Cruz Romero Bartolo (CV), Luis Fernando González Guevara y Carmen Navarro Rodríguez
1. INTRODUCCION
Las actividades  humanas que se desarrollan en la zona costera, a la vez que generan una serie  de bienes y servicios para la población, provocan también fuertes conflictos  con el ambiente impactándole severamente; en ocasiones estos impactos son  irreversibles cuando se realizan en forma   incontrolada. En los últimos años, se ha incrementado la densidad de  asentamientos humanos y esto ha provocado la deforestación y el ingreso de  diferentes contaminantes a los sistemas estuarinos y recursos naturales que  constituyen la zona costera. Las fuentes de deterioro son muy variadas, y  dependen de cada región, estado y municipio. 
                INE (2005) señala que  las perturbaciones principales en nuestro país son la construcción de  infraestructura turística, sustitución por campos de cultivo, potreros,  camaronicultura, asentamientos humanos y la industria petrolera. Moreno et al., (2002), mencionan que estas  actividades han reducido las superficies de bosques, selvas y pantanos. Las  cuencas hidrológicas están siendo contaminadas, al igual que los sistemas  acuáticos costeros, entre los que se cuentan los manglares. 
                Estos ecosistemas son  definidos por Bacon (1980), Lot y Novelo (1990) como la comunidad que  corresponde a la vegetación arbórea o arbustiva, que se localiza en zonas  maréales de baja energía en bahías protegidas, lagunas costeras, estuarios, y  deltas de ríos; que ocupan la zona que corresponde al ecotono entre el medio  acuático y el terrestre.Flores(1990) sitúa a los manglares entre los sistemas  más productivos del mundo siendo su producción comparable a la de las selvas  tropicales, y a los cultivos intensivos como el de caña de azúcar con valores  entre 30 y 60 ton/ha/año de materia orgánica. 
                Flores (1990) y Yánez  (1994) señalan que el manglar, como componente principal de los pantanos  costeros, juega también otros papeles ecológicos tales como, descarga y recarga  de agua subterránea, control de flujo y reflujo de aguas estuarinas, protección  contra la erosión, estabilización costera, retención de sedimentos y  nutrientes, como filtro biológico manteniendo la calidad del agua, protección  contra fenómenos meteorológicos, estabilización climática de la región,  amortiguamiento de los contaminantes de sistemas vecinos, refugio y  reclutamiento biológico de numerosas especies comerciales y de valor estético.
                Cintron y Schaeffer  (1981) registran en los trópicos del planeta cuatro familias de mangle con 44  especies, de las cuales 12  de ellas  están representadas en América. Pennington y Sarukhan (1969), reporta para las  costas de México cinco especies de mangle: “mangle rojo” Rhizophora mangle, “mangle blanco” Laguncularia racemosa, “mangle negro” Avicennia germinans, “mangle botoncillo” Conocarpus erectus, en tanto que Ramírez y Segura (1994) registran  “mangle amarillo” Rhizhophora harrisonii,  en las costas de Chiapas. Con respecto a la bahía de Banderas, (compartida por  los estados de Jalisco y Nayarit), Estrada (2000) reporta tres especies de  mangle: R. mangle, L. racemosa  y A.  germinans. Sin embargo, el crecimiento de la infraestructura urbana,  turística y de servicios públicos ha propiciado que en la región se pierdan y  deterioren continuamente los ambientes naturales de los manglares y las  especies de flora y fauna asociadas. 
                Por tal motivo es  necesario realizar investigaciones que involucren a la planeación turística, en  las que el análisis de los recursos con potencial  turístico como los manglares; y la evaluación  de sus valores y usos, proporcionen un manejo integral que permitan en primer  lugar  hacer una autoevaluación partiendo  de los impactos y amenazas ambientales de estos sistemas para plantear  alternativas dentro del paradigma del desarrollo sustentable a corto, mediano y  largo plazo. 
                En un sentido amplio,  los sistemas de manglar de la Bahía de Banderas, deben ser considerados de suma  importancia, tanto por sus características ambientales, como por sus valores  estéticos, potencial turístico, cultural y económico. Por tal motivo en este  trabajo se pretende dar las bases del potencial turístico de estos sistemas,  destacando sus recursos tanto naturales como artificiales a través de un  inventario; contemplando la necesidad de realizar programas de conservación y  aprovechamiento sustentable, que concilien las demandas de diversificación y  nuevos segmentos del turismo.
2.  ANTECEDENTES 
                Desde  hace varias décadas los humedales costeros como los manglares, están siendo  objeto de usos incompatibles con la conservación de este ecosistema (Moreno, et  al., 2002).      En diversas ciudades  costeras, puertos turísticos y comerciales de nuestro país, es notoria la  convergencia de diferentes intereses que compiten mediante estrategias  distintas por la apropiación de los mismos manglares para usos con frecuencia  excluyentes. Jiménez, et al.,  (2005)  mencionan que las consecuencias de la ausencia   de planeación urbana y turística se han reflejado en la degradación de  ecosistemas relevantes en el Golfo de México, tales como los arrecifes  coralinos frente al puerto de Veracruz y Tuxpan, los manglares en la cuenca del  Papaloapan, los humedales en Tabasco, lagunas costeras y estuarios desde  Tamaulipas hasta Yucatán. Meyer (1998), Valencia et al., (2005)  registraron en la región del Caribe Mexicano los impactos ambientales  provocados por el uso de suelo en los sistemas de manglar; y hacen referencia a  la actividad turística del siglo XX como iniciadora de los problemas  ambientales en la costa de Yucatán y Quintana Roo. 
En el Pacífico Mexicano, Ocampo (2005); PRONATURA (2005) adjudican el deterioro ambiental de los manglares al cambio de uso de suelo, como consecuencia de las actividades agropecuarias, urbanas e industriales y a la falta de un manejo adecuado de estos ecosistemas, lo que ha provocado que no exista la participación de las comunidades ya que las propuestas no responden a los intereses inmediatos de la población.
En tanto, Alfaro y Sánchez (2002) y García (2002), determinan diferentes usos relacionados con el aprovechamiento del potencial turístico del manglar: avistamiento de aves, senderismo, paseos por los canales y otras actividades relacionadas con el turismo asociado a la naturaleza. Jiménez, et al., (2005) señalan, la constante y creciente presión antropogénica a la que están sometidas la laguna Valle de las Garzas, Juluapan y parte de la laguna de Cuyutlán, en Colima, a causa de un urbanismo desmesurado y erróneamente planeado.
En contraste, en el Pacífico Norte se han hecho propuestas para establecer corredores ecoturísticos como es el caso del estero El Verde en Sinaloa. Tapia (2005) considera que esta propuesta puede contribuir al mejoramiento de las condiciones de vida de las comunidades rurales en la región, ya que el paisaje escénico y la riqueza en flora y fauna hacen viable este recurso para ser ofertado y utilizado con fines turísticos. En marismas nacionales Valdéz, (2005), establece programas de manejo forestal, en tanto Sanjurjo (2005), propone la aplicación de técnicas de valoración económica para conocer las aportaciones del ecosistema a la economía.
Del Castillo (2007) considera que las presiones ambientales en los sistemas estuarinos del estado de Jalisco corresponden a la apertura de desarrollos de Gran Turismo, mientras que en la región de Bahía de Banderas, en los municipios de Puerto Vallarta, Jalisco y Bahía de Banderas, Nayarit. Cifuentes et al., (2002), señalan que los sistemas estuarinos: estero El Salado, Boca Negra-Boca de Tomates y Laguna El Quelele, presentan presiones antropogénicas por el efecto de la mancha urbana. Situación que ha llevado a estos sistemas a un inminente grado de destrucción, reducción y deterioro de sus componentes bióticos y procesos ecológicos. Al mismo tiempo, Olveda (1993); Munguía (2000) y Cifuentes et al., (2002) señalan que la dinámica del desarrollo regional desde los años 30’s en la Bahía de Banderas; y en particular sobre los ecosistemas de manglar, han acelerado la reducción del potencial ecológico, económico y turístico.
Por otro lado el Diario Oficial del Gobierno del Estado de Jalisco, (2000) señala que el crecimiento urbano y de servicios turísticos en la década de los 70’s, así como la construcción de la rada portuaria de Puerto Vallarta, han afectado particularmente al estero El Salado. Asimismo Cifuentes et al., (2002) mencionan que es también en esa década cuando el desarrollo que hoy conocemos como Nuevo Vallarta y la ampliación del poblado Jarretaderas sobre los terrenos aledaños a la Laguna El Quelele reduce dramáticamente la conexión natural entre estos cuerpos costeros, quedando fragmentos relictuales del estero Boca Negra-Boca de Tomates.
En referencia a los antecedentes anteriores, se considera que en la región de Bahía de Banderas, el paisaje, las condiciones ambientales y sociales han sido el insumo sustantivo para el éxito de su principal actividad económica: el turismo. Sector que ha acelerado el crecimiento de la población en la región y ha intensificado la presión sobre los ecosistemas de manglar a medida que crece la demanda de uso de suelo, para el desarrollo de infraestructura urbana y turística.
La expansión de esta región se hace de manera irracional, reduciendo estos frágiles ecosistemas sin considerar su valor ecológico y económico. En general, no existe una planeación adecuada ni un aprovechamiento sustentable para llevar a cabo actividades de conservación y de desarrollo en la región de Bahía de Banderas. Por tal motivo, surge la necesidad de realizar este tipo de trabajos en el que se genere información base tendiente a aplicarse en una valoración turística y ambiental; además de planificar adecuadamente estos sistemas.
Con base en este postulado, los objetivos de esta investigación están en función de determinar mediante un diagnóstico, la presencia de factores de presión ambiental y la valoración de los recursos con potencial turístico, para generar información base; útil en el aprovechamiento sustentable mediante usos turísticos en los sistemas estuarinos El Salado, Boca Negra – Boca de Tomates y El Quelele en la Bahía de Banderas, México. Debido a que la planificación, puede abrir nuevas oportunidades de empleo como el ecoturismo, pesca, apicultura y las pequeñas industrias rurales basadas en los productos del mangle, ayudando así a mejorar las condiciones socioeconómicas de las comunidades de Bahía de Banderas aledañas a los sistemas de manglar.
3.  MATERIALES Y MÉTODOS 
                 3.1 ÁREA DE ESTUDIO
                La Bahía de Banderas se  localiza geográficamente entre los 20° 15’  y  20°47’ Latitud Norte, y los 105° 15’  y 105° 42’  de Longitud Oeste. 
                Los límites  morfológicos son al norte Punta de Mita, Nayarit,  y  Cabo  Corrientes, Jalisco al sur. Sus costas bañadas por  las aguas del   Océano Pacífico, se dividen con fines prácticos, en tres: la costa  norte, con una longitud de 24   km, que se extiende desde Punta de Mita hasta Bucerías,  Nayarit; la costa este, que mide 39   km y se desplaza desde Bucerías hasta Boca de Tomatlán,  Jalisco y la costa sur (52 km),  que se dispersa desde Boca de Tomatlán   hasta Cabo Corrientes, Jalisco.   La costa norte en su mayoría, está formada por playas arenosas  relativamente amplias, a diferencia de la parte sur de la costa este y toda la  costa sur; que son particularmente rocosas y escarpadas, con una casi total  carencia de playas arenosas  (Cupul,  2000). La Bahía presenta con respecto a la línea de costa, una longitud  aproximada de 115 km,  y un ancho promedio de 42 km  con una profundidad de hasta 200   m en su parte norte, y en su parte sur de hasta 1700 m, abarcando una  superficie total del área de 1,407  km2  (Cupul, 2000). 
3.1.1 Sistema estuarino El Salado
                Se  localiza en el Municipio de Puerto Vallarta, Jalisco, México,  se encuentra entre los 20° 39’21”  y 20° 41’ 37”  Norte y los 105°13’ 34” y 105° 15’ 51” Oeste (Figura 2).  Cuenta con un canal principal de 2 km de largo por 20 m de ancho promedio y una  profundidad aproximada de 2 m.  La vegetación circundante está compuesta de 140 ha aproximadamente de  manglar y de parches de vegetación de marisma (35,2 ha), bosque tropical  subcaducifolio (1 ha),  así como remanentes poco significativos de bosque espinoso y vegetación  acuática (Gómez, 1999). 
                Sus  máximos aportes acuíferos se presentan durante la época de lluvias (Junio a Noviembre),  principalmente por escorrentía y los flujos de los arroyos  "Contentillo" y "Agua Zarca". Sus componentes de paisaje y  de hábitat son favorables para las aves migratorias y el desarrollo del ciclo  biológico de mamíferos y reptiles. 
                El  estero se desarrolla sobre el delta del río Ameca y se considera un estero  urbano, ya que está rodeado completamente por la mancha urbana de la ciudad de  Puerto Vallarta. Se conecta al océano por una boca permanente que fue  modificada durante los años 60’s  y 80’s para  la conformación de la dársena portuaria y la marina de yates. Presenta un canal  principal de 2 km  de largo por 20 m  de ancho promedio y una profundidad aproximada de 2 m (Cupul, 2000). 
3.1.2 Sistema estuarino Boca Negra-Boca de Tomates
                Se  conforma de dos áreas con superficies de 14,85 y 138 ha, respectivamente. Este  sistema se localiza al norte de Puerto Vallarta, entre los 29° 39’ y 20° 42’ de Latitud Norte y los 105°  15’ y  105°17’ de Longitud Oeste y constituye la desembocadura del Río Ameca.
                Es un  pequeño humedal costero alimentado por una vena del Río Ameca  y se localiza a menos de 700 m al sur de la  desembocadura y se encuentra separado del mar por una barra arenosa, misma que  llega a romperse en situaciones de gran descarga pluvial (Cupul, 2000).
3.1.3 Sistema estuarino El Quelele
                Se  localiza entre los 105° 17’  oeste y 20°43’ norte y distante a 15   km hacia el norte de Puerto Vallarta, Jalisco. Tiene un  área total de planos lodosos de 100   ha que son inundadas periódicamente por efectos de las  mareas, presentando su nivel máximo de agua en la temporada de lluvias  (Junio-Octubre) y alcanza una profundidad promedio de 1,20 m. Se conecta al  océano a través del  estero El Chino,  cuya boca se modificó al construir la rada portuaria de Nuevo Vallarta,  Nayarit. (Cupul, 2000). (Figura 4). 
Se localiza dentro de una zona climática semicálida subhúmeda donde la temperatura y la precipitación pluvial promedio anual oscilan entre los 26 a 28 °C y los 930,8 a 1660 mm. El tipo de vegetación dominante es el manglar siendo la principal especie Laguncularia racemosa (Cupul, 2000).
3.2 DIAGNÓSTICO  AMBIENTAL
                Se realizó el diagnóstico ambiental para los  tres sistemas de manglar en la   Bahía de Banderas, durante un muestreo efectuado de enero a mayo  de 2010 a  través de tres recorridos  diurnos y perimetrales para cada sitio, con vehículo motorizado y mediante  caminatas. Para establecer los sitios de muestreo en cada sistema estuarino se  tomaron en cuenta los siguientes criterios:
En cada zona de estudio se identificaron los elementos ambientales; y para establecer el diagnóstico se utilizó el método de “Lista de Chequeo”, propuesto por Canter (1999) mediante el cual, se registraron los factores de presión ambiental. Para realizar la lista de chequeo se tomaron en cuenta cuatro tipos de valores de los recursos:
3.3 VALORACION DE LOS RECURSOS CON POTENCIAL TURISTICO
Los recursos con potencial turístico, se determinaron bajo la  metodología de “Inventario de Recursos” propuesta por Leno (1993). El método  consiste en la elaboración de un listado de recursos y lugares con  potencialidad o posibilidades de explotación turística. De esta forma, se  establece el inventario de recursos con potencial turístico; definido como un  catálogo de lugares, especies, objetos o establecimientos de interés turístico  de cada uno de los sistemas de manglar de la Bahía de Banderas. Debido a que la  valoración del potencial turístico de los recursos, por ser de naturaleza  diversa e intangible y subjetiva que conlleva toda valoración estética, se  utilizaron tres criterios básicos de valoración propuestos por la Unión Internacional  de Organismos Oficiales de Turismo (UIOOT) (Muñoz, 2004) y que consiste en los  siguientes puntos: 
                1.- El  grado de interés que despierta el recurso sobre la demanda.
                2.- La  rareza u originalidad del recurso.
                3.- Su  disponibilidad en el tiempo.
                Así mismo, se incluyeron también las tres categorías de recursos  recreativos propuestas por Clawson y Knetsch (1966), definidas por la  relación existente entre las características de los usuarios y las  características físicas y ecológicas del recurso, y se agruparon de la siguiente  manera:
                1.-  Recursos orientados hacia el usuario: se caracterizaron por estar situados lo  más cerca posible de los núcleos residenciales, o en el interior de éstos y por  soportar grandes intensidades de uso, se incluyeron zonas de esparcimiento modificadas  o creadas por el hombre, como los parques urbanos y las playas.
                2.-  Recursos recreativos de tipo intermedio: comprenden zonas de mayor tamaño que  las anteriores, cuyo grado de transformación e intensidad de uso es menor, en  general este tipo de recursos requiere de desplazamientos de un día o de fin de  semana y aparecen asociados frecuentemente a segundas residencias.
                3.-  Esparcimiento basado en el recurso: abarca las áreas naturales especialmente  valiosas desde el punto de vista ecológico o paisajístico, cuya localización es  totalmente independiente de la distribución de la población, son de grandes  dimensiones y presentan un buen estado de conservación y, dada su fragilidad,  no admiten grandes intensidades de uso sin peligro de deterioro. Las épocas de  mayor utilización son los periodos vacacionales y  las actividades que en ellas se realizan son  determinadas por la naturaleza del propio recurso.
   En contraste con las dos categorías  anteriores, los recursos incluidos en este tipo pueden considerarse plenamente  como turísticos por los desplazamientos que generan desde grandes distancias y  estancias de larga duración. Con base en los criterios y categorías anteriores  se elaboró una ficha para cada uno de los recursos con potencial turístico de  cada uno de los sistemas estuarinos en la que se registraron las principales  características de éstos. Para obtener esta información se incluyeron los  siguientes puntos:
                1.-  Identificación del recurso (Denominación, localización, descripción del  recurso, condiciones climáticas, zona turística en la que se integra)
                2.-  Relaciones con otros recursos turísticos y circuitos en los que se integra
                3.-  Infraestructura específica del recurso (técnica, de transporte y urbana)
                4.-  Señalización y accesos
                5.-  Servicios de información
                6.-  Equipamiento turístico y servicios existentes
                7.-  Calendario y horario de utilización
                8.-  Planificación existente
                9.- Nivel  y grado de utilización
                10.- Tipo  y demanda que lo utiliza
                11.-  Propiedad (pública o privada)
                12.-  Organismos responsables de su ordenación, conservación y manejo
                13.-  Características particulares de cada recurso
                14.- Sus  facilidades de acceso y su proximidad a centros emisores de demanda
                15.- La  existencia de actividades incompatibles, en el presente o en el futuro, con la  práctica turística.
                16.- Su  aprovechamiento y utilización conveniente
                El  conjunto de fichas resultantes constituyó el inventario de los recursos con  potencial turístico  para cada sistema  estuarino, lo que permitirá integrar todas las variaciones que experimenten los  recursos inventariados y eliminar o añadir nuevos recursos al inventario. Una vez elaborado el inventario se procedió a  evaluar los distintos recursos existentes tanto naturales como artificiales, a  través del cálculo de la jerarquía primaria de los recursos por medio de la  siguiente ecuación propuesta por Leno, (1993), Pardellas de Blas y Padín (2003).
  J = ((X +  Y) / 50) * 5
                Donde:
4.  RESULTADOS
                4.1 DIAGNOSTICO  AMBIENTAL SISTEMA ESTUARINO EL SALADO
                A partir del análisis  de datos se observó que los factores de presión ambiental para el sistema  estuarino El Salado, estuvieron en función de las afectaciones presentes en  diversos elementos ambientales. En el suelo, se presentan impactos negativos  como la erosión, compactación y cambio de uso de suelo. El agua de este sistema  se ve afectada por sólidos en suspensión, vertimiento de aguas negras y  aceites, se especula que los lixiviados provienen del vertedero municipal  ubicado en la parte alta de la cuenca del estero El Salado. Para este caso se  considera que los agroquímicos están ausentes, ya que no existen parcelas de  cultivo ni campos de golf en los alrededores del sistema. Respecto a la flora,  la introducción de especies exóticas y las plagas se hacen presentes en la  cubierta vegetal y no se presenta tala de árboles debido a las actividades de  protección y conservación del área. La fauna enfrenta como factor de presión  ambiental sólo la introducción de especies exóticas, quedando ausente de la  caza de especies y del tránsito vehicular. Por situarse este sistema dentro de  la mancha urbana de Puerto Vallarta (Figura 5), el aire presenta emisiones  atmosféricas y ruido considerable; aunado a estos factores, el deterioro  paisajístico se observa principalmente en los alrededores del sistema.
  4.1.2  SISTEMA ESTUARINO BOCA NEGRA –BOCA DE TOMATES
                En el sistema  estuarino Boca Negra – Boca de Tomates, se observa la afectación del suelo por  la erosión, compactación y el cambio de uso de suelo; en el agua existen  sólidos en suspensión y vertimiento de aguas negras; y se cree que los  lixiviados provienen de las fosas sépticas de las palapas ubicadas en los  alrededores de la boca del estero.
   A diferencia del estero El Salado, se  considera que el sistema Boca Negra – Boca de Tomates, si presenta agroquímicos  por estar rodeado de áreas destinadas a cultivos agrícolas, así como del campo  de golf del hotel “Mayan Palace” de Nuevo Vallarta, Nayarit. Por no ser un área  protegida, la flora se ha visto afectada con la tala de árboles nativos como el  mangle; en este sistema,  la introducción  de especies exóticas y las plagas también se hacen presentes. La fauna se ve  amenazada por la caza, introducción de especies y el tránsito vehicular, ya que  el sistema se ha fragmentado para dar paso al transporte hacia los lugares de  esparcimiento y de servicios como son las palapas y la zona de playa. Las  emisiones atmosféricas y el ruido son factores que se presentan en el aire  debido al tránsito vehicular y a la utilización de leña para la preparación de  los alimentos en las palapas.
   Por los factores anteriormente descritos, el  sistema estuarino Boca Negra – Boca de Tomates, ha sufrido un deterioro  paisajístico considerable (Figura 6), principalmente en sus componentes de  fauna y flora nativa del manglar. 
4.1.3  SISTEMA ESTUARINO EL QUELELE
                Los factores de  presión ambiental en el sistema estuarino El Quelele, corresponden a  afectaciones en el suelo por erosión, compactación y cambio de uso de suelo, en  el agua se observan sólidos en suspensión, vertimiento de aguas negras y  aceites. Se considera que los agroquímicos y lixiviados se presentan en el  sistema por la cercanía al campo de golf “Flamingos” de Nuevo Vallarta, Nayarit  y a los restaurantes ubicados en los alrededores del cuerpo de agua que no  cuentan con sistema de drenaje. La flora se ve reducida por la tala,  introducción de especies y la afectación por plagas. Asimismo, en el sitio se  observa la introducción de fauna exótica y la caza de especies nativas; no se  presentó afectación de la fauna por tránsito vehicular, pero si existe una  considerable fragmentación de la vegetación para la construcción de caminos. Lo  que repercute en emisiones atmosféricas principalmente de polvo y humo generado  por maquinaria destinada a la construcción. 
                Respecto al paisaje  del sistema estuarino El Quelele, ha perdido su calidad original por los  factores ambientales descritos con anterioridad, mermando en forma notable la  estética del sistema.
4.2 VALORACION DE RECURSOS CON POTENCIAL TURISTICO
                4.2.1 SISTEMA ESTUARINO EL SALADO
                Los resultados del inventario y la valoración de recursos con potencial  turístico para el sistema estuarino El Salado, se muestran en la gráfica 1 y  corresponden en su mayoría a fauna asociada al bosque de manglar. Para el  inventario se registraron 12 tipos de recursos.  Los valores jerárquicos para cada uno de ellos  son los siguientes: con un valor de 2.7, los cangrejos se encuentran entre los  recursos de mayor importancia, seguidos de las aves con un valor de 2.6 (Figura  8), a la flora y los senderos, les corresponden un valor de 2.5, los canales,  mapaches, torres de observación, boas, iguanas y cocodrilos presentan una  jerarquía de 2.1 a 2.3, las zorras y los tejones son los que presentaron menor  jerarquía de 1.2 a 1.4 respectivamente. 
4.2.2 SISTEMA ESTUARINO BOCA NEGRA – BOCA DE  TOMATES
                En el sistema estuarino Boca Negra – Boca de Tomates, se registraron  para el inventario de recursos con potencial turístico 13 tipos de recursos y  se muestran en la gráfica II. Para éste sitio, los cocodrilos y cangrejos  presentaron el mayor valor jerárquico correspondiente a 2.7 (Figura 9). Las  aves, flora, canales y playa obtuvieron un valor de 2.6, las palapas 2.5, los  valores medios correspondieron a los cultivos 1.8, tortugas y boas 1.7, los  mapaches y tejones fueron los recursos que presentaron la jerarquía más baja en  el sistema 1.5 y 1.2.
4.2.3 SISTEMA ESTUARINO EL QUELELE
                En el sistema estuarino El Quelele, se registró la menor cantidad de  recursos con potencial turístico de los tres sistemas analizados. Se agregaron  11 recursos al inventario, los cuales se muestran en la gráfica III. La  jerarquía más alta les corresponde a las aves 2.6, seguidas con un valor de 2.5  las palapas (casas rústicas) y el cocodrilario (Figura 10), los canales  presentaron un valor de 2.4, cocodrilos y cangrejos 2.3, la flora se ubica en  un valor de 2, iguanas y boas 1.7 y los recursos con la jerarquía más baja son  los mapaches y tejones 1.4 y 1.2.
5. DISCUSIONES
                Con los resultados anteriores  se obtuvo el análisis de los factores de presión ambiental y el inventario y  valoración de los recursos con potencial turístico, en los sistemas de manglar  de la Bahía de Banderas. El estero El Salado, presenta una fuerte presión  antropogénica por estar rodeado de la mancha urbana de Puerto Vallarta, sin  embargo, la declaratoria como Zona de Conservación Ecológica (Área Natural  Protegida) por el Gobierno del estado de Jalisco, en julio del 2000, que va en  función de un aprovechamiento sustentable del sitio, ha tenido efectos  positivos en la protección y conservación de algunos de sus recursos; tal como  lo menciona Alfaro (2002), en éstos sistemas se pueden implementar prácticas de  bajo impacto como es el turismo asociado a la naturaleza que incluye usos  relacionados con el aprovechamiento del potencial turístico del manglar. 
                Durante los  recorridos al estero El Salado se observó que no existe afectación vehicular  dentro del sistema estuarino, debido a que el acceso es restringido y  vigilado, la caza de especies silvestres ha  sido prácticamente erradicada  al igual  que la tala de especies de mangle y otros recursos vegetales. Sin embargo,  algunos factores que afectan directamente al suelo como la compactación y  erosión no se han podido mitigar. En este último caso se considera que la  erosión proviene desde la cuenca alta,   lo que ha provocado la disminución del flujo y reflujo de las mareas,  ocasionando una acumulación de sedimentos en las venas que alimentan de agua  dulce al estero. Las alteraciones en el agua se han hecho presentes debido a  que se han perturbado los patrones naturales de circulación producidos por  técnicas de relleno empleadas en la  construcción de carreteras y colonias aledañas, es decir, se han afectado los  afluentes originales que proveen de agua dulce al sistema. Los sólidos en  suspensión al igual que los aceites presentes en el canal principal del sistema  son de carácter externo, la cercanía con la zona denominada “Marina Vallarta”,  ha influido en acrecentar este tipo de impactos por las embarcaciones y el  servicio de mantenimiento que éstas requieren, se cree que esto ha ocasionado  cambios en las condiciones fisicoquímicas del estero propiciadas por  incrementos en la turbidez del agua y por abatimiento de la fotosíntesis y de la  productividad fitoplanctónica. 
                En los alrededores  del sistema no se identifican zonas agrícolas altamente tecnificadas que  sugieran la presencia de agroquímicos; sin embargo, se considera que los  lixiviados se encuentran en los drenes  que conectan al sistema y que provienen de la parte alta de la microcuenca en  donde se localiza el relleno sanitario de Puerto Vallarta. Dentro del  contexto urbano las emisiones atmosféricas y la presencia de ruido, son  impactos que dada la ubicación de éste sistema, seguramente será imposible  mitigar, a pesar de esta situación se considera que la ciudad de Puerto  Vallarta tiene el privilegio de contar con este tipo de sistema dentro de la  ciudad, ya que puede ser considerado como un estero urbano, en el cual se  pueden mostrar los bienes y servicios ambientales y sus recursos con potencial  turístico, que mediante programas de manejo, protección y conservación pueden  ser aprovechados a través del turismo asociado a la naturaleza. 
                Para este segmento  turístico el inventario y la valoración de recursos en este sistema nos muestra  que todos los recursos potenciales se encuentran en conjunto, lo cual le otorga  un valor más elevado respecto a la metodología utilizada, esto no limita el  área solo al avistamiento y visita de los recursos con mayor jerarquía como las  aves, cangrejos, flora, canales navegables, torres de observación y senderos  elevados. Las iguanas, mapaches, cocodrilos y boas  se ubican en un nivel de jerarquía media. Los  recursos de menor jerarquía fueron los tejones y las zorras, a pesar de que se  encuentran en el sistema, no son identificados como un recurso susceptible de  aprovechamiento turístico, debido a que no son fáciles de observar en el campo  o requieren de horarios específicos para su avistamiento. 
                El sistema estuarino  Boca Negra – Boca de Tomates, presentó la totalidad de los factores de presión  ambiental considerados para este estudio, cabe mencionar que esta área se  encuentra protegida en los términos de la Legislación Federal y en el Plan de  Desarrollo Urbano de Puerto Vallarta (2008), se establece como un “Área de  Prevención Ecológica” (AP3), que se identifica como un área del territorio  estatal en que el ambiente original no ha sido significativamente alterado por  la actividad humana y que por razones de carácter ambiental y equilibrio  ecológico debe preservarse, no permitiendo grado alguno de intervención humana,  por lo que se evitará cualquier tipo de urbanización y el ayuntamiento  promoverá para que sea decretada como área natural protegida (Velásquez, 2003). 
                Esta situación no  corresponde a la realidad de los sistemas estuarinos, como lo mencionan Moreno et al., 2002. Debido a que en Boca Negra  – Boca de Tomates, se presentan  impactos  ambientales que han sido generados por el cambio de uso de suelo, agrícola y de  servicios (Aeropuerto Internacional de Puerto Vallarta). Los factores negativos  que afectan al suelo son la compactación y erosión originados por los  movimientos de materiales utilizados en la construcción, extraídos en la parte  alta del río Ameca, principal afluente de agua dulce de Boca Negra – Boca de  Tomates. 
                Los factores de  presión ambiental en el agua se relacionan con el relleno de las áreas  inundables del estero, la obstrucción de los patrones naturales de circulación  del agua, generada por construcciones y vías de acceso. La contaminación  originada por sólidos en suspensión, se considera que proviene de las descargas  de aguas residuales; y los lixiviados se cree que se han originado por la  proliferación de actividades humanas como la instalación de campamentos  pesqueros y palapas que no cuentan con sistemas de drenaje, así mismo, se  especula que los agroquímicos provienen de los cultivos agrícolas establecidos  en las colindancias del sistema estuarino. De acuerdo con Ocampo (2005) quien  considera que en la zona costera la vegetación más importante y representativa  es el manglar y su deterioro y fragmentación se deben principalmente a la tala  inmoderada y al relleno del suelo del manglar; ésta situación no es ajena al  sistema Boca Negra – Boca de Tomates, donde los terrenos se han desmontado  y se localizan especies con características  de vegetación secundaria situación que limita la superficie de anidación,  alimentación y descanso de especies silvestres. No obstante, la fauna se enfrenta  al tránsito vehicular, caza y extracción ilegal debido a la falta de vigilancia  y abandono del sitio. Las emisiones atmosféricas en el aire son de menor  importancia, ya que por ser considerada una zona de alto riesgo se ha limitado  su urbanización, sin embargo, por su colindancia con el aeropuerto el factor  ruido siempre está presente en el sistema. De acuerdo con Jiménez et al., (2005), se considera que las  actividades anteriormente descritas han mermado de forma notable la estética  del paisaje y las funciones ecológicas propias del sistema.  
                A pesar de esta  situación, como lo menciona Tapia, (2005) se pueden establecer propuestas de  uso sustentable de los recursos con potencial turístico en los sistemas  estuarinos. Para este sistema se registraron en su mayoría recursos naturales y  son los que presentaron la jerarquía más elevada.  Se distinguen por su fácil avistamiento los  cocodrilos, aves, cangrejos, playa, canales navegables, flora y palapas;  seguidos por las iguanas, boas, tortugas y cultivos, los recursos de menor  jerarquía son mapaches y tejones. 
                El conocimiento del  conjunto de estos recursos, así como la aplicación de efectivos esquemas de  protección y el mantenimiento de sus condiciones ecológicas en éste sistema, de  acuerdo con Ocampo (2005), pueden contribuir a establecer estrategias de  desarrollo integral entre los espacios urbanos y sus entornos naturales,  mediante el aprovechamiento turístico sustentable.
                La situación  ambiental para el sistema estuarino El Quelele, ha sido complicada y  contradictoria, por un lado, el cuerpo de agua sustenta la declaratoria de  “Área de Preservación Laguna El Quelele” en el Plan de Desarrollo Urbano de  Bahía de Banderas (2005) promovida por el Gobierno Municipal; y por el otro, la  vegetación de manglar que constituye la mayor parte del sistema ha perdido sus  valores y funciones ecológicas a partir de la deforestación registrada. Los  terrenos con pérdida de cobertura vegetal y fragmentación importante se  localizan en la periferia de todo el sistema estuarino, de igual manera, los  procesos naturales a los que se encuentran sujetos son alterados y acelerados  por la acción del hombre.
                La erosión,  compactación y el cambio de uso de suelo han repercutido directamente en su  riqueza natural y su grado de conservación. Se considera que la calidad del  agua presenta un deterioro significativo debido a la falta de recambio y  circulación lo que propicia condiciones de eutroficación, aunado al vertimiento  de agroquímicos provenientes de los campos de golf del complejo turístico de  Nuevo Vallarta y Flamingos, y el vertimiento de aguas negras de las palapas y  restaurantes aledaños al sistema. La flora y fauna nativa se ha visto reducida  a la par con el cambio de uso de suelo en la zona; así mismo el ruido y las  emisiones atmosféricas se encuentran presentes debido a la cercanía con  poblaciones urbanas como Mezcales, Mezcalitos y Nuevo Vallarta, Nayarit. 
                Así mismo, se cree  que los factores de presión ambiental que presenta actualmente El Quelele, se  deben entre otras cosas a la política ambiental incipiente y difusa que sólo  concretó la delimitación de protección al espejo de agua del sistema, sin  establecer un mecanismo de administración y operación que permita la integridad  del ecosistema. Junto a estos problemas ambientales al igual que en El Salado y  Boca Negra – Boca de Tomates, los recursos con potencial turístico de mayor  jerarquía fueron las aves, cocodrilos, cangrejos, canales navegables, palapas,  y el cocodrilario, la flora en este sitio fue de los recursos catalogados  dentro de una jerarquía más baja junto con las iguanas, mapaches, tejones y las  boas. 
  6.  CONCLUSIONES
                El deterioro y la  fragmentación de los ecosistemas costeros, con la congruente pérdida de su  biodiversidad son de los problemas ambientales más graves de la región. Ante  este esquema, el valor del potencial turístico de los recursos de los sistemas  estuarinos de Bahía de Banderas y los servicios ambientales que prestan a los  ecosistemas adyacentes; tendrán que ser garantizados a través de acciones de  control del deterioro y pérdida de su calidad ambiental, sobre todo, ante  externalidades e impactos ambientales sinérgicos y acumulativos. 
Por este motivo, es  imprescindible ampliar y actualizar el conocimiento sobre la biodiversidad y el  estado de conservación de los ecosistemas críticos como los manglares, o de  aquellos que tengan asociadas especies amenazadas o en peligro de extinción o  sujetas a manejo y aprovechamiento, así como de áreas naturales protegidas  costeras, con el fin de proponer y desarrollar estrategias de conservación,  manejo, rehabilitación y restauración. Para ello será preciso buscar opciones  de desarrollo integral en la región; que entre otros provoque el tránsito de un  enfoque de protección de “los manglares” bajo un esquema insostenible a  integrar una de red de manglares en la región de la Bahía de Banderas, con  esquemas de aprovechamiento sustentable como el turismo asociado a la  naturaleza y cuyos nodos serían, El Salado, Boca Negra – Boca de Tomates y El  Quelele. 
                Dicha red no debe  limitarse a fortalecer relaciones entre estas tres áreas bajo el esquema  tradicional de protección radical. Se debe trabajar simultáneamente en la  concertación, al fortalecer mecanismos para todos los sectores y personas  interesadas, ahondar en los estudios sobre los tres sistemas estuarinos de la  región de Bahía de Banderas en su parte natural y social; impulsar la  elaboración conjunta de un plan sobre el uso del patrimonio natural y el  territorio, aplicar herramientas técnicas para restaurar los sistemas, mejorar  la producción e incrementar las condiciones de vida locales, y divulgar las  experiencias impulsando el intercambio de conocimientos y experiencias entre  las poblaciones y autoridades asociadas a los ecosistemas costeros. 
                De manera general los  sistemas estuarinos de la región enfrentan problemáticas ambientales que, en  algunos casos han superado la capacidad de atención de las autoridades  gubernamentales correspondientes, lo que evidencia necesariamente la  formulación y aplicación de acciones derivadas de políticas ambientales  normativas y apegadas a la realidad local de los sistemas en referencia. Sólo  así se podrán enfrentar con éxito los múltiples problemas derivados de las  deficiencias en la dotación de suelo urbano, infraestructura, vivienda,  equipamiento y servicios en general, en el marco de una planificación ambiental  que promueva el desarrollo integral y sustentable de la región de Bahía de  Banderas.
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Recibido: 2/04/2013 
Aceptado: 06/05/2013 
Publicado: Junio 2013
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