CARACTERIZACIÓN DEL DISCURSO DE SIMÓN RODRÍGUEZ Y SU INCIDENCIA EN LA CONCEPTUALIZACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Guillermo Briceño Porras

B. Ética y Filosofía de la Investigación

1.  Precisiones conceptuales

Clarificados los aspectos de la Filosofía de la Investigación, el discurso de Simón Rodríguez se trata en el ámbito de lo ético. El fin último del discurso descansa en una acción comunicativa de valores, en un  ethos, donde predomina lo solidario y liberador de la acción del hombre. Constituyó un hallazgo verificar que Abraham Edel, (1968), El método en la teoría crítica, sostiene el mismo parecer que el autor de la tesis quien no se atrevía a manifestar la idea por no encontrar el respaldo de una opinión calificada. Se trata del sentido individual del ethos cultural presentado tradicionalmente como un hecho social colectivo.
Abraham Edel expresa:

No hay una escala simple o abstracta en la cual quepa clasificar todos los ideales, prescindiendo del tipo de tarea o del campo de aplicación. Un tipo es el del individuo que pretende introducir todos sus ideales en alguna jerarquía, o al menos en un orden sistemático, como una guía para su conducta. Su ethos individual, su personalidad contemplada a la luz de su temperamento e incluso para sopesar nuestro criterio.

Es el momento para responder a dos preguntas claves para la  conceptualización de la Teoría: ¿Qué se entiende por discurso?  ¿Qué significa ética del discurso? Para simplificar la compleja interpretación filosófica del término discurso se siguió la explicación que José Ferreter Mora hace del discurso en Foucault y, en segundo lugar, lo que Habermas define como ética del discurso.
Ferrater Mora:

El discurso alude al hecho del curso (cursus) de un término a otro (o de una proposición a otra) en el proceso de razonamiento. […] El discurso es un orden en virtud del cual se circunscribe el campo de la experiencia y el del saber posible el modo de ser de los objetos que aparecen en el campo. El discurso está relacionado con una episteme que es como el paradigma dentro del cual se organiza el mundo.
La cita relaciona el discurso con las características que Foucault ¾según Ferreter Mora¾ le atribuye al discurso:

…el lugar en el cual el hombre queda instalado y desde el cual conoce y actúa de acuerdo con las resultantes reglas estructurales de la episteme. […] La episteme moderna ha dibujado inclusive el perfil del hombre como el que hace su propia historia es algo inscrito en el ámbito de la episteme. Así pues, no es, en realidad, el hombre el que hace su propia historia, sino que la episteme hace tal hombre. […] En Foucault lo que importa más en la episteme no son supuestas conexiones internas que obedezcan a una especie de armonía preestablecida: importa sobre todo las discontinuidades, las rupturas, la ausencia total de un centro y una como dispersión.

La episteme explicaría las discontinuidades y rupturas con una sociedad donde lo dicho se convirtió en incomprensible, llegando a tildarlo de loco:
Hace 24 años que estoy hablando y escribiendo pública y privadamente sobre el sistema republicano y por todo fruto de mis buenos oficios he conseguido que me traten de LOCO» (T. I. 225)

Habermas fundamenta la ética del discurso en el «procedimiento de la argumentación moral» y la relación entre la ética del discurso y el contexto. Con la lectura de las siguientes dos citas se interpreta el pensamiento de Habermas:

Puede que hasta la fecha no haya logrado determinar satisfactoriamente un principio moral con independencia de un contexto, pero no por ello dejan de tener perspectivas de éxito las versiones indirectas del principio moral que respetan la prohibición de recurrir a imágenes, se obtienen de toda descripción positiva y, como hace por ejemplo el principio fundamental de la ética del discurso, se refieren negativamente a la vida dañada, en vez de afirmativamente a la buena.
En el discurso percibimos el mundo vivido de la praxis comunicativa cotidiana en una visión retrospectiva artificial, por así decir, pues a la luz de pretensiones de validez consideradas hipotéticamente el mundo de las relaciones institucionalmente ordenadas resulta moralizado de manera análoga a como el mundo de estados de cosas existentes resalta teorizado: lo que hasta el momento había sido considerado de modo incuestionado como hecho o norma, pues ahora ser el caso o no serlo.

2.  Concepto de Moral en el discurso de Simón Rodríguez

Simón Rodríguez utilizó 43 veces los términos moral, moralidad. [Se subraya el concepto de moral]
La persona moral no existe sin la persona real: ―no hay atributo sin sujeto. (T. II. 117)
Nunca reformará la Europa su moral, como reforma sus edificios: las ciudades modernas son modelos de gusto y de comodidad―muchas de las viejas van cediendo el puesto a las nuevas; pero los habitantes son siempre los mismos.
Como los diferentes modos de vivir se llaman, comúnmente, moral,puede decirse con propiedad, moral política, moral civil, y moral económica: esta en cuando al conjunto de procederes que favorecen la producción de cosas, está muy perfeccionada en Europa― no lo está tanto la que regla la conducta de los empresarios con sus obreros. Fuera del derecho de vender gente, de azotarla, y de reducirla a una poca ración de mal alimento el salario…. La suerte de un jornalero difiere muy poco de la de un esclavo. La moral civil deja, en todas partes, mucho que desear y la política mucho más. Entre los millones de hombres que viven juntos, sin formar sociedad, se encuentran (es cierto) un gran número de ilustrados, de sabios de civilizados, de pensadores, que trabajan en reformas de toda especie, pero que el torrente de las costumbres arrastra. A estos hombres se debe, no obstante, la poca armonía que se observa en la masas: por ellos, puede decirse, que existe un simulacro de vida social; sus libros, sus trabajos personales, su predicación, su ejemplo, evitan muchos males y producen algunos bienes: sin ellos, la guerra sería, como en tiempos pasados, la única profesión, o la profesión favorita de los pueblos. (T. II. 111)  

Se destaca la idea de una moral que debe adaptarse a las circunstancias: «Nunca reformará la Europa su moral, como reforma sus edificios». La universalidad de la moral abarca todos los campos del conocimiento y de la actuación: «lo político, lo civil y lo económico». Simón Rodríguez, al describir la pobreza y esclavitud de los obreros por causa de los empresarios, relaciona estas situaciones con lo social. En consecuencia, «la moral civil deja mucho que desear y la política más» La referencia a los «ilustrados, sabios civilizados, pensadores» es la misma que Antonio Gramsci (1978) utilizó para identificar a los «intelectuales orgánicos», el grupo que al tomar conciencia de su homogeneidad y de su fuerza ejercen una función hegemónica. Según Simón Rodríguez: «A estos hombres se debe, no obstante, la poca armonía que se observa en la masas: por ellos, puede decirse, que existe un simulacro de vida social» A. R. Bruzzi (1969), Teoría política de Antonio Gramsci, expresa:

Las antiguas clases no son aniquiladas, sino asimiladas, subordinadas, integradas en la nueva organización social. El grupo social ascendente, la burguesía, aparece en la escena política orgánicamente preparado para ejercer todas las funciones económicas, políticas y sociales y lucha con éxito por el control total de toda la nación.

Para explicar el ámbito de lo moral, Simón Rodríguez acudió al ejemplo de la física comparando la fuerza material con la MASA y la moral con el MOVIMIENTO.
Los pueblos no pueden dejar de haber aprendido, ni dejar de sentir que son fuertes: poco falta para que se vulgarice, entre ellos, el principio motor de todas las acciones, que es el siguiente.

la fuerza material está en la MASA y la moral en el MOVIMIENTO (T. II. 107)

La sentencia: «la fuerza material está en la MASA y la moral en el MOVIMIENTO» la expuso en Sociedades Americanas, en 1828. Pero, es a partir de 1858, cuando H. C. Carey, Principios of Social Science, divulgó la interpretación mecanicista de la sociedad. Es significativa la distinción que Simón Rodríguez hace de la «clase distinguida» en la cual reside la moral y la del «pueblo» donde reside la fuerza material. Así, el problema epistemológico consiste en comprender cómo la causalidad y la implicación se condicionan mudamente según los diferentes niveles de interacción de las clases sociales.
Para Jean Piaget:
…todo intercambio social se nos manifiesta bajo la forma de reglas, de valores y de signos. La misma sociedad constituye, por otra parte, un sistema de intercambios que comienza con las relaciones de los individuos dos a dos y se extiende hasta las interacciones entre cada uno de ellos y el conjunto de los otros y hasta las acciones de todos los individuos anteriores, es decir, de todas las interacciones históricas, sobre los individuos actuales.

Después de la Independencia, surgió una extraña mezcla de sensaciones contradictorias: una, de encuentro con algo culturalmente nuevo; otra, el mundo de las tradiciones y costumbres de un pasado que se mantenía vigente. Lo que no era ni falso ni verdadero porque, aunque aparentemente se percibiera una nueva situación histórica, ésta no bastó para romper la continuidad de la vieja cultura esclavista. La clase social que asumió el poder no fue la antigua nobleza criolla prácticamente desaparecida a causa de la guerra, ahora suplantada por el grupo militar que ascendió socialmente desde los estratos de blancos en estado llano. Lo nuevo que surgió fue el militarismo caudillista.
Jürgen Habermas (2007), Lógica de las ciencias sociales, distingue tres categorías de procesos de investigación:
1ª Las ciencias empírico–analíticas
2ª Las ciencias histórico–hermenéuticas.
3ª Las ciencias orientadas críticamente.
   
A cada una de estas tres direcciones de la ciencia, Habermas aplica un interés cognoscitivo:
1º El técnico (Ciencias empírico–analistas)
2º El práctico (Ciencias histórico–hermenéuticas)
3º El emancipatorio. (Ciencias orientadas críticamente)

La categoría predominante en la investigación fue la de las ciencias orientadas críticamente y el interés cognoscitivo, el emancipatorio. Pero su fuerza de convicción no logró imponerse. La eficacia de los argumentos morales se vincula a las circunstancias y estas les fueron adversas por la hegemonía de las conductas tradicionales para él indeseables.
En, El Libertador del Mediodía de América y sus compañeros de armas defendidos por un amigo de la causa social, Simón Rodríguez describió la realidad americana y percibió al ambiente moral sobre el cual intentaba ubicar su discurso:

Compárense ahora los efectos del Republicanismo en Francia y en América. Esta (sic) fue siempre un país de servidumbre, en todas las esferas ― sola la Polonia y la Rusia se le parecen; y todavía tiene la América la desventaja de vivir bajo el régimen colonial y de fundar, en gran parte, sus distinciones en la diferencia de colores y en la sucesión de las razas. Así es, que los Americanos han pasado como en sueños,
    
     del ESTUPOR de la esclavitud, al DELIRIO republicano …
     la ciega SUMISIÓN de Siervo, sin preguntar quien mandaba ―
         ha degenerado en ARROGANCIA del Señor, sin saber quien ha
        de obedecer. […] El mal de América es inveterado. Tres siglos de ignorancia y de abandono en el Pueblo, y de diferencias en el Gobierno, dan mucho que hacer hoy, a los que emprenden instruir, animar y poner en actividad. De todos los obstáculos que tienen que remover, la APATÍA ES EL MAYOR...  (T. II. 322-324)

3. La Cuestión Social y el discurso de Simón Rodríguez

La «cuestión social» tuvo que ver con el colapso de lo político percibido y de lo social ignorado antes, durante y después de la Independencia. Simón Rodríguez identificó la cuestión social llamándola por su nombre:
De discurso en discurso hemos venido subiendo al punto de vista, en que debemos considerar la cuestión social que el siglo somete a la decisión de los Americanos. (T. I. 367)

La cuestión social involucra la sociología comprensiva: organización social, clases sociales, conflictos, poder y la crítica social. La cuestión social, tal como la interpretó Simón Rodríguez, es un aporte innovador de ubicar las causas de la pobreza y el pauperismo como caracterización del hecho social. La mayoría de los autores concuerdan que a partir de la segunda mitad del siglo XIX, ―por influencia de Carlos Marx― la cuestión social se entendió como el problema surgido por la confrontación de relaciones antagónicas obrero–patronales, a causa de la incompatibilidad entre el capital y el trabajo. El Manifiesto Comunista, de Marx y Engel (1848), despertó la conciencia de clase por la cual la cuestión social se entendió como explotación del proletariado. Laexpresión: cuestión social, cruza la investigación horizontalmente, en relación a todos los temas tratados, y verticalmente, por la importancia que la pobreza tiene como fundamento de la Teoría. En la investigación se sostuvo:
a). Simón Rodríguez utilizó, por primera vez en Latinoamérica, el término: La cuestión social.
b). En el discurso de Simón Rodríguez, el término cuestión social, corresponde a una visión de totalidad de las relaciones de producción y una referencia específica a las condiciones de pobreza.
c).  Simón Rodríguez asocia la cuestión social al tema del bien común, la solidaridad, la justicia y a las exigencias de un nuevo orden político, por lo que su discurso es crítica social.

Simón Rodríguez percibió la cuestión social como fenómeno de disociación y fragmentación de las identidades latinoamericanas. Las nuevas identidades debían construirse en y desde la realidad latinoamericana: de cómo vivían, trabajaban luchaban y soñaban los pobres, al interior de una sociedad clasista. Así, su mérito fue expresar y afirmar la especificidad de la identidad y del patrimonio latinoamericano. Pero, debido a las circunstancias, la condición independentista resultó ser necesaria pero no suficiente. Faltaban años para que naciera el concepto de Latinoamérica como mundo cultural autónomo y aún muchos más años para que se hablara de la cuestión social cuando emergió a comienzos del siglo XX con la novelística social.  Otto Morales Benítez (1988)reseña queel colombiano, José María Torres Caicedo, inventó el nombre de Latinoamérica el 26 de septiembre de 1856 en sólo dos líneas de un poema:
La raza de la América Latina
  Al frente tiene la sajona raza.

Las nuevas repúblicas surgieron dentro de proyectos sociales inviables. Simón Rodríguez fue el primero en certificarlo cuando en 1828, se adelantó a cualquier planteamiento sobre la cuestión social. A fines del siglo XIX, en la Iglesia Católica se escuchó la voz de contados obispos y seglares que rompieron con el conservatismo como actitud negativa y de defensa, mantenida por la mayoría de los católicos europeos. A partir de la promulgación de la encíclica Rerum Novarum, de León XIII, el 15 de mayo de 1891, la Iglesia habló oficialmente para reafirmar principios sociales. La Encíclica marcó un antes y un después en la doctrina social católica al definirse frente el Estado hegeliano, en el cual la persona humana y los grupos sociales debían someterse inexorablemente.
León XIII en la Rerum Novarum: «Los obreros, abandonados a su suerte y sin defensa, fueron presa de patronos despiadados y de concurrentes ávidos desenfrenados» La Encíclica condena al marxismo comunista, defiende el derecho de propiedad privada y considera que las desigualdades sociales son inevitables. Pero también ofrece una lectura positiva con referencia a las justas condiciones del salario. Según Jean Villain, s.j. (1957), La enseñanza social de la Iglesia: «El Papa parece hacer alusión aquí a la teoría del economista norteamericano Enri George, expuesta en un libro que tuvo un gran éxito el año 1879, titulado Progreso y pobreza.»[Villain cita al autor Enri George]     

Distribución desigual de la riqueza, que es la maldición y la amenaza de la civilización moderna, tiene por causa la institución de la propiedad privada de la tierra. No existe más que un medio de alejar el mal, y es alejar su causa. Es preciso que la tierra se convierta en una propiedad común.

Simón Rodríguez planteó la cuestión social y optó por los pobres 22 años antes de la publicación del Manifiesto Comunista; 65 antes de la encíclica Rerum Novarum y 134 antes de darse a conocer la Teología de la Liberación. El Manifiesto Comunista, la Rerum Novarum y la Teología de la Liberación pusieron de relieve la cuestión social, mucho después que el discurso crítico y emergente de Simón Rodríguez develara las injusticias sociales y denunciara el sistema capitalista. 
Hasta aquí, el concepto de moral y ética se trató como sinónimos porque ambos términos, derivados del latín y del griego, están referidos al concepto de costumbre. No obstante, es el momento de aceptar la diferencia que Abraham Edel (1968), El método en la teoría ética, establece entre moral y ética porque permite construir un esquema ético para las ideas lógicas, métodos, enfoques científicos y los supuestos con que opera la Teoría que se formula.

Aunque moral y ética se derivan respectivamente del latín y del griego, significando ambas palabras costumbres, el uso filosófico ordinario ha desarrollado una distinción: un sistema moral es un conjunto de reglas de conducta, de cualidades de carácter preferidas, de metas típicas aprobadas, dentro de una comunidad dada, por lo que es obvio que con esta interpretación se pueda afirmar que ha habido muchos sistemas morales. Una teoría ética es un sistema de justificación de una moralidad.

Las siguientes citas de Simón Rodríguez expresan su concepto de costumbres:

…el ser cada individuo del pueblo, un VEHÍCULO de los errores trasmitidos por la tradición, y creerse como ORGANO del poder público. (T. II. 423)
Cada combio es Vehículo de la tradición, si la da como la recibe, y es Instrumento de concordia o discordia, si se sirve de la tradición para ordenar o desordenar las costumbres. (T. II. 424)

Pero, en costumbres, la tradición es un gran mal: deberían perderse algunas cosas buenas, por no conservar, con ellas, las malas; puesto que con cada hombre que nace, hay que emprender el mismo trabajo. (T. II. 112)
 
Simón Rodríguez puso en duda las ventajas de la tradición: «la tradición es un gran mal: deberían perderse algunas cosas buenas, por no conservar, con ellas, las malas» sentencia que hoy día escandaliza a quienes defienden una idea conservadora del patrimonio cultural y sostienen la sobrevaloración de la culturade las élites per se, como si ella fuera lo único y más importante para el desarrollo de la humanidad.
La historia política, institucional e intelectual, tal como se practica corrientemente, se ocupa de lo enteramente articulado. Muchas veces es imposible hacer una distinción entre historia social e historia económica. Empero, existe un enfoque de investigación orientado al análisis de los actores sociales implicados en la cuestión social.  Así, lo que denuncia el Manifiesto Comunista, la Rerum Novarumy la Teología de la Liberación, lo planteó Simón Rodríguez sin éxito y sin posibilidades de reconocimiento. El lenguaje de Simón Rodríguez fue enteramente nuevo para el análisis de los problemas éticos, sociales y metodológicos del siglo XVIII y XIX.

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