Síntesis geografía-crecimiento

 

 

La Nueva Economía Geográfica comparte rasgos comunes con las teorías del crecimiento endógeno[1]. Por un lado, la existencia de rendimientos crecientes, efectos externos o la estructura monopolística de los mercados son la base a la vez de procesos de aglomeración espacial de las actividades económicas y de las dinámicas de acumulación en el tiempo de los factores del crecimiento.

 

Por otro lado, un número importante de análisis empíricos ponen de manifiesto la vinculación de los fenómenos de urbanización y de crecimiento[2], o la tendencia al agrupamiento espacial de las actividades generadoras de crecimiento –servicios a empresas, sector de I+D, infraestructuras de comunicación, variedad en los inputs o outputs, capital humano con gran formación…–[3].

 

La corriente teórica de la síntesis geografía-crecimiento[4] surgió a principios de los años 90 a partir de estas analogías conceptuales y estas relaciones empíricas. Pretende la integración de los factores geográficos (costes de transporte, economías de aglomeración, movilidad o inmovilidad de factores o bienes…) y los determinantes económicos del crecimiento.

 

Puede considerarse, en primer lugar, que las teorías del crecimiento endógeno constituyen el marco explicativo general, y que la concentración espacial de las actividades es un factor más de crecimiento. Así, la implicación de los factores espaciales en los mecanismos de crecimiento endógeno se realiza de la siguiente forma: la concentración de las actividades económicas favorece el crecimiento económico, por lo que todos los elementos que conducen a la formación de las aglomeraciones explican y condicionan este crecimiento. Puede entonces construirse, como para el resto de factores de crecimiento tradicionalmente integrados en estas teorías, un proceso de acumulación espacial de las actividades económicas.

 

En otras palabras, existe, a imagen del capital físico y del capital humano, un “capital espacial” que entra en la fabricación del producto y cuya mayor o menor eficacia condiciona el crecimiento[5]. Este capital espacial comprende, a la vez, una serie de actividades generadoras de crecimiento (innovaciones, servicios a empresas, sector terciario superior, infraestructuras de transporte y comunicación…) y una organización espacial particular de estas actividades: la aglomeración.

 

Por lo tanto, la aglomeración (o la ciudad) es un factor de crecimiento que permite estimular a otros factores de producción de manera directa (mejora de los procesos de producción gracias a la innovación, mejoras de los intercambios de información gracias a las infraestructuras de transporte y comunicaciones…) e indirecta, a través de las economías de aglomeración.

 

Este tipo de integración de la concentración espacial de las actividades en el seno de las teorías de crecimiento endógeno centra su interés en los elementos explicativos del crecimiento, sin preocuparse por las elecciones de localización espacial entre las diferentes regiones. Para poder diferenciar las regiones en función de sus potencialidades de crecimiento, se identifican diferentes procesos de acumulación espacial, como en los modelos explicativos de la trampa del subdesarrollo[6].

 

1/ Por debajo de un determinado nivel de concentración, no hay suficientes actividades como para mantener el proceso de acumulación y para que se dé la existencia de externalidades de aglomeración positivas.

 

2/ Una vez alcanzado ese nivel mínimo de concentración, la acumulación espacial de las actividades puede ponerse en marcha y las economías de aglomeración positivas refuerzan el crecimiento.

 

3/ Más allá de otro nivel límite, el proceso de acumulación se torna menos eficaz dada la congestión y las externalidades negativas de aglomeración, que vienen a ralentizar el proceso de crecimiento.

 

Otra forma de integrar las teorías de crecimiento endógeno y de economía geográfica consiste en considerar al crecimiento como fuente de aglomeración geográfica de las actividades a través de la entrada en juego de las externalidades.

 

La estructura formal de partida sería un modelo elaborado sobre el propuesto por Krugman. El crecimiento estaría sostenido por una dinámica endógena de creación de innovaciones, producidas en el sector de I+D con la ayuda de capital humano o de bienes intermedios diferenciados. La acumulación de innovaciones en una región produciría una externalidad de conocimiento local o global[7], o tan sólo global[8]. Las relaciones de complementariedad entre los diferentes sectores reforzarían los efectos centrípetos de la demanda. El crecimiento podría ser sostenido también por la acumulación de capital humano[9] o por la acumulación de capital físico que produciría una externalidad local y global[10].

 

Así, la puesta en relación de las teorías de crecimiento endógeno y las de la Nueva Economía geográfica pone de manifiesto la existencia de un proceso de causación acumulativa en los siguientes términos: la aglomeración espacial se revela como un factor de crecimiento, y el crecimiento, a su vez, favorece la aglomeración a través de la existencia de externalidades. Las consecuencias en cuanto al reparto geográfico de las actividades económicas se presentan a continuación.

 

La introducción de una dinámica de crecimiento supone un aumento en el tamaño global de la economía, por lo que existen actividades económicas adicionales a repartir entre las dos regiones. Este elemento, inexistente en los modelos geográficos no dinámicos, conduce a nuevos esquemas de equilibrio geográfico, dado el incremento del efecto de competencia que ejercen unas empresas sobre las otras localizadas en el mismo lugar.

 

Puede surgir, así, un esquema “centro-periferia” impuro, en el que todo el sector de I+D, pero sólo una parte del sector productivo de bienes intermedios diferenciados quedan concentrados en una región. Este equilibrio tiene lugar en presencia de efectos de difusión de la tecnología de carácter global, ya que, en tal caso, la ventaja de localización cerca de los sectores innovadores desaparece.

 

En este caso, el crecimiento adicional generado por la aglomeración geográfica de la actividad económica puede beneficiar tanto a la región centro, que monopoliza las actividades más productivas, como a la región periférica, cuya mano de obra más barata atrae a industrias sometidas a un mayor nivel de competencia mayor. La concentración productiva y el crecimiento económico en este modelo centro-periferia impuro, en presencia de externalidades positivas de carácter global en el sector tecnológico, se refuerzan mutuamente, por tanto, en favor de un nuevo reparto geográfico de las actividades económicas, que puede beneficiar  en términos de crecimiento adicional a todas las regiones

 

En el resto de los casos, surge el esquema “centro-periferia” puro, en el que todas las actividades industriales y de investigación están concentradas en una sola región, en detrimento de la periferia, que se ve abocada, así, a un menor crecimiento.

 

En definitiva, la puesta en común del conjunto de interrelaciones descritas entre los procesos de aglomeración, el crecimiento económico, las externalidades de carácter global generadas por el sector de I+D y la actuación del efecto centrífugo de la mayor competencia local ligada a la aglomeración de carácter dinámica, permiten concluir a favor de una distribución espacial de la actividad económica bajo esquemas “centro-periferia” impuros. Las existencia de externalidades positivas tan sólo de carácter local en el sector tecnológico conduciría a un  modelo más radical, en el sentido del clásico reparto ”centro-periferia” de la actividad económica y el crecimiento.


 


[1] Baumont, C., Croissance endogène et croissance des régions: vers une théorie de la croissance endogène spatialisée, Document de travail, LATEC, Dijon, nº 9408, 1994.

 

Baumont, C. y Huriot, J.M., Economic Geography and Growth: Recent Advances and New Results, 37th European Congress of the Regional Science Association, Rome, 26-29 agosto, Working Paper, LATEC, Dijon, 1997.

 

Fujita, M. y J.F. Thisse, “Économie Géographique: problèmes anciens et nouvelles perspectives”, Annales d’Économie et Statistiques, 1997, nº 45-46.

 

Nijkamp, P. y J. Poot, “Spatial perspectives on new theories of economic growth”, The Annals of Regional Science, 32, 1, 1998, pp. 7-37.

 

[2] Glaeser, E.L., Economic Growth and Urban Density: a Review Essay, Working Paper nº E-94-7, Hoover Institution, Standford University, 1994.

 

Hohenberg, P. y L.H. Lees, The Making of Urban Europe (1000-1950), (Cambridge, MA: Harvard University Press), 1985.

 

Jacobs, J., Les villes et la richesse des nations, (Montréal: Boréal), 1992.

 

[3] Hansen, N., “Do producer services induce regional economic development?”, Journal of Regional Science 30, 4, 1990, pp. 465-476.

 

Hansen, N., “Producer services, productivity and metropolitan income”, The review of Regional Studies, 23, 3, 1993, pp. 255-264.

 

Capron, H., “La dynamique de croissance des régions en Europe”, en Célimène, F. Y C. Lacour (eds.) L’intégration régionale des espaces, , (Paris: Economica, Bibliothèque de Science Régionales) 1997, pp. 105-122.

 

Catin, M., “Disparités spatiales de productivité, accumulation de capital et économies d’agglomé-ration”, Revue économique, 48, 3, 1997, pp. 579-589.

 

Raush, J.E., Productivity Gains from Geographic Concentration of Human Capital: Evidence from the Cities, Journal of Urban Economics, 34, 1993, pp. 380-400.

 

[4] Englmann, F.C. y U. Walz, “Industrial Centers and Regional Growth in the Presence of Local Inputs”, Journal of  Regional Science, 35, 1, 1995, pp. 3-27.

 

Kubo, Y., Scale economies, regional externalities and the possibility of uneven regional development, Journal of Regional Science, 35, 1, 1995, pp. 29-42.

 

Martin, P y G.I.P. Ottaviano, “Growth and agglomeration”, CEPR Discussion Paper Series, nº 1529, 1996.

 

Martin, P y G.I.P. Ottaviano, “Growing locations: Industry location in a model of endogenous growth”, European Economic Review 43, 1999, pp. 281-302.

 

Pavilos, T, y P. Wang, Spatial Agglomeration and Endogenous Growth, Regional Science and Urban Economics, 26, 1996, pp. 645-669.

 

Walz, U., Transport costs, intermediate goods, and localized growth, Regional Science and Urban Economics, 26, 1996, pp. 671-695.

 

[5] Baumont, C., “Croissance endogéne et croissance des régions: vers une théorie de la croissance endogène spatialisée”, Document de travail nº 9408, LATEC, Dijon, 1994.

 

Baumont, C., “Croissance endogène et espace”, en Céliméne y Lacour (eds.), L’intégration régionale des espaces (Paris: Economica), 1997.

 

[6] Bouayad, A., “Effet de seuil et croissance endogène: exemple des dépenses publiques d’éducation”, Politiques économiques, Journées AFSE, Aix-en-Provence, 19-20 mayo, 1993.

 

[7] Englmann, F.C. y U. Walz , “Industrial Centers and Regional Growth in the Presence of Local Inputs”, Journal of Regional Science 35, 1, 1995, pp. 3-27.

 

Martin, P y G.I.P. Ottaviano, Growing locations: Industry location in a model of endogenous growth, European Economic Review 43, 1999, pp. 281-302.

 

[8] Walz, U., “Transport costs, intermediate goods, and localized growth”, Regional Science and Urban Economics 26, 1996, pp. 671-695.

 

Martin, P. y Ottaviano G.I.P., “Growth and agglomeration”, CEPR Discussion Paper Series, nº 1529, 1996.

 

[9] Pavilos, T. y Wang, P., “Spatial Agglomeration and Endogenous Growth”, Regional Science and Urban Economics 26, 1996, pp. 645-669.

 

[10] Kubo, Y., “Scales economies, regional externalities and the possibility of uneven regional development”, Journal of Regional Science, 35, 1, 1995, pp. 29-42.

 

Este texto forma parte de la tesis doctoral "El factor espacial en la convergencia de las regiones de la Unión Europea", de Mª Amparo Toral Arto, cuyos datos y texto completo son accesibles desde la
FICHA DE LA TESIS

 

Google


En la web
En eumed.net