CONTEXTO Y DESARROLLO DEL ISLAM



Francisco Javier Ruiz Durán
Universidad de Extremadura, España
pacobadajoz@hotmail.com


RESUMEN
En este artículo mostraremos de qué manera los árabes, aprovechando la caída de Bizancio y Persia, comenzaron la ocupación del núcleo occidental utilizando el islam, como fundamento de su nueva sociedad; por qué tras la muerte del profeta sus sucesores fueron nombrados Califas, a modo de interlocutores de Dios; cuáles fueron las causas por las que se les permitiría a judíos y cristianos seguir practicando su religión; cómo germinó la Yihad a modo de guerra de religión, y no como el tradicional esfuerzo interior; y cuál fue el camino que llevó al Imperio árabe a la confrontación, la división, la regionalización y a su postración ante el poder Otomano.

PALABRAS CLAVE:
Islam, Islamología, Imperio islámico, Omeyas, Abasíes, chiíes, Imperio Otomano, Cristiandad y Renacimiento.

ABSTRACT

In this article we will show of what way the Arabs, taking advantage of the fall of Byzantium and Persia, began the occupation of the western core using the Islam, as foundation of his new company; why after the death of the prophet his successors were nominated Caliphs, like speakers of God; which were the reasons for which it would be allowed to them Jews and Christians to continue practising his religion; how the Yihad germinated like war of religion, and not as the traditional interior effort; and which was the way that led to the Arabic Empire to the confrontation, the division, the regionalization and to his kneeling before the Ottoman power.

KEY WORDS:
Islam, Islamology, Islamic Empire, Omeyas, Abasíes, chiíes, Ottoman Empire, Christianity and Renaissance.

INTRODUCCIÓN

El presente artículo es una breve presentación de la historia del islam, cuya importancia radica en la delicada y crucial fase por la que la sociedad actual está pasando, ante la reconfiguración de las Relaciones Internacionales en y con el mundo arabo-musulmán; tanto por el terrorismo islámico como por los conflictos internos de esos países que tras la caída del Muro de Berlín están intentando buscar un nuevo camino.  

Los esfuerzos intelectuales por estudiar rigurosamente el islam que se iniciaron en 1142 por Pedro el Venerable, tras la Primera Cruzada, y que fueron continuados por intelectuales de la talla de Roger Bacon, Juan de Segovia, Nicolás de Cusa (luego Pío II) o Enea Silvio Piccolomini; se diluyeron al comenzar el Renacimiento europeo porque todo lo árabe quedó claramente desvalorizado ante los ojos de la Cristiandad que, no olvidemos, estaba atemorizada ante la amenaza del poder Otomano –Viena fue cercada en 1529 y Budapest fue tomada en 1541-. Por ello, habría de esperarse hasta la Ilustración francesa para que el islam fuera retomado por los hombres de letras como Lessing, Goethe o Thomas Carlyle.

Empero, la verdadera responsable del enorme caudal de estudios orientales, que finalmente llevaría a Occidente a penetrar culturalmente en el islam, sería la expansión colonial europea del siglo XIX; a pesar de que a día de hoy sus presupuestos son criticados desde la Guerra Fría en la línea del análisis postcolonial que realizó Edward W. Said, en su obra Orientalismo, y en la del miembro del Partido Cominista Francés Roger Garaudy.

EL ISLAM A OJOS DE OCCIDENTE

Para hacer comprensible a sus hermanos cristianos en el Oriente islámico1, coptos, nestorianos y sirios, por qué el Islam había conquistado las regiones cristianas el obispo sirio de Hierápolis, Agapios, “invoca un escrito del  emperador bizantino Heráclito (610-641), contemporáneo del Profeta: remitiéndose a la promesa bíblica realizada a Ismael, hijo de Abrahán y padre de la etnia árabe, el emperador habría ordenado a los gobernadores de Egipto, Siria, Armenia y Mesopotamia no ofrecer a los árabes resistencia alguna. Una actitud relativamente positiva ante el islam adoptó también hacia finales del califato abasí el obispo jacobita Gregorios Abu´l Faray (Barhebraeus, 1226-1286), quien juzga de manera harto diferenciada la pretensión profética de Muhammad. Al patriarca de la Iglesia nestoriana (Katholikos) Mar Timotheus (780-823) le cupo el honor de mantener con el califa al-Mahdi (780-823) un debate de expertos sobre diferencias teológicas, que se prolongó dos días. Un dialogo ficticio… se debe… Juan Damasceno (m.ca. 750), hijo de un alto funcionario de finanzas arabo-cristiano de rito bizantino (melquítico) colaborador del califa Muawiya… terminó convirtiéndose en monje en el famoso monasterio de San Sabas, en los alrededores de Jerusalén, cuando el califa Umar II prohibió que los judíos y cristianos desempeñaran altos cargos estatales… sobre el islam de su principal obra dogmática La fuente del conocimiento… Damasceno incluye una breve historia de cien herejías… Juan Damasceno era considerado el teólogo sistemático más significativo de la Iglesia ortodoxa y el último Padre de  la Iglesia, su visión del islam encontró amplio eco: el islam no es una religión independiente, Muhammad no es un profeta y la revelación por el recibida no es más que un producto de su fantasía” 2.

En Europa occidental no comenzaron a estudiar, rigurosamente, el islam hasta 1142 cuando tras la primera cruzada Pedro el Venerable, el último de los grandes Abades de Cluny, emprendió una visita canónica a España convencido de que la derrota del islam sólo vendría por la palabra y encargó la primera traducción latina del Corán al inglés Robert de Ketton que la realizó en 1143. En esta época Francisco de Asís visita al Sultán al-Malik al-Kamil, en medio de la primera cruzada; la cultura, la medicina, la filosofía y la ciencia árabe es admirada en Occidente y lleva a Roger Bacon, franciscano inglés (1220-1290), a indagar en ella influido por Avicena; Ramón Llull, noble aragonés (1232-1316), comienza a redactar un diálogo con los musulmanes, mientras realiza tres viajes al norte de África para convertir a los mahometanos hasta su lapidación en el último viaje. Pero con el desarrollo del Renacimiento los esfuerzos intelectuales de Juan de Segovia, Nicolás de Cusa (luego Pío II) o Enea Silvio Piccolomini se diluyen en una época donde todo lo árabe está en clara desvaloración para los europeos. Recordemos que en 1530, ante la amenaza turca que sobreviene sobre la Cristiandad, en 1529 cercan Viena y en 1541 toman Budapest, el Papa Clemente VII terminó ordenando la quema de la traducción al Corán que se estaba realizando en Venecia; que contaba con el apoyo de Lutero, pues afirmaba que así la Cristiandad comprendería sus ignominias. Es cierto que Lutero “denominaba a los musulmanes y, más en concreto, a los gobernantes turcos, como servidores del diablo: en el tiempo final que ya está en curso, Muhammad no es sino un pseudoprofeta guiado por sus instintos, y el islam, un contrapoder anticristiano”3 .

La llegada de la Ilustración francesa hizo que Lessing escribiera una obra de teatro, Natán el sabio (1779), para con la parábola de los tres anillos, intentar fomentar la tolerancia o el relativismo, donde no se sabía cual de los tres anillos, las tres religiones, era el verdadero. Tras él apareció Goethe para revalorizar el islam con una colección de poesías persas del profeta Hafiz (siglo XIV) titulada Diván occidental-oriental (1819). Pero lo más curioso, si se me permite, fue el retrato psicológico de Muhammad que llevó a cabo el traductor de Goethe en Inglaterra, Thomas Carlyle, que realizó una conferencia que sería la antítesis de la tragedia escrita por Voltaire, uno de los pioneros de la tolerancia, donde presentó al Profeta como un ser ávido de poder y sin escrúpulos, titulada Mahomet.
La expansión colonial europea en el siglo XIX produjo un enorme caudal de estudios orientales, que supuso un impresionante avance cultural sobre el islam, que Hans Küng clasifica en cinco aspectos:
“-una valoración histórico-crítica del profeta Muhammad por medio de investigadores como Gustav Weil, Aloys Sprenger, William Muir, Reginald Bosworth Smith, Leone Cartani, Tor Andrae, Regis Blachere, Maxime Rodinson y W. Montgomery Watt.
-una historia del Corán escrita por Theodor Nöldeke, que todavía hoy sigue siendo fundamental, así como ediciones históricas-críticas y traducciones modernas y precisas del Corán unidas a los nombres de Gustav Flügel, Richard Bell, Rudi Paret y Adel Th. Khoury;
- una exhaustiva investigación de la cultura islámica, desde el culto religioso y la mística hasta la literatura y el arte pasando por el derecho y las costumbres, a cargo de eruditos tan importantes como Ignaz Goldhizer, C. Snouck Hurgronje, Annemarie Schimmel y, sobre todo, el gran orientalista Louis Massignon, quien pidió a los cristianos un <<giro copernicano espiritual>> y exhortó a la reconciliación entre la religión de la esperanza (judaísmo), la religión del amor (el cristianismo) y la religión de la fe (islam);
- una valoración histórico-crítica de la imagen coránica de Jesús, la cual tras ser iniciada hace ciento cincuenta años por G. F. Gerock y continuada luego por investigaciones de historia de las tradiciones, han conseguido liberarse definitivamente de la perspectiva apologética-misionera gracias a los nuevos y exhaustivos trabajos de Geoffrey Parrinder, Heikki Räisänen, Claus Schedl y Martin Bauschke…;
- una historia de la teología islámica clásica en varios volúmenes, redactada por Josef van Ess a partir de un riguroso estudio de las fuentes” 4.
Así el colonialismo del siglo XIX, permitió que en Europa se desarrollasen los estudios más completos para comprender a Oriente y al islam. Pero estos presupuestos de los estudios orientales europeos de los siglos XIX y XX, se vieron criticados con el análisis postcolonial que realizó Edward W. Said, cristiano palestino nacionalizado norteamericano y profesor de la Universidad de Columbia, en su obra Orientalismo publicada en 1978. Este nuevo análisis partía de la denuncia del antiarabismo, que había en los estudios orientales y de la visión eurocéntrica desde la que se hacían, según el profesor Said, en pos de un imperialismo espiritual y cultural.

Por otro lado, la fascinación de millones de personas por el islam también está representada en la persona de Roger Garaudy; filósofo francés que fue miembro del Politburó francés del Partido Comunista y que tras clamar por la reforma de la utopía marxista se pasó al cristianismo antes de convertirse al islam, donde será una de las voces más vehementes a favor del <<diálogo entre civilizaciones>>, por la sencilla razón, según él, de que el islam es el alma de una nueva vida comunitaria. En la línea de Roger Garaudy también está Murad Willfried Hofmann, Embajador de Alemania en Argelia y Marruecos, que considera al islam la alternativa del futuro, como la <<tercera vía>> entre las dos visiones que dividieron al mundo en la Guerra Fría.

LOS COMIENZOS DEL ISLAM

Las principales ciudades árabes –la Meca, Medina y Narram- surgieron gracias al comercio de los fenicios con la India, Egipto, Mesopotamia y los pueblos mediterráneos. Estas caravanas y la Ruta del incienso y su poder emergerían cuando tras el largo enfrentamiento entre Bizancio y Persia estos cayeron y ellos pudieron expandirse por los huecos que dejaron en su repliegue. En la otra orilla del Mar Rojo estaba la cristiana Etiopía.

Ese vacío de poder también fue aprovechado por la idea de un Dios único que penetró en Arabia por Israel y el zoroastrismo persa por las caravanas y de allí a Roma. Arabia se convirtió en un gran centro del judaísmo tras la destrucción del segundo Templo. Pero el desarrollo del cristianismo en Roma y su alianza con Bizancio y Etiopía desplazaron a los judíos en la preeminencia religiosa en Arabia. Los judíos comenzaron las persecuciones contra los cristianos y Etiopía invadió Arabia –con ayuda de Bizancio- y la hizo un protectorado durante 50 años. Fue un Estado tapón para Roma. Fueron seis siglos de cristianismo en Arabia, hasta la conquista persa. Pero fueron dos cristianos –ibn Hammad y su hijo- los que inventaron la lengua y la escritura árabe desde una forma tardonabetea del arameo en la sede Episcopal de Hira.

Mahoma a diferencia de los Profetas de Israel se convierte en un hombre de Estado para organizar la nueva sociedad contra los ataques enemigos. Desde el principio judío y cristiano no se convirtieron ni respetaron al profeta por lo que comenzaron las medidas represivas, las expulsiones y las masacres; además de que el profeta modificó las costumbres judías que había tomado: el ayuno de reconciliación pasó a ser un mes, la oración dejó de hacerse a Jerusalén y se orientó a la Meca. Por motivos económicos Mahoma masacró a los judíos, tomó la Meca y unificó Arabia acogiendo a las tribus nómadas derrotadas. Tras dicha conquista los árabes, también por motivos económicos, permitieron a los judíos y cristianos seguir practicando su religión a cambio de pagar un impuesto de capacitación –Yizya- que sirvió para pagar la expansión del Imperio absolutista y centralizado arabo-islámico. El estado islámico no se separó Estado y religión mientras en la Cristiandad se implementó el modelo de la Ciudad de Dios y la Ciudad secular desarrollada por San Agustín.

Tras la muerte del profeta se nombró un Califa como interlocutor de Dios pero ni en el Corán se puede encontrar su fundamento. Se hizo para mantener la unidad e imponer la umma islámica en toda Arabia. Las razias del Califa Abu Bakr en Siria e Irak provocó la guerra con la poderosísima Bizancio a la que derrotó contra todo pronóstico en Aynadain. La primera gran batalla entre musulmanes y cristianos. Luego tomaría Siria, Jerusalén, Persia, Mesopotamia, Egipto e intentó tomar Constantinopla. A las antiguas élites cristiana las aceptarían para mantener el control social, político y económico; pero no deseaban su conversión para poder cobrarles la Yizya y por ello tuvieron una política de segregación. Eso sí sólo aceptaron a los escribas y funcionarios -en Siria y Egipto los cristianos llevaron la administración fiscal hasta el siglo XV-.

Con el segundo Califa –Umar- comenzó el gobierno de la familia Omeya: nepotismo, centralización administrativa, fijación escrita del Corán… que le supuso la mala imagen que tienen; pero plantaron la semilla de la islamología –Teología islámica- y el derecho musulmán. Todo terminó provocando el asesinato del Califa Utman y con ello la división entre los creyentes. Es la primera guerra civil entre musulmanes –y algunos seguidores de Alí –los jariyíes- que habían sido atacados por este terminaron matándolo; y así nació el chiismo –[el partido de Dios-]. Alí sería enterrado en Nayaf. Los sunníes volvieron con los Omeyas y construyeron un Ejército y una Marina tan eficientes que tomaron Chipre y Rodas, asediaron Constantinopla y se expandieron desde Tunicia hasta Irán. El quinto Califa sería Mu´awiya y fue el primero que utilizó la Yihad como una Guerra de religión y no como esfuerzo interior, o de forma defensiva, como hasta entonces había sido concebida.

Todo este secularismo político de los Omeyas hizo que fuesen vistos como usurpadores y malos musulmanes. Pero sus políticas unificaron el imperio árabe – [sólo con la oposición chií-] hasta que comenzó la segunda Guerra civil por aquellos que defendían la primacía de la Meca. Los Omeyas llegaron a prender fuego a la Ka´ba –por ello fueron considerados impíos-. Los chiíes también se levantaron, pero fueron masacrados en Kerbala. Los Omeyas impusieron autoridad, jerarquía y burocracia al Imperio árabe; crearon una moneda propia para dejar de utilizar la de Bizancio, aunque eran los cristianos los que dirigían la economía. En esta línea, el arte, aunque comenzó a islamizarse, necesitó de los arquitectos, especialistas y artistas griegos por lo que la base de su arte es bizantina. Eso sí, pronto prohibieron las cruces cristianas, borraron los mosaicos de las Iglesias e impusieron la caligrafía y las inscripciones religiosas labradas. También dieron un paso importante con el desarrollo del derecho islámico, sobre conceptos jurídicos extranjeros, del que devendría el <<camino del abrevadero>> o sharia –ley sagrada-.

La dinastía Omeya terminó cayendo porque la concepción política de segregación entre árabes y no árabes de los Califas bien guiados empezó a fracturarse bajo la aceleración centralista de los Omeyas que ensalzó la importancia de los funcionarios profesionales por su obediencia al Califa. Es decir, la concepción patriarcal árabe es desplazada por las cualidades personales que requería el nuevo Gobierno imperial. A ello debemos sumarle que el desarrollo económico y agrícola en Irán e Irak, mientras Egipto, Siria y Mesopotamia decaen, producen una serie de migraciones y cambios sociales que lo trastocan todo: La élite militar se convierte en una nueva clase; aumentan las diferencias de status; comienzan los matrimonios por el rango social; se diluye la cultura tribal; se desarrollan los centros de producción, administración y comercio que atrae a soldados, funcionarios y soldados no árabes; y el islam dota a los islamólogos, peritos jurídicos y maestros de un status social.

La mezcla social de árabes y no árabes llegaría a ser total en el siglo VII, motivo por el cual, el mantenimiento de esa segregación social con una segunda clase tan grande y con una clase mercantil tan poderosa –el Imperio Omeya iba desde España hasta el Himalaya- hizo que se comenzase a pensar en la igualdad social. De esta forma, el propio imperialismo Omeya plantaría la semilla de su propia caída. Por ello, los descendientes de Abbass –tío del profeta- crearon un movimiento popular clandestino con un Gobierno y un Ejército propio que unió a persas y árabes contra los Omeyas y así los Abasíes levantaron la bandera del Mahdi y la Revolución de los desfavorecidos sociales venció. Pero la victoria de los Abasíes produjo auténticas orgías de sangre como el <<banquete de reconciliación>> donde el nuevo Califa Abasí reunió a todos los Omeyas y los mató; a excepción de un niño que según la tradición fue escondido en un pozo por un sirviente, y que cuando llegó a Córdoba creó el primer Reino islámico independiente del califato árabe. Por cierto, los Abasíes también traicionaron a sus aliados chiíes.

El segundo Califa Abasí traslado la capital a la multirracial y cosmopolita Bagdad –en persa: Don de Dios- y comenzó la expansión islámica por Asia y África bajo el prisma de un nuevo Imperio islámico [no árabe] donde todos los creyentes eran iguales, como había dicho el profeta. Eso sí, mantuvieron el árabe como lengua del Imperio y avanzaron hasta la centralización de los Omeyas. El Ejército comenzó a depender sólo del Califa por primera vez y la reforma administrativa abrió las puertas a los funcionarios no árabes, a los escribas persas y a los cristianos nestorianos y judíos a la dirección de la economía. Finalmente, los Abasíes comprendieron que con un Imperio tan grande tenían que abandonar el absolutismo Omeya y crear autoridades provinciales con notables locales. Así el Imperio Abasí desarrolló un esplendor cultural, económico, político y administrativo que creó una cultura islámica fundada en el árabe clásico, el estilo de vida persa y la ciencia helenística; tanto como el desarrollo de las cuatro escuelas jurídicas islámicas que aún existen en la actualidad. De facto, todavía hoy el periodo Abasí representa el periodo cumbre del islam. Entonces la ciencia islámica [influida por la Grecia clásica] superaba con mucho a la europea.

LAS CUATRO GRANDES ESCUELAS JURÍDICAS

Pero la casa Abasí degeneró en un enfrentamiento familiar que provocó la cuarta Guerra civil musulmana y el vencedor instaurará un absolutismo religioso y político en su persona, una especie de Inquisición, una educación estatal para controlar la educación de sus súbditos, destruyó incluso el monumento fúnebre de Husain –chií- en Kerbala y ordenó que se comenzase a formar a esclavos turcos como una Guardia de Corps que sería muy importante en el futuro del Imperio. Las contradicciones internas de los Abasíes provocaron la regionalización del imperio y con ello que la burocracia estatal cayese en la más impúdica de las corrupciones y que los gastos militares se disparasen para defender las fronteras y aumentar la contratación de esclavos como soldados para cubrir el desgaste de sus Ejércitos. Se llegan a crear Regimientos completamente turcos. La guardia turca del Califa intenta un Golpe de estado; en el siglo IX algunos mercenarios llegan a convertirse en Gobernadores de Egipto y Siria, que poco a poco conformaron sus propias dinastías independientes al Califa. El califato Abasí se convierte cada vez más en un juguete de los esclavos de guerra turcos. El Imperio acaba arruinado, y el Califa paga a sus soldados con tierras con lo que se produce la aparición de grandes terratenientes, mientras la poderosísima burocracia institucionaliza la corrupción. El califato cae bajo el dominio de los grandes Emires y la regionalización se intensifica. El califato de Bagdad se destruyó tres siglos antes de la conquista mongola. En este contexto Bizancio reconquistará el norte de Siria y los cruzados (siglo XI y XIII) fundaron el Reino de Jerusalén.
Los cruzados trajeron un auge económico al mediterráneo y con ello el crecimiento de las ciudades italianas y el desarrollo de una Nobleza en torno a un ideal común –Caballería- así como la subida del nivel de vida en las ciudades –Burguesía-. Por su parte, los esclavos turcos dominaron el Imperio musulmán y se expandieron con la toma de Armenia, Siria, Egipto y Jerusalén –echando a los cruzados-; mientras los mongoles dominaron Oriente Próximo hasta la llegada de los otomanos –de la Dinastía de Osmán- en el siglo XIII. Estos conquistarían los Balcanes, Constantinopla, Siria, Palestina, Arabia Saudí y Egipto; mientras que los Abasíes quedaron reducidos al control de Bagdad hasta su conquista por los mongoles en 1250, que tras un tiempo se convirtieron al islam. Por cierto, los turcos se caracterizaron por desarrollar el sufismo y unas tropas de élite llamadas Jenízaros que se formaban con niños cristianos capturados.

Cabe destacar también, que la filosofía islámica se desarrolló en el califato Abasí gracias a las traducciones de las obras de los filósofos griegos realizadas en Bagdad por los eruditos cristianos de Siria –que permitiría que el mundo musulmán estuviera más desarrollado que la cristiandad en la Edad Media-. Pero como entonces España era parte del Imperio musulmán las traducciones de Platón y Aristóteles derivadas de las interpretaciones de Plotino llegaron a Europa mucho antes de que con la toma de Constantinopla los intelectuales bizantinos –muchos eran eruditos griegos- emigrasen a Roma provocando el Renacimiento mientras se descubría América y se comenzaba la Reforma –que hizo al hombre responsable de sí mismo ante Dios y desarrolló la ética de trabajo que desarrollaría el capitalismo-. Hechos que no conoció el Imperio islámico. Finalmente, los otomanos intentaron tomar de nuevo Viena en 1682 pero Carlos V de Alemania y I de España los derrotó aquí y en Lepanto su hijo Felipe II; marcando así el declive del Imperio otomano que se terminaría de desplomar con la I Guerra Mundial.

CONCLUSIONES

Las principales ciudades árabes –la Meca, Medina y Narram- surgieron gracias al comercio de los fenicios con la India, Egipto, Mesopotamia y los pueblos mediterráneos. Estas caravanas y la Ruta del incienso y su poder, emergerían cuando tras el largo enfrentamiento entre Bizancio y Persia el núcleo occidental quedó asolado y los árarabes fueron ocupando los espacios que estos fueron desocupando.

De aquí que Mahoma se convirtiera en un hombre de Estado por lo que a diferencia de la Cristiandad no separó Estado y religión. Y en este contexto, tras su muerte, se nombró a un Califa como interlocutor de dios, sin fundamento ni en el Corán, para mantener la unidad e imponer la umma islámica en toda Arabia. Eso sí, el nepotismo, la centralización administrativa, la fijación escrita del Corán… de la dinastía Omeya terminó provocando el nacimiento de chiismo –el partido de Dios- tanto como su caída cuando su Imperio se hizo tan grande que la concepción política de segregación entre árabes y no árabes no pudo soportar la centralización que ellos mismos habían promovido –esta desplazó la concepción patriarcal árabe por los funcionarios profesionales obedientes al Califa-. Por ello los Abasíes llevaron al Imperio a la igualdad de todos los creyentes, como pidió el profeta, y con ello al periodo de mayor esplendor del Imperio islámico; hasta que el enfrentamiento familiar entre Abasís generó la cuarta Guerra civil musulmana de la que surgió un absolutismo religioso y político que terminó provocando la regionalización y la corrupción en el Imperio. Además, la Guardia de Corps formada por esclavos turcos en este periodo terminaron apropiándose del califato hasta que el Imperio otomano se derrumbó tras la I Guerra Mundial.

REFERENCIAS

Hucker, Charles. (1975). China´s Imperial Past. Stanford, Stanford University Press.
Jasper, K. (1953). Origen y meta de la historia. Madrid, Alianza editorial.
Küng, Hans. (2013). El cristianismo. Esencia e historia. Madrid, Editorial Trotta.
Küng, Hans. (2007). El islam. Historia, presente y futuro. Madrid, Editorial Trotta.
Küng, Hans. (2013). El judaísmo. Pasado, presente y futuro. Madrid, Editorial Trotta.
Morris, Ian. (2014) ¿Por qué manda occidente? Barcelona, Ático de los libros.
National Geographic. (2013). Historia. España, RBA. Tomos XVIII, XIX y XX.
Robert, Jean-Noel. (2015). De Roma a China. Barcelona, Stella Maris.

1 Hay más de diez millones de cristianos en el mundo árabe. De ellos, seis millones son cristianos coptos que viven en Egipto.

2 King, Hans. El islam. Historia, presente y futuro. p.25.

3 King, Hans, O.c. p. 28.

4 King, Hans, O.c. p. 30.



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