Tesis doctorales de Economía


CAMBIO INSTITUCIONAL EN LA REPÚBLICA POPULAR DE CHINA
SU INFLUENCIA EN EL SECTOR INDUSTRIAL

José Salvador Meza Lora

 

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1.3.2. Revisión de propuestas relevantes

A pesar de compartir una misma concepción en su origen, los teóricos identificados con esta corriente presentan variantes en sus planteamientos, sea porque hacen mayor énfasis en un aspecto particular o porque son más flexibles en algunos de sus postulados. En términos expositivos y con una pretensión meramente didáctica se habrán de considerar tres grandes grupos. El primero de ellos va a enfatizar que la intervención del Estado debe constreñirse a un área reducida. Una segunda visión reconoce las fallas que presenta el mercado por lo que ven necesario ampliar el campo de intervención estatal. Basándose en la propuesta anterior, habrá quienes van a justificar la intervención estatal en consideración del éxito económico tenido por algunos países donde su acción ha el impulsor indiscutible del crecimiento.

1) La intervención del Estado debe constreñirse a un área reducida; no rechaza toda intervención del Estado en la actividad económica, sino que la circunscribe a acciones específicas, por ejemplo, en la regulación macroeconómica.

Desde este punto se pueden enumerar a estudiosos de gran importancia como: Hayek, Friedman y Anne O. Krueger para quienes la intervención gubernamental debe reducirse a ciertas áreas reducidas.

Frederick Von Hayek , argumenta que debe evitarse la intervención del Estado en todas aquellas áreas que corresponden a los mecanismos de intercambio y en aquellas acciones económicas en las que se deteriore la libertad individual y los valores fundamentales de la persona. Desde su punto de vista la “competencia” es el mecanismo idóneo y más eficiente de coordinación económica dado que se fundamenta sobre la “elección libre” de las unidades económicas y no se presentan mecanismos de coerción y arbitrariedad, tal y como acontece cuando interviene el Estado. Aunque considera que el Estado tiene importantes funciones que cumplir, debe realizarlas siempre fuera del mercado. Entre estas funciones destacan: ampliar la información para que los mercados funcionen mejor, crear un clima de confianza y certidumbre, plantear legalmente las condiciones que aseguren un grado de competencia necesario para guiar al mercado eficientemente, garantizar los derechos de propiedad, etc.

En esta misma línea de pensamiento es posible ubicar, al usualmente conocido como el “mayor economista anti- intervencionista”, Milton Friedman , para quien la economía, es básicamente estable y predecible, por lo tanto, para que los procesos económicos puedan funcionar sin trabas y para que se logren niveles mayores de eficiencia y garantizar la maximización del bienestar económico, se requiere de una intervención mínima del Estado en la economía. Desde su perspectiva el Estado solo debe de “hacer solo lo que el mercado no puede hacer por sí mismo, a saber, determinar, arbitrar y hacer cumplir las reglas del juego” . Para este autor la actividad gubernamental debe restringirse al manejo de la política monetaria, considera que la asignación de recursos debe ser una responsabilidad propia y exclusiva del mercado. La visión liberalizadora de Friedman se extiende al sector industrial, considera que la industria debe desregularse completamente y eliminar todas aquellas normas que afecten a los negocios. Hace énfasis en los programas privados de formación profesional y plantea una reducción o eliminación de todos aquellos subsidios de bienestar social que frenen el estímulo para el trabajo y el ahorro.

Por su lado, Anne O. Krueger argumenta que el gobierno, como una organización fuera del mercado, no debería intervenir en la actividad económica, de hacerlo, desviaría recursos de acciones que son de su competencia (mantenimiento de la ley, provisión de infraestructura y en el otorgamiento de servicios públicos de gran escala) hacia otras que no lo son, y que pudieren, por lo tanto, afectar en su desempeño. Las actividades propias del Estado se presentan algunas solo en la regulación del crédito y en el mercado de cambios extranjero.

2) Acepta la existencia de fallas en el mercado por lo tanto justifica una acción moderada del Estado a fin de resolverlas. Cuando esa falla ha sido resuelta dicho acción debe suspenderse

A pesar de que la ortodoxia neoliberal califica al Estado como fuente de ineficiencia y corrupción cuando éste asume un rol que va más allá de lo que le es propio, esta visión acepta que los mercados pueden fallar: “el libre mercado no puede ser pensado de manera perfecta, sin embargo, el libre funcionamiento del mercado es el mejor acercamiento posible” . Es por lo anterior que algunos economistas, que propugnan por la “no intervención”, justifican que el Estado intervenga con la finalidad de compensar esas “fallas”, a través del establecimiento de correctivos que permitan equiparar los costos que resultan de ellas. Sin embargo, niegan que con este argumento se justifique la aplicación de una amplia política industrial o sectorial. Para ellos la respuesta apropiada consiste en que el gobierno intervenga, tan cerca como sea posible, al origen de esa falla y se evite en ampliar su participación, ya que de hacerlo, pudiese afectar a otros sectores, lo que a la postre pudiese originar mayores distorsiones que las que pretendía resolver con su acción. Suponen, sin embargo, que se presentan pocas fallas e imperfecciones inherentes al mercado, por lo que la intervención debe ser “reducida”, “localizada” y “temporal”.

Paul Krugman, bien pudiese ser uno de los autores representativos de esta visión. Desde su punto de vista, el argumento en favor de una política industrial no tiene fundamento económico alguno, a menos que, a través de la acción del poder público se desplacen recursos hacia aquellos sectores que son considerados importantes, cuando se pretenda, con esa acción, corregir alguna falla del mercado. Considera innecesaria la participación del Estado en la elección de los “ganadores” dado que será el propio mercado quien deberá escogerlos. Al decir de Krugman:

El propio funcionamiento de los mercados hará dicho papel del Estado innecesario. Las empresas, haciendo la elección de inversión, y los trabajadores, eligiendo la profesión, están intentando elegir a las industrias ganadoras (...) si todo el mundo sabe que una industria crecerá rápidamente, el capital y el trabajo se desplazarán hacia esa industria, incluso sin fomento especial de las autoridades económicas, a no ser que haya un fallo de mercado, añadir incentivos para el desplazamiento hacia dicho sector será realmente exagerado

Insistirá Krugman que solo se podrá justificar un programa de participación activa del gobierno en la incentivación y el desplazamiento de recursos a ciertos sectores industriales, si se demuestra que, por alguna razón, el cambio se está dando demasiado lento, es decir, si se presenta una justificación de fallo en el mercado. Con respecto a la aplicación de una “política industrial” considera que no existe argumento, lo suficientemente consistente, que la haga “plausible”, e insiste, a menos que haya la presencia de alguna “falla” del mercado. Al respecto dirá: “...nada está a favor de la deseabilidad de una política industrial. Este marco demuestra que la política activa del Estado necesita un tipo específico de justificación, a saber, debe compensar algún fallo de mercado preexistente”. Congruente con su planteamiento Krugman afirma que:

Un intento por parte de los poderes públicos de estimular el desplazamiento de recursos hacia sectores concretos que dicho poderes consideran importante para el crecimiento económico (...) significa el fomento de alguna de las partes a expensas de otras

Así por ejemplo, en su artículo: “El mito del Milagro Asiático” deja en claro que la intervención del Estado, a través de la aplicación de políticas que inducen hacia la movilización de recursos puede resultar exitosa y lograrse un crecimiento económico a corto plazo, sin embargo, en virtud de la tasa de rendimientos decrecientes en la utilización de los factores productivos, a largo plazo, la caída de estos niveles de crecimiento es previsible, lo que dejará constancia de lo limitado de esas políticas

3) Reconsideraciones de la visión neoclásica dadas las experiencias empíricas en algunos países, fundamentalmente, de Asia Pacífico

El éxito de la intervención del Estado en el establecimiento de políticas económicas ha llevado a que algunos estudiosos reconsideren la importancia de la participación estatal en la promoción y apoyo a las empresas privadas y en el estímulo de aquellas empresas viables conforme a la dinámica propia de las ventajas comparativas. Consideran que el Estado, como estructura política autónoma, debe proveer un medio ambiente favorable para una eficiente asignación de los recursos, sin embargo, subrayan que dicha intervención debe de ser mínima, en virtud de que las posibles “falla del mercado” que afecten a una economía, antes que ser resueltas con una intervención excesiva del Estado, debe ser alcanzado a través de los mecanismos propios que sugiere el mercado. En este sentido economistas asociados al Banco Mundial, entre otros, Bela Balassa, asume una posición menos radical con relación al planteamiento de la ortodoxia liberal; considera que el mercado es el mecanismo institucional más importante que puede coordinar las actividades de las empresas privadas y proporciona un medio ambiente favorable para el crecimiento económico. Considera que el éxito de las economías del este de Asia en la asignación eficiente de los recursos escasos fue debido, primeramente, a la liberalización de los mercados, la aplicación de políticas de desregulación y al establecimiento de políticas orientadas al exterior, y solo en un segundo momento, al establecimiento de medidas por el gobierno. En consideración de este autor, el papel del Estado consiste en:

 Proveer un ambiente óptimo para el crecimiento de las empresas;

 Aplicar medidas de liberalización y desregulación económica con la finalidad de que se genere una asignación de precios correctos;

 Asignar recursos acordes con las ventajas comparativas existentes para cada país;

 Proveer un horizonte estable y de largo plazo que sea favorable para los negocios del empresario privado.

A diferencia de otros estudiosos, justifica un limitado activismo del Estado cuando con sus políticas se estimula el funcionamiento del mercado, y sobre la base de estas, se resuelven las “fallas” que presentan algunas economías. Una expresión tácita de las afirmaciones de Balassa es el reporte del Banco Mundial denominado: "El Milagro de las economías del este de Asia" donde, desde una visión “ortodoxa”, los economistas del Banco Mundial explican el éxito de algunos países del este de Asia con un término acuñado por ellos y que han denominado: “Visión de un mercado amistoso”. Por mercado amistoso se entiende una combinación de políticas orientadas hacia el mercado y políticas dirigidas por el Estado. Es una visión que sin abandonar el enfoque neoclásico, afirma que el rápido crecimiento de los países del este de Asia está asociado a una efectivo y limitado activismo del gobierno; consideran que el rol apropiado del gobierno consiste en asegurar una inversión adecuada, proveer un clima de competencia para las empresas privadas, conservar una economía abierta al comercio internacional y mantener una macroeconomía estable, y finalmente, de que más allá de los roles descritos la intervención del gobierno es más dañina que buena por lo que siendo menores las intervenciones el mercado se torna más amistoso.

Así como algunos notables del Banco Mundial reconocen la relevancia del mercado, sin negar la importancia del Estado, en el éxito de las economías del Pacífico Asiático. Jagdish Bhawati, a diferencia de otros estudiosos neoliberales, no presenta una posición tan radical. Desde su perspectiva es difícil justificar el éxito de las economías asiáticas debido solo a la aplicación de la teoría neoclásica. La gran energía que presentan los países del este de Asia evidencia la intervención del gobierno en los procesos económicos, en su consideración quienes respaldan el libre comercio en el contexto de un gobierno pasivo (en el este de Asia) de hecho se les presentan obvias dificultades dada la enérgica intervención gubernamental. Desde su punto de vista el rol del gobierno debe dirigirse a desarrollar acciones tendientes a generar confianza en los productores sobre la base de un compromiso firme al modelo de apertura. Considera que la acción de los gobiernos debe conducir a las economías (sobre todo en los países del este de Asia) hacia una mayor liberalización de los mercados y, dadas las distorsiones que se generan por esa intervención, (el gobierno) debe dirigir acciones a fin de minimizarlas, ya sea compensando las desviaciones o modificando las distorsiones tempranas resultantes de las políticas inducidas. Subraya la necesidad de una acción flexible del Estado dirigida en alentar a las empresas privadas conforme a la dinámica internacional de las ventajas comparativas.


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