Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


FIDEL, UN PARADIGMA DE COMUNICADOR PARA LA JUVENTUD CUBANA

Autores e infomación del artículo

Greccy Castro Miranda*

Tayla Flor Boffill de la Cruz **

Valia Arianni Pérez Acosta ***

Universidad De Las Tunas. Cuba

greccycm@ult.edu.cu

RESUMEN
El presente artículo responde a la línea de investigación Competencias interpersonales del proyecto de investigación Competencias de dirección en educación, que se desarrolla en la Universidad de Las Tunas, Cuba. Aborda la relevancia que tiene Fidel como ejemplo de comunicador para la juventud cubana. Es innegable el papel que ha jugado la figura de Fidel para la juventud cubana, su ejemplo es muestra de lo más valioso que se pudiera heredar. Tal significación se sustenta en una trayectoria nutrida de raíces martianas, que permite descubrir como uno de los hilos conductores a su comunicación en función de la educación de las nuevas generaciones como instrumento de transformación social. El objetivo radica en reflexionar sobre la importancia que tiene Fidel como paradigma de comunicador para la juventud cubana, especialmente a través de su comunicación. Se parte de caracterizar la situación social del desarrollo de la etapa de la juventud. Se utilizaron métodos como análisis síntesis, inducción deducción, histórico lógico, estudio de documentos, encuesta, entrevistas.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Greccy Castro Miranda, Tayla Flor Boffill de la Cruz y Valia Arianni Pérez Acosta (2018): “Fidel, un paradigma de comunicador para la juventud cubana”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (febrero 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2018/02/fidel-comunicador-cuba.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1802fidel-comunicador-cuba


INTRODUCCIÓN
Una caracterización general de la juventud apunta a recordar que es muy difícil poder generalizar edades estándares de inicio y culminación de la etapa juvenil; téngase en cuenta el criterio que afirma que las “(…) fronteras [entre la adolescencia y la juventud] son sociales antes que meramente etarias; están socialmente construidas y, por lo tanto, varían histórica, geográfica y culturalmente” (Urresti, 2000 apud Erausquin, 2013). No obstante, se puede llegar a establecer ciertas regularidades ontogenéticas, rasgos generales que tipifican la edad juvenil 1.
Como etapa superior del desarrollo psíquico, en ella concurren, se afianzan, se estabilizan y se perfeccionan las principales adquisiciones logradas en etapas precedentes, con énfasis en la inmediata inferior: la adolescencia. Destacan entre estas neoformaciones el pensamiento conceptual, como forma superior del pensamiento, y la restructuración de todos los demás procesos cognoscitivos.
En la juventud la Situación Social del desarrollo (SSD) se caracteriza por la existencia de un gran número de deberes y exigencias sociales, entre las que se destaca la necesidad que tiene el joven de determinar2 su futuro dentro de la sociedad. Entre los más relevantes se encuentran la madurez civil con la obtención del carné de identidad, el derecho al voto, la incorporación a organizaciones sociales y políticas, el poder iniciar una vida laboral, la posibilidad de ser juzgado por las leyes que rigen en el país, así como de contraer matrimonio. Por consiguiente, al incrementarse las exigencias o derechos, se incrementan también los deberes y responsabilidades, que deben ser asumidos con igual independencia. La independencia en esta edad debe verse de manera relativa, pues muchos jóvenes aún no cuentan, como es lógico, con independencia económica, viven con sus padres, o no muestran actitudes independientes para asumir tareas propias de una organización autónoma como lo es la FEU, por ejemplo.
La selección de la profesión o de la actividad laboral emerge como tarea de vital importancia, pues constituye la selección de su camino en la vida; pero esta no surge al final de la edad, sino que se va perfeccionando a lo largo del tránsito por la misma. Este rasgo tipifica la Situación Social del Desarrollo de esta edad.
La elección de la profesión o actividad laboral constituye el camino determinado de la vida, la búsqueda de un lugar determinado en el proceso social de producción, la total inclusión de uno mismo en la vida de un todo social, sobre la base de su definición de su vocación y de la selección de su ocupación fundamental de la vida. (Vigotski apud Bozhovich, 1987:305)
La elección de la futura profesión o el desempeño de una determinada actividad laboral constituyen rasgos característicos y a la vez segmentadores de la edad, pues ambos ocupan un lugar elevado en la jerarquía motivacional y permiten determinar diferencias de tipo sociológico y también económico, que se reflejan de variadas formas en la subjetividad de los jóvenes.
En esta edad aparece la elaboración consciente por parte del joven de los principales contenidos de su motivación; las necesidades, por un lado de independencia y autoafirmación (que se desencadenan en la adolescencia) y, por otro, de consolidación del pensamiento conceptual teórico, provocan el surgimiento de la concepción del mundo, proceso que constituye condición fundamental y, a la vez, contenido del desarrollo de la edad juvenil, donde alcanza un nuevo nivel cualitativo la unidad de lo cognitivo y afectivo en la personalidad. La concepción del mundo, además, apunta al establecimiento de la cosmovisión particular, la elaboración de juicios, valoraciones, puntos de vista individuales acerca de la política, la religión, la moral, la ciencia, la vida social, entre otros.,.
Esta neoformación como proceso también viene gestándose desde etapas anteriores y, en particular, por la formación del pensamiento conceptual que se produce en la adolescencia. Respecto de la formación de conceptos señala Vigotski que tiene lugar una restructuración de todo el contenido del pensamiento, el cual se dirige hacia aspectos nuevos de la actividad, que se constituye en premisa para el surgimiento de la concepción del mundo y que alcanza su punto culminante con la necesidad de autodeterminación (que se manifiesta no solo con la elección de la profesión, sino también en el interés de querer hacer cosas útiles, provechosas, de beneficio social como búsqueda del sentido de su existencia).
La actividad intelectual adquiere un matiz afectivo especial, vinculada a la autodeterminación y a su aspiración de elaborar su propia concepción del mundo. Precisamente es esta aspiración afectiva, y no las operaciones intelectuales por sí solas, la que crea la peculiaridad del pensamiento en esta edad. Para el joven el estudio adquiere una connotación especial, pues apunta a su formación científica para enfrentar una profesión u actividad laboral y también para enfrentar su vida personal, para resolver conflictos. De ahí que aparezcan en esta etapa las manifestaciones de un pensamiento científico donde el joven no solo da soluciones a problemas, sino que también es capaz de hallarlos y plantearlos, y en este sentido se hace importante la tarea del docente, que debe propiciar el discernimiento, la asunción de posturas ante hechos o fenómenos contradictorios, de una manera activa, reflexiva.
De esta forma, en la juventud se produce un proceso de crecimiento cognitivo, pues representa una época de descubrimiento intelectual y de crecimiento personal. Se intensifica la atención voluntaria (el joven se concentra en lo que le interesa y también en todo aquello que considere importante), de ahí que las actividades se conciban con una buena organización. La percepción se orienta hacia lo esencial, impregnada por el desarrollo de la observación y la profundización del pensamiento teórico-reflexivo. Se producen grandes avances en el desarrollo de la memoria 3 voluntaria, utilizan conscientemente y con mayor frecuencia métodos especiales como son los que promueve la memoria racional con los recursos mnemotécnicos, que facilitan el logro de una memorización buena, rápida y con sentido.
Aparecen cambios respecto a la autorreflexión, que significan a su vez un cambio de orientación radical de la realidad externa a la interna. Se intensifica su visión crítica de la realidad, la distancia entre lo posible y lo real lo acerca más a avanzar hacia lo posible. El desarrollo de sus habilidades metacognitivas trae consigo que se interese por el juicio crítico de las demás personas hacia él.
Todo el sistema de necesidades, motivos y aspiraciones, se integra a la concepción de mundo. Esta, además, permite al joven estructurar el sentido de su vida, también llamado proyecto de vida. Este aspecto en particular también es decisivo en la edad, lo que conduce a que el joven actúe con madurez, se vayan perfeccionando sus rasgos de carácter, su conducta se torne más estable y normativamente adecuada, se plantee objetivos a corto, mediano y largo plazo, etcétera. 
Aspectos psicológicos también importantes en la edad juvenil son los que atañen a la moral y los ideales, como un salto cualitativo en la asimilación del contenido y de las formas de la conciencia social.
De la heterocronología emanan las principales contradicciones de la psicología de los jóvenes. En esta edad el desarrollo físico no tiene un ritmo tan acelerado como en edades anteriores y el peso corporal aumenta; continúa el proceso de osificación del esqueleto, el cual debe concluir aproximadamente entre los 24 y los 25 años; y los músculos incrementan la fuerza, lo que repercute especialmente y de manera positiva en la capacidad física de la fuerza. Un aspecto importante de la edad es que concluye el desarrollo del sistema nervioso central, mejorando significativamente la actividad analítico-sintética del cerebro, aumentando así mismo la masa encefálica, haciendo más compleja su estructura y propiciando un perfeccionamiento de los procesos nerviosos de inhibición y excitación.
En la edad juvenil se producen cambios de trascendencia como el surgimiento de la madurez sexual y, en consecuencia, la creación de las condiciones para el matrimonio y la reproducción. La inestabilidad de la pareja propia de la adolescencia tiende a desaparecer en la juventud, por las influencias que ejerce en primer orden la madurez, pero también el matrimonio y los proyectos de vida en pareja, afianzados tras el nacimiento de los hijos, entre otros. Según encuestas recientes, el empleo del tiempo libre por parte de los jóvenes oscila entre compartir con los amigos y la familia, practicar deportes, ver televisión u otros medios, y en algunos casos leer; de ahí que en este último aspecto se hace necesario un replanteo de la labor de la escuela para lograr mayores motivaciones por la lectura como vía insustituible para acceder a la cultura.
En este período la familia de origen ya no ocupa el lugar fundamental que tenía en las etapas anteriores. El joven es más independiente y el papel que juega la familia es más bien de consejera y orientadora. Ya el joven está en capacidad de tomar sus propias decisiones y responsabilizarse con su vida. De esta forma, el incremento de la madurez y el autocontrol en esta etapa se expresan en relaciones más activas y afectivas. Las amistades ocupan lugares cimeros, se reducen cuantitativamente mediante un proceso paulatino de selección, y tienden a valorarse afectivamente por su estabilidad; además, por el nivel de comprometimiento, basado en la crítica constructiva y objetiva, los asuntos o aspiraciones comunes, la tolerancia, entre otros.
En la juventud también aumenta la complicación y profundización de las vivencias emocionales expresadas en el control y la regulación, disminuyendo la impulsividad y aumentando la estabilidad de los estados de ánimo ante hechos casuales. Es este un período propicio para potenciar el trabajo grupal en la enseñanza y en otras actividades extradocentes, todo lo cual contribuye a enriquecer y estabilizar la vida emocional de los jóvenes.
En el nivel afectivo emergen sentimientos contradictorios (amor vs odio, soledad vs acompañamiento, incomunicación vs comunicación), se ansía ser comprendido, pero se rechaza a quien descubra las debilidades afectivas. Es en este contexto donde surgen sentimientos antes desconocidos como el amor heterosexual y la amistad, cuya base es la intimidad, tanto el amigo como el ser amado responden a la búsqueda del “otro yo”, de esa alma gemela con la cual compartir las dudas, las alegrías y las penas.
La edad juvenil es una etapa donde las personas miran su presente y se proyectan al futuro. La escuela alcanza las dimensiones del lugar que los prepara para la vida, para el trabajo, para el desempeño de un rol social importante y determinante en sus vidas. Sus intereses y aspiraciones giran alrededor de su elección y preparación profesional futura.
A nivel social se produce uno de los cambios más significativos, la lucha por la autonomía, por el derecho a elegir sus propios caminos, sus propias metas. Esta lucha por conquistar su autonomía marcha aparejada de lograr también otro rasgo importante: su identidad. Es por este motivo que en este periodo se producen los enfrentamientos a figuras antes indiscutibles como los padres y los maestros. En este afán de ser él mismo, también busca insistentemente modelos sociales a quienes seguir, admirar, lo que conduce a que se formen ciertos conceptos de personalidades a imitar y seguir, por ejemplo.
En esta etapa adquiere mayor importancia la imagen que tiene de sí el joven, su autoestima, que guarda relación con su seguridad emocional y con su capacidad volitiva y que, sin dudas, condiciona su autodeterminación. En el caso de la autoestima debe evitarse que el joven adquiera una sobrevaloración o, en su defecto, una valoración negativa de sí mismo, pues ambos extremos son perjudiciales para el desarrollo de la personalidad. En este sentido juegan un papel importante la familia, la escuela, el grupo.
En su relación con la autodeterminación, la valoración de sí mismo trae aparejada también la comparación con los otros, el distinguirse, diferenciarse, que impulsan su conducta y actividad, sus intereses y convicciones a partir de una meta trazada. El joven debe poseer plena conciencia en el aspecto afectivo y volitivo y conducir su actuación coherentemente a partir de sus convicciones, juicios, principios, de los valores que encarna y que sustentan la sociedad en la que se desarrolla. Debe revelar en su comportamiento un adecuado nivel de desarrollo individual con alcance social, a partir de la regulación personológica que lo obliga a desarrollar sus potencialidades personológicas en la organización de su comporta­miento individual. Este proceso se ve favorecido con el ejercicio, desde etapas previas, de toma de decisiones y realización de tareas independientes.
El nivel de desarrollo alcanzado en el proceso de autorregulación del comportamiento en esta etapa, posibilita el desarrollo de la capacidad de plantearse tareas de autoperfeccionamiento.
De manera general, en la edad juvenil, al ser otras y mayores las exigencias, la tríada escuela-familia-sociedad adquiere un papel de relevancia y debe propiciar que el sistema de influencias educativas conduzca al desarrollo pleno del joven, a través de la comunicación4 . La familia continúa con su papel orientador sin perder su status de primera escuela, con toda la responsabilidad que esto encierra; pero la escuela debe influir también en esta.
Las exigencias de la educación deben favorecer en primer lugar la comunicación maestro-alumno y alumno-alumno como marco facilitador de las motivaciones. Debe propiciar la independencia, la autovaloración, la toma de conciencia social y de partido ante el medio. La educación debe conducir al joven a sentir la necesidad de autorrealizarse, a cumplir los objetivos y metas trazados como parte de su proyecto de vida, al compromiso social, a formarse con una cultura general e integral que les permita interactuar coherentemente con el medio y también influir en su transformación.
El proceso de enseñanza-aprendizaje debe propiciar el actuar con responsabilidad, la autorregulación y la autoconciencia; debe estar dirigido también a la formación de conceptos esenciales, como manifestación esencial de la relación entre el pensamiento y el lenguaje y en su relación con la cultura, visto el lenguaje (la palabra) como vehículo de transmisión de esta y elemento de identidad.
Los que tenemos la responsabilidad de instruir y educar, de desarrollar la personalidad de los jóvenes, no podemos perder de vista sus características generales ni tampoco sus rasgos individuales, pues cada personalidad es única e irrepetible y se va formando en el camino de la vida. De ahí que los jóvenes necesiten de la función orientadora de la institución escolar, de un coherente sistema de influencias que completa la familia y la propia sociedad, que contribuya a formarlos como personas íntegras (y también comunicadores competentes), a partir de la educación y la instrucción, para que sean capaces de cumplir con su objeto social de una manera eficaz. 
Es por esta razón que el objetivo de este trabajo radica en reflexionar sobre la importancia que tiene Fidel como paradigma de comunicador para la juventud cubana.
DESARROLLO
La juventud cubana desempeña un papel de extraordinario valor, como no lo ha hecho ninguna otra juventud, en la educación y en la defensa del país. Los jóvenes expresan sus valores de altruismo, valentía, modestia, sacrificio, solidaridad, valores éticos y morales y responsabilidad.
Las nuevas generaciones, llenas de retos y desafíos, buscan lograr marcar una pauta en la historia de Cuba. Los jóvenes cubanos tienen planteada una batalla ideológica fuerte, mantener los logros de la Revolución Cubana en los sectores de la educación, la salud, el aumento progresivo de la economía, entre otros.
El Comandante en Jefe de la Revolución Cubana siempre tuvo presente a los jóvenes. La interacción entre las nuevas y las viejas generaciones siempre fue fundamental para el desarrollo del país; de ahí que expresara en la entrega de la fortaleza militar al Ministerio de Educación en Holguín, el 24 de febrero de 1960:
“Y en eso es en lo que más debemos pensar: en los niños de hoy, que son el pueblo de mañana.  Hay que cuidarlos y velar por ellos como los pilares con que se funda una obra verdaderamente hermosa y verdaderamente útil”. (Castro, 1960)
Fidel siempre tuvo fe en los jóvenes y se planteó disímiles objetivos. Uno de ellos es ¿Cómo lograr que esta juventud tuviera valores revolucionarios, altruista, de sacrificio, de una ética y moral elevada? expresó el 13 de marzo de 1962, en el Parque Central de Melena del Sur:
“¿Y qué juventud queremos? ¿Queremos, acaso, una juventud que simplemente se concrete a oír y a repetir? ¡No! Queremos una juventud que piense (…) una juventud que aprende por sí misma a ser revolucionaria, una juventud que se convenza a sí misma, una juventud que desarrolle pleidnte su pensamiento”. (Castro, 1962)
En Cuba, siempre ha sido prioridad la atención a esta esfera de la sociedad y la confianza de Fidel en los jóvenes. En respuesta al Mensaje de la Juventud Comunista, en 1962, el líder histórico de la Revolución comentó:
“Creer en los jóvenes es ver en ellos, además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la Patria, fe en la Patria! ¡Amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas!”. (Castro, 1962)
Fidel contribuyó a una nueva forma de hacer política dentro de la Revolución cubana y fue un gran comunicador. Se ocupó de los problemas que enfrentaba Cuba. Luchó por la defensa de los derechos humanos, y el acceso a la salud, la educación, la cultura, el deporte, defensa de la libertad de expresión, además de establecer una sociedad donde priman la igualdad racial y de género.
FIDEL UN PARADIGMA DE COMUNICADOR PARA LA JUVENTUD CUBANA
La influencia de la comunicación en el desarrollo de la personalidad es indiscutible, esta refleja la necesidad objetiva de los hombres de asociación y de cooperación mutua, y es también condición del desarrollo de la individualidad, originalidad e integridad de éstos. Cuando se aborda el estudio de los grupos se destaca también que la correcta comunicación constituye un elemento aglutinador de sus integrantes, es un indicador del desarrollo grupal que favorece el crecimiento de estos.
A través de la comunicación se realiza el perfeccionamiento psíquico del hombre, su enriquecimiento espiritual. Con su ayuda tiene lugar la interacción adecuada entre las personas en el desarrollo de la actividad conjunta, la transmisión de experiencias, de hábitos, así como la aparición y satisfacción de necesidades espirituales. Castro (2016, p.6)
La comunicación tiene un lugar especial y específico en la formación de la personalidad, es la vía esencial de su determinación social. Encierra gran significación y extraordinaria riqueza emocional, sus manifestaciones trascienden su contenido verbal y tienen una relativa autonomía frente a él.
Se puede entender, por tanto, que, sin comunicación, la personalidad no se desarrolla, por lo que constituye un elemento inseparable para el establecimiento de características generales que la determinan y, a su vez, para el desarrollo personológico de cada sujeto.
En este sentido, Castro (2014, p. 2) expresó que:
“Para el desarrollo de la personalidad es indispensable educar la capacidad comunicativa del sujeto, que constituye un sistema facilitador de la individualización; por tanto, su desarrollo supone tomar decisiones, elaborarlas, concienciar estrategias, organizar la comunicación con el otro, construir lógicas personales en los distintos sistemas en los que el sujeto participa, etc. Procesos todos susceptibles de aprendizajes, los cuales se entrenan en diferentes relaciones participativas que estimulen la independencia y la autodeterminación, para así fomentar concepciones generales de que la vida y el conocimiento son espacios abiertos, portadores de múltiples alternativas de integración y respuestas, ante las cuales el sujeto tiene que asumir la responsabilidad de su camino personal.”
En el plano individual la comunicación desempeña un papel diferente en cada etapa del desarrollo ontogenético del individuo. En el plano personal incluye la planificación desarrollo de actividades conjuntas, la transmisión y aceptación de normas, la satisfacción de necesidades, entre otros elementos. En el plano social se concibe como fenómeno subjetivo y extraindividual a la vez.
Fidel es de esos hombres excepcionales del presente y de la historia en el que se conjugan humanismo, solidaridad, visión de futuro, valentía sin límites, liderazgo indiscutible, a la vez de ser uno de los más grandes paradigmas de Cuba y de todos los pueblos del mundo.
Fidel ha estado siempre en la primera trinchera, sin escatimar riesgos para su vida, esfuerzos encomiables y dedicación permanente. Fidel significa aliento y esperanzas para su pueblo y la humanidad, incluidos aquellos donde han primado las circunstancias más adversas.
Ha tenido la virtud de revertir aflicciones en verdaderos triunfos, y sus promesas las ha cumplido y se han hecho realidad por su perseverancia, inteligencia, tenacidad, y esa fidelidad permanente que hace honor a su nombre.
Su palabra y excepcional pluma han sido dos de sus principales armas para enseñar y alertar, además de poner en el lugar que les corresponde a los poderos opresores de los pueblos y enemigos de la paz, la soberanía y la independencia.
Fidel, educador social y comunicador por excelencia, conocedor de los misterios imprescindibles de la oratoria. A lo largo de su vida, demostró su capacidad de comunicar, de explicar, de convencer. Pero, sobre todo, de decir la verdad.
Su oratoria está descrita como “cordial” pero “en el sentido etimológico de la palabra”, ya que “es un hombre que hablaba desde el corazón, importante cualidad que debe poseer todo joven.
Desde los fundamentos de la Psicología y la Pedagogía, se puede decir que solo puede usar ese tipo de discurso quien tiene una práctica, una vivencia positiva de la cual se puede partir, y Fidel era un hombre que tiene una experiencia histórica única.
Por eso logró, el 1 de mayo de 2000, sintetizar como nadie el concepto de Revolución. Un minuto y medio fueron suficientes para que explicara que la Revolución es “sentido del momento histórico” y “cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Pero también es “no mentir jamás, ni violar principios éticos”.
Es necesario que los jóvenes cubanos aprendan de este gigante de la palabra. La oportuna intervención de Fidel a través de la palabra es un enorme estímulo para el fortalecimiento y la preparación de los jóvenes.
A través de su discurso, de su capacidad comunicativa para expresar sus ideas, existe un hilo conductor: la preocupación de Fidel por las necesidades del pueblo en su momento, expresada —para sintetizarlo— en su pensamiento marxista-leninista y martiano para guiar la acción con el objetivo de salvaguardar el poder político y los fundamentos de la Revolución Cubana. Este aspecto es un eslabón importante en la formación de los jóvenes cubanos.
El legado como comunicador de Fidel es un modelo para los jóvenes, pues constituye un patrimonio para guiarle, para que aprendan a mantener una comunicación estrecha y dialéctica con las necesidades y preocupaciones del ámbito social.
El contenido ético-humanista del pensamiento de Fidel Castro, principal forjador de la Revolución Cubana, y de notable inspiración martiana, se muestra a la juventud cubana y del mundo en sus múltiples discursos, escritos, entrevistas, mensajes y declaraciones publicados en la prensa escrita durante décadas de bregar revolucionario y que alcanza en sus Reflexiones, un alto grado de madurez.
El humanismo se manifiesta constantemente en Fidel al revindicar que: “La naturaleza no produce a todos los hombres exactamente iguales, hay solo una cosa que puede hacer a todos los hombres más o menos iguales, hay solo un medio de hacer que todos los hombres se asemejen, y ese medio es la educación”. (Mendoza, 2009, p. 48).
Con las Reflexiones de Fidel, se logra en los jóvenes cubanos esclarecer, argumentar, interpretar y valorar los principales hechos del acontecer nacional e internacional.
El estudio de estas Reflexiones, es una herramienta indispensable para su preparación política ideológica, para la investigación, para su superación profesional y de crecimiento personal, pues muestran diversas facetas, marcadas por su eticidad, dado que el pensamiento y la actividad revolucionarios de Fidel se encuentran siempre marcados por principios morales. En ese sentido, éste representa, con sus ideas, la continuidad y ruptura con el fecundo legado progresista de los siglos precedentes, marcado por el quehacer pedagógico y filosófico, ético y patriótico, humanista y solidario.
Tanto la escritura como la oratoria, manifestaciones ambas del pensamiento, requieren de una acuciosidad sacrificada. La lucidez acompañada de la elegancia del estilo y la correcta presentación de las ideas hacen del pensamiento más que una facultad, un arma. Su empleo en las lides de la cultura es de vital importancia para la defensa del patrimonio intelectual y la desenajenación. (Peña, 2010, p.29)
La oratoria fue una de sus destrezas más notables. Su capacidad para movilizar por medio de la palabra le permitió convertirse en el líder indiscutido de los revolucionarios cubanos. Fidel Castro fue un orador extraordinario, tanto por su habilidad con la palabra como por la cantidad de tiempo que era capaz de usarla.
La juventud cubana desde su quehacer puede señalar importantes aportes de la obra social de Fidel que le ayudan a poder conducirse: 

  • Concepción integradora de la educación: Para Fidel la comprensión de la educación es la vía fundamental de reafirmación de nuestra soberanía. Al respecto Fidel Expresó en 1961: “Desde el momento que un hombre no sabe leer ni escribir, es un hombre que ha renunciado a esa herencia. Es un hombre desposeído por completo de esa inmensa riqueza espiritual que la humanidad ha producido”. (Castro,2009, p.47).
  • Formación de valores: Para Fidel es insustituible la formación de valores. Su pensamiento está basado en las más elevadas exigencias morales, especialmente el amor, la justicia, la honestidad, la solidaridad, el antiimperialismo, el patriotismo, entre otros valores y la forma en que sea capaces de comunicarlos a las nuevas generaciones, poniéndolos en función del desarrollo integral de la personalidad de niños, adolescentes y jóvenes. (Expósito, D, p.5)
  • La constante superación: al respecto Fidel expresó: “… no debe sentirse nunca satisfecho con sus conocimientos. Debe ser un autodidacta que perfeccione permanentemente su método de estudio”. (Quintana, 2010, p. 49), y que sepa comunicar, lo que implica ser un buen emisor, un buen receptor, para Fidel el maestro debía ser un comunicador por excelencia.
  • Educador social a través del ejemplo: Esto significa sus cualidades personales únicas le otorgan la condición a Fidel de educador social. Es la palabra a través de su oratoria, el vehículo que le permite trasmitir su ideario educativo a las grandes masas y sentar las bases de las nuevas tareas mediante un lenguaje claro y sencillo, convincente y bien fundamentado. Este convierte a Fidel en un comunicador por excelencia.
  • Plena confianza en el pueblo y especialmente en la juventud: Este elemento del pensamiento de Fidel permitió concebir la creación de diversos planes y programas que históricamente se han aplicado en Cuba, todos basados en la confianza que Fidel siempre ha profesado por la juventud. Varios ejemplos pudieran ser, la histórica campaña de alfabetización, la creación de maestros emergentes, los trabajadores sociales, llamados por él como “médicos del alma”, los instructores de arte, entre otros. (Expósito, D, p.5)

El ejemplo de Fidel tiene mucho que enseñar no solo a la juventud cubana, sino a todos los jóvenes del mundo. Fidel contribuyó para estos a una nueva cultura comunicacional. Encontró una manera especial de comunicarse. Su legado comunicador es modelo para todos los jóvenes de Cuba y el mundo.
CONCLUSIONES
Resulta indispensable para la juventud cubana, en el desarrollo de su personalidad, el estudio de los aportes de Fidel como paradigma de comunicador. Aproximarse a su esencia y penetrar en los fundamentos de su vigencia para la formación de las nuevas generaciones, constituye una vía idónea para revelar en qué medida el patrimonio patriótico – pedagógico forjado desde la historia de la patria, se resume en Fidel, como expresión de continuidad y ruptura, con trascendente influencia para Cuba, Latinoamérica y el mundo.
Los aportes del pensamiento pedagógico y educativo, de Fidel Castro a través de su oratoria, a través de su ejemplo como comunicador por excelencia, han desempeñado un papel rector en el Proceso Revolucionario Cubano. El mismo ha experimentado un continuo proceso de maduración teórico – práctico, en sus seis décadas de ininterrumpida y fecunda trayectoria revolucionaria. Sustentado en su pensamiento martiano y marxista, latinoamericanista y antiimperialista, el ideario educativo y pedagógico de Fidel Castro permite adentrarse en el acervo cultural en que se sustenta nuestra identidad nacional, como la mejor salvaguarda de consecución de la Revolución Cubana para sus jóvenes.

REFERENCIAS
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* Licenciada en Educación en la Especialidad de Biología por la Universidad de Ciencias Pedagógicas Pepito Tey, de Las Tunas. Especialista de Postgrado en docencia de Psicología y Pedagogía por la Universidad de Ciencias Pedagógicas José de la Luz y Caballero, de Holguín. Máster en Ciencias de la Educación por la Universidad de Ciencias Pedagógicas José de la Luz y Caballero, de Holguín. Profesora Auxiliar. Profesora del departamento de Pedagogía-Psicología de la Universidad de Las Tunas, Cuba. Jefa de la carrera de Pedagogía- Psicología. Miembro de la Red Iberoamericana de Pedagogía, Redipe. Miembro de la Red de Investigadores de la Ciencia y la Técnica, Redincitec. Miembro de la Sociedad cubana de Psicología. Miembro de la Asociación de Pedagogos de Cuba. Premio CITMA 2017. Premio Tiza de Oro 2017. Investigadora del proyecto de investigación Competencias de dirección en Educación. E-mail: greccycm@ult.edu.cu
** Estudiante de 3er y 5to año de la carrera Pedagogía-Psicología de la Universidad de Las Tunas, Cuba. Miembro de la Red de Investigadores de la Ciencia y la Técnica, Redincitec. Miembro de la Sociedad cubana de Psicología. Miembros de la Asociación de Pedagogos de Cuba. Propuestas Premio CITMA provincial 2018. Ganadoras de concursos a nivel de carrera, facultad y universidad. Ganadora del Festival de clases 2017. Ganadora del Forum Provincial 2017. Han participado en múltiples eventos nacionales e internacionales. Ha publicado artículos en Revista de alto impacto
***Estudiante de 3er y 5to año de la carrera Pedagogía-Psicología de la Universidad de Las Tunas, Cuba. Miembro de la Red de Investigadores de la Ciencia y la Técnica, Redincitec. Miembro de la Sociedad cubana de Psicología. Miembros de la Asociación de Pedagogos de Cuba. Propuestas Premio CITMA provincial 2018. Ganadoras de concursos a nivel de carrera, facultad y universidad. Ganadora del Festival de clases 2017. Ganadora del Forum Provincial 2017. Han participado en múltiples eventos nacionales e internacionales. Ha publicado artículos en Revista de alto impacto académico. Miembros del proyecto de investigación Competencias de dirección en Educación de la Universidad de Las Tunas, Cuba.
1 En este sentido se han tenido particularmente presentes las ideas planteadas por Bozhovich y Vigotski.
2 La posibilidad y capacidad de autodeterminarse constituye el momento decisivo del desarrollo. Esto va conformando lo que para K. Obujowsky constituye el “fin” de la personalidad: el logro de la autonomía; o para Bozhovich la “tendencia general del desarrollo ontogenético” consistente en la transformación del niño de un ser sometido a las influencias externas en un sujeto capaz de actuar de forma independiente sobre la base de objetivos conscientemente planteados y de decisiones también adoptadas de manera consciente.
3 La memoria es un aspecto que tiene mucha relación con la recuperación de las palabras que se encuentran almacenadas en el lexicón mental y que se encuentran disponibles para ser usadas cuando el tema de la conversación lo requiera. De ahí que entre los aspectos más estudiados en la actualidad por parte de la psicología cognitiva sea, precisamente, cómo están organizadas las palabras en el lexicón para que la memoria acceda a ella en un tiempo mínimo.
4 La comunica­ción es el proceso vivo a través del cual se crean las condicio­nes para el desarrollo de una disposición favorable hacia todo lo que ocurra en el contexto de una relación dada.

Recibido: 18/01/2018 Aceptado: 19/02/2018 Publicado: Febrero de 2018

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