La "tragedia de los comunes" y el origen del derecho



En 1968, un biólogo llamado Garrett Hardin publicó en la revista Science un artículo llamado "The Tragedy of the Commons". Los artículos como ése suelen recibir el nombre de "seminales" porque actúan como una pequeña semilla que se convierte en frondoso árbol de múltiples ramas. Hoy día se pueden contar por miles los artículos científicos y libros de economía en los que se trata de analizar "La tragedia de los comunes". 

Podemos empezar describiendo el mismo escenario que presentó Hardin: una aldea en la que cada familia es propietaria de su ganado, pero comparten en común los pastos. Todas las familias llevan sus animales a pastar a los terrenos comunes. Ninguna está estimulada a cuidar los pastos, a procurar que no se agoten o se estropeen, a controlar o reducir el uso que hace su ganado de esos bienes comunales. 

El problema es el mismo de los "bienes públicos" o "los recursos naturales de propiedad común" y formalmente puede ser descrito con el modelo del "dilema del prisionero". Hay dos estrategias posibles, cuidar los comunes o no cuidarlos. El orden de preferencias para cada uno de los jugadores es: 

1º (Lo más preferido) Que los demás sean cuidadosos con las propiedades comunes y yo no. 

 2º Que todos seamos cuidadosos. 

 3º Que ninguno cuidemos de las propiedades comunes. 

 4º (Lo menos preferido) Que yo sea cuidadoso y los demás no. 

Estas fueron sus palabras

"Imagine un pastizal abierto para todos. Es de esperarse que cada pastor intentará mantener en los recursos comunes tantas cabezas de ganado como le sea posible. (...)

Como un ser racional, cada pastor busca maximizar su ganancia. Explícita o implícitamente, consciente o inconscientemente, se pregunta, ¿cuál es el beneficio para mí de aumentar un animal más a mi rebaño? Esta utilidad tiene un componente negativo y otro positivo.

1. El componente positivo es una función del incremento de un animal. Como el pastor recibe todos los beneficios de la venta, la utilidad positiva es cercana a +1.

2. El componente negativo es una función del sobrepastoreo adicional generado por un animal más. Sin embargo, puesto que los efectos del sobrepastoreo son compartidos por todos los pastores, la utilidad negativa de cualquier decisión particular tomada por un pastor es solamente una fracción de -1.

Al sumar todas las utilidades parciales, el pastor racional concluye que la única decisión sensata para él es añadir otro animal a su rebaño, y otro más... Pero esta es la conclusión a la que llegan cada uno y todos los pastores sensatos que comparten recursos comunes. Y ahí está la tragedia. Cada hombre está encerrado en un sistema que lo impulsa a incrementar su ganado ilimitadamente, en un mundo limitado. La ruina es el destino hacia el cual corren todos los hombres, cada uno buscando su mejor provecho en un mundo que cree en la libertad de los recursos comunes. La libertad de los recursos comunes resulta la ruina para todos."

Garret Hardin: "The Tragedy of Commons" en Science, v. 162 (1968),

De nuevo aquí falla el mercado; "la mano invisible" de Adam Smith nos dirige por mal camino; la mejor estrategia para cada familia, hagan lo que hagan los demás, es no ser cuidadosa. El resultado de ello será para todas ellas peor que si todas fuesen cuidadosas. La expresión "la tragedia de los comunes" alude al destino inexorable al que parece estar condenado cualquier recurso de propiedad compartida. 

El éxito de la expresión "la tragedia de los comunes" es posible que sea debido a que propone de forma muy clara y casi intuitiva las dos posibles soluciones para ordenar el acceso de los ganados a los prados: 

PROPIEDAD PRIVADA: el prado se divide en parcelas. A cada familia se asigna el DERECHO al uso exclusivo de una parcela. Cada familia estará entonces estimulada a cuidar de su parcela, a explotar los recursos de la forma más eficaz. 

PROPIEDAD PÚBLICA: Las autoridades de la aldea establecen leyes que regulan el uso y cuidado de la parcela común, organizan un sistema de vigilancia y policía para imponer su cumplimiento y castigar las infracciones. 

En cualquier caso, la solución a "la tragedia de los comunes" parece ser un claro origen del derecho privado y público que incluso podemos fechar como el momento del inicio de la economía neolítica. Ciertamente el problema no era perceptible en el sistema de economía paleolítica, de las pequeñas bandas de cazadores - recolectores. El problema, y sus diversas soluciones, aparecen solo cuando se inicia la convivencia estable en el mismo territorio de distintos grupos familiares. 

Podemos fechar el comienzo, pero no el final. Los actuales problemas de la contaminación ambiental o de las especies animales en peligro de extinción son manifestaciones modernas de la vieja tragedia. Podemos llegar a pensar que el desarrollo de la economía y la sociedad consiste precisamente en la organización de la explotación de recursos comunales. Sea cual sea la solución, derecho privado o público, la sociedad se dota cada vez de normas más complejas que permiten una explotación más eficiente de los recursos. El grado de desarrollo de una sociedad puede medirse por la complejidad de sus normas y derechos o por la eficacia que ha conseguido en la explotación de sus recursos. 

La polémica eterna de la ciencia económica, estado o mercado, queda aquí desnuda de otras connotaciones para mostrarse solo como soluciones alternativas para la explotación racional de los recursos. Y esa desnudez no permite ninguna respuesta o receta universal. La solución más eficaz será en unos casos la propiedad pública y en otros la propiedad privada. Y ante el mismo tipo de recurso es posible que en un país sea más eficaz una solución y en otro país lo sea la otra. E incluso es posible que el mismo recurso en el mismo país sea explotado con más eficacia en un momento de la historia de una forma y en otro momento de otra forma diferente.