Tesis doctorales

EL IMPULSO DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ESPAÑOL, FELIPE GONZÁLEZ, A LOS PROCESOS DEMOCRÁTICOS Y DE PAZ EN NICARAGUA Y EL SALVADOR, 1982-1996

Belén Blázquez Vilaplana

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A.3. El recrudecimiento de las tensiones en Centroamérica: 1984.

En 1984, tras los numerosos contactos y actividades del año anterior, las cosas parecieron llegar a un momento de, al menos, relativa tranquilidad. En enero el ministro de Asuntos Exteriores español visitó oficialmente Cuba y Costa Rica. En esta última, en su capital, San José, tuvo una reunión con los embajadores españoles acreditados en los países de la zona buscando unificar criterios y conseguir mayor efectividad en la realización de la política exterior hacia la región centroamericana. En el mismo mes, los días 17 al 22, Henry Kissinger, ex-secretario de Estado estadounidense, hizo una visita privada a España para dar a conocer el Informe que llevaba su nombre sobre Centroamérica. El cual estaba realizado por una comisión bipartidista: republicanos y demócratas. Se entrevistó con Felipe González; con el Rey; con Alfonso Guerra y con Fernando Morán, el cual declaró sentirse molesto por la referencia a la colonización española en la región a la cual se le achacaban los problemas estructurales de la misma.

Sobre todo, porque se eludía la parte de culpa que Estados Unidos tenían en la citada problemática.

El 31 de enero, el líder socialista realiza un discurso ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en Estrasburgo, donde se refirió en concreto al tema centroamericano, afirmando que: la tensión y la violencia en Centroamérica continúan siendo una amenaza constante para la paz. España ha apoyado sin reservas los esfuerzos del Grupo de Contadora con la convicción profunda de que si fallan esos esfuerzos será difícil evitar que estalle la guerra. Europa no puede permanecer ajena a esta situación, tiene que hacer oír sus voces y prestar ayuda concreta para que esos pueblos salgan del sufrimiento en que están sumergidos. Es importante para América Latina que Europa conozca sus problemas1288.

Proponía que representantes latinoamericanos gubernamentales y de la oposición pudieran exponer sus problemas y aspiraciones en el propio Consejo de Europa y que una misión de esta Organización visitara Centroamérica y los países del Grupo de Contadora, para conocer de primera mano qué es lo que estaba sucediendo en la región. Insistiendo en que Europa debía hacer un mayor esfuerzo en apoyar a las nacientes democracias latinoamericanas.

En febrero, González firmó en Caracas, durante la toma de posesión del presidente venezolano, Jaime Lusinchi, una declaración junto a siete Jefes de Estado latinoamericanos conocida como “Declaración de Caracas”, en la que expresaba el apoyo a los esfuerzos del Grupo de Contadora por asegurar la paz en Centroamérica, de modo que los países de la región definan sus destinos dentro de la democracia y la libre determinación de los pueblos1289. Sobre Centroamérica dijo: en la medida en que los presidentes del Grupo de Contadora nos pidan cualquier cosa nosotros siempre estaremos a su disposición. El protagonismo es del Grupo de Contadora: creo que lo están haciendo bien, están haciendo un magnífico esfuerzo desde todos los puntos de vista de una diplomacia directa y activa y están evitando un incremento de tensión muy delicado (...) la paz en Centroamérica es una condición necesaria; es decir, a ello hay que añadir un programa de desarrollo, de lucha en contra de la injusticia, de fortalecimiento de instituciones democráticas, pero hay una condición necesaria sin la cual todo lo demás es prácticamente imposible y el esfuerzo del grupo de Contadora se encamina fundamentalmente a conseguir la paz, sin olvidar las otras condiciones suficientes: es decir, la necesidad de progresar en el desarrollo y afirmar las instituciones democráticas1290. Como afirmaba el diario El País en un editorial, el hecho de que España firmase un documento dedicado a problemas del continente americano, era fiel reflejo del prestigio del país, el papel que pude desempeñar si a las razones de la lengua y de la historia sabe incorporar una visión abierta a las prioridades de hoy1291.

Además, González también expresó su crítica con el “Informe Kissinger” sobre la región auspiciado por la Casa Blanca y exponía como una solución la paz y no la disyuntiva norteamericana entre paz o guerra, así como se interrogaba acerca de las posibilidades de unos comicios libres tanto en El Salvador como en Nicaragua. Opinando en contra de la viabilidad de los primeros y a favor de los segundos. Para el Presidente del Gobierno español, había que valorar de manera positiva el informe estadounidense, porque era la primera vez en que se llevaba a cabo un análisis de la situación centroamericana de manera global1292. El 13 de marzo llegaron a Managua miembros de la Comisión de Derechos Humanos de España. En ese mismo mes, en un documento firmado por 15 dirigentes socialista de Europa occidental, entre los que se encontraba Felipe González, se señaló el deber de todos los demócratas de Europa y el mundo, de promocionar y apoyar el proceso electoral en Nicaragua1293.

Las visitas de líderes nicaragüenses continuaban. En este sentido, Sergio Ramírez, al regreso de una gira por Irán y Libia, hizo escala en Madrid, siendo recibido por el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, al cual solicitó el incremento del apoyo español al Grupo de Contadora y la colaboración de expertos electorales de los socialistas españoles en el proceso electoral nicaragüense. Así mismo, declaró que habían planteado a la CE que sus gobiernos deben adoptar una actitud más enérgica frente a la situación de agresión que vive Centroamérica. Debe pasarse a una nueva etapa de la gestión del Grupo de Contadora para aislar la posición de agresión norteamericana1294. En abril, España presentó una protesta oral ante la embajada norteamericana en Madrid en la que se rechazaba el minado de los puertos nicaragüenses y en marzo ponía en funcionamiento un “Plan de Cooperación Integral” con Centroamérica, siendo ésta el área elegida por el apoyo que el Jefe del Ejecutivo español había prestado al Grupo de Contadora1295.

Al volver a España, González, se reunió con dirigentes cubanos y nicaragüenses en el Palacio de la Moncloa, aunque en este caso y según fuentes oficiales, el tema centroamericano sólo ocupó un lugar de pasada. En mayo recibió al Presidente de Costa Rica, Luis Alberto Monge y en junio quien visitó España fue el comandante Bayardo Arce, el cual fue recibido por el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando Morán y por el Presidente del Gobierno1296. En agosto recibiría a Edén Pastora, aunque no en calidad de Presidente del Gobierno sino de Secretario General del PSOE. Lo cual se debió, como posteriormente informó la responsable de las relaciones exteriores del partido, Elena Flores, a que no se querían mezclar los temas que eran del Gobierno con los ideológicos. Edén Pastora solicitó el apoyo a Felipe González para que presionase y conseguir de ese modo unas “elecciones libres” en Nicaragua. Calificándolo como verdadero líder demócrata, sensible a los problemas que plantea la celebración de unas elecciones libres en Nicaragua1297. En este sentido, en relación con los posibles solapamientos existentes en esta materia entre la política del Gobierno y la del PSOE; González declararía que la diplomacia del Gobierno y del partido nunca se confundieron, la zona de delimitación fue siempre muy clara. Las acciones del Gobierno se adoptaban en el Consejo de Ministros y las ejecutaba el Ministro de Asuntos Exteriores. El partido tenía su propia dinámica política, aunque - afortunadamente - coincidían en la mayoría de los casos con lo que marcaba el Gobierno1298.

En septiembre, se inició lo que ha pasado a conocerse como las Cumbres de San José, que no era sino la institucionalización de las relaciones entre la Unión Europea y Centroamérica. España jugó en estas entre bastidores para que se llevase a cabo, ya que no era miembro aún de la CE. Ya durante la visita del Presidente costarricense a España, se le había invitado al Gobierno a unirse a estas reuniones junto a Portugal1299. En este sentido, participó activamente en los trabajos preparatorios de la reunión. Al finalizar la misma, junto a Francia, Grecia y Portugal, mostró su intención de firmar el protocolo adicional de la versión revisada del Acta de Contadora, reafirmando con ello su respaldo a la pacificación centroamericana. A dicha reunión acudió Fernando Morán en representación española, afirmando que ésta era una manera de demostrar cómo se podían converger los dos ejes centrales de la política exterior española: la vocación europea y la americana1300. El 23 de septiembre Olof Palme visitaba España y se entrevistaba con González para tratar la crisis centroamericana. En dicho encuentro apareció de nuevo el fantasma que empezaba a presidir algunos de las reuniones entre los líderes de la IS a la hora de tratar el tema de la revolución nicaragüense: la pérdida de fe en la misma. Parecía que todos aquellos ideales que habían movilizado a la población a derrocar a Somoza, empezaban a quedar diluidos en los aires de grandeza y en las ínfulas de poder de alguno de los comandantes de la revolución.

Al mes siguiente, en octubre del citado año, en un coloquio radiofónico en el cual participó Felipe González, Pérez de Cuéllar y Belisario Betancur, Presidente de Colombia, este último destacó el papel del Gobierno español en el proceso de Contadora y especialmente de su presidente del Gobierno. A los cuales calificó de algo más que interlocutores comprensivos en las gestiones realizadas por el Grupo de Contadora1301. Siendo precisamente Madrid, la primera capital no latinoamericana donde se reunieron los miembros del citado Grupo, aunque España siguiese insistiendo en todo momento en su negativa a participar como mediador en el conflicto, ya que el Presidente español, no quería llegar a ser un Bentancour europeo, por su intervención siempre de hombre bueno en todos los conflictos. Adoptando por ello una posición de mayor prudencia, llegándose incluso a negar a actuar como padrino de una posible reunión a celebrar en Madrid entre las partes en conflicto en El Salvador. A España se le seguía instando para que mediara en los conflictos y siempre pivoteando en torno a la figura del Presidente del Gobierno, porque era el que tenía acceso a los dirigentes del área. Sin olvidar a otras figuras importantes en los contactos, negociaciones, intermediaciones, etc. durante estos años, como fueron la Secretaria de Relaciones Internacionales del PSOE, el asesor personal del Presidente en materias internacionales, y el propio ministro de Asuntos Exteriores.

Durante los días 15, 16 y 17 de octubre, se reunieron en España los cancilleres de Colombia, México y Venezuela y el ex canciller de Panamá, con motivo de la concesión por la Fundación española Principado de Asturias del Premio de Cooperación Iberoamericana, 1984, a los gobiernos de los países del Grupo de Contadora. Así se recogía en Diario 16, al afirmar que la importancia que para la España democrática representaba ser parte activa en el proceso de paz del continente americano, permite señalar que nos encontramos ante la que ha sido calificada como la iniciativa de política exterior más importante llevada a cabo por la diplomacia española durante nuestra transición política (...) el presidente González sabe lo delicado del momento y ha ofrecido todo su apoyo personal, pero con gran tacto para no herir susceptibilidades que le acusen de intervencionismo1302. Los presidentes expresaron su especial reconocimiento al Rey y su satisfacción por la audiencia mantenida con Felipe González, agradeciendo la hospitalidad del pueblo español1303.

Pero a pesar de todas estas muestras y de la condena hacia la política norteamericana, el PSOE se negó a participar como partido en una marcha en apoyo a Nicaragua que se celebró en noviembre en Madrid. Aún así, Arturo Cruz, líder de la oposición, en una visita efectuada a España para participar en un seminario sobre los problemas de la democracia en Nicaragua, pidió de nuevo ayuda a González para que presionase a los sandinistas a abandonar su proyecto político. Para lo cual, se entrevistó con él, coincidiendo plenamente a la hora de valorar la evolución del proyecto político revolucionario.

No hay que olvidar, por último, que 1984 destacó en el ámbito de la política exterior y de defensa, por la presentación por el Presidente, en el Congreso de los Diputados, del conocido “Decálogo de Paz y Seguridad”. El mismo ya ha sido expuesto en esta investigación al analizar los rasgos característicos de la política exterior española, y de ahí que no se vuelva a incidir en el mismo. Pero sí recordar su virtualidad e importancia en estos momentos, siendo sus líneas fundamentales las que siguen: permanencia en la Alianza Atlántica - sin incluirse en la estructura militar integrada-; el mantenimiento de la relación bilateral con EE.UU., con disminución progresiva de los efectivos militares norteamericanos en España; mantenimiento de la no-nuclearización del territorio español y apertura a la posible integración en la UEO1304.


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