Revista OIDLES - Vol 1, Nº 2 (diciembre 2007)

Estrategias para el desarrollo económico local. Aproximación a la provincia de Barcelona desde el modelo SLOT

Por Jordi Boixader§

 


 
Introducción

El desarrollo económico local puede definirse como el proceso de coordinación de los recursos existentes en un territorio orientado a crear ocupación, estimular el crecimiento sostenible de una economía geográficamente determinada y a mejorar la calidad de vida de su población (Bingham y Mier, 1993).

La crisis del modelo fordista de desarrollo entendido no solamente como pauta de crecimiento económico sino también como sistema de regulación social supuso la ruptura por agotamiento de las políticas tradicionales de desarrollo. Para Massey (1990) la reestructuración que se iniciaba a finales de los sesenta la causalidad de los cambios sociales, económicos, culturales y políticos observados en relación a la evolución económica podía situarse, en buena medida, en los niveles locales. El colapso económico modificó las cuencas del crecimiento y tuvo una incidencia muy especial en las ciudades. La ortodoxia teórica anterior fue cuestionada en favor de nuevas teorizaciones que explicaban el desarrollo de las regiones desde abajo, a partir de la dinámica interna. En su vertiente territorial el desarrollo se interpreta desde lo local.

Global y local pueden atravesar simultáneamente territorios concretos (Guisti, 1990 citado en Feliu, 2005). La ciudad es recuperada como elemento central en el desarrollo económico (Sassen, 1994; Begnasco y Le Galès, 1997). Los nuevos complejos productivos se organizan a través y dentro de geografías urbanas (Smith, 2001). El cambio del modelo tecnoeconómico significa un aumento de la competencia en todas las escalas y, en especial, entre espacios urbanos. Si bien es cierto que la competencia entre ciudades ha existido siempre, la globalización de la economía ha ampliado su ámbito y ha introducido nuevos procesos competitivos (Precedo, 1996).

La planificación estratégica aplicada a los territorios tiene precisamente su primer antecedente en el plan que San Francisco diseñó en 1981 para relanzar la economía en un contexto de crisis fiscal. En el mundo anglosajón tuvo una rápida difusión. Llegó a Barcelona en 1987, año en que se inició el primer plan estratégico extendiéndose rápidamente por la provincia.

La estrategia territorial debe entenderse en el contexto de reescalamiento asociado a los procesos simultáneos de globalización y localización y a partir de la lógica de considerar el lugar no como un campo de maniobras sino como actor del desarrollo. La estrategia puede definirse como el esfuerzo de los agentes de un territorio orientado a generar una visión de futuro y a identificar los medios para alcanzarla.

La planificación estratégica se ha desarrollado también en ámbitos sectoriales de lógica territorial. La distinta composición de los agentes con capacidad de intervención justifica la elaboración de procesos estratégicos pero sin sesgos metodológicos relevantes. En Cataluña, los procesos más destacados han sido las Agendas 21 Locales, los programas europeos (destacando los programas de desarrollo rural Leader Plus y Proder), los planes turísticos y, lo que nos ocupa, los programas estratégicos de los pactos territoriales.

La crisis del modelo productivo tuvo en la expulsión de trabajo una de sus manifestaciones más acuciantes. Dentro del contexto de aumento del protagonismo de los territorios las altas tasas de desempleo pueden considerarse el hecho que propició el desarrollo de los pactos locales por el empleo impulsados por la UE. Se trata de una figura política creada en 1996 que se introduce en la provincia a través de la experiencia piloto del Vallès Occidental y que se extiende posteriormente por el conjunto de la provincia . Los cuatro pilares de las directrices de la Estrategia Europea por la Ocupación, a saber, empleabilidad, espíritu empresarial, igualdad de oportunidades y dinamización sectorial y estructuración territorial marcarán las líneas de trabajo y expresan la importancia de la actuación desde la escala local.

El programa de Diagnosis Estratégicas Territoriales se emprende en el año 2003 y culmina en el 2004 impulsado por la Diputación de Barcelona a través del proyecto Estrategia Catalana por la Ocupación, en el marco del Artículo 6 de medidas innovadoras del FSE. Se elaboraron por parte de distintos equipos un total de diecinueve diagnosis estratégicas, una para cada pacto territorial.

Metodología

La metodología del estudio plantea en primer lugar la elección de la unidad de análisis. En el desarrollo económico para Sforzi (1999) el problema de la unidad de análisis tiene que ver con la definición de una entidad intermedia entre el proceso productivo y el conjunto del sistema económico. Esta unidad por un lado se tiene que de poder aislar. Y, por otro, tiene que ser un instrumento para la interpretación de la realidad económica. Nuestro enfoque ha venido marcado por la dificultad de la unidad de análisis que en cierto modo tomábamos como dada, exógena. En general, la unidad de análisis de la economía urbana es la ciudad o el municipio. El problema de la unidad pacto territorial está en que estos se encuentran integrados y no aislados; que constituyen un subsistema dentro del sistema local; y que son muy diversos dentro de la escala de la provincia. Aquí, la metáfora de la red permite flexibilizar el análisis y adaptarla a las distintas realidades.

La metodología se divide en dos grandes bloques. El primero se fundamenta en el trabajo bibliográfico y se ha dirigido a trazar el marco teórico. El segundo es relativo al análisis de la documentación producida por los agentes, esto es las diagnosis estratégicas territoriales. Los datos de las diagnosis se han vaciado por medio del análisis de contenido. Respecto al tratamiento de las estrategias el procedimiento ha sido ascendente de modo que para la determinación del contenido de cada una se ha partido del máximo grado de concreción posible. Esta opción viene justificada por el carácter genérico de los enunciados de las líneas estratégicas.

La clasificación de las estrategias es inductiva, y en tal sentido refleja las conceptualizaciones dominantes del DEL en un determinado momento, en una dinámica interactiva. Esto es importante en la medida de que durante mucho tiempo en el desarrollo económico regional, la práctica, la dinámica real del territorio, ha precedido las formulaciones teóricas, la modelización.

Por último, desde la aproximación de los sistemas locales territoriales la interpretación asume la complejidad del espacio y del tiempo y confiere un papel destacado a la dimensión subjetiva del desarrollo.

Figura 1. Pactos territoriales de la provincia de Barcelona, 2004.

Fuente: Oficina Técnica de Estrategias para el Desarrollo Económico Local, Área de Promoción Económica y Ocupación. Diputación de Barcelona

La estrategia de los Pactos Territoriales en el modelo SLOT

El Modelo de los Sistemas Locales Territoriales (SLOT) pretende explicar el papel que juegan los territorios en los procesos de desarrollo local y se sitúa en el actual contexto de globalización e interescalaridad (Dematteis y Governa, 2005).

Un sistema local territorial es un agregado, o red local, de agentes que, en función de las específicas relaciones que mantienen entre sí y con el contexto territorial en el lugar que operan y se desarrollan, el milieu territorial, se comportan, de hecho y en alguna circunstancia, como un actor colectivo (Dematteis, 1994; Governa, 1997 citado en Llussà, 1998; Dematteis y Governa, 2005).

Los sistemas locales territoriales están formados por dos conjuntos de componentes: las redes locales de agentes (definiéndolos aquí como aquellos que tienen capacidad de intervención sobre el territorio) y el milieu territorial local.

Las redes locales están constituidas por sujetos colectivos vinculados entre ellos por relaciones estables. Las redes de agentes desarrollan en su interior relaciones de tipo cooperativo, de creación de consensos y competitivas, a través de las cuales se hace posible una visión estratégica y una acción colectiva orientada a los objetivos compartidos del desarrollo (véase Dematteis y Governa, 2005).

Por otra parte, Dematteis (1994) define el milieu como el conjunto permanente de caracteres socioculturales sedimentados en una cierta área geográfica a través de la evolución histórica de relaciones entre los sujetos, al mismo tiempo que en relación a las modalidades de utilización de los ecosistemas naturales locales. Se abre el concepto de matriz territorial a partir del diálogo permanente entre los condicionantes de la matriz biofísica y la estrategia de transformar el territorio (Folch, 2004; Dematteis, 1999). Governa (1997, citado en Llussà, 1998) sugiere una aproximación a partir de tres elementos: a) a partir del concepto de economías externas en el interior de la dinámica del distrito industrial, el milieu sería el conjunto de ventajas competitivas del sistema local; b) a partir del concepto de milieu innovateur, como posible extensión del papel de las condiciones ambientales desde la innovación tecnológica a la dinámica de desarrollo local del sistema territorial; y c) a partir del concepto de territorio y del proceso de diversificación que lo caracteriza, entendido como producto de un complejo orden de relaciones que conectan una determinada organización con un área geográfica. Además, la aplicación de la noción de milieu permite definir las condiciones bajo las cuales los sistemas locales son capaces de dar respuestas autónomas y estratégicas (V. Barquero, 1999a) de desarrollo económico.

Por último, el milieu o entorno local hace referencia a un territorio sin fronteras delimitadas pero que forma una unidad que no sería el mero suporte de las relaciones sociales y productivas sino que es un lugar donde los agentes locales se organizan. El milieu es difícilmente objetivable y no es definible a priori, en tanto que es un conjunto de condiciones que no son siempre visibles, y que no aparecerán hasta que se conviertan en un recurso y sean utilizadas por parte de la sociedad local (Feliu, 2005). Es así que el milieu se vincula estrechamente al proyecto territorial.

En el SLOT existen tres conjuntos de relaciones. Las relaciones de los agentes locales entre sí (que formarán el milieu social), las de los agentes locales con el milieu territorial y los de los componentes locales y los niveles de escala supralocales y globales. Todas estas relaciones son interdependientes entre sí (Dematteis y Governa, 2005). El proceso de desarrollo, del modo en que se ha definido, será un proceso de creación de vínculos horizontales y verticales. La valorización del potencial endógeno requiere el desarrollo de relaciones multiescalares con redes supralocales de agentes públicos y privados interesados de algún modo en la producción de estos valores (Dematteis y Governa, 2005).

El Pacto Territorial constituye un tipo concreto de red local que, como se ha visto, está institucionalizada y es cartografiable. La red se configura como un actor colectivo. Por su posición dentro de las economías locales puede formar aglomerados con otras redes para la consecución de unos objetivos determinados, pudiendo reforzar el SLOT en función de su visión territorial y capacidad de acción. Por otra parte, está formada por sujetos que actúan simultáneamente a nivel local y supralocal, de modo que directamente o en red tienen capacidad de relación con las unidades escalares superiores que operan en el proceso de desarrollo.

La sociedad red se caracteriza por la multiplicidad relacional, horizontal y vertical. En tal sentido, aparecerán en el proceso de desarrollo distintas escalas que son producidas socialmente. De hecho, a ellas se asocia una narrativa discursiva que forma parte de este proceso de producción de espacios. Así la generación de proyectos de valor en el milieu dependerá tanto de factores internos como externos en la interficie entre los posibles campos de competencia económica globalizados por medio de conexiones externas y los recursos locales que puedan activarse por medio de las conexiones internas. Siguiendo Van den Berg, Braun y Van der Meer (1999) la estructura de la governanza en los SLOTs debe estimular las redes constituidas sobre temas estratégicos para aprovechar la naturaleza específica y la escala espacial de cada tema.

Estrategias de los Pactos Territoriales

El estudio de las estrategias de desarrollo económico local (DEL) se ha realizado a partir de seis bloques divididos, a su vez, en distintas subagrupaciones. En el primer nivel, se propone el análisis de los siguientes ejes: territorio y urbanismo, actividad económica, sociedad de la información, sociedad, medio ambiente y governanza. Esta clasificación:

1. Da cabida a la habitual distinción entre los ámbitos de territorio y urbanismo, actividad económica y sociedad. Se presenta así una versión flexibilizada de este triángulo el cual no es utilizado solamente por aquellos que planifican estratégicamente, sino que se puede hacer extensivo al conjunto de las políticas públicas locales (vease Brugué y Gomà, 1998).

2. Acomoda el triángulo en que Porter (1990) descompone analíticamente el entorno de la actividad económica: hardware, software y orgware. En relación a enfoques complementarios, el cultware de Van den Berg, Braun i Winden (2002) será un elemento de contexto espacial-económico, en tanto que variable institucional. El Modelo del Pentágono propuesto inicialmente por Coccossis (Coccossis, et al. 1991), no conseguirá la misma difusión, pero la eclosión del concepto de sostenibilidad representa la ampliación durante más de una década del original ecoware. Por otra parte, permite trazar una línea expositiva que progresivamente analiza los factores básicos de crecimiento, los factores avanzados y la estructura productiva, sin olvidar los aspectos relativos al medio ambiente y la calidad de vida y las políticas de desarrollo, en la línea propuesta por García Quevedo (2003).

3. Permite analizar las diagnosis estratégicas territoriales de los Pactos Territoriales dentro de la diversidad de procesos estratégicos que se desarrollan en el ámbito local, en particular planes estratégicos integrales, agendas 21, planes directores de sociedad de la información, proyectos europeos y procesos turísticos ya que es capaz de discriminar sus contenidos.

4. Por último, se trata de una clasificación operativa en el sentido de que se muestra sensible a las variables territoriales.

Los resultados se muestran en la figura 2.

Figura 2. Bloques de estrategias de los pactos territoriales.

Fuente: elaboración propia.

1. Territorio y urbanismo

Dentro de este bloque se engloban los elementos físicos que sirven de base a los procesos de desarrollo. En este sentido, destaca la materialidad y, en general, el carácter de inmovilizado de estas intervenciones sobre el territorio así como su función de soporte de las actividades humanas.

Hoy, entre los factores que favorecen una relación renovada de la ordenación del territorio y el urbanismo con el desarrollo económico destacan:

1. la práctica generalizada de políticas de oferta en un marco de creciente competencia global por atraer inversiones y fomentar la actividad;

2. la evolución de las relaciones del individuo con el territorio y la organización socioterritorial de la zona a la red (J.-E. Sánchez, 1998); y

3. los saltos de escala, de la ciudad a la unidad urbano-regional o metropolitana, como unidades de competencia económica.

Sobre un total de 166 orientaciones estratégicas, 27 se inscriben en el ámbito del territorio y el urbanismo (18%). El control y la ordenación de los crecimientos urbanísticos, la dotación de suelo para actividad, la mejora urbana y las infraestructuras y la accesibilidad son los grandes temas dentro de este bloque, a parte de la necesidad de avanzar hacia visiones más complejas de las políticas de territorio y las económicas que permitan su progresiva integración.

a) Infraestructuras y accesibilidad. La relación de las infraestructuras con el crecimiento regional y el desarrollo ha sido ampliamente tratada (Biehl, 1998; Cuadrado Roura, 1995). Para Miralles Guasch (2002) los beneficios sobre las actividades son relativos no solo al sistema productivo sino también al uso social del espacio, elementos que vendrían a justificar una propuesta multicapa de intervención estratégica sobre el territorio.

Aunque en los DAFOs las infraestructuras ocupan una posición muy destacada, en las estrategias los territorios interiores, del ámbito de la Cataluña central, son los que, de manera más insistente, consideran estratégica la mejora de estos aspectos así como aquellos que en términos generales presentan una dotación infraestructural más deficiente y una accesibilidad exterior más baja que afecta sobretodo a las vías de alta capacidad diagonales y transversales. Las deficiencias son extensivas igualmente a las carreteras capilares. La red ferroviaria responde todavía hoy a los esquemas del S. XIX, hecho que limita su conectividad con los grandes sistemas de transporte internacional por medio de estaciones intermodales, el transporte de pasajeros y el desarrollo de la logística (Ludevid, 2003) en que estas comarcas presentan condiciones favorables.

Para los casos de estudio y como se irá detallando, las infraestructuras mantienen una relación positiva respecto a la productividad. La disponibilidad de infraestructuras se relaciona con la estructura previa del territorio. Y, en especial, mantiene una relación biunívoca con el propio proceso de desarrollo. Un proceso que, como tal, tiene un componente endógeno, relativo a la dinámica social, económica y cultural del lugar.

b) Mejora urbana. La mejora urbana es un proceso de producción, funcionalización y simbologización del espaio. Ha sido la entrada del concepto de calidad de vida dentro de la oferta urbana y, no menos, en la promoción urbana (véase Nel.lo, 2003) lo que explica su gran difusión entre las estrategias de las ciudades. Se trata en nuestra interpretación de una estrategia creadora de nodalidades.

Las estrategias de mejora urbana abundan en las ciudades metropolitanas que por otra parte son las que cuentan con una larga experiencia en procesos de renovación y transformación del espacio: Sant Adrià, Mataró, Badalona, Vilafranca, Rubí, Cerdanyola, etc. Destaca la menor sensibilidad en los pactos de interior más si se tiene en cuenta que Manresa y Vic son referentes indudables dentro de las ciudades intermedias.

c) Control del crecimiento. Conjuntamente con la ordenación del territorio y la sostenibilidad, que hemos separado solamente por criterios analíticos, un total de 12 de los 19 planes se refieren a ello. Debe entenderse por tanto que se trata de una de las grandes cuestiones territoriales en nuestra escala de análisis.

Font, Vilanova y Llop (1999) sitúan el crecimiento dominante por dispersión como una de las grandes formas de crecimiento metropolitano. Superada una primera fase marcada por la segunda residencia hoy el crecimiento disperso sigue siendo significativo, destacando la conversión de segunda residencia en primera y la implantación en ámbitos rurales. De hecho, para F. Muñoz (2005) será a finales de los 80 cuando se producirá la explosión de la vivienda de baja densidad a escala de la provincia que se consolida a primeros 90.

La eclosión del residencialismo se relaciona con la construcción de una nueva escala territorial. Este tipo de crecimiento explosiona con el salto infraestructural, siendo desde el punto de vista de la unidad de análisis del pacto territorial los casos de Maresme y Garraf los más significativos. Los territorios que más han crecido en baja densidad en el período 1991-2001 no sitúan la ordenación y control del crecimiento entre sus estrategias. En la primera quintila, formada por Baix Llobregat, Vallès Occidental, Vallès Oriental y Maresme, solamente lo hace este último. En la segunda, integrada por Garraf, Bages, Anoia y Vilafranca, aparece en tres de los cuatro. En términos por cápita la primera quintila vendrá formada por aquellos que tienen un divisor menor. Aparecen Moianès y Osona Sud en las primeras posiciones, es decir, territorios que reciben los efectos de la expansión urbana más allá de la segunda corona y también con riesgo de especialización residencial, debido a su menor apertura funcional, para los cuales sí constituye una factor estratégico.

En los desarrollos de baja densidad hallamos un elevado consumo de suelo, y después de energia y agua. Se ha estimado que el coste público por año de una vivienda adosada supera 6,5 veces el de la vivienda plurifamiliar en el centro urbano. Y el coste privado es de más del doble (Socintec 2004, citado en El Periódico, 27 de junio de 2004). La especialización funcional conlleva entre otros un aumento de las demandas infraestucturales y de transporte público. El modelo de baja densidad deja grandes extensiones fuera del área de influencia de una estación ferroviaria (Nel.lo, 2002). Para la gestión municipal, la proliferación residencial dibuja una inconsistencia temporal. Además, este patrón residencial muestra una especialización social elevada ya que el precio de los pisos empuja las rentas bajas y medias-bajas a comparar casas adosadas (Muñoz, 2004) a la vez que se desarrollan promociones para los distintos niveles adquisitivos. Desaparece la complejidad social y funcional propias de la ciudad compacta mediterránea, que, con todo, los agentes afirman querer mantener. El réquiem por el paisaje de que habla J. Nogué se caracteriza por coexistir con la voluntad de dinamizarlo como factor de relanzamiento y ampliación de la actividad económica.

Ahora bien, la huella ecológica no se limita a la vivienda sino que hay que añadir la derivada de la elevada movilidad. El índice de motorización automovilístico es muy elevado en el Bages (con una elevada movilidad interna), Lluçanès, Osona Sud y Vallès Oriental. La presencia de conmuters externos se concentra en Barcelona, Barcelonés Nord, Baix Llobregat y Vallès Oriental. Por otra parte, Maresme, Bages, Sabadell, Garraf y Anoia son los grandes expulsores en la movilidad obligada.

d) Dotación de suelo y techo para actividad. Se trata sin lugar a dudas de un tema clásico de los modelos de desarrollo local que la fuerte subida del precio del suelo convierte en todavía más estratégico porque se observa en el momento actual una fuerte tensión entre el componente productivo y el inmobiliario del crecimiento, capaz de modificar la estructura territorial, el ahorro (y los recursos para la inversión ) y la composición de la ocupación.

Los territorios que desarrollan líneas relacionadas con este ámbito son metropolitanos. Se trata, además, de aquellos en que el precio del suelo industrial es más elevado tal y como se muestra en la figura 2. La proximidad con Barcelona y algunas ciudades maduras industriales es un factor relacionado directamente con el precio del suelo. Los condicionantes físicos serán relevantes en la medida que intervienen sobre la disposición espacial de las infraestructuras (Font, Llop, Vilanova, 1999). La política urbana entendida como la capacidad de las decisiones políticas de influir en el sistema de agentes es el tercer elemento que ha de retenerse. Y, relacionado con ello, el atractivo residencial del territorio.

Figura 2. Precio del suelo bruto industrial.

Fuente: SIGI - Pacto Industrial RMB

Como grandes tendencias se constata primero la falta de datos y estudios de polígonos industriales. En segundo lugar, la atomización de espacios y su bajo nivel de preparación. Tercero, las dificultades de acceso y las limitaciones del transporte público. Por otra parte, en relación al techo para actividades terciarizantes y compatibles con los usos urbanos se convierte en una estrategia específica para recentralizar o mantener la base productiva de las ciudades después de la expulsión industrial. Proliferan así las referencias al 22@, pero persisten las dificultades en el desarrollo de estos distritos, no solo en los territorios de las comarcas interiores sino incluso en las grandes ciudades de la RMB. Con todo, esta estrategia muestra la voluntad de ampliar la base económica de las ciudades, por medio de un outsourcing cualificante (Soler, 2001), y de crear y retener mayor valor añadido.

En global, destaca la sensibilidad de las seis tipologías de actuaciones respecto a las variables territoriales consideradas. Se trata de un resultado importante dado que se sostiene de acuerdo con el modelo presentado que la creación de redes políticas para el desarrollo tiene que ser pragmática y, por tanto, creada desde abajo a partir de intereses comunes, ya que sólo así las políticas de intervención sobre el territorio: creación y combinación de capas, fracmentaciones, hibridación de escalas, proyectos estructurantes, etc. son eficaces y sostenibles.

2. Actividad económica

El segundo bloque incluye el grueso de las cuestiones que con carácter marcadamente económico intervienen y caracterizan los procesos de desarrollo. El enfoque busca ser lo suficientemente abierto como para permitir el encaje de los elementos de los restantes bloques.

De las 166 orientaciones estratégicas, 68 se sitúan aquí (un 43% del total). El fomento de la actividad es el punto focal de los documentos y sobre este eje se articulan propuestas para la innovación, la clusterización, el desarrollo rural o los servicios de promoción económica y ocupación.

a) Fomento de la actividad endógena. Se trata de la principal orientación estratégica de este bloque, con 17 puntos de 68. Se trata de un resultado importante ya que siguiendo V. Barquero (19993; 1999b) la estrategia de los agentes locales de la provincia para la consecución de los grandes objetivos del crecimiento económico desde el territorio, a saber, la productividad y la competitividad, es una estrategia progresiva, distinta de la de salto tecnológico. En la interpretación del modelo de desarrollo de la provincia la territorialización, el paso del espacio al territorio pero también en la dimensión temporal el proceso de estratificación (Magnaghi, 1990) favorecería esta estrategia en ausencia de grandes turbulencias.

Esta visión, como resulta evidente, tiene fuertes implicaciones en el enfoque de la promoción económica. De entrada, confiere un papel clave a la estrategia, a la prospectiva y a la planificación, porque la capacidad de los colectivos territoriales de generar procesos de desarrollo depende de la capacidad de detectar en cada momento los elementos que puedan convertir-se en recursos del milieu y de la capacidad de crear vínculos relacionales (Feliu, 2005) dibujando una geometría variable y aumentando la densidad de conexiones en red.

Desde un punto de vista menos abstracto esta opción (una vez sabemos que las Fases del Crecimiento no son una realidad determinística) indica que la economía de la provincia como agregado se mueve entre las posiciones ofensivas débiles que exigen reorientaciones y las que son defensivas sólidas en que las fortalezas compensan las amenazas. Desagregando se refieren al fomento de la actividad propia 14 de los 19 territorios que son aquellos con los sectores endógenos menos amenazados: se sitúan mayoritariamente en las dos quintilas superiores por productividad aparente y el crecimiento del VAB industrial es elevado, a excepción de que experimenten procesos acelerados de terciarización que indican la transición del modelo económico.

b) Captación de actividad exógena. Esta continúa siendo una estrategia presente en los procesos de desarrollo local. La discusión radica más bien en los condicionantes de esta localización respecto a las diferentes problemáticas que afrontará la política de desarrollo local en función del tipo de región productiva existente. Se cree que el grueso del análisis de Storper y Harrison (1994) en relación a la articulación del poder y la estructura de los sistemas productivos sigue siendo válido. Más allá de los cambios de los casos concretos estudiados, un sistema productivo“es función de un sistema input-output en el contexto de una estructura de poder” (Storper y Harrison, 1994: 262). En relación al primer punto para Veltz (1999) la experiencia demuestra que los territorios que manifiestan más dinamismo endógeno son también los más atractivos para los capitalistas externos. Esta es una aproximación válida para el Vallès Occidental. Respecto a los casos de Bages, Anoia y Lluçanès, sería necesario estudiarlos desde la perspectiva de las relocalizaciones dentro de la región, donde los procesos de urbanización envolvente y las actividades especulativas favorecen la refuncionalización de suelo industrial que se suman al interés por establecer nuevos espacios industriales o de soporte a la producción (J.-E. Sánchez, 2003a)

c) Nueva actividad. Complementaria de las anteriores, recoge las estrategias orientadas a la diversificación de la base económica de 14 pactos territoriales.

En relación a estos tres primeros puntos es necesario poner de relieve las principales limitaciones de las estrategias. En primer lugar, existen numerosas duplicidades que se manifiestan en estrategias indiferentes a los lugares. En segundo lugar, no se observan estrategias para el aprovechamiento de las economías de sinergia entre territorios con especializaciones similares. La cooperación para el desarrollo es baja. Por último, para las estrategias que persiguen introducir actividad económica ex-novo los territorios realizan un posicionamiento con rigideces en los juegos de escala.

d) Innovación. Este apartado tiene un elevado componente conceptual relativo a la recuperación de una teoría de factura generalista en el desarrollo territorial después de los setenta, de la crisis y expansión de las políticas desde abajo. El enfoque busca cambiar las trayectorias tecnológicas, que tienden a agotarse. Se trata de una teoría exigente y limitada por su dificultad: solamente va a tener éxito donde se reúnan una serie de condiciones territoriales. Esta es la gran conclusión de la progresiva confluencia de la teoría del “medio innovador” (Aydalot, 1986 y otros posteriormente) con las aproximaciones evolucionistas haciendo énfasis en cual es el territorio propicio para la innovación (Benko, 1998).

En el ámbito de la provincia, hacen referencia a la innovación aquellos territorios que ya disponen de estructuras para la innovación que son, además, metropolitanos. La masa crítica de la región resulta decisiva para la aglomeración que, junto a la diversificación, siguiendo a Jacobs, moviliza la innovación (Vives, 2001).

La innovación se presenta como motor de la competitividad y del desarrollo. Los sectores industriales y el terciario avanzado son los más proclives a la introducción de innovaciones. La innovación aparece como un proceso sistémico. En general, la innovación no se limita al ámbito de las TICs sino a la actividad económica del territorio.

e) Clústeres. Fundamentados en la exitosa propuesta de Porter (1990) aparecen tanto como un modelo de autoanálisis (DET del Vallès Oriental) como de intervención propositiva (DET del Vallès Oriental y Garraf). Los clústeres han sido el enfoque fundamental de las políticas industriales (C. Sans, 1999) y de innovación en Cataluña hasta muy recientemente (Plan de Innovación de Cataluña, 2001-2004). Para lo que nos ocupa de las propuestas de las DET es interesante remarcar el carácter profundamente territorial de los clústeres así como la posibilidad de abrir el diamante de determinantes de la ventaja nacional en favor de un sistema más completo, formulado por el mismo Porter, que permita integrar la casualidad y el papel del gobierno, no como diamante sino en su capacidad de influenciar en el resto de vértices, con una visión más compleja del desarrollo territorial y su governanza.

f) Desarrollo rural. Entre las tendencias de carácter general que se identifican en las DETs podemos destacar: que los territorios rurales ya no pierden población, a excepción del Lluçanès; que estos espacios son potencialmente receptores de la desconcentración productiva; que en amplios espacios se da la rururbanización (sobretodo a los territorios de la RMB y del sur de Anoia, como última fase de un ciclo que ha ido de la suburbanización a la periurbanización y de esta a la rururbanización (F. Muñoz y O. Nel.lo, 2004).

El concepto de codominancia introducido por E. Font (2000, citado por Romero y Farinós, 2004) podría ser válido para los enfoques estratégicos territoriales en este contexto de cambio. De hecho, los cuatro territorios, todos excepto Anoia, han desplegado programas europeos (Leader Plus y Proder) fundamentados en metodologías estratégicas. El enfoque del desarrollo rural acomoda el grueso de las ideas importadas desde Europa con la reforma de la PAC de 1999: básicamente, multifuncionalidad del territorio; visión horizontal y multisectoral que permite desplegar las actividades económicas; e, indirectamente, participación y concertación. En relación a las estrategias es común la búsqueda de la calidad y de la comercialización de productos autóctonos así como la pretensión de industrializar el sector ampliando la cadena de valor. El turismo rural aparece como eje dinamizador del territorio de forma complementaria al resto de especializaciones.

g) Ocupación. La lucha contra el paro y, más tarde, el fomento de la ocupación es uno de los ejes que explica el nacimiento y posterior evolución de las políticas locales. R. Alós (1999) distingue en Cataluña las actuaciones dirigidas a las personas en paro, formación, escuelas taller, inserción, bolsas de trabajo y autoocupación, de las dirigidas a emprendedores. Desde el punto de vista del policy analisis, las DETs vienen a mostrar que obedecen a un modelo incremental (Lindblom, 1992) que no es corregido por su diversificación. De ahí, pues, la falta de relación de las tasas de actividad, ocupación y paro respecto a las estrategias. Podemos afirmar que las variables relativas a los agentes (fuerza y tradición sindical, cultura negociacional, etc.) influyen más que las variables económicas, como mínimo en el actual momento del ciclo económico.

En las DETs de los pactos se distinguen, por un lado, las acciones dirigidas a disminuir el volumen de parados, a aumentar la masa de ocupados y por último las que tienen como destinatarios los colectivos más desfavorecidos: mujeres, jóvenes e inmigrantes. Y, por otro, las acciones encaminadas a mejorar la calidad de la ocupación. Especialmente en los territorios más dinámicos se formula la idea de que se debe abordar el incremento de la ocupación también por la vía de la demanda de trabajo.

En síntesis, la importancia cuantitativa de este bloque pone a relucir el carácter sectorial de los procesos analizados, en tanto se desarrollan en el marco del Pacto Territorial. Como resultado general, las estrategias diseñadas por los agentes locales responden a las variables estudiadas. En un contexto de diversidad interna, demuestra la madurez del esquema de desarrollo local de la provincia de Barcelona. Las estrategias posibilitan la progresiva formación de nuevas redes de impulso territorial.

3. Sociedad de la información

Este es un bloque expresamente separado del anterior. El carácter estratégico que le confieren las principales teorías del desarrollo económico territorial (Nijkamp, 1986) explica el porqué de su consideración independiente. Además, la falta de datos en niveles desagregados como el nuestro, tanto en lo que se refiere al uso social como a las empresas, obliga a un enfoque más cualitativo, en parte distinto del que se ha seguido hasta aquí.

Progresivamente, se han introducido distintos campos para analizar el posicionamiento de los Pactos Territoriales: infraestructuras, uso social, competitividad y sociedad del conocimiento, partiendo siempre de la coherencia entre los cambios sociales y los territoriales en los procesos de introducción de nuevas tecnologías (J.-E. Sánchez, 1988). Para Nijkamp (1986) la tecnología y la innovación son los factores clave para explicar las diferencias regionales. En relación a estos puntos se puede introducir el concepto de hiperconexión y su relación con la fragmentación territorial (Dematteis y Governa, 2005): toda entidad territorial puede vincular su desarrollo al de otra entidad lejana, se modifican las cuencas del crecimiento y se producen fenómenos de diferenciación territorial.

La infraestructura tecnológica es una condición necesaria pero no suficiente para el desarrollo. En general, forma parte de una apuesta decisiva gubernamental, como lo demuestran el Pla Estratègic Catalunya en Xarxa (1999), los distintos Planes Directores de Sociedad de la Información en los ámbitos de los pactos de Mataró, Vallès Occidental y Oriental, Baix Llobregat, Osona, Terrassa, Sabadell, Badalona y Maresme, iniciativas como Localret o el Proyecto Internet Cataluña.

A nivel de la provincia de Barcelona, en relación a la competitividad solamente se dispone de informes secundarios de balance globalmente ambiguo (M. Puig et al, 2003, Costa, 2002; Lladós, 2002; Vives, 2000; Roca, 2001; Nueno, 1995) en el ámbito de la empresa y lecturas más favorables en la recomposición y rearticulación territorial asociada a las TIC (Barceló, 2001; Trullén, 2001; Trullén y Boix, 2002; Trullén, 2002; Trullén, 2003; Trullén, 2005; Boix, 2003; Boix, 2005) pero en última instancia depende de las escalas temporales y espaciales de referencia (véase J.-E. Sánchez, 1998; Conti, 2002; Rozenblat i Cicille, 2003; Vives, 2004).

En el ámbito de la transición a la Sociedad del Conocimiento hay que poner de relieve que el despliegue de estrategias está muy poco desarrollado. No se definen las características de la formación social y las relaciones tecnológicas propias de la sociedad de la información, la ciudad del conocimiento, etc. sino que se trata principalmente de un discurso mobilizador ligado a la transformación del tejido productivo y la sociedad.

4. Sociedad

Como sostienen Ganau y Mallarach (2003) este es el auténtico cajón de sastre de la planificación estratégica: bajo el denominador común de la mejora de la calidad de vida de las personas se incluyen:

a) La formación que aparece en 8 de los 19 documentos de Pactos Territoriales que tienen mucha población o bien en los niveles bajos de formación o bien en los altos (serían las quintilas correspondientes a los percentiles 20 y 100) mientras que en las situaciones intermedias no se diseñan estrategias.

De la lectura global de las propuestas relacionadas con la formación se extrae primeramente su consideración como factor estratégico del desarrollo. Y en segundo lugar las debilidades del sistema debido a la falta de encaje entre la oferta y la demanda. La adecuación y creación de sinergias de la formación con el tejido productivo es la gran apuesta de los pactos.

b) La igualdad de oportunidades que no responde a los datos presentados de forma que se interpreta como un discurso relativo a la supresión de discriminaciones y al fomento de la movilidad social por medio del mercado de trabajo. Se trata más que de una estrategia de un principio orientador de las estrategias al que se refieren Osona, Lluçanès, Sabadell, Baix Llobregat y Hospitalet.

c) El soporte a determinados colectivos, también sin relación empírica con los datos de que disponemos, parece combinación del principio de diferencia de Rawls con la extensión de la ciudadanía social. En el marco del pacto territorial, el soporte continua centrado principalmente en el ámbito del acceso y condiciones del mercado de trabajo aunque también intervienen los espacios reproductivos de la fuerza de trabajo (por recuperar una terminología poco al uso pero explicativa en este contexto).

d) Relacionada con las anteriores se habla de cohesión social y territorial. Por un lado lo que se debe cohesionar son espacios urbanos en la escala micro, espacios segregados o fragmentados. Por otro, la cohesión se refiere a una escala más territorial que pretende lidiar con situaciones de desigualdad.

e) La cuestión de la vivienda tiene que ver con la dinamización territorial en el Lluçanès y con el aumento de precios en Mataró. Respecto a los datos extraídos de Trilla (2002) tampoco se observan relaciones significativas quizás porque el pacto no se considere la instancia idónea para su tratamiento o quizás por la voluntad de buscar consensos por solapamiento debido a la composición del mismo sistema de agentes.

En conjunto, del cruce de las variables de que se disponía con las preferencias de los decisores no se obtienen resultados concluyentes, a diferencia de lo que sucedía en los bloques anteriores. Pero, en el recuento predominan los pactos unimunicipales lo cual podría indicar que las demandas sociales se imputan mejor en los niveles subsidiarios, más cercanos al ciudadano, y que la estructura del pacto territorial tiene dificultades para erigirse como generador de determinados outputs, hecho que a su vez dificultaría la asignación de responasabilidades como elemento básico del ciclo de política pública.

5. Sostenibilidad y medio ambiente

Este bloque podría estar incluido en el de urbanismo y territorio. Otra vez, debido a que los datos de contraste eran referidos a la huella ecológica de la urbanización se opta por un enfoque sintético y cualitativo. Hoy, la noción de desarrollo incorpora la de sostenibilidad o bien si se separan, devienen complementarias. Así lo muestran Pascual y Tarragona (1998), Ganau y Mallarach (2003) y De Forn (2004) que pueden considerarse los grandes trabajos de síntesis del desarrollo de la planificación estratégica en Cataluña. Usando la teoría de sistemas la sostenibilidad es un procesos de contacto entre el sistema ambiental y el sistema territorial local. Camagni (1999; 2005) y Borja y Castells (1997) entre otros muestran la validez del concepto de sostenibilidad en el desarrollo urbano y territorial que se extiende desde los antiguamente llamados inputs del crecimiento (Myerson y Rydint, 1994) hasta el renacimiento de los movimientos sociales territoriales (Castells, 1998; Riechman,1994; Nel.lo, 2004).

En los documentos estratégicos pueden distinguirse los tres pilares que se asocian a la sostenibilidad: ambiental, social y participativa. La primera es la que es tratada en más profundidad. En relación a los territorios, en el Lluçanès se habían realizado cuatro procesos de orientación sostenibilista (A21L, diagnosis ambientales, planes de acción, etc.); en Terrassa, uno; y en Hospitalet, uno. Además, en 2003 el Lluçanès afrontó (según Tarroja y Esteban, 2004) una de las 125 grandes transformaciones o proyectos territoriales de Cataluña; Terrassa, tres y conflictivos; y Hospitalet, cinco, dos de los cuales conflictivos. Es posible que la presencia de estas dinámicas territoriales influya en la explicitación de la importancia del medio ambiente en los procesos de desarrollo.

Por último, relativo a la asociación sostenibilidad-desarrollo la preservación y dinamización del patrimonio natural y paisajístico y también cultural (si es que se pueden separar), ocupa un lugar destacado en las acciones estratégicas de los territorios. Se trata de una valorización típica de recursos locales hasta el momento ociosos y que en la sociedad turística permite poner en valor. Con todo, la evolución de lo que se ha dado en llamar experiencia turística no significa que puedan considerarse definitivamente superadas las tensiones entre agricultura y medio ambiente (véase Hervieu, 1997). Ello es particularmente evidente en los territorios especializados en la ganadería porcina que solamente con dificultades puede coexistir con el turismo de calidad. Hay que pensar además que un cambio de escala en el análisis permitiría visualizar mejor el problema de las especializaciones ganaderas sobretodo de Osona, Berguedà sur y parte de Bages que la lógica productivista de los actores locales no permite aflorar.

Por un lado existen estrategias de corte ambiental relacionadas con el turismo: desde aquellos lugares que tienen un modelo turístico maduro, Maresme y Garraf, hasta los que ven en ello una oportunidad para el desarrollo endógeno, es el caso de Moianès y Lluçanès. Y, por otra, existen las estrategias que hacen hincapié en la relación ambiente-calidad de vida como factores de competencia económica. Con todo, hay que destacar que de los DAFOs se deduce que para una mayoría amplia de los agentes locales la calidad de vida es una característica de su territorio, aun cuando los territorios son muy distintos entre si.

6. Governanza

Este bloque amplía los vértices sobre los cuales se ha construido durante mucho tiempo el edificio del desarrollo económico desde los territorios. La governanza ha sido en los últimos años objeto de múltiples lecturas (Rhodes, 1997; Vidal Beneyto, 2000; Subirats, Gomà y Brugué, 2002). El enfoque del SLOT está íntimamente relacionado con la governanza territorial. Siguiendo Governa (2002) desde el punto de vista de las políticas territoriales este concepto combina dos aspectos relacionados: los procesos de rescaling (Brenner, 1999), de redefinición, recomposición y rearticulación de las escalas territoriales; y los cambios en las formas y modalidades de la acción colectiva con la consolidación de formas de parteneriado, de cooperación institucional y de planificación estratégica (Healey, 1997). Desde la perspectiva de la comparación de territorios las condiciones de formación metropolitana pueden tener capacidad explicativa de las dinámicas de governabilidad (J.-E. Sánchez, 2003b) y de governanza debido a que el milieu es una masa territorial con profundidad histórica (Magnaghi, 1990; 2000).

El de la governanza es el segundo bloque en preferencias estratégicas, con un recuento de 28 sobre 166 (18%). Se descompone, de mayor a menor importancia cuantitativa, en concertación, planificación a escala supramunicipal, gestión de la promoción económica y la ocupación, liderazgo, redes internacionales, producción de imagen y atracción de sedes administrativas.

a) La concertación se refiere a los acuerdos dinámicos que son creadores de redes para el desarrollo. En los espacios territoriales conviven distintas redes sociales y económicas. En las nuevas dinámicas del desarrollo las interacciones i nudos entre agentes y redes, el capital social, constituyen una base para el desarrollo (Subirats, Gomà, Brugué, 2002). Con todo, estamos al nivel del milieu social, de las redes sociales. Para que exista un milieu local debe haber relaciones estables con el territorio, siendo un paso clave en la teoría reticular (Feliu, 2005) y en la propia concepción del DEL ya que nos sitúa siguiendo a Dematteis (1995) dentro de un modelo de elevada complejidad del espacio y del tiempo. En contraste con las políticas tradicionales de desarrollo, el enfoque del desarrollo desde el territorio se caracteriza por la descentralización, la coordinación vertical entre diferentes niveles de gobierno y la coordinación horizontal de organismos públicos y privados (Duch, 2005).

De los diecinueve pactos, nueve hacen referencia a la concertación, siendo después de la dinamización de la actividad económica la orientación estratégica cuantitativamente más importante. Operativamente la concertación está estrechamente relacionada con la prospectiva territorial ya que permite la anticipación y abrir puntos de acuerdo allí donde había solamente recursos ociosos. La concertación se relaciona con la orientación al enterprenadurialism (Harvey, 1989) de las políticas territoriales en un contexto de incremento de la competencia. Para las ciudades hoy ya no es suficiente contar con lo que podríamos llamar una serie de condiciones objetivas para el desarrollo ya que es necesario desarrollar estrategias de posicionamiento en la red urbana. Los agentes económicos e institucionales son aquí los principales actores.

b) Planificación. Planificación de las políticas de promoción económica y ocupación adaptándolas al territorio y no a la inversa (como se desprende de la propuesta del Modelo SLOT). La prospección se basa en un principio fundamental: el futuro no está escrito, sino por construir. Siguiendo Delamarre (2002) mediante la planificación el sistema local territorial se beneficia de la pluralidad de perspectivas que ofrece y le permite avanzar en tres líneas fundamentales: una concepción abierta de los territorios, en red; una actitud dinámica e imaginativa de reflexión colectiva; y una actitud proactiva.

La planificación busca la gestión del cambio y en función del territorio hablaremos de una orientación reactiva de la planificación o bien de una orientación proactiva. Hay que llamar la atención respecto al hecho de que en los procesos analizados existe cierta tensión entre plan y proyecto. No se trata tanto de una ramificación del largo debate que en el campo del urbanismo halló en la ciudad de Barcelona uno de los principales foros de discusión, sino más bien de una tensión que tiene que ver, en primer lugar, con la escala temporal de la planificación y, en segundo lugar, con las formas de articulación del ciclo planificador y su concreción espacial.

c) Escala supramunicipal. En seis de los diecinueve pactos territoriales se considera estratégico avanzar hacia procesos de planificación que superen la reducida planta municipal característica del municipio español, incapaz de plantear los problemas territoriales a una escala comparable a aquella en que se plantean. La identificación de las áreas básicas territoriales (Memòria del PTGC, 2003) denota que es un problema transversal en los distintos ámbitos de pactos de la provincia, obviamente también en los que son unimunicipales. Las escalas propuestas son diversas incluyendo el ámbito funcional de Mataró-Argentona-Cabrera, el área de influencia de Sabadell, la subregión del Bages, los cuatro ejes diferenciados de desarrollo del Baix Llobregat, el ámbito de los consorcios del Lluçanès y Moianès, la dinámica corazón-periferia de Barcelonès Nord y Hospietalet, etc.

d) La gestión en el ámbito de la governanza puede referirse a la gestión del ciclo de una política pública de impulso estratégico y, relacionada con ella, a la gestión de la influencia, más relativa a la red de actores. El liderazgo del desarrollo entraría dentro de este segundo significado.

e) Redes. En este apartado es preciso distinguir las redes internacionales e transnacionales de las que pueden desarrollarse a escala de la província. Solamente tres territorios es refieren a las primeras mientras que en el resto la conexión de los lugares con los flujos globales se difiere a la escala de la Región Metropolitana de Barcelona que es una unidad territorial de competencia en la economía globalizada. Este hecho se puede interpretar como una limitación clara de las sendas de desarrollo de los territorios de la provincia.

Los nuevos criterios de programación de los fondos estructurales incluirán la cooperación como Objetivo y no ya como Iniciativa de modo que las redes voluntarias se verán fuertemente estimuladas y deberían verse como una oportunidad territorial. En especial se deduce de las DETs que es posible desarrollar a escala de la provincia redes para el impulso de: ramas y sectores de actividad (por ejemplo, ACTE), la dinamización del patrimonio (por ejemplo, el plan director urbanístico de las colonias industriales), el desarrollo del turismo por la vía de la oferta (por ejemplo la complementariedad de Barcelona dentro del turismo provincial) e incluso del aprovechamiento de la integración de los espacios libres en los modelos de desarrollo económico territorial, servicios y agencias para el desarrollo económico local, capital riesgo, etc. Por otra parte, la observación y prospección territorial para el DEL es también una estrategia que debería desarrollarse en red, con nodos fuertemente articulados en una geometría variable. Por último, está también la formación de redes, partenariados y liderazgos internacionales y transnacionales dentro de los cuales experiencias y territorios de la provincia podrían estar bien posicionados para como se ha dicho aprovechar la escala espacial de los temas estratégicos.

Interpretadas globalmente, las estrategias muestran la conexión de los diversos niveles implicados en el análisis: la relación del sistema local territorio con el ambiente local y el milieu territorial, con una matriz de capas específica, se desarrolla a través de relaciones verticales, que se combinan con relaciones horizontales entre los actores. Se evita así el determinismo tanto de las relaciones verticales como de las horizontales en favor de una dinámica en forma de proceso.

Conclusiones

Al estudiar los procesos de desarrollo es necesario poner en juego los diversos componentes del sistema local territorial: los grupos y redes sociales; el milieu territorial, con una matriz territorial característica; y las interacciones con escalas superiores.

El análisis multicapa de las estrategias permite formular una tipología ideal de sistemas locales territoriales. Siguiendo a Dematteis (1995), Conti, Dematteis y Emanuel (1995) y Llussà (1998) se pueden distinguir relaciones verticales y horizontales las cuales se desarrollan en los pactos territoriales.

Las relaciones verticales indican el grado de vinculación de los actores locales entre ellos y con el milieu local. En un extremo hallamos los sistemas locales con un elevado grado de cohesión instrumental, con presencia y uso de recursos endógenos, altos niveles de organización y, por tanto, con capacidad de dar respuestas a los estímulos externos producto de la globalización y los reescalamientos. En el otro extremo tenemos los sistemas con baja capacidad autoorganizativa y con baja presencia de recursos que comportan cierta desestructuración.

Las relaciones que los agentes individual o como conglomerado mantienen con las escalas supralocales dependen de las características del territorio, fundamentalmente de masa, complementariedad y visión estratégica. La multiespecialización indica la riqueza de funciones de la cual se deriva un mayor número de relaciones supralocales. Por el contrario, la monoespecialización supone la existencia de pocas redes de contacto con los niveles territoriales superiores, aún cuando puedan ser más profundas la densidad de niveles es menor. Se concluye así que el juego de escalas y la elección de los ámbitos espaciales de actuación se sitúan en el núcleo del desarrollo económico de los territorios.

Figura 3. Sistemas locales territoriales

Fuente: elaboración propia a partir de Dematteis, 1995; Conti, Dematteis y Emanuel, 1995; y Llussà, 1998

En el cuadrante superior derecho hallamos aquellos nodos con un mayor nivel de apertura funcional. La cohesión instrumental es elevada desde el punto de vista de que los pactos metropolitanos plantean la RMB como escala estratégica para la competencia económica. Además, este cambio de escala puede interpretarse como respuesta autoorganizada.

En el cuadrante superior izquierdo se integran los nudos simples con una fuerte identidad y pocas redes de contacto con el exterior. Se caracterizan por la estabilidad que en Mataró viene favorecida por los diversos procesos estratégicos y organizativos que se han promovido desde inicios de la década de los noventa.

En el cuadrante inferior derecho la cohesión es limitada y en todo caso no es instrumental, como se demuestra en las relaciones entre los tres pactos territoriales de la comarca del Vallès Occidental. La diversidad de funciones y la potencia económica permiten la presencia de relaciones con el exterior.

Finalmente, en el cuadrante inferior izquierdo se incluyen los nudos con falta de cohesión, desestructurados y con un potencial endógeno limitado. Las conexiones con el exterior son casuales. En el Berguedà, las relaciones supralocales son dependientes.

La trayectoria de los territorios desde este punto de vista viene dibujada por: la cohesión interna, la capacidad de tramar redes sociales; la activación de los recursos endógenos, las fortalezas en que se basa la estrategia; y las relaciones multiescalares, a través de redes estratégicas.

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Los documentos del programa Diagnosis estratègiques territorials pueden consultarse en el sitio web: www.diba.es

 


§ DEA en Geografía, Universidad de Barcelona