FORMACIÓN Y DESARROLLO DE LAS IDEAS DE JUSTICIA SOCIAL EN EL PENSAMIENTO DE FIDEL CASTRO



Rosa María Rodríguez Carmona *
Mayelín Magdely Ruiz Álvarez **
Universidad José Martí, Sancti Spíritus, Cuba
rcarmona@uniss.edu.cu


RESUMEN

En el convulso mundo en que se desarrolla la sociedad contemporánea, la lucha por la justicia social constituye un tema recurrente, analizado además desde la óptica de diversos investigadores. En el contexto cubano contemporáneo, la formación de estudiantes universitarios cuyos modos de actuación se sustenten en el respeto a la igualdad social de los seres humanos, constituye un gran reto. Paradigma continental y mundial en la lucha por alcanzar una plena justicia social, es sin lugar a dudas Fidel Castro, cuyo pensamiento se formó en medio de la Cuba dominada por el gobierno oligárquico de Estados Unidos y luego del triunfo revolucionario, se forjó en el batallar por la reivindicación de los derechos del hombre. El presente artículo pretende reflexionar en torno a la formación y desarrollo de las ideas de justicia social en el pensamiento de Fidel Castro Ruz.
PALABRAS CLAVE: justicia, justicia social, pensamiento ético, Fidel Castro, profesor universitario

ABSTRACT

In the convulsed world in which the contemporary society is developed, the fight for the social justice constitutes a recurrent topic, also analyzed from the optics of diverse investigators. In the contemporary Cuban context, the formation of university students whose performance ways are sustained in the respect to the social equality of the human beings, constitutes a great challenge. Continental and world paradigm in the fight to reach a full social justice, is in no doubts Fidel Castro whose thought was formed within the Cuba dominated by the oligarchical government of the United States and after the revolutionary triumph, it was forged in the battle for the recovery of the man's rights. The present article seeks to reflex on the formation and development of the ideas of social justice in the thought of Fidel Castro Ruz. 
 
KEY WORDS: Justice, social justice, ethical thought, university professor 

1. POTENCIALIDADES DEL PENSAMIENTO DE FIDEL EN LA FORMACIÓN DEL UNIVERSITARIO DENTRO    DEL CONTEXTO CUBANO ACTUAL

El siglo XXI se presenta lleno de complejidades. Con la transnacionalización de la vida económica y por tanto, de la cultura, la humanidad sufre una de sus crisis de valores más violentas.
La desterritorialización de las industrias culturales, la concentración y privatización de los medios de comunicación, la expansión y homogenización de las redes de información, condicionan la globalización capitalista y constituyen causa de la apatía social y el escepticismo político, a la vez que provoca que se tornen globales actitudes negativas como el consumismo desmedido, la corrupción, el racismo, la xenofobia, las drogas y otros males típicos de la sociedad capitalista contemporánea.
El gran despliegue de la ideología neoliberal penetra todas las esferas de la cultura, imponiendo el criterio de que el mercado constituye la vía única para superar cualquier problema social, exaltándose como valores la eficiencia, la competitividad, el culto a la diferencia, la exacerbación del yo, por encima de los intereses sociales. En este contexto la educación constituye un factor esencial en la formación integral del hombre.
En el primer semestre del año 1990 tuvo lugar el derrumbe del campo socialista y la desintegración de la URSS, abriéndose paso a la unipolaridad del mundo y con él, un acrecentamiento de la reacción internacional.
Este fenómeno no sólo impactó en Cuba desde el punto de vista económico. Las propias medidas que la máxima dirección de la Revolución se vio precisada a tomar, como parte del reajuste económico, introdujeron desigualdades sociales en los niveles de ingreso y consumo en los hogares cubanos.
La penetración inevitable de la cultura del mercado a través de las empresas mixtas, el turismo, los medios masivos de comunicación y el estrechamiento de los vínculos con la emigración, hicieron  emerger modos de actuación que distan de los valores legitimados dentro del proyecto social cubano.
Las contradicciones que se generaron en la Cuba de los 90, provocaron un choque con el valor de la justicia social, presente en la sociedad cubana desde los primeros años de la Revolución. Según Fabelo (2003) existen síntomas que reflejan crisis de valores en una parte de la sociedad, entre ellos:

  • La inseguridad sobre cuál es el verdadero sistema de valores que se puede considerar como valioso y cuál como antivalioso.
  • Un sentimiento de pérdida, de desorientación, que lleva a la incertidumbre de aceptar o no aquello que hasta ahora habíamos defendido y preservado como valioso,
  • Un cambio de lugar de los valores en el sistema jerárquico subjetivo, entre otros aspectos.

En este contexto, formar un joven integral que sea capaz de entender y defender el proyecto cubano, se convierte en una misión y a la vez reto para los docentes universitarios, por tal motivo, entre las prioridades de la educación actual del país, está precisamente el enriquecimiento del mundo espiritual del hombre, sobre la base del proceso de educación en valores.
Al referirse al contenido axiológico que debe tener la educación en la sociedad, Fidel Castro Ruz expresó: “Educar es todo, educar es sembrar valores, es desarrollar una ética, una actitud ante la vida. Educar es sembrar sentimientos. Educar es buscar todo lo bueno que puede estar en el alma de un ser humano, cuyo desarrollo es una lucha de contrarios, tendencias instintivas al egoísmo y a otras actitudes que han de ser contrarrestadas y sólo pueden ser contrarrestadas por la conciencia.”(Castro, 2001: 2)
El pensamiento de Fidel, ofrece potencialidades en este sentido, ya que constituye: “…uno de los pensamientos políticos y sociales más lúcidos, creativos y anticipadores de la humanidad en el último medio siglo de su historia”. (Álvarez, 2008:2)
Su ideología es expresión suprema de la lucha por la justicia social, encontrándose en sus pronunciamientos una lucha tenaz contra las injusticias que padecen los pueblos del Tercer Mundo, hoy acentuadas con la puesta en práctica por parte del imperialismo, del neoliberalismo como doctrina económica y política.

Entre las razones básicas que permiten plantear la necesidad de la utilización de su pensamiento en la educación en valores están:

  • La riqueza de su proyección ética, que conduce a la idea del hombre nuevo, a partir de su inteligencia y conocimientos científicos y tecnológicos.
  • Su elevada moral, valores, sensibilidad, nobles sentimientos y humanismo, en correspondencia con una realidad social y contexto más humanos. La formación de esa nueva personalidad constituye un proceso complejo, si se tienen en un país subdesarrollado y teniendo como enemigo principal al imperio más poderoso cuenta las propias dificultades que encierra la construcción de la sociedad socialista en del planeta.

En el pensamiento de Fidel se pueden encontrar importantes reflexiones sobre la justicia social y la necesidad de que ésta sea impuesta a escala planetaria. Sus ideas colocan al hombre como centro de todo. Su vida, su pensamiento, y su obra están destinados a hacer más racional la vida humana.
Reconociendo la permanente lucha mundial por un mundo de justicia, así como la necesaria misión de los docentes universitarios de educar a las jóvenes generaciones acorde a los valores de una sociedad plena y decorosa, el presente artículo pretende reflexionar en torno a la formación y desarrollo de las ideas de justicia social en el pensamiento de Fidel Castro Ruz.

  • ACERCAMIENTO NECESARIO A LA JUSTICIA SOCIAL COMO VALOR

El término justicia es abordado desde diferentes puntos de vista. El Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española lo define como la “virtud que nos inclina a dar a cada uno lo que le corresponde. Derecho, razón, equidad. Conjunto de todas las virtudes que constituye bueno al que las tiene.” (Real Academia Española, 1970: 901).
Por su parte el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia precisa que el término proviene del latín Iustitia y en su primera acepción se refiere a la virtud que inclina a darle a cada uno lo que le pertenece. (Real Academia Española, 1970: 777)
En el Diccionario Enciclopédico Color se define como el “orden de convivencia humana que consiste en la igualdad de todos los miembros de la comunidad. Comportamiento justo, equidad, rectitud.” (Grupo Editorial Océano, 1998: 523).
Un reconocimiento a partir de la pluralidad de concepciones en esta literatura, permite reconocer la existencia de claves semánticas al abordar el término. Tal es el caso de la justicia queda registrada desde el punto de vista lingüístico como una virtud que se dirige a lo equitativo, a la igualdad, a lo racional.
Desde el punto de vista filosófico el término aparece definido en contraposición al término injusticia, entendido entonces como “principios éticos que expresan una diferente valoración moral de los fenómenos sociales. Justificación y aprobación de algún fenómeno social al que se reconoce justo o desaprobación y condena del fenómeno considerado injusto.” (Rosental. M y P. Iudin, 1984: 254).
Otra concepción en torno al término, queda expresada como el “orden de las relaciones humanas o de la conducta del que se adapta a este orden, distinguiendo dos significados principales:
1) El significado según el cual la justicia es la conformidad de la conducta a una norma.
 2) Aquel por el cual la justicia constituye la eficiencia de una norma o de un sistema de normas.” (Abbagnano, 2004: 713).
La noción de justicia hay que buscarla en los más remotos orígenes del pensamiento jurídico griego, donde sufre una evolución desde las primeras ideas presentes en el mundo familiar gentilicio hasta ser sustituida por la justicia política, en la sociedad dotada ya de Estado.
Sin embargo, en todo caso se apela a una divinidad para derivar de ella la acción justa, la aplicación de la norma primero social y después legal. A ese derecho primitivo tenían alcance solamente los hombres pertenecientes a la aristocracia.
Por tal motivo, en las reflexiones que sobre la justicia se encuentran en los pensadores de aquella etapa, está siempre presente la defensa del orden esclavista existente. Así por ejemplo, Aristóteles, considerado por Lenin la mente más enciclopédica de la antigüedad, planteó que: “En tanto que el transgresor de la ley es injusto, mientras que quien se conforma a la ley es justo; en efecto, las cosas establecidas por el poder legislativo son conforme a la ley y decimos que cada una de ellas es justa.” (Abbagnano, 2004: 713).
En el desarrollo del pensamiento filosófico existió la tendencia a identificar la justicia con la felicidad. Para Aristóteles: “Las leyes se pronuncian sobre todo tendiendo a la utilidad común de todos o a la que predomina por la virtud o de otra manera, de suerte que mediante una sola expresión definimos como justas las cosas que procuran o mantienen la felicidad, o parte de ella, a la comunidad política” (Abbagnano, 2004: 715).
En Santo Tomás de Aquino se encuentran reflexiones como: “La identificación del bien con la beatitud eterna es un caso particular de esta doctrina” (Abbagnano, 2004: 715). Otra tendencia es la de relacionar los términos justicia y utilidad.
En el mundo moderno Hume dio validez a este punto de vista planteando que: “La utilidad y el fin de la justicia es procurar la felicidad y la seguridad conservando el orden en la sociedad.” (Abbagnano, 2004: 715).
Otra opinión acerca del tema es la que identifica la justicia con la libertad, la cual fue formulada por Kant. En tal sentido expresó: “Una sociedad en la cual la libertad bajo leyes extremas se enlace en el más alto grado posible con un poder irresistible. O sea una constitución civil perfectamente justa es la tarea suprema de la naturaleza con relación a la especie humana”. (Abbagnano, 2004: 715).
En el pensamiento moderno comienza a introducirse un nuevo elemento como medida o criterio de la justicia: la paz. Converge en esta dirección el filósofo Hobbes quien consideraba que un comportamiento justo es un ordenamiento que garantiza la paz, sustrayendo a los hombres del estado de guerra de todos contra todos, al que los reduce el ejercicio del derecho natural. Para este pensador, la primera ley de la naturaleza es la norma que prescribe la paz.
En la historia del pensamiento cubano destaca la figura de José Martí, quien en su proyecto emancipador contempló a la justicia como necesidad impostergable en el logro del mejoramiento humano. En sus obras se encuentran ideas como las siguientes: “¿Qué mundo es este, donde la justicia muere sola, o sólo triunfa por convertirse en injusticia interesada y potente? (Martí, 1965: 147). Relaciona el cumplimiento de la justicia con el valor cuando afirma: “La justicia no menoscaba el valor; antes lo enaltece.” (Martí, 1965: 140).
Al referirse a la necesidad de ponerlo todo en función de la justicia apuntó: “Se pelea mientras hay por qué, ya que puso la Naturaleza la necesidad de justicia en unas almas, y en otras la de desconocerla y ofenderla. Mientras la justicia no esté concedida, se pelea”. (Martí, 1965: 83). En el mismo sentido expresó “La justicia primero, y el arte después. Hembra es el que en tiempos sin decoro se entretiene en las finezas de la imaginación, y en las elegancias de la mente. Cuando no se disfruta de la libertad, la única excusa del arte y su único derecho para existir es ponerse al servicio de ella. Todo al fuego, hasta el arte, para alimentar la hoguera”. (Martí, 1965: 433).
El concepto de justicia ha experimentado cambios en la medida que la sociedad se ha ido transformando. El socialismo como sistema establece relaciones sociales que implican igualdad de derechos, amistad, fraternidad y colaboración entre los hombres a nivel de país y entre todos los pueblos. Independientemente de las imperfecciones que como sistema puede tener, ofrece opciones viables para alcanzar un nivel de equidad social superior al resto de los sistemas que la humanidad ha conocido.
Roque Dalton, poeta salvadoreño, captó de manera poética esta esencia al expresar: “El Comunismo será, entre otras cosas, una aspirina del tamaño del sol”. (Dalton, 2009:3).
Las autoras de este trabajo asumen como definición de justicia la que concibe el Programa de Educación en Valores para la Escuela Cubana, teniendo en cuenta que en él se enfatiza en la necesidad de considerar a todos los seres humanos en igualdad de condiciones dentro de la sociedad. Además, los elementos que se plantean se ajustan a la aspiración máxima del proyecto social cubano.
De esta manera se entiende por justicia social “el respeto a la igualdad social que se expresa en que los seres humanos sean acreedores de los mismos derechos y oportunidades, sin discriminación por diferencias de origen, edad, sexo, ocupación social, desarrollo físico, mental, cultural, color de la piel, credo y de cualquier otra índole.” (Ministerio de Educación de la República de Cuba MINED, 2008:5).
Contribuir a un desarrollo humano integral basado en la igualdad de oportunidad, defender con altura ética los derechos desde el cumplimiento de los deberes, mostrar indignación ante cualquier acto de injusticia que se cometa contra los seres humanos en cualquier parte del mundo y estar dispuesto a luchar por defender la justicia, constituye sin lugar a dudas modos de actuación inherentes a la justicia social.

  • FORMACIÓN Y DESARROLLO DE LAS IDEAS DE JUSTICIA SOCIAL EN EL PENSAMIENTO DE FIDEL CASTRO RUZ

Desde la concepción marxista la esencia humana es entendida como conjunto de las relaciones sociales. Siguiendo esa línea de análisis, es necesario reflexionar sobre el contexto histórico en que tiene lugar la formación y desarrollo de la personalidad de Fidel Castro, qué condicionantes histórico-sociales determinaron en él la conformación de un pensamiento que lo convierte en paradigma para Cuba y el mundo en la lucha por conquistar la justicia.
Fidel Castro Ruz nació el 13 de agosto de 1926, en Birán, un pequeño poblado de la actual provincia de Holguín, en la zona oriental de Cuba. Allí asistió a una escuelita pública y desarrolló el amor por los libros, bajo la influencia de los padres y habitantes de la zona.
Al referirse a esta primera influencia recibida en su formación, Fidel expresó: “(…) El primero fue el tenedor de libros de Birán, donde yo nací, que me hablaba hasta de Demóstenes y no sé de cuantos personajes de la historia (…) (Castro, 2004: 2).
El contexto familiar presenta una familia de padre terrateniente, donde se inculcan valores morales y se le prepara para la vida. Sufrió la inflexibilidad de los métodos escolásticos en los colegios católicos de La Salle y Dolores, en Santiago de Cuba y Belén, en La Habana.
Los recuerdos de esta época  fueron motivo de sus reflexiones: “En realidad trataban de enseñarnos Geografía, pero no sabían enseñarnos Geografía (…) la Geografía resultaba una enumeración (…) monótona de accidentes de la naturaleza, sin que de veras se nos despertara el interés (…). Lo que habíamos aprendido de memoria (…) era lógico que fuera desapareciendo sin dejar huella alguna en nuestra mente”. (Castro, 2004: 2).
Se rebeló contra esos métodos y al referirse a la improductividad de los mismos, expresó “… todo era muy dogmático. Esto era así porque tenía que ser así, hay que creerlo, aunque no se entienda, si no lo crees, aunque no lo entiendas, es una falta, un pecado, un acto digno de castigo. Es decir, la no utilización del razonamiento, yo diría, el no desarrollo del razonamiento y del sentimiento. Me parece que una fe religiosa, como una fe política, tiene que fundarse en el razonamiento, en el desarrollo del pensamiento y en el desarrollo del sentimiento, son dos cosas inseparables” (Betto, 1985: 132).
Desde muy temprano desarrolló la característica de pensar de manera independiente. En 1959 expresó: “Yo era un niño privilegiado (…) Tengan en cuenta que a mí me pusieron 12 años a pupilo en un colegio religioso, con una enseñanza dogmática y yo soy sencillamente revolucionario. Soy revolucionario porque toda mi vida pensé con mi propia cabeza, toda mi vida me negué a aceptar las mentiras de otros. Soy revolucionario producto de mi propio análisis, de mi propio juicio, de mi propia observación de las realidades.” (Castro, 2004: 2).
No obstante las limitaciones que el tipo de enseñanza religiosa de estos colegios ofrecía, la vida austera, rigurosa, llena de sacrificios y amor al trabajo que caracterizaba a los jesuitas fueron cuestiones decisivas en la formación de su carácter.
El amor a la naturaleza y su afición por el deporte contribuyeron también al fortalecimiento de una personalidad inspiradora, que gustaba de las situaciones riesgosas y difíciles, para poner a prueba su espíritu emprendedor y tenaz. La dignidad personal, el sentido del honor, la franqueza, la rectitud, la valentía, fueron valores que los jesuitas supieron inculcar.
En el álbum de graduación del Bachillerato, en el Colegio de Belén de los jesuitas, en la página correspondiente al estudiante Fidel Castro Ruz, el sacerdote jesuita de origen español Armando Llorente, escribió: “Fidel tiene madera, no faltará el artista…” (Betto, 1985: 313).
En su formación incidió además su relación con personas pobres, de escasos recursos, que le ayudaron a conformar un sentido de justicia, pues la desigualdad social imperante le enseñó a luchar contra ella. Las características del hogar en que nace, o sea, el hecho de ser hijo de terrateniente y no nieto, determinaron que su vida transcurriera no precisamente en un ambiente aristocrático. En Birán conoció de cerca la pobreza.
Sus recuerdos de esta etapa lo remontan a las filas de desempleados analfabetos que hacían colas en las proximidades de los cañaverales, sin que nadie les llevara una gota de agua, ni desayuno , ni almuerzo, no tenían albergue, ni transporte.
Al referirse al papel que jugaron estas circunstancias en la formación de su ideal de justicia social, Fidel ha expresado: “ … creo que toda la vida tuve una idea de lo justo y de lo injusto, y bastante temprano porque lo viví y lo sufrí (…) Creo que un conjunto de cosas me hicieron, primero, poseer ciertas normas éticas, y luego, la vida me hizo imposible adquirir una cultura de clase, una conciencia de una clase diferente y superior a la otra (…) esa fue la base con la cual después desarrollo una conciencia política ( …) en mi caso, no la adquiero porque proceda de una clase pobre, proletaria, campesina, humilde, no la adquiero por mis condiciones sociales, mi conciencia la adquiero a través del pensamiento, a través de la razón, y a través del desarrollo de un sentimiento y de una convicción profunda”. (Ramonet, 2006.52).
Fidel estuvo al tanto, desde su adolescencia, de acontecimientos internacionales que sin lugar a dudas también marcaron su pensamiento. Siguió de cerca los detalles sobre la Guerra Civil en España y lo que significó para el pueblo español la caída de la Republica Española, y cómo este hecho contribuyó a dar paso a la II Guerra Mundial. De este acontecimiento en particular leyó sobre la toma del Ruhr, la anexión de Austria y la invasión a Polonia.
El pensamiento ético de Fidel Castro, caracterizado por un profundo humanismo, como el que se expresa en la entrega total a la causa de la Revolución Cubana, y a las causas más justas existentes hoy en el mundo, posee una profunda raíz martiana. Al respecto Ramonet señala: “Cita a José Martí, el héroe de la independencia de Cuba, mucho más que a ningún otro personaje de la historia del movimiento socialista u obrero. Martí constituye su principal fuente de inspiración” (Ramonet, 2006: 27).
La lectura de los textos martianos durante su adolescencia lo convierte en un simpatizante de sus ideas y fue importante contribución en la formación de una cultura política sólida desde su juventud. La admiración que sentía Martí por los luchadores cubanos y que dejó expresada en sus discursos de estilo peculiar, en conmemoración al 10 de octubre y al 27 de noviembre, jugaron un rol esencial en la formación de su pensamiento patriótico. El propio Fidel Castro los califica como: “(…) una catarata de ideas en un pequeño arroyo de palabras”. (Ramonet, 2006: 52)
Consultando la obra martiana conoció Fidel su concepción de la República con todos y para el bien de todos con la que soñó el Apóstol, la organización del partido y su significado en el logro de la unidad en la Revolución, su crítica profunda al imperialismo norteamericano y sus pretensiones de apoderarse de América Latina, así como sus simpatías por los trabajadores.
El independentismo, antimperialismo y latinoamericanismo consecuentes, que caracterizan el pensamiento martiano, aportaron valores éticos inigualables al pensamiento revolucionario de Fidel Castro, quien ha asumido consecuentemente el precepto martiano de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.
Sobre el significado de esta frase el propio Fidel ha expresado: “Lo que me agrada especialmente de la frase de Martí es la idea de la insignificancia del hombre en sí, ante la enorme trascendencia y la magnitud inabarcable del universo, la realidad de que somos realmente como un minúsculo fragmento de polvo que flota en el espacio. Mas esa realidad no disminuye un ápice la grandeza del hombre; por el contrario la eleva.”. (Castro, 1999:45).
Un aspecto a destacar es la influencia que la cultura francesa dejó en su formación intelectual y en la construcción de su ideario político. “La lectura de “Los miserables” de Víctor Hugo realizada en la adolescencia, por su contenido social y político, ejerció una influencia indirecta en la manera de ver el mundo y sus injusticias, así como la necesidad de luchar para corregirlas. Esta obra es, junto con “El Quijote”, de Cervantes, la obra narrativa que más le ha impactado.” (Ramonet, 2006: 162).
Otros autores que dejaron sus huellas son Honoré de Balzac y Romain Roland, de este último, su “Juan Cristóbal”, extenso relato que considera una reivindicación del ser humano. Entre lo escritores europeos que más admira están: Honoré de Balzac, Fiodor Dostoievski, León Tolstoi y Benito Pérez Galdós.
En septiembre de 1945, matricula en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, vinculándose a la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) y al Partido del Pueblo Cubano (Partido Ortodoxo). En abril de 1948, cuando asistía a la IX Conferencia Internacional Interamericana, al frente de una delegación de la FEU, participó en la insurrección del pueblo colombiano conocida como el “Bogotazo”, motivada por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, quien representaba una esperanza de paz y desarrollo para ese pueblo.
Sobre lo que aportó esa experiencia en su formación revolucionaria expresó: “(…) me hizo identificarme más con la causa de los pueblos. Las ideas marxistas, todavía incipientes, no tuvieron nada que ver con nuestra conducta, fue una reacción espontánea de nuestra parte, como jóvenes con ideas martianas, antimperialistas, anticolonialistas, y predemocráticas.” (Ramonet, 2006: 138).
En este mismo año visitó Venezuela, Panamá y Colombia, organizando un Congreso Latinoamericano de Estudiantes cuyo objetivo era demandar la soberanía panameña sobre la zona del Canal, exigir la independencia de Puerto Rico y reclamar la eliminación del colonialismo. Fue miembro activo del Comité Pro Democracia Dominicana.
En 1950 obtuvo los títulos de Licenciado en Derecho Diplomático y Doctor en Derecho Civil, lo cual exigió mucho tiempo frente a los libros. Al valorar esta etapa tan importante de su vida, expresó: “Y si le digo que en esa universidad me hice revolucionario, fue porque hice contacto con algunos libros (…) en lo que yo me había convertido ya, antes de encontrarme con el material marxista o leninista, era en un comunista utópico. Comunista utópico es el que no parte de una base científica ni histórica, sino de algo que le parece muy mal, de la existencia de la pobreza, injusticias, desigualdades, una insuperable contradicción entre sociedad y verdadero desarrollo”. (Ramonet, 2006: 140)
La lectura de obras marxistas como “El Manifiesto Comunista” o “El Estado y la Revolución” contribuyeron a completar su pensamiento político y revolucionario. Valorando las influencias fundamentales en su formación, destaca lo siguiente: “De Martí, inspiración, su ejemplo y muchas cosas más; pero sobre todo la ética (…) La ética, como comportamiento, es esencial, y una riqueza que no tiene límites. (…) De Marx recibimos el concepto de lo que es la sociedad humana (…) Marx nos mostró lo que era la sociedad y la historia de su desarrollo. Sin Marx, usted no puede encajar ningún argumento que interprete de forma razonable los acontecimientos históricos, cuáles son las tendencias y la evolución probable de una humanidad que no ha terminado de evolucionar socialmente” (Ramonet, 2006: 142).
Momento decisivo en su maduración revolucionaria lo constituye su estancia en la cárcel de Isla de Pino luego del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en 1953. Durante esa etapa perfeccionó su preparación cultural y científica de manera autodidacta. En esta época escribe: “No he perdido tiempo en la prisión, estudiando, observando, analizando, planeando, forjando hombres”. (Mencia, 1980:149).
Dentro de la cárcel fundó la Academia Ideológica: “Raúl Gómez García” donde funge como profesor de algunas asignaturas como: Filosofía, Historia Universal, constituyendo no sólo un guía espiritual por sus ideas y sus acciones políticas sino también porque se convierte en maestro de asignaturas dirigidas a fortalecer la ideología y la cultura política de los que luchaban a su lado.
Por las noches impartía Economía Política y dos veces a la semana también Oratoria. No faltó Martí entre los temas de sus clases. En esos días leyó a Martí, Víctor Hugo, Carlos Marx, Félix Varela, Luz y Caballero, Honoré de Balzac, Shakespeare, Rómulo Gallegos, Sigmund Freud, Dostoieski, Kant, Cirilo Villaverde, biografías de Bolívar y a Lenin. Desarrolló además lecturas de clásicos griegos y romanos, así como de varios autores cubanos, latinoamericanos y rusos.
Sobre lo que significó esta etapa en su formación revolucionaria afirmó: “!Qué escuela tan formidable es esta prisión. Desde aquí termino de forjar mi visión del mundo y completar el sentido de mi vida!” (Mencia, 1980:149).
Puede afirmarse que el proceso de articulación del pensamiento nacional de avanzada y las tradiciones patrióticas, con el Marxismo Leninismo, que se da en la formación de la personalidad de Fidel Castro, le permitieron trazar una táctica y estrategia de lucha que condujo al pueblo de Cuba al triunfo definitivo. Desde 1959 hasta la actualidad sus ideas de justicia social se han materializado en la obra de la Revolución Cubana y en la batalla que en la arena internacional ha proyectado Cuba en favor de los pobres del mundo.
Puede enfatizarse que en la formación ética de Fidel Castro tienen una fuerte influencia factores de diversa naturaleza:
-“Los que se refieren al contexto en que se desenvolvió y le aportaron una ética para valorar la realidad circundante, desde una situación en la que unos son favorecidos y otros no tienen nada. Los colegios aportaron valores como la perseverancia, constancia y respeto a los demás.
 -Los de carácter teórico que comprenden las teorías, escritos y literatura de la cual se nutrió básicamente su pensamiento. El estudio de las obras de los clásicos del Marxismo Leninismo y de José Martí, que conformaron su cosmovisión de carácter renovador, humanista y transformador de la realidad a partir de una incesante inconformidad con la injusticia y la dominación o explotación de personas o naciones por otras. Los estudios realizados de la literatura clásica universal, lo cual le incorporó una cultura que es base de todo su quehacer revolucionario. Los estudios de Historia de Cuba, le permitieron asimilar un conjunto de valores que refleja más tarde en la obra de la revolución y transmite al pueblo de Cuba en cada una de sus intervenciones.” (Cárdenas, 2007:18)
En su pensamiento se pueden encontrar importantes reflexiones sobre la justicia social y la necesidad de que ésta sea impuesta a escala planetaria. Sus ideas colocan al hombre como centro de todo. Su vida, su pensamiento y su obra están destinados a hacer más racional la vida humana.
Al referirse a esta importante cualidad de Fidel, Ignacio Ramonet apuntó: “Le guste o no a sus detractores, Fidel Castro tiene un lugar reservado en el panteón mundial consagrado a las figuras que con más empeño lucharon por la justicia social y que más solidaridad derrocharon a favor de los oprimidos de la Tierra”. (Ramonet, 2006: 24).
En este mismo sentido Osvaldo Martínez afirmó: “Fidel posee un profundo sentido de la justicia social, pero no en el plano teórico y de grandes categorías abstractas, sino de acciones concretas (…) Su humanismo se traduce en acciones concretas. Es esa preocupación por los más desvalidos, por los sectores de la población en desventaja social, por mejorar la condición humana. “(Martínez, 2006: 6-7)
Sus valoraciones sobre el internacionalismo como el más sagrado deber de todo revolucionario y sobre las hermosas páginas que Cuba ha escrito a lo largo de los años de Revolución, constituyen un importante elemento en la formación de las nuevas generaciones. En la entrevista citada de Ramonet a Fidel Castro, el periodista valora muy en alto su conocimiento de la Historia, dejándolo expresado de la siguiente manera: “Posee un sentido de la Historia, profundamente anclado en él, y una sensibilidad extrema hacia todo lo que concierne a la identidad nacional”. (Ramonet, 2006: 27).
Fidel no impone sus ideas, dialoga, reflexiona y se adapta a cualquier auditorio, no obstante su amplia cultura. En tal sentido enfatiza Gabriel García Márquez (1987:5-6) “Tiene un idioma para cada ocasión, y un modo distinto de persuasión, según los distintos interlocutores, (…) Sabe situarse en el nivel de cada uno, y dispone de una información vasta y variada que le permite moverse con facilidad en cualquier medio.” Existe congruencia absoluta entre su pensamiento y acción. Es modesto y muestra una confianza ilimitada en el hombre al que considera capaz de conquistar un mundo mejor.

3.1. El valor de la justicia social en textos de Fidel Castro
Fidel Castro desarrolla su pensamiento inmerso en la vida y la lucha política, él sintetiza la obra de los pensadores universales y cubanos que le precedieron, Marx, Lenin y Martí esencialmente. Sus ideas de justicia social han quedado plasmadas en numerosos textos.
Para la investigación las autoras asumen la definición de texto dada por Magalis Ruiz Iglesias, quien plantea que: “Un texto es un acto oral o escrito, ideacional, discursivo e interpersonalmente coherente” (Ruiz, 1995: 3). Se ha tenido en cuenta la clasificación de los textos aportada por la misma autora en la obra citada:

  • De carácter oral: En esta clasificación están los discursos, las conferencias radio- televisivas y las entrevistas. Hay registrados, más de 1150 discursos públicos de Fidel Castro, a lo largo de 50 años de Revolución en el poder. “La palabra oral ha sido el instrumento preferente utilizado por Fidel para informar, esclarecer, explicar y orientar al pueblo, con los únicos propósitos de servir a la verdad y mantener y elevar la conciencia política de los cubanos.” (Álvarez, 2008:3).

Sobre los rasgos de la oratoria de Fidel Castro, el Che afirmó: “En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como un diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y de victoria” (Guevara, 1970: 370).
García Márquez (1987) también se refiere a estas cualidades de la oratoria de Fidel subrayando: “Empieza siempre con voz casi inaudible, de veras entrecortada, avanzando entre la niebla con un rumbo incierto, pero aprovecha cualquier destello para ir ganando terreno palmo a palmo, hasta que da una especie de gran zarpazo y se apodera de la audiencia. Entonces se establece entre él y su público una corriente de ida y vuelta que los exalta a ambos y se crea entre ellos una especie de complicidad dialéctica, y en esa tensión insoportable está la esencia de su embriaguez. Es la inspiración: el estado de gracia irresistible y deslumbrante que sólo niegan quienes no han tenido la gloria de vivirlo.” (García Márquez, G. 1987: 5-7).
Los rasgos que caracterizan sus discursos y lo que se logra entre él y el público ha sido valorado por Fidel, definiéndolo de la siguiente manera: “(…) Generalmente llevo las ideas básicas, esenciales, cinco ideas, seis ideas fundamentales y un objetivo central de la exposición, entonces las desarrollo y mientras hablo se suscitan nuevas ideas y nuevos argumentos. Fluyen mejor las ideas cuando el discurso es eminentemente político, histórico, revolucionario, emotivo (…) He podido apreciar lo siguiente: el contacto con el público, la influencia del público, es la mejor fuente de inspiración, surgen repentinamente ideas y argumentos que a usted no le vienen a la mente con tiempo el día antes o muchos días antes. Cuando uno está en contacto con el publico nada es artificial, nada es abstracto, surgen mejores cosas, las palabras son más persuasivas, más convincentes.”(Elliot y Dymally, 1985: 74-78).
Comparecencia radio-televisiva: Fueron muy frecuentes en los años iniciales de la Revolución y retomados en cada momento que ha sido necesario explicar algunas situaciones de forma detallada al pueblo. Este tipo de comunicación tiene un fin esencialmente político, son eminentemente informativos, se distinguen por la transmisión del espíritu de una época o momento histórico, aportan detalles, diversidad de puntos de vista y permiten profundizar en la historia de la Revolución, son portadoras de información teórica para los docentes, y de las decisiones más trascendentales de la Revolución.

  • De carácter escrito: Los documentos escritos: Son menos frecuentes, datan fundamentalmente de antes del triunfo de la Revolución. A partir de 2006, Fidel Castro revitaliza este tipo de texto con las reflexiones que periódicamente da a conocer a través de los medios de comunicación y que se han convertido en materiales de consulta obligada por parte de los docentes por la profundidad de los análisis, la variedad de temas y el nivel de actualidad que contienen.

Sobre el por qué y el para qué de sus reflexiones, Fidel Castro explica en una de sus reflexiones:  “(…) me permiten profundizar lo que desee en determinados conceptos a mi juicio importantes para que nuestro pueblo, protagonista principal ante cualquier agresión, y otros países en circunstancias similares, dispongan de elementos de juicio (…) No inicié este trabajo como parte de un plan elaborado previamente, sino por un fuerte deseo de comunicarme con el protagonista principal de nuestra resistencia a medida que observo las acciones estúpidas del imperio. Ahora constituye, igual que cuando estaba en lo que se llamó prisión fecunda, un enorme deseo de estudiar y meditar mientras dura mi rehabilitación” (Castro, 2007: 1)
La lectura y análisis del pensamiento de Fidel Castro expuesto en sus discursos y entrevistas, permiten al profesor universitario, delimitar las ideas esenciales con relación a la justicia social que pueden ser utilizadas en función de la formación del estudiante. Del análisis de los textos las autoras han inferido las siguientes claves que pueden servir de referente para su tratamiento en la docencia:

  • Inevitabilidad de la revolución social como ley objetiva de la sociedad humana y vía insoslayable para alcanzar la plena justicia social.
  • Comprensión del papel que corresponde al líder y a las masas en la Revolución.
  • La justicia social está determinada por el cumplimiento de los derechos humanos esenciales.
  • No puede haber justicia social sin democracia.
  • La defensa de la cultura como vía para la definitiva liberación social del hombre.   
  • La historia, la identidad nacional y la cultural de los pueblos: armas en la lucha por preservar los mejores valores.
  • El capitalismo ha dejado de ser la solución de las mayorías en la lucha por alcanzar la justicia social.
  • Necesidad del establecimiento de un nuevo tipo de globalización a escala planetaria.
  • Contextualización de las ideas en el tránsito hacia una sociedad más justa y humana.
  • La nueva sociedad que se construya no puede prescindir de la ética.
  • Confianza ilimitada en el hombre para el establecimiento de la globalización de la solidaridad.
  • La unidad de todas las fuerzas progresistas es imprescindible para que prevalezcan los mejores valores.
  • Necesidad de promover en el hombre una cultura para la paz.
  • Para que la humanidad sobreviva es importante el desarrollo de una cultura económica.
  • Necesidad de socializar la información y los logros de la ciencia y la tecnología.
  • Desarrollar una cultura del trabajo como primera necesidad vital del hombre, en función de garantizar equidad y justicia social.

CONCLUSIONES

Puede aseverarse que Fidel Castro desarrolla su pensamiento inmerso en la vida y la lucha política, sintetizando en él la obra de pensadores universales y cubanos que le precedieron, Marx, Lenin y Martí esencialmente. Sus ideas son referente obligado para todo hombre latinoamericano o del más alejado lugar de este continente que luche por la justicia social.
La riqueza de la proyección ética de Fidel conduce a la idea del hombre nuevo, a partir no solo de su inteligencia y conocimientos científicos y tecnológicos, sino de su elevada moral, valores, sensibilidad, nobles sentimientos y humanismo, en correspondencia con una realidad social y contexto más humanos.
Para todo profesorado universitario, las ideas de justicia social en los textos de Fidel Castro, constituyen un referente teórico si de formación de estudiantes universitarios se habla, al encontrar en ellos concepciones humanistas en torno a la defensa ética de los derechos desde el cumplimiento de los deberes, sin discriminación sexual, desarrollo físico, origen, edad, color de la piel o cultura se trate.

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* Máster en Educación Superior. Profesora Auxiliar. Universidad José Martí Pérez. Sancti Spíritus. Cuba.

2 Máster en Ciencias de la Educación. Mención Educación de Adultos. Profesora Auxiliar Universidad José Martí. Sancti Spíritus. Cuba.



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