Los modelos de desarrollo regional exógeno

 

 

Boudeville introduce la versión geográfica de los polos de desarrollo de Perroux. Se trata de una visión ampliada de la tesis de la causación acumulativa, con la introducción de la variable espacio en el análisis, y con la apertura del círculo de causalidad en una etapa final de difusión del crecimiento hacia las zonas menos favorecidas inicialmente.

 

Boudeville[1] introduce la variable espacio en el análisis, Berry[2] define los canales de difusión del crecimiento y Friedmann[3], en el modelo centro-periferia, define y caracteriza las etapas de generación y difusión geográfica de la dinámica económica.

 

El polo de crecimiento, definido por Perroux como un conjunto industrial imbricado en torno a una dinámica industria central a través de una serie de eslabonamientos input-output, ha servido para fundamentar acciones de política regional encaminadas a la concentración meramente geográfica de la actividad económica como factor de desarrollo.

 

El concepto inicial de enclave industrial pasa a ser interpretado y puesto en práctica a través de la aglomeración espacial y de la polarización en el espacio. La localización empresarial obedece no sólo a relaciones funcionales entre empresas, sino que las unidades productivas se benefician de la mera concentración de actividades económicas en el espacio. Son las denominadas economías de aglomeración, que suponen el abaratamiento de sus costes, la seguridad en los suministros, el clima industrial, la amplitud del mercado, etc[4].

 

Perroux, explicando su teoría de los polos de desarrollo, manifestó en 1955 que “el crecimiento económico no aparece en todos los lugares al mismo tiempo: surge en un determinado punto geográfico, para después difundirse a través de diferentes canales de intensidad variable”. Berry desarrolló el concepto de canales de difusión del crecimiento, centrándose en los tres siguientes:

(1) desde los centros metropolitanos hacia ciudades satélite más pequeñas;

(2) desde las ciudades hacia sus regiones, desarrollando así otros centros urbanos de la región;

(3) desde el centro de las ciudades hacia sus periferias.

 

El modelo centro-periferia, diseñado por Friedmann, divide el fenómeno del crecimiento económico en cuatro etapas: en la primera, correspondiente a los estados iniciales del desarrollo, con estructura productiva pre-industrial, el espacio geográfico presenta algunos centros de desarrollo independientes e inconexos.

 

La segunda etapa se aproxima a la polarización espacial a la Boudeville: se produce la industrialización en un núcleo central único que atrae las materias primas, mano de obra y capital desde la periferia hacia el centro.

 

La tercera etapa incluye elementos de difusión del crecimiento desde el centro hacia las áreas periféricas en las que empiezan a surgir nuevos enclaves industriales interconectados con el área central inicial. La fase final corresponde a un sistema económico post-industrial, muestra un sistema de regiones interdependientes y un reparto equilibrado de producción y riqueza.

 

Según este diseño espacial del crecimiento, las regiones no compiten entre sí con igualdad de oportunidades como en la formulación neoclásica, sino que la concentración inicial de actividades en la zona “centro” marca también la centralización del poder económico en esa área, y los efectos difusores del crecimiento hacia la periferia no tendrán lugar más que al ritmo y según los intereses de los detentadores de ese poder en las regiones o ciudades centrales.

 

La característica diferenciadora de la zona centro es su capacidad para generar o adaptarse a las innovaciones. En palabras de Friedmann[5], “las regiones centro son subsistemas de la sociedad organizados sobre una base territorial que tienen una gran capacidad para generar y absorber cambios innovadores; las regiones periféricas son subsistemas cuya senda de desarrollo está determinada fundamentalmente por las instituciones de la región centro, con respecto a la cual se encuentra en una relación básica de dependencia.”

 

El centro y la periferia se relacionan entre sí mediante los siguientes procesos: la difusión de innovaciones, lo que supone la progresiva implantación de los sectores productivos modernos en las áreas menos desarrolladas, caracterizadas inicialmente por la predominancia en ellas de las estructuras productivas rurales.

 

Esta difusión del crecimiento desde el centro hacia la periferia puede realizarse también a través del descubrimiento de nuevos recursos productivos, o por mejoras en el transporte o por la expansión de los mercados. También pueden contribuir la implementación de políticas de desarrollo regional o los cambios en la organización industrial que permiten descentralizar los procesos de producción, manteniendo la dirección de la empresa en la región central, permitiendo así aprovechar localización y mano de obra más baratas en la periferia.

 

Y ello junto con un proceso paralelo de control de esa difusión por parte de la instituciones de la región central, que tienen en su mano la decisión del alcance y ritmo de implantación de las innovaciones en la periferia.

 

Los procesos espaciales de migración y localización de las inversiones completan el paradigma descrito por Friedmann. Éstos contribuirían a la polarización geográfica en las dos primeras etapas, y a la difusión, tímida primero y decidida después, del crecimiento económico en las dos etapas finales del proceso.

 

La descripción del dualismo centro-periferia de Friedmann nos permite completar los modelos de localización empresarial a través de las siguientes reflexiones: los empresarios pueden estar teniendo en consideración a la hora de decidir su localización otra serie de factores, más allá de los ya descritos, en relación con el desequilibrio de poder político y económico existente entre las regiones centrales y las periféricas.

 

Deben tenerse en cuenta factores tales como la facilidad de acceso directo a los centros de poder gubernamental para ejercer determinadas presiones a favor de sus actividades económicas o simplemente obtener información, o para beneficiarse de contratos públicos, evitando toparse desde regiones desfavorecidas con centralismos burocráticos que dificulten el progreso de su actividad.


 


[1] Boudeville, J.R., Problems of Regional Economic Planning (Edinburgh: Edinburgh University Press), 1966.

 

[2] Berry, B.J.L., “Hierarchical diffusion: The basis of development filtering and spread in a system of growth centres”, en English, P.W. y R.C. Mayfield (eds.): Man, Space and Environment (Oxford: Oxford University Press), 1972.

 

[3] Friedmann, J. “The spatial organization of power in the development of urban systems”, Development and Change, 1972-3, pp. 12-50.

 

[4] Espínola, J.R., “Entramado empresarial y territorio: polos, distritos y desarrollo integrado”, Revista ICADE, nº 48, 131-148, septiembre-diciembre, 1999.

 

[5] Friedmann, J., Urbanization, Planning and National Development (Beverly Hills:  Sage), 1973.

 

 

Este texto forma parte de la tesis doctoral "El factor espacial en la convergencia de las regiones de la Unión Europea", de Mª Amparo Toral Arto, cuyos datos y texto completo son accesibles desde la
FICHA DE LA TESIS

 

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