La transformación demográfica

La población de América Latina se triplicó en los últimos 50 años, pasando de menos de 170 millones de habitantes en 1950 a un total calculado en más de 500 millones en el 200044. Sin embargo, como muestra el Gráfico III, la tasa de crecimiento de la población ha caído sistemáticamente desde los años 60 debido principalmente a la disminución de las tasas de fecundidad. La población de la región está creciendo actualmente a un ritmo de 1,4% al año, es decir, la mitad del crecimiento (2,8%) registrado a finales del decenio de 1950. Otro cambio importante registrado en la región fue el aumento de la esperanza de vida al nacer, debido a una declinación sustancial de las tasas de mortalidad, especialmente la de mortalidad infantil.

GRÁFICO III. POBLACIÓN TOTAL Y TASA DE CRECIMIENTO - 1950-2000

Fuente: Banco Mundial.

La conjunción de estos dos cambios ha tenido un impacto importante en la composición por edad de la población y, por consiguiente, en el crecimiento de la oferta de trabajo (aumento de la población económicamente activa) y en la generación del ahorro interno, entre otros.

En lo que se refiere a la composición por edad de la población, la participación relativa de la población joven (0-14 años), que aumentó en términos relativos hasta mediados del decenio de 1960 (casi 43% de la población en 1966), comenzó a disminuir, llegando a menos de 32% este año. Por otro lado, la participación relativa de la población de entre 15 y 44 años de edad bajó de 43,3% en 1950 a un 41% en 1966, pero volvió a aumentar desde entonces, al alcanzar casi un 49% de la población total. De la misma forma, la población de más de 45 años también amplió su participación relativa en el total de la población en las últimas décadas, pasando de menos de 17% en 1950 a casi 20% en el 2000. Todo ello se puede observar en el Gráfico IV.

GRÁFICO IV. ESTRUCTURA DE EDADES DE LA POBLACIÓN 1950-2000

Al mismo tiempo que crecía la participación relativa de la población en edad activa, también aumentaba la participación de las mujeres. Por ejemplo, la participación femenina en la población económicamente activa en el «gran» Buenos Aires pasó de un 32% en 1976 a un 48% en 1999, en Brasil varió del 37% en 1979 al 56% en 1999, en Colombia de un 42% a un 52% entre 1980 y 1999 y en México se incrementó del 29% en 1984 al 46% en 1999.

La combinación de más mujeres y más jóvenes en el total de la población económicamente activa es un factor que ejerce presión en el mercado de trabajo y, seguramente, tiene como resultado un impacto negativo en las tasas de desempleo y en los niveles de salario real. Para las próximas décadas, se pronostican tasas más bajas de crecimiento de la población económicamente activa. Sin embargo, el ajuste de la oferta de trabajo sólo deberá completarse durante el decenio del 2010.


44 Véase «Desarrollo. Más allá de la Economía. Progreso Económico y Social en América Larina», Cap. II. Informe 2000. BID Washington.
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