Alejandra Marina Monachesi
Sandra Elena Tonellotto
Universidad Nacional del Sur, Argentina
amonache@criba.edu.arResumen
Algunas de las habilidades características del ámbito  rural se hacen evidentes y se muestran y lucen en la ciudad. En esta  oportunidad, el objetivo es observar el proceso de construcción de esas  habilidades -de las cuales se han seleccionado de manera particular la soguería  y la platería criolla-, y cómo las mismas permiten un nuevo comienzo del estilo  de vida rural a través de diferentes innovaciones en el ámbito urbano. Dichas innovaciones  han dado lugar al surgimiento de comercios y también, como parte de esta  renovación, a ámbitos dedicados a difundir estos oficios y sus protagonistas.
La Argentina a nivel internacional tiene un lugar  destacado por lo avanzado de sus técnicas, fruto de la mezcla del criollo con  el inmigrante, dando origen así a un producto único con identidad propia. El  reconocimiento internacional ha impulsado una nueva valorización nacional de  estas habilidades aún presentes, las cuales están siendo transmitidas a las  nuevas generaciones de argentinos.
Palabras clave: habilidades, estilo de vida rural, campo/ciudad,  innovación, soguería, platería, indumentaria, Argentina, Bahía Blanca. 
Abstract 
Some of the skills that typify rural life are  currently showcased in the city. The purpose of the present study is to explore  how such skills – particularly braiding and creole silverwork – have developed,  leading to the beginnings of a rural lifestyle through innovations within the  urban environment. These innovations have given rise to different types of  trades and, as part of this renewal process, to areas dedicated to make them  and their protagonists be known.
Argentina has reached a milestone worldwide because of  its advanced braiding and creole silverwork techniques, both of which are a  result of the mixture of creole natives with immigrants, thus giving rise to a  unique product with its own identity. International recognition has prompted a  new national valuation of these still alive skills which are being transmitted  to the young generations of Argentine citizens. 
Keywords: skills – rural lifestyle – country/city - innovation  – braiding – silverwork  - clothing –  Argentina – Bahía Blanca.
Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato: 
 Alejandra Marina Monachesi y Sandra Elena Tonellotto (2015): Un estilo de vida rural reinventado: las habilidades y sus protagonistas, Revista Turydes: Turismo y Desarrollo, n. 19 (diciembre 2015). En línea: http://www.eumed.net/rev/turydes/19/vida-rural.html
INTRODUCCION
   
La platería criolla y su complemento por excelencia que es la soguería, son significativas para el hombre de campo porque están incorporadas a la cultura rural y denotan algunas de sus principales habilidades (Monachesi y Tonellotto, 2013). Si bien se van adaptando y reinventando en lo urbano, surgieron para cumplir una función práctica y en las piezas confeccionadas se concentran las capacidades y habilidades consagradas por la experiencia. La revalorización acontece principalmente en el ámbito urbano a través de la moda (indumentaria y accesorios) y una nueva estética en objetos tradicionales del campo argentino. Se observan distintas categorías de estas situaciones de adaptación, que van desde los comercios mástradicionales hasta aquellos que tienen un alto grado de refinamiento, constituyéndose en emblemas de “lo nacional” asociado a lo tradicional y al mismo tiempo de vanguardia.
En Argentina, la vida en el campo estuvo muy vinculada  con la utilización del caballo para las actividades propias de ese medio, dando  lugar a un abanico de habilidades relacionadas con el trabajo rural y el apero  del caballo. En esta oportunidad se profundizará en dos habilidades muy  presentes en la región pampeana, la soguería y la platería, las cuales incluso son  reconocidas internacionalmente al igual que algunos de sus exponentes.
   La platería criolla y su complemento por excelencia, la  soguería, son significativas para el hombre de campo porque están incorporadas  a la cultura rural, denotan algunas de sus principales habilidades y  generalmente se presentan asociadas. Algunos de estos artesanos combinan la  soguería y la platería en la confección de sus piezas, como es el caso del  reconocido soguero tandilense1  Lozano, cuando elabora los juegos de sogas con argollas, pasadores y terminales  en plata. 
   Sogueros y plateros también comparten características  que definen el perfil del “artista” de este oficio como la búsqueda de armonía  y belleza, la pasión y la paciencia en su trabajo para crear productos con un  sello inconfundible, que forjan la identidad de las piezas que los representan  (figura 1). “Cuando uno tiene pasión, la paciencia se arma” como sostiene  Lozano (2012) “… no tengo para esperar cinco minutos a alguien que me viene a  buscar y sin embargo tengo la paciencia suficiente para hacer un juego de  cabezas que demora seis meses”.  La  pasión por lo que se hace conduce a la resignificación del tiempo, como  sostiene un artesano de la localidad de General Cerri “…cuando uno hace lo que  le gusta se pasan las horas sin que uno se dé cuenta” (Miguel, 2014). Así el tiempo  adquiere otra dimensión,  deja de ser  importante, cuenta la belleza y la armonía de la pieza, son momentos de  creatividad, de tiempo disfrutado, de vida. 
El oficio es una actividad laboral que requiere  habilidad manual o esfuerzo físico. El término da cuenta de aquella actividad que  no necesita estudios formales, que se aprende observando, trabajando  directamente, de  manera empírica y es  fruto de la experiencia. Asimismo demanda que el trabajador sea hábil para  realizar una tarea específica.
   En el caso de Argentina, la actividad artesanal en el  campo se sumaba a otras tareas cotidianas del trabajo rural, y la artesanía era  elaborada para uso personal o del establecimiento rural. Este oficio ligado a  la confección de piezas necesarias para el trabajo en el campo, fue traspasado del  ámbito rural al urbano durante la segunda mitad del siglo XX. Proceso que se  dio en una doble dimensión, por un lado el traspaso del saber, y por otro el  desplazamiento del mismo hombre de campo y con él su habilidad. Algunos se  dirigieron a pequeños pueblos, otros a las ciudades.
   En el proceso de convertirse en un artesano, la pasión  cumple una función central, y en ella se unen el disfrute de trabajar con las  manos y el gusto por el estilo de vida rural reflejado en las piezas que  confecciona2 . 
La soguería, esa habilidad de trabajar artesanalmente  el cuero crudo, comienza a desarrollarse en Argentina a principios del siglo  XVII “…por una necesidad imperiosa que tuvieron el indio y el gaucho en los  trabajos a caballo para dominar a éste y luego vestirlo o adornarlo a su gusto  por ser los mismos inseparables compañeros de trabajo y correrías, por ende se  los puede considerar los primeros artesanos del cuero crudo” (Sangineto, 2011).  Este oficio que llegó a su máximo esplendor en el transcurso del siglo XIX  llegando a ocupar toda la pampa húmeda y otros grandes territorios del país con  estilos y técnicas propias. 
   La denominación y las técnicas de la soguería, cambian  de acuerdo con las zonas del país. Como sostiene Fontana (1988)  “En nuestra Mesopotamia, al artesano en cuero  se lo llama comúnmente <guasquero> vocablo que deriva del quechua wasca  que significa ramal de cuero, cerda o soga que sirve para múltiples usos. El  guasquero junto al domador, al tropero, al peón de estancia, al esquilador y al  alambrador fueron los personajes legendarios de nuestros campos y estancias”.  También Lozano (2012) hace referencia a las diferenciaciones regionales en la  denominación al afirmar que “… en la provincia de Buenos Aires le llaman  soguero, en el litoral guasqueros o en el sur de Brasil algunos le llaman  trenzadores, allá por la zona de Córdoba le llaman el que trabaja el látigo.  Básicamente lo mismo, es aquel que trabaja en cuero crudo y sobado”.
   Esta habilidad está presente en toda la región  pampeana. Algunos lugares, por encontrarse maestros del oficio, adquieren  visibilidad como es el caso de la localidad de Tandil, en la provincia de  Buenos Aires, e incluso algunos alcanzan reconocimiento internacional por sus  exposiciones; otros permanecen ocultos en el ámbito rural ya que son artesanos  por necesidad o por hobby. Aún hoy, como explica Lozano (2012), se puede  encontrar en cualquier estancia de la provincia de Buenos Aires un paisano que  sabe trabajar las sogas.
   En muchos casos, si bien hay una revalorización  estética de esta habilidad, no siempre la misma se ve recompensada económicamente,  esto ha traído aparejado una producción más orientada a las necesidades urbanas   -cinturones, billeteras, cuchillos entre  otras- y con un estética más cuidada. En el relato de Coll (2003) “…como  paisano cada vez ganaba menos, fui dejando de hacer las pilchas para caballo y  me dediqué más a estas piezas [urbanas] pero igual me piden algunos de esos  artículos, yo los sigo haciendo porque es una forma de rescatar con  autenticidad una disciplina que fue clave en el desarrollo de la cultura  rioplatense”, una cultura ligada al trabajo. Lozano (2012) lo explica de la  siguiente manera “…siempre hay un paisano que sabe preparar las sogas, que sabe  hacer un maneador, un bozal, una manea, que a lo mejor eso, no tiene finura  pero si tiene la calidad de resistir el rigor del trabajo, porque de ello  depende muchas veces la vida. Por ejemplo un maneador si se llega a cortar  mientras está capando un potro, posiblemente una patada lo puede dañar.”
1.2.1. El oficio y la visión del  artista
   Las técnicas de la soguería cambian según las  características geográficas de las regiones. Mientras que en la Pampeana se  utiliza el cuero lo más sobado posible en la Mesopotamia se prefiere el estado  redomón. Si bien antes se utilizaban diversos cueros, en la actualidad este  trabajo artesanal se realiza principalmente con cuero caballar y cuero vacuno  pero sin ningún procedimiento químico.
   Una vez seleccionado el cuero en función de la  elasticidad que requiera el trabajo se procede al lavado, desgrasado, pelado y  estaqueado.  A título ilustrativo a  continuación se mencionan los pasos principales en la preparación del cuero  para poderlo utilizar. Una vez seleccionado el mismo en función de la  elasticidad que requiera el trabajo se procede al lavado, desgrasado, pelado y  estaqueado.   
   En  muchos casos se destaca el hecho que la selección del cuero se realiza estando  aún vivo el animal. En cuanto a la preparación del cuero para su uso se siguen  una serie de pasos básicos como lavado, desgrasado, pelado, estaqueado, sobado.  Algunos de estos pasos se pueden observar en la figura 2 en manos de un artesano  de la localidad de General Daniel Cerri. Debe destacarse que cada artesano los  lleva adelante con particularidades dependiendo de las herramientas con que  cuenta o inventa para llevar a cabo su trabajo. Toda preparación insume tiempo  y esfuerzo. 
  “Todo artista es artesano. Pero no todo artesano es  artista. Creo que la línea que los divide es la creatividad.” Como se desprende  de la información relevada así como de las entrevistas realizadas, a estos  expertos no les gusta repetir los trabajos: “Si me proponen hacer diez piezas  iguales, de entrada digo que no porque me aburre, me saca de quicio.” (Lozano,  2012: 94).
   Estos artistas del cuero tienen la habilidad de ver la  obra terminada con sólo mirar diferentes cueros, seleccionando el más adecuado  para cada pieza. En palabras de un experto soguero “El cuero me dice qué tengo  que hacer con él…” (Lozano, 2012: 94). “…Lo que más disfruto es la preparación  del cuero. De los treinta y tres años que llevo haciendo esto nunca he visto un  cuero igual a otro. Siempre me depara una sorpresa, a medida que lo voy pelando  voy descubriendo lo que va a quedar, la vida que va a aparecer después y se va  a ver en el producto terminado” (Coll, 2003: 3). 
La platería permite dar valor artístico y utilitario a  la plata. En este punto se van a presentar   referentes nacionales de la platería criolla que se hacen visibles a  nivel internacional, haciendo conocidas las ciudades donde ellos trabajan. Por  un lado, la familia Pallarols con más de doscientos cincuenta años de  trayectoria en este oficio, primero en España y luego en la Argentina, particularmente  en la ciudad de Buenos Aires. Juan José Draghi, instalado en el pueblo metalero  de San Antonio de Areco, semillero de artesanos relacionados con la tradición  gauchesca y también con otros que han encontrado allí el lugar propicio para su  actividad artesanal. Y, en un pueblo del interior bonaerense, la ciudad de  Olavarría ha dado su nombre a un estilo de platería que allí se desarrolló, cuyo  referente más conocido en la actualidad es Armando Ferreira.
   Juan Carlos Pallarols es integrante de una familia con  más de dos siglos de tradición en la platería artesanal, ha realizado obras  para presidentes (bastón presidencial) y para diferentes personalidades del  ámbito internacional. Su taller se encuentra localizado en San Telmo, barrio de  anticuarios y de tango en la ciudad de Buenos Aires que atrae el turismo  internacional. Ofrece también un museo que reúne piezas clásicas y  contemporáneas. Según sus propias palabras (sitio web oficial, 2015) “…no  recuerda el día que dejó de jugar y empezó a trabajar” porque para él trabajar  y jugar son parte de los mismo y la orfebrería en su modo de vivir. Llama su  atención, el  gusto y sentido estético del  hombre de campo argentino al afirmar que un simple peón rural tiene  conocimiento sobre la platería 3.
   Por su parte, Juan José Draghi (1944-2008) con su  taller en Areco, es considerado el refundador de la platería gauchesca  tradicional en la década de 1960, que se extendió al resto del país, rescate  que ha realizado con rigor histórico y en cuyo desafío continúan hoy sus hijos,  Patricio y Mariano, siguiendo la tradición artesanal familiar. Debe destacarse  que poseen el primer Museo Nacional y Taller Abierto de Platería Criolla del  país. Tal como lo señala uno de sus hijos en el transcurso de una entrevista (Bassi,  2014: 9), su padre fue un autodidacta de “semblante neoclásico italiano e  inglés, mezclado con algo gauchesco. Ese fue su propio estilo, por sobretodo  rioplantense: austero, no recargado, de temática campestre”. Eligió como  emblema, como firma en sus obras la flor de cardo“4 .
   La platería olavarriense se destaca por un estilo de  cincelado con características barrocas por lo profuso del dibujo, lo recargado  de los adornos, la profundidad que se logra y por sus relieves importantes que  tienen una concepción escultórica lograda en una placa fina de plata. Sus  dibujos, de origen europeo, incluyen otros elementos como  dragones, pájaros y rostros cincelados en  piezas de utilidad cotidiana. Dámaso Arce, de origen español se radicó en  Olavarría a principios del S XX dando inicio a esta escuela, que tiene  continuidad hasta el presente, diferenciándose del resto de la provincia de  Buenos Aires, que presenta una platería lisa o semilisa.
   De la mano de Armando Ferreira, se forma en el año  1978 la Escuela Municipal de Orfebrería, con el fin de difundir esta artesanía  olavarriense con características propias. Más tarde, en el año 1991 se agregan  al taller original de platería otras artesanías representativas de la zona,  incorporando entre ellas a la soguería por ser la artesanía complementaria por  excelencia de la platería criolla.
Algunas localidades del interior de la provincia de  Buenos Aires, son reconocidas a nivel nacional e incluso internacional por la  jerarquía de la platería y soguería criolla que en ellas se puede encontrar.  San Antonio de Areco y Olavarría se destacan en platería mientras que la ciudad  de Tandil es un referente importante en soguería y cuchillería (figura 3).
   Uno de los lugares donde se lucen y muestran elementos  típicos realizados por los expertos sogueros y plateros son los paseos gauchos.  En ellos se recrea la manera en que se vestía el paisano y llegaba al pueblo  los días de fiesta o los domingos, de allí el cuidado y la prolijidad en la  presentación del jinete y su indumentaria y el caballo y su apero. El común de  los espectadores aprecia la finura y belleza estética, pero son los entendidos  los que le otorgan una valoración acorde al tiempo y la dedicación requerida  para llevarlas a cabo, a la técnica y material utilizado. Es así, entonces, que  en el marco de los desfiles los elementos del jinete y el apero son observados  por aquellos que tienen una mirada estética, los entendidos del ambiente para  hacer sus propias creaciones, el que los premia como reconocimiento a esa  habilidad, y el que está vinculado con la habilidad y se da cuenta como reinventarlo  para lo urbano.
   En numerosas localidades del interior bonaerense se  realizan desfiles gauchos y algunas de ellas cuentan con una larga trayectoria  en el tradicionalismo criollo. El que se realiza en Bahía Blanca, si bien es más  reciente (1990), ha constituido el punto de partida de la presente reflexión  respecto a las habilidades del campo que se lucen en la ciudad (Monachesi y  Tonellotto, 2013). 
   La Feria Gaucha de Mataderos, localizada en uno de los  barrios más antiguos de la ciudad de Buenos Aires se arma todos los domingos y  feriados patrios, salvo los días de lluvia, frente a un antiguo edificio  del Mercado de Hacienda de la Ciudad y cuya  recova del año 1900, rodea la estatua del resero. La misma surgió a mediados de  la década de 1980, y con el transcurso del tiempo se convirtió en una de las  más visitadas por el turismo extranjero. La feria se presenta en su sitio  oficial de internet (2015), como “Un ejemplo clave de la tradición de  Argentina, donde el campo se mezcla con la ciudad”, allí se pueden observar  destrezas gauchas así como otras tradiciones regionales del interior del país  (bailes nativos, comidas, muestras de artesanías) asi como la presencia de  artesanos destacándose el caso de sogueros y plateros. 
   En la Exposición Rural de Palermo que se realiza  anualmente en la ciudad de Buenos Aires, hay un lugar destinado para el  encuentro de los sogueros, llamado “El Cuarto de las Sogas”, que surgió a  iniciativa del reconocido soguero Luis Alberto Flores, quien fuera maestro de  muchos de los expositores. En la edición del año 20145 ,  la muestra de sogas contó con la presencia de nuevos sogueros que se sumaron a  los habituales, siendo muy importante la cantidad y calidad de los trabajos  presentados. En esta “vidriera nacional” se entrega el premio más importante  tanto en soguería fina como en soguería de trabajo a nivel nacional, así de  acuerdo a los entendidos, la  exposición  de Palermo es entonces el ámbito para ser   conocido y reconocido a nivel nacional.
   Existen en el país otras ferias y exposiciones de  artesanías vinculadas al tradicionalismo. Entre ellas, la “Fiesta Nacional de  Artesanía Criolla y Encuentro Nacional de Artesanos Sogueros “ que tiene lugar  en la provincia de Santa Fe, en la localidad de Cañado Rosquín, si bien comenzó  en el año 1983 adquirió jerarquía nacional, tanto a nivel turístico como  cultural, en el año 1998. 
   También debe destacarse que la promoción de los  artesanos y la difusión de sus obras se dan en publicaciones especializadas en  tradicionalismo criollo, tanto impresas como digitales, así como una presencia  creciente en sitios de internet y diferentes redes sociales (entre ellas  facebook, blogspot). Además esta temática se encuentra incorporada en publicaciones  de distintos perfiles empresarios, que han elegido mostrar no sólo sus temas  específicos, sino también aquellos que destacan la esencia de lo argentino, lo  tradicional, lo mejor del país 6,  a través de ediciones bilingües, con notas y fotografías de alta calidad. A  modo de ejemplo, a continuación se transcribe el elaborado epígrafe de una nota  publicada en la revista de un laboratorio farmacéutico sobre un experto platero:  “El legado de Juan Draghi. Areco, típico pueblo bonaerense y cuna de orfebres  tiene a Juan José Draghi como iniciador de una actividad a la que le impregnó  un semblante neoclásico italiano e inglés, mezclados con algo gauchesco. Hoy,  unos 80 plateros y orfebres cultivan este trabajo artesanal con antecedentes  prehistóricos, siguiendo el estilo, la ornamentación y el gusto propio de la  época.” (Bassi, 2014: 5). Otro caso a destacar corresponde a la Revista Cosas  Nuestras, de Cardón, cuya publicación se inicia en el año 2003, presentando  entre las  primeras notas periodísticas  entrevistas que le dan voz a los expertos (sogueros y plateros) de las  habilidades que van a estar presentes en los productos que ellos mismos  comercializan. Así mismo la Revista El Federal, que tiene como objetivo  difundir los elementos que hacen a la tradición argentina y sus protagonistas  en las distintas regiones, aborda en diferentes números la vigencia de la  soguería y platería argentina y el proceso de reinvención de estos oficios a  través de las nuevas generaciones. En la siguiente figura se pueden apreciar  las tapas de algunas de estas revistas que muestran la importancia dada al  tema.
Ante el auge a nivel internacional del turismo rural  como un nuevo segmento de turismo alternativo, se observa en la Argentina el  interés por recrear el estilo de vida rural tradicional. Esto ha permitido así  mismo dar respuesta a la situación de crisis que estaba atravesando el sector  agropecuario nacional. El estilo de vida rural tradicional está en un proceso  de reinvención y se detectan nuevos desafíos tanto en el ámbito urbano como  rural. Al mismo tiempo, es de destacar que esta valorización por las tradiciones  rurales en Argentina fue impulsada por el interés de los turistas extranjeros  que buscaban “lo propio y auténtico del lugar” que visitaban, incentivando así  la valorización interna y dando origen al inicio del S XXI al primer programa  nacional de turismo rural” (Monachesi y Tonellotto, 2013: 10). 
   El estilo campo que se ha vuelto moda en las ciudades  se ve reflejado en los productos y comercios que los ofrecen. A título  ilustrativo, en el caso de Bahía Blanca, se observan los tradicionales y también  de vanguardia dedicados a la venta de artículos asociados al estilo campero -Indumentaria,  accesorios en cuero, artículos de uso cotidiano y regalería con estilo criollo-  los cuales se han adaptado a las necesidades urbanas dando lugar a nuevos  comercios y productos con una estética y materiales más refinados. El  surgimiento de estos comercios que ofrecen diversidad de productos  tradicionales “urbanizados”, pone de manifiesto una demanda creciente del  estilo campo en la ciudad.
   En Bahía Blanca, uno de los comercios tradicionales  que abrió sus puertas a fines del S XIX y que ha perdurado hasta la actualidad manteniendo  su localización original en el centro de la ciudad, es una talabartería  familiar. Otro abrió sus puertas en la década de 1960, como talabartería y  venta de artículos regionales incorporando más tarde nuevos artículos. También  están presentes los comercios ligados a la indumentaria de trabajo rural que  sigue vigente para el hombre de campo y que es elegida en la ciudad por su  resistencia y comodidad. 
   En la ciudad también están presentes en este rubro los  comercios de alta gama, en algunos casos a través de franquicias, dedicados a  la comercialización de productos clásicos que forman parte de la identidad  nacional y los promocionan a través de catálogos bilingües disponibles en su  sitio web oficial.
   Así como se observó el reconocimiento internacional de  expertos sogueros y plateros argentinos, también se destaca esta misma  situación al relevar los comercios que han revalorizado la platería y soguería  argentina a través de los productos que venden. Un caso ilustrativo es el de Cardón,  cuya indumentaria tiene presencia y aceptación en las pasarelas internacionales  más importantes del mundo. Se inició (1988) fabricando indumentaria de cuero de  alta gama, creció y se diversificó, incorporando accionistas y generando nuevos  proyectos y emprendimientos: inmobiliarios, hoteleros, gastronómicos, de  recreación y de la industria alimentaria. También adquirió (2013) una  centenaria y emblemática marca nacional, Pampero, sosteniendo que en todos  estos emprendimientos mantiene la premisa de los inicios de “rescatar lo más auténtico  de la identidad cultural argentina”7 . Por todo esto, considera que tiene un fuerte  liderazgo entre los negocios del sector que lo posicionan como la primera marca  tradicional argentina8  (Cardón, página institucional).
La transmisión de estas habilidades, tanto en el caso  de la soguería como de la  platería, se han  dado tradicionalmente por dos vías: familiar o maestro-discípulo.
   Siguiendo  a Sangineto (2011) “La aparición de máquinas y otros elementos que reemplazaron  al cuero y el uso del caballo hicieron caer drásticamente la industria que esta  actividad creaba y es alrededor de 1940 que gracias al trabajo y voluntad de  tradicionalistas y estudiosos de las artesanías en cuero que se comienzan a  recuperar las viejas técnicas trasmitidas en forma oral y práctica por viejos  paisanos que mantuvieron intactas las formas y estilos como así también la  preparación del material a utilizar.”
   En  este contexto surgió un gran maestro de la soguería como fue Luis Alberto  Flores, que realizó una investigación recorriendo las regiones del país y  recopilando las técnicas de trenzado del cuero que existían e intercambiando  conocimientos con los expertos locales que iba encontrando. Trabajo que se vio  plasmado en diversas publicaciones de su autoría que a lo largo del tiempo  permitió que ese saber hacer no se perdiera como sucedió en otros países.  Además formó más de seiscientos discípulos que pasaron por su negocio taller en  la ciudad de Buenos Aires.
   En un proceso que insume algunas décadas se va  conformando una dinámica que va a traer como resultado un nuevo auge tanto de  la soguería como de la platería, aunque con trayectorias distintas. Pallarols  (2010) como referente de la platería afirma “…hoy los artesanos son  reconocidos, es más fácil encontrar gente que quiera ser artesano” en  comparación al momento en que él inició la actividad.
   Los artistas de estas habilidades, en la actualidad  tienen un rol activo en la difusión de las mismas para que estas no se pierdan,  transmitiendo al mismo tiempo la pasión por ellas. Para la enseñanza, principalmente  los sogueros recurren a las TICs, entre ellos Lozano, que enseña por Facebook, otros  a través de blogs especializados, dando lugar a una construcción colectiva del  conocimiento. Otros lo hacen en escuelas y talleres municipales. Y  en este contexto se da el reposicionamiento  del país, en un doble juego, se busca en Argentina lo que en otras latitudes  existía y se perdió, y al mismo tiempo se invita a artesanos argentinos a dar  cursos en el exterior o incluso a formar parte como miembros activos de  instituciones que nuclea a especialistas en el rubro, como es el caso de Lozano  y Deferrari en EEUU.
   Si bien hay una revalorización de estas habilidades y  un mayor número de artesanos, al ser un oficio en el que cada pieza insume un  tiempo dilatado para que sea original y bella, la mayor parte de ellos no viven  de este oficio. De allí la importancia de las exposiciones y encuentros que  permiten la comercialización de las piezas, el intercambio de conocimientos y  la posibilidad de ser reconocidos. Recién en una segunda instancia estos  expertos pueden vivir de este oficio como su actividad principal, llegando en  algunos a trabajar por pedido de coleccionistas.
CONCLUSIONES
   La platería criolla y su complemento por excelencia  que es la soguería siguen ocupando un lugar destacado en el campo argentino,  están incorporadas a la cultura rural y constituyen algunas de sus principales  habilidades. Se puede afirmar en este sentido, que las habilidades abordadas en  el presente trabajo, también se han adaptado al ámbito urbano. 
   Es así que se corrobra una vez más, que la visión  urbana simplificada y popularizada de un estilo de vida rural “meramente  antiguo y rudimentario” es falaz. La disponibilidad de fuentes de información  variada, de gran riqueza, construida a partir del conocimiento de los propios  expertos, resultado del saber hacer que va ligado a la pasión, al gusto y  disfrute de lo que se hace, muestra lo contrario.
   El estilo campo que se ha vuelto moda, encuentra tanto  comercios tradicionales como de vanguardia. Los primeros con una importante  trayectoria local y regional que han aggiornado sus propuestas; los segundos, con  una presencia de jerarquía nacional, han incorporado lo tradicional del campo  argentino al diseño de sus productos, revalorizándolos y mostrando la historia  de los mismos, una historia que se presenta como compartida, con sello e  identidad nacional, que le otorga valor agregado al producto. Al mismo tiempo,  contribuye a fortalecer la imagen de Argentina en el exterior. 
   Se puede afirmar entonces que hay elementos aún vivos  de un estilo de vida rural en proceso de reinvención, donde se ha ganado en  refinamiento estético, que se ha instalado como moda en la ciudad y se ha  diversificado. Llama la atención la inserción internacional tanto de los expertos,  reconocidos y solicitados, como de los protagonistas de este proceso de  reinvención. En este sentido, la presente reflexión constituye una primera  aproximación al denso entramado de apropiación que está en curso.
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Sitios web y  redes sociales
   www.cardoncosasnuestras.com Sitio  oficial de CARDON  
   www.pallarols.com.ar Sitio oficial  del orfebre Juan Carlos Pallarols.
   eltrenzador.blogspot.com: Blog  sobre soguería criolla.
   Caballosysogas.blogsport.com.ar:  Caballos y sogas. Creado por Daniel Güidale
   Documental sobre Juan Carlos Pallarols en línea:  https://www.youtube.com/watch?v=I-d9t4mGBaI 
   Programa Estancias Argentinas (2006). Canal Rural. Estancia  San José de Pallarols.
   Programa Dinámica Rural Luis Alberto Flores “EL Guasquero”.  Nota emitida en nov./dic.2007 Danilo Gallay [En Línea] https://www.youtube.com/watch?v=jQSnnOyZJ3s  disponible desde 2014
2 En las palabras de Flores (2006) “… mi afición por el campo que se convirtió en afición por el cuero”.
3 “…para el peón de campo no es una moda, es algo que está arraigado en la cultural: qué persona en el campo argentino no tiene una hebillita, o unas espuelas, o un freno, o una pieza, por simple que sea; pero de plata, de buen título, de buena construcción, con su identidad; puede ser un monograma, una determinada flor, marco o escudo. Eso es muy propio de aquí [Argentina], por eso impresionan tanto las exposiciones en el exterior.” Extraído de la entrevista al platero realizada en el Programa Estancias Argentinas, 2006.
4 “La flor de cardo la trajeron los ingleses, venía envuelta en las mantas de los ferrocarriles, a través de cuyas ventanas volaban las semillas para crecer de forma salvaje y agreste en cualquier parte y mi papá la tomó como emblema, como firma en sus obras, porque él se desarrolló de esa manera: nació en el campo y a pesar de la adversidad, creció”. Mariano Draghi en entrevista de Bassi (2014: 9)
5 Se llevó a cabo en el mes de agosto, la 128° edición de la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional.
6  A manera de  ejemplo, el Laboratorio SIDUS, desde hace más de quince años informa a la  comunidad de médicos por medio de la Revista Argentime. Además, muestra al  mundo los aspectos más destacables del país a través de notas y fotografías,  sintetizado en el slogan de su publicidad “Lo mejor de Argentina está en  Argentime”. 
       “Cuando los rioplanteses escuchamos esta palabra  recordamos enseguida que es uno de los grandes logros artesanales, sobre todo  aquí en Argentina. Argentime, siempre atenta a las artes en general, brinda en  este número una extensa nota sobre los descendientes de uno de los grandes  plateros nacionales: Juan José Draghi. Es allí en su antiguo local, su hijo y  su viuda mantienen la calidad y el estilo heredados de don Juan José.” 
7 “… la inspiración es una búsqueda; comienza con la elección de una provincia o región de Argentina para luego embarcarse en un viaje que rescata elementos icónicos del lugar: tradiciones paisajes, flores, colores, arte, rasgos de la geografía… Al regreso comienza un proceso de creación, en el cual se plasman todas las imágenes, texturas y colores en paneles referenciales y, con ese material, se elaboran diseños para aplicar a estampas y dar forma al desarrollo creativo. Ese es el modo de poner en valor la identidad y esencias argentinas, manteniendo a la marca fresca, actual y en línea con el mundo” (Doquier, 2013: 24). En este sentido, para la colección 2013, Cardón seleccionó desde el punto de vista geográfico, los escenarios cordilleranos y la aridez de la montaña y desde el punto de vista histórico el cruce de los Andes, que se muestra en las prendas de invierno, combinando colores que eran típicos de los uniformes de las tropas sanmartinianas (el azul y el bordó) con otra mixtura cromática.
8 Como un innovador de vanguardia debe destacarse que Cardón se ha sumado a la promoción de marca país en el mundo y “Apuesta así a mostrar al mundo la producción de excelente calidad que tiene nuestro país…” (Cardón, sitio oficial 2015).
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