Tesis doctorales de Economía


PERSPECTIVA DE LA MIGRACIÓN MÉXICO-ESTADOS UNIDOS. UNA INTERPRETACIÓN DESDE EL SUBDESARROLLO

José Luis Hernández Suárez



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4.3. La discusión en torno a las remesas.

Según hemos venido diciendo, bajo la forma como está organizada la producción en los países del subdesarrollo, dependiente de los productos del trabajo general elaborados en los países desarrollados, su adquisición en estos implica para aquellos la permanente sangría de valor que limita los niveles de generación de empleo por debajo de lo normal y lo incrementa en los países beneficiarios de esas transferencias por sobre los niveles normales del desarrollo de la acumulación.

Ahora bien, estos mismos procesos que menguan la oferta de empleo en los países subdesarrollados y la aumentan en los desarrollados -especialmente en la fase del crecimiento absoluto cuando en los países subdesarrollados la estrategia principal para la obtención de la ganancia consiste en ubicar las inversiones principalmente en el sector exportador y en abandonar la producción para el mercado interno- son los que explican la conversión de miles de trabajadores rurales inactivos, estacionales, o de ocupaciones de corta temporada u ocasionales y de baja remuneración así como de trabajadores urbanos inactivos o con empleos precarios de los países subdesarrollados en trabajadores asalariados en los países desarrollados con percepciones monetarias que si bien suelen ser de las más bajas, comparadas con las de los países de origen significan ingresos más elevados por los cuales vale la pena cruzar fronteras para sostener a la familia.

La oferta de empleos que en los países desarrollados se genera no encuentra los trabajadores suficientes para cubrirlos ni un elevado nivel del ejército de reserva que le permita mantener bajos los salarios debido a las bajas tasas de crecimiento de la población nativa y los más elevados estándares de vida resultado de lo mismo y que a su vez hacen posible la demanda de trabajadores inmigrantes para la realización de actividades que no están bajo el ciclo de acumulación del capital, o al menos no de manera directa, como por ejemplo el trabajo doméstico o la prestación de servicios personales.

Esta sobreoferta de empleos en los países desarrollados respecto de su propia población hace necesaria la importación de trabajadores de los países subdesarrollados para cubrirlos y lograr un mejor funcionamiento de la economía, pero genera otros inconvenientes a los países desarrollados entre los cuales las remesas de los inmigrantes a sus familiares se tornan de los más importantes.

Ello se debe a que los inmigrantes, con las remesas a sus familiares en los países de origen, esto es, el envío de parte de su salario, están disminuyendo los efectos multiplicadores que su consumo en los países desarrollados pudieran representar y trasladándolo hacia los países de origen. Las remesas parecen convertirse en la antítesis de las transferencias del subdesarrollo hacia el desarrollo por la compra de los productos del trabajo general al convertirse también en transferencias de valor sin contraparte, salvo la fracción que de ellas se destine en los países subdesarrollados a la compra de mercancías importadas de los países desarrollados.

Ello no significa, empero, que las remesas constituyan una vía para salir del subdesarrollo, pero su incremento podría contribuir a generar la opinión en los países desarrollados de que si no quieren que estas sigan aumentando deberían permitir el impulso al mercado interno en los países subdesarrollados que hiciera posible la disminución de los flujos migratorios.

En el caso de la migración de trabajadores mexicanos, centroamericanos y caribeños hacia Estados Unidos las remesas están jugando un rol cada vez más importante debido a los montos crecientes que representan en función también del impresionante crecimiento del flujo migratorio. Por ejemplo, las remesas que recibieron Latinoamérica y el Caribe pasaron de 7,252 millones de dólares en 1992 a 13,129 millones en 1998 según información del FMI ; en el 2005 el total recibido en la misma región alcanzó los 54 mil millones de dólares según la CEPAL. En el año 2006 se dispararon hasta superar los 68 mil millones de dólares, cifra muy por encima de los 29 mil millones de dólares que ingresaron por concepto de Inversión Extranjera Directa, según informó el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola de la ONU en colaboración con el Banco Interamericano de Desarrollo.

El crecimiento de éstas ha sido tan acelerado que tan sólo en México alcanzaron 13,265.6 millones de dólares en el año 2003, según el Banco de México y 23 mil millones en el año 2006 según el Banco Mundial, debido a que este país se ubicó como el mayor expulsor de migrantes entre el año 2000 y el 2005 cuando se fueron a Estados Unidos 2 millones de personas en busca de trabajo, según reporte del organismo en abril del año 2007. Pero la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calculaba en 575 mil mexicanos en promedio que salieron en el mismo período, dando como resultado 3 millones 450 mil personas, lo cual contrasta con las cifras oficiales que ubican la cantidad en 400 mil personas anualmente para ese período.

Las “fugas” de valor han generado cada vez más preocupación en los países desarrollados, especialmente en Estados Unidos, país del que sale la mayor cantidad de remesas, pues en el año 2000 emitió un total de 20.5 mil millones de dólares y en el 2002 la cantidad se ubicó en 23 mil millones. Sin embargo, Bueno et al. reportan con base en información de la CEPAL que ya en 2001 de ese país salieron 28,400 millones de dólares.

Por eso no extraña que sea en esa nación donde se estén dando acalorados debates en torno a la viabilidad de una nueva ley migratoria y que la construcción de muros en sus fronteras y el reforzamiento de la vigilancia policial que impida el paso de más migrantes se haya planteado desde mediados de la década de los noventa y hasta haya representantes políticos de los sectores conservadores radicales que abanderen el impedimento de que los inmigrantes indocumentados envíen remesas a sus familias en los países de origen.


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