Observatorio Economía Latinoamericana. ISSN: 1696-8352
Venezuela


UNA NUEVA APROXIMACIÓN AL COMPORTAMIENTO RECESIVO DE LA ECONOMÍA VENEZOLANA

Autores e infomación del artículo

Moises Mata

UNELLEZ

mataaponte@gmail.com

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RESUMEN
El crecimiento económico venezolano es de naturaleza endógena. El parámetro fundamental de dicho crecimiento es la productividad empresarial asociada a la inversión de capital fijo. Pero esta productividad tiene una trayectoria histórica recesiva. Como consecuencia de ello, una trayectoria histórica similar denota el crecimiento económico venezolano. Cambiar el comportamiento recesivo de la economía venezolana requiere de un gran impulso de crecimiento. Un gran impulso que en el marco geográfico de MERCOSUR, exige como condición inicial de una política de crcimiento hacia afuera. Es decir, de una política industrial basada en la diversificación de exportaciones.
Palabras Clave: Petróleo, Crecimiento, Recesión, Inversión y Productividad.

ABSTRACT
The Venezuelan economic growth is endogenous nature. The fundamental parameter of said business productivity growth is associated with the fixed capital investment. But this productivity is a recessive historical trajectory. Consequently, a similar trajectory denotes Venezuelan historical growth. Change the recessive behavior of the Venezuelan economy requires a great growth momentum. A big push in the geographical context of MERCOSUR, requires an initial condition of a policy crcimiento out. That is, an industrial policy based on the diversification of exports.
Keywords: Oil, Growth, Recession, Investment and Productivity.



Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

Moises Mata (2015): “Una nueva aproximación al comportamiento recesivo de la economía venezolana”, Revista Observatorio de la Economía Latinoamericana, Venezuela, (marzo 2015). En línea: http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/2015/recesion.html


UNA BREVE INTRODUCCION
            La percepción del venezolano común sobre la volatilidad de la economía venezolana es que ésta es producto de la volatilidad  de los precios del petróleo. Al fin y al cabo, dado que Venezuela es un país petrolero, el venezolano común percibe  que las alzas y bajas en el precio del petróleo se traducen directamente en alzas y bajas de la economía.
                 Pero esta manera de mirar el comportamiento de la economía venezolana no solamente es atribuible al venezolano común, también es atribuible a uno que otro economista destacado (ver en particular Leonardo Vera, 2010) quien percibe, entre otras causas, que la recesión económica es “atribuible a la crónica vulnerabilidad a los cambios en los precios del petróleo.”
            Como se demuestra más adelante en este artículo,  la causa de la recesión económica venezolana no es producto de los “cambios en los precios del petróleo.” Por el contrario se evidencia que la “crónica vulnerabilidad de la economía venezolana” es atribuible a los cambios presentados en la eficiencia productiva de la inversión de capital.

PRECIO DEL PETROLEO, RENTA Y CRECIMIENTO
            El precio del barril de petróleo, como el de los bienes y servicios en general, contiene el costo de la remuneración de los asalariados por unidad producida, que en el caso del petróleo se contabiliza como la remuneración de los asalariados por barril producido. En este último sentido (por barriles producidos), la diferencia entre el precio y la remuneración de los asalariados es el margen bruto de ganancias petrolero, el que a su vez contiene el excedente de explotación  por el capital invertido, la depreciación por el uso del capital, y los impuestos a la producción y las importaciones netos de subvenciones.
            Deducidos del margen bruto de ganancias por barril producido los costos de depreciación e impuestos netos, queda como remanente, igualmente expresado en barriles producidos,  el margen neto de beneficios. Este margen o excedente de explotación es igual al precio mínimo rentable de explotación petrolera.  O lo que es equivalente, el precio máximo rentable al costo de oportunidad. Todo precio mayor a este mínimo es excedentario y en cuanto tal genera renta económica. En términos contables la renta económica puede definirse como la diferencia positiva entre los beneficios netos (por unidad producida) y el mayor beneficio neto (por unidad producida) dejado de ganar en inversiones alternativas (ver Call y Holahan, 1985).
            Por extensión bien podemos definir la renta económica petrolera como la diferencia positiva entre los beneficios netos por barril producido y  el mayor beneficio neto por barril producido dejado de ganar en inversiones alternativas. Como los beneficios netos por barril producido es el precio mínimo rentable de la inversión en  petróleo, equivalente al mayor precio dejado de ganar en inversiones alternativas, todo precio de exportación mayor al mínimo rentable es renta económica petrolera.
            La renta económica, por ser un excedente o beneficio extraordinario, adicional al obtenido en condiciones óptimas de producción, generalmente es objeto de regulación estatal; siendo el impuesto a las ganancias extraordinarias o de monopolio el instrumento regulatorio comúnmente usado para tales fines. Otro instrumento regulatorio de las ganancias extraordinarias, comúnmente usado por los Estados propietarios de los recursos naturales no renovables, como el petróleo por ejemplo, es la regalía.    
            De acuerdo a la doctrina, la regalía es un pago que percibe el propietario del recurso natural, generalmente no renovable, por conceder el derecho de explotación de dicho recurso a un tercero. En el caso de la explotación del petróleo venezolano, quien percibe la regalía es el Estado, en virtud de ejercer el derecho de propiedad sobre este recurso natural no renovable. 
            En la tradición fiscal venezolana la regalía es un impuesto de explotación, y en cuanto tal forma parte del costo de producción petrolero. De allí que por barril producido de petróleo, la regalía se exprese en precios a la par que el precio de exportación petrolero (ver PODE, 2003). Sin embargo,  aunque la regalía entendida como impuesto está vinculada a la actividad de explotación petrolera, es un componente  extraordinario de dicha actividad, por cuanto es un pago que estipula y percibe el  Estado, en cuanto propietario del recurso, independientemente de los costos de producción.
            De hecho la regalía se estipula tomando como referencia  la tasa interna de rentabilidad (TIR) de los proyectos de inversión petroleros, incluso cuando es utilizada como  incentivo fiscal para atraer inversión extranjera, como ocurrió por ejemplo en los tiempos de la “apertura petrolera”, en que la regalía llegó a estipularse entre 1%  para proyectos de inversión cuya TIR fuese menor del 12%, y 16,67% para proyectos cuya TIR fuese igual o mayor al 20% (ver César Prieto Oberto, 15/05/05). 
            La particularidad de la regalía es que, en beneficio del Estado, es la imposición de un tributo, y en cuanto tal es una renta contractual que incide directamente en los beneficios excedentarios del petróleo. Es en este sentido que entendemos la denominación de Estado rentista. Igualmente entendemos que tal condición en modo alguno es perversa. Ella es producto de la naturaleza del ingreso fiscal derivado de la imposición de la soberanía tributaria sobre un recurso natural no renovable que es patrimonio de la nación.
            Dicho en breve, la regalía es una renta contractual, mientras que los beneficios extraordinarios son una renta económica. La renta económica es producto de la actividad de explotación petrolera,  mientras que la renta contractual es producto de la soberanía impositiva ejercida por el Estado en cuanto propietario.  La relación entre ambos tipos de renta es que, al no ser producto de la eficiencia productiva de la inversión, son un ingreso neto no ganado. De allí que su obtención o procura se cuestione moralmente. Pero en descargo de la búsqueda estatal de renta, sea menester acotar que por dicho medio el Estado venezolano ha financiado la acumulación pública de capital, especialmente edificaciones y otras construcciones educativas y de salud pública, sin costo alguno para los particulares residentes en el país. 
            Dada la cuota de producción petrolera, la renta económica es producto del precio de exportación. A mayor precio de exportación mayor renta, mientras que a menor precio de exportación menor renta. Hay entre ambas variables una relación directamente proporcional. En el gráfico 1 se describe la relación lineal entre los precios de exportación del petróleo y la renta económica petrolera. La relación lineal es estadísticamente significativa: los precios de exportación del petróleo determinan el 82,99% de la renta económica petrolera.

            La teoría económica enseña que hay una relación lineal significativa entre el precio y la cantidad ofertada de bienes y servicios. En ese sentido, el aumento o disminución de la cantidad ofertada va a depender de los sucesivos aumentos o disminuciones de precios.
            Pero entre el crecimiento de la actividad económica petrolera y los precios del petróleo no existe una relación lineal significativa. Como bien puede verse en el gráfico 2, los cambios porcentuales en el precio del petróleo (incluido productos refinados) determinan el 2,65%  de los cambios porcentuales en el producto interno bruto petrolero (PIB petrolero). Es decir, las variaciones porcentuales en la actividad petrolera no dependen significativamente de las variaciones respectivas en los precios.

            Una explicación posible, plausible en términos microeconómicos, se fundamenta en la condición monopólica del mercado petrolero de la OPEP (organización de países exportadores de petróleo) . En dicho mercado el precio de exportación está determinado por la demanda internacional de crudo y productos refinados, mientras que la producción está determinada por cuotas establecidas por dicha organización para cada uno de los países miembros. En ese sentido, la producción de petróleo es prácticamente invariable ante las variaciones de precios. Un aumento o disminución en los precios del petróleo se traduce en primer término en un aumento o disminución de la renta económica petrolera, por lo que la cuota de producción aumentará o disminuirá dependiendo de la política de maximización de renta de la OPEP.
            En segundo término, la actividad petrolera es una actividad económica importante generadora de renta, pero la renta económica petrolera no es un factor determinante significativo del crecimiento. Conforme se infiere del gráfico 3, los cambios porcentuales en la renta económica petrolera determina el 4,98% de los cambios porcentuales en el PIB total de la economía. Vale decir, el crecimiento económico de Venezuela, contrario a lo que se piensa comunmente, no depende directamente de la renta económica petrolera y sus variaciones.  Como hemos tenido  ocasión de ver en otra parte, la renta incide sobre el crecimiento indirectamente, una vez que se ha transformado en inversión de capital fijo (ver Moisés Mata, 2010).

LA INESTABILIDAD DEL CRECIMIENTO
                   El crecimiento económico venezolano es inestable. Y tal inestabilidad es una constante histórica. Por inestabilidad del crecimiento entendemos la trayectoria irregular del producto interno bruto (PIB) expresada a través de su tasa de crecimiento (Δ PIB/PIB). Y por constante histórica entendemos la presencia de dicha trayectoria a lo largo de series temporales con diferentes años base de referencia.
            El Banco Central de Venezuela (BCV) tiene publicado series temporales del PIB para los años base de 1957, 1968, 1984 y 1997. Cada una de estas series temporales están valoradas a los precios constantes del año base de referencia. Podríamos empalmar las diferentes series temporales y obtener solamente una serie para un año  base determinado. Sin embargo, en virtud de lo que se quiere demostrar, calcularemos la trayectoria del PIB a los diferentes años base.
            La trayectoria del PIB así descrita la tenemos representada en el gráfico 4. Obsérvese que tal trayectoria es en efecto irregular, además de estar presente a lo largo de toda la serie histórica. En el gráfico 4 también se observa que la inestabilidad está asociada al crecimiento en sentido inverso: a mayor crecimiento menor inestabilidad, mientras que a menor crecimiento mayor inestabilidad.
            Veamos esta relación inversa de una manera más detallada: 1951-1968 es el período de mayor crecimiento, con una tasa de crecimiento promedio de 7,0% y una desviación estándar de 3,0%. En el otro extremo, 1998-2010 es el período de menor crecimiento, con una tasa de crecimiento promedio de 2,0% y una desviación estándar de 7,3%. Entre estos dos extremos median los períodos de 1969-1984 y 1985-1997, con tasas de crecimiento promedio igual a 3,0% y una desviación estándar similar de 4,0% y 5,0% respectivamente. Es menester acotar que a través de la desviación estándar  medimos  la volatilidad que le es inherente a la inestabilidad del crecimiento.
           
            Pero si bien en el gráfico 4 se describe la inestabilidad del crecimiento económico venezolano, sin embargo no se describe la causa determinante de tal inestabilidad. Esta se describe en el gráfico 5.
            En este gráfico se muestra la productividad media de la inversión bruta de capital fijo (Δ PIB/IBKF),  conocida técnicamente como la relación producto-capital. La relación producto-capital es un parámetro determinante del crecimiento que nos mide la eficiencia productiva de la inversión. Esta última la podemos clasificar conforme lo hace el BCV en edificaciones y otras construcciones, equipos de transporte, otras maquinarias y equipos, y resto de activos fijos. Cuatro grupos de activos claramente diferenciados en la producción agregada de bienes y servicios.
            La teoría convencional del crecimiento establece que la productividad media de la inversión es constante. Sin embargo, el hallazgo encontrado para la economía venezolana es contrario a tal suposición. La productividad media de la inversión describe una trayectoria similar a la trayectoria del crecimiento. De una parte es irregular y está presente a lo largo de toda la serie histórica, y de otra parte la inestabilidad está asociada a la productividad media de la inversión en sentido inverso.
            A mayor productividad media de la inversión menor inestabilidad, como en el período 1951-1968, en el que la productividad media promedio es de 0,33 y la desviación estándar es de 0,15; y a menor productividad media de la inversión mayor inestabilidad, como en el período 1998-2010, en el que la productividad media promedio es de 0,06 y la desviación estándar es de 0,34.
            Una manera más precisa para determinar el crecimiento la podemos obtener calculando la relación lineal entre la tasa de crecimiento del PIB y la productividad media de la inversión. Esta relación lineal se describe en el gráfico 6.
            El ajuste lineal evidencia una relación directa significativa, equivalente al 86%, entre el crecimiento de la economía y la productividad media de la inversión. Estimo que el 14% restante es explicado por otros parámetros determinantes del crecimiento. Además se evidencia  la tendencia histórica promedio del crecimiento de la economía, equivalente a un 5%,  basado en la productividad media de la inversión bruta de capital fijo.
            Estimo igualmente que esta tendencia histórica promedio del 5% es equivalente a la tasa de crecimiento potencial de la economía venezolana a lo largo de estos 60 años. Comparada en promedio la tasa de crecimiento efectiva con la potencial, bien puede inferirse que el único período de crecimiento efectivo por encima del potencial se corresponde con los años 1951-1968. Para los períodos siguientes (1969-1984, 1985-1997, y 1998-2010), el crecimiento efectivo ha estado por debajo del crecimiento potencial de la economía.  
           
            Lo paradójico de este hallazgo es que para los períodos 1969-1984 y 1998-2010, períodos en los cuales los precios del petróleo han alcanzado su máximo histórico, el crecimiento efectivo de la economía venezolana ha estado por debajo de su crecimiento potencial. De manera tal que los altos precios del petróleo no impulsan a la economía venezolana hacia su crecimiento potencial. En el período 1985-1997, de bajos precios del petróleo, la economía creció efectivamente, como ya hemos visto, a una tasa de 3,0%. Tasa de crecimiento que es igual a la del período 1969-1984, y similar a la del período 1998-2010. Por lo que los bajos precios del petróleo no alejan a la economía venezolana de su crecimiento económico potencial. 
            Conforme se evidenció más arriba, el crecimiento potencial de la economía venezolana depende significativamente de la productividad media de la inversión. Una alta productividad media, como la del período 1951-1968, impulsa a la economía venezolana por encima de su crecimiento económico potencial. Una baja productividad media, como la del período 1998-2010, por el contrario la aleja.
            Se suele asociar una alta y baja productividad de la inversión con una alta y baja tasa de inversión. En el caso de una alta productividad de la inversión la asociación es correcta, pero en el caso de una baja productividad de la inversión la asociación es incorrecta. Tomemos nuevamente por lo contrastante los períodos 1951-1968 (de alta productividad de la inversión)  y 1998-2010 (de baja productividad de la inversión).
             En promedio, en el período 1951-1968 la productividad media de la inversión de 0,33 estuvo acompañada de una tasa de inversión equivalente al 21% del PIB (una alta tasa de inversión y una alta productividad). En el período 1998-2010, por el contrario, la productividad media de la inversión de 0,06 está acompañada de una tasa de inversión equivalente al 27% del PIB (una mayor tasa de inversión pero una menor productividad). Una tasa de inversión un tanto parecida, equivalente al 29% del PIB,  la obtenemos en el período 1969-1984, pero acompañada de una productividad media de la inversión de 0,09 (una alta tasa de inversión y una baja productividad).
            Repensando circunstancialmente la causa de la crisis económica durante ese período, bien pudiéramos atribuírsela desde esta perspectiva a la baja productividad media de la inversión.
            Desde una perspectiva histórica sostengo que el gran impulso de crecimiento de la economía venezolana durante el período 1951-1968, que la sostuvo 2,0% por encima de su tasa de crecimiento potencial, al día de hoy está evidentemente agotado, toda vez que, con una alta tasa de inversión y unos altos precios del petróleo, la tasa de crecimiento efectiva se encuentra 3,0% por debajo de la tasa de crecimiento potencial. Por lo que en el presente histórico la economía venezolana necesita de otro gran impulso de crecimiento, que la haga crecer sostenidamente por encima de su crecimiento económico potencial de 5%. 
            Sostengo igualmente que este gran impulso no se encuentra por sí sólo en unos mayores precios del petróleo ni en una mayor tasa de inversión. Por supuesto que unos mayores precios convertidos en mayor inversión son una condición necesaria, aunque no suficiente, para impulsar el crecimiento. Por lo aquí evidenciado me inclino a pensar que ese gran impulso se encuentra en un mayor uso productivo de la inversión de capital.

PERSPECTIVA DEL CRECIMIENTO
            Venezuela es un país petrolero, no solamente porque en su territorio se explota petróleo, sino porque es su principal producto de exportación. Por lo tanto es su más importante actividad económica generadora de divisas. Sin embargo, en lo que va del presente siglo su importancia económica es poco significativa como actividad  generadora del producto interno bruto (PIB). 
            Ahora bien, que el petróleo sea el principal recurso generador de divisas es una verdad evidente que no amerita comprobación estadística, no así su poca importancia económica como actividad generadora del PIB, lo cual en este caso, al no ser una verdad tan evidente, si amerita de su comprobación estadística. 
            Una muestra de tal comprobación la tenemos representada en el gráfico 7, en el cual se obseva claramente que son cada vez menos los aportes de la actividad petrolera al PIB. Acompaña a este  notorio descenso las exportaciones petroleras netas, cuyos aportes se ajustan a los del PIB petrolero.   
               
            El espacio económico perdido por la actividad petrolera está siendo ocupado por la actividad no petrolera y el consumo final de los hogares (ver gráf. 8). Pero Venezuela sigue siendo un país petrolero.  De cara al resto del mundo la economía no petrolera no genera ni remotamente lo obtenido por la actividad petrolera. Pero también ocurre lo inverso a lo interno de la economía. De cara a la economía nacional el petróleo no genera ni remotamente lo obtenido por la actividad económica no petrolera.
            ¿Dualismo o enclave económico?. Me inclino por lo segundo. Al igual que las minas de El Callao, las de petróleo son una fuente agotable de recursos que se liquidan preferentemente en el mercado internacional. Una vez liquidados se convierten en poder de pago externo, con los cuales las empresas y el gobierno compran en el exterior el capital fijo requerido para el crecimiento.           
                La dotación de capital fijo así adquirida es un factor de crecimiento. Sea menester acotar sin embargo que no todo el capital fijo es de origen importado, hay una alta proporción de capital fijo de origen nacional. Igualmente, no toda la dotación de capital fijo es del sector público, buena parte es del sector privado. Pero la dotación de capital fijo no basta como factor de crecimiento. Al margen de su dotación por sector institucional, el capital fijo amerita ser usado con eficiencia productiva.
            La dotación de capital fijo y la eficiencia productiva son la clave del crecimiento económico. En los modelos teóricos del crecimiento la eficiencia productiva del capital es constante. Sin embargo, la verdad estadística termina imponiéndose a la verdad teórica. En Venezuela, por ejemplo, la eficiencia productiva del capital fijo es variable. Donde tal variabilidad termina imponiéndole el ritmo de inestabilidad al crecimiento económico venezolano (ver cuadro 1).
            Por ser la eficiencia productiva variable, el crecimiento económico también lo es. Desde luego que en dicha variabilidad también influye la dotación de capital, por estar compuesta por activos de  naturaleza técnica diferente. Pero lo más relevante para el crecimiento es el uso productivo eficiente del capital fijo disponible. Donde tal uso productivo depende esencialmente de la habilidad empresarial, tanto pública como privada, para transformar la inversión realizada en incrementos sostenidos del PIB.
        
            De los resultados evidenciados en el cuadro 1 se infiere que tal habilidad empresarial deja mucho que desear: con una dotación de capital promedio de 27%, nada despreciable en términos del PIB, la eficiencia productiva promedio es de apenas 6%.  Una productividad no sólo bastante baja, sino que al día de hoy es la más baja productividad de la inversión que se haya tenido (ver cuadro 2).  Por lo tanto, al multiplicar la dotación de capital de 27% por la eficiencia productiva de 0,06 obtenemos una tasa de crecimiento promedio del 2%. Tasa de crecimiento promedio bastante baja, similar a la tasa de crecimiento de 3% del período 1969-1984. Este período tiene en común con el actual haber sido un período de bonanza petrolera, cuyos recursos seguramente apuntalaron la dotación de capital en un 29%, análogamente nada despreciable en términos del PIB, pero cuyo resultado en términos de eficiencia productiva, al igual que en el actual período, es bastante bajo (9%).
            La baja eficiencia productiva en ambos períodos, que de nuestra parte se la atribuyo a la escasa habilidad empresarial para transformar la inversión realizada en incrementos sostenidos del PIB, es lo que explica sus respectivas bajas tasas de crecimiento.
            Pero no siempre la escasa habilidad empresarial explica por sí sóla la baja tasa de crecimiento. En el período 1985-1997 se obtuvo una tasa de crecimiento del 3% con una dotación de capital y eficiencia productiva equivalentes (16%). Aunque la eficiencia productiva es comparativamente alta, aunque no lo suficientemente alta como para sostener una mayor tasa de crecimiento, la dotación de capital fijo es comparativamente baja. En esta baja dotación de capital fijo, junto con la escasa habilidad empresarial para transformar la inversión realizada en incrementos sostenidos del PIB,  encontramos la explicación de la baja tasa de crecimiento en dicho período. Un sencillo ejercicio numérico quizás nos ayude en la explicación.
           
            Si a la eficiencia productiva de 0,16 le multiplicamos por ejemplo la dotación de capital de 29% (la más alta dotación de capital), el resultado en términos de crecimiento económico es de un 5%, esto es, mejora el crecimiento económico en un 2%. Con base en este resultado podríamos entonces concluir que la baja tasa de crecimiento de ese período es producto de la baja dotación de capital. Pero si a esa baja dotación de capital del 16% le multiplicamos la eficiencia productiva de 0,33 (la más alta eficiencia productiva), el resultado en términos de crecimiento económico es similar, es decir, la tasa de crecimiento obtenida es de un 5%, por lo que el crecimiento económico mejora en un igualmente 2%. Producto de este resultado se podría concluir entonces que la baja  tasa de crecimiento de ese período es producto de la baja eficiencia productiva. Por lo tanto, la baja tasa de crecimiento es producto de la combinación de una baja dotación de capital y una baja eficiencia productiva.
            Podría no obstante argumentarse que la baja eficiencia productiva fue producto de la baja dotación de capital. Sin embargo, tal argumentación sería errónea. Aunque la dotación de capital y la eficiencia productiva están asociadas, la derivación de la primera es independiente de la segunda. La dotación de capital mide el gasto de inversión destinado por las empresas (públicas y privadas) en la adquisición de capital fijo. Tal inversión en capital fijo es la inversión realizada para producir. Por el contrario, la eficiencia productiva mide la capacidad empresarial para producir.
            Dicho en términos de oferta y demanda: la dotación de capital traduce la demanda realizada en inversión, mientras que la eficiencia productiva traduce la oferta realizada por la inversión. De esta interacción resulta el crecimiento económico.
                Contrasta notablemente con los anteriores los resultados obtenidos para el período 1951-1968. En este período la tasa de crecimiento es de un 7%, producto de la interacción entre la nada despreciable dotación de capital de un 21% y la alta eficiencia productiva de un 33%. Ubicándonos en una perspectiva histórica, sostengo que el impulso económico durante ese período, inicial en lo que corresponde a la trayectoria del crecimiento, se agotó definitivamente. A tal punto que la bonanza petrolera del período siguiente no logró sostenerlo y la de nuestros días no logra reanimarlo.
            De por sí durante los períodos de bonanza petrolera, el resultado económico promedio en términos de eficiencia productiva y crecimiento es muy bajo. ¿Maldición petrolera o escasez de innovación? Dado los resultados obtenidos en términos de alta dotación de capital y baja eficiencia productiva, me inclino por la escasez de innovación. No es precisamente la carencia de capital la causa del bajo crecimiento económico durante los períodos de bonanza petrolera. Como ya lo hemos indicado, la causa reside en la escasa habilidad empresarial para transformar la inversión realizada en incrementos sostenidos del PIB.
            Mirado a través de las cifras da la impresión de que la venezolana es una economía condenada al estancamiento, que no logra romper la barrera del crecimiento promedio del 3%. Sin embargo, en el  período de impulso económico inicial se obtuvo un crecimiento promedio mayor, específicamente del 7%, similar al crecimiento sostenido de una economía emergente como Brasil, por ejemplo, muy de moda por estos días.    
            En lo que va del presente siglo, el país cuenta con una inversión realizada promedio, nada despreciable,  por el orden del 27% del PIB. Esta inversión realizada requiere con urgencia de talento empresarial para el mejoramiento de las técnicas productivas y la elaboración de productos nuevos. Ya pasó el tiempo de la Orimulsión y de la Harina precocida. Estamos en los tiempos, requeridos con urgencia, de un nuevo impulso económico, que nos lleve de vuelta a la senda de crecimiento promedio del 7%.

UNA BREVE CONCLUSION
            Hasta antes de que el Zumaque 1 hiciera su aparición en la escena económica del país, Venezuela era una economía tradicional. El valor de sus exportaciones se basó primeramente en el cacao y posteriormente en el café, durante un largo período que data desde la colonia hasta los primeros 84 años de vida republicana. Pero a partir de 1914 el valor de las exportaciones cambia repentinamente y junto con ello el poder económico del Estado.
             A partir de entonces, al tener las exportaciones de petróleo un mayor valor comercial que las exportaciones de café, y al ser el Estado el único propietario de los yacimientos y no así los particulares, le confieren estos dos eventos al Estado una muy particular cualidad económica, a saber: la formulación del presupuesto público con base en el ingreso de un recurso del cual es el único propietario.
            Por supuesto que antes de la nacionalización los ingresos recaudados por el Estado entran en disputa con los ingresos generados por las compañías concesionarias.  Pero tales disputas, que abarcan una larga trayectoria jurídica no sin sus altibajos, finalmente se resuelven con la nacionalización petrolera en enero de 1976. Una vez nacionalizada la industria ya no hay más concesiones. La industria petrolera queda bajo el control total del Estado. La dimensión económica que adquiere el Estado a partir de la nacionalización es por consiguiente enorme. 
            Este inmenso poder económico le ha permitido al Estado modelar la economía nacional a su antojo. Formulado en los diversos planes de la nación con diferente significado ideológico (desde el Programa de Febrero de 1936 hasta el más reciente Plan de la Patria), todos tienen en común incentivar el aparato productivo con la ayuda del Estado.  Tal ayuda estatal, edificada sobre la base del subsidio petrolero (divisa barata), ha facilitado la importación de los bienes de capital requeridos para la  producción interna. Tal importación subsidiada de equipo de capital ha posibilitado el desarrollo de la economía no petrolera.
            Pero el desarrollo de la economía no petrolera no ha dependido del más o menos subsidio a las importaciones otorgado por los gobiernos. Vale decir, no ha dependido del más o menos subsidio petrolero otorgado por los gobiernos a través  de la política cambiaria. Curiosamente, este desarrollo ha dependido de la mayor o menor eficiencia productiva en el uso empresarial de los bienes de capital importados. La eficiencia productiva de tales recursos no ha sido constante. Por el contrario, ésta ha sido irregular y con una clara tendencia recesiva. Por otra parte la economía petrolera no escapa de esta tendencia recesiva. No solamente son cada vez menos los aportes del sector petrolero al conjunto de la economía, sino que además la producción petrolera ha mermado considerablemente.
            Este mal desempeño productivo de la economía venezolana no se resuelve con una vuelta a la política de sustitución de importaciones. La razón es simple de entender. El tamaño de la economía venezolana es demasiado pequeño si lo medimos en términos de la capacidad real de compra de la población. El que el tamaño sea pequeño tiene una doble consecuencia: i) limita la capacidad de absorción de los posibles bienes sustitutos, y ii) limita la capacidad de poducción de la industria sustitutiva de importaciones.
             La insistencia gubernamental en la política sustitutiva de importaciones contradice su vocación integracionista. Es menester recordar que Venezuela ahora es MERCOSUR, por lo que su economía cuenta con un mercado de mayor tamaño. Este mayor tamaño del mercado potencia los beneficios económicos derivados del comercio. Por tanto, la diversificación de exportaciones debería ser la política a seguir.

REFERENCIAS
            Call y Holahan (1985). Microeconomía. Grupo editorial Iberoamérica, pág.488. Mata, Moisés: “El crecimiento económico venezolano reciente” en   
              Observatorio de la Economía Latinoamericana N° 139, octubre 2010. Texto 
              completo en www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
              ------------------ "El comportamiento recesivo de la economía venezolana" en
              Observatorio de la Economía Latinoamericana Nº 175, noviembre 2012. Texto
              completo en http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ve/
              Oberto, César Prieto (15/05/05)   “Venezuela  y  la  regalía  petrolera”,  en
              www.petroleumworld.com.ve
              Vera,  Leonardo (2010).  Venezuela:  anatomía  de  una  recesión  profunda  y           
              prolongada, en Revista Nueva Sociedad, N° 228, julio-agosto.


Recibido: 03/02/2015 Aceptado: 09/03/2015 Publicado: Marzo de 2015

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