El modelo neoclásico de crecimiento regional

 

 

El modelo neoclásico de crecimiento fue desarrollado en su aplicación regional en los años 60[1], haciendo hincapié en la característica de apertura de los sistemas interregionales. Permite, como especificidad respecto del modelo general, la acción simultánea de cuatro vías de convergencia que a continuación se describen, siguiendo la versión ampliada del modelo presentada por Barro, Mankiw y Sala-i-Martin[2].

 

1.      El ahorro, la movilidad del capital y su acumulación. El modelo neoclásico tal y como ha sido presentado en las líneas anteriores supone el análisis de economías cerradas y no podría aplicarse tal cual al caso que nos ocupa de economías regionales. La ampliación del modelo en el sentido expresado puede hacerse siguiendo la aportación de Barro, Mankiw y Sala-i-Martín a través de la movilidad del capital: los diferentes países (o regiones) participantes en el modelo descrito pueden pedir prestado en los mercados “internacionales” de capital, pero no todo el capital puede ser usado como aval o garantía colateral. Este contexto acelera ligeramente la velocidad de convergencia, aunque no modifica sustancialmente las predicciones cualitativas sobre la velocidad de la transición, siempre que la parte del capital que pueda emplearse como aval no sea muy grande, de modo que, según estos autores, puede seguirse empleando el modelo anteriormente descrito al análisis de las economías regionales.

 

Así, las regiones con ventaja inicial en términos de acumulación de capital y renta per cápita encuentran, a la hora de reinvertir su ahorro, menor rentabilidad en su área geográfica, fruto de la existencia de rendimientos marginales decrecientes en el capital.

 

Por su parte, las regiones que partían de una posición desfavorable de partida presentan oportunidades de inversión más rentables que les van a permitir atraer capital de otras regiones y acelerar así su crecimiento, desencadenándose un proceso de convergencia o de alcance de los niveles de renta per cápita de las regiones más favorecidas inicialmente.

 

2.   La movilidad del factor trabajo. La movilidad de los factores productivos conlleva el desplazamiento de los mismos hacia las zonas donde obtienen los mayores rendimientos. Ello supone la equiparación de las dotaciones de los mismos, y, así, sus retribuciones y, en consecuencia, la equiparación de los niveles de renta entre las distintas áreas geográficas cuyos mercados se hayan integrado.

 

Así, la mano de obra cualificada tenderá a desplazarse de las áreas en que resulta más abundante (las áreas ricas), y por lo tanto menos productiva, a aquéllas en que escasea (áreas más desfavorecidas en su dotación inicial de factores) para obtener mayores rendimientos. La mano de obra menos cualificada tenderá, a su vez, a desplazarse desde las áreas pobres en que abunda y se encuentra mal pagada hacia las zonas ricas en busca de salarios superiores.

 

En consecuencia, el movimiento cruzado de factores, capital y trabajo explica la tendencia a la igualación de la relación K/L, la productividad y el salario.

 

3.      Mercado integrado y especialización del comercio. El comercio de bienes y servicios refuerza la tendencia descrita a la igualación de rentas entre zonas con mercado único, a través de la equiparación a largo plazo de los precios de los factores de producción. Las zonas con mayor dotación en capital y mano de obra cualificada tenderán a especializar su producción en bienes intensivos en el uso de tales factores productivos, que exportarán; y serán zonas importadoras de bienes para cuya fabricación se hayan destinado fuertes proporciones de mano de obra poco cualificada. El comercio refuerza así la dinámica generada por la movilidad de los factores productivos. Por tanto, los modelos, de especialización del comercio basados en la dotación de factores productivos apuntan de forma inequívoca a la convergencia económica como fruto de la integración de los mercados.

 

4.      La transferencia de tecnología. En un contexto de economías regionales abiertas, las transferencias de tecnología desde las regiones más avanzadas hacia las más pobres deberían ser rápidas, facilitando así el crecimiento de éstas últimas y, por tanto, el proceso de igualación de rentas per cápita entre regiones.


 


[1] Borts, G.H.,  “The equalization of returns and regional economic growth” American Economic Review, 50, 1960, pp. 319-47.

 

Borts, G.H.  y J.L Stein, Economic Growth in a Free Market (New York: Columbia University Press) 1964.

 

Romans, J.T., Capital Exports and Growth among U.S. Regions (Middletown: Wesleyan University Press), 1965.

 

Siebert, H., Regional Economic Growth: Theory and Policy, Scranton: International Textbook Company, 1969.

 

[2] Barro, R.J., N.G. Mankiw y X. Sala-i-Martín (1992): “Capital Mobility in Neoclassical Models of Growth”. NBER Working Paper nº 4206 (noviembre).

 

Este texto forma parte de la tesis doctoral "El factor espacial en la convergencia de las regiones de la Unión Europea", de Mª Amparo Toral Arto, cuyos datos y texto completo son accesibles desde la
FICHA DE LA TESIS

 

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