Ajustes macroeconómicos

Como se ha señalado, la crisis económica que se generalizó en la región como consecuencia del agotamiento del modelo de sustitución de importaciones, se caracterizó por crecientes déficit fiscales, hiperinflación y desequilibrios de las cuentas externas, lo cual exigió grandes esfuerzos de ajuste macroeconómico en las últimas dos décadas, y especialmente a lo largo de los años 90. Las reformas institucionales, las privatizaciones, las políticas fiscales restrictivas y las políticas monetarias y cambiarías enfocadas a la búsqueda de la estabilidad monetaria tuvieron grandes efectos en el desempeño de la economía. Además, la exposición de las economías de la región a la volatilidad de los mercados financieros internacionales, provocó una tendencia a mayores fluctuaciones en las tasas de crecimiento económico. Por otra parte, el crecimiento bajo e inestable, muchas veces con tasas negativas, ha fomentado el incremento observado en las tasas de desempleo abierto, y en el empleo informal de baja productividad y remuneración.

América Latina se encontraba en plena fase de aplicación de cambios estructurales, integrándose rápidamente en la economía mundial y llevando a cabo ajustes macroeconómicos, cuando la economía de la región se vio afectada por la crisis financiera internacional iniciada en Asia (1997), y que se propagó posteriormente a otros lugares del mundo. Muchos cambios, como las privatizaciones, quedaron inconcluso; el crecimiento económico se vio interrumpido por un incremento significativo del desempleo y se restringió el acceso a los mercados financieros internacionales a la vez que se encarecía el crédito dada la propensión del riesgo país. Una de entre las diversas consecuencias negativas de esta crisis financiera, fue la relativa paralización y en algunas circunstancias incluso retroceso, del proceso de integración regional.