LA PREVENCIÓN DEL CONSUMO DE LAS DROGAS PORTERAS (ALCOHOL Y TABACO) EN ESCOLARES DEL SEGUNDO CICLO DE LA EDUCACIÓN PRIMARIA

Yanet Leticia Pérez Pérez

1.1 Concepciones teóricas sobre el carácter preventivo del proceso pedagógico en la escuela primaria en Cuba


El Modelo de escuela primaria asume como núcleo metodológico central de su concepción, que las transformaciones que se pueden lograr en la calidad de la Educación Primaria, están asociadas esencialmente, al trabajo de la propia escuela, a las transformaciones que en ella tienen lugar, producto de la interacción entre los factores internos (directivos, maestros, escolares) y a los factores externos (familia, comunidad) como agentes, estos últimos, que interactúan en los procesos educativos más cercanos al niño y a la escuela y que también son esenciales en esta interacción. Ministerio de Educación (2002, p.1)
Las transformaciones se ponen de manifiesto en el proceso pedagógico de la Educación Primaria y solo pueden cumplirse sus objetivos si se hace la selección de estrategias adecuadas para la formación de los escolares, de modo que garanticen el desarrollo planificado de los conocimientos, habilidades, hábitos y sentimientos de forma integral. Estas aspiraciones constituyen condiciones favorables para conducir un proceso pedagógico con mayor calidad, influenciado en lo fundamental, por un reducido número de matrícula por aula y por la inserción de la tecnología educativa, esta última de significación para los procesos educativos que se desarrollan en la escuela.
Aunque en la literatura científica especializada se utilizan indistintamente las categorías: proceso pedagógico, proceso de enseñanza-aprendizaje, docente-educativo, educativo, formativo escolar y educativo escolar, abordados por diferentes autores, entre ellos: Klinberg (1978), Neuner y otros (1981), Colectivo de autores cubanos (1982), Danilov (1983), Labarrere (1988), Álvarez de Zayas (1996 y 1998), López (2002), González (2002), Addine (2002 y 2004) y Chávez (2005).
La investigadora asume la definición de proceso pedagógico ofrecida por González (2002, citado por Addine, 2004, p. 48) la cual refiere que el proceso pedagógico es: “(…) aquel proceso educativo donde se pone de manifiesto la relación entre la educación, la instrucción, la enseñanza y el aprendizaje, encaminado al desarrollo de la personalidad del educando para su preparación para la vida ’’. En este criterio se precisa que en el proceso pedagógico debe existir una estrecha relación entre las categorías de la pedagogía para lograr el fin de la educación. El maestro debe garantizar la unidad del conocimiento, de las actitudes y la formación de convicciones, sentimientos y hábitos para contribuir a la formación integral de la personalidad del escolar.
El proceso pedagógico se rige por leyes y principios. En la investigación que se realiza, se asumen sus particularidades y se tiene en cuenta en la escuela primaria, de la manera siguiente:

  • Es concéntrico y activo porque tiene como centro el protagonismo de los escolares, propicia su participación de forma creativa e independiente, el desarrollo de habilidades, hábitos, capacidades, convicciones, la formación de cualidades, además de tener en cuenta sus intereses, potencialidades, necesidades educativas y crea las condiciones para que planteen sus puntos de vista y los intercambien con los de sus compañeros.
  • Es un proceso multilateral, involucra de forma estratégica el maestro, la familia, la comunidad, las organizaciones políticas y de masas, además de nutrirlos de los conocimientos necesarios que le permitan actuar para modificar el pensamiento individual y la situación de los escolares.
  • Se desarrolla básicamente a través de la vía docente, extradocente y mediante la educación familiar y comunitaria, y concibe estas actividades en una continuación lógica, con una interdependencia dirigida al desarrollo intelectual, político-ideológico, moral, estético, en fin, a la formación de la personalidad de los escolares.
  • Tiene un carácter prolongado y escalonado al extenderse desde primero hasta sexto grados, por tanto el maestro debe prepararse para transitar con sus escolares por los diferentes grados del nivel, de manera que identifique con precisión las exigencias de cada uno de ellos y la proyección de su labor pedagógica para lograr el máximo desarrollo de las potencialidades de estos.
  • Tienen en cuenta las características de las diferentes asignaturas y las individualidades de los escolares para contribuir a la formación de valores y al desarrollo de sus conocimientos y habilidades.
  • Posibilita el proceso de interrelación de lo instructivo, lo educativo y lo desarrollador, lo cual permite la formación integral de la personalidad del escolar.

En el análisis de estas particularidades se identifica el carácter preventivo del proceso pedagógico para atender de manera integral a los escolares, de conjunto la escuela con la familia y la comunidad. La prevención del sistema educacional en general y en particular de la Educación Primaria comprende diferentes aristas, el aprendizaje, la calidad de la salud, el comportamiento social, entre otras.
Al tener en cuenta que para elevar la calidad de la educación se hace preciso realizar una prevención adecuada, se considera necesario profundizar en la concepción de la prevención de forma general y en las acciones de trabajo preventivo relacionadas desde las distintas aristas, lo cual se concreta también en la Educación Primaria. De igual forma, se deben relacionar las acciones dirigidas a la prevención del consumo de las drogas porteras en este nivel educativo.   
Varios investigadores refieren el tema de la prevención, entre ellos se encuentran: Melero (1983), Merino (1987), Organización Panamericana de la Salud (OPS) (1995), Figueredo (1996), Ministerio de Educación MINED (2000), Díaz (2001), Blanco (2002), Bell (2002),  Recarey (2004), Pascual (2004), Martínez y otros (2006), Fernández (2007), Briñas (2007), De la Peña (2009). De una u otra forma en estas definiciones se utilizan términos como conocer, anticipar, impedir, actuar de manera oportuna, estimular. Resultan de interés para esta investigación las definiciones abordadas por la OPS, Figueredo, el MINED, Briñas, Fernández  y Martínez.
La definición ofrecida por la OPS (1995, citado por Fernández, 2007, p. 23) considera la prevención como: “(…) aquellas actividades que permiten a las personas tener estilos de vida saludables y faculta a las comunidades a crear y consolidar ambientes donde se promueve la salud y se reducen los riesgos de enfermedad”.
Otros autores valoran la prevención de manera general, en algunos casos la conciben como una práctica social encaminada a la reducción de los factores de riesgo MINED (2000) y  autores como Figueredo (1996) abordan la necesidad de la potencialización del desarrollo humano de manera integral como una forma de preparar al niño y a su vez capacitarlo mejor para asumir el riesgo de la vida. Es decir, este autor considera que toda actividad que se realice con el objetivo de lograr un desarrollo integral en la personalidad del escolar y que propicie su crecimiento, los prepara para enfrentar cualquier posible riesgo.
Por su parte Briñas (2007, p.64) la define como: “un proceso sistemático, sistémico, multifactorial y contextualizado, dirigido  al   desarrollo  integral  de  la personalidad,  de  niños,  adolescentes  y  jóvenes,  de   manera  que  puedan  enfrentar  las  diferentes situaciones del  medio,  tanto  positiva como negativas, donde deben implicarse  los diferentes agentes socializadores, en un contexto socio histórico concreto”.
En las definiciones abordadas por estos autores se identifican puntos de contacto que se relacionan con el desarrollo integral del ser humano, a partir de una posición activa, donde se le capacite para asumir los riesgos, para que responda, se enfrente a las diferentes situaciones del medio. Otro elemento importante es la implicación de diferentes agentes en el contexto específico en que se desarrolla.
Martínez y otros (2005, p. 25) coinciden en los elementos antes abordados y consideran que “{…} los posibles impedimentos para el desarrollo infantil pueden ser evitados, mitigados o erradicados, siempre que los riesgos a que son expuestos los niños puedan ser detectados y atendidos lo más tempranamente posible”, criterio que se comparte.
En relación con la prevención de la drogadicción, Fernández (2007, p. 51) la refiere como: (…) “un proceso de orientación educativa con carácter anticipatorio para evitar el consumo de drogas, que parte del diagnóstico pedagógico, en su relación con la escuela, la familia y la comunidad, y está dirigido a la formación y fortalecimiento de cualidades de la personalidad, al desarrollo de la autoestima, la autorregulación de la conducta, las actitudes, sobre la base del análisis de las experiencias, vivencias, los saberes y las motivaciones del sujeto para que pueda elevarse la capacidad de resiliencia y, por ende, el crecimiento personal".
De igual forma que en las definiciones anteriores se identifica la relación entre los diferentes agentes, la formación y fortalecimiento de cualidades de la personalidad. Sin embargo, se plantea un elemento distintivo, de importancia, que es la capacidad de resiliencia, factor de vital importancia en la efectividad de la prevención.
Díaz (2001) declara tres niveles de la prevención, en este sentido, los aspectos abordados con anterioridad se corresponden en esencia con la prevención primaria. Al respecto, se considera válido el criterio de Martínez y otros (2005, p. 25)que plantean: “{…} consideramos la prevención primaria, no sólo enmarcada en el sentido de evitar problemáticas o dificultades sino, vista desde la óptica de la creación de las condiciones educativas y sociales que se requieren para potenciar el máximo desarrollo posible de cada niño”.
Dicha definición no es solo una expresión del carácter anticipado, sino que reconoce el papel rector de la prevención respecto al desarrollo. De este análisis resulta que el proceso preventivo es inherente al proceso pedagógico, es una concepción que está en la esencia de la labor docente, es consustancial con ella. En todo nivel educativo se deben desarrollar acciones que eviten los riesgos y que puedan afectar la consecuención del objetivo de lograr, el máximo desarrollo posible.
La escuela constituye el espacio ideal para el desarrollo de la educación para la salud, por convertirse en el eslabón integrador y coordinador entre la familia y la comunidad, donde se fomentan actitudes, conductas, prácticas sanas y se consolida el pleno desarrollo físico, psíquico y emocional del escolar. Se debe lograr la intersectorialidad y el trabajo conjunto para el desarrollo de la autoresponsabilidad con la salud, a través de los diferentes programas curriculares de diversas asignaturas en las que se abordan varios ejes temáticos, entre ellos la educación antitabáquica, antialcohólica y antidrogas. La prevención de dicha arista encuentra en el sistema escolar su escenario por excelencia.
Las dificultades relacionadas con la educación antitabáquica y antialcohólica se encuentran integradas al proceso pedagógico y su tratamiento debe ser enriquecido con la experiencia de los maestros. Además, debe adaptarse a las características concretas del contexto donde se desarrolla y a cada nivel, para determinar hasta donde llegar en el tratamiento de los temas relacionados con estos contenidos en los programas curriculares de determinadas asignaturas, en las actividades programadas, independientes y en los diferentes procesos que lo permitan.
Pascual (2006) refiere que si desde edades tempranas se enseña al escolar que fumar e ingerir bebidas alcohólicas es dañino, y la familia y el maestro brindan el ejemplo adecuado, se evita el posible consumo de las llamadas drogas porteras. Por lo tanto se trata, de buscar motivaciones desde el conocimiento que posee el maestro y a partir de su preparación, de por qué abordar el tema de las drogas porteras, cuándo y de qué manera hacerlo, y regularlo por edades.
En la prevención del consumo de drogas en las escuelas primarias se utilizan diversas experiencias, como el programa: "La aventura de la vida", (2001). Este programa, está dirigido a crear en los escolares una cultura de rechazo al consumo de cigarros, alcohol y de psicofármacos. Se sustenta en posiciones teóricas y metodológicas sobre la orientación para la prevención ante el consumo en el contexto escolar. En cambio, prevalece el análisis mayormente de las manifestaciones externas y no va a aspectos internos del escolar, de naturaleza psicológica, de manera que este reflexione acerca de la convivencia social con individuos alcohólicos y fumadores, y la importancia de prevenir este fenómeno social, para que le asignen un valor emocional, un significado propio, un sentido.  No se hace referencia a que el escolar reflexione acerca de sus propias vivencias, con vista a que comprenda la necesidad de evitar el consumo de drogas porteras.
Al profundizar en la trayectoria, características y transformaciones ocurridas en el proceso de prevención en la Educación Primaria, se hace evidente la existencia de tres etapas fundamentales: primera etapa (1960-1979), segunda etapa (1980-1989) y tercera etapa (1990-2010). Su determinación se realizó sobre la base de indicadores que permitieron el análisis de las particularidades de cada etapa. Estos indicadores son:

  • Documentos que rigen el proceso de prevención (Ministerio de Educación y otros organismos)
  • Métodos y vías utilizadas para la prevención
  • Incidencia de la familia y las organizaciones sociales en función de la prevención
  • El tratamiento preventivo para evitar el consumo de las drogas poteras

Primera etapa (1960-1979): etapa de cambios sociales y educacionales trascendentes en Cuba, a partir del triunfo revolucionario.
En Cuba desde el año 1961, cuando se realiza la Campaña Nacional de Alfabetización, los jóvenes alfabetizadores además, de portar un manual para enseñar a leer y escribir, llevaron la cartilla sanitaria, la cual contenía diez puntos básicos de salud. De forma previa todos los niños, jóvenes y maestros recibían la capacitación en materia de salud, que más tarde trasladaban a las familias que los albergaban, por lo que surge así un ejército de promotores de salud.
En esta etapa, en el contexto de las transformaciones ocurridas en Cuba en el ámbito social y educacional se enmarca la atención a los menores con problemas de diversas índoles, que atentan contra el desarrollo de su personalidad. Para dar cumplimiento a dicha tarea se encarga al Ministerio de bienestar social y al disolverse este organismo en 1961, las funciones relacionadas con la prevención se le asignan al Departamento de Asuntos Juveniles de la Dirección Nacional de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), en coordinación con la Federación de Mujeres Cubanas (FMC). El MINED contribuyó al trabajo con estos menores, lo cual dio origen a las primeras escuelas para niños con estas características, desde el nivel educacional primario.
A partir de 1965, el Ministerio del Interior (MININT) constituyó la comisión de prevención social, de la cual surgió el Centro de Evaluación, Análisis y Orientación a Menores (CEAOM). Entre 1965 y 1978, se crean nuevas escuelas para atender a menores con trastorno de conducta. En el año 1970, se crean las cátedras de educación para la salud en las escuelas pedagógicas para iniciar la preparación de maestros y profesores en dichos contenidos.
De esta forma se lograba una contribución a la educación en materia de salud de las nuevas generaciones. No obstante a estos avances, hasta este momento, aún no se cuenta con suficientes argumentos teóricos que permitan articular de manera coherente las acciones que posibiliten la atención preventiva con un enfoque multidisciplinario e integral.
En 1975 entra en vigor el Código de Familia y el Código de la Niñez y la Juventud, en 1978. Estos aseguran los derechos de la niñez, la juventud y la familia cubana. En esta etapa, en el contexto de las transformaciones ocurridas en Cuba en el ámbito social y educacional se enmarca la atención a los menores con problemas de diversa índole, que atentan contra el desarrollo de su personalidad.
En 1979 se realizan en todo el país seminarios relacionados con la educación para la salud en niños, adolescentes y jóvenes. En este mismo año comienza la creación de los centros provinciales de Educación para la Salud, que fungieron, como capacitadores del personal docente y de salud, a todos los niveles. Sin embargo, resulta insuficiente el tratamiento preventivo, dado fundamentalmente en que no aporta orientaciones precisas al maestro en función de la prevención y tratamiento a escolares que conviven en un medio sociofamiliar con la presencia de individuos alcohólicos y fumadores.
En la literatura consultada relacionada con esta etapa, no se percibe la existencia de documentos normativos o metodológicos que refieran una prevención en los escolares sobre los daños que produce el consumo excesivo de drogas porteras, con el objetivo de prepararlos para su vida futura. Se previene mediante la información y se trabaja por la corrección luego de haber ocurrido el hecho.
Segunda etapa (1980 -1989): etapa que marca nuevas pautas en la concepción e instrumentación del trabajo preventivo.
En la década de los 80, surge la prevención relacionada con el ámbito escolar. Se trata de una prevención primaria, de carácter informativo y centrado en el maestro, ya fuera a través de charlas y actividades educativas. En 1982 se crea el Centro de Diagnóstico y Orientación (CDO), regido por el MINED para la evaluación de los menores que presentan indisciplinas graves o trastornos permanentes de la conducta que dificultan su aprendizaje en escuelas regulares. También para los que presentan conductas disociales que no llegan a ser graves desviaciones o de peligrosidad, en coordinación con los Centros de Evaluación, Análisis y Orientación de Menores (CEAOM) regidos por el MININT, para el trabajo de niños que incurren en hechos antisociales y de peligrosidad social.
Para la organización e implementación práctica del trabajo preventivo, se establecen instrumentos jurídicos que delimitan las acciones a realizar, por unos u otros organismos, lo que garantiza el enfoque sistémico que a nivel social debe tener este trabajo. Se dicta el Decreto Ley 64/1982 referido al sistema de atención a menores con trastorno de la conducta y la Circular 16/1983 del MINED sobre el trabajo preventivo para la erradicación de las conductas sociales inadecuadas de menores y jóvenes, manifestadas en las escuelas. 
A tenor del Decreto Ley 76 /1984 se instauran los hogares de menores, para los que tienen entre seis a 17 años de edad. Con las comisiones de prevención y atención social, mediante el Decreto Ley 95/1986, se integra el MINED, el MININT y los principales organismos y organizaciones implicados en esta labor para garantizar la atención preventiva general y particular a familias y menores que lo precisen. Entran en vigor varios documentos que establecen el sistema de atención a menores con problemas de conducta, como la Resolución Ministerial  40 y Circular 16 / 1983 del MINED y el Decreto Ley 93/1987 que establece la creación y funciones de las comisiones de atención y prevención social.
En el curso 1985 -1986 se introducen nuevos métodos y planes de estudio, se editan documentos y textos relacionados con el tema de las drogas. Desde el año 1986, con el desarrollo de la medicina familiar, se comienzan a incorporar médicos y enfermeras al sistema educacional como evidencia de una verdadera intersectorialidad. Comienzan a trazarse estrategias municipales y provinciales para el trabajo preventivo y comunitario relacionado con el uso indebido de las drogas.
En la etapa se observan cambios discretos en lo que se refiere a la prevención de las drogas desde los centros de educación. Hasta este momento la prevención aún carece de suficientes fundamentos pedagógicos para su organización, planificación y dirección en la Educación Primaria. Se limita el accionar coherente del maestro en función del diseño de alternativas para la atención a escolares que conviven con padres y familiares alcohólicos y fumadores. En cuanto al proceso docente-educativo se presta mayor atención al sistema de conocimientos que deben adquirir los escolares que al desarrollo de hábitos, habilidades, sentimientos, actitudes, capacidades que permitan el crecimiento espiritual del mismo y la preparación para enfrentarse a la vida.
Tercera etapa (1990 - 2010): etapa de perfeccionamiento. Se incrementa el campo de atención a menores y familias mediante las comisiones de atención social integradas por el Ministerio de Educación (MINED), el Ministerio del Interior (MININT) y otros organismos y organizaciones implicados.
En el sector educacional se editan diferentes documentos normativos para el trabajo preventivo del MINED y el MININT,  tales como el Decreto Ley 175 (1997), el Código Penal y la Ley 87 (1999) referido a las modificaciones al Código Penal y el Reglamento Ramal de la disciplina del trabajo en la actividad educacional de los trabajadores de este sector.
En la década de los 90 se evoluciona hacia la prevención con programas de promoción de salud dirigidos a escolares, padres y educadores. En noviembre del año 1993, se celebró una reunión de consulta regional con representantes de 14 países de América Latina para analizar la situación de la Educación para la Salud en el ámbito escolar. Se revisaron las áreas prioritarias y se elaboraron recomendaciones para el desarrollo y fortalecimiento de la promoción de salud y la educación para la salud en las escuelas (OPS, 1995).
En 1997, se aprueba y pone en vigor la resolución conjunta MINED-MINSAP 1/97, que establece las indicaciones para el trabajo conjunto. Esta resolución da cumplimiento al programa de atención integral- pedagógica a los escolares y trabajadores del Sistema Nacional de Educación, donde un 75%  de los objetivos, acciones e indicaciones, corresponden a actividades de promoción, prevención y educación para la salud, e incluye instrumentar la capacitación del personal pedagógico y de salud en los conocimientos que requiere el trabajo conjunto, de acuerdo a las necesidades identificadas.
En esta etapa se aprueba la Circular 4/99, el Plan de acción del MINED, la Resolución Ministerial 90/98 (formación de valores), la Resolución Ministerial 88/98 (Reglamento escolar) y la Resolución Ministerial 45/2005 (Reglamento del uso del uniforme escolar). Resultan de importancia la introducción del Plan de acción del Ministerio de Educación para la prevención del uso de drogas, la Estrategia de atención para el control del uso de psicofármacos y el Programa de educación para la vida.
En 1999, para la formación integral de los escolares, se implementan un grupo de programas relacionados con el tema de la prevención. Entre ellos se encuentra el Programa Director de Promoción y Educación para la Salud en el Sistema Nacional de Educación. En el mismo se plantea el eje temático: educación antitabáquica, antialcohólica y antidroga. Se orienta que en cada nivel educativo se ofrezca el tratamiento a los contenidos que se proponen a través de la vía docente, extradocente y la educación familiar y comunitaria. No obstante, no se precisa la forma de implementar los ejes temáticos que se proponen.
En tal sentido la prevención no se dirige a la creación de habilidades, hábitos y modos de comportamiento que posibiliten desarrollar una percepción del riesgo en el consumo de las drogas porteras que están presentes en el contexto de actuación de los escolares, lo que no le permite prepararse, transformar ese medio, enfrentar con éxito las adversidades. Por tanto, no cuenta con fundamentos teóricos sólidos en este sentido que permitan una concepción coherente del mismo, que posibilite interactuar al escolar con su medio, expresarse acerca de sus propias vivencias y experiencias relacionadas con el consumo de drogas porteras, se  limita a separarlo de su medio natural.
En esta etapa se aprecia un mayor vínculo en el desarrollo del trabajo preventivo entre la escuela y el contexto comunitario. Los escolares que presentan situaciones educativas difíciles se denominaron con factor de riesgo, que según precisiones del MINED (2004) se incluyen los factores psicológicos, clínicos, pedagógicos, sociológicos, socio-familiares, entre otros, potencialmente generadores de peligros o riesgos. Estos factores de riesgo pueden manifestarse en la familia, la escuela y la comunidad.
De manera general, en lo relativo a los escolares, se aprecia una limitada existencia de argumentos teóricos relacionados con las drogas y con la estimulación de sus potencialidades y condiciones internas. Se carece de acciones que involucren a la familia para que contribuyan a prevenir su influencia en escolares preadolescentes, lo que en ocasiones imposibilita valorar, cómo puede reaccionar ante determinadas influencias y situaciones, la modificación en su comportamiento y la repercusión en su persona de las manifestaciones ocurridas en sus diferentes contextos de actuación, en relación con el consumo de drogas porteras, de ahí la necesidad de la educación antitabáquica y antialcohólica.

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