El espacio en el análisis económico

 

 

Han sido analizados hasta aquí una serie de modelos explicativos del crecimiento, cuyas conclusiones difieren en cuanto al equilibrio en el reparto de la riqueza entre economías, a corto y a largo plazo. Pero aún no se han estudiado determinados factores geográficos que inciden en la eficiencia espacial de un área, por lo que resta por incorporar a esta fundamentación teórica los elementos que conforman la dimensión geográfica de la dinámica económica.

 

¿Puede deberse un mayor crecimiento económico a un reparto geográfico de la producción idóneo, o a una reorganización del sistema de transporte interregional? ¿Las economías de aglomeración y la concentración espacial de las actividades suponen un diferencial positivo de crecimiento respecto de un modelo de dispersión en las localizaciones de la producción? ¿Por qué razones las empresas eligen unas radicaciones y no otras?

 

La reestructuración económica en Europa, como en el resto del mundo, ha tenido lugar a lo largo de etapas históricas diferenciadas, durante las cuales las antiguas actividades han ido desapareciendo a la par que han sido reemplazadas por otras nuevas.

 

Tales cambios en la estructura productiva han resultado heterogéneos en su dimensión espacial, concentrándose gran parte de la actividad económica tras la segunda Guerra Mundial en una franja central europea de 1.500 km. de largo y 200 de ancho, desde el norte de Londres hasta el sur de Milán, aunque se observa cierta tendencia a la desaglomeración de la zona en los últimos años.

 

El objeto de este epígrafe es la presentación de las principales explicaciones teóricas que se han ofrecido a esta desigualdad espacial en el crecimiento Estas ideas fueron utilizadas ya en los años 60 y 70 para explicar la organización económica de los países, poniendo de manifiesto la concurrencia de dos fuerzas opuestas: las de aglomeración, que tienden a concentrar las actividades en las áreas metropolitanas, sobre todo en sus centros; y las fuerzas de difusión, fuente de la dispersión de la actividad económica. El resultado ha sido una visión Centro-Periferia de Europa, con las ciudades occidentales formando el centro -la “banana azul” del mapa de Brunet[1]- y con el sur, noroeste y este de Europa conformando la periferia.

 


 


[1]  Brunet, R.: Les villes Européennes (Paris: La Documentation Française), 1989.

 

 

Este texto forma parte de la tesis doctoral "El factor espacial en la convergencia de las regiones de la Unión Europea", de Mª Amparo Toral Arto, cuyos datos y texto completo son accesibles desde la
FICHA DE LA TESIS

 

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