Tesis doctorales de Economía


LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD PROFESIONAL DE LAS NORMALISTAS TLAXCALTECAS

Victoria Ramírez Rosales



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II. Escuelas normales y actores

La inserción al campo de investigación la normal urbana y la normal rural de Tlaxcala. Se emprendió propiamente antes de realizar las entrevistas con las estudiantes, con la aplicación del cuestionario ya mencionado a las estudiantes normalistas (diciembre 2005) y las entrevistas a formadores de maestros de las normales (febrero a junio 2006), de cuyo análisis se dio cuenta en el capítulo cuarto y quinto de este trabajo.

Señala Gutiérrez (1996) que hay dos maneras de acceder al terreno empírico una forma formal y una informal; la formal consiste en pedir autorización para entrar al campo. La informal tiene que ver con acercarse directamente con nuestros informantes; en nuestro caso optamos por la entrada formal.

Consideramos que esta era la mejor estrategia, pues como ya lo he venido señalando, mi carácter de investigadora “nativa” me permitió conocer de antemano la cultura imperante en estas normales, intuía que no iba a ser bien visto por los directivos y por los propios profesores, que una “extraña” invadiera su territorio. Optamos entonces por una entrada autorizada, hablamos con los directivos de ambas normales y les expusimos en que consistía la investigación y los propósitos de la aplicación de los instrumentos.

En ambas normales los directivos accedieron, considero que una circunstancia que facilitó la entrada a las normales, fue en el caso de la normal rural que la directora fue mi maestra cuando era estudiante de esta escuela y en la normal urbana el director era un compañero de trabajo de la Universidad Pedagógica.

Tales condiciones favorecieron la realización del trabajo, pues es difícil entrar a estas normales y más aún cuando lo que se pretende es llevar a cabo una investigación. Los profesores de las normales son muy suspicaces y aun más los directivos, a quienes les incomoda que un “extraño” conozca lo que sucede en sus espacios; la investigación es una práctica poco común en estas instituciones, lo que ocasiona un desconocimiento de estas actividades que los lleva a desconfiar tanto del investigador como de los fines de su trabajo. Finalmente accedieron tanto a concederme entrevistas los profesores, como el acercamiento con las estudiantes.

El trabajo de campo en ambas normales estuvo marcado por un contexto de conflictos al interior de estas instituciones: destitución de directivos por los propios formadores, conformación de grupos de poder, alianzas y negociaciones con la parte sindical u oficial. Estas escuelas son espacios que se caracterizan por tejer un entramado complejo de relaciones; en las que impera la competencia, los conflictos, la disputa por los puestos directivos o de control, la conformación de corrientes políticas.

Este contexto podría haber entorpecido el trabajo de campo, pues en cada fase: aplicación del cuestionario a las estudiantes, entrevistas con los formadores, entrevistas con las estudiantes. Me encontré con diferentes directivos y en situaciones de confrontación muy difíciles. Opte entonces por no pedir autorización a los nuevos directivos, pues suponía que dadas las condiciones me iban a negar el acceso. Así que busque de manera personal a mis informantes, como los profesores ya sabían de mi presencia, no les extraño volver a verme en la normal. De esta manera logré concluir la fase de recolección de datos en las normales.

Como ya lo he venido señalando a lo largo de este trabajo, el objeto de investigación lo constituyen mujeres estudiantes de dos normales de Tlaxcala: la normal rural y la normal urbana. La escuela normal rural se localiza en la comunidad de Panotla, la cual se encuentra aproximadamente a 10 minutos de la ciudad de Tlaxcala. Panotla es actualmente una localidad de tipo urbana, cuenta con todos los servicios, en cuanto a educación dispone de instituciones desde nivel preescolar hasta profesional, tiene un total de 6188 habitantes, sus principales actividades económicas se encuentran en el comercio y servicios (INEGI, 2000). Aún cuando Panotla es una comunidad urbana, se observan todavía importantes extensiones de tierra dedicadas al cultivo, es decir hay una coexistencia de lo rural y lo urbano.

La escuela ocupa una extensión aproximada de 13 hectáreas, por ser sistema de internado cuenta con diferentes servicios como área de dormitorios, comedor, panadería, médico, alberca; además de las aulas de clase, cubículos para los profesores, laboratorio, sala de cómputo, auditorio, salón de música, biblioteca, canchas de básquetbol que también son utilizadas para realizar las ceremonias cívicas, estacionamiento vehicular, espacios para los directivos y administrativos, también el comité estudiantil cuenta con su propio espacio . Destaca el importante número de áreas verdes, algunas dedicadas a jardines, otras dedicadas a terrenos de cultivo, una más utilizada para la cría de animales de corral y una pista de atletismo.

Cada grado y grupo (1ro “A”, 1ro “B”, etc.) cuenta con su propio dormitorio, que es una construcción rectangular dividida por muros que van formando habitaciones, a los cuales las estudiantes les improvisan cortinas de tela que cumplen la función de puertas. Las habitaciones son compartidas por cuatro estudiantes, son espacios pequeños en donde caben solamente dos literas y cuatro lockers de metal en donde las estudiantes guardan sus pertenencias. Al entrar lo primero que se puede observar son una fila de lavabos, las regaderas y los sanitarios.

Se distinguen en varios lugares de la institución grandes murales alusivos a pasajes y personajes de la Revolución Mexicana, del socialismo marxista, lemas de los movimientos estudiantiles. En los mismos dormitorios destacan pinturas, póster, frases del Che Guevara.

La normal esta rodeada por una barda de ladrillo de aproximadamente un metro de alto en la que se encuentra empotrado un barandal de metal. Esta barda cumple más bien un papel simbólico en el resguardo de la institución, pues resultaría muy sencillo traspasarla. Tanto así que un aspecto en el reglamento de conducta de las estudiantes (más adelante profundizaremos en este aspecto) especifica alguna sanción por “saltarse la barda”.

La entrada a la normal esta siempre vigilada por personal de la institución, no se puede entrar o salir sin su autorización. Esto sobre todo se hace para tener el control de las entradas y salidas de las normalistas, pues disponen solamente de ciertos días y horarios para ausentarse de la escuela. La entrada de gente ajena a la normal esta restringida después de las seis de la tarde.

La normal urbana se encuentra ubicada en la ciudad de Tlaxcala, capital del estado, a unas cuantas calles del centro de la ciudad. Tlaxcala tiene 73 184 habitantes, la principal actividad económica de sus habitantes se encuentra en la rama de la industria manufacturera (INEGI, 2000).

La normal cuenta con aproximadamente una extensión de 5 hectáreas, en las que se encuentran cinco construcciones, un par de ellas son de dos pisos, ahí se localizan las aulas donde se imparten clases y los cubículos de los profesores, las tres restantes son de un solo nivel. En una de ellas se ubican los directivos, el área de las secretarias y la sala de juntas de los profesores. En la otra se encuentran los baños y en la restante se halla el auditorio, la cooperativa escolar y el área de impresión. También cuenta con áreas deportivas, como una cancha de básquetbol, otra área para fútbol, un estacionamiento vehicular y un patio grande en donde se llevan a cabo las ceremonias cívicas. Se pueden observar algunas pequeñas áreas de jardines.

En la normal urbana no se observa la vigilancia que existe en la normal rural, puede uno entrar a la institución sin pedir ninguna autorización.

Vemos ciertas diferencias en cuanto a organización, servicios e infraestructura en ambas normales. Estas diferencias son esencialmente originadas por el sistema diferenciado de una u otra normal. El hecho de que una de estas normales sea internado y de tipo rural, marca principalmente los contrastes.

La normal rural se asemeja a las “instituciones totales” de Goffman, un lugar de residencia y trabajo, donde un gran número de estudiantes, de una determinada clase social, apartadas de la sociedad por un periodo apreciable de tiempo (cuatro años), comparten en su encierro una rutina diaria administrada y controlada formalmente (sobre esto se profundizará más adelante).

En este sentido el entramado interaccional, las relaciones y las prácticas, tienen marcadas diferencias de una normal a otra. En la normal urbana dadas sus mismas características: institución de entrada por salida, en donde la convivencia se acota a un periodo corto de tiempo, centrado –aunque no exclusivamente- a la formación profesional. Las interacciones tienen características, nos aventuraríamos a decir, más “efímeras”, menos “sólidas y “permanentes” -no por esto menos importantes- que las que se construyen entre los diversos actores de la normal rural.

Lo cierto es que esas interacciones cotidianas, dan pauta a un proceso socializador, que entre otras cosas construye un ethos profesional, que da cuenta de los valores, creencias y conocimientos, que las estudiantes van interiorizando sobre qué es lo “deseable” del ser maestras. El ethos profesional además de construirse de las políticas educativas o del currículo formal, tiene otra cara menos formal y tangible sustentada en las prácticas cotidianas de la institución, proveedora de enseñanzas encubiertas, latentes y no explÍcitas, pero muchas de las veces más efectivas, que las plantedas formalmente. Que al convertirse en fuente de sentido para la “acción” de las normalistas va constituyendo elementos de su identidad profesional.

Las normalistas tlaxcaltecas: sus rostros

Estamos ciertos de que más haya de de los procesos macro estructurales, existen objetos sociales atravesados por las subjetividades de los actores que son fuente primordial para el estudio de los complejos procesos microsociales de la vida cotidiana de los sujetos, de sus formas de presentación, de sus vivencias. La historia de los actores resulta entonces significativa para la reconstrucción de lo social; en la narrativa de su historia cada sujeto se convierte en una ventana para mirar el mundo social: cómo viven, piensan y resignifican los procesos macroestructurales. En este sentido, de lo que intentamos dar cuenta a partir de los relatos de vida de las normalistas, es del entrecruce entre los procesos sociales: procesos de interacción y socialización, y la construcción de imágenes sobre el ser maestras.

De ahí que el propósito de este apartado es “contar las historias” de estas estudiantes. En cada una de estas historias resaltamos el contexto en el cual se dio la conversación, pues como lo refiere Gorden (en Valles, 1997), el proceso comunicativo de obtención de información mediante la entrevista, va a depender a demás de los elementos internos de la situación (entrevistador, entrevistado, y tema en cuestión), de los elementos externos, es decir de los factores contextuales o situacionales en los que tiene lugar la entrevista.

El contacto con las entrevistadas

Es muy importante, como ya se mencionaba líneas arriba, buscar los momentos y espacios más favorables para realizar entrevistas; de esto va depender el fracaso, el éxito y la profundización de la información recabada. En nuestro caso, consideramos que en lo general, encontramos los momentos y lugares adecuados para llevar a cabo las pláticas con las estudiantes; logramos realizar entrevistas en profundidad, abordando todos los temas que teníamos planteados en nuestra guía y retomando otros, a los que sugerentemente daban pie las propias narrativas de nuestras entrevistadas. Lo más significativo fue que logramos traspasar el simple interrogatorio, de esta manera las entrevistas se convirtieron en interesantes conversaciones.

Las entrevistas con las estudiantes de la normal urbana, observando que no era el mejor momento realizarlas en la escuela por las mismas actividades de las estudiantes, convenimos llevarlas acabo en sus casas, a excepción de una estudiante quien no aceptó que la visitara en su casa y por lo tanto la entrevista se realizó en la escuela en el tiempo que les dan de descanso para desayunar. Respecto a las dos entrevistas que lleve a cabo con estudiantes que recién egresaron, pedí en control escolar sus direcciones y teléfonos, de esta manera me comuniqué con ellas y concerté las citas para visitarlas en sus casas.

Respecto a las estudiantes de la normal rural, intente realizar las entrevistas por la mañana y no se pudo, pues de igual manera que las estudiantes de la urbana sus compromisos escolares no lo permitieron; opte entonces por visitarlas después de las siete de la noche que es cuando ya se encuentran más desocupadas. Sus actividades empiezan por lo regular a las seis de la mañana: de seis a siete realizan aseos, de siete a ocho en el comedor se sirve el desayuno, de ocho a dos de la tarde tienen clases, de dos a cuatro es la hora de la comida, de cuatro a seis vuelven a tener clases, de seis a siete cenan y algunos días tienen su club de siete a nueve de la noche.

Como ya se había señalado, después de las 6 de la tarde no dejan entrar a personas ajenas a la normal, tuve la fortuna que el vigilante me conociera, pues trabaja en la normal desde que yo estudie ahí; le explique que iba a realizar unas entrevistas con algunas normalistas que me permitiera pasar para platicar con ellas, finalmente después de muchos ruegos accedió. Respecto a las dos entrevistadas que recién egresaron, indagué en control escolar sus direcciones y teléfonos, hable con ellas para que me permitieran hacerles la entrevista, a una de ellas la entreviste en su casa y la otra me pidió que fuera la entrevista en mi casa.

Normalistas rurales

En lo general las normalistas rurales entrevistadas se caracterizan por proceder de familias de escasos recursos económicos, con padres con un nivel de escolaridad bajo y ocupaciones no profesionales, sus familias son numerosas de hasta nueve integrantes. La excepción es Susana, cuya madre es maestra de primaria. Estas estudiantes manifestaron abiertamente que no querían ser maestras, hubieran deseado estudiar otra carrera, pero la falta de recursos para solventar sus estudios o como en el caso de Susana la plaza de trabajo segura al ser heredada por algún familiar, las llevaron a la normal rural y a ser maestras. La normal rural se convierte así, para estas estudiantes, sino en el único, si el medio más seguro para acceder a una profesión. Veamos a continuación cada uno de los casos.

Norma “No me gustaría tener la misma vida que mis hermanas”

Norma fue la primera entrevistada, la plática con ella se llevó a cabo en tres sesiones. En la primera sesión llegue a la normal, le di su nombre al vigilante, grado y grupo en el que se encontraba. Me señaló a unas estudiantes que estaban en la cancha con el profesor de educación física haciendo algunos ejercicios, me dijo que ahí estaba, la fue a llamar. Me presente, le comenté el trabajo que estaba realizando, aceptó platicar conmigo, fuimos a un salón de clases y ahí se realizó la entrevista, la cual duró poco más de una hora; concluyó porque ella tenía que hacer tareas y me pidió que si podríamos terminarla otro día, acordamos el día y la hora.

Para la segunda sesión la busqué en su dormitorio, le dije que fuéramos nuevamente algún salón de clases, ella me sugirió que fuera en el mismo dormitorio, pero había mucho ruido; le comente que mejor en un salón, no muy convencida accedió, continuamos la charla y nuevamente no logré agotar los temas, volvimos a concertar otra cita. Para esta última sesión la situación se complicó pues note como Norma ya no estaba muy dispuesta a cooperar, se le notaba cierto fastidio, me empezó a contestar simplemente con un “si”, un “no” o un “no se”, estuve a punto de perder la entrevista, pero sucedió que comenzó a llover muy fuerte y teníamos que hablar en un tono muy alto para escucharnos, con este pretexto apague la grabadora comencé a platicar sobre otras cosas, de algunas experiencias que tuve cuando era yo estudiante en esa misma normal; se intereso, me hizo algunas preguntas y volví a recuperarla. Paso la lluvia, retomamos la entrevista en mejores condiciones de interacción, la colaboración de ella fue muy buena y finalmente concluimos.

Señalo todo esto porque me sirvió de experiencia para la realización de las otras entrevistas. El primer acercamiento fue de mucha colaboración por parte de la estudiante, pero conforme avanzaron las sesiones el encanto se fue perdiendo, opté entonces por realizar las siguientes entrevistas en máximo dos sesiones aunque la charla se prolongara más tiempo.

Pasemos ahora a conocer algo más sobre esta estudiante. El papá de Norma es campesino, se dedica a cultivar un terreno de su propiedad, su mamá es ama de casa. Son en total seis hermanos, un hombre y cinco mujeres, Norma es la menor de todos; las mujeres solamente terminaron la primaria, actualmente están casadas y se dedican al hogar, el único hermano varón terminó la secundaria, esta casado y se dedica al comercio. Norma es la única que logró alcanzar estudios profesionales.

Cuando le pregunté que fue lo que la había motivado a continuar estudiando y no quedarse solamente con la primaria como sus hermanas, comentó que la vida que llevan sus hermanas no le gusta, que ella quiere ser productiva, trabajar y ganar dinero y no estar solamente en su casa.

Sus padres al ver su decisión por querer seguir estudiando la han apoyado, aunque es un apoyo sobre todo moral y económico, pues como ella misma señala, apenas si saben leer y escribir, entonces no le podían ayudar en las tareas, pero si le proporcionaban el tiempo para hacerlas, recuerda que su mamá le decía “ya deja el quehacer y ponte hacer la tarea”, le compraban lo que le pedían en la escuela.

Los maestros de quien más recuerdos tiene y que fueron más significativos para ella fueron los de la primaria, sobre todo las maestras de primero y sexto año. Su cara muestra gran alegría cuando las recuerda. Relata que al entrar a primer año de primaria tenia mucho miedo, ya no quería ir a la escuela, pero la maestra era muy buena, le dio mucha confianza y el miedo fue desapareciendo. La maestra de sexto reconocía su trabajo, valoraba lo que hacia, le dio mucha seguridad en si misma, por ello fue que continuo estudiando la secundaria “eso fue lo que me ayudo mucho para decir: yo quiero seguir estudiando la secundaria”.

Fue una alumna destacada, en la primaria salió en la escolta debido a sus buenas calificaciones, en la secundaria salía en los cuadros de honor por los buenos promedios que obtenía. Al terminar la secundaria decidió entrar a la preparatoria, su paso estuvo marcada por una etapa problemática. El primer año paso bien, sin problemas, obtuvo buenas calificaciones. Al pasar a segundo año empezó para Norma una etapa difícil, todo comenzó por un grupo de amigas y amigos que “la desviaron del buen camino”. Empezó a faltar a clases, se salían de la escuela y se iban a tomar alcohol, estuvo a punto de perder el año, reprobó materias. Esto la llevó a recapacitar, pensó que si quería seguir estudiando tenía que sacar buenas calificaciones, enderezó el rumbo y termino la preparatoria con un promedio de 8.7.

Sus actividades desde la primaria hasta la preparatoria solamente fueron las de asistir a la escuela, no había las condiciones para que sus padres la mandaran algunas actividades extraescolares.

Al terminar la preparatoria tomó la decisión de ingresar a la normal rural, antes de decidirse por la normal, estuvo visitando otras instituciones que no la convencieron. Visita la normal y queda satisfecha por varias razones, comenta que lo que más le gusto es que es internado lo cual le llama la atención porque de esta manera podría alejarse un poco de su familia. Revela que se sentía prisionera en su propia casa, su papá vigilaba la hora de llegada, el retraso le acarreaba dificultades con sus padres, “quería independizarme, ser autosuficiente, sentirme libre”.

Además considera que, finalmente si no hubiera entrado a la normal hubiera sido muy difícil que continuara estudiando otra carrera, pues su familia no dispone de los suficientes recursos económicos para sostenerla en otra escuela, menciona que nada más en los puros pasajes gastarían mucho sus papás.

Gabina “Lo único que me queda es ser maestra”

La entrevista con Gabina se realizó en dos sesiones, las cuales fueron en mi casa. Gabina siempre estuvo dispuesta y muy colaborativa para platicar conmigo.

El papá de Gabina es albañil y solamente termino la primaria, la mamá únicamente estudio hasta tercer año de primaria. Los fines de semana para poder completar el gasto ayuda en la organización de fiestas particulares haciendo tortillas. Además de los papás, la familia esta compuesta por siete hermanos, cuatro mujeres y tres hombres; Gabina es la tercera, la hermana mayor ya esta casada y estudió hasta la preparatoria, el hermano esta estudiando la carrera de ingeniero civil, Gabina que estudia la normal, dos hermanas estudian la preparatoria y los dos hermanos mas chicos uno esta en la secundaria y el otro en la primaria.

En la platica de Gabina se observa un constante reproche hacia su padre, pues a decir de ella nunca los ha apoyado económicamente para que estudien “Le digo: necesito esto para la escuela y nunca me da, nunca tiene dinero”. Para ella, es gracias a su madre que han podido salir adelante y continuar estudiando, que si bien no le ha podido brindar un apoyo en el proceso de formación educativa por sus mismas limitantes escolares, si ha procurado hasta donde sus posibilidades alcanzaban proporcionarle lo necesario para sus estudios.

Resulta sorprendente que bajo éstas condiciones económicas tan difíciles, todos los hermanos de Gabina estén estudiando y algunos hasta cursando estudios profesionales. Una respuesta la podríamos encontrar en que todos ellos trabajan los fines de semana y en vacaciones escolares, esto ha permitido que puedan ayudar a su madre en los gastos que genera su estancia en las escuelas (pasajes, inscripciones, cooperaciones, útiles, etc.), pero además hay una inclinación especial para el estudio, situación excepcional dadas las condiciones familiares.

Gratamente recuerda a sus maestras de primero, segundo y tercer año de primaria, lo más significativo es que la trataban con cariño, le ponían atención, les importaba si aprendía. Siempre fue una alumna destacada, con orgullo señala que estuvo becada desde la primaria hasta la preparatoria por su buen aprovechamiento.

Nos comenta que además de asistir a la escuela, no realizaba ninguna otra actividad extraescolar, no había dinero para mandarla algún curso extra.

No estaba dentro de sus planes entrar a la normal, es más no le gustaba ser maestra. Ella quería estudiar lenguas modernas en la Universidad de Tlaxcala, pero por falta de recursos no pudo solventar los gastos de ingreso (pagar ficha, curso propedéutico y examen) y entonces dijo “bueno la única que me queda es para maestra”. Su mamá la alentó en su decisión de entrar a la normal rural, sin embargo su papá no quería que entrara a esa escuela, le decía: “vas a estar como en una cárcel”, pero sobre todo por la “mala fama” que tienen las normalistas rurales en el estado, pues no son bien vistas por sus actividades políticas que realizan: marchas, pintas, paros, etc. Finalmente aun sin el apoyo de su papá ella optó por el internado.

Las representaciones sobre la figura de la maestra, son complejas y contradictorias, por un lado tenemos el imaginario de pulcritud, de ejemplo, de honestidad, de civismo, de devoción, de misticismo, de recato, que se ha construido socialmente sobre la maestra. Pero por otro lado tenemos una imagen más real, estas “maestras ideales” son también mujeres asalariadas, que pasan las mismas penurias que otros trabajadores, en una profesión cada vez más profesionalizante pero a la vez más “empobrecida”, entonces estas mujeres se vuelven las de los plantones, las huelgas, las de los movimientos magisteriales o estudiantiles en el caso de las normalistas rurales, que luchan por una revalorización de su condición profesional.

Susana “Estudiar para maestra es algo seguro”

Fui a la normal rural para hacerle la entrevista a Susana, fue un miércoles y me dice el vigilante que es el día en que las estudiantes salen de compras, checa una lista y me dice que Susana aun no había llegado, pero que no tardaba pues la hora limite de llegada era a las siete de la noche y faltaban unos cuantos minutos. Decidí esperarme en el mismo lugar donde se encontraba la caseta del vigilante, efectivamente pude observar como iban presentándose las normalistas, por lo regular llegaban en pequeños grupos y lo primero que hacían era dar su nombre y grupo, él buscaba y anotaba algo en su lista y ya pasaban.

Me llamaron la atención tres estudiantes por como iban vestidas, era diciembre hacia un frío tremendo y ellas llegaban de minifalda y con blusas muy cortas, una traía puesto un top color rosa encendido, justamente se pararon a un lado mío, de inmediato percibí un fuerte olor a licor, le decían impacientes sus nombres para que las checara en la lista. Pensé que si se daba cuenta el vigilante del estado en el que venían seguramente tendrían problemas, pues uno de los puntos del reglamento escolar es que no deben presentarse en estado de ebriedad.

Grande fue mi sorpresa cuando veo que entraron hasta donde esta el vigilante para cerciorarse que efectivamente las anotó, estaban casi cara a cara, él no dijo nada, es más se podría decir que las trato con una amabilidad que no observe con las otras estudiantes, a quienes les contestaba de forma grosera “ya te escuche, no me estés gritando”. Ya en la entrevista le contaba a Susana este hecho y ella solamente me dijo “es que tiene sus consentidas y no las reporta”.

Finalmente llega Susana, me presento, le platico sobre la investigación y acepta de muy buena gana darme la entrevista que se llevó a cabo en un salón de clases. La entrevista se realizó en una sola sesión.

Los padres de Susana están separados, ella vive con su mamá que es maestra de primaria y tres hermanos; las dos hermanas mayores ya están casadas, una es medica veterinaria y la otra estudia la Licenciatura en Intervención Educativa en la UPN de Tlaxcala, el hermano menor estudia la preparatoria.

La primaria la estudió en la escuela donde trabajaba su mamá, le es grato recordar a un maestro con el cual estuvo tres grados escolares: primero, cuarto y sexto grado. Le tomo gran cariño pues como dice le enseño a leer, le tenia mucha paciencia, la trataba bien, cree Susana que tal vez este buen trato se debía a que su mamá era maestra de esa escuela. Para ella lo más significativo de la primaria fue haber ganado la olimpiada del conocimiento a nivel zona cuando estaba en sexto año. No ha realizado ningún curso o actividad extraescolar.

Susana no quería ser maestra, quería estudiar la licenciatura en informática. Su familia influyó para que ella decidiera entrar a la normal. La mayoría de sus tíos son maestros, dos trabajan en la normal rural, dos más ya son maestros de primaria jubilados, tiene dos tías que son maestras de primaria y su propia mamá que como ya había señalado también es maestra de primaria. Todos le aconsejaron que entrara a la normal, que fuera maestra que era algo seguro pues alguno de ellos le dejaría la plaza, que si estudiaba otra cosa iba a ser una desempleada más, que en ese momento tal vez no le gustaba la carrera, pero con el tiempo le agarraría cariño a su profesión. La convencieron y entro a la normal.

Lorena “Desde chiquita jugaba a que era maestra”

Lorena es una exalumna recién egresada de la normal rural, la entrevista se realizó en la sala de su casa, en una sola sesión. Su familia la integran siete miembros: el papá que estudió hasta la primaria, aprendió el oficio de radiotécnico y se dedica además de cultivar el campo a la compostura de televisiones, grabadoras, radios. La mamá que es ama de casa y estudió la primaria; dos hermanas, dos hermanos y Lorena. La hermana mayor es casada, estudio hasta la preparatoria y se dedica a las labores del hogar; la hermana menor estudia la preparatoria; los dos hermanos ya son casados y son radiotécnicos, oficio que aprendieron del padre.

Recuerda con agrado a sus maestros de la primaria, sobre todo a un maestro de nombre Hilario, porque era exigente y estricto, pero no era enojón, le daba confianza. En esta época por las tardes iba con su mamá a tomar cursos de tejido, en donde aprendió hacer bufandas y suéteres.

De sus maestros de la secundaria tiene un mal recuerdo, faltaban a clases, no les ponían atención, no les interesaba si aprendían o no, sólo se concretaban a dar su clase, regañaban sin conocer los problemas de los alumnos. Para Lorena la etapa más bonita fue la de la preparatoria, por la convivencia con sus compañeros y los lazos de amistad que son más fuertes.

Nos comenta que desde “chiquita” quería ser maestra. Un punto de referencia muy importante fueron sus maestros de la primaria, fueron tan gratas sus experiencias, que ahí nace el deseo por ser maestra, quería ser como sus maestros, jugaba a que era maestra y los imitaba.

Una de sus cuñadas es maestra y estudio en la normal rural, ella le comentó de la escuela. Lorena la fue a conocer y quedo maravillada, le pareció la escuela más bonita que había conocido, también le gusto por su sistema de internado.

Al inquirirle sobre si la normal había cumplido sus expectativas, manifiesta que no tanto y hace alusión a sus profesores, aun cuando no lo dice abiertamente, puede uno leer entre líneas que no estuvo muy satisfecha de ellos .

Un punto de quiebre que tuvo que enfrentar la entrevistada durante su vida escolar, fue el hecho de tener que abandonar la normal cuando le faltaba sólo un año y medio para concluir sus estudios. La familia paso por una crisis económica muy fuerte que la obligó a abandonar la normal y ponerse a trabajar por un año, posteriormente vuelve a incorporarse a la escuela y logra terminar sus estudios.

Considera que el principal compromiso de la maestra es enseñar a sus alumnos y que las cualidades que ella tiene para ser una buena maestra son el interés por su trabajo y la preocupación por los niños que tienen problemas de aprendizaje, dice que muchos maestros se olvidan de esta clase de niños y se dedican solamente a los alumnos que no presentan dificultades.

Lorena actualmente no ha logrado conseguir trabajo como maestra, se dedica ayudar aun tío que tiene una tienda en Tlaxcala. Nos dice que tiene una pariente que es maestra en el DF, le dio sus papeles para que le consiga una plaza, pues considera que ahí es más fácil conseguir trabajo. Dice que en Tlaxcala es muy difícil, solamente teniendo un conocido en el sindicato o en la USET te ayudan, otra forma es comprándola a algún maestro que va a jubilarse, pero que están muy caras y ella no tiene los recursos. Ha tenido la oportunidad de laborar en escuelas particulares, pero no ha aceptado, pues es muy poca la paga y mucha exigencia.

Quiere seguir estudiando la maestría en la UPN, pero primero debe conseguir trabajo para mantenerse y poder pagar los estudios.

Ema “De la fábrica a la normal”

Ema es una exalumna recién egresada de la normal rural, la visite en su hogar para concertar la entrevista, ella prefirió que la plática se realizara en mi casa.

Su papá es campesino y su mamá ama de casa, no terminaron la primaria. Tienen una pequeña tienda de abarrotes en su propio domicilio, en donde se puede observar que apenas cuenta con lo indispensable para vender. La familia la componen a demás de los padres, nueve hermanos, cinco mujeres y cuatro hombres. Ema es la quinta hermana, la hermana mayor es viuda, trabaja en una fábrica y tiene estudios de secundaria; el siguiente hermano es casado, terminó solamente la secundaria y trabaja en una empresa de seguridad privada; su hermana Félix terminando la secundaria se fue a trabajar al DF, se caso y posteriormente se divorcio, es entonces que decide estudiar enfermería, actualmente tiene un consultorio de podología y es enfermera particular; Yolanda estudió solamente la secundaria, esta casada y es ama de casa; la hermana Lucia tiene estudios de secundaria, trabaja en una fábrica y es casada; los tres hermanos menores estudian la preparatoria y la secundaria, respectivamente.

La vida de Ema a diferencia de las otras normalistas entrevistadas, esta marcada por momentos difíciles, puntos de ruptura que orientaron su vida y que de alguna manera la llevaron a ser maestra.

Recién comenzábamos la charla, cuando comienza a llorar, Ema tiene una gran aflicción, no ha contado con el apoyo de su mamá, siente que la trata diferente a sus hermanos, que tiene algo contra ella , así lo expresan sus palabras. Al terminar la primaria su mamá no quería que continuara estudiando, le dijo que para que quería estudiar, si iba hacer lo mismo que sus hermanas, dejar botada la escuela y casarse. Decide entrar a la secundaria, le platicó a su papá y él le dice que no se preocupe que la va ayudar; se siente sola “entonces yo entré a la secundaria sola, terminé la secundaria; fui a la preparatoria, igualmente sola, saqué ficha sola, anduve todo el tiempo sola”.

Al terminar la preparatoria ella quería estudiar la licenciatura en informática, pero nuevamente no cuenta con el apoyo de su mamá, optó entonces por trabajar en una fábrica. Estuvo trabajando solamente un par de meses porque no le gustó, el trato que le daban era muy malo. Ingresó a trabajar como auxiliar del síndico del ayuntamiento de su pueblo, estuvo ahí durante seis meses, resolvió dejar el trabajo porque la paga era muy poca. Nuevamente ingresó a una fábrica, ahí entabló amistad con un ingeniero, el cual la animó para que siguiera estudiando, es entonces que decidió ser maestra, se informó de las normales y eligió entrar a la normal rural, sobre todo por cuestiones económicas, pues ahí se gasta poco, al menos se ahorró lo de los pasajes.

Al entrar a la normal una de sus profesoras le ofrece trabajo, le pide que le ayude los fines de semana atendiendo una farmacia, ella aceptó y así de esta manera se ayudó económicamente; de lunes a viernes estudiaba y los sábados y domingos trabajaba. Actualmente sigue laborando en esta farmacia los fines de semana.

Dos acontecimientos marcan su estancia en la normal. El primero de ellos ocurre cuando esta en primer año, momento en el que se da el movimiento de estudiantes de la normal rural de Mactumacza, Chiapas. El comité estudiantil manda a dos de sus compañeras de grupo para apoyar esta escuela, estando allá fueron encarceladas cerca de tres meses, ya en libertad regresan a la normal, se incorporan a clases y entre todas las compañeras de su grupo las ayudan para sacar el semestre. Vivir esta situación aun de manera colateral, fue un golpe fuerte para Ema, a decir de ella, no estaba preparada para enfrentarlo, de inicio siente miedo, nunca había participado en movimientos estudiantiles. Posteriormente el miedo se traduce en impotencia, en coraje, ante lo que ella considera “injusticias”.

Cuando Ema se encuentra en tercer año acontece un conflicto muy fuerte en la normal. Era una tradición en el internado dar la “novatada” a las estudiantes de recién ingreso. Por la noche las normalistas de segundo año se dirigían a los dormitorios de las “nuevas”, les aventaban agua sucia, pintura de aceite, las llevaban a la alberca y las obligaban a meterse.

Hasta ese momento no se había presentado ningún problema por esta práctica, pero sucede que en ese año ya se alistaban las estudiantes de segundo grado, llegan a los dormitorios de las de primero, las cuales se oponen a la novatada, argumentando que existían cinco compañeras de las mismas estudiantes de segundo grado que siempre se revelaban al comité, que no querían participar y que además a ellas no les habían dado novatada, (estas cinco chicas no estaban presentes en ese momento, no quisieron participar en la novatada y se quedaron en el dormitorio). Sugieren que primero vayan a novatear a esas cinco y después regresen por ellas, no les dijeron dos veces, las estudiantes se dirigen cual tropel de caballos a buscarlas.

Cuando llegaron al dormitorio, se encontraron con la puerta cerrada, la empujaron hasta tirarla; entraron, les echaron agua sucia, las querían sacar a empujones, empezó a ver golpes. Las estudiantes agredidas se comunicaron por celular con la policía, quien se presentó junto con los directivos de la escuela en el lugar de los hechos.

Finalmente esta gresca terminó con cinco estudiantes expulsadas por el propio Secretario de Educación Pública del estado. Dos expulsadas fueron del grupo de Ema, las mismas chicas que anteriormente fueron encarceladas en Chiapas. A decir de Ema, lo que sucedió con sus dos compañeras fue una gran injusticia, pues “ellas no hicieron nada, no participaron”, pero la directora ya las tenia en la mira, pues siempre pensó que eran las que organizaban a las estudiantes.

Le pregunto, cuál fue la actitud del comité estudiantil, la actitud de ellas mismas ante este hecho, por qué permitieron que las expulsaran “Nos intimidaron, la directora nos metió miedo”. Recibieron amenazas de la directora, quien les advirtió que quienes se involucraran también serían expulsadas. A partir de entonces las novatadas quedaron atrás, no por prohibición, más bien porque las mismas normalistas decidieron suprimirlas.

Para Ema estos acontecimientos han ocasionado que el comité estudiantil pierda fuerza ante los directivos y las mismas estudiantes “Cuando entre a la normal el comité era fuerte, como decían las chavas tenían presencia ahí, autoridad. Conforme iba pasando el tiempo yo sentí que fue decayendo”.

Considera que la normal cumplió sus expectativas, aunque juzga que hay maestros que por su misma edad ya no rinden, que ya paso su ciclo y deben dejar el paso a los más jóvenes y más preparados.

Ema piensa que una buena maestra es aquella que es estricta pero también es amiga de los alumnos, pues solamente así se puede ganar su confianza, aunque aclara que no se debe ser totalmente amiga pues entonces los niños hacen lo que quieren, la buena maestra debe combinar entre ser estricta y amiga. También aclara que para ser una buena maestra se debe estudiar mucho, estar muy preparada y que a ella todavía le falta mucho para llegar a ser una buena maestra.

Para el momento de la entrevista se encontraba cubriendo el lugar de un maestro que por enfermedad no podría trabajar durante un tiempo; el mismo maestro pagaba sus servicios. Al igual que Lorena, piensa llevar sus papeles al DF para conseguir una plaza, porque en Tlaxcala a decir de ella solo consiguen trabajo los recomendados.

Un punto en el que coinciden todas las normalistas rurales entrevistadas es el difícil proceso de adaptación a la normal por ser sistema de internado, ellas esperaban otra cosa. Una entrevistada comenta “yo pensé que iba a ser como en las telenovelas, nada más dedicarte a estudiar”. El primer trance complicado es la separación de la familia; otro punto difícil es el tener que convivir a diario y las veinticuatro horas del día con compañeras que tienen distintas costumbres, formas de pensar, gustos, etc. y por último las características propias de la organización estudiantil, que las enfrenta a una realidad para ellas hasta antes desconocida: las actividades político estudiantiles.

Este violento proceso de adaptación es superado por las normalistas, quienes señalan que poco a poco se van acostumbrando, hasta llegar el punto de sentir la normal como su casa “Como tres meses llegaba a la casa y era de llorar, de llorar….. Y pues ya, ahorita me acuerdo y me da risa, porque me costó, pero ya ahorita siento que ya no me puedo separar de la escuela”, “fue difícil, no estar en mi casa, vivir con gente extraña, tenerlas que ver diario y a cada rato, pero me fui acostumbrando y ahora siento que la normal es mi casa”.

Normalistas urbanas

Una característica muy importante de las normalistas urbanas es su vínculo con la profesión magisterial, en el sentido de que son hijas de maestros o tiene familiares maestros. Este hecho es el que ha orientado de manera muy clara su elección profesional, algunas de las veces experimentada como una imposición o un convencimiento, que se sostiene en la idea de un futuro laboral más seguro y afortunado. En otros casos la interacción más estrecha con la profesión, el observar las actividades sus padres o familiares, les ha despertado el “gusto” por ser maestras.

La situación económica familiar de estas normalistas es en lo general más estable, lo que refleja el acceso a niveles mayores de escolaridad en la familia, los hermanos y hermanas logran una carrera profesional. Veamos a continuación las experiencias de vida más significativas de estas estudiantes.

Laura “Apareció esta idea de ser maestra, porque me la impusieron”

Laura fue la primera entrevistada de la normal urbana. Llegue a su salón de clases, estaban montando una ofrenda para el concurso que se llevaría a cabo mas tarde. Como no la conocía físicamente, le dije a una estudiante que estaba por entrar al salón que la llamara, a los pocos minutos apareció Laura, le cuento sobre el proyecto de investigación y le solicito me permita platicar con ella. Acepta y como en ese momento no tiene clases, decidimos aprovechar ese lapso para hacer la entrevista. Como había mucho ruido en toda la escuela, los estudiantes se estaban preparando para el concurso de ofrendas, optamos por platicar en mi carro que había quedado estacionado frente a la normal. No pudimos concluir y acordamos una segunda sesión, le sugerí que podría ser en su casa o en mi casa, no aceptó y prefirió que fuera nuevamente en la normal, acordamos fecha y hora.

Llego puntualmente a la cita, la busco en su salón, nuevamente nos dirigimos a mi auto para continuar la entrevista. En el trayecto la noto callada, seria. Retomamos nuevamente la plática, conforme avanzábamos note cierta molestia en Laura, ya no se mostraba muy dispuesta a cooperar, hasta que llegó solamente a contestar con monosílabos. Decidí entonces dar por terminada la entrevista. Considero que el realizar la entrevista en la escuela no fue lo adecuado.

La familia de Laura esta integrada por seis miembros, sus padres, tres hermanos y ella. Su papá es campesino, su mamá es maestra de primaria; el hermano mayor estudia medicina, una hermana estudia lenguas modernas, la más pequeña esta en la preparatoria.

La primaria la hizo en la misma escuela en donde su mamá trabajaba. Recuerda a su maestra de primer año de primaria, la maestra Manuela, era muy creativa, hacia muchas figuras y dibujos, el día del niño les regalaba aguinaldos muy bonitos. También al maestro Pedro que era muy bueno y paciente, no los regañaba.

Viene a su memoria un incidente que sucedió cuando se encontraba en tercer año. Comienza diciendo que su mamá siempre la enseñó a ser responsable, tanto así que un día se les hizo tarde y Laura ya no quería entrar a la escuela, hizo un berrinche y su mamá le golpeó la cara. Le sale sangre de la nariz que mancha una chamarra que llevaba puesta. Termina diciendo “es que mi mamá nos enseñó que la puntualidad es importante, muy importante”.

A las maestras y maestros, se les otorgó durante mucho tiempo la autorización de ejercer sobre sus alumnos un poder que llegó hasta el límite de la violencia física y emocional. Junto con la figura afectiva de la “mujer-maestra”, que se supone amorosa, tierna, cariñosa, etc., persiste la maestra autoritaria, dura, severa y hasta violenta. La madre de Laura, se ha posesionado de este rol, de su actuación, que la ha vuelto su “sí mismo”, esa mascara la traslada al hogar, a las interacciones con su hija, convirtiéndose así en la más enérgica madre-maestra de su propia hija.

En la secundaria Laura fue muy buena alumna, estuvo en los cuadros de honor por obtener los mejores promedios. Ya en la preparatoria la situación cambio, empezó a faltar a clases, con un grupo de amigos se salían de la escuela, las calificaciones bajaron. Su mamá tuvo que hablar con ella, le puso un ultimátum, se corregía o la sacaba de la escuela. Recapacitó y pudo terminar sin mayores problemas.

Ella misma se describe como muy inquieta, siempre quiere aprender cosas nuevas; desde que estuvo en la secundaria tuvo la oportunidad de que sus papás la apoyaran para realizar algunas actividades extraescolares, realizó un curso de inglés, estuvo en talleres de danza, declamación y oratoria.

Laura quería estudiar psicología, cuando le pregunto del por qué decidió ser maestra, me dice “porque me la metieron”, su mamá le dijo que entrara a la normal, que tendría asegurado su trabajo pues ella le dejaría su plaza, que sus hermanos al salir de la universidad iban a batallar para conseguir trabajo, que ella ya no. Laura lo piensa y decide entrar a la normal, pues finalmente “ser maestra no es algo tan diferente a lo que quería estudiar”.

Otra imposición fue el tipo de escuela, Laura quería entrar a la normal rural, pero su mamá no se lo permitió, argumentando que por el tipo de carácter, a decir de su mamá “impulsivo”, ya la veía dirigiendo a las normalistas en las manifestaciones. Ella asume que efectivamente tiene ese carácter, y que finalmente decidió entrar a la normal urbana.

Aparece la profesión como herencia, situación que es vivida por la hija como una imposición de su madre.

Irais “Me incline más a ser maestra por mi hija”

Ante la mala experiencia con Laura, estaba temerosa de que las entrevistas con las normalistas urbanas fueran complicadas, que no estuvieran dispuestas a platicar conmigo. Con esta incertidumbre busco a Irais en su salón de clases, platicamos sobre la investigación y de muy buena manera acepta la entrevista, ella prefiere que sea en su casa en día sábado.

El día y hora pactado llego a su casa, me pasa a lo que pareciera ser el estudio, en donde se observa un escritorio, un par de libreros y un pequeño sofá, nos acomodamos en éste y empezamos la entrevista.

La familia de Irais esta compuesta por sus papás ambos son maestros de primaria, el hermano mayor que ya trabaja y es químico fármaco biólogo, una hermana que esta casada y al igual que Irais estudia la normal.

La vida de Irais se ve trastocada a su paso por la preparatoria, presenta examen en la escuela en donde ella deseaba estudiar y no lo aprueba, decide entonces entrar al CETIS (Centro de Estudios Tecnológicos Industriales y de Servicio). No le gusto y desde el primer día le dijo a sus papás que no quería estar ahí fueron a ver otra escuela pero tampoco le gusto. Como no tenía otra opción resolvió quedarse en el CETIS.

Cuando cursaba el tercer año, se hace novia de un compañero de su grupo y resulta embarazada. El papá del niño no acepta casarse con ella ni hacerse cargo del hijo que estaba esperando. Esto le acarrea fuertes problemas con sus padres, quienes deciden no apoyarla al punto de pedirle que se fuera de su casa finalmente deciden ayudarla para que continué estudiando, faltando un mes para culminar sus estudios nace su hija.

Su mamá es una pieza clave para que ella pueda continuar estudiando, la apoya con el cuidado de su hija. Comenta Irais que su deseo era estudiar sistemas computacionales pero al convertirse en madre fue imposible, pues para esto tenia que trasladarse al estado de Puebla, lo cual implicaría estar lejos de su casa por muchas horas. Decide entonces entrar a la normal, la cual queda relativamente cerca de su casa, el horario le acomoda porque es de ocho de la mañana a tres de la tarde, de esta manera le queda el resto del día para cuidar a su hija.

Adriana “Cuando sea grande quiero ser como mi vecina la maestra”

Adriana es alumna de la normal urbana, me pongo en contacto con ella y acordamos realizar la entrevista en su casa un día sábado por la mañana. La visito en su hogar tal y como acordamos, nunca había estado en esa comunidad, me llama la atención el lugar donde se encuentra la casa de Adriana, esta alejada de centro de la población, hay muy pocas casas las cuales están construidas a orillas de un pequeño río de agua cristalina, en donde se pueden observar algunos peces. El lugar es muy fresco pues hay muchos árboles.

Su casa es humilde, apenas dos cuartos de block y un patio de tierra, justo enfrente al otro lado del río haciendo contraste se advierte una construcción antigua, es una hacienda muy bonita y muy cuidada, después me entero que es de un senador de Tlaxcala.

Veo a un señor fuera de la casa y le pregunto si ahí vive Adriana, me indica que si, le pido que la llame. Sale Adriana de uno de los cuartos, no veo intención de que me invite a pasar, entonces le sugiero que caminemos un poco a orillas del río, busco un lugar apropiado, nos acomodamos en unas piedras que estaban por ahí y comenzamos la entrevista.

Su papá es albañil y su mamá ama de casa, quien para ayudar en la economía del hogar se dedica hacer tortillas y las vende. Adriana es la mayor de cuatro hermanos, los cuales estudian la preparatoria, primaria y preescolar respectivamente.

Recuerda que cuando ingresó a la primaria formaron a todos en una sola fila y los iban repartiendo con dos maestras, una de ellas joven y la otra ya mayor. Adriana quería que le tocara la maestra más joven, pues pensó que la maestra más grande de edad ya no jugaría con ellos. La ubican con la maestra de mayor edad, dice que para su sorpresa lo primero que hicieron fue salir al patio a jugar, mientras que el otro grupo se quedo todo el día en el salón. Tiene gratos recuerdos de esta maestra, era muy buena y paciente, salían al jardín de la escuela y con una varita escribían en la tierra, esto le gustaba mucho, no era que le pusiera a escribir planas y planas de letras en la libreta.

En sus recuerdos de Adriana están presentes estas construcciones estereotipadas de la “buena y la mala maestra”: la maestra joven con más energía, paciencia, con mejor carácter, innovadora en sus clases; la maestra de mayor edad ya no enseña bien pues esta cansada, ya no le tiene paciencia a los niños, es tradicional en su enseñanza.

Un maestro del que también se acuerda pero por “malo” era el de cuarto año. No les enseñaba bien, se dedicaban a echar relajo en el salón; los días lunes llegaba “crudo” les decía que les iba a calificar la tarea y los sacaba a jugar al patio mientras el se quedaba durmiendo en el salón.

Adriana a diferencia de las otras entrevistadas siempre quiso ser maestra. Tiene una vecina que es maestra, cuando era chica la veía salir a trabajar siempre bien vestida, muy respetuosa, la admiraba mucho, y desde entonces dijo “cuando sea grande quiero ser como ella”. Es la admiración por la figura idílica de la maestra honorable, que aun con ropas sencillas siempre luce impecable y limpia, de una moral intachable; que a pesar de vivir de manera modesta se distingue por su dignidad.

Entra a la normal urbana por el prestigio de la institución, le decían que era la mejor del estado. Pero resulta que no fue lo que ella esperaba “yo dije, siendo una escuela muy famosa, pues han de ser unos maestros muy buenos. Después de una semana ya la pensaba, si hay maestros estrictos pero también hay maestros que les gusta mucho flojear. Entonces no, no era como yo me lo esperaba”.

Miriam “siempre quise ser maestra”

Miriam es una exalumna de la normal urbana, de ella solamente tenia su nombre y el del lugar de residencia. Un sábado decidí salir en su búsqueda, llegue al pueblo donde vive y anduve preguntando con varias personas hasta que una joven que la conocía me dio los datos de donde localizarla. Llegue a su casa, me observa Miriam un tanto desconfiada, le recuerdo cuando fui a la normal y les di un cuestionario para que lo contestaran; como llevaba el cuestionario de ella, se lo enseño, lo observa y cambia su actitud, le pido que me permita hacerle una entrevista, acepta y concertamos la cita para el día siguiente domingo, ella prefiere que sea en mi casa, acordamos la hora en que pasaría por ella.

Al siguiente día llego por ella y me dice que mejor en su casa porque su mamá no le dio permiso para salir conmigo, entiendo la desconfianza porque en el lugar donde vive prolifera el lenocinio. Como iba preparada con grabadora y guión de entrevista no fue problema, pasamos a su casa, nos ubicamos en una mesa y comenzamos la entrevista.

Su papá trabaja en una fábrica, su mamá es ama de casa; tiene cuatro hermanos, la mayor estudió patrones de diseños industriales, trabaja y esta casada, después sigue Miriam que recién egreso de la normal, su hermana Raquel estudia en el CESCET (Centro de Estudios Superiores de Comunicación Educativa de Tlaxcala), su hermano José estudia la secundaria y el más pequeño estudia la primaria.

La mayoría de los hermanos y hermanas de su mamá son maestros, algunos de primaria y otras de preescolar.

Miriam estaba por terminar la preparatoria, tenía que tomar una decisión sobre su futuro. Viendo las carencias económicas de su familia pensaba en ya no seguir estudiando y trabajar para ayudar a sus padres. Una tía que es maestra de primaria platicó con ella, le aconsejó que entrara a la normal que le convenía, que iba a encontrar trabajo rápido que ella le iba ayudar. Aclara que aparte de lo que le dijo su tía, ella desde chiquita quería ser maestra, veía a sus tíos que hacían material para sus clases, le llamaba la atención todo lo que hacían y desde entonces pensó: “cuando crezca voy a ser maestra”.

Ya estaba por terminar la normal cuando empezó a buscar trabajo, fue a los sindicatos, a la USET (Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala), anduvo en las primarias. En el momento de la entrevista estaba cubriendo un interinato, considera que pronto va a conseguir una plaza, ya sea que logre que el sindicato de maestros en Tlaxcala la apoye o que la compre con una maestra que esta por jubilarse.

Quiere seguir estudiando, su deseo es ser maestra de universidad, no quiere quedarse como maestra de primaria. Aunque por el momento su prioridad es conseguir la plaza para tener dinero, mantenerse, ayudar a su familia y ya después seguir estudiando. Miriam al igual que las otras normalistas entrevistadas que recién egresaron de la normal, tienen el deseo de seguir estudiando, pero de momento el no tener trabajo y por ende no contar con dinero para pagar sus estudios las detiene.

Berenice “Me llamaba la atención lo que hacia mi papá, sería por eso que quise ser maestra”

Berenice es recién egresada de la normal urbana, le llamé por teléfono, y aceptó darme la entrevista; la cual se llevó a cabo en su casa, así lo prefirió ella. La visité el día acordado, su casa es grande, tiene un jardín muy amplio, en la parte trasera se observa una gran estructura de lámina, ahí realiza su papá trabajos de herrería. Entramos y nos ubicamos en una mesa para empezar la entrevista.

Su papá es maestro de primaria jubilado, actualmente se dedica de tiempo completo al trabajo de la herrería, su mamá es ama de casa y estudio hasta la preparatoria. Berenice es la mayor de tres hermanas, una de ellas estudia derecho y la más chica estudia la primaria. Tiene varios tíos tanto de parte de su mamá como de su papá que son maestros de primaria.

Los maestros que más recuerda son los de la primaria, sobre todo la de primer año porque era muy buena, no regañaba, le enseño a leer con mucha paciencia. Una experiencia que ella describe como traumática fue cuando estaba en cuarto año, la maestra le preguntó la tabla del cuatro y no se la pudo decir, como castigo le pegó en las manos con una vara de espinas. Esto se le quedó muy grabado y ahora dice que ella jamás lo haría con sus alumnos. Para Berenice la “buena maestra” es la que es paciente y no regaña, mientras que la “mala maestra” es aquella que golpea a sus alumnos.

Cuando estudiaba la secundaria, le ayudaba a su papá a calificar los exámenes de sus alumnos y cuando no tenía clases lo acompañaba a su escuela, a ella le gustaba mucho ver como su papá daba clases. Berenice cree que estas experiencias influyeron para que ella quisiera ser maestra, en este caso la profesión del padre maestro guío la elección profesional de la hija.

Terminando la preparatoria hace examen en la normal, pero no se queda. Ese año entra a estudiar computación en una escuela particular; al siguiente año vuelve a intentar entrar a la normal y finalmente logra ingresar. Decide no dejar las clases de computación y llevar a la par las dos carreras, de lunes a viernes asistía a la normal y los fines de semana a computación.

Actualmente Berenice ya cuenta con plaza de maestra, al terminar la normal su papá se jubila y le hereda su plaza. Quiere seguir estudiando, ya esta haciendo sus trámites de ingreso para la maestría en la Universidad Pedagógica de Tlaxcala.

Contrastes entre normalistas urbanas y rurales

A modo de unas primeras reflexiones, podríamos señalar que existe una clara diferencia de clase entre las estudiantes de la normal rural y urbana, hipótesis que ya planteábamos desde el análisis de los datos del cuestionario pero que con las entrevistas realizadas terminamos por comprobar (véase capítulo V de este trabajo). La mayoría de las normalistas rurales entrevistadas tienen padres no profesionistas y esto se refleja también en los hijos de ellos, a excepción de las entrevistadas que están cursando la normal. Por el tipo de actividad de los padres supondríamos que provienen de estratos bajos, de pocos recursos económicos. Estas estudiantes han logrado con los estudios de normal una movilidad educativa importante en relación con sus familias.

Encontramos en las normalistas urbanas, que muchos de sus padres o familiares se dedican al magisterio. Esto nos lleva a pensar en la herencia profesional, los padres heredan a sus hijas la profesión, existe un proceso endogámico al interior del magisterio.

Lo interesante en esto, es que al heredar la profesión no solo se hereda en si mismo el trabajo o el estatus laboral, sino más allá de esto, en esta herencia van implícitas una visión del ser maestras, un conjunto de prácticas profesionales que se reproducen de padres maestros a hijas maestras. La profesión se nutre así misma, no sólo en su aspecto de recursos humanos, sino en su misma cultura magisterial. Aunque también habría que señalar que este proceso endogámico y reproduccionista esta pasando por proceso de crisis. Ante la profesionalización de la profesión, la nueva visión de las prácticas profesionales inducidas desde la formación inicial en las escuelas normales y las exigencias de buscar mecanismos más competitivos para la adquisición de las plazas de maestros.

La elección profesional esta orientada, esencialmente, por lo que podríamos llamar una “reflexión estratégica de vida”. Sobre todo para las rurales “ser maestras” pareciera su única oportunidad de acceder a una profesión, dada su situación económica. Contradictoriamente para las hijas de maestros también se vuelve su única oportunidad, aun cuando ellas tendrían mayores recursos para estudiar la carrera de su preferencia, pero como veíamos la profesión de sus padres las marca para que ellas mismas continúen con la tradición profesional. Por último tenemos las que por “vocación” deciden ser maestras.

Diríamos también que el estatus ocupacional de los padres influye en el estatus profesional de los hijos. Los padres profesionistas procuran que sus hijos alcancen los mismos niveles, como veíamos anteriormente todos los padres de las normalistas con alguna profesión tienen hijos e hijas profesionistas. Por el contrario, los hijos cuyos padres no son profesionistas, apenas si alcanzan los niveles elementales de escolaridad, claro que encontramos algunas excepciones y dentro de estas las propias normalistas que lograron una importante movilidad profesional comparada con sus padres y hermanos.

Resulta también interesante analizar como algunas de ellas son las primeras o únicas que han logrado estudios profesionales en contraparte a lo que sucede con sus padres y hermanos. Estas estudiantes logran una movilidad socioprofesional y la reconstrucción de una identidad marcada posiblemente por el oficio como fuente laboral y la formación, a temprana edad, de una familia propia como proyecto personal.

La identidad “heredada” que las podría haber convertido en mujeres sin una profesión, es reelaborada por estas estudiantes en el deseo de construirse otra identidad inspirada en “el tipo de mujer que quiero ser” distinta a la experiencia de sus madres (identidad pretendida o reivindicada).

Para estas estudiantes entrevistadas su formación escolar se restringió únicamente a la educación formal, es decir, sus padres no les brindaron la oportunidad de actividades extraescolares (cursos, talleres). Además refieren que el apoyo que recibían de sus padres –en especial las de padres no maestros- se restringía a un apoyo económico y moral para que continuaran estudiando, sus mismas limitantes escolares impedían que pudieran apoyarlas de manera sustantiva en su instrucción escolar.

El origen familiar de las normalistas nos lleva a suponer que el magisterio tlaxcalteca esta conformado principalmente por maestras cuyas familias se ubican en la clase media baja y/o baja. La escolaridad, el origen de la familia y la ocupación de los padres, nos dice que el capital cultural que poseen las estudiantes normalistas es muy limitado y se inscribe en la lógica de los conocimientos y actitudes adquiridos por la educación escolar.

Observamos en todas las entrevistadas que el paso por la escuela primaria fue muy significativo, desde ese momento empezaron a construir sus representaciones sobre lo que ellas llaman “la buena y la mala maestra”. Valoran mucho la parte afectiva en la interacción maestra-alumna: el ser pacientes, el no regañar, el que sus maestras se involucren en sus problemáticas. También encuentran la parte obscura de la profesión en aquellas maestras que golpean, castigan, no enseñan y, para quienes los alumnos les son indiferentes. Es interesante pues los atributos que consideran positivos son los que ellas buscan tener ahora que son maestras.

A diferencia de otros profesionistas, la importancia que las normalistas le otorgan a las experiencias en su paso por la escuela primaria y las imágenes que construyen de ese momento, adquieren un valor especial porque ahora ellas mismas forman parte de ese contexto profesional.

Otro aspecto importante revelado por las narrativas y que vamos a profundizar más adelante, es su percepción del proceso de construcción del conocimiento en el proceso de la enseñanza-aprendizaje. Al respecto, vemos que son muy importantes para ellas los recursos lúdicos, aprecian la importancia de los juegos y que sus maestros se valgan de los recursos naturales de su entorno. Referente a esto, Adriana recuerda que su maestra de primer año le enseñó a escribir en la tierra con una varita que hacia la función de lápiz, o como señala Berenice que el maestro se debe valer de ramas, piedras, de lo que sea con tal de que sus alumnos aprendan.

Esta concepción sobre la enseñanza y la construcción del conocimiento es muy importante, podríamos decir que se convierte en un elemento identitario del magisterio de educación primaria.

Sin excepción, todas las entrevistadas recién egresadas de la normal tienen el deseo de continuar estudiando, lo que las detiene para lograr su propósito es la falta de recursos económicos, pues como aclaran, el no contar aun con la plaza para ejercer como maestras las limita económicamente. Para ellas lo primero es conseguir la plaza para poder mantenerse.


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