LA TÉCNICA DIDÁCTICA DEL BUEN HUMOR Y SU INCIDENCIA EN LA CALIDAD DE LOS APRENDIZAJES DE LOS ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ. 2015

LA TÉCNICA DIDÁCTICA DEL BUEN HUMOR Y SU INCIDENCIA EN LA CALIDAD DE LOS APRENDIZAJES DE LOS ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD TÉCNICA DE MANABÍ. 2015

Edison Ruben Zambrano Cedeño
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú

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El buen humor
El buen humor es una capacidad única del ser humano. Todas las culturas lo han valorado y le atribuyen numerosos beneficios psicológicos, por ejemplo, estados de alegría, bienestar y satisfacción, menor estrés y depresión. Se le asignan también, beneficios físicos como tolerancia al dolor, activación del sistema inmune, cardiovascular y respiratorio, y sociales, mejora de la productividad, la motivación, la comunicación, el orden y armonía sociales.

Desde la antigüedad, el buen humor ha suscitado curiosidad en los pensadores y son considerables las aportaciones teóricas que se han realizado desde la Filosofía o la Psicología, si bien es verdad que existe cierto problema semántico a la hora de acotar la comprensión del término humor, ya que puede identificarse con fenómenos como la risa, lo cómico, lo divertido o el ingenio.

¿Puede la utilización del buen humor por parte de quien enseña favorecer el proceso de enseñanza–aprendizaje? En la práctica áulica cotidiana, la enseñanza está pensada desde un lugar en donde el humor no ingresa. Sin embargo, paulatinamente algunos cambios comenzaron a suceder: desde hace algunos años –pocos, en relación a la historia de la didáctica- ciertas prácticas le entreabrieron sus puertas al juego (Kamii y de Vries, 1985; Ortega, 1990; Parra y Saiz, 1994; entre otros), modalidad aún resistida por algunas posturas que suponen que jugar es una cosa y aprender, otra.

El ser humano recurre al buen humor cuando quiere distraerse, cuando quiere publicitar, cuando quiere comunicar; incluso la psicoterapia apela al buen humor (Buckman, 1994; Dziegielewski, Jacinto, Laudadio y Legg-Rodríguez, 2003; Rodríguez Idígoras, 2002).

El interés por investigar este tema es fruto de la propia experiencia, casi intuitiva, en situaciones de enseñanza en las que el buen humor se ha puesto en juego, sumado a la observación de numerosas situaciones de enseñanza-aprendizaje y otras tantas entrevistas con docentes surgidas en la práctica en instituciones educativas. El tema, entonces, requiere de un estudio metódico más profundo, que analice material empírico y teórico acerca de si el buen humor puede mejorar las condiciones de enseñanza. En consecuencia el objeto de estudio de esta proyecto de tesis consiste en analizar sistemática y críticamente de qué manera el uso del buen humor por parte de quien enseña, interviene en el rendimiento y aprendizaje de los estudiantes y si esta interrelación genera efectos positivos o no.

Si la presente investigación logra demostrar que el uso del buen humor en el aula puede mejorar el aprendizaje, aquél podría pensarse como un instrumento más; instrumento, entendido como lo define Feldman (1999:115): “el desarrollo de medios para la obtención de algún objetivo”. Lo cual significa que pensar en el buen humor como una herramienta no es la receta, sino una estrategia para favorecer los procesos de enseñanza-aprendizaje y una ventana más desde donde reflexionar acerca de la propia práctica docente.

“Un niño triste, está enfermo, no recepta nada, un niño alegre, sonriente está presto a aprender” (Osho, 2003)

Por lo tanto, los resultados de esta investigación, podrán tener una eventual transferencia a la reflexión didáctica de diferentes niveles educativos, a las estrategias y prácticas de enseñanza y a la formación de docentes, así como sugieren la necesidad de emprender investigaciones empíricas sobre el tema en el medio. Justamente, en base al conjunto del material revisado, es dable pensar que la introducción del buen humor en las aulas, podría favorecer el aprendizaje en todos los niveles educativos. El buen humor forma parte de la cotidianeidad humana –es exclusivamente humano, de acuerdo a Aristóteles- y se halla implicado en numerosos actos comunicacionales. Sin embargo, resulta dificultoso que investigaciones centradas en este tema sean tomadas seriamente. Al respecto, Dziegielewski, Jacinto, Laudadio y Legg-Rodríguez (2003), afirman que incluso el buen humor es concebido como poco profesional. No obstante, el estudio del fenómeno denominado humor es abordado desde muy diversas disciplinas: antropología, sociología, lingüística, psicología, fisiología, medicina, filosofía o educación y constituye, por lo tanto, un campo interdisciplinar.

La importancia de la risa en el sistema de los cultos de la fertilidad en América india permitió que estos mecanismos no perecieran tras la conquista europea. Al contrario, se mantuvieron enriqueciendo un dinamismo del todo desbordante para los constructores del orden castellano. En sus fiestas los indígenas reavivaron su sentido del humor a pesar de la dominación colonial. Esta incluso fue relativizada desde las reinterpretaciones indígenas del catolicismo” (Leiva Tamara y Rozas Ximena, 2010 pág. 21)

Como bien los sustentan Leiva y Rozas la risa ha estado presente en todas las épocas desde hace muchos siglos atrás en donde se encargó de enriquecer el dinamismo de cada época, es indispensable reconocer y comprender que reír hace que nazca la armonía en el círculo en donde se desarrolla, por lo cual esta investigación esta direccionada al ámbito educativo donde el sentido del humor y la alegría que reflejan a través de la risa quienes intervienen en el proceso educativo es de vital importancia para alcanzar aquellos aprendizajes y objetivos planificados. Fomentar un ambiente positivo a través del buen humor es uno de los principales objetivos de esta época, aunque para muchos docentes se les haga complicado poder aplicarlo como estrategia para el logro del perfil de sus estudiantes al practicarlo lograran observar y verificar sus resultados. Se ha podido determinar que en muchos establecimientos los docentes que presentan mayor dinamismo, promocionan estudiantes con un aprovechamiento y comportamiento favorable a un nuevo año básico, por el contario con los docentes desmotivados sus estudiantes reflejan toda la parte negativa en ambos aspectos.

“Según Leiva y Rozas, (2010) el buen humor nace de una experiencia radical del ser humano: el sentir los límites de lo individual. El contexto universal del buen humor es lo inmediato y sus límites. Por lo tanto, el buen humor implica vernos viviendo. Es una matriz de acción que nos mueve a una perspectiva abierta para entendernos. En ella está implícito los siguientes factores: aceptar las limitaciones, corregir errores, abrirnos a la experiencia, superar los límites que nos imponen, y superar los límites que nos imponemos y, principalmente, escapar del sufrimiento”

Como se sustenta en este fragmento el buen humor es aquella experiencia que el ser humano siente como una emoción de estar feliz demostrando a su alrededor aquellas sensaciones que demuestra con el reflejo de su mirada y rostro, por ello dentro de todos los ámbitos profesionales y laborales este aspecto se ha vuelto indispensable para lograr la armonía social.

Dentro del ámbito educativo no es diferente ya que el buen humor ha demostrado avances significativos en el aprendizaje de los estudiantes, como una guía de confianza y confort dentro de cada proceso, es indispensable determinar que el buen humor es sinónimo de alegría, no de burla, con el fin de que los términos sean bien utilizados de acuerdo a la necesidad y actividad que se está realizando.

¿Y el buen humor? ¿Qué es el buen humor? Eso que preguntan siempre y que nunca se sabe explicar. La gente se sorprende cuando conoce a un humorista y descubre que es, poco más o menos, como todo el mundo.

En que sus parodias sean descomposiciones de los tópicos, el humorismo está en armonía con las ideas de autores que ven la labor del humorista como la contraria del poeta que compone un carácter de una “lucha de elementos opuestos o repugnantes; pero que con estos elementos compondrá un carácter y querrá que sea coherente en todos sus actos” mientras el humorista “descompone el carácter de sus elementos, y así como aquel procura mostrarlo coherente en todos los actos, éste se divierte representándolo en sus incongruencias”, lo cual es una buena descripción del mecanismo que se emplea, por ejemplo cuando se descompone al hombre en sus componentes físicos más rudimentarios, refiriéndose al hombre como una especie de caparazón de piel llena de vísceras rodeadas de carne y esto rodeado de piel, y la piel rodeado de chaqueta. En el mismo cuento, “Aquella hermosa tarde”, en cierta manera descomposición  de los valores de la estética de la novela rosa cuando se refiere a la cabeza como una cosa que “les sirve para dormir las noches y para levantarse por las mañanas” y que sitúa, cómo no, “debajo del sombrero gris con cinta negra”. (Weis Samuel, 2012, pág. 164)

Como lo sustenta Samuel las personas humoristas muchas veces no son reconocidas, sin embrago es imprescindible reconocer y demostrar que  aquellas personas que tienen ese don de hacer mediante el  buen humor todas aquellas actividades, podrán lograr destacarse positivamente en sus actividades, sin embargo, dentro del ámbito educacional los formadores de los aprendizajes utilizan estrategias que no direccionan la adquisición de los aprendizajes y en muchos estudios realizados a nivel mundial se ha determinado que el buen humor como técnica transmisora de aprendizajes busca en los estudiantes las adquisición de las destrezas y objetivos educativos planteados en cada etapa, nivel y asignatura. Las contradicciones de los escritos humorísticos despiertan la admiración y el deseo de descubrir aquellas contradicciones que se revelen, por ello no existe quien demuestre que los humoristas realicen un papel negativo en la sociedad.

El humor se explora como equilibrio dinámico entre lo que sucede y la forma de interpretarlo, e incluye la percepción de la situación por parte del sujeto, la interpretación de lo percibido y una respuesta, en este caso divertida, que capacita a la persona para ser más hábil en adaptarse a lo que le sucede, pero de manera simpática y alegre. En este contexto, el humor se puede integrar en un conjunto de estrategias, habilidades y automatismos que ayudan a la persona a disfrutar de la vida, a mantener un espíritu alegre y a pensar en positivo, transmitiendo confianza, afecto y acercamiento, considerando el mismo como una actitud vital que enriquece las vivencias personales transmitiéndose a los demás.