Revista: Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón
ISSN: 1988-5229


ANÁLISIS DE LA ECONOMÍA Y POLÍTICA ENTRE JAPÓN Y ECUADOR

Autores e infomación del artículo

Guido Poveda Burgos
Docente a tiempo completo Universidad de Guayaquil “UG”

Alexandra Guaiña Atupaña

Andrea Solórzano Lucero

María Gabriel Amaiquema Ronquillo

Johanna Quiroz Quiroz

María Fernanda Morales Castro

Estudiante de Ingeniería en Comercio Exterior; paralelo 6/68; Universidad de Guayaquil, Ecuador

guido.povedabu@ug.edu.ec

Resumen
En este artículo se desarrolla el tema correspondiente a la economía y política entre Japón y Ecuador, considerando la importancia de las relaciones comerciales existentes. Dando a conocer que Japón es una potencia económica y cultural, un contribuyente activo a la estabilidad y prosperidad mundial. Su desarrollo económico tan acelerado es impresionante, cómo convierte sus crisis en luz y sabiduría. Un país que transformó las tragedias de Hiroshima y Nagasaki en esfuerzo para desarrollar una industria nuclear para la paz y el desarrollo. Un país que transformó el dolor del triple shock del Gran Terremoto del Este de Japón en una estrategia de recuperación ejemplar, donde tuvimos la oportunidad de apoyar. Tomado como modelo a seguir para el crecimiento de la economía del país, Ecuador. Con el propósito de mejorar aspectos económicos, social, entre otros.  De manera que ambas economías mejoren, debido a que es indiscutible el adelanto científico, cultural y económico.

Palabras Claves: Economía, potencia económica, estrategia, Japón.                                           
Abstract

In this article the theme of the economy and politics between Japan and Ecuador is developed, considering the importance of existing trade relations. Making Japan known as an economic and cultural power, an active contributor to world stability and prosperity. Its accelerated economic development is impressive, how it turns its crises into light and wisdom. A country that transformed the tragedies of Hiroshima and Nagasaki in an effort to develop a nuclear industry for peace and development. A country that transformed the pain of the triple shock of the Great East Japan Earthquake into an exemplary recovery strategy, where we had the opportunity to support. Taken as a model to follow for the growth of the country's economy, Ecuador. With the purpose of improving economic, social, among others. So that both economies improve, because the scientific, cultural and economic advance is indisputable.

Keywords: Economy, economic power, strategy, Japan.

Para citar este artículo puede uitlizar el siguiente formato:

Guido Poveda Burgos, Alexandra Guaiña Atupaña, Andrea Solórzano Lucero, María Gabriel Amaiquema Ronquillo, Johanna Quiroz Quiroz y María Fernanda Morales Castro (2017): “Análisis de la economía y política entre Japón y Ecuador”, Revista Observatorio Iberoamericano de la Economía y la Sociedad del Japón (septiembre 2017). En línea:
http://eumed.net/rev/japon/31/japon-ecuador-economia.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/japon-ecuador-economia


Introducción
La sociedad japonesa ha logrado tanto en tan poco tiempo a comparación de otros países que desean o anhelan una sociedad como la de Japón, muchas economías han tomado de guía, porque es imposible no mencionar lo que representa Japón para los demás países.
Aquella nación que se encontraba devastada pero que a pesar de la situación en la que se encontraba pudo salir adelante y convertirse en una de las economías más grandes del mundo lo cual no fue fácil, pero lograron el objetivo.
En la primera parte del documento se da a conocer acerca de lo que representa Japón como nación, su cultura, religión, gastronomía e idioma, su ubicación en el continente, seguida de una breve reseña de la historia con el objetivo de conocer más acerca de Japón también conocido como la tierra del sol naciente.
Japón
Es un país soberano insular del este de Asia, situado en el Océano Pacifico. Japón es un archipiélago de 6852 islas. El Área del Gran Tokio en la isla de Honshu, donde está la ciudad de Tokio, capital de facto de la nación, es la mayor área metropolitana del mundo, con más de treinta millones de residentes
Japón es desde hace varias décadas, una de las grandes potencias económicas mundiales6​ y en la actualidad es la tercera mayor economía de acuerdo a su PIB. Asimismo, es el cuarto mayor exportador e importador de mercancías. Aunque Japón renunció oficialmente a su derecho a declarar la guerra tras la Segunda Guerra Mundial, posee unas modernas fuerzas armadas y el quinto mayor presupuesto militar mundial​ para su autodefensa y el mantenimiento de la paz.
Es miembro de la Organización de las Naciones Unidas, el G8, el G4 y la APEC. Japón es el segundo país con la menor tasa de homicidios, solo por detrás de Singapur,​ las mujeres japonesas tienen la segunda mayor esperanza de vida​ y, según la ONU, el país presenta la tercera menor mortalidad infantil del mundo.

Idioma
Un gran porcentaje de la población del país (alrededor de 127 millones de personas), hablan el idioma japonés, que constituye actualmente el noveno idioma más hablado en el mundo, por lo que, al comprender el idioma, también se comprendería una gran parte de la cultura del país. Este idioma y sus dialectos locales están muy relacionados con las lenguas ryukyuenses, habladas en las Islas Ryukyu, al sur del país, y que conglomeran la familia de lenguas japónicas. Aun así, existen teorías que consideran al japonés como una lengua aislada o que está conectada con la familia de lenguas uralo-altaicas o con las lenguas austronesias del Pacífico.

El idioma japonés es una lengua aglutinante que posee un sistema de escritura complejo, con tres tipos de glifos: los caracteres chinos, llamados kanji y que fueron introducidos en el siglo V desde China; y dos silabarios: el hiragana y el katakana, creados en Japón en el siglo IX. También se utiliza el alfabeto latino pero en pocas ocasiones. También el idioma japonés ha brindado palabras para otros idiomas, ejemplos como sushi, karaoke, samurai, tsunami o kimono son de origen japonés y usados comúnmente en el idioma español.
Gastronomía
La gastronomía japonesa posee un largo pasado culinario que se ha desarrollado en una gastronomía sofisticada, refinada y especializada para cada estación. Es similar a la gastronomía china con respecto a los alimentos básicos o shushoku, que están basados en cinco alimentos ricos en carbohidratos: arroz, trigo, avena, frijol y mijo común. Los platos conocidos como okazu, tienen la función de dar sabor a la comida principal, y por lo general son salados.
Una comida japonesa estándar siempre consiste en una tasa de arroz japonés como shushoku, y de acompañamiento tsukemono, que es una tasa de sopa y una variedad de platos okazu como pescado, carne, vegetales, etc. También se tiene como costumbre nombrar las comidas dependiendo de la cantidad de okazu que acompañan al arroz y a la sopa. También cabe destacar que, como Japón es una isla-nación, se consume mucho marisco.

Vestimenta
En Japón se pueden encontrar dos tipos de vestimenta: la tradicional y la moderna. En el vestuario tradicional se destaca el kimono, que es una prenda llamativa larga usada por mujeres, hombres y niños en ocasiones especiales. Otras prendas utilizadas por los japoneses son: la yukata, que es un kimono ligero de verano; la hakama, una prenda ceremonial; el jinbei, prenda masculina ligera usada como pijama; y el junihitoe, una prenda femenina similar a un kimono y usada por las nobles.
Con respecto al vestuario moderno japonés, existen algunas tendencias como el ganguro, que es una moda femenina caracterizada por usar ropa de diseñadores, tener la piel bronceada y adoptar el uso excesivo de accesorios. Otra moda moderna en Japón es la moda lolita, que está inspirada en la moda victoriana infantil con elementos del Rococó y que ha tenido derivaciones de las subculturas góticas, punk, meido, etc. Curiosamente el uniforme escolar japonés se ha tomado como una variante especial del vestuario juvenil, que se encuentra muy plasmado en los medios de comunicación japoneses. Otra moda moderna que se inició en Japón es el cosplay, que consiste en disfrazarse de algún personaje que aparezca en algunos de los medios de comunicación de Japón: anime, manga, videojuegos, videos musicales, etc.

Religión
La mayoría de los japoneses no están afiliados a una religión en particular, a su vez ellos incorporan varias características de muchas religiones en su vida cotidiana y que dicho proceso es conocido como sincretismo, y por ende celebran festivales pertenecientes a diferentes religiones como el budismo, el cristianismo y el sintoísmo (religión shinto).
Una de las religiones más practicadas en Japón es el Shinto, que es a la vez la religión nativa de Japón y que es exclusiva de ese país, fue la única religión que existió antes de la llegada del budismo a Japón y marcó notablemente la mitología japonesa. Involucra una religión politeísta que se realiza en los templos shinto o jinja, que se basa en cuatro afirmaciones: tradición y familia, amor a la naturaleza, purificación y la celebración de las festividades tradicionales. No posee ningún canon o libro sagrado, y no es una religión que no está interesada en acrecentar su número de fieles, por ende, dicha religión no se ha extendido a nivel mundial. Fue una religión estatal desde la Era Meiji hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y en esa época proscribía otras religiones, sobre todo con el budismo japonés.
El budismo japonés es la religión practicada mayoritariamente en Japón, llegó al país proveniente de Corea en el siglo VI, aunque fue impulsado en Japón en el siglo posterior. Dentro de Japón comenzaron a surgir diversas escuelas y tendencias, a partir del budismo mahayana, sin embargo la tendencia que prosperó en Japón y que causó un impacto sobre la cultura japonesa es el budismo zen. Las ramas más practicadas en Japón en la actualidad son parte de zen, el Jodo Shinshu y el Jodo Shu, que son escuelas liberales pertenecientes a la rama del budismo de Tierra Pura y que no obligan a la vida monástica dentro de su culto; y el budismo nichiren. Cabe anotar que el budismo está muy compenetrado con el shinto y a veces ambas son consideradas como una sola creencia dentro de Japón.

Historia de Japón
Japón fue creado por la diosa sol, cuenta la leyenda, y de él descienden los emperadores, siendo el primero de ellos Jinmu, que ascendió al trono en el siglo VII a.C.
En el siglo V d.C. el clan llamado Yamato que estaba asentado en Kioto, introdujo la caligrafía china y el budismo en Japón, junto con otras costumbres a través de la península coreana o desde China directamente. En el siglo VIII, el mismo clan estableció una corte imperial similar a la del país chino; los emperadores eran los gobernantes oficiales, pero el verdadero poder residía en el shogun o dictadores militares (Nipponshi, 2013).
El primer contacto de Japón con Occidente se produjo a mediados del siglo XVI, cuando un barco portugués llegó a aguas japonesas. Pocos años después, los comerciantes portugueses, españoles, holandeses e ingleses llegaron al país y fundaron misiones cristianas. Los shogunes del período Tokugawa (1603-1867) comenzaron a desconfiar del cristianismo y de los portugueses, creyendo que su establecimiento serviría para una conquista militar europea. Para evitar que esto ocurriera decidieron prohibir todo comercio con países extranjeros, exceptuando los contactos con mercaderes chinos y permitiendo un único puesto comercial holandés en Nagasaki. Hasta mediados del siglo XIX no se retomaron las relaciones comerciales entre Occidente y el país nipón; este cambio se produjo cuando el comodoro Matthew Perry navegó con una flota estadounidense hasta la bahía de Tokio y forzó la apertura comercial de Japón con el Tratado de Kanagawa. Después de la apertura comercial se produjo una contienda que culminó en 1868 con la abolición del sistema shogun (Pullings, T., 2010).
El restablecimiento de relaciones comerciales con Occidente y la adopción de diversas instituciones occidentales, como son el sistema legal, las reformas económicas, sociales y militares, lograron una rápida transición de un país medieval a una potencia moderna.
Tal es así que a finales del siglo XIX, los japoneses comenzaron a tomar medidas para extender su imperio. Después de una breve guerra con China por el control sobre Corea (1894-1895) y otra guerra con Rusia originada por las ambiciones imperialistas de la Rusia Imperial y Japón en Manchuria y Corea (1904-1905), Japón anexionó Taiwán, Corea, la Isla Formosa y parte de Manchuria junto con otros territorios. Durante la Primera Guerra Mundial (1ª GM), se apoderó de los territorios alemanes ocupados en la provincia de Shandong en China, las islas Marianas, Carolinas, Marshall y Palaos. Más tarde el Tratado de Versalles4 le concedió a Japón un mandato sobre dichas islas (Giménez, I., 2015).
En la Conferencia de Washington de 1921-1922, Japón se comprometió a respetar la integridad nacional china, pero en 1931 invadió de nuevo Manchuria. A finales de 1936, el país nipón se unió al Eje 5. Un año después invadió China, dando origen así a la segunda guerra con China y que duró hasta el término de la 2ª GM. En diciembre de 1941 Japón atacó a Pearl Harbor, lo que hizo que el país norteamericano, que había visto extender el poder nipón en el Pacífico, le declarase la guerra. Sin embargo, a partir de 1942, los japoneses tuvieron que ir retrocediendo hasta llegar a su propio país. En septiembre de 1945, tras el lanzamiento por parte del ejército estadounidense de dos bombas nucleares sobre las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, el gobierno nipón admitió su derrota y se rindió formalmente (Brito, P., 2012).

La economía de la posguerra
De ser una gran potencia asiática a finales del siglo XIX, las empresas e infraestructuras japonesas fueron dañadas de forma considerable en la 2ª GM. No obstante, en pocos años Japón, desde finales de los años sesenta del pasado siglo, emergió de sus cenizas y comenzó a ganar una importante presencia en la economía mundial. Aunque China logró adelantar a Japón, para convertirse en la segunda mayor economía del mundo en el año 2010, fue Japón, mediante la adopción de un modelo económico basado en las exportaciones, el que sentó las bases para el crecimiento en Asia (Dawson, C. y Dean, J., 2011).
La recuperación económica del país nipón se debió, en parte, a los norteamericanos, que se mantuvieron en el país durante unos años y ofrecieron 2.000 millones de dólares en ayudas en forma de alimentos, fertilizantes, productos derivados del petróleo y materiales industriales (Cattaneo, V., 2003).
La ayuda externa y los factores internos favorables tales como la fuerte ética del trabajo, la estrecha cooperación entre el gobierno y la industria, el dominio de la tecnología y los reducidos gastos en defensa originados por la Cláusula de Paz6 , ayudaron al país a reconstruirse rápidamente.
Además, el crecimiento económico japonés se caracterizó por la existencia de una red de empresas única llamada keiretsu, que intentaban no hacerse competencia y trataban de ayudarse las unas a las otras, adoptando para ello pequeñas participaciones en empresas del grupo. De este modo se mejoró la eficiencia empresarial y la productividad (Reig, R., 2009).
A mediados de los años sesenta, Japón creció económicamente a pasos agigantados hasta convertirse en un líder económico mundial, impulsado por su exitosa industria del automóvil y de la electrónica, cuyos productos se convirtieron en sinónimo de calidad y durabilidad en todo el mundo. En esta década, gracias a las exportaciones, las tasas de crecimiento del PIB eran superiores al 10% anual (Gonzalez Fonseca, J., 2013).
En los años setenta estas tasas de crecimiento económico se redujeron, aunque seguían siendo en torno a un 5% anual, aunque con dos descensos importantes del PIB a principios y mediados de la década, debido a las fuertes perturbaciones financieras y energéticas que ocurrieron en la economía mundial (Pelegrín Solé, Á., 2008) (Vilariño, A).
En la década de los ochenta, se produjo una apreciación del yen, que provocó una pérdida de competitividad que hizo que las exportaciones disminuyeran y por lo tanto las tasas de crecimiento del PIB también disminuyeran, hasta situarse alrededor del 4%. En esa década Japón llegó a convertirse en la segunda potencia mundial del planeta, manteniendo esta posición hasta el año 2010.
En la actualidad, Japón es miembro de la Organización de Naciones Unidas (ONU 7), del G88, del G49 y del APEC 10 (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico). Económicamente es una de las mayores potencias mundiales, pero muy dependiente del sector exterior, ya que ocupa los primeros puestos mundiales entre los países importadores y exportadores, quinto puesto en ambos rankings según los últimos registros datados en 2014 por la CIA.
La desaceleración de la economía japonesa
Después de mantener un ritmo de crecimiento económico acelerado en la década de los sesenta, con tasas de crecimiento superiores al 10%, y un ritmo de crecimiento económico más moderado en las décadas de los setenta y ochenta, en torno al 5% y al 4% respectivamente, Japón sufrió un desplome en las tasas de crecimiento del PIB, que en promedio superaba escasamente el 1%, en la década de los 90. A la década de los noventa, debido a ese bajo crecimiento económico que se produjo, se le denomina la década perdida.
La situación económica japonesa comenzó a empeorar al inicio de la década de los noventa y, aunque se consiguió incentivar el crecimiento durante los años 1994-96, continuó su descenso hasta 1998  ̶ motivado en parte por la crisis asiática ̶  pasando en este período de unas cifras de crecimiento de un 7,1% en 1988 a un -2,0% en 1998. Durante el siguiente cuatrienio (1999-2002) el crecimiento se situó en valores cercanos a cero, excepción hecha de 2000 en que se creció un 2,3%. Es a partir de 2003 cuando el crecimiento se estabilizará en torno al 2% como analizaremos más adelante.
Las bajas tasas de crecimiento del PIB en la década de los noventa se debieron en parte al estallido de dos burbujas que fueron creándose simultáneamente, la burbuja inmobiliaria y la burbuja bursátil, alimentadas por los bajos tipos de interés imperantes en esa década. Por este motivo, cuando las autoridades económicas se dieron cuenta de que las burbujas que se habían ido creando eran insostenibles, se elevaron las tasas de interés para intentar frenar la especulación. Otra de las causas de esta desaceleración económica fue el aumento de la deuda pública como consecuencia del elevado gasto social de una población cada vez más envejecida
La expansión económica japonesa se detuvo por más de diez años, de 1992 a 2003, durante este tiempo el país experimentó un bajo crecimiento y un descenso continuo y generalizado de los precios.
Los efectos negativos de la crisis impulsaron el desempleo, el empeoramiento de las condiciones de vida de los japoneses, la disminución de los salarios, del consumo y de la inversión y la caída de las acciones en la Bolsa de valores rozando mínimos históricos junto con las quiebras de empresas y bancos (Rodríguez Asien, E., 2009).
Los problemas económicos también se manifestaron en los bancos. Teniendo en cuanta que los mismos tenían un papel importante en la industria, la quiebra de números compañías hizo que acumularan numerosos préstamos considerados incobrables. A esto se le unió una incorrecta gestión de los bancos, una supervisión deficiente y una falta de aplicación de las leyes contra la morosidad, lo que hizo que finalmente se necesitaran varios rescates gubernamentales (Bustelo, P., 2009).
Para que los bancos volvieran a poder realizar su labor de intermediación de fondos, la solución pasaba por eliminar los activos tóxicos de los bancos, como obligó el ex-primer ministro Junichiro Koizumi, de esta forma las entidades financieras volverían a tener la capacidad de conceder crédito a las empresas con buenas unas perspectivas de futuro.
Economía japonesa
Japón es la tercera economía más grande del mundo, después de Estados Unidos y China La dependencia de las exportaciones. Esta vulnerabilidad ha sido visible en los últimos años, cuando la economía japonesa ha experimentado episodios de recesión provocados por la desaceleración económica mundial. Los desastres naturales han agravado esta tendencia. En 2016, el crecimiento se mantuvo débil (+0,5%), impulsado sobre todo por el consumo y el comercio exterior. Esta dinámica debiera prolongarse en 2017 de la mano de exportaciones fuertes y el consumo en los hogares.
En 2016, los límites de las "Abenomics", las reformas económicas del primer ministro Shinzo Abe, se hicieron visibles. A pesar de un plan de reactivación presupuestaria, la flexibilización monetaria y una reforma estructural, el crecimiento siguió siendo bajo y la deuda pública muy elevada (240% del PIB). En agosto de 2016, el gobierno introdujo un nuevo plan de reactivación, pero los riesgos de deflación limitan su potencial. El Banco de Japón (BOJ) sin embargo aplicó tasas de interés negativas en enero de 2016.
A finales del año, el BOJ postergó de un año, es decir para 2018, el objetivo de 2% de inflación. En 2016, la tasa de inflación fue ligeramente negativa. Además, el déficit público permaneció alto, con el alza del gasto social. Un alza del IVA, prevista para 2018, fue postergada para 2019 a pesar de la insuficiencia de los ingresos públicos. El gobierno busca alcanzar un superávit primario de aquí a 2020. Esto no parece ser realista, porque los gastos de salud aumentan y Japón debe organizar los Juegos Olímpicos en 2020. Tras su aumento, la tasa de desempleo bajó a 3% en 2016. Sin embargo, los sueldos no crecen lo suficiente, sobre todo porque las empresas se resisten a redistribuir sus ganancias. Además, la inversión privada no es suficiente, a pesar de contar con condiciones favorables. En julio de 2016, el partido del primer ministro Shinzo Abe consolidó su poder ganando ampliamente las elecciones senatoriales. No obstante, Shinzo Abe debe gestionar la abdicación del emperador Akihito, que desaprueba sus posiciones nacionalistas. Por otra parte, Japón buscó acelerar la implementación de reformas estructurales en 2016, sobre todo en el sector agrícola. Más aún, se ha puesto el acento en la ratificación del Acuerdo Transpacífico (TPP). Este acuerdo de libre comercio busca armonizar las normas y reducir los aranceles para contrarrestar la influencia de China. Sin embargo, el futuro del TPP es incierto, ya que Donald Trump decidió retirar a Estados Unidos de esta asociación tras su elección en enero de 2017. Además, Trump solicita al gobierno japonés que asuma una parte de los costos relacionados con la presencia de fuerzas americanas en Japón. Esto implica un riesgo geopolítico para Japón. Para 2017, Japón debiera verse beneficiado por una mejor salud económica de sus socios comerciales. Asimismo, el objetivo comercial de recibir 20 millones de turistas cada año de aquí a 2020 podría ser alcanzado con mayor rapidez, en especial gracias a los visitantes chinos.
A futuro, la consolidación presupuestaria se mantendrá como un tema clave para el país, que intenta mantener su deuda bajo control. El envejecimiento de la población y las tensiones políticas con China y Corea del Sur son temas que Japón también deberá resolver en los próximos años.

Principales sectores de la economía
Sector primario
El sector primario representó un 1,1% del PIB en el año 2016 y ocupaba a un 3,6% de la población activa a cierre de dicho año, unas 2,3 millones de personas. Es uno de los importadores más importantes de trigo, maíz y carnes, así como de soja, junto a China y Estados Unidos. La isla de Hokkaido, al norte, es la zona más agrícola del país. Se estima que la mayor parte de las personas que trabajan en este sector lo hacen sólo a tiempo parcial, en pequeñas parcelas, y obteniendo ingresos complementarios de otras fuentes.
 El sector se encuentra muy envejecido, con una media de edad del agricultor superior a los sesenta años. La producción está atomizada, con una media de área por explotación que no alcanza las dos hectáreas. Las influyentes cooperativas agrícolas se muestran con frecuencia contrarias a los intentos de liberalización del mercado con argumentos de conservación del medio natural, protección de la agricultura tradicional japonesa y seguridad de abastecimiento.
 Durante las últimas décadas Japón ha eliminado algunas barreras que limitaban el acceso a sus mercados agrícolas. Aun así la protección es elevada en productos básicos considerados sensibles, como es el caso del arroz, las verduras y frutas. Los controles sanitarios son muy estrictos y persisten problemas técnicos referidos a la legislación sobre aditivos alimentarios y barreras fitosanitarias para frutas y hortalizas.
En el caso de la silvicultura destaca el fuerte incremento en la demanda de madera, de la que la producción local sólo cubre un 30%. En consecuencia, Japón importa grandes cantidades de madera, principalmente de los Estados Unidos, el Sudeste Asiático y Nueva Zelanda. La industria pesquera japonesa es una de las más importantes del mundo. Según el informe de 2016 de pesca y acuicultura de la FAO, la pesca japonesa representa el 4,5% del total mundial, y el 2,5% si se incluye también la cría de especies acuáticas.
 Las estimaciones de producción total pesquera, incluyendo ambas categorías, son de 4,6 millones de toneladas de Japón y de casi 183 millones de toneladas mundiales. Después de dos años en tendencia negativa, las importaciones de pescado aumentaron un 2,4% en 2015 y creciendo un 7% en 2016. Representan un 1,8% del total de las importaciones y más de la mitad del consumo de pescado del país.
Japón ha sido históricamente el primer importador mundial de productos marinos. La actividad minera es muy reducida. Se explotan, a muy pequeña escala, yacimientos de carbón, cobre, cinc, oro, plata y plomo. Japón importa el petróleo, gas natural y una gran parte del carbón que consume. En 2016, las importaciones de combustibles minerales representaron el 18,3% del valor total de las importaciones. Este porcentaje ha descendido tras varios años de incremento —los posteriores al desastre de Fukushima—, pasando del 32,3% en 2014 al 23,3% en 2015.

Sector secundario
 Industria
El sector secundario aportó el 26,2% del PIB en el año 2016, dando empleo al 25,7% de la población ocupada a cierre de dicho año. Su fortaleza radica en su desarrollo tecnológico y el tamaño de algunas de sus empresas. Las compañías japonesas mantienen una cuota de mercado considerable en los mercados mundiales, pero se ven limitadas en su expansión por la competitividad vía precio de otros países.
 La industria busca por tanto posicionarse en el segmento en el que la innovación tecnológica y la alta calidad marcan la diferencia competitiva. Tradicionalmente los llamados keiretsu dominaban el tejido industrial de Japón. Son grupos empresariales con participaciones accionariales cruzadas, atribución mutua de miembros del 6 Consejo de Administración, etc. Entre los grupos más destacados se incluyen algunos como Mitsubishi, Mitsui, Sumitomo o Marubeni.
Los automóviles continúan siendo la principal partida de exportación y una de las bases del sector industrial. En 2016 la producción de turismos en Japón alcanzó los 8,5 millones de unidades. Si se añaden camiones y otros vehículos, la producción automovilística en Japón se aproxima a los 10 millones de unidades (un 1% menos que en 2015), de los cuales se exportaron 4,6 millones de vehículos, (datos de Japan Automobile Manufacturers Association). Hay varias empresas de automoción japonesas entre las primeras del mundo: Toyota, Renault Nissan, Honda, Suzuki, Mazda, Mitsubishi, Subaru e Isuzu. Una gran parte de la producción se encuentra localizada en otros países.
Industria electrónica
 Japón es líder mundial en productos electrónicos y cuenta con empresas como Sony, Casio, Mitsubishi Electric, Panasonic, Canon, Fujitsu, Nikon o Yamaha. Es también uno de los líderes mundiales en tecnologías de la información y comunicación. Algunas de las empresas japonesas más importantes en este sector son Fujitsu, NEC, Unisys, Toshiba o TI.
 La siderurgia japonesa está transformándose en una industria intensiva en tecnología e innovación, con una orientación hacia productos sofisticados de mayor valor añadido.
Maquinaria eléctrica, máquina herramienta y robótica
Japón ocupó en 2015 (datos del World Machine-Tool Output Consumption Survey) el segundo puesto mundial en cuanto a la producción de máquina-herramienta, solo por detrás de China, con un valor de 13.489,5 millones US$. En 1971 se fundó la asociación japonesa de robótica. El gobierno japonés tomó en 2015 la iniciativa de crear dentro del Ministerio de Economía, Comercio e Industria un departamento específico para la robótica, con el objetivo de estandarizar el uso de la tecnología en el ámbito nacional y apoyar el uso proactivo de la robótica en la industria japonesa. La industria robótica japonesa cuenta con aplicaciones tanto industriales, sector del que es líder global, como domésticas.
Industria química
 Las tendencias apuntan hacia la diversificación vertical y a la elaboración de productos más complejos, de mayor valor añadido. Por otro lado, existe una fuerte inversión en I+D, en el campo de fabricación de componentes y materiales para los sectores de alta tecnología (electrónica, automóvil, aeroespacial, medicina). Pueden citarse como ejemplo los “plásticos tecnológicos” y las resinas de alta resistencia, cuya demanda ha experimentado un notable aumento. Son igualmente importantes las industrias de biotecnología y las farmacéuticas.
Industria alimentaria
 La industria de alimentos, tabaco y bebidas japonesa constituye uno de los principales sectores manufactureros. Hay numerosas empresas que compiten para ganar cuota en este mercado de 126,8 millones de habitantes. La presencia de productos importados se hace cada vez más fuerte. En el sector de bebidas alcohólicas hay grandes fabricantes nacionales de sake (licor de arroz) y cerveza. La producción de vino en Japón es escasa.
Sector terciario
 Servicios
 El sector terciario aportó el 72,7% del PIB en el año 2016, dando empleo al 70,7% de la población activa a cierre de dicho año. Los principales servicios incluyen los financieros (banca y seguros), distribución comercial, transportes y telecomunicaciones. Japón cuenta con algunas de las mayores empresas del mundo en el sector servicios: Mitsubishi UFJ, NTT, Sumitomo Mitsui Financial, Mizuho Financial, Softbank, KDDI, Seven &I Holdings, AEON, Marubeni, Japan Railways, etc.
Las grandes empresas del sector servicios en Japón no están tan internacionalizadas como las industriales.
 Comercio
 Las grandes empresas de trading (sogo - shosha) desempeñan un papel importante.  Se caracterizan por desarrollar negocios de distinta índole. Promueven el comercio exterior de diversos productos y actúan como promotoras de grandes proyectos de inversión e infraestructuras tanto en el país como en el exterior. Entre los principales inversores japoneses en el extranjero se encuentran algunas de las mayores empresas de trading como Mitsubishi Corp., Marubeni Corp., Mitsui, Sumitomo Corp., Itochu Corp, Toyota Tsusho y Sojitz.
 Estas compañías ofrecen asistencia financiera a sus filiales, a las empresas del mismo grupo industrial (keiretsu) y a las empresas asociadas. Asimismo, se ocupan de organizar proyectos en el seno del grupo, de inversiones y del establecimiento de joint ventures y filiales en el extranjero. Por otra parte, hay medianas empresas de trading que se especializan en determinadas gamas de productos.
 En el comercio mayorista y minorista, predominan las pequeñas empresas, muchas de las cuales son familiares.  Sin embargo, el mercado evoluciona hacia la apertura de grandes almacenes y la creación de grandes superficies especializadas. Destaca, asimismo, el éxito de los centros comerciales integrados (venta de bienes de consumo y de servicios) y de los convenience stores (tiendas abiertas todos los días con horarios muy amplios).
La tendencia a abrir grandes superficies, muchas de ellas con capital extranjero y con técnicas de distribución distintas a las japonesas, es uno de los factores de cambio del sistema de distribución japonés. Sin embargo, algunas de las cadenas extranjeras que han tratado de entrar en el mercado finalmente se han retirado por no haber logrado los resultados esperados, quizá debido a la singularidad del comportamiento de los consumidores japoneses (compras diarias en pequeñas cantidades, preferencia por los productos de alta calidad y con buena presentación, etc.).
Servicios financieros
 El sector financiero, en especial los bancos, experimentaron un intenso proceso de reestructuración debido a la profunda crisis sufrida en la segunda mitad de los años noventa. Tuvieron lugar diversas fusiones de las que surgieron algunos de los mayores bancos del mundo. De las mega-fusiones nacieron tres instituciones de gran tamaño, aunque no son las únicas que operan en el mercado: Bank of Tokyo - Mitsubishi UFJ, Mizuho Corporate Bank (Daiichi Kangyo, Fuji e Industrial Bank) y Sumitomo-Mitsui Banking Corporation.
Los cambios propiciaron la entrada, a través de alianzas estratégicas, de algunas instituciones financieras extranjeras, especialmente de fondos de inversión. La crisis financiera internacional posterior a 2008 afectó limitadamente a los bancos japoneses, que en general mantienen una estructura saneada y están bien capitalizados. Su mayor fortaleza, en comparación con instituciones bancarias occidentales contagiadas por la crisis subprime, fomentó una estrategia expansiva.
Situación económica
Evolución de las principales variables
La situación económica se encuentra fuertemente determinada por la aplicación de la estrategia puesta en marcha por el gobierno a su llegada al poder en 2012, conocida como "Abenomics", cuyo análisis requiere una breve referencia al contexto histórico en el que se formuló.
 Tras los excelentes resultados de los años 1970s y 1980s, la economía japonesa experimentó en el periodo 1990-2009 un crecimiento muy lento y una preocupante deflación. El PIB se contrajo en cuatro ejercicios naturales y el IPC fue negativo en ocho de ellos (datos FMI). A pesar de los frecuentes estímulos fiscales y monetarios, el crecimiento anual medio del PIB en términos reales en esas dos décadas fue de sólo el 0,9%, frente al 2,9% de Estados Unidos o el 1,4% de Alemania. Una vez superados los peores efectos de la crisis financiera internacional, la 9 recuperación registrada por la economía japonesa en 2010 fue notable.
 Sin embargo, los desastres de 2011 sumieron de nuevo al país en una recesión, de la que comenzó a recuperarse de manera intermitente en 2012. A su llegada al poder, el Primer Ministro Abe presentó una estrategia agresiva destinada a revertir definitivamente la situación de estancamiento y convertir a Japón en "el mejor país mundial para los negocios".
Se identificaron tres ejes de actuación ("flechas", en la terminología del gobierno) que permitirían alcanzar un crecimiento real del 2% i) una política monetaria fuertemente expansiva con un objetivo de inflación del 2% ii) una política fiscal suficientemente flexible como para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2020 y, simultáneamente, utilizar estímulos fiscales en caso necesario; iii) un ambicioso paquete de reformas estructurales destinadas a mejorar la tasa de crecimiento potencial. Coyuntura económica Los resultados obtenidos hasta el momento han sido variables. Su análisis por ejercicios fiscales (1 de abril a 31 de marzo) muestra que el crecimiento real del PIB fue del -0,4% en 2014, y del 1,3% en 2015. El negativo comportamiento del PIB real en el ejercicio fiscal 2014 respondió en gran medida al incremento del tipo del impuesto sobre el consumo, del 5% al 8%, efectivo a partir del 1 abril de dicho año.
En 2015 el crecimiento nominal fue del 2,8%, el mejor dato registrado desde 1995. Por años naturales, el crecimiento real del PIB fue del 0,3% en 2014, del 1,2% en 2015 y del 1,0% en 2016. El comportamiento del crecimiento real en los últimos trimestres (ajustado estacionalmente) ha sido positivo: en tasa anualizada, en enero-marzo de 2016 fue del 2,8%, en abril-junio del 1,8%, en julio-septiembre del 1,3% y en octubre-diciembre del 1,2%. En cuanto a las previsiones para los próximos ejercicios fiscales, el Banco de Japón (BoJ) estimó en enero de 2017 que el aumento real del PIB será del 1,3% en 2017, 1,1% en 2018 y 0,9% en 2019. Por años naturales, según la edición de enero de 2017 del World Economic Outlook del FMI, alcanzará el 0,9% en 2016 y el 0,8% en 2017.
El OECD Interim Economic Outlook publicado en marzo de 2017 revisó al alza sus previsiones, cifrándolas para 2017 y 2018 en el 1,2% y el 0,8%. En enero de 2017 la tasa interanual de inflación medida a través del índice de precios al consumo (CPI) fue del 0,4%. El CPI core (definición que excluye los precios de los alimentos frescos y que el Banco de Japón utiliza como referencia) fue del 0,1% y, si se toma como indicador el CPI core (que excluye los alimentos, a excepción de las bebidas alcohólicas, y la energía), del 0,2%.
 En enero de 2017 el BOJ revisó a la baja su previsión para el año fiscal en curso estimando el CPI core en el -0,2%, mantuvo la de 2017 en el 1,5% y reconfirmó que no será posible alcanzar el objetivo del 2% inflación en el ejercicio fiscal 2018, para el que su estimación es del 1,7%. La tasa de desempleo se situó en enero de 2017 en el 3% (ajustada estacionalmente).
Esta cifra está muy cerca del pleno empleo si bien, en comparación con otros países desarrollados, el sistema empresarial y de relaciones laborales en Japón hace que en realidad exista un cierto sobre-empleo en actividades de no muy alto valor añadido. En cualquier caso, el ratio de ofertas efectivas de trabajo respecto a los demandantes de empleo fue de aproximadamente 1,4.
 En el año 2016, las importaciones de mercancías se redujeron un -15,9% con respecto al año anterior mientras que las exportaciones lo hicieron un -7,4%, registrándose un saldo positivo de 4.070,2 millardos de yenes. En el primer mes de 2017, las importaciones aumentaron un 8,51% con respecto al mismo mes del año 2016, mientas que las exportaciones lo hicieron un 1,32%, registrándose un saldo negativo de 1.097,9 millardos de yenes.
Comercio exterior de bienes y servicios
Contrariamente a lo que venía siendo tradicional en las tres décadas anteriores, Japón comenzó a registrar déficit comercial en 2011, alcanzando éste su máximo histórico en 2014.
El cambio en el saldo de la balanza de mercancías se explica fundamentalmente por la necesidad de importar combustibles fósiles tras el parón nuclear de 2011. En ese momento, la energía nuclear suponía el 28% del energy mix en Japón.
En 2015 el déficit de la balanza comercial se redujo en un 78%. En 2016, el saldo fue positivo, alcanzando los 4.070 millardos de yenes
Política de Japón
Después de la Segunda Guerra Mundial, con base en una reflexión y arrepentimiento profundos, Japón se comprometió a no acudir jamás al recurso de la guerra. Durante setenta años Japón ha seguido firmemente el principio de ser una nación pacifista ha estado haciendo grandes esfuerzos no solamente para lograr la reconstrucción y el desarrollo del país, sino también para la consecución de la paz y la estabilidad de la comunidad internacional, enfocándose especialmente en el progreso de los países en vías de desarrollo.
En la actualidad, Japón enfrenta el envejecimiento de su población, combinado con una baja tasa de natalidad, así como la reconstrucción del país después del Gran Terremoto del Este del Japón, del 11 de marzo de 2011. Son retos que muchos otros países están enfrentando o que van a enfrentar en el futuro cercano. En este sentido, Japón desea adelantarse proactivamente a esta situación y formular las propuestas para afrontarla; es nuestro deseo ser líderes proactivos en la solución de los retos comunes de la sociedad contemporánea. En el 2016, Japón será el organizador de la Cumbre del G7 que se llevará a cabo en Asesina, y asimismo será miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. En este contexto, Japón irá proponiendo políticas económicas, sociales, medioambientales, etc., con el deseo de convertirse en punto de referencia.
A diferencia de numerosos sistemas políticos occidentales como el británico, que han existido en su forma vigente desde hace siglos, el sistema político japonés se constituyó recientemente, ya que surge tras la derrota de Japón en la 2ª Guerra Mundial y su posterior ocupación por los EEUU.
La Constitución nipona fue elaborada bajo la ocupación aliada en cuestión de días y desde su aprobación, en 1947, apenas ha sufrido modificaciones. Es un documento antimilitarista basado en tres principios que son la soberanía del pueblo, el respeto de los derechos humanos fundamentales y la renuncia a la guerra. Inicialmente prohibía el mantenimiento de las fuerzas armadas, aunque posteriormente se permitió un rearme limitado como fuerzas de defensa. La Constitución japonesa establece la independencia de los tres poderes políticos: legislativo, ejecutivo y judicial (Negre, M., 2014).
El Gobierno de Japón es una monarquía constitucional basada en un sistema de democracia parlamentaria. El jefe del estado es el Emperador, pero su poder se ha visto reducido considerablemente desde la derrota del país en la 2ª GM. El actual Emperador es Akihito y su papel es únicamente simbólico ya que no tiene poderes relacionados con el Gobierno (Departamento de Estado de los EEUU, 2014).
Al poder legislativo japonés se le llama Kokkai o Dieta y es una estructura bicameral. La Dieta es el parlamento nacional japonés, es el órgano supremo del poder político y único órgano del Estado con poder legislativo. En general, las decisiones se toman por mayoría de votos, pero se requiere una mayoría de dos tercios en casos especiales. Comprende la cámara de representantes (la cámara baja, en japonés llamado Shugi-in) que cuenta con 480 escaños y la cámara de consejeros (la cámara alta, en japonés Sangi-in) que cuenta con 242 escaños.
El poder ejecutivo reside en el gabinete del Gobierno, dirigido por el Primer Ministro, que es el líder del partido mayoritario, el cual permanece en el poder durante cuatro años hasta las siguientes elecciones. Sin embargo, rara vez un Primer Ministro sirve durante todo su mandato, dada la dificultad que suelen encontrar para llevar adelante sus programas de gobierno. Esto ha generado lógicamente una creciente inestabilidad política. El Primer Ministro debe ser miembro de la Dieta y designado por ésta.
Existen varios partidos políticos en Japón; en diciembre de 2012, el Partido Democrático de Japón perdió su mayoría parlamentaria y fue sustituido por una coalición formada por el Partido Liberal Democrático y el Nuevo Komeito. Como resultado de la nueva composición de la Dieta, tras las últimas elecciones, Shinzo Abe fue designado como Primer Ministro.
El Tribunal Supremo es el tribunal de mayor importancia y poder del país. El presidente del Tribunal Supremo, tras ser designado por el Consejo de Ministros, es nombrado por el Emperador. Desde finales del siglo XIX, el sistema judicial japonés se ha basado en gran medida en el derecho civil europeo, en particular en el de Francia y en el de Alemania (Domingo, R., 2003).
Principales fuerzas políticas y su presencia en las instituciones
 La Constitución japonesa fue promulgada el 3 de mayo de 1947. Japón es una monarquía constitucional con un Parlamento bicameral (Dieta o Kokai). El Jefe de Estado es el Emperador Akihito (desde el 7 de enero de 1989), símbolo del Estado y de su unidad. Por su parte las elecciones generales, en las que se renuevan la totalidad de los escaños de la Cámara Baja o de Representantes, tienen lugar cada cuatro años.
 Las elecciones a la Cámara Alta, también llamada de Consejeros o Senado, se celebran cada tres años y en cada convocatoria se renuevan, de modo alterno, la mitad de sus miembros.
El Partido Liberal Demócrata (PLD), conservador centrista, ha dominado tradicionalmente el poder político, destacando como excepciones el periodo comprendido entre agosto de 1993 y enero de 1996 y su derrota en las elecciones a la Cámara Baja de agosto de 2009. En estas últimas, el Partido Democrático de Japón (PDJ), formación de centroizquierda fundada en 1998 como coalición de partidos, obtuvo la mayoría absoluta.
 En las elecciones generales de diciembre de 2012, el PLD obtuvo una amplia mayoría (294 de los 480 escaños en la Cámara Baja) con gran diferencia respecto al resto de partidos. Su líder, Shinzo Abe, volvió a ocupar (por segunda vez) el puesto de Primer Ministro, en coalición con la formación Nuevo Komeito.
El 14 de diciembre de 2014 se celebraron elecciones anticipadas, tras darse a conocer los datos económicos oficiales del tercer trimestre del año y hacerse público que el país había entrado en recesión.
El Primer Ministro Abe presentó estas elecciones como una consulta implícita sobre su estrategia de política económica. El PLD obtuvo de nuevo la mayoría, 291 escaños, a los que hay que añadir los obtenidos por Komeito, por lo que la coalición sumaba 326 de los 475 totales.
Las principales competencias económicas recaen en las siguientes autoridades y entidades públicas japonesas:
METI (Ministerio de Economía, Comercio e Industria), responsable de la definición de la política de cooperación económica con terceros países y de la política energética e industrial. MOF (Ministerio de Finanzas) Cabinet Office (Ministerio de Estado de Política Económica y Fiscal) JETRO (Japan External Trade Organization) JBIC (Banco japonés de Cooperación Internacional) La normativa comercial relativa a sectores específicos es competencia, asimismo, del MAFF (Ministerio de Agricultura, Bosques y Pesca) y del MHLW (Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar).

Relación entre Ecuador y Japón
Ecuador está en un proceso de trabajo e innovación respecto al cambio de la matriz productiva, energética, comunicacional y tecnológica. Teniendo pertinencias en sus exportaciones hacia Japón en lo que respecta a frutas, alimentos y otros. La economía   de Japón ocupa el tercer lugar más grande a nivel mundial, tiendo en cuenta que en los últimos dos años, ha tenido un crecimiento económico de 0,6  en el año 2015, y 0,8 en lo que va del año 2016. Los japoneses son muy exigentes y valoran mucho en lo que respecta a la información de las mercancías que se vayan a importar.
La tercera economía más grande del mundo se expandió a una tasa anualizada de 2.4% en los primeros tres meses del año 2015, superando la mediana pronosticada de un alza de 1.5% y un crecimiento revisado entre octubre y diciembre de 1.1% de este mismo año.  Japón es uno de los países de mayor importación de bienes de consumo a nivel mundial, ya que, en su mercado, los alimentos son los más importantes, seguido de productos como moda y su distribución, fármacos, equipos de energía renovable entre otros.
Entre las Exportaciones e importación que tiene Ecuador y Japón suman una cantidad de 600 millones de dólares.  Las importaciones de Japón respecto a los bienes de consumos son considerados uno de los mayores e importantes en este país.
Ecuador, para poder promover productos al mercado Japonés ha realizado en cuanto a los bienes de consumo,  ofrecer  productos de  valor agregado y excelente calidad que puede ser de gran interés para este mercado. Siendo está, una manera de poder potencializar las exportaciones a este país, ya que es uno de los mercados más importantes a nivel mundial.   
El mercado Japonés, tiene como perspectivas comerciales, crear asentamientos que sean constante para así promover productos.

Apertura comercial
Japón fue el quinto importador mundial, con una cuota de importaciones del 3,9% en 2015 según datos de Naciones Unidas, tan solo superado por Estados Unidos (14,4%), China (10,5%), Alemania (6,6%) y Reino Unido (3,9%).
La escasa apertura comercial de Japón fue, en su día, el resultado de su modelo de desarrollo económico e industrial y su tardía aproximación a la conclusión de acuerdos liberalizadores del comercio con otros países.
El peso relativo de las exportaciones de bienes sobre el PIB es de aproximadamente el 13,2% en 2016. El Gobierno se ha fijado el objetivo de que el 70% del comercio exterior de Japón se realice al amparo de tratados de libre comercio.
El crecimiento de las exportaciones ha sido menor de lo esperado, y su evolución fue incluso negativa en 2016. Los expertos apuntan a un amplio abanico de causas para explicar este fenómeno. Entre ellas, la atonía de algunos de sus principales mercados de destino. Otro de los factores fundamentales parece ser la deslocalización de muchas empresas japonesas, que han trasladado sus centros de producción a terceros mercados.
Principales socios comerciales
En el año 2016, las exportaciones se han dirigido principalmente a Estados Unidos (20,19%), China (17,65%), Corea del Sur (7,17%), Taiwán (6,09%), Hong Kong (5,21%), Tailandia (4,25%), Singapur (3,08%), Alemania (2,74%), Australia (2,19%) y Reino Unido (2,12%).
Entre sus principales clientes, el único incremento en las ventas durante 2016 fue el relativo a Reino Unido (14,14%), habiéndose registrado descensos en las cifras de exportación a Hong Kong (-13,80%), Tailandia (-12,13%) y Singapur (-28,87%).

En 2016, los principales mercados de origen de las importaciones japonesas fueron, de nuevo, China (25,79%), Estados Unidos (11,08%), Australia (5,01%), Corea del Sur (4,12%), Taiwán (3,78%), Alemania (3,63%), Tailandia (3,32%) Arabia Saudita (3,22%), Indonesia (3,00%) y Malasia (2.86%).
En 2016, las importaciones de los diez proveedores más importantes de Japón disminuyeron en todos los casos. Las que más se redujeron fueron las procedentes de Arabia Saudita (-29,92%), Malasia (-27,58%) y Australia (-21,43%).

Ecuador
Situada en América del Sur, tiene una superficie de 256.370 Km2, con una población de 16.385.000 personas, se encuentra en la posición 70 de la tabla de población, compuesta por 196 países y presenta una moderada densidad de población, 64 habitantes por Km2.
Su capital es Quito y su moneda Dólares USA. Ecuador es la economía número 62 por volumen de PIB. Su deuda pública en 2015 fue de 20.410 millones de euros, con una deuda del 22,61% del PIB . La última tasa de variación anual del IPC publicada en Ecuador es de junio de 2017 y fue del 0,6%.
El PIB per cápita es un muy buen indicador del nivel de vida y en el caso de Ecuador, en 2015, fue de 5.593 dólares, con lo que ocupa el puesto 89 de la tabla, así pues sus ciudadanos tienen, según este parámetro, un nivel de vida muy bajo en relación al resto de los 196 países del ranking de PIB per cápita.
El crecimiento económico en Ecuador se ha enfrentado a diversas dificultades. La reducción en la tasa de paro y en la inflación ha ido acompañadas de un empeoramiento en las condiciones laborales y una débil demanda interna, que ha contribuido también a contraer las importaciones. Al mismo tiempo, los ajustes fiscales han obligado a reducir el gasto público, principalmente en inversiones de capital. Respecto del sector externo, esta situación no ha impedido una mejora de las exportaciones, incluidas las petrolíferas, y como consecuencia de la balanza comercial. Por su parte, la financiación externa aumenta, debido a la inversión y la deuda externa

Bibliografía

AKARI. (s.f.). Obtenido de http://www.arteyculturadejapon.com/
Banco central del Ecuador . (Mayo de 2015). Banco central del Ecuador, Instituto Nacional de Estadística y Censos . Obtenido de https://contenido.bce.fin.ec/documentos/Estadisticas/SectorReal/Previsiones/IndCoyuntura/
CifrasEconomicas/cie201505.pdf
Banco Central del Ecuador. (24 de 04 de 2017). Camara de comercio de Guayaquil. Obtenido de http://www.lacamara.org/website/wp-content/uploads/2017/03/REG-1.5.1-1-IPE-184-PIB-2016-y-Proyecciones-2017.pdf
Expansión. (junio de 2017). datosmacro.com. Obtenido de http://www.datosmacro.com/paises/ecuador
ICEX. (Marzo de 2017). Obtenido de http://www.comercio.gob.es/tmpDocsCanalPais/A5DF894E693E416E212B39842444E791.pdf
Trade portal. (Junio de 2017). Santander. Obtenido de https://es.portal.santandertrade.com/analizar-mercados/japon/politica-y-economia


Recibido: Septiembre de 2017 Aceptado: Septiembre de 2017 Publicado: Septiembre de 2017

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