2.3. - NUEVAS TEORIAS :
En este punto se citan enfoques distintos a la economía neoclásica que pueden agruparse en el termino de "nuevas teorías", entre las cuales es de destacar a los fines de este trabajo, la llamada "Organización Industrial" o "Economía Industrial" y la "Nueva Economía Institucional" o "Neoinstitucionalismo". En el gráfico 2.4 se incluye un esquema de Caldentey (1998) de las relaciones entre las teorías nuevas y tradicionales.
Gráfico 2.4: RELACION ENTRE NUEVAS TEORIAS ECONOMICAS.
Es interesante destacar que en el grupo de las nuevas teorías, a diferencia del análisis económico tradicional, se tiende a una aproximación entre la macroeconomía y la microeconomía (Franzini y Messori, 1991)(9).
El origen de la mayor parte de estas nuevas teorías microeconómicas surgen de la insatisfacción de los economistas con el poder explicativo de la teoría neoclásica para explicar el funcionamiento de la economía. Algunos han identificado la teoría de la empresa con una "caja negra" remitiendo el problema de sus límites o tamaño, a factores tecnológicos tales como las economías de escala y la indivisibilidad de la tecnología. La teoría hace predicciones acerca de cual es el nivel de producción para un precio dado, pero no se plantea ni cual es su origen y desarrollo, ni cual es el conjunto de actividades que debería desarrollar, ni cual es su organización interna.
Dentro de las nuevas teorías se desarrollaran a continuación aspectos de la Organización Industrial y la teoría de los Costes de Transacción que se aplicaran en diferentes puntos de este trabajo; lo que no significa que otras teorías como la teoría de la Agencia, la teoría de los Derechos de Propiedad o la Teoría de Juegos no cooperativos pueden realizar aportes importantes en situaciones especificas de la problemática en estudio.
2.3.1. - ENFOQUE DE LA ORGANIZACIÓN INDUSTRIAL
Es importante hacer una referencia a las formulaciones teóricas elaboradas alrededor de la llamada Teoría de la Organización industrial. Fue Bain (1968) quien sistematizó los aportes realizados por numerosos autores y estableció el paradigma conocido como: "Estructura-Conducta-Resultados" como el elemento básico de análisis y evaluación de los mercados y para investigar las relaciones entre la estructura industrial y los resultados obtenidos por eI subsector correspondiente.
Por otra parte, se puede indicar que tal paradigma coloca su mayor énfasis en el funcionamiento de los mercados agroalimentarios y otorga a los mecanismos de integración vertical, un papel preponderante para el funcionamiento de estos (Morales, 1996).
Según el paradigma estructura-conducta-resultados (E-C-R) debía partirse del estudio de las variables que conforman la estructura del mercado: número de compradores y vendedores, grado de diferenciación de los productos, barreras de entrada, tecnología empleada y grado de integración vertical.
Estas características estructurales obligan a las empresas presentes en un sector particular, a manifestar un comportamiento competitivo concreto que repercute, en ultima instancia, en una tasa de beneficio.
La aplicación del paradigma E-C-R ha sido poco aplicado al sector agrario a causa de tratarse de un sector con un gran número de empresas (bajo grado de concentración), y además ha sido aplicado desde el punto de vista de competencia entre empresas que producen productos sustitutivos (analizando principalmente los problemas de competencia horizontal) dedicando poca atención a los problemas de competencia vertical (entre empresas pertenecientes a distintas fases de un determinado sistema). Como el Sistema agroalimentario constituye un sistema único, no se puede analizar problemas de competencia de cada uno de ellos en forma aislada.
Parecía claro que mantenerse en este enfoque, suponía adoptar un punto de vista muy limitado en cuanto a la explicación de la realidad y peligroso de cara a la fundamentación de medidas políticas de defensa de la competencia. Por lo que este paradigma evolucionó hacia la Nueva Organización Industrial donde se ha afianzado un debate largamente considerado entre dos posícionamientos, que podemos denominar Enfoque de la Eficiencia(10) y Enfoque del Comportamiento Estratégico (Porter 1980)(11). En ambos casos, se supera la trilogía unidireccional E-C-R reconociendo los efectos que la conducta de las empresas puede tener sobre la estructura del mercado.
En la Organización Industrial, la dimensión de las empresas es también una variable estructural relacionada a la concentración en el mercado y es frecuente el uso del concepto conocido por escala mínima eficiente (Mínimum Efficient Scale o MES) o escala mínima óptima (Minimum Optimal Scale o MOS).
Se trata de un concepto empírico, que correspondería a la dimensión de la empresa o del establecimiento para el cual los costes medios son mínimos en el caso teórico en que la curva de costes es en forma de U. En el caso de que la curva de costes sea en forma de L, el MES correspondería a un volumen de producción a partir del cual la curva pasa a ser horizontal o, a partir del cual, sucesivos aumentos del volumen de producción darían lugar a pequeñas disminuciones de coste medio
La determinación de la MES sería relativamente fácil si se conociera la curva de costes, lo cual no es frecuente y además, existen problemas de tipo teórico y de tipo practico, que hacen que el concepto sea en realidad poco preciso. Así si hablamos de MES con referencia a una determinada industria, hay que tener en cuenta que en muchos casos está compuesta por empresas no homogéneas con productos sustitutivos pero que pueden tener características muy variadas y con procesos de producción que también pueden diferir; puede darse el caso do que existan dos niveles de dimensión óptima en función de la existencia de dos tipos de empresas en la misma industria (empresas familiares y capitalistas). En todo caso no parece que en la practica la MES puede referirse a un determinado rango de dimensión.
Varios métodos han sido propuestos para medir la escala mínima eficiente, entre los que se destaca el "Método de la supervivencia".
Este es uno de los métodos mas atractivos, se basa en el principio de que las dimensiones de establecimientos o de empresas con coste medio mínimo, serán las que sobrevivirán en el mercado a lo largo del tiempo.
Se trata de analizar la importancia de los distintos establecimientos o empresas de una industria, clasificados según su dimensión, en dos o más instantes en el tiempo; la importancia se mide en porcentaje del volúmen de ventas/producción de cada clase de empresas respecto al total de la industria. Si una determinada clase ha incrementado su cuota o si determinadas clases contiguas han incrementado su cuota, esta clase o estas clases se encontrarán en el rango de dimensión óptima.
El principal problema de este método deriva de la evolución que puede haber tenido la dimensión óptima en el periodo considerado debido al progreso técnico evolución de precios, etc. por lo que se están comparando situaciones distintas.
El tema de la dimensión óptima de la explotación agraria, igual que el debate entre grande y pequeña explotación, ha sido ampliamente tratado por varias generaciones de estudiosos. Una amplia información, referida principalmente al Reino Unido la encontramos en Britton (1975 op. cit.) mencionado anteriormente en este trabajo, el cual indica que aparte de la dimensión, influyen otros factores como por ejemplo la edad y el nivel de educación (que pueden ser mayor y menor, respectivamente, en el agricultor pequeño)(12).
Pero debemos indicar que, en teoría, el problema de estas pequeñas explotaciones se altera como consecuencia de la implantación de la agricultura a tiempo parcial, tan extendida en los últimos años, tema de preocupación para algunos economistas agrarios en relación a la eficiencia de este sistema sobre todo cuando la actividad agrícola pasa a ocupar un lugar secundario en la ocupación de las personas.
Britton no llega a comprobar la existencia de deseconomias de escala en Inglaterra y País de Gales, pero indica su posibilidad, principalmente a causa de la dificultad de coordinar el trabajo de muchas personas que desarrollarían su actividad de una forma dispersa en la explotación.
2.3.2. - ENFOQUE NEOINSTITUCIONAL: LA TEORIA DE LOS COSTES DE TRANSACCION
Como se indicó, existe una cierta insatisfacción de los economistas con el poder explicativo de la teoría neoclásica, ya que esta concibe a la empresa en términos tecnológicos como una función de producción que convierte factores de producción en productos con el fin de maximizar los beneficios.
La existencia de la empresa ha tenido varias respuestas de acuerdo a distintos enfoques basados en la división del trabajo, en la incertidumbre y en las economías de escala(13).
De las teorías surgidas para explicar la organización de la actividad económica con algo mas de realismo y presicion, sin duda la mas importante es la de los costes de transacción (con Coase y Williamson como sus máximos exponentes), que constituye junto a la teoría de la Agencia (Jensen y Mekling) y la de los Derechos de propiedad (Alchian y Demsetz), el eje de la denominada nueva Economía Institucional - término introducido por Williamson-, o Neoinstitucionalismo.
A partir de estas tres teorías principales se ha reformulado y reinterpretado el enfoque original concebido por Coase, pasando de un enfoque transaccional a un enfoque contractual (Williamson, 1985), en la medida en que la transacción está soportada por un contrato, tácito o expreso. El conjunto de las teorías mencionadas han sido definidas por algunos autores como teorías contractualistas, siendo mas fuerte la sintonía entre la teoría de la agencia y la de los costes de transacción en este sentido.
Estas teorías han ayudado mucho a la teoría económica de la empresa, ya que generalmente se recurría con frecuencia a la mera descripción de experiencias, con la esperanza de que los directivos imiten las soluciones de empresas que han sido exitosas, pero sin tener en cuenta que las soluciones exitosas de ayer, o las de hoy pueden conducir a fracasos en el futuro, dado el permanente cambio en el mundo económico (Arruñada, 1998).
Coase (1937) aproximó el planteamiento de que la utilización del mercado genera costes que, en determinados casos, pueden ser eludidos por las empresas que actúan como mecanismos de asignación de recursos mas eficientes.
El punto de referencia de este tipo de costes -distintos de los costes de producción- fue la transacción(14), configurándose así en la unidad básica de análisis, pero fue Commons en 1924 el primero en considerar esta premisa. La organización de transacciones a través del mecanismo de mercado, genera dos tipos de costes: de información relacionados con la tarea de determinación de los precios relevantes y de negociación, referidos a la elaboración y cierre de los contratos que han de efectuarse para cada relación de intercambio.
La respuesta a las preguntas de porque existen las empresas y porque tienden a adoptar ciertas formas se basa en la naturaleza costosa de todas las transacciones e intercambios(15), tanto si se efectúan en un mercado como entre empresas. En ambos casos la actividad económica tiende a articularse de forma de minimizar los costes de transacción inherentes a toda situación en la que la información es costosa y los individuos anteponen su propio interés al ajeno.
Esto permite rechazar o complementar otras explicaciones de la existencia de las empresas basadas en la división del trabajo, la incertidumbre y las economías de escala(16).
La gran aportación del análisis seminal de Coase (1937, op.cit.) consistió en señalar la existencia de costes en la realización de transacciones, y el de Williamson (1975, 1985) en ampliar y hacer operativo el concepto descubierto por Coase.
El objetivo principal de la teoría de los costes de transacción consiste en analizar cuál de las distintas alternativas existentes para organizar intercambios es la que mejor se adapta a las características de cada transacción, en el sentido de minimizar los riesgos y, principalmente los costes que éstas llevan consigo(17).
Coase planteo el dilema "to make Vs. to buy"; en ciertas circunstancias sería mas deseable para una empresa realizar internamente las actividades inherentes al proceso productivo, y en otras sería mejor que se las procurase en los mercados; De este planteamiento surge que una empresa puede ser concebida como un conjunto de transacciones que pueden ser organizadas interna o externamente.
Según Williamson (1996), las empresas y el sistema económico en su conjunto, tienden a organizarse de forma que se minimicen los costes de efectuar transacciones.
Arrow (1968) ha definido los costes de transacción como los costes de hacer funcionar el sistema económico, mientras Williamson señala que son los costes comparados de planificar, adaptar y completar el cumplimiento de las tareas bajo estructuras organizativas alternativas; el equivalente económico a la fricción en física.
Existen algunos problemas de identificación de los costes de transacción; según Benham y Benham (1998) no existe una definición clara de los mismos, como así tampoco están bien definidos los costes de producción en el modelo neoclásico. Además señala que existe una enorme variabilidad entre los costes de intercambio, (de hasta mas del triple) que rara vez se observa en los datos publicados(18).
Las fuentes de variabilidad que predominan en la bibliografía económica -el comportamiento estratégico, oportunismo, monopolio, discriminación de precios e información asimétrica-, explican una parte de la misma. Otras fuentes como regulaciones mercantiles, tarifas, impuestos, y controles de precios (que a su vez requieren regulaciones, monitoreos y procesos burocráticos que aumentan los costes de transacción) pueden ayudar a explicarla mejor.
Los tipos de costes de transacción pueden agruparse en dos grandes categorías según Williamson (1985 op.cit.) (19):
Todos estos costes existen porque las tareas de búsqueda, negociación y cumplimiento de los contratos exigen esfuerzo, tiempo, experiencia y perseverancia.
Este tipo de costes no tratan de medirse independientemente en términos cuantitativos, sino que se adopta un modelo de decisión comparativo a nivel cualitativo entre las distintas estructuras de "governance"(20) de transacciones factibles(21).
El problema central de cualquier empresa u organización es cómo sobrevivir en un entorno cambiante para lo cuál es preciso saber adaptarse, y los principales mecanismos de adaptación en el terreno económico, son la jerarquía y el mercado.
El mercado se caracteriza por la escasa importancia que se atribuye a la identidad de los agentes, la finalización de la relación una vez que la transacción se ha producido, la autonomía y la flexibilidad de las partes para cambiar de proveedor o cliente y la importancia de los precios como vehículos de información e intensidad de los incentivos.
En las empresas, por el contrario, las relaciones entre las partes se mantienen de forma continua, y las transacciones se guían, no por el mecanismo de los precios, sino por el criterio de la "autoridad"(22), lo que permite tomar decisiones rápidas sin incurrir en costes de negociación.
La empresa es una estructura de costes de "governance" (Williamson 1993) , es decir de "costes de transacción internos", que deben ser distinguidos de los costes de producción propiamente dichos.
De acuerdo al gráfico 2.5 observamos que los costes de "governance" de una empresa están influenciados por el ambiente institucional a nivel macro, y por el individuo a nivel micro. Williamson (1998) enfatiza la importancia del individuo ("Human actors") como la parte central de las empresas.
Gráfico 2.5: COSTES DE GOVERNANCE
Fuente: Williamson 1993 en Hubbard 1997.
Existen tres efectos principales:
Aun reconociendo la existencia de este tipo de costes de organización internos, la teoría de los costes de transacción alega en ciertos casos, la superioridad de la empresa sobre el mercado basándose en los menores costes de
transacción ex post, es decir, en aquellos relacionados con el cumplimiento de los acuerdos y la respuesta a los imprevistos. Según Cheung (1983) no es correcto afirmar que la empresa suplanta al mercado, sino que un tipo de contrato suplanta a otro tipo (considerando a la empresa como una unidad organizativa aglutinadora de un conjunto de contratos relacionados, que presentan ciertas características comunes (Alchian y Demsetz 1972; Jensen y Meckling 1976)
El análisis económico neoclásico descansa sobre dos supuestos fundamentales: a) Que todo agente económico tiene una meta o finalidad claramente definida, que es la maximización de su utilidad o satisfacción (en el caso del consumidor), o de su beneficio en el caso del productor o empresario; y b) Que todo agente económico es substantivamente racional, esto es dada una meta a alcanzar y unas restricciones impuestas por el ambiente, el agente económico racional elige aquel camino que, verificando las restricciones, le depara la máxima utilidad o beneficio.
Siguiendo a Arruñada (1998 op.cit.), generalmente se supone que los empresarios o, mejor dicho los individuos maximizan el beneficio o el valor, tratándose de un supuesto simplificador adecuado para estudiar la organización económica mediante el mercado. Cuando estudiamos la propia organización empresarial se necesita un supuesto de conducta, pero no se refiere a la conducta de la empresa sino a la conducta de los individuos que actúan en ella.
En general es engañoso atribuir objetivos a la empresa, pues como todas las organizaciones viven sin tener en si mismas un objetivo propio. Atribuirles objetivo solo tiene sentido como recurso metodológico, el comportamiento de la empresa resulta de los objetivos de los individuos que meramente se relacionan con otros individuos a través de la empresa. Al estudiar la conducta empresarial la maximización del beneficio ha de verse mas como una restricción que como un objetivo(23).
La maximización del beneficio, al contrario de lo que conduce a pensar el análisis microeconomico, es una restricción flexible, es decir es posible la supervivencia mas o menos indefinida de una empresa que no maximice beneficios.
La existencia de conflictos de intereses entre los participantes de una empresa (el propio empresario, los empleados, acreedores, clientes, etc.) provoca que la conducta de la empresa responda en buena medida a estos conflictos (y por lo tanto a objetivos individuales) y no a objetivos de maximización de los beneficios o mas exactamente al valor de los activos empresariales. Pero es de esperar, que la lógica competitividad de los mercados conduzca a las empresas supervivientes a optimizar dicho valor. Conviene tener presente que como todo fenómeno de transacción e intercambio la contratación empresarial puede desarrollar funciones tanto productivas como meramente distributivas o expropiatorias.
En este tema es muy importante introducir el concepto de "racionalidad limitada"; Según Williamson (1985), siguiendo los trabajos de Herbert Simon (1957), el comportamiento racional lleva una sustitución de una realidad compleja por un modelo sencillo dadas sus limitaciones(24); De acuerdo a estos enfoques el individuo maximiza sujeto a las restricciones que le definen su propia capacidad para procesar la información y la complejidad del entorno en donde desarrolla su actividad.
Para formular decisiones el decisor no conoce toda la información relevante, y la información debe considerarse como un recurso mas, y el individuo se ve forzado a tomar decisiones optimas con información imperfecta. Un trabajo del INRA (1998)(25) relacionado a la producción agrícola, comprueba la disminución del ingreso de los agricultores debido a la información imperfecta sobre los precios.
Si representamos las decisiones informativas en un esquema muy simple de optimización (gráfico 2.6) la información óptima es menor que la máxima posible, minimizando el coste total dado por el coste de información mas el coste de tomar decisiones erróneas.
Gráfico 2.6: LA DECISIÓN INFORMATIVA.
Fuente: Arruñada 1998.
A esto debemos sumarle que la información además está repartida en forma asimétrica entre los participantes que muchas veces conlleva al "oportunismo" (autointerés con malicia según Williamson) que complica notablemente el problema contractual.
La racionalidad limitada supone que los agentes económicos son tan sólo "satisfacedores" y no "maximizadores" de la utilidad, el beneficio o alguna otra variable de interés, ya que la capacidad y la habilidad de la mente humana para acumular información y realizar cálculos que conduzcan a la decisión óptima es limitada (limitación cognoscitiva), y diferente entre las personas.
Por su parte, el oportunismo supone una visión menos optimista de la conducta humana que la mantenida por los clásicos, ya que admite que la búsqueda por parte de los individuos de su propio interés no excluye la malicia, el engaño, el incumplimiento de las promesas y la revelación incompleta de la información. Si se acepta que el comportamiento humano está lastrado por estas imperfecciones, entonces resulta que realizar transacciones es arriesgado, de donde se deduce que ciertas transacciones sólo ocurrirán si las partes intervinientes pueden asegurarse ex ante de su desarrollo ex post(26).
Los costes de transacción se originan tratando de compensar el oportunismo, la racionalidad limitada y la necesidad de diseñar salvaguardias, y vienen dados por la eficiencia con que una determinada estructura de "governance" canalice transacciones en función de su frecuencia, incertidumbre(27) y especificidad que caracterizan a cada transacción.
La especificidad de los activos(28) ("asset specificity") es el factor mas determinante; según Williamson (1979) ésta indica el grado en que un recurso o activo, al dedicarse a otra actividad pierde gran parte de su valor. Los activos generan "cuasi rentas", que pueden ser apropiables por parte de quien no ha realizado la inversión y no es propietario del activo.
Los costes de producción o transformación disminuyen con la especialización (por la tecnología) pero hasta un cierto punto a causa de las inversiones fijas crecientes. Por el contrario los costes de transacción aumentan porque se incrementa las labores de coordinación y la asimetría de la información de parte del proveedor.
El gráfico 2.7 nos permite visualizar una situación ideal OW que proporciona un coste mínimo WX=OA; Pero en una situación real este coste de intercambio es WS que excede el coste total VY=OC. Los costes de transacción incrementan el coste total por 2 motivos, uno por las actividades de coordinación VZ, y otro porque disminuyen la especialización productiva incrementando el coste de producción/transformación TU (VU-WX).
Gráfico 2.7: LOS COSTES DE TRANSFORMACION E INTERCAMBIO
Fuente: Arruñada 1998.
Pero los costes de transacción dependen de que tipo de organización económica se utilice, por ejemplo supongamos en el gráfico 2.8 dos abstracciones generales como la empresa y el mercado (dejando de lado las formas híbridas o intermedias); en este caso la solución organizativa menos costosa es utilizar la empresa por su menor coste de transacción, que el coste de transacción en el mercado.
Gráfico 2.8: COSTES BAJO DISTINTAS FORMAS DE ORGANIZAR LA ACTIVIDAD ECONOMICA.
Fuente: Arruñada 1998.
Siguiendo el mismo ejemplo, partiendo de los mismos costes de transacción, pero variando (por causas exógenas) los costes de transformación, resulta optimo emplear el mercado.
En el gráfico 2.9 un cambio exógeno en la función de costes de transformación, que aumentan en mayor medida para recursos poco especializados, da lugar a una nueva solución óptima en la que se utilizan recursos mas especializados, pasando además a contratarlos a través del mercado.
Gráfico 2.9: CAMBIO EXOGENO EN LA FUNCION DE COSTES DE TRANSFORMACION.
Fuente: Arruñada 1998.
Pero en la realidad no existen soluciones óptimas generales a la hora de reunir recursos tanto en la vertiente productiva como en la de transacciones, con fronteras no muy nítidas.
Los efectos de la especificidad de los activos puede verse potenciados por la incertidumbre y la frecuencia de los intercambios; A medida que aumenta la incertidumbre aumentan los costes de transacción. Según Williamson (1985 op.cit.) cuando la especificidad de la inversión es muy elevada la solución consiste en integrar verticalmente la actividad; cuando la especificidad es media, siguen existiendo cuasi rentas que proteger, pero se pueden salvaguardar con un contrato de media o larga duración, suelen ser incompletos y contemplan la participación de árbitros en caso de litigios (contrato neoclásico). En cambio si la especificidad es baja es suficiente recurrir a los contratos clásicos, que son en definitiva operaciones de compraventa en el mercado "spot" o al contado (la identidad de las partes es irrelevante).
La teoría de costes de transacción plantea un interrogante consistente en seleccionar el tipo de organización -o estructura de "governance"- que haga mínimos los costes asociados a la realización de una determinada transacción, costes que dependen de las características de esta; Los tres grandes tipos de organización son la jerarquía (la empresa), los híbridos (contratos), y el mercado; A su vez, dentro de la jerarquía y los híbridos hay distintas opciones de formas de empresas y contratos (Cuadro 2.1).
Cuadro 2.1: ESTRUCTURAS DE GOVERNANCE
Fuente: Elaboracion en base a Williamson
En el gráfico 2.10 podemos ver en forma gráfica los costes según la estructura de "Governance" y la especificidad de activos (k) propuesto por Williamson.
Gráfico 2.10: COSTES SEGUN ESTRUCTURA DE GOVERNANCE Y ESPECIFICIDAD
Estas curvas pueden cambiar de posición si introducimos subastas (m(k) hacia la derecha), relaciones de confianza (x(k) hacia la derecha o nuevas técnicas de gestión (h(k) hacia la derecha).
Si agregamos los costes de producción al análisis anterior la gráfica toma la forma de la gráfico 2.11 donde :
D G = Costes de Governance - costes de governance vía mercado
D C = costes de producción interna - costes de producción vía mercado
Grafico 2.11: COSTES DE GOVERNACE Y COSTES DE PRODUCION.
Esta forma reducida de modelo propuesto por Williamson, permite discriminar entre diferentes formas de "governance", basados en el nivel de especificidad de los activos. Pero es muy importante agregar dos aspectos a este modelo que pueden resultar muy importantes en el análisis de esta tesis.
El primero de ellos es la relación entre la especificidad de activos y las otras dos características de la transacción que son la frecuencia (a) y la Incertidumbre (b) en determinar las formas de "governance". Mientras que el segundo aspecto tiene que ver con la inclusión en el análisis de los cambios en los costes de producción (c)
a). Insertando Frecuencia:
La frecuencia de las transacciones es una variable exógena importante en el sentido de que cuanto más alto es el nivel de recurrencia de la transacción, mas grande es la probabilidad de reembolsar la inversión asociada con estructuras altamente especializadas o altos niveles de especificidad de activos.
Para transacciones ocasionales con un bajo nivel de especificidad de activos, el mercado está capacitado para proveer suficientes incentivos para la adaptación. Cuando el nivel de especificidad de activos incrementa será necesario desarrollar otros arreglos, donde los contratos neoclásicos prevalecerán pero bajo una estructura de "governance" trilateral, donde la baja frecuencia de la transacción podría permitir para un comportamiento oportunistico requerir una tercera parte para solucionar las disputas.
Existen costes asociados con el modo unificado (integración vertical) que son la presencia de costes burocráticos y la perdida de los incentivos de mercado(31), pero por otra parte tienen la ventaja de una coordinación central y organización de equipo.
La frecuencia de las transacciones, reduce los problemas de observación y de incertidumbre, reduciendo los costes de transacción.
b). Insertando Incertidumbre:
La incertidumbre es tratada en la bibliografía de costes de transacción como un disturbio exógeno que afecta la transacción, en este sentido Williamson (1979) comenta:
" Transactions conducted under certainty are relatively uninteresting. Except as they differ in time required to reach an equilibrium exchange configuration, any "governance" structure will do."(32). El mismo autor considera que para bajos niveles de especificidad, el intercambio de mercado no es afectado por el nivel de incertidumbre ya que las condiciones de comercio pueden reorganizarse sin coste.
Para grados intermedios de especificidad de activos esta situación es alterada, ya que se asume que los esfuerzos para adaptarse como reacción a un disturbio dado (o secuencias de disturbio) no pueden ser obtenidos sin costes. Williamson (1985, op. cit.) considera que hay 2 soluciones a este problema el primero es disminuir el nivel de especificidad, permitiendo la posibilidad de la "governance" de mercado, y la otra solución es organizar instituciones que provean soporte para arreglos adaptativos después del disturbio a un coste mínimo.
Si los costes asociados con ambas soluciones son importantes, es esperable que una estructura de "governance" bilateral sea remplazada por el modo unificado como resultado de un incremento de la incertidumbre.
Si el disturbio puede ser completamente anticipado los contratos pueden ser asignados previendo acciones adaptativas.
El problema de la incertidumbre aparece como un disturbio inesperado que afecta la transacción. En el caso de que el disturbio tenga una distribución de probabilidad conocida la provisión contractual puede ser hecha exante; Por lo tanto en caso de la manifestación del evento, las partes pueden minimizar la negociación y los costes adaptativos asociados con la renegociacion contractual.
Williamson (1991) considera dos fuentes de incertidumbre, una tiene que ver con el disturbio que esta asociada con una función de distribución de la probabilidad conocida (tipo 1), siendo motivada por el numero de conmociones. Es asumido que las transacciones necesitan tiempo para adaptarse después de cada disturbio, el incremento en su numero afecta el modo organizacional. El segundo tipo de cambio tiene que ver con disturbios que son mas importantes, con distribución de probabilidad desconocida (tipo 2)(33) , pero el autor no elabora demasiado este concepto. La adaptación a cada clase de disturbio demanda diferentes grados de respuestas de coordinación.
Klein, Crawford y Alchian (1978 op. cit.) introducen el efecto de la incertidumbre en los costes de producción y prevén cambios en los costes de producción asociados con alta incertidumbre. La conclusión es que es esperable que en ambientes con mas incertidumbre estará relacionada con formas de "governance" mas unificados.
Por lo que es de fundamental importancia prever eventuales respuestas institucionales en ambientes altamente inestables(34). Las respuestas institucionales son concebidas para manejarse con los procesos de ajustes expost, por ejemplo manejar fondos especiales para catástrofes, designar comisiones para resolver disputas, etc. áreas para continuar la negociación y procesos de negociaciones(35).
Desde que Goldberg consideró que la empresa agrícola y por ende el SAA estaban especialmente afectados por diferentes fuentes de disturbios, el tratamiento de la incertidumbre ha sido de fundamental importancia en el estudio de tales sistemas.
c). Insertando Costes de Producción:
El modelo presentado por Williamson asume que no hay cambios en los costes de producción asociados con diferentes formas de "governance", pero de cualquier modo esta premisa puede ser discutida dado el caso de deseconomias de escala asociadas con la solución jerárquica interna (p.ej. en el caso de diferencias en tecnologías vinculadas con la reducción de la escala de producción).
El tratamiento de los costes de producción con el enfoque de la economía de costes de transacción ha sido formalmente propuesto por Riordan y Williamson (1985), y permite para diferencias tecnológicas considerar formas de "governance" simultaneas y costes de producción con un marco típico neoclásico.
El modelo permite introducir cambios en producción y es especificado de la siguiente manera:
C = C (X,k; k ),
donde X significa nivel de producción, k es el nivel de especificidad de activos y k es un vector de ajuste (shift parameters).
El modelo asume que:
Cx > 0 ; Ck < 0 ; Cxk < 0 ; Ck, y Cx, k < 0.
El modelo introduce especificidad de activos como algo explícito y constante por unidad de coste, siendo por lo tanto la función de coste:
C = C (X,k; k ) + k k.
Además el modelo agrega costes de "governance" asociados a los costes de producción:
C = C(X,kk ) + k k + [k + V(k)] ,
donde el ultimo termino contiene los costes de "governance" de forma interna.
Para representar la forma de mercado el modelo será:
C = C(X,k, k ) + k k + W(k)
Riordan y Williamson (1985 op. cit.) desarrollaron un marco de trabajo para maximizar beneficios y obtener las condiciones marginales relacionadas a k, X y el modo organizacional. El modelo no considera propósitos estratégicos para una integración vertical, pero esta restringido a costes de "governance" y de producción para casos extremos -mercado e integración vertical-.
El coste de producir un bien o un servicio puede descomponerse en el coste de transformación y el coste de intercambio o transacción. Integran este ultimo todos aquellos causados directa o indirectamente por la necesidad de coordinar los recursos especializados y motivar a sus propietarios a su posible conducta oportunista.
En cuanto a la coordinación incluye los costes necesarios para localizar a productores y compradores, o para conocer sus disponibilidades y preferencias; No se trata de un problema de un mero calculo u optimización. Al contrario la solución del problema depende de una tarea previa y mas esencial que la mera optimización: hacer el uso mas completo posible del conocimiento particular, limitado e imperfecto que se encuentra disperso entre los miembros de la sociedad en un entorno que cambia con rapidez. La mayor dificultad reside en producir y hacer llegar esa información especifica, difícilmente agregable y a menudo intransferible a los decisores pertinentes (redistribuyéndola).
El problema de la posible conducta oportunista es mas grave que el de la coordinación, porque genera toda una variedad de costes de motivación o incentivos dirigidos a ajustar los intereses de todos los participantes en la transacción. Estos problemas se plantean siempre que como suele ocurrir, los individuos tienden a anteponer el propio interés al ajeno y aprovechar la transacción para obtener ventajas a costa de los demás.
La manera mas fácil de separar ambos costes es considerar costes de coordinación como residuales; son todos aquellos en que se habría de incurrir incluso si los intereses de las partes fueran coincidentes (Demsetz pone mas énfasis en las actividades de coordinación en presencia de costes de información asociados al conocimiento especializado)
Otro ejemplo relacionado a los costes de transacción es el de la información y descentralización (Arruñada 1998 op. cit.); Muchas empresas presentan problemas organizativos de elegir entre transmitir información desde la periferia al centro que ha de tomar las decisiones o bien delegar en él los derechos de decisión; Esto conlleva la necesidad de supervisar o controlar, lo que supone un coste.
Podemos observar en el gráfico 2.12 los costes de información y de control en función del grado de delegación de una decisión. La delegación óptima se encuentra en un equilibrio entre ambos costes, siendo muy similar a lo ocurrido con la especialización (delegación) y transacción (control). El coste de información es el coste de "producir" una cierta decisión.
Gráfico 2.12: COSTES DE INFORMACION Y DE CONTROL.
Fuente: Arruñada 1998.
Siguiendo a Hubbard (1997), los "contratos" son las "instituciones" mas flexibles de todas, donde las partes realizan transacciones con ventajas mutuas bajo varios grados de fallas de mercado y fallas de las instituciones.
El gráfico 2.13 ilustra la relación entre contratos, mercados e instituciones, actuando como intermediarios a través de los cuales los mercados y las instituciones se influyen unos a otros.
Gráfico 2.13: RELACION ENTRE CONTRATOS, MERCADOS E INSTITUCIONES.
Fuente: Hubbard 1997.
No hay una relación mecánica entre ellos, aunque la palabra contrato sugiere una transacción discreta entre las partes independientes, reguladas finalmente por el recurso de la ley; Pero la realidad resulta de contratos mas complejos, de mayor riesgo y las transacciones no son discretas, no todas las contingencias pueden ser previstas ni el desempeño puede ser medido completamente.
Tradicionalmente se ha considerado que las leyes y los tribunales son los mecanismos que garantizan las transacciones y hacen viable un sistema de libre mercado mediante la definición de derechos y obligaciones de las partes contratantes y la potestad de hacer cumplir los acuerdos; Se trata del denominado "orden legal" (Williamson, 1996).
Frente a la importancia que esta concepción atribuye al sistema legal, Coase (1960) afirma que los compromisos contractuales pueden ser garantizados plenamente por los acuerdos entre los individuos, lo que supone que una economía de libre mercado es sostenible sin el papel regulador y coercitivo del Estado. El recurso a los tribunales es costoso, no sólo porque impone gastos específicos a las empresas, sino porque las expone al escrutinio y a un deterioro de su imagen.
Este tipo de cooperación se sustenta en acuerdos incompletos e informales, habitualmente no escritos, con vocación o voluntad de durar en el tiempo, basados en la reciprocidad (se les denomina también contratos implícitos, blandos o contratos que se cumplen solos)(36).
Hubbard (1997 op.cit.) resalta la importancia de estos acuerdos ("sharecropping agreements") para reducir el riesgo que conlleva la información asimétrica entre los potenciales "compradores" y "vendedores". Este enfoque ha sido aplicado en forma extensiva (Stiglitz 1974, 1986) para explicar las "instituciones" rurales (especialmente la medianería o aparcería) que nace en respuesta a la necesidad de compartir el riesgo y obtener recursos(37).
Arrow ha subrayado la importancia de la confianza en la actividad económica, definiéndola como "el lubricante del sistema social".
La teoría de los costes de transacción ha permitido dar un significado más científico a lo que se expresa cuando se dice que una empresa crece o se hace mas pequeña(38); "Una empresa tendera a crecer hasta que los costes por organizar una transacción suplementaria dentro de ella se hagan iguales a los costes por llevarla a cabo a través de un intercambio en el mercado libre, o a los costes de ser organizada por otra empresa".
Los costes de transacción también intentan explicar el dilema especialización Vs. diversificación, en el cual los costes y estructura de "governance" determinan uno u otro enfoque.
En un trabajo de Omano (1998) se demuestra que la diversificación de la producción de pequeños agricultores disminuye los costes de transacción ya que la especialización aumenta las negociaciones. Este trabajo no concuerda con lo observado por Bromley y Chavas (1989)(39) que la diversificación incrementa los costes de transacción en detrimento del crecimiento y desarrollo rural. El problema parece radicar en los distintos ambientes institucionales en que se desarrollan las actividades.
Omano op.cit., utiliza un modelo de decisión integrado con costes de transacción endógenos, que resulta muy didáctico para comprender este dilema:
Supone un agricultor que maximiza utilidad (U) eligiendo un nivel de bienes consumidos ( c ), producidos (q>0), comprados (b) y vendidos (s) aplicando "inputs" (q<0) con tecnología de producción F y pagando costes de transacción t para los bienes comprados y vendidos a precios de mercados p.
max U (c, z)
c,q,b,s
De acuerdo a:
å [pi.ci + ti.bi] £ å [ pi (qi + ei) - ti.si]
i i
c £ qi + bi - si + ei
F (q,z) ³ 0
para pi y ti dados, donde c,q,b y s son vectores definidos sobre i bienes. El conjunto de i cubre todo lo consumido, producido y comercializado;
z es un vector de las características del empresario, e la dotación de recursos y F la tecnología de producción del empresario.
La restricción del ingreso total encapsula la "tensión de North"(40) entre los beneficios y los costes de especialización.
En una posición de equilibrio la restricción es una igualdad que puede ser escrita de la siguiente manera:
å ti (bi + si) = å pi (qi - ci + ei)
i i
De esta manera se agrega otra explicación a la diversificación de los pequeños agricultores(41) y sugiere que los programas tendientes a promover un incremento de la producción vía especialización deben tener en cuenta compensar el incremento de los costes de transacción asociados con la comercialización.
A pesar del proceso de globalización en el que está inmersa la población mundial, la cultura económica todavía tiene un componente nacional, ya que se deriva del conjunto de valores dominantes de cada sociedad, y éstos cambian más despacio que la actividad económica y comercial. Así se explica que aun en el mundo occidental existen países como Japón, Suecia o Alemania en los que la cultura económica valora la confianza, mientras que en otros, como Estados Unidos o países subdesarrollados, la confianza es baja.
En muchos párrafos de este trabajo se ha hecho mención al concepto de "instituciones" -considerado un dato externo por la teoría neoclásica- que Williamson centra en el mercado y la empresa como instituciones básicas de la economía.
Pero el concepto de institución es mucho mas amplio, según North (1990 op.cit.) Instituciones son las reglas de juego en una sociedad y están constituidas por condicionamientos formales (leyes, reglas, etc.) por condicionamientos informales (normas de conducta, códigos de comportamiento, convenciones) y por sus poderes de coacción. sin embargo se mantiene la actuación individual, existiendo una combinación de individualismo y holismo en una sociedad.
El autor distingue "instituciones" de "organizaciones", las primeras constituyen un concepto relacionado a un grupo de restricciones formales e informales que regulan las interacciones humanas como se definen en el párrafo anterior. En cambio las organizaciones evolucionan con las instituciones, reflejando la estrategia de los jugadores que crean los cuerpos políticos, sociales y económicos limitadas por las reglas y buscando las oportunidades.
Por lo tanto los agentes económicos actuarán creando organizaciones como empresas, partidos políticos, cooperativas, y asociaciones en orden de enfrentar las características de las transacciones. En este sentido Williamson (op. cit.) construye un puente entre la teoría de costes de transacción y las Instituciones/Organizaciones al considerar que: " ...The comparative efficacy of alternative modes of governance varies with the institutional environment on the one hand and the attributes of economic actors on the other."
Las instituciones no son elementos neutros, por el contrario ellas afectan la organización de la actividad económica, como lo dice North (1990, op.cit.),
"... the major role of institutions in a society is to reduce uncertainty by establishing a stable (but not necessarily efficient) structure to human intervention."
Las instituciones desempeñan un papel clave en los costes de producción, ya que se necesitan recursos para definir y proteger derechos de propiedad y para hacer cumplir los convenios (Las instituciones junto con la tecnología empleada determinan esos costes de negociación); También se necesitan recursos para transformar los factores de producción tierra, trabajo y capital, y conseguir producción de bienes y servicios y esa transformación no es una función solamente de la tecnología empleada sino también de las instituciones.
En el trabajo de North (1988) podemos establecer una comparación de las empresas familiares con un modelo de intercambio personal que tiene muy bajos costes de transacción, aunque costes de producción elevados (limitada especialización y división del trabajo) contra grandes empresas con una especialización interdependiente (una estructura extendida en tiempo y espacio) con altos costes de transacción (aunque sean pequeños por cada transacción) pese a que la productividad asociada sea mayor. Este autor señala que un incremento de la especialización y la división del trabajo necesita del desarrollo de una estructura institucional que permita a los individuos establecer relaciones complejas con otros individuos, las cuales requieren conocimiento personal y tiempo.
Las instituciones generan una variación de los distintos costes de transacción en distintas sociedades o países (Benham y Benham, 1998 op.cit.)(42).
El mismo North (1994) señala la existencia de una trayectoria o vía de dependencia institucional "institucional path dependence", a causa de una red de externalidades, economías de alcance y complementariedades que existen en una dada matriz institucional.
Hoy en día individuos y organizaciones con poder de negociación -como resultado del marco institucional- tienen una apuesta crucial en perpetuar el sistema. La trayectoria puede revertirse como el caso de Argentina que pasó del crecimiento al estancamiento en la mitad del siglo XIX. Pero este mecanismo es un proceso difícil del cual se conoce muy poco, como el caso de los cambios conseguidos en Europa central y occidental ("un esfuerzo hacia delante y a tientas").
Existen muchos casos como lo señala North, en que no es posible beneficiarse del progreso técnico debido a la falta de instituciones adecuadas.
Trasladar las reglas económicas y políticas que fueron exitosas en la economía de países occidentales a países del tercer mundo no es una condición suficiente para un buen desempeño económico. Las privatizaciones no son una panacea para resolver pobres desempeños económicos.
Varios autores (Maletta, 1998; Casaburi, 1998) citan la influencia del "costo argentino" que encarece a menudo las mercancias del país por motivos ajenos al ciclo productivo; el costo argentino es es coste adicional de producir en Argentina en comparación con sus principales competidores, debido al exceso de regulaciones(43), las distorciones del sistema impositivo y el deterioro de la infraestructura física.
En recientes declaraciones(44) el secretario de la SAGPyA manifesto que es necesario bajar "el costo argentino" enunciando "...somos muy eficientes hasta la tranquera, de ahí para afuera nó porque tenemos los fletes mas caros del mundo..."; puntualizó además que el flete de Santa Rosa al puerto de Bahía Blanca (300Km), es más caro que el de Bahía blanca al puerto de Rotterdan (Holanda) (14.000 Km).
El "costo argentino" está dado por el desempeño de las "instituciones" del país.
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