Tesis doctorales de Economía


LA EDUCACIÓN SUPERIOR TECNOLÓGICA FRENTE AL PROCESO DE GLOBALIZACIÓN: LA INFLUENCIA DE LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS DE INFORMACIÓN EN EL INSTITUTO TECNOLÓGICO DE PUEBLA

Saúl Corral García



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6.6 A manera de conclusión

Si bien, sabemos que la educación es el principal aspecto para que una sociedad progrese de una manera integrada, y ésta hace que sus habitantes tengan mayores expectativas de satisfacer sus necesidades de desarrollo con mejores oportunidades de vida, ésta no garantiza por sí sola la realización de sus metas para alcanzar el bienestar social. Porque en la consecución de sus objetivos económicos, políticos y sociales se ven empañados con la distribución parcial de sus recursos, al tratar de que todos alcancen sus metas. Ya que en el ejercicio del desarrollo, éste se ve obstaculizado con las diferentes formas de ejercer el poder en la sociedad capitalista.

La sociedad actual enfrenta la necesidad de establecer mecanismos de control bajo estrategias de crecimiento en todos los ámbitos, aunque es cuantitativo en el mundo globalizado, el desarrollo resulta inequitativo y los alcances de este poder concentran la riqueza en unos cuantos grupos minoritarios, teniendo como resultado una sociedad más desigual donde la impartición de la justicia es inoperante e invalidada por vicios de corrupción en su administración, dando como resultado un mundo globalizado pero parcial en sus efectos de desarrollo en una sociedad mas grande y mas moderna, pero mas deshumanizada, estratificada y menos democrática.

La estratificación siente su acción en los niveles más bajos de la sociedad, al reflejarse con menores accesos a la información, aunque el conocimiento se perfile ahora como el insumo principal del modo de producción capitalista en la sociedad moderna globalizada y donde ahora las oportunidades de trabajo serán restringidas para los nuevos profesionistas que pretenden adaptarse a este nuevo orden social.

La sociedad actual del conocimiento se visualiza como un mundo de cambios pero sólo cuantitativos y materiales, favoreciendo a las esferas de la élite del poder económico y político. Y aunque el actual desarrollo centre toda su atención en los nuevos cuadros de profesionales, a través de modernizar la educación, esta se ve afectada al tener que enfrentar un nuevo proceso, desarticulando su desarrollo con sus necesidades del cambio, y transformar sus prácticas educativas al no tener acceso a la educación, la conciencia individual se pierde y se transforma al crear con ello nuevas necesidades dadas por los nuevos medios de comunicación electrónica como la computadora y el internet, en casos extremos ante su exposición e influencia.

El problema no está en el uso y aplicación de nuevas tecnologías que le permitan tanto a estudiantes como profesores un mayor acceso a la información, está más bien en la forma en que los recursos son administrados y distribuidos de manera inequitativa entre la educación pública y privada, entre otras cosas. Lo de menos es saber sobre la capacidad de aprender su operación y su aplicación, sino en la forma en que estos nuevos lenguajes serán incorporados en su actual uso y determinarán así su desarrollo futuro. Antes que preocuparnos por pertenecer a un mundo global progresista, debemos más bien reflexionar sobre las oportunidades que tiene la población estudiantil académica para resolver esa distribución de recursos, de manera más justa, equitativa y democrática.

Ante este proceso de cambio económico y social, no sólo podemos quedarnos como espectadores, acatando los nuevos lineamientos del poder que se traducen en las nuevas políticas educativas, donde se pretende ejercer e imponer un nuevo orden social mundial.

En el marco de numerosas prioridades educativas, las políticas - en cierta medida - son una justificación de su gestión administrativa para distribuir recursos escasos entre sistemas con diferentes objetivos, entre instituciones diversas en tamaño, infraestructura y recursos humanos y financieros. Las políticas educativas de la última década han señalado reiteradamente la necesidad de fortalecer y diversificar la educación tecnológica. Por otra parte, las recomendaciones que hace la OCDE, pertinentes a la educación tecnológica, resaltan la necesidad de desarrollar prioritariamente los institutos y las universidades tecnológicas, desarrollar en forma significativa el nivel medio y superior.

Lo que se aprecia en México es una serie de acciones que dan señales opuestas de la importancia de la educación tecnológica en el contexto del desarrollo económico, de su viabilidad para consolidarse partiendo de las instituciones ya existentes, de la posibilidad de asumir la diversificación de la educación superior tecnológica para crear también la posibilidad de articularse y de coordinarse como sistema. Esta presenta en sus acciones una mayor estratificación social y restringiendo las oportunidades de tener más acceso a los estudiantes en realizar una carrera en las instituciones de educación superior tecnológica en México. Lo que subyace bajo esas señales es la diversificación y estratificación social con la inequidad de las políticas de educación superior, que se traduce en costos de calidad en la formación profesional de más de 359 mil alumnos que son atendidos en el nivel de educación superior tecnológica (como observamos en el capítulo 2).

En esta perspectiva de análisis, sobre nuestro objeto de estudio, la educación superior no sólo tecnológica sino en el ámbito nacional enfrenta tres grandes desafíos:

• Cobertura con equidad.

• Calidad en los procesos educativos y niveles de aprendizaje.

• Integración y funcionamiento del sistema educativo.

Son los retos que también señala el Plan Nacional de Desarrollo y se expresan éstos en tres principios fundamentales:

• Educación para todos.

• Educación de calidad.

• Educación de vanguardia.

A pesar de los avances logrados hasta ahora, y por lo que observamos en este caso, el desigual desarrollo de México ha impedido que los beneficios educativos alcancen a toda la población, aunado a las ineficaces formas de administración de los recursos destinados a la educación. Ya que de un 8% del PIB, que se tenía contemplado en el actual gobierno foxista, sólo el 3% del presupuesto es orientado para el desarrollo de este rubro. (Reforma, 2005: 2) Por lo que resulta casi imposible que México cubra sus necesidades de educación en todos los niveles. Más aún resulta difícil que el país cubra los requerimientos y exigencias que los organismos internacionales han impuesto a través de las políticas modernizadoras a México y al resto de los países en crecimiento de América Latina. Con lo cual, las políticas de orden local y nacional sólo se quedan en buenos propósitos, al pretender alcanzar los niveles de innovación tecnológica, la pertinencia y la aplicación de los nuevos planes de estudios, así como la calidad académica para la modernización de esta sociedad global del conocimiento; amén de la eficacia de los nuevos programas de enseñanza que se aplican en la actualidad a través de las prácticas de enseñanza-aprendizaje. Lo anterior refleja una desarticulación del conocimiento con las necesidades que presenta la realidad de la educación en México.

La integración del sistema educativo aún se perfila lejos de alcanzar, ya que se han descuidado los problemas del trabajo, el desempleo, la vivienda, la salud y la alimentación, al pretender que éstos, se resuelvan sólo con el efecto del contenido del discurso que reproducen las políticas modernizadoras del sistema capitalista.

Con base a lo anterior, creemos que mientras no se ponga una mayor atención en estas prioridades del desarrollo social y económico, México seguirá como hasta ahora – o sino es que peor –, dependiendo de lo que decidan las potencias desarrolladas para su crecimiento, y los efectos se traducirán en una inestabilidad -que al contrario de lo planeado-, pueden provocar una mayor desintegración no sólo del sistema educativo, sino del país en general, afectando a todos los niveles de desarrollo, al ocasionar lo más grave: una transformación forzada de los procesos de crecimiento y desarrollo tanto cualitativo como cuantitativo que ahondará más la brecha económica y social entre la riqueza y la pobreza. Creemos también, que en esas condiciones el país tendrá que enfrentar nuevos desafíos para preservar – al menos – su propia cultura, que ya de por sí, ésta se ve trastocada, al resentir todos los embates que implica el proceso globalizador de la modernización educativa.

Esta situación es particularmente grave, no sólo en las grandes ciudades, sino en las entidades y regiones de mayor marginación y entre los grupos más vulnerables, como los indígenas, los campesinos y los migrantes. Por ello también, la cobertura y la equidad todavía constituyen el reto fundamental para todos los tipos de educación en el país.

La efectividad de los procesos educativos y el nivel de aprendizaje que alcanzan los alumnos en el tecnológico, según lo observado, son también desiguales y, en promedio, resultan inferiores a lo estipulado en los planes y programas de estudios, y a los requerimientos de una sociedad moderna. Por ello, el reto de elevar la calidad sigue también vigente, en el entendido que no debe desligarse del punto anterior, pues una educación de calidad desigual no puede considerarse equitativa.

Como ya lo habíamos señalado, los problemas sustantivos de cobertura (acceso), equidad (igualdad) y calidad educativa, además de ser consecuencias de condicionantes demográficas, económicas, políticas y socioculturales, dependen del funcionamiento de escuelas e instituciones, y del sistema educativo en su conjunto. Por lo tanto, el desafío de la educación mexicana también es alcanzar una mayor integración y una gestión más eficaz, en la perspectiva de las organizaciones modernas que aprenden y se adaptan a las condiciones cambiantes de su entorno.

En este marco de desarrollo dependiente que sostiene México con otros países avanzados como Estados Unidos, las políticas educativas se van a reflejar por consiguiente, en las relaciones de educación y trabajo, donde éstas también pueden provocar la presencia de una brecha de desigualdad que definirá a la nueva realidad social entre el desarrollo y el subdesarrollo de estas naciones. Dicha brecha se acentúa más y más, al reflejarse en su crecimiento económico de manera amorfa y desordenada, con una falta de planeación de las políticas que se perfilan sólo en las decisiones de un poder unilateral que conduce a profundizar y a agravar el problema de la desigualdad social, así como a alargar la distancia que existe entre las relaciones de unos y otros países, donde la participación democrática de las mayorías se ve afectada en los aspectos del desarrollo social, económico y político.

Una propuesta derivada de los resultados de esta investigación, sería en pensar en la educación tecnológica como un sistema de educación superior realmente, al aceptar la diversificación. Al estar de acuerdo, de alguna manera, con la ANUIES (2001), dicha propuesta consistiría en realizar una reforma académica integral que involucre ocho aspectos fundamentales, entre otras cosas:

• La formación y actualización docentes, con programas de capacitación.

• El aseguramiento de la excelencia académica, con el seguimiento y reconocimiento de sus acciones.

• La vinculación estrecha con el sector productivo, con la gestión de intercambio de servicios.

• La atención integral de las necesidades regionales, con tareas específicas de investigación aplicada.

• La participación activa de los sectores estudiantil y empresarial de la sociedad, con el seguimiento de los nuevos profesionistas.

• La actualización y adecuación permanente de los equipos y materiales de apoyo académico, con convenios de intercambio institucional.

• El fortalecimiento de la difusión de la cultura científica y tecnológica, con estrategias de divulgación extensiva.

• La consolidación de la infraestructura y el equipo, con una actualización constante de éstos.

En este sentido, no sólo el Sistema Nacional de Educación Tecnológica, sino también las Instituciones de Educación Superior (IES) deben contribuir a la transferencia de conocimientos hacia el sistema productivo, sea por la vía de la formación de cuadros técnicos y profesionales de alto nivel, especialmente, en las áreas tecnológicas, el desarrollo de la investigación aplicada y tecnológica, o a través de la extensión de sus servicios académicos a las empresas.

El cumplimiento de las funciones de docencia e investigación deberán orientarse para satisfacer las necesidades del sector productivo, y la formación de los cuadros nacionales y técnicos se regirán por los requerimientos del mercado de trabajo en sus nuevos esquemas de estructuración y organización.

Hoy en día, parece indispensable pensar en una profundización de las estrategias institucionales para cerrar la pinza entre educación, ciencia y tecnología, reconociendo las importantes condiciones para su adecuado desenvolvimiento. Para ello, necesitamos entender que nadie innova al margen de sus tradiciones, para desarrollar y utilizar plenamente las nuevas tecnologías de información resultan imprescindibles procesos de aprendizaje mediante la práctica, el uso de sistemas complejos y de interacción entre productores y consumidores; reconocer que existen diversas fórmulas de integración entre organización del trabajo y de formación de recursos humanos con una nueva tecnología. (CEPAL, 1992)

Una posibilidad para lograr lo anterior radica en que, atendiendo a las recomendaciones de la OCDE, se concentren en subsecretarías tanto la educación media como la educación superior; otra es la de revisar las políticas de financiamientos y recurrir a estrategias similares a las del fortalecimiento de la educación superior. Una más, esperar que el sistema sobreviva recurriendo a la estrategia competitiva, donde los países que menos recursos tienen son los más competitivos, porque su desventaja los lleva a innovar y a crecer.

La solución más sensata pues, es pensar en la educación tecnológica como todo un sistema de educación superior, donde podamos aprender a aceptar la diversificación, aprender a gestionar recursos y tener bien claro que la calidad no radica sólo en implementar innovados sistemas de información de primero y segundo niveles, sino en procurar sobre todo, contar con un sistema de educación superior articulado con los cambios sociales, que considere a todos a los alumnos no sólo como receptores pasivos de una formación que proporcione sólo herramientas para trabajar, sino también para convertirse en emisores proactivos en un mundo de cambios, donde además de encontrar su realización profesional, puedan realizarse creativamente como seres humanos.


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