cápita en la región en conjunto se encuentra actualmente, en promedio, por debajo del niveles de mediados de 1998.

Durante las fases de desaceleración y recesión de mediados de 1997 a mediados de 1999, en la mayoría de las economías de América Latina el saldo fiscal se deterioró. En consecuencia, la deuda pública aumentó. En seis de las mayores economías de la región (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú y México), el déficit fiscal promedio pasó del 0,9% del PIB en el segundo trimestre de 1997 al 3,7% en el último trimestre de 1999, y el nivel de deuda pública se elevó del 27% al 35% del PIB. A partir de entonces, pese a la situación de estancamiento o recesión de estas seis economías, el déficit fiscal promedio se ha reducido al 2,7% del PIB y la deuda pública ha aumentado solo al 37%. Para el conjunto de las economías de la región, el déficit del gobierno central se ha reducido del 4,4% del PIB en 1999 al 3,2% en 2001.

En otras palabras, a pesar del notable deterioro reciente del ambiente externo y el debilitamiento de la demanda interna, los gobiernos de la región han mantenido políticas austeras en el frente fiscal. Entre las grandes economías, sólamente Brasil tuvo en 2001 un déficil mucho mayor que el año anterior, pero no debido a un aumento de gastos, sino al encarecimiento de servicios de la deuda como consecuencia del aumento de las tasas de interés y la devaluación del real. Los gobiernos de la región no han recurrido a políticas fiscales para contrarrestar la caída en la actividad productiva debido a que las restricciones financieras se han agravado y en varios países la deuda ya es elevada, especialmente si se compara con las recaudaciones tributarias.

Las restricciones para acceder a los mercados de capitales internacionales, ha impedido que la mayoría de países mantegan mayores déficit externos, como sería deseable para no tener que reducir aun más el gasto interno en un período de disminución de los ingresos de exportación. Antes bien, la cuenta corriente de la balanza de pagos en los siete países más grandes de la región (los seis antedichos y Venezuela), que habían llegado a tener un déficit promedio equivalente al 5% del PIB en el tercer trimestre de 1998, llegaron prácticamente a una situación de equilibrio en el primer trimestre de 2001 y para el año completo registró un déficit que no excedió del 1% del PIB. Para todos los países de la región, el déficit promedio de la cuenta corriente pasó del 4,5% del PIB en 1998 al 3,3 en 2001.

Debido al reducido margen de ajuste en los saldos fiscales o exteriores, para preservar la estabilidad macroeconómica los países han tenido que recurrir a alguna combinación de aumentos del tipo de cambio y las tasas de interés. En Brasil y Chile, el tipo de cambio tuvo ajustes de importancia a lo largo del año, mientras que en Argentina el peso del ajuste recayó en las tasas de interés.