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Las disparidades económicas intrarregionales en Andalucía

Antonio Rafael Peña Sánchez
 

 

TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LAS DISPARIDADES ECONÓMICAS ESPACIALES.

Teoría de la difusión de innovaciones.

Esta teoría, también conocida como “catch-up” tecnológico, viene motivada por los estudios realizados por Hägerstrand (1967), Mansfield (1968), Pred (1977) y Pred y Tomsqvist (1981). Esta teoría parte de la premisa de que tanto la innovación como los conocimientos tecnológicos se expanden automáticamente a lo largo de los años y por todo el territorio por medio de unos canales formales e informales, en función de unas condiciones previas como son los efectos de vecindad, los vínculos interurbanos, la filtración de los procesos a través de la jerarquía urbana, la rentabilidad y los costes de ajuste que implica pasar de una tecnología anticuada a la nueva tecnología. Es decir, considera que una vez aparecida alguna innovación en algún punto, ésta se desplaza hacia los lugares más cercanos y a continuación a los lugares más lejanos, suponiendo que la distancia reduce el ritmo de la difusión, así como el de adopción de las innovaciones. La importancia de la idea de la expansión de la innovación a la que anteriormente nos hemos referido viene avaladas por las teorías del ciclo vital regional (Norton y Rees, 1979) , que afirman que las diferencias regionales en cuanto a capacidad tecnológica son consecuencia de procesos “fisiológicos” probados por el hecho de que las tecnologías envejecen. La conclusión a la que llegan es a la existencia de un “pluralismo tecnológico” en el espacio geográfico, que refleja la evolución interregional de las tecnologías en un momento determinado.

En esta línea, para explicar las trayectorias espaciales seguidas por la innovación, se comienza a aplicar la teoría dinámica de la incubación (Davelaar y Nijkamp, 1990). Esta teoría se basa en la moderna versión del modelo del ciclo vital de un producto y afirma que la tecnología se desarrolla en el tiempo y en el espacio siguiendo tres fases (Vernon, 1966, 1971; Cuadrado Roura, 1992, pág. 548) :

* La fase de incubación, en la cual se produce un despegue de un nuevo sistema tecnológico, ocasionando efectos en términos de empresas nuevas e innovadoras primeramente en las grandes zonas metropolitanas centrales, donde se encuentra disponible la mano de obra cualificada y el capital social necesarios.

* La fase de explotación, en la que comienzan a estandarizarse los productos creados con las nuevas innovaciones, pasando la atención de la innovación de los productos a la de los procesos. Los flujos de información y la mano de obra cualificada comienzan a perder importancia como factores de localización. Los mercados en las áreas metropolitanas tienden a alcanzar el nivel de saturación, las producciones estandarizadas tienden a pasar de las áreas metropolitanas a las no metropolitanas, y las zonas centrales avanzadas tenderán a ocuparse de otros productos o técnicas de producción.

* La fase de creciente competencia, que se comienza a dar cuando los mercados se han saturado y las posibilidades de mejorar los productos disminuyen intensificándose la competencia de precios. Las áreas no metropolitanas y periféricas se encuentran en una mejor posición, ya que reciben tecnologías nuevas y desarrolladas y las usan en un contexto donde los costes de algunos de los factores de producción son inferiores.

Estos procesos de expansión de la innovación dan lugar a que coexistan distintas tecnologías en regiones diferentes y explican el fenómeno anteriormente mencionado del “pluralismo tecnológico”, que alientan las posibilidades de desarrollo de las regiones más atrasadas ya que, para cada una de ellas, existe una posible tecnología adecuada que encaja perfectamente con las técnicas y factores de producción de que disponen (Abramovitz, 1986; De la Fuente, 1995a). Además, puede darse el caso de que al mismo tiempo que las zonas centrales se encuentran en una fase de estancamiento, las áreas periféricas estén atravesando, por contra, una fase de profundas innovaciones caracterizadas por la “imitación creativa”. Ahora bien, esto parece que está cambiando actualmente: en primer lugar, y al menos en los sectores más avanzados, los ciclos de vida de los productos se han reducido drásticamente, acortándose así el tiempo requerido para una posible difusión espacial; en segundo lugar, en los sectores más tradicionales (automóvil, textil, confección, etc.) han surgido posibilidades de rejuvenecimiento de los productos fabricados en las regiones centrales, gracias a los avances tecnológicos, la creación y el diseño de modas, la comercialización creativa, etc.; en tercer lugar, en el plano general de los procesos de producción se han experimentado las posibilidades de que se produzcan procesos rápidos de innovación a través de una relación y una sinergia más estrechas entre las diferentes funciones de una empresa: investigación y desarrollo, producción, ingeniería, comercialización. Todos estos elementos frenan el proceso de difusión espacial de la producción y, de hecho, han dado lugar a una revitalización de las áreas centrales y al retorno hacia ellas de producciones que antes tendían a descentralizarse.

Esta teoría se encuentra con la limitación de que al reducir el concepto de espacio a un simple coste friccional de la distancia, no consigue explicar el proceso generador de las innovaciones (ya que en el modelo es considerado como un dato exógeno), ni el carácter estratégico y monopolístico de la tecnología para las empresas, ni mucho menos las disparidades interregionales estables de niveles de tecnológicos.


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