Las reformas estructurales y el crecimiento

Desde el punto de vista microeconómico se necesitan la consolidación y la profundización de las reformas estructurales para aumentar la eficiencia del mercado. Entre otras reformas, es importante hacer hincapié en la importancia de que se apliquen incentivos reales para el aumento del ahorro interno y su inversión productiva. Para lo cual, se impone solidificar el sistema financiero para que éste actúe de manera eficiente en la captación de ahorros internos y externos y en la distribución de estos recursos al sector privado en la forma de inversiones sólidas, productivas y rentables.

Otro capítulo trascendente es el de las privatizaciones, las cuales, tras recuperarse la actividad económica, recobraron el impulso que tenían antes de la crisis (1998-99). Los ingresos recaudados en la región por este concepto superaron los 15.000 millones de dólares durante el 2000, lo que supone unos 3.000 millones más que el año anterior. La situación de los diversos países volvió a ser muy heterogénea ya que el 80% de esa cifra correspondió a Brasil. En este proceso, las multinacionales europeas y, de un modo destacado, las empresas españolas, han jugado un papel preponderante53.

Para la CEPAL, las reformas estructurales han tenido aún escaso efecto sobre el crecimiento, el empleo y la equidad a nivel agregado, aunque la liberalización comercial y la privatización han resultado decisivas para impulsar la reestructuración de mercados, lo que se tradujo en el ingreso de nuevas empresas e inversiones. La competencia que generaron los nuevos actores del mercado interno, provocó fuertes procesos de modernización en sectores como el de las telecomunicaciones. En otros ámbitos (agricultura o manufacturas), las reformas propiciaron la especialización y aumentaron la eficiencia. Las grandes empresas encabezaron las inversiones y la incorporación de nuevas tecnologías, así como de organización.

La vulnerabilidad externa, la creciente globalización y la liberalización comercial y financiera, reclaman que las soluciones sean más complejas e imaginativas. Se demandan nuevas reformas y es necesario aplicar políticas de competitividad y de promoción de la inversión para aumentar el crecimiento, poner en marcha agresivas políticas sociales y mejorar la estabilidad macroeconómica.

También será preciso mejorar las relaciones entre los sectores público y privado conducentes a reforzar las acciones encaminadas a solventar el problema de la vulnerabilidad externa. Sin duda, tareas que necesitan continuidad, rigor en su aplicación y tiempo para su adaptación. Todo lo cual, habilita la posibilidad de revisar el Consenso de Washington, para consensuar los nuevos puntos, para adaptarlo según las nuevas realidades de la economía latinoamericana en el contexto económico global del siglo XXI.


53 Se analiza con más detalle en la Parte II. Una década de inversiones Españolas en América Latina (1990-2000).
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