Revista OIDLES - Vol 2, Nº 3 (marzo 2008)

LAS ORGANIZACIONES DEL TERRITORIO.
CAMBIOS PARA FORTALECER EL DESARROLLO TERRITORIAL

Por Pablo Costamagna§

 

Introducción

El avance de la globalización ha planteado un nuevo escenario en el que las sociedades necesitan fortalecerse sin renunciar a su identidad. Por ello, los entornos locales deben adquirir más y mayor relevancia como espacios en donde las distintas organizaciones y agentes participen y se interrelacionen favoreciendo el desarrollo en sus distintas dimensiones.

Aún cuando, este planteo no es tan novedoso, algunos creemos que en países como la Argentina estamos en presencia de un incipiente proceso de construcción de institucionalidad para el desarrollo territorial que, si bien débil, plantea un mejor marco que el de la década del noventa. Aparecen, en los últimos años, un conjunto de programas, proyectos y acciones que aportan insumos y calidad para las intervenciones en políticas de desarrollo local.

Asimismo se observa cómo algunos territorios, en un contexto de altísima heterogeneidad, buscan dar respuesta a necesidades y problemáticas accionando desde lo local a través de la movilización de recursos propios. No son la mayoría ni mucho menos pero aparecen regiones dando muestras de capacidad para identificar problemáticas y oportunidades, articular entre actores, aunar esfuerzos, recursos y construir una visión conjunta, integrada y concertada de políticas.

Como contrapartida, encontramos una mayoría de comunidades donde actores y organizaciones trabajan en forma individual, aisladas, sin grandes construcciones de alternativas de conjunto y con una baja relación con el medio que las rodea restando oportunidades de mejorar la competitividad del territorio.

En este sentido, diversos autores que han estudiado esta nueva lógica del desarrollo desde lo local, a través de los cluster, los distritos industriales y los sistemas territoriales de innovación -F. Alburquerque (2000, 2006) M. Porter (1996); P. Bianchi (1997), L. Poma (2000) y Staner Meyer desde la teoría de la competitividad sistémica (1996)- detectan que, entre lo macro y lo micro, hay un conjunto de elementos que, si los actores locales desarrollan las capacidades para aprovecharlos, contribuirían positivamente al desarrollo. El nivel al que hacemos referencia es el meso económico, que junto al nivel meta, sintetizan la mirada sistémica para trabajar la competitividad desde lo local.

Dicho nivel intermedio se potencia con la implementación de un proceso de descentralización de responsabilidades hacia los gobiernos locales (sin transferencia de recursos ni formación y con la lógica del ajuste de los noventa) así como también por las mayores exigencias que, de abajo hacia arriba, son impulsadas por parte de los ciudadanos, las empresas y las organizaciones de la localidad.

El territorio, entonces, se convierte en un factor clave para el desarrollo de la sociedad y la competitividad. Su propia historia, valores, cultura, educación y estructura institucional pueden ser activadores y accionar a favor del crecimiento o también pueden demorarlo por no anticipar y enfrentar los cambios y las oportunidades.

En este esquema es vital el rol de los gobiernos locales, los mismos se ven obligados a asumir más y mayores responsabilidades; temas como la salud, el medio ambiente, la educación, el desarrollo económico y el empleo, comienzan a formar parte de la agenda local aún cuando faltan cambios en términos de competencias jurisdiccionales del régimen federal, sistemas tributarios, descoordinación entre niveles de gobierno y una cultura centralista que generan serias restricciones para tomar decisiones con mayor autonomía. Costamagna, P (2006 ).

La búsqueda para levantar estas barreras no impide el pensar cómo movilizar los activos presentes en toda comunidad y reflexionar sobre las distintas estrategias y políticas para la generación de innovación y conocimiento que cuestionen definitivamente el paradigma fordista donde las dimensiones de competitividad estaban basadas en salarios bajos y economías de escala.

Para esto el desarrollo endógeno debe, entre otras cosas, trabajar sobre:

• Formar los recursos humanos para la nueva gestión del territorio

• Lograr interacciones eficaces entre las esferas públicas y privadas. Liderazgos, diálogos y consensos institucionales. Visión estratégica.

• Construir información y aprender a utilizarla.

• Trabajar sobre la producción y difusión de conocimientos.

• Generar el debate sobre la coordinación/descoordinación en el sistema federal y las reformas necesarias.

En este punto encontramos que, junto al Estado. Las organizaciones de la sociedad civil pasan a tener un rol importante. Así, Sergio Boisier (2005) lanza una llamada a compartir responsabilidades con la sociedad política regional, en la conducción del proceso de ingeniería de intervención territorial destinado a promover el real desarrollo de la localidad. Es decir, Estado y Organizaciones actúan juntas en la construcción del territorio.


§ Especialista en Desarrollo Local. Profesor en Universidades de Argentina y de otros países del Cono Sur, investigador y consultor de CEPAL y otros organismos internacionales. Fue Secretario de la Municipalidad de Rafaela en Argentina y actualmente dirige INTE (Innovación y Territorio) dedicada a la sistematización de experiencias innovadoras de Desarrollo Territorial.