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La versión oficial del desarrollo sustentable.-



La presión de la crisis ambiental propició que la Organización de las Naciones Unidas en 1983 estableciera la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. El grupo trabajó por casi tres años - bajo la coordinación de la Primera Ministro Noruega Gro Harlem Bruntland - que vieron su fin en 1987 con la publicación del documento llamado “Nuestro Futuro Común”. El reporte hace referencia a las crecientes tensiones entre el medio ambiente y la economía y propone llevar a cabo un “desarrollo sustentable” como el único camino seguro y viable a la estabilidad política y ecológica del mundo. El nuevo discurso es puesto como la alternativa de finales del siglo pasado y de éste que está despuntando. Sin embargo, el discurso configurado por el “grupo Bruntland” continúa apoyando el desarrollo programando la erradicación de la pobreza y la conservación del medio ambiente. La retórica sustentable pone como una víctima más a la que hay que rescatar cuando se observó La Tierra desde el espacio y al definirla como “... una esfera frágil y pequeña dominada no por la actividad y las diligencias humanas, sino por un conjunto de nubes, océanos, verdor y suelos” (WCED, 1987:1).

A partir del hallazgo de los males del nuevo objeto en peligro, la Tierra, se empiezan a definir una serie de estrategias y discursos en los que se promueve “la administración de los recursos naturales” para poder seguir con un crecimiento económico adecuado. Dentro de este nuevo discurso, la responsabilidad de administrar la utilización de los recursos naturales sólo podía ser llevada por los científicos occidentales, quienes tienen el conocimiento suficiente para movilizar al mundo a través de la “inducción” de cambios en los valores culturales, hacia la preservación de los recursos naturales, en las sociedades y las instituciones encargadas para la consolidación del nuevo proyecto de desarrollo basado en la sustentabilidad. El desarrollo sustentable es un nuevo discurso con tendencias liberales porque cuestiona el viejo discurso, pero no lo hace desde sus cimientos capitalistas sino sigue manteniendo la preservación de “la carrera desarrollista”; es decir, el antiguo discurso sólo ha sido maquillado de verde, sólo se le ha redondeado su afilada punta para que aparezca más caritativo y con un rostro humano, menos dañino y menos aterrador. Es la misma historia, pero con nuevas estrategias, nuevos permisos legalizados internacionalmente a través de tratados y convenios utilizados para que todo un aparato de expertos pueda sacarle más jugo a los “pechos flacos y cuarteados” de Tonantzin .

Con permiso en mano, los expertos han estado desentrañando los secretos que aún guarda la naturaleza a través de metodologías racionales y objetivas, todo para el bien y la preservación de todas las especies y en especial para la humana. No obstante la importancia de la tarea que se han impuesto los científicos, todavía, en este “rescate” no les han “permitido” intervenir a los seres humanos que conviven con la naturaleza día con día, porque - de acuerdo a Occidente - no tienen la capacidad científica, tecnológica, y cultural para reconciliar a la naturaleza con la humanidad. Sin embargo, a pesar de este pensar, el conocimiento enclavado en esas sociedades ha estado cobrando una gran importancia porque no sólo tiene un apego mayor a la recreación de la naturaleza que el escrito en enciclopedias desde un escritorio o laboratorio de una universidad; sino les ahorra el dinero y el tiempo que pudieran utilizar en investigaciones por años. Por lo que puede asegurarse que a los pueblos rurales hoy se les ve como una fuente de información - parte de la naturaleza “indomesticable” –, importante para lograr la reconciliación occidental con la Tierra. La reconciliación entre humanidad y naturaleza es la reconstrucción del deterioro que se ha causado al planeta en la procuración del “bienestar humano”, a través del desarrollo económico, sobre el bienestar de la naturaleza. Este desgarramineto de ropas no declara inoperante el discurso de la carrera por el desarrollo; por el contrario, ingenuamente presupone que la problemática social y ambiental podrá ser resuelta de alguna manera en el futuro a través de la tecnificación y modernización paulatina de los más atrasados. Esta es la temática encerrada en el reporte Bruntland, el cual representa la nueva visión del desarrollo occidental sin que se cambie de fondo, sino que se presenta dentro de una perspectiva remedial de los efectos contaminantes y como una política conservacionista de la naturaleza, convirtiéndose el desarrollo sustentable “en la terapia necesaria para las heridas causadas por el desarrollo” (Sachs, 1999:34).
El lenguaje Bruntland es el lenguaje de una nueva lucha política por la colonización de los últimos espacios socioculturales del Tercer Mundo y el control del aparato productivo mundial con la bandera de la salvaguarda del planeta. Al ser seducidos los pueblos por el desarrollo sustentable caminan hacia el encuentro de un nuevo canto de sirenas (Korten,1999) que lleva a la mercantilización del material genético a través de patentes . La ambición de obtener el control sobre la intimidad de la vida misma es la cara escondida del desarrollo sustentable; esta cara oculta … “ busca garantizar el control de las corporaciones del Norte [sobre] el material genético de las especies biológicas de todo el mundo, la mayoría de las cuales están en el Sur” (Escobar, 1995:372). Los pueblos del Tercer Mundo, con esta nueva versión del desarrollo, no sólo estarán perdiendo su cultura, su tierra sino hasta la posibilidad de utilizar su bosque para curar sus enfermedades debido a los derechos demandados por las grandes transnacionales sobre la “intimidad” de sus especies vegetales .