LA DESILUSIÓN SEXENAL

Óscar Antonio Jiménez Morales

Conclusiones

El foxismo presentó la pretendida estabilidad económica como un logro propio y trascendente, empero, lo que Fox llamó estabilidad fue y sigue siendo estancamiento: una circunstancia en la que el magro crecimiento económico resulta insuficiente, y hasta irrelevante, para generar empleos y reactivar los mercados y la producción.
La segunda mayor tasa de crecimiento se registró en el año de 2004 con un 4.4%, sin embargo, en ese año también se presenta el mayor crecimiento del déficit comercial en el país (-1466.5 millones de dólares) con una tasa de crecimiento, de 2003 a 2004, del 430.37 por ciento.
Esto refuerza la tesis que el crecimiento económico en México requiere de altas compras de insumos y materias primas en el exterior, lo que afianza, por una parte, el componente importador de las exportaciones y, por la otra, la dependencia de México con respecto a la economía estadounidense.
Ahora bien, es preciso apuntar que la tasa de crecimiento económico promedio anual en el sexenio de Fox fue una de las más bajas dentro de la era neoliberal en México (1982-2006) toda vez que este porcentaje fue del 2.33 por ciento, cifra que dista en mucho del 7 por ciento de crecimiento anual prometido por Fox en campaña; mientras que en el sexenio de Zedillo, dicho porcentaje se ubicó en 3.51%, el de Salinas en 3.90% y el de De la Madrid en un 0.33 por ciento.
En esta tesitura, si enmarcamos el desempeño económico del neoliberalismo, (medido por el PIB) en el México postrevolucionario, tenemos que la era neoliberal es la que menos ha crecido.
En la etapa del Milagro Mexicano, la tasa de crecimiento económico promedio sexenal se ubicó en un 43.24 por ciento, en el de la “disputa por la nación” (1970-1982) dicho porcentaje se ubicó en un 43.60%, ambos periodos dentro de la estrategia de crecimiento por “sustitución de importaciones”.
Mientras que en la era neoliberal (1982-2006) la tasa de crecimiento económico promedio sexenal se ubicó en 16.17 por ciento, 27.07 puntos porcentuales menos que en la etapa del “milagro mexicano” y 27.43 puntos porcentuales menos que en la etapa de la “disputa por la nación”.
Por otra parte, es preciso apuntar que la inflación en este sexenio fue una de las más controladas que en los sexenios neoliberales anteriores, la tasa de crecimiento inflacionario anual fue de 4.44 por ciento, mientras que la inflación acumulada desde el 2000 hasta el 2006 se ubicó en 29.77 por ciento.
Debemos apuntar también que el tipo de cambio se mantuvo estable dentro de un rango de 9.08 pesos por dólar  y 11.17 pesos por cada billete verde.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha sido un factor fundamental del desmantelamiento del campo mexicano, puesto en marcha al final del sexenio de Salinas de Gortari y que ha provocado la disminución en la participación del sector agropecuario y forestal dentro del PIB mexicano; a raíz de ello, México se ha convertido prácticamente en un país importador neto de alimentos afianzando la posición de los Estados Unidos como el “granero del mundo”.  
Por su parte, los flujos anuales de Inversión Extranjera Directa (IED) en el periodo 2000-2006 registraron una tendencia hacia la baja, al pasar de 27’150,896 millones de dólares en el 2000 a sólo 2’536,000 millones de dólares en 2006.
El gobierno foxista dilapidó recursos públicos incuantificables en forma por demás opaca y sin preocuparse por aliviar, así fuera parcialmente, el ruinoso estado de la industria petrolera nacional; ruinoso, por políticas deliberadas a ello desde el Estado mexicano para justificar su privatización y, ruinoso también, por efecto doble, en la percepción de un gran sector de los ciudadanos mexicanos, de la estrategia seguida, por parte de los medios de comunicación masiva en aras de conseguir el mismo propósito.  
Los ingresos excedentes derivados de la venta de crudo no se tradujeron en mayor inversión de la industria en cuestión, ni mucho menos tuvieron impacto positivo en el crecimiento de la economía mexicana, dichos excedentes fueron destinados a los gastos corrientes tanto del gobierno federal como de los gobiernos de los estados.
La privatización de algunos sectores de actividad tanto de Petróleos Mexicanos (Pemex) como de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) creció en el sexenio foxista.
En cuanto a la deuda pública externa, ésta presentó una tendencia hacia la baja en el sexenio 2000-2006, al pasar de 84,600 millones de dólares en 2000 a 54, 766 millones de dólares en 2006; mientras que las reservas internacionales crecieron en gran medida al pasar de 35,585 millones de dólares a 67,679.8 mdd. Empero, la deuda pública interna pasó de 675,107 millones de pesos en 2000 a 1’127,706 millones de pesos en 2006, consolidándose como el factor de mayor vulnerabilidad financiera de la economía mexicana.
Sin embargo, hay que apuntar que con el nuevo préstamo del Fondo Monetario Internacional a México en el 2009, la dependencia y yugo económicos de México se acrecientan en torno a esos organismos y al propio Estados Unidos, nación que, por su poderío,  tiene el mayor poder de veto y de voto en esos organismos internacionales, hoy bastante desprestigiados en el marco de la actual crisis estructural del capitalismo. Pero no sólo es eso, durante la “crisis sanitaria” de abril de 2009 provocada por la presencia del virus de influenza antes llamado porcino, ahora AH1N1, otro paquete de deuda se contrajo con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y con el Fondo del Tesoro de los Estados Unidos.
Por su parte, la elite empresarial mexicana y, principalmente, los diez más grandes consorcios que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (América Móvil, Wal Mart, Telmex, Amtel, Cemex, Grupo Modelo, Grupo Televisa, FEMSA, Grupo Global T, y Grupo México), vieron aumentar su patrimonio en el sexenio foxista.
El sector bancario que opera en México, principalmente extranjero, también vio incrementar sus ganancias en el periodo en cuestión, así el español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria- Bancomer, el estadounidense Banco Nacional de México, el inglés HSBC y el español Santander Serfín, consolidaron su presencia en este periodo.
El balance económico de seis años de gobierno foxista manifiesta que el país prácticamente se estancó, fue el ejercicio de la frivolidad y la mentira sistemáticas para crear un mundo completamente falso y falaz (foxilandia) que, sin embargo, tuvo un impacto positivo en los intereses del grupo en el poder y en la clase alta mexicana que, sin más conocimiento sobre ese asunto que el que le brindan los medios de comunicación masiva (sobre todo la televisión abierta: Televisa y TV Azteca), compartieron con Fox que la economía del país fue estable y en crecimiento, aunque también sectores de las diferentes clases sociales y económicas del país compartieron lo antes dicho, pues  al fin y al cabo, parte del mundo de la política es el espectro de las percepciones construidas, aunque sea mediaticamente.
En este análisis fue muy importante comenzar con la cuestión macroeconómica pues ésta tiene repercusiones importantes en el ámbito micro y, por supuesto, en el sector real de la economía y, principalmente, en el sector social.
En el sexenio de Fox si hubo una importante generación de riqueza, más bien, de la que mediocremente se generó, se la apropió la elite económica y política del país, mientras que en los sectores laboral, campesino, popular y pueblos originarios de México, se vieron mermados los niveles reales de ingreso y de bienestar social, este asunto lo analizaremos en el siguiente Capítulo (el 5).


1 La mayor tasa de crecimiento económico anual del sexenio se registró en 2006 con un 4.9 por ciento.

2 El de Calderón también entra dentro de esta era, pero más bien ya se podría calificar como un régimen postneoliberal.

3 Ya hemos dicho, que a esta etapa, los neoliberales o tecnócratas la han denominado como “El Populismo”.

4 Los medios de comunicación masiva, principalmente Televisa, siempre han estado del lado de quien detenta el poder al ayudarlo a construir percepciones falsas en la ciudadanía.

5 Término que utilizaron diversos analistas manifestado en muchas notas periodísticas y en las obras videográficas de la editorial canalseisdejulio “Aventuras en Foxilandia”  y de la obra del cineasta mexicano, Luis Mandoki, “Quién es el señor López” tomo III, sección 2: “Foxilandia”, cabe decir que en esta última obra son entrevistados: Lorenzo Meyer, Denisse Dresser, Julio Hernández, Granados Chapa, entre otros.

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