EL NIVEL DE EDUCACIÓN FINANCIERA DE LOS JÓVENES DE BACHILLERATO Y SU INFLUENCIA EN LA PERCEPCIÓN QUE TIENEN DE LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS. UN ESTUDIO EMPÍRICO EN XALAPA, VERACRUZ

EL NIVEL DE EDUCACIÓN FINANCIERA DE LOS JÓVENES DE BACHILLERATO Y SU INFLUENCIA EN LA PERCEPCIÓN QUE TIENEN DE LAS INSTITUCIONES FINANCIERAS. UN ESTUDIO EMPÍRICO EN XALAPA, VERACRUZ

María Teresa de Jesús Zamora Lobato
Universidad Cristóbal Colón

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2.2.- Fundamentos teóricos
Como dato importante a destacar, será el poder explicar cuál ha sido la postura de los grandes organismos como El Grupo G-20, La Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico (OCDE), El Banco Mundial y la propia UNICEF con el Movimiento Child and Youth Finance, Instituciones Financieras Internacionales, El Comité Económico y Social Europeo para la Educación Financiera, y en el caso de México, La CONDUSEF, La SHCP, La CNBV, BANAMEX, Instituciones Académicas como la UNAM, entre otros. De ahí, que empezamos por describir lo relativo al constructo educación financiera y el estado de arte que guardan hoy en día estas variables.

El argumento expuesto por el Movimiento Child and Youth of Finance (UNESCO, 2012), considera que aunque la educación financiera es imperativa para el desarrollo de los jóvenes, la inclusión financiera y el acceso, también son esenciales para crear adultos competentes financieramente y que tomen decisiones financieras sanas.

De ahí que las variables sobre el conocimiento específico hacia ahorro, inversión, pensiones, créditos, deudas, gastos y presupuestos, definen la ruta de nuestro modelo de estudio que se muestra en la figura 1.4.4, mismas que son propuestas a partir de los argumentos expuestos por diversos estudios sobre el tema, siendo el referente seminal  Lusardi (2008), Mandel (2009), y organismos como OCDE (2005), FINRA (2008), UNICEF (2012) entre otros, quienes sostienen que poseer cierto nivel de conocimiento en materia financiera favorece la utilización de los servicios financieros.

Dentro del tema de inclusión financiera han sido diversas las propuestas que han abonado al estado del conocimiento en la materia por diversos autores, desde la propuesta para la enseñanza de la matemáticas (García-Santillán, Edel-Navarro y Escalera-Chávez, 2010; García-Santillán, Escalera-Chávez and Venegas-Martínez, 2014). De estudios empíricos que han medido el nivel de educación financiera en diferentes países y contextos, hasta las propuestas por organismos internacionales como el caso de la UNESCO y la  OCDE, y de los cuales se discutirá más adelante.

En los siguientes párrafos observamos una cronología de estudios relacionados al campo del conocimiento financiero, en donde es evidente la aproximación que hacen sobre el campo de la educación financiera, que es el tema objeto de estudio.

            Sobre el constructo de Inclusión Financiera, Goldsmith (1969), King y Levine (1993), Levine y Zervos (1998), exponen que la concordancia entre crecimiento económico y desarrollo financiero ha sido extensamente observada, empleando para ello diferentes metodologías econométricas como el caso de Schumpeter (1911), en donde suscita, manifestando que el sistema financiero puede originar el crecimiento económico, demostrando empíricamente que varias medidas del nivel de desarrollo financiero son fuertemente asociada con el crecimiento del PIB real per cápita.

Siguiendo la cronología en esta discusión teórica, citamos el trabajo de Demirguc-Kunt y Maksimovic (1998) en su estudio sobre  Financing Patterns Around the World The Role of Institutions, mencionan que un sistema financiero desarrollado ayuda a eliminar imperfecciones de mercado. Concluyen señalando que un mayor desarrollo financiero reduce la brecha entre el costo de conseguir financiamiento interno y externo, generando oportunidades de inversión y facilitando el crecimiento.

Por su parte, el estudio de Levine, Loayza, & Beck (2000) denominado Financial intermediation and growth: Causality and causes. Journal of monetary Economics, señalan que el desarrollo intermediario financiero influye en el crecimiento económico y sí existe diferencia en el nivel del desarrollo financiero. Para llegar a  estas conclusiones, utilizaron procedimientos en los que incluyeron las variables instrumentales y técnicas recientes de paneles dinámicos, para demostrar que los componentes de desarrollo intermediario financiero se asocian positivamente con el crecimiento económico.
De igual forma señalan que los datos muestran las diferencias entre países en los sistemas legales que ayudan a explicar las diferencias en el desarrollo financiero. Como resultado de este trabajo, sugirieron mediante estos resultados que las reformas legales pueden impulsar el desarrollo económico y acelerar el crecimiento económico.
Sin embargo, Mason y Wilson (2000) en su estudio sobre Conceptualising financial literacy, puntualizaron que la alfabetización financiera es la habilidad que tiene un individuo para obtener, comprender y evaluar información relevante y necesaria para tomar decisiones. Señalan además, que se requiere de educación financiera y el acceso a los productos y servicios financieros, siendo forzoso esto, ya que si no se tiene dicho conocimiento y no se accede a los servicios financieros, los individuos optarán por obtener servicios y productos financieros informales, dando como resultado personas sin nivel de alfabetización financiera.
Del mismo modo, Beck y Levine (1999) en su libro A new database on financial development and structure, integraron una base de datos con indicadores de desarrollo financiero, así como la estructura de todos los países, siendo dicha base de datos una información relevante, puesto que reúne los indicadores que miden el tamaño, la actividad, y la eficiencia de los intermediarios financieros y los mercados, permitiendo la construcción de la estructura financiera para medir dónde pueden ser utilizados para investigar la relación empírica entre el entorno de la política de regulación legal y los indicadores de estructura financiera.

               Igualmente, Lusardi y Mitchell (2006) en un estudio sobre Financial literacy and retirement preparedness: Evidence and implications for financial education, intentaron buscarlas causas y consecuencias del analfabetismo financiero, con el propósito de entender por qué la planificación de la jubilación es deficiente y por qué tantas familias llegan a la jubilación con poco o nada de dinero. Señalan además, que muchos hogares no están familiarizados con conceptos económicos necesarios para tomar decisiones de ahorro e inversión, de tal forma que el analfabetismo financiero en los jóvenes y adultos en edad avanzada (al no estar suficientemente informados sobre conceptos financieros) genera graves consecuencias para el ahorro, planes de jubilación, hipotecas y otras decisiones.

            Cabe señalar que los gobiernos, así como varias organizaciones sin fines de lucro, han promovido iniciativas para mejorar la educación financiera.

            Aunado a las anteriores aportaciones teóricas, se tiene el trabajo de Atkinson, McKay, Kempson, y Collard, denominado Levels of Financial Capability in the UK: Results of a baseline survey, préparé pour Financial Services Authority par le Personal Finance Research Centre. En dicho documento plasman los resultados del estudio realizado en el Reino Unido, contestando con ello algunas preguntas objetivas que los llevan a señalar que la capacidad financiera es la forma en que las personas tienden a determinar sus gastos y realizar su presupuesto diario. De igual forma, la planificación financiera sobre una jubilación o la educación de los niños e incluso gastos imprevistos, siendo estas capacidades los elementos de una capacidad financiera, es decir, la capacidad financiera puede ser vista como una combinación de habilidades y conocimientos.

En otra idea, Worthington (2006) en su obra Predicting financial literacy in Australia, utilizó los modelos Logit para investigar los cambios demográficos, así como las características socioeconómicas y financieras, determinando el nivel de educación financiera en Australia. A través del test ANZ (Encuesta en Adultos sobre Educación Financiera en 2003), definen a la educación financiera como la capacidad matemática y la comprensión de los servicios financieros, siendo los factores examinados: el género, la edad, el origen étnico, la ocupación, la educación, los ingresos, el ahorro y la deuda.

En este trabajo se concluyó que la educación financiera se encuentra en las personas con el rango de edad entre 50 y 60 años, los profesionales y empresarios. Los desempleados, las mujeres y los que su nivel de educación es bajo (no hablan inglés), tienen un nivel bajo de educación financiera, demostrando con ello que la alfabetización financiera en Australia varía de acuerdo a las características demográficas y socioeconómicas. Con estos resultados dieron pie a emitir una orientación para realizar programas de educación financiera en ese país.

Siguiendo en la discusión teórica sobre los estudios relacionados al campo del conocimiento financiero, nos encontramos con el trabajo de Levine y Schmukler (2006) sobre Internationalization and stock market liquidity. En este trabajo se planteó la relación que existe entre el desarrollo del sistema financiero y el crecimiento en los países de Latinoamérica.
En este estudio encontraron una elevada reciprocidad entre los distintos indicadores del sistema financiero y el PIB, comprobando que en la mayoría de las economías latinoamericanas es el sector bancario el que presenta una mayor correlación con el crecimiento de la economía, independientemente de la estructura financiera de cada país.
Por su parte Johnson y Sherraden (2007) en un trabajo titulado From Financial Literacy to Financial Capability among Youth, identificaron que hay un aumento de interés en los jóvenes hacia la educación financiera, sin embargo no hay acceso a los servicios financieros. En este estudio, concluyen a partir de estudios pedagógicos, que para aumentar la capacidad financiera, no sólo debe estar relacionada con el conocimiento financiero y habilidades financieras, sino también con el acceso a los instrumentos financieros.
En esta idea Lusardi (2008) en su obra Household saving behavior: The role of financial literacy, information, and financial education programs, demostró que el analfabetismo financiero está centrado entre la población estadounidense en grupos de personas con bajo nivel de educación, al igual que las mujeres, los afroamericanos y los hispanos, y los trabajadores adultos mayores, que no saben el tipo de pensiones que tienen y los beneficios de Seguridad Social. 
Sin embargo, a decir de algunos de estos autores referidos con anterioridad, han señalado que no existe empatía por parte de la población con los expertos financieros para tomar decisiones de ahorro e inversión, lo que da como resultado una falta de información, generando a su vez la ignorancia en torno a los conceptos financieros básicos. De esta forma concluyen que, aunque existan programas de educación financiera que pueden ayudar a mejorar el ahorro y la toma de decisiones financieras, es indispensable mejorar la eficacia de estos programas. Por lo tanto, las políticas que tienen como objetivo estimular el ahorro y seguridad después de la jubilación, deben considerar una variedad de incentivos, que incluyan lineamientos tendientes a disminuir las barreras de información, para que esta sea pronta y expedita para quien la requiera, y además se debe simplificar la toma de decisiones en las operaciones financieras. 
En otros estudios relacionados al campo del conocimiento financiero, nos encontramos el trabajo de De Meza, Irlenbusch y Reyniers, (2008) intitulado:  Financial capability: A behavioural economics perspective. En él, señalan que con la economía conductual que se observa hoy en día, se identifican una serie de sesgos metódicos, la cual afecta en las decisiones financieras. La mayoría de la gente no actúa como individuos plenamente racionales ante los temas financieros, o sea que financieramente hablando, no muestran elementos sólidos que lleven a pensar que hay un conocimiento financiero presente en sus decisiones financieras cotidianas.

Concluyen en su estudio que se deben introducir normas aplicables al ámbito financiero adecuadas, que se inculquen lo más ampliamente posible, pero que estén enfocadas en el aspecto conductivo del individuo hacia los accesos bancarios.

Por su parte, Hastings y Tejeda-Ashton (2008) desarrollan un estudio sobre el tema del Financial literacy, information, and demand elasticity: survey and experimental evidence from Mexico, donde examinaron las proximidades entre las características de los inversionistas con la alfabetización financiera. Mediante los datos recogidos en la realización de una encuesta y experimento de campo dentro del sistema de seguridad social privatizado de México, encontraron que muchos de los contribuyentes en el sistema de seguridad social, están informados, y pocos tienen experiencia en cuanto a la inversión en activos financieros como acciones, bonos o fondos de inversión, en el ahorro y la cuenta de retiro.
Es claro que en el tema de la educación financiera, antes debe cuestionarse acerca de cómo es que el alumno debe aprender, o incluso qué tipo de herramientas es necesario que conozca para aplicar en la valuación de algunas operaciones financieras, sea a través de calculadoras, simuladores o cualquier otra índole. Al respecto, un estudio que es pertinente considerar es el que realizaron García-Santillán, Escalera-Chávez y Edel-Navarro (2011).
En este estudio se aborda el modelo de la enseñanza de la matemática financiera asistida por la tecnología.
 Examinaron la percepción del alumno mediante un instrumento que se aplicó a una muestra de 114 estudiantes de las licenciaturas en Administración y de Administración de Empresas Turísticas en los años 2007 al 2009. En este instrumento se midió el proceso de Enseñanza-Aprendizaje de la matemática financiera mediado por TIC y conceptos asociados al proceso de enseñanza, tales como los contenidos de la historia de la matemática y la clase tipo taller, la programación en la hoja de cálculo, el diseño de simuladores financieros, plataformas informáticas y comunidades de aprendizaje como variables que favorecen el aprendizaje, dando como resultado una percepción positiva del estudiante acerca del uso de las TIC en el proceso de Enseñanza-Aprendizaje de la matemática.
Este estudio es importante señalarlo, ya que es a partir de la matemática financiera como rama de la matemática, con la que se evalúan todas las operaciones de los productos que se manejan en las instituciones financieras.
Con referencia a Lusardi y Mitchell (2011) en su obra Financial literacy and planning: Implications for retirement wellbeing demostraron mediante una encuesta especialmente diseñada en la planificación y la educación financiera para el Estudio de Salud y Jubilación, con la cual se buscó medir indicadores que ayudaran a contestar las interrogantes: ¿cómo las personas realizan sus planes financieros?, ¿cómo recopilan la información necesaria para realizar estos planes y ponerlos en práctica? De su estudio concluyeron que existe un gran nivel de analfabetismo financiero, principalmente en las mujeres y las personas con bajo nivel de educación. 
De igual forma, encontraron que los expertos financieros son más propensos a planear y tener éxito en su planificación, y se basan en métodos formales, como las calculadoras de jubilación, seminarios de jubilación por citar algunos. Dichos resultados tienen implicaciones para generar esfuerzos hacia la educación financiera.
Igualmente Xu y Zia (2012) llevan a cabo una revisión sobre educación financiera en el mundo en su obra que se ha vuelto un referente de consulta: Financial literacy around the world: an overview of the evidence with practical suggestions for the way forward. En este trabajo aglomeran las investigaciones sobre educación financiera, en donde se puede observar el tema de la alfabetización financiera y los programas de educación financiera que se vienen llevando a cabo sobre tópicos asociados al ahorro, inversión, pensiones, seguros, administración de la deuda, entre otros temas.
En la misma literatura se observan una serie de implicaciones prácticas para los responsables políticos en el futuro. En resumen, concluyen con una recapitulación sobre políticas y sugerencias, en donde destacan las lecciones de la literatura, así como las lagunas donde se necesita realizar mayor investigación futura.
Por último, Moreno-García, García-Santillán, y Munguía-Tiburcio (2013) midieron el nivel de la educación financiera de los estudiantes de la carrera de contabilidad en la Universidad Veracruzana. Analizaron variables como la edad, el género, la raza, nivel socioeconómico, y sobre todo, la percepción de los estudiantes sobre los servicios financieros.
En sus resultados concluyen que no existe un buen nivel de educación financiera en la muestra, encontrando un indicador importante para las autoridades académicas de la Universidad Veracruzana generando algún tipo de acciones para que haya más conocimiento financiero de parte de los alumnos, incluso en aquellos en pleno aprendizaje en contabilidad y finanzas.
Evidentemente la inclusión financiera conlleva a cambios en el sistema económico y educativo de acuerdo con los autores que se han analizado anteriormente, donde se puede observar que la tendencia predominante es la del fomento del conocimiento financiero.  Por ese motivo se ha hecho una sinergia del esfuerzo conjunto, tanto de gobierno como de particulares, para promover y motivar una educación financiera más incluyente.
Finalmente se llega al modelo de estudio el cual recoge las variables que han sido consideradas en sus estudios por las fuentes consultadas, siendo las siguientes variables implicadas:

2.3.- Modelo de estudio definitivo (constructo)
Las hipótesis que se busca constrastar sugieren que:
H0: No existe un conjunto de variables que formen una estructura que permita comprender la percepción de los estudiantes en materia de Inversiones, Ahorro, Crédito, Seguros y Pensiones, Gastos y Presupuesto.

Ha. Existe un conjunto de variables que forman una estructura que permite comprender la percepción de los estudiantes en materia de Inversiones, Ahorro, Crédito, Seguros y Pensiones, Gastos y Presupuesto.