Revista OIDLES - Vol 5, Nº 11 (Diciembre 2011)

LA ESTRUCTURA ECONÓMICA Y SU INCIDENCIA EN EL DESARROLLO LOCAL

Por Galia Ocaña Pérez

 

INTRODUCCIÓN

Los retos actuales del cambio estructural, en el contexto de la creciente globalización económica, son enormes y demandan de los países latinoamericanos respuestas adecuadas, que requieren acompañar los esfuerzos del ajuste macroeconómico con políticas específicas de desarrollo productivo y empresarial de ámbito territorial. Por ello, las iniciativas de desarrollo económico local constituyen, como han señalado algunos autores, “formas de ajuste flexible al cambio estructural, el cual no puede reducirse únicamente al logro de los equilibrios macroeconómicos y la identificación de algunos mercados, por muy importantes que sean”.

La actual  crisis no es simplemente una crisis financiera. Es otra cosa, es una crisis estructural del capitalismo. Las desigualdades regionales obedecen a razones diversas, pero el predominio e importancia de algunas actividades productivas puede explicar en mucho las diferencias en el desarrollo. En los últimos años se ha incrementado el índice de conocimientos necesario para las actividades productivas.

El entorno actual es cada vez más complejo. En primer lugar, la aparición y expansión de las nuevas tecnologías de la información y otras tecnologías genéricas tienen impacto en todos los sectores y han transformado las relaciones socioeconómicas de países y regiones. La globalización de los mercados ha alterado los factores que proporcionaban ventajas comparativas a los países. La disponibilidad de recursos naturales o la existencia de sistemas preferenciales de relaciones exteriores para favorecer el comercio tienen cada vez menos importancia.

En este contexto de mayor competitividad mundial y de revolución tecnológica continua, los ciclos de vida de productos, ventajas y tecnologías se hacen cada vez más cortos. La competitividad se debe medir en términos de potencial presente y futuro para ingresar y sobrevivir en el mercado internacional, por lo que la eficacia del sistema de innovación tecnológica es un elemento imprescindible en todos los niveles (comunidades internacionales, países, empresas o incluso como individuos).

Para sostener la competitividad, las empresas de una nación deben mejorar constantemente su desempeño en el mercado internacional, aumentando su productividad, calidad y fiabilidad, por lo que las estrategias en materia de tecnología están pasando a ser una parte obligada de sus estudios de viabilidad y planes de negocios. Los estados no deben asumir un papel pasivo ante esta problemática. Son necesarias acciones estatales efectivas que contribuyan a evaluar la competitividad de las empresas. Estas acciones no solo deben concretarse a nivel nacional sino deben también materializarse a nivel regional y municipal.
Por lo que: el Objetivo de la presente investigación es analizar la incidencia que tiene la estructura económica en el desarrollo local.

DESARROLLO

La estructura económica

Partiendo de la premisa que el hombre produce sus medios de subsistencia en sociedad, necesariamente se sigue que entre los hombres se establecen relaciones sociales que les permitan producir esos medios según marx  “en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política. No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica se transforma, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción “
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad. Los distintos tipos de relaciones sociales de producción ofrecen distintas capacidades productivas, y permiten aumentarlas hasta cierto punto. Sin embargo, en determinado punto las fuerzas productivas ya no podrán seguir desarrollándose, puesto que las relaciones sociales vigentes que les permitieron llegar a ese punto de desarrollo ahora resultan un impedimento para continuar con el progreso.
Las relaciones de clase son, por principio, movimiento dentro de un modo de producción. La historia de un modo de producción es la historia de las relaciones de clase y en particular, de suscambiantes relaciones respecto a las relaciones de producción. El modo de producción llega a su crisis cuando la evolución de las relaciones de clase dentro de él, transforman de manera efectiva las relaciones de producción mismas. En consecuencia, las relaciones entre las clases y las relaciones de producción no son estáticas. Las clases sociales son el elemento determinante, de la estructura social de los regímenes económicos sociales donde existen las mismas.
La historia y la sociedad no se explican por las relaciones entre acontecimientos; es necesario remitirse, en principio, a la estructura del modo de producción dominante en la formación social en cuestión.

La relación entre estructura económica y desarrollo

La evolución del sistema socioeconómico no tiene porque conllevar a un mundo mejor; así, por ejemplo, cuando el sistema socioeconómico se recupera, tras un salto cualitativo, se habría producido la superación de una crisis estructural, pero no necesariamente que el nuevo paradigma tecnológico sea el más eficiente en relación con la finalidad de dicho sistema.
Cuando un gobierno  implementa un nuevo modelo de desarrollo sin cambiar de paradigma tecnológico, lo hace en el convencimiento de que el nuevo modelo es el más eficiente a la hora de alcanzar la finalidad que persigue el sistema socioeconómico, esto es, la satisfacción de las necesidades de la población; sin embargo, la combinación de los conceptos de satisfacción, necesidades y población abre las puertas para la discusión política, pues no todos los agentes del sistema entenderán de la misma forma dichos conceptos, generándose así ideologías alternativas, cada una de las cuales defenderá un genotipo político-ideológico diferente para alcanzar la citada finalidad y preferirá un modelo de desarrollo diferente.

La evolución de un sistema es, por tanto, el resultado de una sucesión de cambios estructurales mayores y menores, de los cuales los primeros son los más relevantes por representar transformaciones más profundas en el sistema. La existencia de sistemas socioeconómicos que podemos denominar subdesarrollados frente a sistemas desarrollados.
Así, el subdesarrollo puede ser entendido como la situación de estabilidad (estancamiento económico) caracterizada por una estructura socioeconómica donde las relaciones de interdependencia interna son débiles (desarticulación interna) mientras que las relaciones con otros sistemas socioeconómicos son fuertes (extraversión). Es precisamente la desarticulación interna, combinada con la extraversión, la que genera el estancamiento económico, ya que los recursos generados por el sistema y que podrían ser útiles en la satisfacción de las necesidades de la población, son enviados al exterior en lugar de ser distribuidos por la estructura socioeconómica en virtud de las relaciones de interdependencia. Desarticulación, extraversión e ineficiencia son los elementos que caracterizan estructuralmente una situación de subdesarrollo.
En este sentido, el surgimiento del subdesarrollo como fenómeno socioeconómico fue el resultado del cambio estructural, diferente según el caso, producido en distintos sistemas socioeconómicos coloniales.
Por otro lado, el desarrollo puede ser entendido como el proceso mediante el cual un sistema mejora su capacidad para satisfacer las necesidades de su población, es decir, se hace más eficiente en la consecución de su finalidad.
De este forma, para que un sistema socioeconómico subdesarrollado salga de su situación de estancamiento económico, iniciando así un proceso de desarrollo, es preciso que se produzca un salto  que genere un cambio estructural, de forma que la nueva estructura socioeconómica tenga una malla de interrelaciones más tupida, aunque pueda mantener un grado de extraversión elevado; difícilmente, cambios estructurales menores  generarán un proceso de desarrollo. La mayor articulación de los elementos estructurales permitirá que los recursos generados por el sistema se queden mayoritariamente dentro de sus límites y sean distribuidos por la estructura socioeconómica, de forma tal que mejore la capacidad del sistema para satisfacer las necesidades de su población.
Por tanto, desarrollo implica cambios a fondo en la estructura socioeconómica del sistema, esto es, cambio estructural (Sampedro y Martínez, 1975 [1969], p. 247). Sin embargo, un cambio estructural no tiene porque implicar desarrollo, de hecho el subdesarrollo puede entenderse como consecuencia de una senda inadecuada de cambios estructurales, es decir una deformación estructural de la economía.
En el tratamiento tradicional del desarrollo por parte de la economía convencional éste suele hacerse depender, a veces de forma casi exclusiva, de la existencia de recursos financieros. Sin embargo, pese a la importancia de la disponibilidad de recursos financieros lo cierto es que éstos pueden dirigirse a aplicaciones no productivas. La disponibilidad de recursos financieros no es, pues, suficiente. La orientación de los recursos financieros a la inversión productiva depende de otros factores básicos.
El desarrollo económico consiste en crear, dentro de una economía local o regional, la capacidad necesaria para hacer frente a los retos y oportunidades que puedan presentarse en una situación de rápido cambio económico, tecnológico y social. No se trata solo de un simple incremento de la actividad y la productividad económica, sino que viene acompañado de transformaciones estructurales; el proceso implica profundas modificaciones y una evolución de sus estructuras hacia formas superiores.
Hoy el mundo sufre una gran crisis generalizada, tanto económica como política. El orden económico prevaleciente no es sustentable ni soportable al decir de muchos expertos. No tiene solución posible sin grandes y profundos cambios. Los ejemplos de crisis locales, regionales y hemisféricas, que se repiten con frecuencia así lo demuestran.
Esto supone la necesidad de perfilar una estrategia de desarrollo que permita dinamizar la participación, en este proceso, de aquellos sectores de la sociedad que manifiestan menores niveles de desarrollo relativos, buscando paralelamente el estrechamiento de las desigualdades existentes, para legitimar la continuidad del proceso y permitir la dinamización del mismo.
Esta exigencia de abrir oportunidades al desarrollo entre los distintos actores sociales, implica revisar los criterios tradicionales de su ordenamiento espacial, buscando superar las tendencias centralizadoras y excluyentes que han predominado en los enfoques tradicionales del "Desarrollo Nacional" y su réplica ajustada del "Desarrollo Regional".
Es por eso que el desarrollo es visto como un espacio más concreto de participación social en el proceso, como una unidad de análisis, planificación y acción, capaz de relevar y activar un conjunto de potencialidades no apreciadas por el planificador tradicional y de atender un igual número de demandas insatisfechas a través de mecanismos apropiados al contexto y escala de las mismas, aportando de esta manera dentro un esfuerzo sinérgico al desarrollo de la región y el país.
Cuando analizamos la región debemos tener en cuenta los siguientes aspectos:

Ahora bien, la conceptualización del desarrollo económico y lo que es más importante, su implantación, es diferente según la zona geográfica en la cual se lleve a cabo, por lo que habrá que estudiar las diferentes oportunidades y problemas de cada país, región y localidad en particular, surgiendo así el concepto de desarrollo local.

El Desarrollo Local y la base económica

Ahora bien, la conceptualización del desarrollo económico y lo que es más importante, su implantación, es diferente según la zona geográfica en la cual se lleve a cabo, por lo que habrá que estudiar las diferentes oportunidades y problemas de cada país, región y localidad en particular, surgiendo así el concepto de desarrollo local.
El término desarrollo locales utilizado y entendido, a menudo, de forma ambigua, lo cual obliga a un esfuerzo previo de conceptualización, a fin de poder precisar, posteriormente, la utilidad del enfoque del desarrollo local en la práctica. A veces por desarrollo local se entiende exclusivamente el desarrollo de un nivel territorial inferior, como puede ser el desarrollo de un municipio o de una comarca (microregión). Otras veces se utiliza para resaltar el tipo de desarrollo endógenoque es resultado del aprovechamiento de los recursos locales de un determinado territorio. En otras ocasiones hay quien lo presenta como una forma alternativa al tipo de desarrollo concentrador y excluyente predominante, el cual se basa esencialmente en un enfoque vertical (de “arriba-abajo”) en la toma de decisiones.
Todas estas formas de presentar el desarrollo local requieren matizaciones importantes.
En el contexto local actual del territorio, el desarrollo local sostenible constituye el aprovechamiento eficaz y equilibrado de los recursos disponibles para el desarrollo con los indicadores que forman el contexto de actuación: los potenciales económico, humano, cultural y medioambiental en el contexto social. La coherencia en el comportamiento de estos indicadores hace que el desarrollo local se convierta en un sistema integrado en equilibrio. Impulsar el desarrollo del país, significa promover el desarrollo de las localidades, de manera de eliminar paulatinamente los grandes desequilibrios territoriales que caracterizan la mayoría de los países del tercer mundo.
Son múltiples los factores que inciden en el desarrollo desigual de los territorios, las localidades, los países, las regiones del mundo e incluso los continentes, los que están asociados a elementos históricos, geográficos y físico ambientales, así como también económicos, políticos, sociales, culturales y de muy diversa índole. Ello implica que la solución del problema trascienda la aplicación de medidas o acciones puntuales o de limitado alcance, y requieran la elaboración y adopción de estrategias mas globales y abarcadoras, así como de alcance multisectorial, a partir de la voluntad política del Estado, los gobiernos locales y la sociedad en su conjunto de encontrar las soluciones mas adecuadas y justas, es por eso que debe existir una relación entre todas las unidades para darle salida al desarrollo local ya que todo debe funcionar como un sistema para lograr el desarrollo del territorio.
Por otra parte, la introducción de innovaciones productivas internas, un aspecto crucial para el desarrollo económico local, no depende exclusivamente del resultado de la investigación y desarrollo en las grandes empresas, ni del grado de avance de la ciencia y tecnología básicas. Es evidente que estos factores tienen una influencia decisiva, pero entre la generación de conocimientos científicos básicos y la investigación aplicada para el desarrollo y la innovación local (I+D+i) hay varias “interfases” decisivas y la introducción de innovaciones depende esencialmente del grado de vinculación con los usuarios últimos de los conocimientos, esto es, los agentes productores. De ahí la importancia de la intermediación para establecer estos interfases últimos entre conocimiento y actores productivos locales.
La introducción de innovaciones productivas incluye, además, no sólo las innovaciones tecnológicas de producto o de proceso productivo, sino las innovaciones de gestión u organizacionales, así como las innovaciones sociales e institucionales. Así pues, la introducción de innovaciones requiere una estrategia territorial propia.
La visión agregada y sectorial del desarrollo no incorpora, pues, la dimensión del territorio como “actor” de desarrollo. Asimismo, la aproximación territorial al desarrollo suele centrarse en los temas relativos a las diferencias de renta entre regiones y en los análisis de convergencia o no de dichos niveles de renta entre regiones como resultado del tipo de crecimiento económico predominante. Pero lo sustantivo es analizar la heterogeneidad estructural y el grado de desarticulación productiva interna, aspectos que requieren indicadores sobre la capacidad de desarrollo local, más que indicadores de resultado sobre variables “ex-post”. Este predominio del análisis territorial según la lógica de funcionamiento redistributiva o asistencial (territorios más atrasados que deben ser ayudados por otros más ricos) no centra, pues, los aspectos sustantivos del subdesarrollo local o regional.
Asimismo, el enfoque del desarrollo local tiene en cuenta las exigencias que plantea el cambio estructural desde las formas de producción “fordistas” hacia las formas de producción basadas en la incorporación de conocimientos sobre la segmentación de mercados, calidad y diferenciación de la oferta productiva y mejora de las redes territoriales de apoyo a la producción y de cooperación de actores públicos y privados locales. En este sentido, el concepto de “competitividad sistémica territorial” insiste en que no compiten las empresas aisladas, sino el conjunto de eslabonamientos de las cadenas productivas, así como el territorio, en la medida que se dota del capital social e institucional favorable a la introducción de innovaciones.
El desarrollo regional, visto como un proceso social, supone una dosis de descentralización que permite a cada colectividad, dentro del marco jurídico unificador, y también dentro del marco ordenador de una estrategia de desarrollo regional; optar por estilos de desarrollo, y poner en práctica, las medidas de orden económico y administrativo congruente con ello , de esta manera, mediante el proceso de regionalización se busca crear entes territoriales, que tienen como finalidad el progreso permanente de la comunidad, dentro del contexto regional, como un todo y de cada individuo residente en ella.
El estudio de los eslabonamientos productivos y la localización territorial de empresas y actividades es fundamental para delinear una actuación inteligente en materia de desarrollo económico local. El objetivo principal es el de identificar y comprender la estructura de la producción y comercialización de las actividades más significativas para la economía local, esto es, el conjunto de relaciones económicas entre proveedores, comercializadores y clientes, junto a las infraestructuras de apoyo, centros de capacitación e investigación tecnológica, servicios de desarrollo empresarial y todos los elementos que posee el entorno territorial donde se sitúan las diferentes actividades y empresas involucradas en los diferentes ámbitos territoriales.
Se aprecia así la oportunidad de abordar conjuntamente los retos del desarrollo económico local, y la necesidad de combinar una actuación inteligente y coordinada entre las diferentes instancias públicas territoriales de nivel municipal, provincial y central. Igualmente, aunque puede parecer obvio, el desarrollo municipal debe alcanzar no solamente al núcleo urbano del municipio, sino a la totalidad de la población diseminada en el territorio municipal. Esta es una cuestión fundamental cuando se trata de satisfacer sobre todo las demandas de la población dispersa en comunidades rurales,  muchas veces ignorada o marginada de los procesos de desarrollo.

El Municipio como agente impulsor de desarrollo

En este entorno, Cuba, por el grado de independencia política que ha alcanzado su sistema institucional, posee determinados grados de libertad (fundamentalmente porque no depende de ningún Organismo Financiero Internacional) que le permiten elevar su capacidad de autoperfeccionamiento, presenta condiciones especiales en cuanto a las posibilidades reales de búsqueda de una solución a los problemas que enfrenta.
La gestión del desarrollo local en Cuba está marcada por una combinación de enfoque por un lado centralizado  y descentralizado aprovechando la capacidad de los territorios para gestionar su desarrollo.
El desarrollo económico local, mediante la gestión del desarrollo territorial, aparece como vía para solucionar un conjunto de problemas económicos y sociales, conforme a los objetivos centrales de la economía. En las resoluciones del Quinto Congreso del PCC se establece que la economía territorial “deberá asumir un papel cada vez más activo en la búsqueda e instrumentación de soluciones relacionadas con el desarrollo local, en particular a partir de los recursos, cultura y tradición de cada territorio. De igual forma, complementará las actividades nacionales sobre la base de las mismas premisas.”
El sistema de relaciones a nivel local ha sido vertical, es decir desde lo nacional hacia lo local, sin búsqueda de un efecto multiplicador en lo local, teniendo entendido que no existe una estructura que facilite el eslabonamiento en cadena entre los diferentes establecimientos y no se aprovechan las externalidades a la producción.
Es por eso que la estructura del municipio juega un papel importante en Cuba la Reforma le otorga a los municipios personalidad jurídica, los reconoce como capaces para ejercer por sí sus derechos y asumir obligaciones. Resulta esencial, la experiencia e importancia que tiene para Cuba la descentralización. Primeramente, la estrategia de la Revolución Cubana presenta un conjunto de rasgos básicos, tales como: la no limitación en el tiempo, su gradualidad, la compensación para evitar los desequilibrios que afectan a la población de más bajos ingresos; entre otros.
 Sin embargo, puede decirse que cada uno de ellos, de por sí, no constituyen objetivos independientes, sino que forman parte, como un todo único e integral del proceso de transformación de la configuración económica del país. Esta transformación va desarrollándose en medio de una delicada y difícil situación, que, por un lado, ha exigido ampliar el campo de las decisiones centralizadas que deben tomarse por la más alta dirección del país, y por otro lado, abrir cada vez más espacio a las decisiones descentralizadas para propiciar adecuaciones, reacción, iniciativa, creatividad y autonomía real.
Esta verdad refleja la esencia de la realidad económica actual y las características de su  movimiento que se impone, dadas las condiciones de hoy, la tendencia a la descentralización para lograr la centralización efectiva de la dirección económica. La necesidad de cambiar la centralización de las decisiones con el funcionamiento adecuado en la economía nacional se refleja en el Decreto- Ley 147 de abril de 1994, que aúna la urgencia de reorganizar el Aparato de la Administración Central del Estado, con el requisito de ir creando condiciones para el funcionamiento descentralizado del propio sector empresarial estatal. Se trata de un proceso más profundo de reorganización que simplifique la estructura de los Organismos de la Administración Central de Estado y adecuar las funciones de éstos para que puedan desempeñar un activo papel en la elaboración de las políticas estatales en las áreas que les compete y en el control y la fiscalización de su ejecución, donde se descentraliza y traslada la función administrativa pura a las empresas, dándoles mayor autoridad para que accedan al Comercio Exterior, manejen sus finanzas, así como empleen y controlen sus recursos, a fin de lograr racionalizar la eficiencia, competitividad y una permanente lucha por la burocratización de la economía.
Un aspecto importante en este contexto es que con la descentralización el gobierno local ha ganado un mayor control sobre su territorio, su infraestructura y las actividades enclavadas en él. Pero este incremento de facultades ha estado acompañando de una disminución casi absoluta de recursos materiales y financieros. Además, la comunidad municipal ha ganado también una mayor entidad, en la medida en que las instituciones del sistema político local y del gobierno en particular han logrado una mayor autonomía, se han hecho más representativos, se ha constituido una nueva instancia más cercana a la comunidad y han surgido dinámicas barriales.
El aprovechamiento de la experiencia participativa local acumulada en el proceso revolucionario cubano constituye punto de partida para activar las potencialidades de las comunidades en los desarrollos municipales de cara a las actuales circunstancias, que propicie las capacidades de autogestión y planificación desde la base. Esto lleva a un nuevo tipo de participación, donde los ciudadanos asuman la parte de responsabilidad que les toca en la solución de sus problemas.
Sin embargo, es necesario entender que cuando se habla de participación no se refiere sólo a los intereses de los afectados, o de aquellos grupos más organizados y acostumbrados a movilizarse, sino a toda la población afectada directa o indirectamente por la gestión pública, lo que requiere una relación de integración - recepción, que contribuye a entender su doble carácter al implicar acción y enriquecimiento de los sujetos participantes; por tanto, hay que encontrar mecanismos para conseguir una implicación social amplia.
Constituye un rasgo distintivo el hecho de identificar al gobierno local como agente de desarrollo y, por lo tanto, como centro en el proceso de participación social a esta escala, ya que cuenta con líderes, estructuras y herramientas suficientes para articular y trazar las pautas de acciones atendiendo a las especificidades y diferencias de las comunidades, utilizar sistemas de gestión capaces de fomentar y conciliar tres grandes objetivos: el crecimiento económico, la equidad (social, económica y ambiental) y la sostenibilidad del desarrollo. Ello requiere que se asuma la formación y el conocimiento como un proceso de aprendizaje continuo en donde todos los sujetos implicados.
 
Vías para impulsar el desarrollo económico

Los cambios estructurales producidos en la economía cubana en los últimos años, mantienen inalterable el propósito de preservar los logros que, en cuanto a equidad y desarrollo social, se han alcanzado. De ahí la necesidad de mejorar los resortes e instrumentos de la planificación territorial y hacer de la misma un complemento indispensable de la planificación nacional. Así se ha reflejado en la resolución económica al V Congreso del PCC, al expresarse que ...la economía territorial, deberá asumir un papel cada vez más activo en la búsqueda e implementación de soluciones relacionadas con el desarrollo local, en particular, a partir de los recursos, cultura y tradición  de cada territorio... 
Una cuestión crucial para impulsar el desarrollo económico local es la construcción de una oferta territorial apropiada de servicios de desarrollo empresarial para microempresas y pequeñas empresas: entre otros, servicios de información tecnológica y de mercados, de innovación de productos y procesos productivos, de capacitación técnica y gestión empresarial, de cooperación entre empresas, de comercialización y control de calidad, y de asesoramiento financiero. Tales servicios son siempre de difícil acceso para las microempresas y pequeñas empresas.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que para identificar la demanda subyacente de innovación en los sistemas productivos locales (constituidos principalmente por microempresas y pequeñas empresas), se requiere una actuación proactiva desde la oferta, con el fin de superar las dificultades que tiene este segmento empresarial para hacer presentes las circunstancias que afectan su eficiencia productiva y competitividad.
Por ello, no es posible confiar únicamente en que sean los propios microempresarios y pequeños empresarios los que den las señales oportunas en estos mercados estratégicos de servicios de desarrollo empresarial. Ni ellos tienen siempre la certeza suficiente sobre la perspectiva de sus negocios, ni poseen los recursos financieros para pagar tales servicios. Por otro lado, tampoco la oferta territorial de dichos servicios está organizada en localizaciones próximas a los agrupamientos de empresas. En suma, es necesario construir dicho mercado de factores y servicios de desarrollo empresarial mediante medidas inteligentes que hagan aflorar las señales de demanda de servicios empresariales subyacentes en el conjunto de territorios.
Con frecuencia, las iniciativas de desarrollo económico local no encuentran respaldo suficiente en la política del gobierno central, cuya prioridad es la integración competitiva en el proceso de globalización, situando en un lugar secundario la articulación interna de las economías locales. Tampoco la importancia de las microempresas y las pequeñas empresas como eje integrador y dinamizador del mercado interno ha tenido hasta hoy suficiente eco en las políticas públicas centrales, a pesar de la importancia de este segmento de empresas en el empleo y el ingreso.
Para impulsar el desarrollo económico local no sólo es preciso utilizar mejor los recursos endógenos sino también aprovechar las oportunidades de dinamismo externo existentes. Lo importante es saber endogeneizar los impactos favorables de dichas oportunidades externas mediante una estrategia de desarrollo definida y consensuada por los diferentes actores locales. De este modo, debe evitarse la identificación de las iniciativas de desarrollo económico local como procesos cerrados en mercados locales que aprovechan únicamente recursos locales.

Las características de las localidades cambian en forma constante, por lo que las estrategias también se modifican y pueden pasar del fomento de la capacidad empresarial a la solución de los problemas estructurales. Los dos elementos clave para materializar las estrategias de desarrollo local son la disponibilidad de recursos (humanos, materiales, empresariales y financieros) y la participación de los agentes públicos y privados interesados en las iniciativas.

Dinámica de las relaciones entre los actores para mejorar las condiciones del municipio identificando sus fuentes se sinergia

Las autoridades locales son agentes importantes en los procesos de desarrollo local. Muchas veces son los líderes principales de las iniciativas de desarrollo local al impulsar en sus territorios la movilización y concertación de actores para el desarrollo.
Los  objetivos para impulsar el desarrollo local  no pueden ser abordados exclusivamente por la acción de las instituciones públicas, sino que son el resultado de la multiplicidad de acciones del conjunto de actores (económicos, sociales, políticos, tecnológicos) que operan y toman decisiones en el territorio o, que sin estar localizados en el territorio, inciden de forma directa en el mismo. Los flujos financieros que se producen en el territorio puedan ser aprovechados en determinadas magnitudes en el desarrollo del mismo.

Para que estas sinergias se pongan de manifiesto, resulta preciso una convergencia entre las estrategias del territorio, de las redes en su conjunto y de las empresas incluidas en ellas o las grandes empresas radicadas en los territorios, lo que requiere del sistema gestor del desarrollo una capacidad de gestionar todo este entramado, tanto desde el punto de vista organizativo, como de planificación, creando las interfaces que sean necesarias para dinamizar los flujos comerciales,  financieros, de información  y conocimientos;  establecer los espacios de concertación para lograr que todo el sistema constituya una unidad que busque la elevación de la competitividad del territorio en su conjunto y desarrollar un Plan Estratégico Territorial que integre las distintas dimensiones del desarrollo.

Muchas de las iniciativas de desarrollo económico local tropiezan con la dificultad de lograr una coordinación eficaz y eficiente entre las instituciones de los distintos niveles territoriales (central, provincial y municipal) de la administración pública y entre los diferentes ministerios o entidades sectoriales.
Para que el proceso de desarrollo local genere una dinámica de cambios es preciso que sea participativo y concertado. La interacción entre agentes y componentes territoriales se realiza tanto horizontalmente (estableciendo vinculaciones entre componentes territoriales y con otros territorios), como verticalmente, esto es, buscando las relaciones de asociación entre diferentes niveles institucionales y sectoriales. Este tejido de relaciones, es tanto de naturaleza formal o explícita, como de carácter informal o implícito entre los agentes del propio territorio.
Toda iniciativa local de desarrollo es un proceso de naturaleza endógena, que basa su estrategia en una solidaridad con el territorio y que depende en gran parte de la existencia de una estructura organizativa. Responde así misma a una voluntad de gestión integral y difícilmente encajable en modelos o estructuras de gestiones muy rígidas o cerradas.
En este sentido, no hay modelos a seguir, y todo depende del nivel de participación y movilización local existente. En el proceso de construcción de los entornos locales más apropiados para el fomento productivo, las administraciones locales resultan decisivas, ya que pueden estimular la creación de las condiciones que promuevan las iniciativas de desarrollo económico endógeno y la creación de empleos productivos.

CONCLUSIONES

El desarrollo local es un fenómeno complejo de la evolución de los individuos sociales, los colectivos en que se integra y de la sociedad local, también de las estructuras económicas y sociales, que exigen de un enfoque en sistema, integral, donde el factor decisivo lo es el hombre y la dirección de las acciones e intervenciones tienen que estar orientadas al desarrollo del individuo social, a la elevación de su bienestar, sobre la base del incremento continuado y sostenible del rendimiento de la producción social, de la eficiencia de la gestión económica y del mejoramiento de las condiciones en que se realiza el hombre.
Podemos afirmar que la gestión del desarrollo local desde la endogeneidad se logrará en la medida en que se propicien los vínculos entre las empresas del sistema productivo del territorio, para que  las localidades que presentan un alto nivel de dependencia respecto al exterior y un bajo nivel de integración ínter empresarial local consigan así  el desarrollo comunitario que  deberá implicar la unión del gobierno y el pueblo, que de conjunto optimicen al máximo los recursos endógenos disponibles, y alcancen mejorar las condiciones económicas y sociales de la localidad identificando las características propias de cada comunidad para buscar un comprometimiento por parte de todos los actores.

BIBLIOGRAFÍA