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JUSTIFICACIÓN DEL ENFOQUE METODOLÓGICO

 

Andalucía es un territorio periférico, situado en un país periférico de una de las tres grandes áreas de valorización capitalista existentes hoy día en el planeta: la Unión Europea. Este carácter de periferia de la periferia en un espacio central determina buena parte de sus características. Por ello, nuestro esfuerzo va a centrarse en la explicación de la forma que han tomado los procesos de acumulación de capital en el interior de la industria agroalimentaria andaluza, así como en la traslación territorial que han tenido los mismos. Se trata, por tanto, de un análisis de los efectos del crecimiento y el cambio técnico en la competitividad de las distintas actividades y, consecuentemente, en su distribución a lo largo del territorio de la región. Procesos cuya forma va a depender de la posición de la región en la división del trabajo. Pero, para que pueda entenderse los principios a partir de los cuales este análisis va a realizarse realizar una serie de puntualizaciones sobre la metodología utilizada en el investigación metodológicas.

 

En primer lugar, se parte de la consideración de que los procesos económicos y sociales se rigen por una serie de principios que, sin embargo, cambian con el paso del tiempo. Es decir, se sostiene la premisa de la “historicidad” inherente a todo fenómeno socioeconómico. Dicho en otros términos, se utiliza una metodología de análisis historico – estructural. Por ello, en este caso, se analiza un cambio que tiene que ver con un proceso histórico: el cambio de la articulación productiva y territorial de la IAA durante el período 1980-95.

 

Pero aun asumiendo la primacía del método histórico, la investigación realizada no se ha circunscrito de forma exclusiva al mismo. Digamos que el reconocimiento de la historicidad de los procesos es el punto de partida y la premisa fundamental, pero este hecho no anula la posibilidad de utilización de otros prismas metodológicos. En este sentido, puede decirse que, de forma explícita, se ha optado por la aplicación de una metodología pluralista que, sea capaz de analizar los diferentes aspectos que entran a formar parte de nuestro objeto de estudio. Se trata, en este sentido, de una realidad caracterizada por su complejidad. Esta se deriva de la extensión de la actividad agroindustrial en la región, de los distintos tipos de relaciones establecidas con la agricultura, de la diversidad de los procesos productivos, de las diferencias entre los distintos grupos sociales que se benefician de la misma etc. Sólo una metodología plural es capaz de captar mínimamente todas estas dimensiones. En este sentido, la aplicación de metodologías más excluyentes supondría dejar fuera buena parte de la realidad que se pretende explicar.

 

“...al pluralismo cognitivo propio de las ciencias sociales...corresponde un pluralismo metodológico que diversifica los modos de aproximación, descubrimiento y justificación en atención a la faceta o dimensión de la realidad social que se estudia, en el bien entendido de que ello no implica la negación o la trivialización del método, su concepción anárquica, o la pereza de enfrentar lo áspero: sino, por el contrario, la garantía de fidelidad al objeto y la negativa a su reproducción mecánica, a considerarlo como naturalmente dado del mismo modo en que nos es dado el mundo físico-natural” (Beltrán, 1994, pag. 19)

 

Pero, pese a la defensa de este pluralismo metodológico, el método histórico estructural tiene un carácter dominante en el análisis. Dicho en otros términos, se trata de un pluralismo metodológico asimétrico en el que se tienen una fuerte inclinación a la realización de análisis históricos, a los que se subordinan las restantes metodologías de investigación empleadas. En este sentido, los capítulos tercero, cuarto y quinto responden, principalmente al cuadro metodológico histórico dominante. Así, se promueve, a partir de la observación, la abstracción de una serie de relaciones funcionales que son las que explican el argumento principal del presente estudio: la especialización productiva de la IAA, su articulación espacial y la íntima relación existente entre una y otra. No obstante, debido al pluralismo metodológico existente, se tienen en cuenta una serie de elementos que relativizan el alcance del análisis histórico. En primer lugar, en este caso, esto no se cae en un análisis determinista de la realidad. La identificación de una serie de relaciones que condicionan la forma de comportamiento de los agentes productivos, no implica que se considere que la actuación, que la iniciativa de los mismos carezca de importancia. En este sentido, se realiza un análisis de las estrategias de los principales grupos empresariales (capítulo 4), cuyo comportamiento es clave para entender las dinámicas en curso.

 

En segundo lugar, las abstracciones realizadas no parten del “hábito”, es decir, no parten de categorías de análisis estructural convencionalmente aceptadas. Por tanto, no se reproducen completamente ninguno de los sistemas de definiciones empleados por las escuelas que, tradicionalmente, se han ocupado de realizar estudios semejantes. Por ejemplo, se han utilizado conceptos provenientes de la escuela de la Nueva División Espacial del Trabajo, pero no de forma exclusiva y excluyente. Únicamente se han utilizado estas categorías en la medida en que se ha considerado conveniente para caracterizar el funcionamiento de la realidad de la IAA. Del mismo modo, se han utilizado, por el mismo motivo, conceptos provenientes del “institucionalismo”, como, por ejemplo, el concepto de arraigo productivo, aunque, en general la metodología de investigación tenga un fuerte carácter estructural. En este sentido, las abstracciones y categorías utilizadas han tenido como único objetivo la profundización en la realidad a partir de la distinción entre lo incidental y lo esencial. Se trata de, en este sentido, identificar los elementos esenciales que explican en mayor medida las relaciones existentes entre los diferentes elementos analizados. Pese a todo, la utilización de una metodología como la anterior, con la primacía dada al análisis histórico, no deja de tener pasivos importantes. En este sentido:

 

¨      Las abstracciones realizadas suelen realizarse sobre la base de criterios bastante lejanos al día a día de los agentes implicados, lo que supone un “alejamiento” del análisis de sus prácticas diarias. En este sentido, pueden incluso ser contrarias a la percepción que de su propia experiencia tienen los mismos.[1]

 

¨      Esto en última instancia se debe a que la realidad se analiza desde una única racionalidad, la del investigador lo que, posiblemente, tiende a reducir la incertidumbre, los conflictos y los riesgos asociados a la toma de decisiones existentes en cualquier tipo estructura. (Sayer, 1993).

 

Por ello, el sexto capítulo se desarrolla a partir de unas orientaciones metodológicas absolutamente distintas. En este caso, con la finalidad de establecer los factores socioeconómicos sobre los que se sostiene la actividad agroindustrial en determinados municipios, se toman en consideración los discursos de los agentes implicados. De hecho, este capítulo se desarrolla sobre la base de la explotación de 32 entrevistas semiestructuradas realizadas a empresarios / gerentes del sector. Sobre la base de la codificación de sus respuestas se describen, en primer lugar, los principales elementos que se encuentran detrás de la organización social de la actividad agroindustrial en los municipios considerados. Pero, adicionalmente, el significado que se le da a los distintos hechos relatados, es decir, su interpretación, se realiza a partir de los discursos de los entrevistados. En este sentido, el tratamiento realizado de la información recopilada puede sintetizarse del siguiente modo:

 

1.                  Las entrevistas han sido objeto de un análisis cualitativo de la información contenida en las mismas. Para ello, han sido transcritas y resumidas. Del análisis cualitativo se han obtenido muchas de las pautas que definen el comportamiento del sector en sus relaciones laborales, comerciales e institucionales.

 

2.                  Las entrevistas, del mismo modo, han sido codificadas bajo forma de “items” cerrados. Es decir, la información puramente cualitativa, derivada de un “discurso” de uno de los entrevistados ha pasado a ser utilizada de forma que ha permitido estimar una serie de porcentajes que resumen el comportamiento de los actores. No puede afirmarse que se trate de una “cuantificación” en sentido estricto, ya que las variables numéricas obtenidas son de carácter discreto y no pueden representarse métricamente, pero sin duda se trata de un avance en la tarea siempre difícil de abstraer de la información cualitativa recogida aquellos aspectos que en mayor medida explican el funcionamiento de la realidad social objeto de estudio.

 

3.                  Las entrevistas igualmente, han sido objeto de un análisis cuantitativo sobre la base de las frecuencias relativas de las preguntas finalmente definidas.

 

4.                  Se dispone, por tanto, de un análisis cuantitativo y un análisis cualitativo de las entrevistas realizadas. Se trata de métodos diferentes, pero que coinciden a la hora de proporcionar una caracterización complementaria de la realidad objeto de estudio. El objetivo, por tanto, de la redacción final de la investigación es subrayar la complementariedad de los elementos cuantitativos y cualitativos. Para ello, se ha optado por la siguiente estrategia realizar una exposición ordenada de los principales agregados cuantitativos identificados para, a la hora de explicar el significado de los mismos, introducir comentarios realizados por los entrevistados.

 

En última instancia, esta metodología de investigación tiene una justificación ontológica, es decir, relacionada con la propia naturaleza del “ser social” a estudiar. De esta forma:

 

¨      Se incorporan otras racionalidades, independientes de la racionalidad del investigador, suponiendo esto, lejos de una fuente de incongruencia, una de enriquecimiento del análisis realizado. Se capta, de este modo, la complejidad de lo social.

 

¨      Se enfatiza en una serie de elementos que, a priori, se consideraban bastante lejanos del planteamiento de la investigación. El hecho de que se incorporen otras racionalidades supone, de forma inmediata, que aparezcan nuevos elementos, no considerados inicialmente, pero con una gran capacidad explicativa de los fenómenos objeto de estudio.

 

¨      Se relativiza cualquier regularidad económica propuesta como ley general. Porque la efectiva realización de estas regularidades depende de una serie de relaciones sociales y de decisiones individuales que, ahora se toman en consideración.

 

¨      Se acerca el contenido de la investigación a la experiencia diaria de los agentes del sector, sin que ello suponga un menoscabo de su capacidad crítica. Dicho en otros términos se reduce lo que algunos autores han denominado la “violencia de la abstracción.” (Sayer, 1993)

 

¨      Reafirma la concepción de la actividad económica en general y de la organización de mercado, en particular como un proceso instituido (Polanyi, 1994). El estudio de realidades territoriales concretas facilita la comprensión de los mecanismos que se encuentran detrás de lo que algunos autores han llamado la “construcción social del mercado” (Bagnasco, 1988), en el sentido, de que sirve para poner de manifiesto los grupos que más activamente participan en los procesos  de producción e intercambio, las relaciones de fuerza entre los mismos, las instituciones con las que interaccionan etc

 

En conclusión, la metodología globalmente utilizada parte de la consideración de la primacía de un análisis de tipo histórico – estructural, pero reconoce las fronteras de éste. Con la finalidad de superar estos límites, se utiliza en el sexto capítulo, un método de análisis realista – institucional. Esto sitúa al conjunto de la investigación en un punto intermedio entre dos posiciones epistemológicas y ontológicas. De esta forma, por una parte, se estudia el fuerte condicionante que para la actuación de los agentes supone la articulación productiva y subsectorial de la IAA en el interior de la región. Pero, pese a ello, no se ha querido caer en una explicación “determinista” de la articulación productiva y territorial de la IAA. Por el contrario, se ha querido poner de manifiesto la importancia de factores socioeconómicos como la organización del trabajo en el funcionamiento real del objeto de nuestro estudio. Con ello, el objetivo final es la elaboración de un marco donde se considere que, aunque los procesos estudiados no se encuentran absolutamente determinados por las características estructurales de los mismos, se encuentran poderosamente condicionados por ellos.

 

Con lo que se pone de manifiesto que visión estructural[2] y la visión institucional no sólo no se contradicen sino que se complementan. Una estudia los rasgos generales de evolución del objeto de estudio. La otra se centra en el detalle, en las relaciones concretas que hacen posible esta dinámica general. Sin el elemento estructural el análisis carece de la perspectiva suficiente, tendiendo a sobrevalorar lo puramente accidental. Sin el elemento institucional, el análisis se separa demasiado de la realidad, del día a día y tiende a primar estructuras de pensamiento fijadas a priori que no son forzosamente las más importante a la hora de analizar un territorio, una sociedad y una economía concretas. Por tanto, existe un mutuo enriquecimiento estructural / institucional al servicio de intentar explicar los impactos territoriales de un modelo de acumulación. En este sentido, tanto desde una perspectiva estructural como institucional, el objeto de estudio se circunscribe al análisis de las implicaciones espaciales de un proceso de acumulación.

 

No obstante, por las propias características de la economía andaluza que ya previamente se había caracterizado como una región periférica de un espacio central, este análisis no agota las implicaciones espaciales que ha tenido la Reestructuración de la industria agroalimentaria. Existen otros impactos, por ejemplo, en el cambio en los sistemas de cultivo, en la forma de gestión de los recursos naturales, en la naturaleza de los residuos generados que no son analizados en el presente trabajo.[3] Pero, aunque no sean directamente analizados, la realidad es tozuda y muestra una y otra vez cómo el modelo de desarrollo de la IAA genera una concentración de las cadenas de valor, que, de este modo, promueve un modelo de crecimiento urbano – industrial que implica una apuesta, a medio plazo, por un modelo duro, concentrado de poblamiento que no facilita la sostenibilidad de los procesos económicos en curso.

 

En resumen, la realidad de la Industria Agroalimentaria en Andalucía es una realidad compleja que no es aprehensible tomando un único paradigma teórico de referencia. Por ello, se ha integrado dentro de un esquema de partida marxiano, elementos “institucionalistas” retomando para ello aportaciones procedentes de distintas escuelas de pensamiento y disciplinas académicas. Ello supone, en la práctica, un ejercicio de deconstrucción e reinterpretación de la realidad. En este sentido, se huye del “esencialismo” tendente a considerar sólo a un tipo de hecho como los “reveladores” de una lógica subyacente rectora de la evolución del objeto de nuestro estudio (Sayer, 1995). Por el contrario, se reconocen una multitud de elementos que influyen, en diverso grado y medida, en la dinámica territorial de la actividad industrial en Andalucía. Desde esta perspectiva, es decir, desde el reconocimiento de la multiplicidad de aspectos que influyen en la realidad y desde el intento de repensar una buena parte de las categorías analíticas utilizadas, puede afirmarse que el presente ejercicio de investigación se adhiere de una u otra forma a las tesis de Morin sobre el pensamiento complejo. De este modo, se pretende la identificación de estructuras y procesos explicativos de la realidad, pero no suficientemente considerados en los análisis al uso. Estructuras que se identifican a partir de la observación, pero que, para su adecuado encuadre es necesario cotejar con análisis teóricos que, de una u otra forma proporciones posibles significados a los mismos. (Lawson, 1997)


 


[1] Por ejemplo, si se pregunta, como se ha hecho en la presente investigación entrevistas a los empresarios del sector, preguntados por la evolución de la IAA, la mayoría  consideran la misma como positiva pese a que han desaparecido más de 1700 y ha caído sensiblemente el empleo. Pero, pese a esto, no existe o si existe se encuentra muy atenuada la percepción de los problemas derivados de una estrategia de modernización. Un análisis estructural pone estas limitaciones claramente de manifiesto, pero esto se opone en ocasiones a la percepción de los agentes, va “contra su experiencia”, lo que crea una falta de comunicación, en este caso concreto académico – empresarial, aunque no tiene por qué ser necesariamente de este tipo. Esto da lugar, a su vez, a posiciones académicas de “elitismo intelectual” y de cerrazón frente a lo procedente de fuera del sector de actividad por parte de los empresarios. La superación de esta dicotomía precisa la consideración explícita por parte del mundo académico de los diversos discursos de los agentes, como forma, en primer lugar, de tener en cuenta otros puntos de vista; pero también de explicar la realidad a partir de abstracciones más directamente ligadas a la experiencia diaria de éstos.

[2] Que, con todo, como ya se ha afirmado tiene una mayor importancia, porque es la que se utiliza para estudiar globalmente el fenómeno y, por tanto, acota el contenido del análisis institucional y porque además condiciona de forma significativa las capacidades de actuación de los agentes.

 

[3] Un ejemplo de este tipo de aproximación  Cano (2000) “La modernización del olivar”.