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La Empresa es su Resultado
El Beneficio editorial y la Contabilidad del Conocimiento.

Francisco Luis Sastre Peláez

 

1.2. - Primera delimitación del objeto de estudio y de la metodología.

En el seno de las complejas transacciones del mercado, gobernadas por una “mano invisible”, las empresas aparecen como “islas de poder consciente en este océano de cooperación inconsciente, como trozos de mantequilla coagulada en un cazo de leche cortada”(1) . No obstante, se trata de una ilusión: la Empresa es, ante todo, una red de relaciones, un conjunto de flujos que se enmarcan en la malla más extensa que constituye el Mercado. Agua en el agua, parece que sólo podremos distinguirla del entorno cuando algo misterioso, tal vez la voluntad del empresario, la organice “congelándola” frente a la fugacidad de las operaciones mercantiles que le sirven de suelo y de fondo.

¿Tiene sentido separar las transacciones internas, esas que ocurren en el seno de la organización, de las transacciones externas del Mercado? ¿Cuál sería el límite entre unas y otras? Preguntarse por la esencia de la empresa es lo mismo, nos parece, que interesarse por la causa y naturaleza de aquel límite(2) .

Creemos que, si la vida es un producto de la materia organizada, la producción excelente y el beneficio también lo son. Aquella es propia, por ejemplo, del ser humano y éstos del negocio convenientemente gestionado. Materia superorganizada, en fin, la Empresa, como los individuos mismos que la componen, puede ser definida y acotada en función de las tres características de lo vivo(3) :

a) su patrón de organización es autopoiético, es decir, autocreativo. Se trata de una organización creada para permanecer y permanecerá mientras los individuos y grupos que la forman, y aquellos que con ella se relacionan “desde fuera”, alcancen a través suyo sus particulares objetivos de supervivencia y bienestar.

b) su estructura es disipativa, ya que necesita consumir para existir. Esta energía que disipa la emplea, precisamente, para alejarse del equilibrio inerte, cerrado o circular y crear nuevas formas de relación, más complejas, con el entorno. La naturaleza inestable del equilibrio logrado permite definirla como entidad separable del Mercado, a la vez que la obliga a la repetición de los consumos y a una actividad creadora mantenida que denominamos “proceso de creación de valor”.

c) su proceso de desarrollo es cognitivo, pues en él acción e información (y, si se quiere, comunicación) son inseparables(4) . El Resultado, por ejemplo, es una explicación sintética, cognitiva, del proceso material de ajuste creativo con el entorno que, simultáneamente, sirve para traducir y orientar dicho proceso.

Así pues, el análisis de la Empresa, siquiera sea en su realidad presente y temporalmente determinada, exige identificar primero aquellas de sus características que, por permanecer relativamente constantes en referencia a su entorno o Mercado(5) , sirven para individualizarla. Y entre ellas, ninguna otra nos parece más esencial que los ya citados Proceso de Creación de Valor y su “medida final”, el Resultado.

Nuestra investigación se ocupará, entonces, del Resultado en tanto aproximación a lo que constituye la quintaesencia de la Empresa, el resumen valorado de su existencia económico-social. Ello implicará el análisis de tres cuestiones fundamentales que, aunque relacionadas, representan tres niveles distintos de nuestro objeto de estudio: la naturaleza del Resultado Empresarial, su medida y su valoración.

A causa de nuestra concepción del Resultado como representación cognitiva de la actividad de relación de la Empresa con su entorno (Mercado6 ), será preciso analizar tanto a la una como al otro, tarea que podría realizarse de dos maneras distintas:

a) A través de la selección de una muestra integrada por diversas empresas pertenecientes a sectores diferentes de actividad. Se pretendería así cubrir las principales variedades de producción y establecer la relación entre procesos de creación de valor y génesis del Resultado.

b) Por la selección de un tipo concreto de actividad, el análisis de su problemática y la de su sector económico y la referencia al Resultado de una muestra de empresas pertenecientes exclusivamente al sector seleccionado.

Tras un cuidadoso análisis nos hemos decidido por la segunda alternativa, principalmente por los motivos siguientes:

1.- No pensamos que la naturaleza del Resultado dependa del tipo de actividad realizada, sino de la integración de una empresa con su tiempo y con su entorno, de su actuación funcional. Nos ha parecido más provechoso para nuestra investigación la selección de un Sector de actividad significativo y el análisis de la manera en que sus empresas se integran en el tejido económico social.

2.- Siendo partidarios, como somos, de una aproximación sistémica a la realidad, resulta más conveniente el análisis profundo de un único sector significativo que la dispersión de nuestra atención en varios segmentos diferentes. Esto nos permitirá analizar la Empresa y la Sociedad como un conjunto de elementos agregados según diversos niveles de complejidad.

Creemos que nuestra época, en estos dos últimos decenios del siglo XX, se caracteriza por el protagonismo de la información y de la comunicación. Por eso nos ha parecido que era precisamente este Sector, el de la Información, el representante ideal de la actividad económica de nuestro tiempo. Sin embargo, siendo ésta aún un área demasiado amplia y compleja, hemos reducido nuestro alcance al Subsector de Prensa y, en especial, a las Empresas de Prensa no Diaria (Revistas).

 


1.La expresión, citada por Coase (1994): 35, es de D.H.Robertson.

2.Apenas superada la estrechez de la visión neoclásica, muchos se preguntan si no sería conveniente tornar de nuevo a considerar a la Empresa un punto sin dimensiones, una “ficción legal”; ficción cuya función única sería la de servir de marco para las relaciones contractuales entre los factores y, tal vez, de depósito de los derechos residuales sobre los activos productivos. La “caja negra” de los neoclásicos se convertiría así en la “caja invisible” de los neoinstitucionalistas. Esta es una visión predominante en gran parte de la escuela Neoinstitucional, especialmente en su corriente de “derechos de propiedad”. Para este último enfoque, la empresa se define como un “nexo de contratos”. Ver Eggertsson (1995): 54 y ss. Ver también Jensen y Meckling (1976), el primer trabajo en que se introduce el concepto de “nexo de contratos”.Lo esencial de la empresa no está, según nosotros, en su invisibilidad, sino en el hecho de que existe como algo más que la suma de sus partes. Es fruto del principio de organización, y de éste recibe su naturaleza: lo característico en ella es que, apoyándose en sus componentes, los engloba y los supera. Decir que la empresa es una ficción legal es lo mismo que definir al ser humano sólo por su documento de identidad.

3.Capra, sintetizando las más recientes aportaciones en la identificación de lo vivo frente a lo inerte, propone basarse en los tres factores siguientes : patrón de organización, estructura y proceso.

a) El patrón de organización de cualquier sistema, vivo o no, es la configuración de las relaciones entre sus componentes, que determina las características generales del sistema. Pues bien, el patrón de organización de lo vivo es la autopoiesis (autocreación), concepto creado por Maturana y Varela.

b) La estructura de un sistema es la corporeización física de su patrón de organización. La de los sistemas vivos es una estructura disipativa, término introducido por Prigogine. Este tipo de estructuras no sólo se mantiene en un estado estable lejos del equilibrio, sino que puede evolucionar. El fenómeno clave en ellas es que precisan un aporte energético exterior que atraviesa el sistema y que produce saltos a nuevas formas de organización a partir de fluctuaciones internas amplificadas por bucles de retroalimentación positiva.

c) El proceso característico de los sistemas vivos es un proceso cognitivo, es decir una sucesión de cambios que generan información.

Ver Capra (1996), especialmente la IV parte, pp.169 y ss.

4.Así, podríamos decir que su existencia se desarrolla simultáneamente en dos niveles: uno material y otro cognitivo, que interaccionan y se explican mútuamente.

5.Anticipamos aquí una idea que desarrollaremos más tarde con mayor extensión. Como se sabe, la visión del economista se centra en las necesidades y su solución. La sociedad, contemplada desde el punto de vista económico es:

 

a) un conjunto de individuos con necesidades (consumidores).

b) el conocimiento de que existen ciertas cualidades en las cosas capaces de satisfacer las

necesidades (funciones).

c) la disponibilidad de técnicas y recursos para la obtención de dichas funciones (tecnología).

Estos tres factores son los que, según Abell, definen el mercado en diversos niveles de aproximación: Industria, Mercado y Producto-Mercado. Ver Abell (1980).Así, nosotros denominaremos Mercado (con mayúscula) a la Sociedad contemplada desde el punto de vista económico, es decir, al Macroentorno de la Empresa: “Todos los consumidores, demandando todas las funciones, a través de todas las tecnologías existentes”.

6.Frente a un significativo grupo de investigadores actuales que consideran totalmente erróneo el intento de establecer contrastes entre Empresa y Mercado - vease, por ejemplo, Putterman (1994): 32 - nosotros afirmamos categóricamente la conveniencia de dicha distinción. El no realizarla supondría el olvido de la complejidad y de su efecto multiplicador, dejando sin sentido el desenvolvimiento estructural del propio Mercado y sus efectos. Como tendremos ocasión de mostrar en los capítulos siguientes, el Mercado se convierte en Empresa sólo después de haberse transformado en Industria, Sector Industrial y Grupo Estratégico. En cada uno de estos “desdoblamientos”, la potencia creadora de una sociedad se multiplica por efecto de la organización.


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