Revista OIDLES - Vol 1, Nº 0 (junio 2007)

EL CONTEXTO GLOBAL Y LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS MUNICIPIOS EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO TERRITORIAL

Por Sergio Pérez Rozzi§

 

 

A modo de presentación

Para referirnos a la internacionalización de los municipios en Argentina; su inserción en el contexto global y su relación con el desarrollo territorial, antes creo oportuno y necesario hacer un rápido repaso para intentar comprender como llegamos a la situación actual. Ese racconto lo comenzaré a abordar desde principios de siglo pasado, cuando Argentina estaba inserta en el anterior proceso globalización, sí, porque esta no es la primera experiencia que tiene el mundo en materia económico / global. Algunos incluso arriesgan que la primer experiencia global se dio hace más de 500 años con el famoso tratado de Tordecillas, donde españoles y portugueses se dividieron el mundo de la época. Decía entonces, Argentina de principios de siglo pasado, se insertaba en ese proceso con un modelo económico productivo básicamente agroexportador, que podríamos definirlo como de “crecimiento hacia fuera”, dada la generación de divisas provenientes de las exportaciones que generaba el campo, las que permitían importar los necesario. Esto fue así hasta la crisis de la bolsa de Nueva York del 29 de octubre de 1929, lo que marcó el inicio de un período de profunda recesión de la economía mundial, y en nuestro país podemos marcarlo como el inicio de un largo proceso de sustitución de importaciones, que denominaremos de “crecimiento desde adentro”, y que se extendió por décadas hasta el último cuarto del siglo XX. Para algunos el momento de quiebre es la crisis del petróleo de 1973 (fin de lo que se llamó el “fordismo”, basado en la línea de producción en serie); para otros el golpe militar de 1976 y la llegada al Ministerio de economía de José A. Martínez de Hoz, quien lideraba un grupo de economistas denominados “Los Chicago boys”, propugnando una política económica basada en un dólar barato con importaciones masivas (entre otras cosas). Mientras que otros colocan el “mojón temporal” que cierra este período en 1989, con el denominado “Consenso de Washington”, que no fue otra cosa que el establecimiento de las recetas económicas por parte de los organismos internacionales de crédito, que deberían seguir los países deudores para garantizar crecimiento sin sobresaltos y, sobre todo, el pago de las obligaciones financieras con esos organismos, y que en caso de Argentina, se convirtiera en su mejor alumno.

Durante la década de los noventa, se vivió el impacto del ajuste cruel, sin atisbos de tejer ningún tipo de redes de contención social desde el estado central, devenido en un Estado “anoréxico”, pues el lema de entonces aconsejaba achicarlo (“adelgazarlo hasta el infinito”) ya que el mercado se encargaría de corregir esos “desajustes”. Es por entonces donde comienzan a aparecer algunas respuestas territoriales, disparadas por una suerte de descentralización de hecho, pues empezaron a ser los municipios, los recortes territoriales donde se debían contener esos desajustes y paliar las situaciones no deseadas. Los Intendentes, algunos de ellos, pasaron a liderar un proceso vertiginoso y cruento de cambio de rol en la gestión de sus comunas, que básicamente estaban orientadas a la prestación de servicios elementales para la población, que denominaremos ABL (Alumbrado; Barrido y Limpieza), para comenzar a aprender a ser y “Ser” desde el vamos (pues no había tiempo)  verdaderos promotores del desarrollo.

Este último período lo llamaremos “Crecimiento desde adentro” (Dabat, G.)[1], y se extiende hasta nuestros días.

Mucha bibliografía trata casos de desarrollo local en Argentina, pero en nuestro esquema, solo vamos a abordar una vertiente de la misma, la que trata los procesos de internacionalización de los municipios en el contexto global planteado, y su contribución al desarrollo territorial.

El nuevo contexto global

Para sumergirnos en el contexto global, abordaremos conceptualmente de que se trata. Hay muchas definiciones del término globalización y para referirnos a ella en forma homogénea hay que tomar alguna en particular. Por eso, teniendo en cuenta el tema con el que me toca vincularla, elegí un par. Ellas expresan;

“La globalización no es otra cosa que la nueva configuración espacial  de la economía y sociedad mundial bajo las condiciones del nuevo capitalismo informático-global”.

Alejandro Dabat (2000)

“La globalización es la fase tecnocognitiva del capitalismo”.  (Sergio Boisier).

 

Estos autores se refieren a la globalización como un proceso de aumento de las relaciones internacionales, donde el factor “tecno-cognitivo” resulta central, con lo que se va conformando una multiplicidad de redes en la que se diferencian crecientemente ciudades periféricas y ciudades centrales. Las ciudades centrales son las que se vinculan activamente con el resto del mundo y las periféricas las que tienden a quedar cada vez más aisladas. Y todo esto en el marco de un proceso de integración económica en bloques que viene estructurándose desde décadas.

 

Los procesos de integración económica

Ese “fermento” que tiene ingredientes básicos como las nuevas tecnologías informáticas y comunicacionales, también se basa en nuevas configuraciones geográficas, como emergentes de este proceso. Allí comienzan a surgir el fenómeno de bloques de países agrupados bajo distintas formas de integración.

Pero ¿que es la integración económica? Para responder a este interrogante apelaré a una definición del prestigioso economista español Ramón Tamames; quien la expresa como “el proceso mediante el cual, dos o más mercados nacionales, previamente separados y de dimensiones unitarias poco adecuadas, se unen para formar un solo mercado de una dimensión mas conveniente”.

Los motivos que disparan este tipo de procesos pueden ser; políticos; culturales (científico y tecnológico) y económicos.

Son políticos; cuando están referidos a la afinidad básica necesaria en los regímenes de los estados. Culturales; cuando encontramos la necesaria vecindad geográfica y cierta unidad de nivel cultural de los mercados involucrados. Y económicos; cuando existen similares sistemas de transporte, comunicación y grados de desarrollo.

 

Instrumentos necesarios para el desarrollo de los procesos de integración

Aduaneros:

Son los utilizados para brindar mayor o menor grado de libertad a la circulación de mercaderías, lo que se logrará mediante la disminución o eliminación de los derechos aduaneros.

Jurídico económicos:

Se trata de aquellos utilizados para dar un mayor grado de libertad a la circulación de los factores de la producción y a una armonización de las políticas económicas y sectoriales (leyes laborales; fiscales; económicas; etc.).

Institucionales:

A partir de la injerencia de distintos órganos, ya sean estos “Intergubernamentales”, en donde con un miembro por cada estado, estos se defienden frente a las decisiones tomadas unánimemente. Los “Comunitarios” formados por funcionarios que no dependen de ningún estado miembro y que actúan teniendo en cuenta el interés común o supranacional (Ledesma, C.)[2]


 

 

Etapas o grados de integración

Disparados los procesos, teniendo como origen las condiciones más arriba descritas, los bloques de países van teniendo distintos formatos y distintos nombres, luego de un proceso cuya evolución no es lineal, ni mucho menos, sino por el contrario tienen tiempos y condiciones propias de cada proceso. Ellas son; 

·        ÁREA DE PREFERENCIA ADUANERA:

 

Cuando dos o más países se conceden rebajas arancelarias mutuamente o constituyendo una excepción a la “cláusula de la nación más favorecida”. (ALADI)

·        ZONA DE LIBRE COMERCIO

Es la que conforma dos o más países, que en forma gradual suprimen los aranceles aduaneros pero mantienen su sistema propio frente a terceros países. (ALALC; NAFTA; ASEAN)

  • UNIÓN ADUANERA

Es la que constituye un paso adelante en el proceso de integración económica dado que además de la liberación del comercio internacional se establece un arancel externo común a todos sus integrantes en relación al resto del mundo. (MERCOSUR; Comunidad Andina de Naciones)

  • MERCADO COMÚN

Es lo logrado en la unión aduanera, más la incorporación de la libre circulación de los factores de la producción. (Mercado Común Centro Americano -MCCA)

  • UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA

A lo logrado en el punto anterior, se le suma la homologación de los países en su faz económica, tendiendo al establecimiento de lineamientos económicos similares a la coyuntura de los diversos aspectos que hacen a la actividad de los países figurativos (política monetaria unificada) y la creación de los órganos comunitarios. (Unión Europea)

  • INTEGRACIÓN PLENA

Se le adiciona a lo anterior la unificación de políticas y la nominación de una autoridad supranacional.

 

Los Tratados de Libre Comercio (TLC) y la Organización Mundial de Comercio (OMC)

En este marco, como vemos, vamos adentrándonos a la mayor utilización de un nuevo léxico, que es imprescindible comenzar a interpretar, para conocer acabadamente de que estamos hablando, cuando nos referimos a procesos de integración global y a la vez de desarrollo territorial.

¿Qué es un TLC?

Se trata de un acuerdo mediante el cual dos o más países reglamentan de manera comprehensiva sus relaciones comerciales, con el fin de incrementar los flujos de comercio e inversión y, por esa vía, su nivel de desarrollo económico y social (casos de Países con varios TLC; Chile; México; Israel; etc.).

¿Qué es la OMC?

La organización mundial del comercio (OMC) es la única organización internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. Los pilares sobre los que descansa son los acuerdos de la OMC, que han sido negociados y firmados por la gran mayoría de los países que participan en el comercio mundial y ratificados por sus respectivos parlamentos. El objetivo es ayudar a los productores de bienes y servicios, los exportadores y los importadores a llevar adelante sus actividades.

La OMC es el único organismo internacional que se ocupa de las normas que rigen el comercio entre los países. Su principal propósito es asegurar que las corrientes comerciales circulen con la máxima facilidad, previsibilidad y libertad posible.
El resultado es la certidumbre. Los consumidores y los productores saben que pueden contar con un suministro seguro y con una mayor variedad en lo que se refiere a los productos acabados, los componentes, las materias primas y los servicios que utilizan, mientras que los productores y los exportadores tienen la certeza de que los mercados exteriores permanecerán abiertos a sus actividades.

Luego de este paneo rápido, sobre contexto y reglas de juego del nuevo escenario global, y su relación con el desarrollo desde los territorios locales, convine hacer un alto y reflexionar, donde cabe preguntarse con Raumbaund, Y., el desarrollo territorial ¿es solo una visión endógena? cuando vivimos en una mundialización de doble dimensión: geográfica y tecnológica; la integración de China e India y los países europeos del este, los recursos en mano de obra calificada disponible en el mercado mundial se han multiplicado, y donde empleo y trabajo cada vez son definiciones más disímiles.

Por mecanismos compensatorios naturales (oferta y demanda) se da, a nivel mundial, un alza a la remuneración del capital, pero a la vez una baja del empleo.

Cuando, además vemos que la Unión Europea está sobre representada (30% del PIB mundial para el 7% de la población mundial), y que el mundo está volviendo a des-occidentalizarse.

Con este planteo, deseo llamar la atención, para retomar más abajo algunas cuestiones.

 

La cadena de valor global

Respondiendo al nuevo esquema de organización de la producción “post fordista” y ahora conocido como de “especialización flexible de la producción” donde el modelo italiano es uno de los ejemplos emanados de los llamados “Distritos Industriales” (conceptos de Marshall; Beccattini; Boccherini, F.; Saba, A.).

Para abordar el marco conceptual de la cadena de valor global; diremos que es la herramienta para analizar el conjunto de actividades requeridas para llevar un producto o servicio desde que es solo una idea hasta su reciclaje después de su utilización.

¿Hacia dónde lleva el uso de la cadena global de valor?

Este análisis permite:

Definir políticas en el ámbito nacional y local para orientar los recursos productivos de los territorios;

Identificar los servicios de apoyo adecuados para el desarrollo empresarial;

Evaluar los procesos productivos desde un enfoque de género y de los grupos vulnerables, con el objetivo de realizar acciones para su incorporación a las actividades que generen mayor valor en el mercado.

Ligar estos conceptos tiene por objeto crear capacidades para la generación de iniciativas de desarrollo económico, en articulación con los diferentes actores del territorio, que permitan revitalizar la competitividad del tejido productivo desde la perspectiva de la cadena de valor global.

Para que un territorio se inserte en una cadena global es preciso, identificar sus capacidades y potencialidades económicas y sociales, cuantificarlas. Analizar la cadena global de valor tanto a un producto; rama económica, como al territorio. Diseñar estrategias para mejorar el rendimiento de las empresas, mejorando la vinculación del tejido productivo en el mercado local; regional e internacional. E identificar las posibles fuentes de financiamiento.

En definitiva, con el agotamiento del modelo “fordista” o de producción en serie, por lo descrito hasta aquí, en el mundo se fueron produciendo cambios vertiginosos que devinieron en modelos de “producción flexibles” y mas “deslocalizados”. El desafío es que desde los territorios locales podamos ir comprendiendo el cambio de lógica, para plantear estrategias de desarrollo local de acuerdo a los nuevos desafíos, y no como suele hacerse habitualmente, pensar y diseñar viejas soluciones para nuevos problemas.  

En este sentido, el rol de los actores y agentes locales que trabajan en la promoción del desarrollo resulta fundamental.

 

Universo de los Actores

¿Qué es un actor local?

“Los actores son la expresión y el motor del desarrollo”[3]. En el nuevo esquema de desarrollo, la participación de los agentes toma una dimensión más que relevante en los acuerdos territoriales.

¿Quiénes son los actores del desarrollo territorial?

Actores y agentes; Municipios; organizaciones de la sociedad civil que trabajen en la promoción del desarrollo; dirigentes empresariales y empleados; etc.

Se trata de resaltar la importancia de la participación y movilización de los actores territoriales y de la necesidad de construir capital social para las iniciativas de desarrollo local[4], pues más allá del nuevo rol que en este proceso de permanente cambio que tendrán los Estados Nacionales, está claro que el liderazgo y compromiso de las organizaciones locales (tanto del Estado local como de la sociedad civil en su conjunto) en el destino de la comunidad radicada en su territorio, es cada vez mayor.

 

Paralelamente y en relación a la internacionalización de los municipios, ¿qué sucede en los territorios locales?

Luego de este “sobrevuelo” necesario como para comprender mejor la lógica del proceso de internacionalización en el cual están inmersos algunos municipios (cada vez más), como parte de sus estrategias de desarrollo local.

Desde el marco conceptual podemos decir que el desarrollo local es un proceso de crecimiento económico y cambio estructural que mediante la utilización del potencial de desarrollo existente en el territorio, conduce a la generación de empleos dignos y de mejora de la calidad de vida de la población (visión endógena del desarrollo. Vázquez Barquero; Alburquerque; etc.). Aunque algunos autores recalcan que se trata de un proceso social y cultural y solo secundariamente económico (Furtado, C; Sen, A.; etc.). Cuya estrategia descansa en el fortalecimiento del mercado interno, sin dejar de aprovechar las oportunidades externas al territorio.

 

Políticas municipales de internacionalización basadas en comercio exterior y cooperación internacional en Argentina

Los procesos de internacionalización en Argentina de la década del 90 fueron incipientes y marginales en la primera mitad, para luego ir profundizando su accionar en algunos municipios. En ellos comenzaron a abrirse oficinas vinculadas al comercio exterior; pero, además, se produjo otro fenómeno inédito en nuestro país: las políticas de fomento de la competitividad internacional para impulsar las exportaciones, tradicionalmente reservadas al gobierno nacional y, en mucho menor medida, a las provincias, comenzó a ser asumido también por gobiernos locales.

A grandes rasgos podemos decir que estas políticas se pueden llevar a cabo persiguiendo objetivos comercialistas o desarrollistas. Los primeros tienen por finalidad el logro de exportaciones de bienes producidos localmente, mientras que los desarrollistas usan las ventas al exterior como instrumento para el desarrollo económico local (Dabat, G.).

Las versiones más desarrollistas, pretenden utilizar el comercio exterior para el desarrollo económico local en el marco de una estrategia explícita porque parten del reconocimiento de que no se pueden exportar bienes si no se producen bienes competitivos, por lo que consideran que no hay exportaciones de valor agregado local sin desarrollo previo. Es decir, integran las políticas de desarrollo económico local con las de comercio exterior.

Las políticas desarrollistas pueden ser clasificadas en las de desarrollo endógeno y las de desarrollo exógeno.

En el primer caso, las sinergias generadas por la articulación de los recursos locales crearían las condiciones para acceder exitosamente al mercado internacional y las exportaciones jugarían un papel determinante gracias al aprendizaje productivo y comercial que los exportadores harían en el mercado mundial, mientras que el desarrollo consistiría proceso de construcción social llevado a cabo por los actores locales. En cambio, el desarrollo exógeno encuentra en el derrame económico que los exportadores realicen en su zona de influencia  un catalizador del proceso de desarrollo, por lo tanto persiguen un crecimiento económico basado en empresas vinculadas al exterior, con la esperanza de que mediante la acción del mercado se genere un derrame que beneficie al conjunto del sistema productivo.

 

La cooperación internacional descentralizada como herramienta para el desarrollo local-regional

Otro eje de trabajo para abordar las políticas de internacionalización de los municipios es la cooperación internacional vinculada al desarrollo territorial.

Si en algo se han puesto de acuerdo las escuelas económicas, es en la necesidad que tienen los países y regiones de la periferia de recibir recursos financieros externos para sustentar los procesos de desarrollo, bien sea para complementar el escaso ahorro interno (modelo Harrod Domar); bien para acelerar el desarrollo del sector moderno de sus economías (modelo neoclásico de cambio estructural) o bien para posibilitar el crecimiento que, junto a otras transformaciones estructurales propiciaría el desarrollo (escuela estructuralista). En fin, la necesidad de fondos externos se sigue defendiendo desde todas las posiciones (Petrantonio, M.)[5].

La idea de cooperación internacional se ha ido formando con el crecimiento de las organizaciones internacionales, el fortalecimiento de órganos regionales y el aumento de las demandas de los países en vías de desarrollo, basado en el principio de igualdad o equidad, para que éstos puedan acceder a determinadas oportunidades específicas para promover el progreso y posibilitar la igualación del comercio internacional y mejorar la calidad de vida de los habitantes que residen en su territorio.

A partir de los noventa, con una concepción más moderna y funcional, se comienza a plantear la “cooperación descentralizada” en la que los actores principales son los gobiernos locales. En esta modalidad, son los municipios, en su nuevo rol de comunas integradas y globalizadas, quienes por decisión propia entran en contacto con otros municipios y con entidades otorgantes, con cierta autoridad para la negociación.

En definitiva, la globalización definió un nuevo escenario en donde las ciudades debieron buscar su nuevo lugar en el mundo, considerando la paulatina pérdida de control de sus economías por parte de los Estados Nacionales. Esta tendencia, señalada por varios analistas, llega a plantear que ante el proceso de reestructuración económica global, el papel del Estado Nacional llega a reducirse al de mediador entre el exterior y la población local, erosionando con ello los fundamentos sociales del ejercicio de su poder y la lealtad de sus ciudadanos (Harris, 1996). Por otro lado, esta disminución en el monopolio del poder de los Estados Nacionales está altamente asociado a las grandes tendencias que impulsan la descentralización y que conduce a una redistribución de atribuciones y toma de decisiones en distintos niveles de gobierno (Boissier, 1993).

Otro de los aspectos a considerar, y donde no hay posiciones extremas, es que sin lugar a dudas, la conformación de localidades / regiones fuertes y con un desarrollo sostenido y sustentable conduce a un crecimiento y desarrollo nacional más firme.

De esta forma, lo "regional" y lo "local" se convierte en un factor clave que contribuye a los grandes objetivos nacionales: crecimiento económico, empleo, competitividad, sustentabilidad, equidad y disminución de la pobreza entre los más importantes.

Las ciudades están enfrentando a la globalización utilizando diversas herramientas y solo es posible entender el desarrollo de estos instrumentos, si comprendemos este nuevo rol de las ciudades en el escenario internacional actual. Por ello, para varios analistas, a partir de su estrategia de internacionalización se están convirtiendo en el eje de la articulación del sistema mundial.

La ciudad que se internacionaliza con todos sus actores, se convierte en líderes del cambio[6]. El cambio debe ser entendido como una oportunidad, y para ello es necesario planificar políticas que se adelanten a los cambios y puedan obtener los resultados deseados cuando el cambio suceda. Como señala Kotler (1992) “las localidades deben aprender a pensar más como negocios, desarrollando productos, mercados y clientes”.

La cooperación internacional[7], apareció como una herramienta legítima para el desarrollo y si bien, con sus recursos limitados no puede ciertamente, por sí sola ofrecer todas las soluciones a las problemáticas locales o regionales, se convierte en un instrumento útil para que las comunidades locales enfrenten conjuntamente los temas de “interés común”, que podríamos enumerarlos en los siguientes temas, como los más importantes:

Ø      Un ambiente favorable al desarrollo social

Ø      Eliminación de la pobreza

Ø      Crecimiento del empleo productivo y reducción del desempleo

Ø      Integración social a partir de la distribución equitativa del ingreso

En este marco, la cooperación descentralizada es el nexo entre las comunidades locales organizadas de los países en vías de desarrollo y los países industrializados, en el ámbito de acuerdos de cooperación bilaterales o multilaterales. La cooperación puede permitir organizar redes de trabajo temáticas, o solamente buscar acuerdos bilaterales entre dos territorios determinados.

En definitiva, las ciudades se están convirtiendo en actores de primera línea tan importantes o más que las naciones en el ámbito del intercambio mundial. Como centros de producción y consumo, ellas representan los motores del crecimiento económico y del desarrollo. Las ciudades son centros de excelencia en educación, en investigación y desarrollo, en la aplicación de nuevas tecnologías, son fuente de expresión cultural y vitalidad social. Sin embargo, por otro lado, las ciudades están plagadas de problemas sociales, ambientales y económicos. Estos problemas se están generalizando y no pueden ser resueltos eficazmente por los gobiernos, las ciudades, las comunidades o el sector privado por cuenta propia. Se requiera de una fuerte alianza estratégica entre todos los actores para abordarlos.

Y precisamente, a partir de esta alianza local, los actores que se internacionalizan son todos los que están insertos en la comunidad: el gobierno local, las ONGs, las cámaras empresarias, el sector académico. Así, los resultados de la captación de cooperación internacional serán mayores para la ciudad, porque cada actor podrá, a través de su gestión, obtener ayuda de la cooperación internacional para un fin territorial común.

Son numerosos los ejemplos exitosos de obtener de la cooperación internacional colaboración para las políticas de desarrollo local. Agencias de cooperación bilaterales y multilaterales, así como ciudades de países desarrollados han brindado a las ciudades de los países en vías de desarrollo numerosos programas para colaborar con su accionar local.

Sin embargo, el proceso de la cooperación internacional descentralizada para muchas de las fuentes de cooperación –y casualmente, las que cuentan con más fondos- sigue siendo excesivamente burocrático y dependiente del poder central. En este sentido, hay que seguir trabajando para lograr una mayor vinculación directa entre las ciudades / regiones y los organismos de cooperación.

Estas consideraciones generales, nos permiten simplemente dar el marco conceptual para que todos tengamos el mismo punto de partida cuando planteamos “la cooperación internacional descentralizada como instrumento para el desarrollo local”.

 

Algunas hipótesis finales

Creo importante resaltar algunos ejes de trabajo que se deberían tener en cuenta en los procesos de internacionalización de los municipios y su contribución al desarrollo endógeno, ellos son;

1) Los funcionarios diplomáticos del servicio exterior de la nación, de las áreas comerciales, luego de prestar funciones en las embajadas y consulados en el mundo por un promedio de cinco años, regresan al país a trabajar en la Cancillería, ubicada en plena ciudad de Bs. As. durante 2 años. En ese lapso de tiempo tienen escasa o nula relación con los municipios, esto es, con los territorios productivos donde se genera el primer paso en la composición final de un bien a exportar. Si esos recursos humanos estuviesen más en contacto con el territorio, con las áreas de fomento a la internacionalización de los municipios, es altamente probable que ese territorio y sus sistemas productivo e interinstitucional se transformen en competitivos. Y a la vez, esto genera una potencialidad  mayor en el diplomático, que irá a cumplir funciones en el exterior nuevamente, con un conocimiento de los territorios locales y sus sistemas mucho más acabado y profundo, lo que redundará en mejores relaciones comerciales y de la necesidad de cooperación, tanto para el país, como para esos territorios puntuales.

2) Los sistemas interinstitucionales de apoyo a la producción y al desarrollo local, como las Agencias de Desarrollo Local; los Centros de desarrollo empresarial; los pactos territoriales formales o informales; etc. presentan profundas asimetrías en cuanto a fortalezas y debilidades de sus dirigentes. Esto redunda en la disímil comprensión de fenómenos como el abordado en este trabajo; en la comunicación entre las partes, y por ende en la toma de acuerdos para las decisiones de políticas a ejecutar. Por lo tanto es preciso trabajar en la formación de esa dirigencia para pugnar por territorios que, para ser competitivos, antes deben consolidar instituciones competentes.

3) Una alternativa hacia la cual han virado algunos territorios; sus instituciones; y principalmente, sus municipios; es a conformar una verdadera “Cancillería municipal”, donde funcionarios y equipos técnicos preparados a tal fin ejecutan acciones que emanan de pactos o agendas establecidas en esos territorios diseñadas con una lógica “glocal”, esto es, pensar globalmente desde la nueva visión, para luego actuar local y globalmente. Por lo tanto y en consonancia con la hipótesis anterior, la capacidad de esas nuevas “Cancillerías locales” serán el resultado de la toma de acuerdos territoriales por parte de las instituciones fortalecidas, y de un estado local que deberá estar a la altura de las circunstancias, más allá del gobierno local de turno.

4) No todos los municipios estarían en condiciones de armar una estrategia de internacionalización, ni siquiera en el largo plazo. Es aquí donde el Estado, en sus instancias provincial y nacional, debe intervenir para ocuparse de esos casos “perisféricos” , haciéndolo de manera directa o impulsado la regionalización, donde los municipios puedan tener más potencia a la hora de plantear acciones de este tipo. 

5) “Internacionalizar la ciudad” no es centrar solo la atención en las vinculaciones comerciales. Obviamente, que la obtención de nuevos mercados para los productos del lugar y la inversión externa directa o asociada con firmas locales, tienen un impacto en el crecimiento y tal vez en desarrollo económico local, pero “cooperación internacional” no es sinónimo de “comercio exterior”, estamos hablando de dos conceptos distintos, por lo tanto, de acciones diferentes y programas de trabajo específicos para cada caso. Por lo tanto resulta central trabajar en la hipótesis 2.

 


 

 

 

Bibliografía:

Alburquerque, Francisco (1997) "Globalización, competitividad y desarrollo económico local", ILPES / CEPAL, Santiago de Chile.

Boisier, Sergio. (2004) “¿Hay espacio para la globalización en el Desarrollo Local?” ILPES / CEPAL, Santiago de Chile.

Costamagna, Pablo. (2005) “Estudio de la competitividad del entramado institucional para la producción”. El caso Bragado. ILPES / CEPAL – UNNOBA – GTZ.

Dabat, Alejandro (1999) “La globalización en perspectiva histórica”. Ed. Porrúa. México.

Dabat, Germán (2004) “Desde adentro”. Universidad Nacional de Quilmes. Argentina.

Ledesma, Carlos. (1999) “Principios de Comercio Internacional”. Ediciones Macchi.

Pérez Rozzi, Sergio. (2005) Mercociudades, y desarrollo local. Revista diálogos Nro. 22. Cancillería Argentina / Fundación Friedrich Eberth.

Petrantonio. M. (2002): “La cooperación internacional descentralizada: la experiencia de las Mercociudades”. En: Seminario Internacional “Ciudades inclusivas y ciudades exclusivas”. Santo André (Brasil).

Porter, Michael (1990) “Las ventajas competitivas de las Naciones”. Editorial Vergara. Buenos Aires.

Tamames, Ramón. (1997) “Estructura económica internacional”. Ed. Pirámide. Madrid, España.

 

 

 

 

Vázquez Barquero, A. (1999) “Desarrollo, redes e innovación. Lecciones sobre desarrollo endógeno”. Editorial Pirámide. Madrid

Vázquez Barquero, A. “Las nuevas fuerzas del desarrollo local” (2006). Ed. Pirámide. Madrid.


 

§ Licenciado en Comercio Internacional por la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Magíster en Desarrollo Local por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), Argentina; en convenio con la Universidad Autónoma de Madrid. Posgraduado en Desarrollo Económico Local del Centro de Estudios Regionales Urbano Rurales (CERUR) de Rehovot, Israel. Candidato al Doctorado por la Universidad Politécnica de Valencia. Consultor de Naciones Unidas – CEPAL / ILPES y del BID. Profesor invitado de los cursos internacionales del ILPES. Consultor del Ministerio de Economía de la Nación. Asesor de gobiernos municipales y provinciales. Asesor de empresas. Director de Desarrollo Local del Municipio de Bragado, Provincia de Buenos Aires. Contacto: perezrozzi@hotmail.com, sperezrozzi@yahoo.com.ar

[1] Dabat, Germán. “Desde adentro” (2002) Universidad Nacional de Quilmes.

[2] Ledesma, Carlos. (1999) Principios de comercio internacional.

[3] Barreiro Cavestany, F. (1988) “Los agentes del desarrollo”. Cuadernos CLAEH Nro 45-46.

[4] Alburquerque, F. (2004) “Desarrollo económico local y descentralización en América Latina”. Revista de la CEPAL Nro. 82.

[5] Petrantonio, M. (2002): “La cooperación internacional descentralizada: la experiencia de las Mercociudades”.

[6] Peter Drucker (1999) sostiene que en un período de rápido cambio estructural, los únicos que sobreviven son los líderes al cambio.

[7] Se puede definir a la cooperación técnica internacional como la provisión de recursos humanos y financieros con el propósito de transferir capacidad técnica, administrativa (el know-how) y tecnología, con el objeto de erigir capacidad en los países receptores para emprender actividades de desarrollo.