ESTUDIO ECONÓMICO SOBRE EL TRATADO DE IBN ABDÚN

ESTUDIO ECONÓMICO SOBRE EL TRATADO DE IBN ABDÚN

Eduardo Escartín González (CV)
Universidad de Sevilla

Discriminación social: El Pacto de Omar y las Capitulaciones de Tudmir

A lo largo de esta memoria se ha tenido ocasión de verificar la marginación social a la que los musulmanes sometían, allí donde dominaban, a sus súbditos por diversos motivos, siendo uno de ellos, el religioso. También se ha visto que su credo confesional fomentaba la discriminación social, pues las disposiciones coránicas dan pie a ejercitarla, y que no entraba en contradicción con las costumbres de la época, pues los cristianos en sus territorios la practicaban igualmente.
En al-Andalus (según se comentó en la nota 36, página 79) la segregación de los colectivos cristianos y judíos se asoció a las primeras conquistas de los árabes en tierras de Siria, antes pertenecientes al cristiano Imperio Bizantino. A los vencidos de otras religiones, cristianos, judíos y zoroastras, acabó imponiéndoseles el Pacto de Omar, solicitado por los cristianos sirianos al califa. Cuando, según las leyendas, se conquistó el sur de la Península Ibérica, Abd al-Aziz, hijo y sucesor de Muza, amplió la dominación islámica a territorios de la actual Murcia, donde gobernaba el conde visigodo Teodomiro, o Tudmir en lengua arábiga. Éste, antes de combatir, negoció su sometimiento firmando capitulaciones con Abd al-Aziz. Las cláusulas de este tratado son similares a algunas de las estipulaciones del Pacto de Omar.
A modo de resumen en lo relativo a la discriminación social, se exponen sendos cuadros con las disposiciones de estos dos acuerdos de paz, pues no se considera necesario insistir más en este asunto. Pero sí es conveniente tener un conocimiento, aunque sea somero, de las condiciones que figuran en ambos tratados de paz.
Sobre el texto básico del Pacto de Omar, el califa añadió una enmienda: “No maltrataremos de obra a ningún musulmán”. Y en otras versiones del pacto se contempla otra cláusula sobre el pago de la capitación: “Pagaremos la ÿizya en propia mano, mientras estemos humillados”.
       PACTO DE OMAR1


La carta de los cristianos al califa ‘Umar
         Cuando viniste contra nosotros, te pedimos una garantía de protección (amªn) para nosotros, nuestras familias, nuestras haciendas y para el pueblo de nuestra comunidad religiosa (milla), y nosotros asumimos (îaraðnª) para contigo las siguientes obligaciones:
No construiremos en nuestras ciudades, ni en su vecindad, nuevos monasterios, iglesias, ermitas o celdas de monjes, ni repararemos durante el día o durante la noche, ninguna de las que hayan caído en ruinas o de las que estén situadas en barrios de los musulmanes.
Mantendremos nuestras puertas completamente abiertas para los transeúntes y para los viajeros.
Proporcionaremos tres días de comida y alojamiento a cualquier musulmán que llegue a nosotros.
No albergaremos en nuestras iglesias o en nuestras casa a los espías, ni los esconderemos de los musulmanes.
No enseñaremos a nuestros hijos el Corán.
No celebraremos ceremonias religiosas públicamente.
No trataremos de hacer proselitismo.
No prohibiremos a nuestros familiares abrazar el Islam si ellos así lo desean.
Mostraremos deferencia hacia los musulmanes y les cederemos nuestros asientos cuando ellos así lo quieran.
No intentaremos parecernos, de ninguna manera, a los musulmanes en la vestimenta, como, por ejemplo, en el qalansuwa (una gorra cónica), el turbante, el calzado o en la raya del pelo.
No hablaremos como ellos, ni adoptaremos sus kunyas (prenombres honoríficos que empiezan por Abñ, “padre de”, o Umm “madre de”).
No montaremos en sillas de montar.
No ceñiremos espadas, ni nos serviremos de armas de ninguna clase, ni siquiera las llevaremos sobre nuestras personas.
No grabaremos inscripciones árabes en nuestros sellos.
No venderemos bebidas alcohólicas.
Nos cortaremos los cabellos de la parte frontal de nuestras cabezas.
Vestiremos de nuestra forma tradicional, dondequiera que estemos y ceñiremos el zunnªr (cinturón distintivo) alrededor de nuestra cintura.
No mostraremos nuestras cruces o nuestros libros en ningún sitio por donde circulen los musulmanes, ni en sus mercados.
Solamente tocaremos campanas en las iglesias, y muy quedamente.
No levantaremos la voz en nuestras ceremonias, ni en presencia de musulmanes.
No saldremos fuera el Domingo de Ramos, ni en Pascua, ni elevaremos las voces en nuestras procesiones funerarias.
No mostraremos luces en ningún sitio por donde circulen los musulmanes, ni en sus mercados.
No pasaremos cerca de los musulmanes con nuestras procesiones funerarias [o: no enterraremos nuestros muertos cerca de los de los musulmanes]
No tomaremos esclavos que hayan sido asignados a los musulmanes.
No construiremos nuestras casas más altas que las de ellos.

CAPITULACIONES DE TUDMIR (TEODOMIRO DE MURCIA)2


Que ni él ni sus compañeros estarán señoreados por otros;
Que no serán destituidos ni separados de su gobierno;
Que no se los matará, ni se los cautivará, ni serán separados unos de otros, ni de sus hijos, ni de sus mujeres;
Que no se les violentará en su religión, y sus iglesias no serán robadas ni quemadas;
Que su señorío no será desposeído mientras se mantenga leal y sincero y cumpla las estipulaciones.
Que su capitulación alcanza siete ciudades: Awriwala, B.L.nt.L., Liqant, Mula, B.q.sr., yy.,y Lurqa (Orihuela, Villena?, Alicante, Mula, Bagastre ?, Ojós? y Lorca).
Que no acogerá a ningún desertor ni enemigo, ni intimidará a nuestros protegidos, ni nos ocultará los noticias que sepa de nuestros enemigos.
Que él y los suyos pagarán cada año un dinar por hombre, y cuatro almudes de trigo y cuatro de cebada, y cuatro cántaros de arrope, cuatro de vinagre, dos de miel y dos de aceite; los siervos sólo pagarán la mitad"

1 Fuente: Mark R. Cohen (1999, pp., 106 a 108 y 117).

2 Fuente: Contreras y López de Ayala (1967, Tomo I, p. 227)